El remate de la campaña electoral cumple con el guión previsto por el Estado capitalista para tratar de llevar a la mayor parte de la población y principalmente a los trabajadores a las urnas. La inversión hasta ahora derramada en este objetivo durante varios meses rebasa con mucho las precedentes y la burguesía espera que con su esfuerzo consiga repetir el éxito obtenido en el año 2000 cuando logró la mayor votación de que se tenga memoria en México donde, por años, el sistema de partido único desalentaba esta “participación ciudadana”. La clase dominante, como en todos los países, se está ocupando a fondo para mantener viva la ilusión de que por medio del voto, los trabajadores metamorfoseados en ciudadanos, frente a la urna, en la más completa soledad y el aislamiento más lastimoso pueden revertir la crisis económica, pueden solucionar el problema del desempleo, pueden de un plumazo aumentar los salarios y, en general, mejorar sustancialmente sus condiciones de vida y las de su familia. Y luego, al término del sexenio, recordarles que hay que renovar el voto y que si no resultaron sus expectativas como las imaginaron en cada ocasión que han votado es porque tal vez se equivocaron de candidato o este último los traicionó, o no lo dejaron actuar los otros partidos, o hay causas externas, o ¡cualquier barbaridad que se pueda “argumentar”! Pero, nos dicen, no hay de otra, la única alternativa es votar de nuevo y encumbrar al nuevo político que transformará, ahora sí, la situación de miseria que viven cotidianamente; el cuento de nunca acabar, el truco es casi perfecto, la participación democrática, mediante el voto, valida cualquier actuación de los gobiernos así elegidos.
En la recta final la burguesía ha logrado polarizar la campaña alrededor de dos alternativas: izquierda o derecha; los medios de difusión están cargados de referencias y debates que giran alrededor de estas opciones tratando de fijar la idea en el pensamiento de los potenciales votantes, incluso cada bando cuenta ya con promotores del voto útil para impedir que triunfe la derecha en un caso o por el otro para evitar que el peligro de la izquierda populista se apodere del poder. Es indicativo, cómo en los diversos medios los pretenciosos periodistas se devanan histéricamente los sesos para “demostrar” las bondades de su candidato y los peligros del adversario.
Es claro que esta diferenciación tiene el propósito de animar a los trabajadores para que se enganchen al juego electoral identificándose de un lado o de otro. Incluso la propia burguesía recurre a sus viejos mitos para animar el voto, haciendo ver el “peligro” que representa la derecha (en particular por el radicalismo del Yunque), postulando así el mal menor. Pero para los trabajadores no hay diferencia entre un verdugo u otro, ambas opciones representan los intereses del capital y sus colores y discursos en apariencia tan disímiles sólo tienen la función de desorientar a la clase trabajadora, se trata de una división del trabajo para ofrecer “diversas alternativas”. Cualquier equipo de gobierno que se encargue de la dirección del Estado capitalista aplicará los planes económicos que requiere la burguesía, cualquier gobierno del tinte que sea tomará las medidas necesarias para impedir que la lucha de la clase obrera se desarrolle, sólo variarán los tintes de las justificaciones como ya lo hemos visto infinidad de ocasiones en todos los países del mundo.
A la clase obrera, se le dice, que le conviene elegir gobiernos de “izquierda” pues defenderían sus intereses frente a los capitalistas, sin embargo, se cuidan de no mencionar el largo rosario de experiencias dolorosas que los trabajadores han sufrido cuando han confiado de manera ingenua en este tipo de lobos con piel de oveja; por no mencionar más que los casos más recientes y conocidos tenemos al gobierno de Lula en Brasil que se estrenó intensificando los ataques económicos contra las condiciones de vida de los asalariados bajo la cubierta de que “la transformación requiere trabajar más duro”; o también a la recién electa presidente M. Bachelet en Chile quien ya dio muestra, recientemente de su capacidad de represión contra las expresiones de luchas reivindicativas (ver artículo en este RM).
La burguesía permanentemente cuenta con organismos de monitoreo para conocer la situación social y, en particular, para recabar información constantemente actualizada sobre su enemigo de clase, el proletariado, sus preocupaciones principales, los niveles de descontento, etc. En este sentido, siempre que estructura una campaña electoral donde la “izquierda” es una opción, lo que está haciendo es proponerle una salida fraudulenta a sus anhelos de cambio.
La “alternativa” de izquierda entonces tiene la función de canalizar el descontento y la combatividad latente de los trabajadores hacia las urnas, diluyendo su potencia como clase en la atomización más impotente que existe cuando como “ciudadano”, armado con un bolígrafo, vota y espera que los personajes políticos de la burguesía mejoren su situación. El tema actualmente es el de cambiar la política económica en beneficio de las mayorías, hacer un gobierno diferente de la derecha. De hecho, no se trata de un tema de moda precisamente, ya la burguesía ha sacado muy buenos dividendos políticos de esta “alternativa de izquierda” por lo menos en los últimos veinte años. El llamado movimiento democratizador contra el sistema de partido único ha tenido el mérito de mantener enganchadas a las masas de trabajadores a la ilusión de que sus precariedades terminarán cuando logren un gobierno que defienda sus intereses. Hablamos en este caso del uso que se hace en la campaña de la posibilidad de que la izquierda llegue al gobierno, un señuelo que le funciona al Estado de la clase dominante para llevar agua a su molino.
No pretendemos en este momento pronunciarnos sobre la tendencia dominante de la orientación política de la burguesía mexicana, no obstante lo que es evidente es que la clase dominante en la región busca colocar un equipo de gobierno que le posibilite, poder enfrentar la crisis económica adecuadamente, refuncionalizando las estrategias para impulsar el proceso de acumulación, y que significa establecer un esquema político que le permita cargar la crisis a los trabajadores, limitando la posibilidad de una explosión de descontento, y aunque es algo en lo que la burguesía muestra una disposición, es evidente que hay un choque continuo de intereses económicos y políticos dentro de la burguesía que le impide llevar un proceso electoral “ordenado”. Es por ello que, con gobierno de derecha o de izquierda, la pugna de la burguesía tenderá no sólo a permanecer, sino a agudizarse, intentando, otra vez como ahora lo hacen con las elecciones, arrastrar como carne de cañón a los trabajadores en apoyo de alguna de las fracciones burguesas.
Es fundamental que los trabajadores reflexionen el papel mistificador que tiene el proceso electoral, pero no sólo este proceso electoral (el de México 2006), sino este mecanismo como parte de la democracia que da sustento al capitalismo, es decir que no basta con llamar a no votar, es fundamental entender que las elecciones no son sino una gran trampa para atrapar a los trabajadores.
RR/20 de junio del 2006
Desde el 7 de febrero, asistimos a las manifestaciones de París y provincia. Pero es desde el 4 de marzo que pudimos ser parte activa en el movimiento asistiendo a la reunión de la “coordinación nacional”. Después intervenimos en las asambleas generales masivas (AG) en todas las facultades y apreciamos que la cuestión de la solidaridad estaba en el centro de las discusiones, rasgo principal de la dinámica actual en las luchas obreras en todos los países.
Frente a las manipulaciones difundidas por la burguesía internacional, nuestra tarea consistió en luchar contra el silencio y la mentira, publicando en Internet, en trece idiomas, volantes y artículos para restablecer la VERDAD. En todos los países, los medios no dejaron de difundir con profusión la confrontación violenta entre los “alborotadores” y los CRS [policía antidisturbios]. En ningún país, se ha hecho mención de las asambleas generales masivas (AG), de la riqueza de los debates que allí se desarrollaron, de la búsqueda permanente de solidaridad.
Gracias a la prensa revolucionarias, principalmente de la CCI, en muchos países se pudo difundir la verdad y romper el cerco a los estudiantes en lucha, a través de ese cerco se intentó establecer un «cordón sanitario» para aislarlos, conducirlos a la derrota y entregarlos atados de pies y manos a la represión.
Llevando una fuerte lucha contra este bloqueo informativo y llamando a la solidaridad con los hijos de la clase obrera, la CCI ha cumplido plenamente sus responsabilidades.
Gracias al espíritu de apertura de los estudiantes, la CCI pudo intervenir en las AG en París y después en otras universidades. En cuanto nos presentamos como trabajadores y padres de estudiantes en solidaridad con el movimiento, hemos sido recibidos con entusiasmo siendo los mismos estudiantes quienes nos han propuesto tomar la palabra en las AG para aportar nuestra experiencia e “ideas” en tanto que obreros. Nuestras propuestas concretas fueron sometidas a votación y adoptadas (aún cuando los saboteadores sindicales e izquierdistas desarrollaron todas suerte de maniobras para, mantener el control y para hacerlas desaparecer “discretamente” ahogándolas en una multitudes proposiciones de acciones puntuales, no obstante, los estudiantes desbarataron estas maniobras), en la facultad de Censier, por ejemplo, propusimos a la AG tomar a cargo inmediatamente la extensión directa de la lucha hacia los trabajadores asalariados difundiendo masivamente un volante en las estaciones de los suburbios parisinos; en Toulouse y Tours propusimos actos similares.
Las “ideas” que la CCI siempre ha puesto por delante desde hace más de un cuarto del siglo, fueron puestas en práctica enviando delegaciones masivas hacia las empresas más cercanas (principalmente en estaciones de trenes como en Rennes, Aix o París). Por todas partes los estudiantes entendieron muy rápidamente que “si permanecemos aislados, nos lo van hacer tragar todo crudo” (expresión de un estudiante de París-Censier).
Fue gracias a esta dinámica de extensión del movimiento a toda la clase obrera, nacida de la apertura de las AG, que el movimiento ha podido hacer que la burguesía dé marcha atrás.
Una propuesta que hicimos y que también fue considerada, consistía en organizar AG comunes entre estudiantes y personal de las universidades. Sin embargo, el sector magisterial nacional aun presentaba resabios de la derrota del 2003 y no estaba a la altura para unirse masivamente a los estudiantes y asumirse como vanguardia del movimiento, sólo una pequeña minoría apoyó a los estudiantes. Y es necesario reconocer que a pesar de nuestras reducidas fuerzas los maestros más solidarios y convencidos de la necesidad de la extensión de lucha (sin esperar las instrucciones de los sindicatos) eran esencialmente militantes de la CCI.
Fue muy evidente que en cuanto nuestras proposiciones empezaron a tener eco, y nuestros camaradas fueron identificados como militantes de la CCI, los sindicatos e izquierdistas hicieron circular toda clase de rumores para inocular el veneno de la desconfianza, y para tomar el control de la situación, sobre todo para impedir a los elementos en busca de una perspectiva revolucionaria acercarse a las posiciones de la corriente de la Izquierda Comunista
Allí donde nos presentamos como miembros de la CCI, pudimos asistir a la maniobra clásica de su sabotaje, en Toulouse-Rangueil (donde se constituyó la «coordinación nacional»), al principio del movimiento, se nos ha prohibido la palabra por el del presidium controlado por trotskistas de la Juventud Comunista Revolucionaria (organización de la LCR).
Por el contrario, en la facultad del Mirail, la intervención de un maestro militante de la CCI ha sido recibida con mucho entusiasmo, a demanda de los propios estudiantes, él pudo hacer una exposición del movimiento de mayo del 68 y transmitir así nuestro análisis sobre su significación histórica.
El 4 de marzo, la CCI estuvo en la entrada de la reunión de la «coordinación nacional» en París. Dicha reunión después de dos horas de debates, terminó votando el principio para permitir entrar en la sala a los “observadores exteriores” pero sin derecho de palabra.
No obstante, frente a estas maniobras que apuntan encerrar las AG y prohibirnos la palabra, numerosas discusiones tuvieron lugar entre los estudiantes esencialmente los no sindicalizados y sin filiación a ninguna organización política logrando hacer fracasar las maniobras de sabotaje de la UNEF[sindicato estudiantil] y de los izquierdistas. En la facultad de París-Censier, se decidió dar la palabra a «elementos externos», y abrir la AG a los trabajadores venidos a aportar su solidaridad. Así es como pudimos intervenir el 8 de marzo en la reunión de “coordinación” de la región parisina, defendiendo la necesidad de ampliar la lucha yendo a buscar la solidaridad de trabajadores en las empresas (principalmente ferrocarriles, hospitales y el correo).
Los «líderes» de la «coordinación nacional» (infiltrada por la «izquierda plural», desde el Partido Socialista hasta los trotskistas, quienes consideran a los estudiantes “presas” y a las universidades sus cotos de caza) maniobraron para sabotear esta dinámica de apertura. En Lyon, en la víspera de la suspensión oficial del CPE, el 8 y 9 de abril ¡No pudiendo impedir la entrada a la sala a los militantes de la CCI bajo pena de desacreditarse aún más, lograron hacer votar nuevamente la negativa del derecho de voz a los «observadores exteriores»!. Esta asamblea (por demás más, sin ningún mandato claro de sus facultades) fue un verdadero fiasco, durante dos días, los especialistas del sabotaje se pasaron todo el tiempo en hacer votar ¡sobre cómo y qué se debía votar! Muchos estudiantes salieron hastiados de esta reunión y se dirigieron de nuevo hacia nuestras orientaciones, haciendo prueba de gran madurez, coraje e inteligencia, votando mayoritariamente el levantamiento del bloqueo de las facultades después de la suspensión del CPE para no caer en la trampa de las «acciones-comando» del todo o nada de los “radicales” y evitar el pudrimiento del movimiento en la violencia.
Esencialmente en las manifestaciones pudimos distribuir masivamente nuestras publicaciones. Estando presentes en universidades y manifestaciones fuimos bien recibidos por estudiantes, obreros y jubilados. El 18 de marzo, se nos acercaron para testimoniarnos su simpatía y preguntarnos si podían pegar nuestros volantes en los resguardos de autobuses, otros nos tomaron volantes que querían distribuir a su alrededor, así, como fotografiar o filmar nuestras publicaciones. Algunos nos han dicho: “cuando uno ve sus publicaciones en todos estos idiomas, es formidable; es obvio que ustedes son los únicos verdaderos internacionalistas” Algunos vinieron a agradecernos el apoyo de la CCI a los estudiantes «haciendo saber nuestro movimiento, nuestras AG, en otros países” enfrentando las mentiras pregonadas por medios burgueses.
Es justamente esta simpatía de los estudiantes lo que impidió a los bonzos estalinistas y a la “vigilancia” sindicalista que pudieran atacarnos abiertamente.
Nunca, en toda la historia de la CCI, nuestra intervención había tenido semejante impacto. Nunca habíamos tenido tantas discusiones con tantos manifestantes de todas las generaciones, y principalmente entre las generaciones jóvenes en busca de una perspectiva histórica.
La simpatía recibida de parte de muchísimos estudiantes y obreros es para nosotros un estímulo para seguir nuestra actividad con mayor determinación. Si hoy podemos sacar un balance muy positivo de nuestra intervención en el movimiento contra el CPE, de ningún modo es para glorificarnos. Es porque la apertura de las nuevas generaciones a las ideas revolucionarias está revelando la maduración de la conciencia en el seno de la clase obrera.
De igual manera que nuestra intervención ha contribuido a reforzar la confianza de las jóvenes generaciones en sus propias fuerzas, el entusiasmo que ello causó no puede más que contribuir a reforzar todavía nuestra confianza en las potencialidades históricas de la clase obrera.
A pesar de las ilusiones democráticas, sindicalistas y reformistas que pesan aun muy fuertemente en la conciencia de las jóvenes generaciones, su espíritu de apertura a las ideas revolucionarias, su voluntad para proseguir la reflexión y el debate es reveladora de la gran madurez y la profundidad de este movimiento. De la capacidad de revolucionarios para hacer madurar esta reflexión dependerá el futuro de la sociedad humana.
CCI/ 22-junio-2006
Ante la agudización de la crisis y la acentuación de los ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores, se han visto importantes respuestas. Presentamos a continuación dos ejemplos de luchas en España y Bangladesh, llevadas a cabo en los últimos meses, ambos son experiencias que los trabajadores de todo el mundo deben retomar.
De la misma manera en que los medios de información masiva ocultaron el movimiento de los estudiantes contra el CPE en Francia, esos servidores de la burguesía guardaron casi total silencio sobre el movimiento de los trabajadores de metal en Vigo, iniciado el mes de mayo pasado.
La huelga masiva en Vigo estalló como respuesta a la nueva Reforma Laboral que firmó el gobierno, patrones y sindicatos. Esta nueva Reforma que supuestamente se establece para “luchar contra la inseguridad en el trabajo”, lo que ha hecho realmente es aumentar la inseguridad facilitando los despidos y proponiendo eventualidad fija de 2 años en el trabajo. Ante ello el coraje de los trabajadores se ha expresado y con ello se evidencia que la lucha contra los ataques a las condiciones de vida y trabajo no es la “lucha” que proponen los sindicatos, ni aún los más “radicales”. La lucha verdaderamente eficaz es la lucha directa de los obreros, las huelgas que nacen de su decisión colectiva y en contra de las consignas sindicales, son esas huelgas las que hay que apoyar y extender y es así como se puede reunir la fuerza necesaria e ir forjando la conciencia para oponerse realmente al Capital.
La huelga del metal en Vigo fue masiva y se dio como forma de organización la Asamblea General en plena calle que, por decisión de los trabajadores, estaba abierta a todo aquel que quisiera dar su opinión, expresar su apoyo o plantear sus problemas o quejas. Más de 10,000 trabajadores se reunieron diariamente para organizar la lucha, decidir acciones a tomar, ver a qué empresas dirigirse para pedir la solidaridad de otros trabajadores, escuchar qué se dice de la huelga en la radio, en los comentarios de la gente etc.
Es significativo que los obreros de Vigo hayan desarrollado el mismo método que los estudiantes de Francia en su reciente movimiento. Es también significativo que en 2006 los obreros de Vigo recuperen la práctica de la gran huelga de 1972 en la que se celebraban diariamente Asambleas Generales de Ciudad. Esto muestra que la clase obrera es una clase internacional e histórica, en ello reside su fuerza.
Desde el principio, los obreros se plantearon ganar la solidaridad de los demás trabajadores. En los astilleros, de forma unánime, los obreros se pusieron en huelga solidaria desde el 4 de mayo. Desde el punto de vista de la clase obrera es la mejor respuesta, porque la sociedad que aspira a instaurar el proletariado y permitirá a la humanidad salir del atolladero del capitalismo se basa en la solidaridad, en la comunidad humana mundial.
El día 5 de mayo, unos 15,000 obreros del metal rodearon la fábrica Citroen para intentar convencer a sus compañeros de que se unieran a la huelga. El martes 9, hubo paros en Citroen y otras empresas grandes. Como en 1972, la solidaridad y la extensión de la lucha fue lo dominante en la huelga general de todo Vigo hizo retroceder la mano asesina de la dictadura franquista. También aquí vemos repetir esa experiencia.
El 8 de mayo cuando tras la Asamblea unos 10,000 obreros se dirigían a la estación de ferrocarril con objeto de informar a los viajeros, la policía les atacó por todos los lados con una violencia inaudita. Los obreros se dispersaron en pequeños grupos que fueron acorralados y atacados sin piedad por las fuerzas policiales. Hubo numerosos heridos y 13 detenidos.
Esta represión dice mucho de lo que es la llamada “democracia” y sus bellas palabras sobre la “negociación”, la “libertad de manifestación”, la “representación de todos”. Pero esta trampa perseguía una finalidad política: encerrar a los obreros en una pelea agotadora con las fuerzas represivas, empujarles a reemplazar las acciones masivas (manifestaciones y asambleas generales) por la dispersión en enfrentamientos con la fuerza pública. Busca entramparles en batallas campales en inferioridad de condiciones que tienen el efecto de hacerles perder la simpatía de los demás trabajadores y desmoralizarlos. Es una política que también siguió el gobierno francés con el movimiento de estudiantes.
Es significativo que los medios de “información” de circulación nacional que habían guardado un escrupuloso silencio sobre la lucha y sobre todo, sobre las Asambleas, las manifestaciones masivas y la solidaridad, dieran todo el bombo posible a los choques violentos del día 8. El mensaje que quieren que traguemos es muy claro: “sí quieres hacerte notar y que te hagan caso realiza choques violentos”. Es el capital el primer interesado en que los obreros se encierren y agoten en una dinámica de enfrentamientos estériles.
Los principales sindicatos: CCOO, UGT y CIG, como instrumentos del capital todo el tiempo buscaron controlar la huelga y así carcomerla desde dentro. Fueron ellos los quienes se opusieron al envío de delegaciones masivas a las otras empresas y aunque no lo pudieron impedir “ofrecieron” a cambio llamar a una huelga general del metal el 11 de mayo. Pero los obreros no esperaron y, sobre todo, no aceptaron el método sindicalista de parar un día D siguiendo las órdenes sindicales. Desarrollaron el método genuinamente obrero: el envío de delegaciones masivas, el contacto directo con los demás obreros, la acción colectiva y masiva.
El 9 de mayo 10,000 trabajadores marcharon pidiendo la liberación de sus compañeros detenidos logrando su objetivo. El 10 de mayo, tras 20 horas de negociaciones, el sindicalismo logró un preacuerdo que significa una puñalada trapera a los trabajadores, pues a cambio de algunas migajas, las reivindicaciones esenciales fueron escamoteadas. Un sector amplio de trabajadores manifestó su indignación y la votación se postergó. De esta maniobra hay que sacar una clara lección: NO SE PUEDE DEJAR LAS NEGOCIACIONES EN MANOS DE LOS SINDICATOS. LAS NEGOCIACIONES DEBEN SER TOTALMENTE ASUMIDAS POR LA ASAMBLEA. Ésta debe nombrar la comisión negociadora y hacer que todos los días rinda cuentas ante ella.
Ante la agudización de la crisis, los trabajadores deben luchar, recobrando las experiencias como la de Vigo, y la de los estudiantes de Francia, teniendo claro que los métodos sindicales llevan a la desmoralización y la impotencia, impidiendo la manifestación real de la fuerza y la unidad que la clase necesita.
Después de huelgas aisladas en diferentes fábricas, el 20 de mayo cerca de 1000 trabajadores de la fábrica FS Sweater en Sripur, en los suburbios de Dhaka, la capital, iniciaron una protesta demandando incremento de salarios y la liberación de unos compañeros que habían sido arrestados dos días antes por participar en las movilizaciones. Los patrones de la compañía encerraron a los trabajadores en la fábrica, cortaron el suministro de agua y llamaron a la policía que los golpeó y les disparó. Los que pudieron saltaron las bardas para escapar de la fábrica y se reunieron apoyados por miles de trabajadores del barrio para bloquear la carretera cercana a la fábrica y hacer una marcha por sus demandas y contra la represión. Esta marcha fue rechazada por contingentes más amplios de la policía que de nuevo golpearon y dispararon contra los manifestantes. Todo esto fue el detonador de amplias movilizaciones que se extendieron rápidamente a diferentes ciudades alrededor de Dhaka.
Así, cerca de 1.8 millones de trabajadores del vestido concentrados en áreas industriales alrededor de la capital se lanzaron a huelgas salvajes y masivas simultáneas que tomaron proporciones de una rebelión proletaria masiva. En el periodo del 20 al 24 de mayo cuando la rebelión de trabajadores del vestido llegaba a la cima, los trabajadores de casi 4000 fábricas pararon el trabajo. Estos trabajadores, y otros de los suburbios industriales, se manifestaron repetidamente y bloquearon las carreteras que conectan los suburbios con Dhaka, y a ésta con otras ciudades. De frente a esta rebelión masiva, la burguesía contestó con la represión masiva. En la primera semana, según cifras oficiales, al menos tres trabajadores fueron asesinados por arma de fuego, 3000 resultaron heridos y varios miles fueron encarcelados. Los trabajadores en huelga se enfrentaron y ahuyentaron a las fuerzas policíacas y paramilitares desplegadas para sofocar el movimiento. Aunque para mayo 26 la burguesía había logrado disminuir la cólera de la rebelión con el despliegue masivo de las fuerzas paramilitares y con la ayuda de los sindicatos, la rebelión continuó hasta el 7 de junio. Los trabajadores de diferentes zonas de proceso de exportación y de áreas industriales continuaron lanzándose a huelgas salvajes y manifestaciones mientras la mayoría de las fábricas de ropa permanecían cerradas.
El sector textil emplea a 1.8 millones de trabajadores. Los trabajadores del vestido constituyen el 40% del total de la fuerza de trabajo industrial de Bangladesh. El salario mínimo, que no ha cambiado desde 1994 a pesar de que los precios de los productos de primera necesidad se han triplicado en los últimos 12 años, es equivalente a 14 dólares mensuales. Y es aún menos en la mitad de las fábricas. Pero los salarios de hambre no son la única expresión de la explotación brutal que sufren esos trabajadores. Hace unos años, la semana laboral se extendió legalmente a 72 horas; el día de trabajo frecuentemente es de alrededor de 16 horas. No hay tiempo de descanso semanal en el sector del vestido. No hay días festivos con descanso ni vacaciones anuales. Se han incrementado las muertes por accidentes de trabajo e incluso ha habido trabajadores golpeados y asesinados por los patrones o agentes de éstos, por eso las demandas iniciales de los trabajadores eran por aumento salarial, pago de horas extra, descanso obligatorio semanal, vacaciones y días festivos con descanso. Más tarde se añadieron el alto a la represión y la liberación de los detenidos.
No conocemos claramente el tipo de autorganización y de coordinación desarrollada por los trabajadores que protagonizaron esta rebelión, pero sabemos que en lugar de dispersarse, los trabajadores fueron de fábrica en fábrica a llamar a sus compañeros a solidarizarse con ellos. Lo que unió a los trabajadores a lo largo de muchas ciudades alrededor de Dhaka y en la misma capital fue el odio contra la explotación brutal, la represión diaria y las últimas atrocidades de la policía.
Una de las principales debilidades políticas de la burguesía en Bangladesh es la fragilidad de su aparato democrático y, como consecuencia, la fragilidad de las mistificaciones democráticas. Debido a esta debilidad, la burguesía no ha sido capaz de establecer un aparato sindical, especialmente en la industria del vestido. Esta debilidad permitió a los trabajadores desarrollar su rebelión y darle tal amplitud en varios días. Pero una vez que la burguesía se dio cuenta de la gravedad de la situación, ordenó la ocupación de la ciudad por el ejército y las ‘centrales sindicales’ que pertenecen a diferentes bandas políticas burguesas, aunque no tenían presencia en la industria del vestido, fueron llevadas a que juntas, como ‘coordinación de sindicatos’, redactaran una lista de demandas ‘amenazando’ irse a huelga el 12 de junio si esas demandas no eran atendidas”.
El gobierno pidió a la asociación de patrones y a la recientemente formada ‘coordinación de sindicatos’ reunirse. La reunión fue anunciada profusamente por los medios masivos a los largo del país. El 23 de mayo el Ministro de trabajo declaró que la patronal había acordado solucionar todas las demandas y los sindicatos proclamaron el regreso al trabajo. La falta de desarrollo de los trabajadores en su organización les impidió ver la trampa montada por sus enemigos. La burguesía se plantearía a partir de entonces la necesidad de los sindicatos para controlar a los trabajadores por lo que introdujo entre las demandas la de los “derechos de los sindicatos”: “si hubiera habido sindicatos en las fábricas…la situación no se habría tornado tan violenta”(New Age, 3-06-06).
No hay duda de que la rebelión de los trabajadores del vestido ha sido la lucha más grande y más militante de la historia de la clase trabajadora en Bangladesh, fueron capaces de desarrollar su lucha con coraje de frente a la violenta represión. Esto expresa una gran determinación y deseo de luchar. Por ser este movimiento manifestación del desarrollo de la combatividad obrera la burguesía mundial no lo divulgó.
La experiencia de Bangladesh muestra que la ausencia física de los sindicatos no es suficiente para el desarrollo de las luchas, es muy importante poseer la habilidad para rechazar concientemente a estos agentes de la burguesía. Aún más importante es la capacidad de desarrollar la autoorganización. En ausencia de autoorganización la rebelión en algunos momentos tomó el carácter de revuelta interclasista. Algunas de las debilidades de esta lucha son expresión de falta de experiencia de la clase trabajadora en Bangladesh, por eso es necesaria la apropiación de las experiencias de todo el movimiento proletario a nivel mundial. Es responsabilidad de los revolucionarios contribuir con el desarrollo de la conciencia de los trabajadores sobre su identidad de clase y sobre su responsabilidad histórica: la revolución comunista que es la única que puede poner fin a la brutal explotación de la clase trabajadora no sólo en Bangladesh, sino en todo el mundo.
RM/ junio-2006.
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El 1 de mayo de este año el nuevo gobierno boliviano de “izquierda” de Evo Morales, cuya formación política proviene de sus funciones como sindicalista de los cocaleros y cuya adhesión al Movimiento al Socialismo (MAS) lo han catapultado a la presidencia en medio de una convulsa situación política, anunció pomposamente la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. Esta medida tomada por Evo Morales es una de las promesas de campaña del MAS. Este tipo de medidas cobraron viabilidad política a partir de las protestas de 2003 y las cuales motivaron la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Estas medidas junto al “decreto de aumento salarial” son temas de discusión en la clase obrera y sus minorías en búsqueda. En el marco apretado de este artículo tomaremos posición al respecto denunciando el carácter burgués de las medidas de Evo Morales y de la naturaleza antiobrera de las mismas.
La nacionalización de los hidrocarburos es presentada a la clase obrera de Bolivia y del resto del mundo como una “conquista”, como una “acto soberano” (Chirac y Lula) y el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, respaldó la nacionalización comparándola con “la recuperación de un bien robado”. El mensaje que toda la burguesía y sus corifeos intenta machacar es que habría un “beneficio” para los explotados de Bolivia y que el control de los hidrocarburos por el Estado burgués boliviano redundaría en “mejoras a las condiciones de vida” del proletariado de la región…¡mentiras crueles!
En México se han nacionalizado los ferrocarriles, el teléfono, la electricidad, el petróleo y hasta los bancos (en 1981)1 y los trabajadores siguen tan explotados como en cualquier otro sector de la economía. Las nacionalizaciones son medidas de capitalismo de Estado, sobre todo ahí donde la penuria de capital es más extrema. No es pues casual que las nacionalizaciones sean un fenómeno de los países “en vías de desarrollo”. La burguesía de estas débiles economías encuentra en las nacionalizaciones una “respuesta” para controlar ramas de la producción. Sin embargo, estas medidas han revelado su ineficacia y su absurdez desde el punto de vista económico burgués. Las nacionalizaciones son poco redituables en el largo plazo ya que la “sanción del mercado” es contrarrestada por el “Estado protector” y aunque asegura su posicionamiento en el mercado, no puede sostenerse por mucho tiempo, la carga de la competencia, agudizada con la crisis, pone al desnudo que el cambio de propiedad ni genera mejoras para los trabajadores, ni logra romper las secuelas y causas de la crisis.
La nacionalización no significa, ni ha significado en la historia, un paso adelante para los trabajadores. La experiencia de Rusia lo demuestra y cientos de ejemplos más en el continente lo confirman: las nacionalizaciones no han liberado en ningún lado a la clase obrera de la explotación asalariada. A lo sumo, jurídicamente han pasado de un “patrón privado” a un patrón despersonalizado por la estructura estatal.
La Izquierda Comunista Francesa, hace una aportación importante a resaltar para entender estas medidas realizadas por el capital: “... no está determinado por la posesión privada de los medios de producción –lo que en realidad no es mas que una forma, propia de un periodo dado del capitalismo, el capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor (…) Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo (…) La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía”2.
Bolivia está catalogado hoy como el país sudamericano más pobre, la miseria campea y el hambre amenaza con azotar bastas regiones. Las dificultades de la burguesía para “gestionar” esta crisis, enmarcadas en congénitas debilidades políticas, ocasionaron hace poco una situación social caótica. Evo Morales surgió de ese caos como una “esperanza”. La burguesía boliviana ha encontrado en él la personalidad para empujar un programa “de izquierda” que le ayude a gobernar. Sus propuestas de “nacionalización de hidrocarburos” contienen una renegociación de contratos ya establecidos con empresas internacionales (Rapsol, Petrobras, etc.) en mejores condiciones para el Estado boliviano, más ahora que los precios de los energéticos están a la alza a diferencia de hace 10 años. Hay que recordar que para la burguesía boliviana era fundamental “recuperar” el terreno en esta materia. Además, el discurso de la nacionalización contiene un potente somnífero social: hacer creer a los trabajadores que son “dueños de las riquezas”, y genera la ilusión de que habrá beneficios inmediatos para los proletarios, amordazando la conciencia obrera... la burguesía sabe bien que las ilusiones son un antídoto efectivo para adormecer las fuerzas de la clase trabajadora, por eso la llegada de Evo Morales es un respiro para la burguesía, no para el proletariado.
El aumento salarial otorgado“por decreto” por Evo Morales, tanto para trabajadores del sector público como privado, es pintado por izquierda e izquierdistas como “un ejemplo” del carácter “obrero” del gobierno de Morales. La clase obrera en México ya conoce los “beneficios” de tales medidas, a principios de los 80 el presidente José López Portillo “decretó” un 30 % de aumento salarial (al mismo tiempo que la nacionalización de la banca) el cual no recuperó el poder adquisitivo ya perdido de antemano y dicho aumento del 30% se hizo añicos en tres meses bajo los efectos de una inflación galopante. El aumento decretado por Evo Morales ha sido del 13.63 % en el salario mínimo, el cual se ubicó en 500 bolivianos, es decir, casi los 62 dólares mensuales. Este anuncio fue hecho el 1 de mayo para darle todavía una connotación aún “más proletaria”. Así, el mínimo pasó de 440 a 500 bolivianos, aunque la misma Central Obrera Boliviana (COB) que se caracteriza (como todos los sindicatos) por su carácter antiobrero, considera necesario para recuperar la degradación del salario, un aumento de 1,500 bolivianos, después de todo, este incremento se da después de 7 años sin aumentos salariales, en pocas palabras, no se recupera ni siquiera el poder adquisitivo perdido…¡Vaya con los defiende obreros!
Con este “incremento” el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, proclamó “la muerte del neoliberalismo y el inicio de la economía social de mercado”3, este mismo señor promotor de un Estado “con preferencia hacia el trabajador”, no tuvo empacho en admitir que un aumento del 50% “hubiera implicado el tener que pedir limosna del exterior”…y de nuevo la misma promesa: ¡cuando los dividendos de los hidrocarburos lleguen, habrá beneficios para todos! El cinismo supera las expectativas cuando estos señores proclaman: “¡Nunca más una economía sin dignidad maltratando los derechos de los trabajadores!” (Ídem). Durante los últimos tres años los salarios estuvieron prácticamente congelados, por eso el verdadero objetivo de este aumento no es mejorar el nivel de vida de los trabajadores, sino calmar la ira social.
En abril pasado Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales firmaron la creación de un pacto económico y político llamado “Alternativa Bolivariana para las Américas” (ALBA) en una clara oposición a los acuerdos de libre comercio impulsados por EUA en Latinoamérica. Fidel Castro perdió, con la desaparición de la URSS, a su socio comercial y a su padrino ideológico. Sólo le quedó su postura “antinorteamericana”4 que ha encajado a las mil maravillas con los intereses de la fracción burguesa de Chávez en Venezuela. Sin embargo, ambos parten de situaciones diferentes. Mientras que Cuba busca aliados que le ayuden a sacar la nariz del atolladero económico, Venezuela trata de jugar un papel de “dirigente regional”, es decir, Venezuela trata de desplazar a Brasil y a Argentina para asumir el “mando” en la región. Las actuales ganancias del petróleo han permitido a la burguesía venezolana el ofrecer préstamos a cambio de fidelidades políticas.
En este marco ha surgido Evo Morales, con una plataforma ideológica que también viene a “encajar” en el discurso “bolivariano” y se aferra a las promesas de préstamo de Chávez como el ahogado que se aferra a un tronco. El lenguaje “antiamericano” de Evo Morales no llega, por supuesto, hasta la exigencia de expulsar las bases militares de EUA en ese país (“mientras respeten la Constitución, ¡se quedan!”). Sin embargo, su postura “anti-gringa” sí le permite correr a Europa, inmediatamente después de las elecciones, para empezar a pedir préstamos y “colaboración económica”. En sus giras por Europa la consigna de Evo era “pasar de las protestas a las propuestas” lo cual pone en evidencia, por si alguien tenía dudas, del estrecho marco burgués en el que se mueve el MAS y Evo Morales.
El presidente de EUA, George W. Bush, declaró recientemente que la alianza de Bolivia y Venezuela representaba una “erosión para la democracia”. Para Evo Morales esa alianza es un “eje del bien”. Para la clase obrera está claro que ALBA, Mercosur o ALCA son proyectos que reflejan los intereses de unas burguesías contra otras, para el proletariado ninguno de esos proyectos encarnan una solución a su situación de explotación y miseria.
Dan, 2-junio-2006
Notas
1 El Presidente López Portillo los nacionalizó bajo la consigna “¡México ha sido saqueado, no nos volverán a saquear!” achacando todos la causa de la crisis económica de principio de los 80 a la “voracidad de los banqueros”. En los 90 los bancos no sólo se “reprivatizan” sino que el mercado financiero se abre a todos los bancos extranjeros. El lenguaje patriotero de la burguesía se hace añicos ante la necesidad de “atraer inversiones”.
2 “La experiencia rusa”, Internationalisme no. 10, Izquierda Comunista de Francia, 1946. Revista Internacional No. 61.
3 [email protected] [6]
4 El izquierdismo ha hecho una “identificación” entre EUA e imperialismo, lo cual es una mentira que oculta el carácter igualmente imperialista del resto de países del mundo. Ver RM 89 “Guevarismo: una ideología contrarrevolucionaria”.
En los primeros días de mayo y hasta cumplido casi un mes, estudiantes de secundaria apoyados por universitarios suspendieron labores en protesta contra el cobro de exámenes y contra la ley de educación (LOCE) que limita los recursos a las escuelas públicas e impulsa mediante subsidios estatales a las escuelas privadas.
Estas acciones exponen aristas diversas: por un lado, deja ver que la crisis que domina al conjunto del sistema conduce a que el capital de manera inmediata cargue sobre los trabajadores sus efectos, de manera que el “ejemplo” que la burguesía en América Latina hace de la economía chilena, no es sino una trampa más con la cual pretende seducir a los trabajadores para aceptar amistosamente el incremento de los niveles de explotación. Debemos anotar que, el hecho de limitar económicamente a las escuelas públicas, significa de manera directa la disminución de las posibilidades de que los trabajadores y sus hijos puedan tener acceso a este servicio. Pero el reconocer que esto representa un golpe al salario de los trabajadores (en su llamada forma indirecta), no significa aceptar la maniobra del izquierdismo, en particular del estalinismo, que invoca como solución a este problema el estatismo, y aunque con un aparente lenguaje radical empuja a los estudiantes, en realidad busca someterlos a la lógica del capital, que limita toda critica radical al sistema, y lo conduce hacia la elección de una “mejor” política, colocando así a la defensa de la propiedad estatal y de las medidas de corte keynesiano como expresiones alternativas.
Otro de los aspectos que de estas movilizaciones resaltan, es que, más allá de los actos de minorías o “encapuchados” (como peyorativamente los funcionarios chilenos designan a los estudiantes involucrados en estas prácticas), enfrentando a la policía y saqueando comercios, es que estas movilizaciones lograron incorporar a profesores y trabajadores administrativos. Evidentemente el ambiente creado por las movilizaciones no alcanzan a definir un avance claro, no obstante logran avivar ciertas expresiones solidarias entre los trabajadores que se incorporan, es de resaltar que incluso hay una participación de profesores de las escuelas privadas, lo cual causa evidente malestar a la clase dominante, tan es así, que se adelanta en buscar la forma de evitar que los trabajadores se integren. No es por ello que el gobierno tiene que limitar en 80% el pago de exámenes y abrir una “mesa de discusión” de la LOCE (con lo que por cierto logra sacar el conflicto reivindicativo y de repudio a la precariedad de las condiciones de vida de los trabajadores, hacia una “discusión” de la “política educativa”)... donde se nota de forma más clara la desesperación de la burguesía al ver a sectores de asalariados ocupando la escena, es en el llamado que hace el estalinsta Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), invocando a los trabajadores de la educación para “fortalecer, democratizar y federar al sindicato de la educación” (www.mir-chile.cl [8]) es decir, que ante el más mínimo intento de expresar su descontento, el sindicato aparece como “alternativa”, y así poder sabotear e imponer su control.
Pero lo que se hace necesario destacar ante todo es la respuesta represiva del gobierno de izquierda dirigido por Michelle Bachelet. Mucha propaganda se hizo por todo América sobre el asenso de Bachelet, refiriendo su pasado “antipinochetista”, de la presión que vivió durante la dictadura militar, de su “preocupación” por los problemas sociales y demás “cualidades”, sin embargo la realidad ha mostrado que su respuesta lleva el mismo tenor que el de los gobiernos de derecha: la represión. Esta respuesta no es por la perversión particular de Bachelet, sino por la condición natural del capitalismo. Fue el gobierno de Bachelet, con menos de un semestre de vida, que dejó claro que ante las expresiones de descontento actuaría con “mano dura”, y así lo hizo, hordas de carabineros fueron lanzadas en contra de las manifestaciones... y si luego de ver los resultados de su orden –es decir, centenares de heridos y presos– se deslinda de los hechos y hace renunciar a un jefezuelo de la policía, no es sino la demostración de la hipocresía de la burguesía.
Es importante que los asalariados de todo el mundo no dejen de reflexionar sobre las manifestaciones de los estudiantes chilenos, pero no para agitar las campanas como lo hace el estalinismo y decir que las movilizaciones fueron un éxito en tanto pusieron en “la agenda pública” los problemas de la educación, sino para reconocer la actuación represiva de los gobiernos sin importar si son de izquierda o de derecha. Por ello no puede sembrar sus esperanzas en un gobierno, todos los gobiernos, sin importar su color son expresiones del capital, por ello el verdadero combate de los trabajadores NO se encuentra en el cambio de un “mal” gobierno, ni en el mejoramiento de las leyes y las políticas, sino en la defensa diaria de sus condiciones de vida, que son ya manifestaciones críticas al sistema capitalista y eslabones de un combate hacia la revolución comunista.
Cloe, 14-junio-2006
Durante una semana, a partir del 12 de mayo del 2006, el estado de Sao Paulo y en particular su capital del mismo nombre, la ciudad más grande del Cono Sur y donde también existe una de las concentraciones obreras más importantes del continente americano, se produjo uno de los conflictos armados más caóticos y violentos sin precedentes, protagonizado por las mafias de delincuentes que pululan al interior de la sociedad capitalista y cuya existencia depende en la mayoría de los casos de una simbiosis con las estructuras del poder estatal, en particular con las fuerzas policíacas: amotinamientos de decenas de miles de presos, innumerables bandas de delincuentes tomaron por asalto la ciudad en una vorágine de fuego y odio irracional disparando contra todo, quemando bancos, atacando cuarteles, matando a casi medio centenar de policías, incendiando decenas de autobuses. Por su parte, “las fuerzas del orden” no sólo se limitaron a reprimir a las mafias sino que desplegaron con la mayor fiereza el terror estatal contra la población de los barrios pobres y marginados –las tristemente célebres favelas- perpetrando las más bestiales matanzas contra los trabajadores y sus familias inermes que nada tenían que ver con lo sucedido. De nuevo la danza de las cifras de muertos, de los trabajadores, de los jóvenes ejecutados por decenas a manos de policías encapuchados –comandos de la muerte- mientras las autoridades estatales y, en primera fila, el muy progresista presidente de izquierda de Brasil, Lula Da Silva (a quien hace cuatro años se presentó como una “esperanza” para los trabajadores), empiezan a reconocer después de tantas evidencias repugnantes que “pudo haber habido abusos por parte de las fuerzas del orden”.
Paralelamente a esta barbarie los adoradores del capital, en todo el mundo, salen en su defensa enarbolando la consabida demanda de que “los gobiernos federal y estatal tienen, en lo inmediato, la obligación de esclarecer los actos criminales cometidos por las fuerzas del orden, compensar a las víctimas y sancionar conforme a las leyes a los responsables materiales e intelectuales…” (La Jornada, jueves 25 de mayo del 2006) ¡Basura! Como siempre, las jeremiadas impotentes clamando a los explotadores benevolencia sólo buscan perpetuar el orden existente mediante los hipócritas llamados a mejorar las estrategias de dominación de la burguesía, a sustituir la brutalidad por métodos más refinados, los de la democracia y la sacrosanta ley capitalistas.
En Brasil, algunos compañeros simpatizantes que actualmente sostienen un proceso de clarificación y acercamiento a las posiciones de la izquierda comunista son muy claros cuando afirman que “esas protestas de criminales no son movimientos revolucionarios, y de ninguna manera sus líderes representan un proyecto revolucionario… tampoco se trata de una causa social y mucho menos de una causa revolucionaria… es una prueba de la crisis de la democracia burguesa y del capitalismo internacional.” (Breve comunicado a la CCI del 15.05.06, subrayado en el original). Esta voz proletaria que por fin empieza a oírse en esta parte del continente será una referencia obligada de la clase obrera en el periodo que viene.
El estallido reciente es una manifestación espectacular de la descomposición social capitalista que ya dura casi veinte años y que está sumiendo a la sociedad en un torbellino de caos y barbarie sin fin. En este contexto, América Latina está particularmente expuesta: millones de trabajadores siguen huyendo del campo a las ciudades buscando desesperadamente empleos, que ni aún eso, el capitalismo puede ofrecer lo que hace que millones de jóvenes proletarios sean sido excluidos del proceso productivo. Las estadísticas ya desbordaron los márgenes de maniobra que la burguesía tenía para relativizar la situación tan alarmante de las masas proletarias y demás capas no explotadoras de América Latina y ya no pueden disimular la cotidianidad de hambre y de miseria en que se pudren millones de familias enteras que se degradan sin remedio confinadas, junto a las ratas en las alcantarillas y en las pocilgas de las villas miseria, donde se vive una situación sin parangón en la historia de la humanidad; un proceso infernal producido por la crisis económica permanente que está en marcha desde fines de los años 60. “Estos millones de seres humanos se encuentran ante una ausencia casi total de sistema sanitario o de electricidad, y sus vidas, son envenenadas por el crimen, las drogas y las pandillas. Los cuchitriles de Río son, desde hace años el campo de batalla de pandillas rivales, una situación muy bien descrita en la película ‘La Ciudad de Dios’. Los obreros de América Latina, particularmente los que viven en chabolas, están además confrontados a las tasas de criminalidad más elevadas del mundo. El desgarramiento de las relaciones familiares ha llevado también a un enorme crecimiento del número de niños abandonados en las calles.” (Revista Internacional Nº 117).
La ausencia de perspectivas de la sociedad capitalista se expresa de manera fehaciente en “el aumento de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban también siendo víctimas de la prostitución”. (“Tesis sobre la descomposición”, Revista Internacional Nº 62). Efectivamente, las causas profundas del estallido en San Pablo, Brasil, tienen que ver con el nihilismo (el no futuro), la desesperanza de la juventud cuya huida hacia adelante en mundos quiméricos de locura y de suicidio se están sintetizando cada vez más en la tendencia del “cada quien a lo suyo”, la atomización más desoladora de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la aniquilación de los lazos sociales que se sustituyen por las mafias; en una palabra, la dislocación del tejido social y de la vida colectiva en el capitalismo que no ofrece la menor perspectiva positiva y en cambio se hunde cada día más una espiral putrefacta sin fin. Las bandas protagonistas de estas revueltas de violencia destructiva y ciega se alimentan precisamente de esta dinámica que se ha convertido en el factor decisivo de la evolución de la sociedad. Sobre todo, los cientos de miles de jóvenes marginados y condenados por el desempleo a la más abyecta miseria, que cotidianamente sufren en carne propia la penalización de la pobreza, que soportan bajo el capitalismo una vida cotidiana cada vez más opresiva, son engullidos por el crimen organizado que les ofrece el sustituto siniestro de una solidaridad y de lazos sociales que están totalmente ausentes en la sociedad burguesa. El drama que así se desarrolla en estas vastas regiones del planeta está alimentando como nunca en la historia las legiones de lumpenproletarios que están siendo arrojados al basurero de la sociedad burguesa.
Este es el futuro que nos ofrece la burguesía y todos sus testaferros que chillan muy fuerte por la humanización de la bestia capitalista. ¿De dónde puede surgir una alternativa al capitalismo? Efectivamente, esta es la cuestión. El proletariado se enfrenta desde hace varios años a la amenaza de una cierta muerte lenta que le pudiera impedir su afirmación como clase a la par que el capitalismo se hunde en sus propias catástrofes económicas, sociales, guerreras, ecológicas. En esta lógica irracional, las bases de la sociedad comunista podrían quedar cuestionadas sin el factor clásico de la guerra mundial (que por necesidad sería apocalíptica) pues, ahora existe la posibilidad real de un deslizamiento más lento pero igualmente mortal en el abismo sin fin de la destrucción de las bases naturales y económicas necesarias para la transformación revolucionaria. A plazo, la escalada constante de los conflictos militares regionales, las catástrofes ecológicas y la ruina social darían al traste con cualquier aspiración comunista.
La escalada de las persecuciones policiales represivas cada vez más omnipresentes es propio del Estado capitalista que ante la dislocación social endurece día con día sus mecanismos de control, como el gobierno de Lula Da Silva que así ha demostrado en qué consiste la democracia capitalista y, sobre todo, la naturaleza de los gobiernos de izquierda de la burguesía que dejan a un lado su lenguaje “reformista” persuasivo y tolerante e imponen la represión descaradamente. Frente a esta opresión capitalista, sea de derecha o de izquierda, ninguna acción individualista de rebeldía tiene sentido. ¿Qué hacer entonces? El accionar MASIVO y CONSCIENTE de los trabajadores es lo único que puede poner fin a este reino de la necesidad, por eso es fundamental que los proletarios de todo el mundo reflexionen sobre el significado de la descomposición social en la que se encuentra el capitalismo, y en la necesidad vital, para el conjunto de la humanidad, de poner fin a este sistema putrefacto.
RR/15 de junio del 2006
En los últimos meses la represión estatal se ha hecho notar en toda su expresión, con el ataque feroz lanzado contra obreros de SICARTSA en Michoacán, lo mismo que en Atenco, Estado de México. En ambas agresiones, han resultado decenas de heridos, detenidos, y dos muertos en cada caso, agregando, para Atenco, la agresión sexual que la policía realizó en contra de todas las mujeres detenidas. Estos hechos revelan, indudablemente, el rostro bestial de la clase dominante, y muestran el significado real de lo que representa la democracia. La “respetable” democracia, expuesta lo mismo por un gobierno de derecha que por uno de izquierda, siempre responde con una descomunal ferocidad contra de cualquier expresión de descontento.
Son irritantes las escenas de muerte y dolor que la burguesía se ufana en presentar en su prensa y telediarios como trofeos de guerra y señal de advertencia, pero la clase trabajadora no puede quedarse en lamentaciones, congelarse de temor o hundirse en rabia coagulada que desorienta y dirige a un andar ciego, debe ante todo reflexionar con profundidad y sacar las lecciones de estas agresiones, reconocer que el capitalismo esta sostenido sobre la represión, la violencia y la explotación, pero también debe saber reconocer que junto a la policía, el ejercito y demás aparatos de represión, la burguesía cuenta con instrumentos a los que sabe utilizar adecuadamente para confundir y conducir hacia derrotas o caminos sin salida, estos instrumentos son los sindicatos, y el aparato de izquierda, que bien puede estar integrada de manera directa al Estado, contar con registro y funcionarios de gobierno (como el PRD) o incluso oponerse formalmente a las elecciones y no contar con registro (como el EZLN), no obstante, por su actuación y el programa que defiende se encuentra atada orgánicamente al capital.
En ese sentido es fundamental reflexionar sobre las falsas formas de lucha y las falsas reivindicaciones que la burguesía impone a través del sindicato o de su izquierda con el fin de impedir el desarrollo de las verdaderas armas con que cuenta el proletariado: su ORGANIZACIÓN y su CONCIENCIA.
El momento por el que la lucha de clases pasa en esta región, cuenta con tres aspectos que tienden a extender la confusión y a golpear su conciencia, a saber: la campaña sobre las elecciones, el llamado del EZLN con la “otra campaña”, que ahora se mezcla con los sucesos de Atenco, y la campaña de sometimiento y desviación de la combatividad que la estructura sindical hace, siendo el caso más visible, en este momento, el comandado por el sindicato minero.
Las elecciones y fundamentalmente la escenografía que pretende dar una mayor dimensión a la pugna llevada por la mancuerna López Obrador – Felipe Calderón, que se presenta como la “disputa” entre derecha e izquierda, lleva como objetivo fundamental envolver a los trabajadores en la creencia de que las elecciones y la democracia son una alternativa para la explotación y miseria a la que el capitalismo la ha condenado. Esta campaña por ser fundamental para dar credibilidad al sistema y extender el sometimiento, es la que mayor atención toma a través de los medios de divulgación, y por tanto es la que en términos superiores ha logrado confundir a amplios sectores de trabajadores.
Pero esta campaña se hermana y se ve potenciada con el accionar del EZLN, que mediante la “otra campaña” expone a los trabajadores a una continua campaña patriotera, que se veía definida desde la “6ª declaración”, y aunque ahora usan un lenguaje radicaloide, y se atreve a hablar de “la toma de los medios de producción”, no dejan de insistir en la defensa de la nación y de la patria, y en tomar como referente social a las elecciones, argumentando que del resultado de estas se abrirá una reestructuración del Estado, en tanto será “…un nuevo confederado a la multinacional que… significa la destrucción de lo que nosotros llamamos Patria…” (Rebeldía, mayo-06, nº 42), validando así a las elecciones como institución real en la que se dirimen las diferencias de la clase en el poder, siendo que el parlamento y el voto, fueron parte del fortalecimiento de la revolución política de la burguesía, no obstante al alcanzar el capitalismo su DECADENCIA, se vuelven mascaradas con los que se busca hacer de los trabajadores simples “ciudadanos” dispersos y envolverlos en el sostenimiento del mito de la democracia.
En esa lógica apologética de la democracia es que se entiende la razón del EZLN para su apoyo, hace cerca de una década, al PRD y su rechazo actual a este proceso electoral. Es decir, que aunque con la “6ª declaración” y la “otra campaña” del EZLN dice avanzar criticando al sistema, crea en realidad una trampa, dado que, con una fingida inocencia, asegura dejar “las definiciones fundamentales pendientes… <trazando> nada más el panorama general…” (Ídem), no obstante la realidad expone su búsqueda por atar a los trabajadores a una estructura interclasista con la que pueda diluir su Ser y entonces perder su fuerza; en ese mismo intento por golpear la conciencia de los trabajadores plantea la existencia de una división al interno del proletariado marcada por su origen étnico. Marcos, años atrás había afirmado que los verdaderos sujetos de transformación eran los indios, ahora esa misma idea la interpola para decir que los sectores radicales de la clase obrera son los que tienen origen indio, descalificando así a aquella parte de la población obrera que es “criolla” o “extranjera”. Así, dice que cuando el EZLN se refiere a los indios como sustento y base de la lucha, habla de: “…estos que aquí en México, o en otro lado, están enfrentando la explotación de otra forma, pero lo están enfrentando con sus raíces. Y eso es lo que los lleva a su radicalidad y su determinación en la lucha” (Ídem). No conforme con esta separación que repite el lenguaje de la burguesía para separar a la clase, busca imponer un proyecto nacionalista, el cual justifica con necesidades reales, a las que les da una pretendida solución mediante la creación de “células” del nuevo sistema, que para su existencia no requiere destruir antes las relaciones de producción capitalistas, queriendo así repetir el esquema del desarrollo de la burguesía, que antes de asumir el poder político ya habían construido, al interno del viejo sistema, el nuevo entarimado económico, no obstante en tanto el proletariado es una clase despojada y sin ninguna conexión con algún tipo de propiedad, no puede construir un nuevo sistema (ni aún sus células) sin antes haber destruido completamente las relaciones sociales que dan forma al capitalismo.
Así mismo, las formas de lucha a las que empuja a realizar repiten el viejo esquema tramposo que tanto facilita la actuación del Estado. El caso de Atenco hace patente el salvajismo de la burguesía, pero sobre todo revela la concreción de una provocación evidente creada por el Estado pero apoyada claramente por el izquierdismo. Primero magnificando un asunto menor, como el desalojo de 8 vendedores de flores, dando una respuesta desesperada, por ejemplo con el bloqueo de carreteras. En segundo término, se manda a grupos de granaderos y policías sin capacidad para mantener un enfrentamiento, al grado que el “Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra” de Atenco (FPDT), los hace huir. Pero en este enfrentamiento la burguesía se cuidó de cubrirlo con cámaras de TV, y usar las imágenes de los miembros del FPDT exponiendo una explosiva violencia en contra de policías. Cumplida esa parte de la provocación, le permitió lanzar a la policía de “elite” a tomar el poblado. De manera que más allá de confirmar la brutalidad del gobierno, es preciso entender que los mecanismos y las orientaciones que el izquierdismo impone (en este caso representado por el FPDT y el EZLN), conduce hacia una profundización de la confusión política, pero además a la derrota física, lo que la burguesía sabe utilizar como ejemplo para amedrentar al proletariado, dado que dice con ello que la lucha no deja sino cárcel, sangre, muerte y desmoralización… es verdad que la lucha de clases es violenta y la clase dominante es sanguinaria, pero eso no significa que los trabajadores deben seguir un curso suicida, ciego, voluntarista y desesperado, sin más futuro que el aislamiento y el lamento. Por el contrario, la fuerza de la clase obrera se revela verdaderamente cuando expone su manifestación masiva y consiente.
Justamente luego de la represión en Atenco, el esquema de movilización que el EZLN ha impuesto (no sólo a sus seguidores, sino a todos los que se indignaron con esa agresión) es de desgaste, de extensión de la desmoralización y de aislamiento. Esta estrategia de contención y confusión es muy similar a la que el sindicato impone.
Un elemento más que ha afectado el ánimo de los trabajadores es sin duda la impotencia y la rabia contenida por la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos, pero se magnifica aún más con el aprovechamiento que de este problema ha hecho el gobierno (a través de la secretaría. del trabajo) para enfrentar al capo Gómez Urrutia (alias “Napito”), secretario del sindicato minero, abriendo un enfrentamiento en el que colocan en medio, como simple carne de cañón, a los trabajadores, logrando ya que dos mineros pierdan la vida en un enfrentamiento con la policía y marinos. El sindicato de mineros, que incluso se ha visto apoyado por sectores de la burguesía, invocando a la defensa de “Napito” y a la “autonomía sindical” ha logrado que los trabajadores olviden el coraje que expresaban por la muerte de sus 65 compañeros, e incluso la preocupación por su salario, tan degradado por la agudización de la crisis, ha sido sometida. Pero los trabajadores no tienen ningún interés en el combate de las pandillas burguesas… ni la secretaría del trabajo, ni el sindicato, ni Gómez Urrutia representan sus intereses, por el contrario, todos sus enemigos. De la misma forma, la defensa de la “autonomía sindical” es un asunto ajeno a los asalariados, pues el sindicato es un instrumento del capital al que los trabajadores deben de combatir para poder tomar en sus manos el combate.
Estas dificultades por las que atraviesa la lucha de clases, deben ser reflexionadas por el conjunto de los trabajadores y no permitir ser arrastrados hacia más derrotas. En las últimas semanas esta misma trampa parece extenderse hacia los trabajadores de la educación en Oaxaca, a los que las actuaciones del sindicato (en su versión radical: CNTE), los mantiene aislados y enfrascados en una movilización de desgaste, que impide la reflexión colectiva para orientar el movimiento, extender la lucha y tejer los lazos solidarios con el conjunto de la clase obrera.
Los cierres de calles, carreteras u oficinas, que seguidores del EZLN o sindicatos empujan a practicar es con el motivo de colocarse en la primera plana de la prensa, pero no logran ganar la simpatía del conjunto de los trabajadores, de la misma forma las provocaciones hacia la policía no expresan radicalidad y conciencia del movimiento, expresa desesperación, que la clase dominante sabe aprovechar, la verdadera fuerza de la clase trabajadora se encuentra en su reflexión colectiva, expresada en Asambleas Generales masivas, asumiendo el control de las decisiones, limitando así la maniobra que sindicatos e izquierdistas. La organización lograda por estudiantes y trabajadores de Francia contra el CPE, es ejemplo de cómo el conjunto de la clase trabajadora puede tomar el control de su combate.
Los trabajadores en su lucha continua contra el capital no cuenta más que con su conciencia y su organización, pero esa organización, no tiene nada que ver con la consolidación de sindicatos, ni de estructuras interclasistas y patrioteras, como la coordinadora-frente que el EZLN pretende construir a partir de la “otra campaña”, la verdadera organización que los trabajadores requieren en estos momentos, son las Asambleas Generales masivas, pero no aquellas que el sindicato controla y disfraza como “expresiones de base”, sino en las que puedan participar todos los trabajadores sin importar su sector, fábrica o si se es desempleado, en las que las decisiones se tomen colectivamente y donde el sindicato y el izquierdismo no puedan diluir el coraje y combatividad en consignas falsas, como la defensa de la nación, de la empresa o del sindicato.
Es así, que los trabajadores deben preparar los combates pero sacando las lecciones de cada derrota y de cada golpe que la burguesía ha aplicado. Reconocer y no olvidar el papel que en estas derrotas ha jugado el sindicato y el aparato de izquierda del capital.
Tatlin, 10-junio-06
Publicamos enseguida la segunda parte del artículo sobre las deslocalizaciones aparecido en RM número 89. En la primera parte, contra las mentiras izquierdistas y altermundistas, tratamos el hecho de que las deslocalizaciones no son un fenómeno reciente o nuevo, sino que nacieron con el capitalismo como producto de la competencia desenfrenada entre capitalistas inherente a este sistema y como un medio en la búsqueda de la máxima explotación a la clase obrera. En esta segunda parte, veremos que las deslocalizaciones son para poner en competencia a los proletarios del mundo entero haciéndolos parte del conjunto de los ataques capitalistas contra el proletariado mismo. La propaganda efectuada por los sectores de la izquierda contra estas deslocalizaciones sirve en el fondo para atacar y enmascarar la realidad de la crisis mortal del sistema capitalista y de su hundimiento.
Las deslocalizaciones han causado la destrucción de miles de empleos en los países occidentales. En unas décadas, ramas industriales enteras, como la textil, fueron casi completamente transferidas hacia países con un menor costo de mano de obra.”La rama textil francesa no emplea más que a 150,000 trabajadores, lo mismo que la tunecina, contra un millón hace treinta años.”1 En otros sectores, estas explican por una parte la baja continua del empleo. Así, “El número de asalariados en el sector automovilístico en Francia pasó de 220 000 a 180 000 después de 1990 a pesar de la llegada de armadoras extranjeras como Toyota”2. Las deslocalizaciones constituyen uno de los ataques más brutales de la clase dominante contra el proletariado. Primero, por la proporción que puede tomar este ataque entre otros. Así, en Bélgica entre 1990 y 1995, más de 17 000 trabajadores fueron tocados por las deslocalizaciones, lo que representa el 19 % de los despidos colectivos. Después, por el hecho de que los obreros concernidos no tienen oportunidades de encontrar empleo uniéndose así a las filas del desempleo de largo plazo. En fin, las deslocalizaciones se extienden a nuevas categorías de obreros, las de “cuello blanco” y a la mano de obra más calificada. En Francia “200 000 empleos en los servicios (de los cuales 90 000 corresponden al servicio a empresas y 20 000 a la investigación y desarrollo) son amenazados con ser transferidos a Europa del Este o Asia de aquí al 2010”3.
Sin embargo, los efectos de las deslocalizaciones no golpean únicamente a quienes pierden sus empleos en los países occidentales. Es el conjunto del proletariado mundial que se encuentra sometido a la presión de la loca carrera competitiva entre naciones capitalistas y al chantaje de la deslocalización, tanto en los países de origen como destino de ésta. En India está el temor a la competencia de Rusia, Pakistán y China. La clase obrera del Este de Europa en algunos sectores (alimentación, textil, petroquímica y equipo de comunicación) también está confrontada a las deslocalizaciones hacia los países de Asia. La búsqueda de la producción a menor costo ha hecho de la deslocalización en el interior de China hacia las regiones pobres del centro y el este, una tendencia dominante del sector textil. El capital no ha esperado a que la propuesta Bolkestein sea puesta en marcha para utilizar las deslocalizaciones “inversas” haciendo venir trabajadores de un país con “diferencial económico” a reemplazar la mano de obra existente. El recurso al empleo ilegal conoce un crecimiento considerable desde los años 90; ¡Alcanzó el 62% en la agricultura en Italia!
Lo que ilustran en realidad las deslocalizaciones es la despiadada puesta en competencia de diferentes partes de la clase obrera en el plano internacional.
Las grandes empresas y Estados occidentales aprovechan las terribles condiciones de explotación que impone el capital para las deslocalizaciones hacia el Este Europeo y China. Así, en China, donde “millones de personas trabajan entre 60 y 70 horas por semana y ganan menos de su país. Viven en dormitorios donde se amontonan hasta 20 personas. Los desempleados que han perdido recientemente su empleo son casi tan numerosos como los del resto del mundo juntos.”4 “Las primas de despido y subsidios prometidos a los trabajadores jamás les son entregadas. (…) Los trabajadores pueden ver rechazado el derecho a casarse, algunas veces les es prohibido desplazarse en las fábricas (donde se alojan) o salir a los alrededores en horas de trabajo. (…) En las fábricas de la zona especial de Censen, al sur de China, hay en promedio 13 obreros que pierden un dedo o una mano diariamente y un obrero que muere por accidente de trabajo cada 4 días.”5
Lo que empuja al capital a trasladarse hacia Europa del Este, es el mismo objetivo de explotar “una población instruida y poco costosa. (…) Todos estos países tienen jornadas de trabajo más largos que Occidente. Respectivamente, 43.8 y 43.4 horas en Letonia y Polonia. Esta extensión se acompaña de una menor, o hasta ausencia de retribución de las horas extra. Se observa igualmente una fuerte progresión del trabajo a tiempo parcial. Este es muchas veces el caso de personas de la tercera edad, discapacitados y jóvenes que entran al mercado de trabajo. En Polonia, 40% de los trabajadores a tiempo parcial son, ya sea pensionados o personas que tienen una enfermedad. (Las numerosas empresas con capitales extranjeros) son también las que practican más frecuentemente el trabajo “asocial”: es común encontrar grandes áreas abiertas los siete días, las 24 horas.”6
En los países occidentales, las deslocalizaciones significan el despido de los trabajadores donde la explotación no obtiene suficientes ganancias para el capital. Sin embargo, la parte correspondiente a las deslocalizaciones entre los otros ataques muestra que las éstas están lejos de representar la única fuente de desempleo y la puesta en causa de las condiciones de vida del proletariado y que el objetivo buscado por la burguesía no es ciertamente imponer masivamente la transferencia del conjunto de producción hacia los países con bajos salarios. Así, “su impacto sobre el empleo no es nulo, (…) sino queda limitado. (…) Las deslocalizaciones no explican más que el 7% de las reestructuraciones y 5% de los empleos suprimidos en Europa. (…) Entre 1990 y 2001, las deslocalizaciones de empresas alemanas hacia países de Europa central y oriental condujeron a la destrucción de 90 000 empleos en Alemania, o sea el 0.7% de efectivos de las sociedades implicadas y el 0.3% del empleo alemán total”7
En Francia “95 000 empleos industriales fueron suprimidos y deslocalizados al extranjero entre 1995 y 2001, o sea, un promedio de 13 500 por año. A título de comparación, la supresión de empleos anuales en la industria son del orden de 500 000. (…) Las presunciones de deslocalizaciones se elevan al total a 2.4 % de efectivos de la industria fuera de la energía” (…) Poco menos de la mitad de deslocalizaciones son con destino a países llamados de “bajo salario”. Estos últimos recibieron alrededor de 6400 empleos deslocalizados por año. O sea 0.17 % del empleo industrial fuera de la energía. Dicho de otra forma, las deslocalizaciones hacia las naciones emergentes explicarían solamente menos de 2% de supresiones de los empleos industriales. Alrededor de un cierre de establecimiento industrial de 280 correspondería a una deslocalización hacia un país de bajos salarios.”8 Los mismos discursos de la burguesía ponen en claro la mentira que hace de las deslocalizaciones la explicación principal de la desindustrialización y el desempleo masivo.
En cambio, el recurso sistemático al chantaje de las deslocalizaciones por la burguesía como medio para hacer aceptar al proletariado los sacrificios cada vez mayores, indica dónde se sitúa el real reto para la burguesía: imponer condiciones de explotación más duras y la reducción del costo de la fuerza de trabajo (la baja de los salarios) allí donde la producción no es deslocalizable y no debe serlo, allí donde los retos como potencia económica son más importantes para el capital y la competencia entre tiburones capitalistas es más ruda.
El ejemplo de Alemania es particularmente ilustrativo. Es en nombre de la competitividad de “la empresa alemana” y gracias al chantaje de las deslocalizaciones y a las supresiones de empleo que la flexibilización de los tiempos de trabajo se impuso, ya sea reducción de tiempo con pérdida de salarios, o con su elevación sin compensación de salarios. Así, Siemens; luego de haber transferido sus actividades de servicios y desarrollo en la República Checa, India, Rusia y China, impone en 2004 la semana de 40 horas sin compensación salarial a una gran parte de sus 167 000 asalariados alemanes bajo la amenaza de deslocalización al menos de 5000 empleos. En 2005, luego de haber anunciado 2400 supresiones de puestos en su filial de servicio informático SBS, la dirección impone a los 4600 asalariados de la filial Comunicación Com, ¡una reducción de tiempo de trabajo a 30 horas semanales (en vez de las 35.8) con reducción de salarios! Paralelamente está el sector público, campeón de “trabajar más”. La compañía ferroviaria DB pasó a las 40 horas y numerosos estados regionales han hecho pasar los tiempos de trabajos de los funcionarios regionales de 40 a 42 horas. De esta forma, en Alemania donde la burguesía tiene en la mira los costos de mano de obra más elevados en los grandes países de la OCDE, “las remuneraciones, en valor real retrocedieron 0.9% entre 1995 y 20049”Además, el chantaje de las deslocalizaciones no es disociable de otros ataques y va de la mano con la reforma del funcionamiento del mercado de trabajo así como la puesta en causa de los sistemas de pensiones y seguro por enfermedad.
Si las campañas burguesas ponen énfasis en las deslocalizaciones, es también porque la clase dominante toma ventaja contra el proletariado a fin de desarmar su lucha. Cuando los sindicatos, partidos de izquierda, izquierdistas y altermundistas lanzan vituperios contra las deslocalizaciones para añorar el retorno a las condiciones dignas del siglo XIX, es para enmascarar mejor al proletariado el significado real de este fenómeno.
El marxismo jamás ha denunciado la tendencia a la extensión de la jornada de trabajo y a la baja de los salarios hacia el mínimo de la subsistencia vital como imputables al carácter carnicero de tal o cual capitalista en particular, sino como producto de las contradicciones inscritas en la naturaleza misma del sistema capitalista. Es un verdadero vampiro de la fuerza de trabajo de la cual saca provecho y se nutre, el capitalista desangra literalmente a quienes son sus portadores, los proletarios. “En su pasión ciega, en su glotonería de trabajo extra, el capital rebasa no solamente los límites morales, sino aún el límite fisiológico extremo de la jornada de trabajo (…) El capital no se inquieta por tanto de la duración de la fuerza de trabajo. Lo que le interesa únicamente es el máximo que puede ser obtenido en una jornada. Esto se logra reduciendo la vida del trabajador. (…) La producción capitalista, que es esencialmente producción de plusvalía, absorción de trabajo extra, no produce solamente una jornada de trabajo que impone el deterioro de la fuerza de trabajo, privándole de sus condiciones normales de funcionamiento y desarrollo, ya sea físico, moral, sino también el desgaste y la muerte precoz de esta fuerza de trabajo.”10
La diferencia de nuestros días con el siglo XIX, es que el proletariado podía esperar una atenuación de su situación en el seno del sistema capitalista. “Las primeras décadas de la gran industria tuvieron efectos devastadores sobre la salud y condiciones de vida de los trabajadores, provocaron una mortandad espantosa, tales deformaciones físicas, abandono moral, epidemias, incapacidad para el servicio militar, que la existencia misma de la sociedad parecía profundamente amenazada. (…)Fue por su propio interés, para permitir la explotación futura, que el capital impuso algunos límites a la explotación actual. Había que ahorrar la fuerza del pueblo para garantizar la continuación de su explotación. Había que pasar de una economía de pillaje no rentable a una explotación racional. De allí surgieron las primeras leyes sobre jornadas de trabajo máximo”11
Esto no fue impuesto sin la resistencia feroz de los capitalistas y luego de décadas de una implacable lucha de clases. No podía ser obtenido más que porque el sistema capitalista se encontraba en su fase de ascendencia, en plena expansión.
Hoy, la implacable competencia entre naciones capitalistas en lucha por los mercados más reducidos, sobresaturados de mercancías, no puede más que provocar una inexorable puesta en causa general del “nivel de vida” establecido en los países occidentales, sin esperanza de retornar atrás. Todos estos hechos confirman las previsiones del marxismo, el hundimiento del capitalismo en la catástrofe social.
Queda a los obreros del mundo entero aprender a considerarse como camaradas de lucha, a tenderse la mano a través de los límites de sectores y fronteras, para hacer sus movimientos una sola lucha contra el capitalismo y desarrollar su conciencia de que esta lucha no puede encontrar su finalidad más que en la destrucción del sistema capitalista, es decir, la abolición del trabajo asalariado y del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, raíz del esclavismo del proletariado.
Scott.
Notas
1 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
2 L’Expansion, 27 de octubre, 2004.
3 L’Expansion.com, 19 de abril, 2005.
4 CISL en línea, 9 de diciembre, 2005.
5 China, Amnistía Internacional, 30 de abril 2002.
6 Le Monde, 18 de octubre 2005.
7 Le Monde, 26 de mayo, 2005.
8 Dossiers et documents du Monde, noviembre 2005.
9 L’Humanité, 14 de febrero, 2006.
10 Marx, El Capital, libro 1 capítulo X. Para las nociones de fuerza de trabajo, plusvalor, trabajo extra (sobretrabajo) ver la primera parte de este artículo en RM número 89.
11 Rosa Luxemburgo, Introducción a la economía política, capítulo “el trabajo asalariado”
En la madrugada del día 14 de junio, 3 mil policías arremetieron contra un campamento-manifestación establecido en el centro de la ciudad de Oaxaca. Dicho campamento lleva instalado cerca de tres semanas, por la exigencia de los trabajadores de la educación de incremento salarial. Días antes habían llevado una manifestación con de cerca de 120 mil asistentes, y realizado cierres de carreteras y bloqueos al aeropuerto en esa ciudad. Es evidente que la movilización de los trabajadores ha sido motivada por la degradación de sus condiciones de vida, y han expresado verdadero coraje. Justamente Oaxaca es la región en la que se extienden amplias zonas depauperadas, de manera que no sólo los profesores tienen que soportar salarios míseros, sino además tienen que llevar a cabo sus labores en condiciones muy difíciles, muchas comunidades usan como edificio escolar espacios que no tienen las mínimas condiciones para parecerlo, a lo que hay que agregar la miseria y hambre de los niños que asisten a esos cursos. Sin embargo el descontento real y la combatividad expresada por los trabajadores de la educación tiende a ser saboteada por el sindicato, la misma solidaridad que sus hermanos de clase les han expresado, ha sido apagada, conduciéndolos a un aislamiento tal que facilitó la labor represiva del Estado.
Las manifestaciones masivas en la que los trabajadores buscan expresar su apoyo hacia los profesores de básico, han sido anuladas por el accionar tramposo del sindicato y el izquierdismo, en tanto evitan que los trabajadores en su encuentro en la calle puedan discutan y reflexionar en conjunto, tales manifestaciones son transformadas en simples procesiones, marchando separados, bien vigilados para que “no se contaminen”, proclamando una unidad formal, de discurso y papel, lo que falsea el significado real de la solidaridad proletaria. De la misma forma los cierres de carreteras y del aeropuerto, aunque lo presentan como “acciones contundentes” y radicales, son en realidad falsas formas de lucha que no logra fomentar la unidad de la clase, por el contrario, provoca un aislamiento y abren un flanco muy propicio para la provocación. Los mismos campamentos y plantones en los que la CNTE envuelve a los trabajadores, son formas adecuadas para desmovilizar, agotar, extender la desmoralización e impedir que los lazos solidarios de la clase se construyan, pero sobre todo ayuda a la represión.
La CNTE, que se presenta como un sindicato de base, en oposición al SNTE, repite las mismas trampas que las viejas estructuras sindicales utilizan para diluir el descontento, dan pauta, incluso, para que la disputa entre las diferentes fracciones de la burguesía (por ejemplo las estructuras priístas, ya sean las viejas representadas por el actual gobernador Ulíses Ruíz, las “disidentes” como la comandada por la cacique sindical Esther Gordillo, o bien las agrupadas en el PRD o en el gobierno federal) aproveche este terreno para usarlo como campo de batalla y desviar el descontento para presionar a alguna de estas pandillas, quedando los trabajadores en medio, como “carne de cañón”.
La ferocidad con que el Estado ha actuado no es un hecho accidental, es la expresión de su naturaleza, por eso es inútil implorar “alto a la represión”, “justicia” o la renuncia de tal o cual funcionario, la fuerza de la clase es la que debe imponer ese alto a la represión, pero para que esta fuerza tome su magnitud real, requiere ponerse al frente de su lucha, levantando siempre la defensa de sus condiciones de vida, sin permitir que el sindicato desvíe sus reivindicaciones hacia el apoyo de algún sector de la burguesía, pero sobre todo requiere extender su combate, incorporar a las amplias masas de trabajadores que sumen sus necesidades y rompan con el corporativismo que impone el sindicato. Las manifestaciones no deben de ser caravanas controladas, las tomas de calles deben ser momentos de encuentro para la reflexión y el intercambio de experiencias. De manera que si la fuerza de la clase obrera se encuentra en su manifestación masiva y consciente, debe hacerla efectiva rompiendo el sometimiento y aislamiento que ha impuesto la CNTE y buscar la discusión y la solidaridad real, la que se expresa en la lucha, de sus hermanos de clase... los trabajadores deben ser conscientes que en cada lucha se van preparando los combates decisivos que pondrán fin a este sistema de represión, miseria y explotación.
RM, 15-junio-2006
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