La geopolítica en América Latina

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Introducción

En la esfera de la geopolítica regional, hemos asistido en los últimos años a una serie de acontecimientos que marcan un cambio cualitativo en las relaciones de EEUU y su patio trasero, la América Latina. Estos acontecimientos han tenido, en algunas oportunidades, un cariz tenebroso, como fue el caso de la intervención de EEUU en la crisis vivida en Haití, y que determino, tanto la salida de Aristide mediante maniobras que fueron calificadas como secuestro, así como la intervención de una fuerza de “paz” con fuerzas francesas. Otras veces, han sido expresiones tragicómicas, como lo fue la crisis generada por el huracán que azotó a Nueva Orleans, la cual fue precedida por criticas por parte del gobierno venezolano presidido por Hugo Chávez, que demostraban la incapacidad y la indolencia de la burguesía americana frente a tal tragedia, al tiempo que ofrecía ayuda tales como gasolina a “precios solidarios” para los afectados así como ayuda para sanear un río en Nueva York.
Debemos recordar que cuando la tragedia del estado Vargas en Venezuela en 1999, el mismo gobierno de Chávez rechazo un convoy de ayuda enviado por EEUU, y que aun hoy, las victimas de esa tragedia vagan a lo largo y ancho del país. Hay otros acontecimientos que tienen que ver con la oferta de EEUU de crear un área de libre comercio para las Américas –ALCA-, y que ha tenido rechazo claramente por parte de Argentina y Brasil, principalmente por los productos agro industriales, pero también ha habido un rechazo de carácter “ideológico” de parte de Chávez por considerarlo un proyecto neo liberal. Chávez ha opuesto a ese proyecto, el ALBA, que oferta la unión “solidaria” de los países latinoamericanos para superar la pobreza. No obstante, ha sido en el MERCOSUR, proyecto de mercado común que trata de conciliar los apetitos imperialistas, nada solidarios, de los países del sur, donde se ha integrado Venezuela. Por otra parte, se observan enfrentamientos cada vez mas frecuentes entre diferentes países : Colombia mantienen un permanente forcejeo con Venezuela por el posible apoyo de este último a la lucha de la guerrilla, México se enfrenta con Venezuela por los intereses comunes en El Caribe, Argentina se enfrenta a Uruguay por la instalación de una planta productora de papel.
Para el proletariado es necesario profundizar esos acontecimientos para evitar ser confundido por las campañas que pretenden vender modelos tanto “neo liberales”, así como “neo socialistas”, como salida a la mas profunda crisis que enfrenta la humanidad a lo largo de su historia. Y que en realidad no hacen sino reflejar los apetitos imperialistas que animan las distintas propuestas de cada burguesía nacional, tal como lo muestra el presente documento presentado en la Conferencia Territorial de Internacionalismo celebrada en mayo pasado. Al contrario, ver con claridad que estos modelos son trampas ideológicas para desviarlo de su camino histórico, es lo que permitirá que el curso de los acontecimientos se oriente hacia la salida real, la revolución proletaria mundial.

 

La Geopolítica Después de 1989

Para la CCI el derrumbe del bloque ruso en 1989 marca un hito de una importancia trascendental, ya que este acontecimiento abre un período de resquebrajamiento del sistema de bloques imperialistas que se conformó después de la segunda guerra mundial. Esta implosión del imperialismo ruso no sólo ha traído consecuencias en la arena imperialista, sino que es la manifestación de un fenómeno mucho mas amplio que se venía gestando a lo interno del capitalismo producto de sus propias contradicciones, al cual las clases decisivas de la sociedad (la burguesía y el proletariado) no han podido dar una salida: la crisis del capitalismo decadente. Es por eso que decimos que el derrumbe del bloque ruso marca el inicio de una fase inédita en el capitalismo: la descomposición del modo de producción capitalista, que presenta de manera dramática la disyuntiva en que se encuentra la sociedad: socialismo o barbarie.
La descomposición tiene repercusiones en todos los órdenes: económico, político, social, ideológico, etc. Pero donde se expresan de manera más dramática sus efectos es en la arena interimperialista, en la conflictividad social y en los conflictos de intereses de las clases dominantes de cada nación para adaptarse a la nueva situación; en un contexto donde la crisis capitalista iniciada en los años 60 prosigue su inexorable agudización.
El objeto de estas notas es analizar las consecuencias de la descomposición en la geopolítica en América Latina (AL) y trazar las perspectivas.

 

Los efectos sobre el “patio trasero” de EEUU

De acuerdo con las posiciones de la izquierda comunista, la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, se expresa (entre otros aspectos) a través de las políticas imperialistas que necesariamente tiene que desarrollar cada nación para intentar sobrevivir en el mercado mundial. Los países tendrán mayor o menor capacidad para desarrollar su política imperialista, dependiendo de su poder económico y militar, así como su ubicación estratégica en la geopolítica.
El resquebrajamiento del sistema de bloques, se expresa en la tendencia cada vez mas abierta a romper la disciplina y el dominio que ejercía EEUU como cabeza de bloque y como potencia imperialista. Desde el siglo XIX EEUU ha considerado a los países de AL como su “patio trasero”. En ese sentido, ha sido el país que mayor influencia ha tenido en el siglo XX en la implantación del modo de producción capitalista en la región para hacer un uso más eficiente de esos mercados y explotar las materias primas de la región. A lo largo del siglo XX, con mayor énfasis después de la II Guerra Mundial, desarrolló una estrategia geopolítica para contrarrestar la influencia de las otras potencias imperialistas, principalmente las del imperialismo ruso. “América para los americanos”, rezaba el lema del imperialismo americano después del reparto de Yalta al finalizar la II Guerra Mundial. Debido a esta dominación, el imperialismo norteamericano tuvo una ingerencia abierta y directa sobre los gobiernos de la región hasta la década de los 90, apartando los gobiernos contrarios a sus intereses, incluso a través de invasiones militares: recordemos las invasiones a República Dominicana, Grenada y Panamá. De esta manera, las tendencias antiamericanas de las burguesías de la región (que siempre han existido) quedaban asfixiadas o disminuidas debido al poder absoluto del imperialismo EEUU. Esto no impidió que se instauraran gobiernos con claras tendencia antiamericanas, como por ejemplo el de Velasco Alvarado (militar venerado por Chávez) en Perú en los años 70. 
Para garantizar su dominio, EEUU se apoyó en el plano político, desde dictaduras abiertamente sanguinarias como las de Cono Sur o la de Somoza en Nicaragua, hasta gobiernos dirigidos por partidos socialdemócratas y socialcristianos, mediante los cuales mantuvo una convivencia política hasta la década de los 90, que marca la caída de los partidos tradicionales en la mayoría de los países de la región. También EEUU formó unas fuerzas armadas que fueron las que en última instancia garantizaron la estabilidad, ante una burguesía débil históricamente, en parte debido a la propia acción de los EEUU que se encargaron de “cortar las alas” a los sectores más nacionalistas de la burguesía de la región.
Hoy, con el cuestionamiento del dominio americano a nivel mundial, la intervención de otras potencias, aunque no del mismo calibre, se hace cada vez mas evidente: intervención de Francia en el conflicto de Chiapas y en Haití; intervención de España en diversos países, bien sea mediante “ayudas humanitarias” cuando los huracanes en El Caribe o mediante intervención en elecciones para apoyar tal o cual candidato (en Venezuela esta pendiente dilucidar la intervención del gobierno español de turno a través del BBVA en la campaña de Chávez); intervención rusa con ventas de armas a Venezuela cuestionada por EEUU. Intervención de China con sus mercaderías baratas y sus necesidades cada vez mas importantes de materias primas.

 

El ALCA: aplicación de las políticas imperialistas en el plano económico

En materia económica, la agudización de la crisis capitalista mundial tuvo repercusiones importantes en la región en los años 80 y 90. Las crisis de México en los años 80, y las de Argentina y Brasil en los 90, fueron la expresión mayor de una crisis generalizada a toda la región. El oxigeno que se inyectó a las economías de la región a través del monstruoso endeudamiento de los años 70, no impidió que sucumbieran ante la crisis; por ello los economistas se refieren a la de los 80 como la “década perdida”.
Esta situación tuvo repercusiones a nivel social, ya que desaparecieron muchos de los empleos que se habían creado en la década de los 70, pasando muchos proletarios a engrosar la masa de excluidos sociales que se había venido formando desde mediados de siglo, y que progresivamente migraba hacia las principales ciudades para conformar los cinturones de miseria que hoy conocemos. Es así que conseguimos un cuadro mas o menos generalizado en la región donde el 50% o mas de la fuerza de trabajo, labora en la llamada “economía informal” en condiciones de alta precariedad. Se calcula que un porcentaje importante de la población de la región (80 %) vive en situación de pobreza. Masas importantes de esta población ha tenido que emigrar a EEUU (alrededor de 40 Millones) o a Europa en busca de mejores condiciones de trabajo, por lo que parte importante del PIB de países de El Caribe y Centroamérica esta constituido por las remesas que éstos envían a sus familiares (las remesas constituyen para Honduras el 30 % de PIB).
Como respuesta a la crisis, las burguesías de la región implantan las medidas de corte neoliberal a finales de la década de lo 80, situación que acentuó la pauperización y creo una serie de convulsiones sociales, las que los partidos tradicionales de la región (socialdemócratas y socialcristianos) no tuvieron la capacidad de controlar, debido en parte al alto grado de descomposición en sus filas (corrupción, inamovilidad política, clientelismo político, etc.), expresión de la descomposición de la clase burguesa en su conjunto.
Por su parte, EEUU (así como el resto de las grandes potencias), como una forma de enfrentar la crisis económica a nivel interno y descargar los efectos de la crisis sobre las burguesías de su patio trasero, intenta imponer en los años 90 planes comerciales como el TLC. De hecho, con México se firma el primer tratado de libre comercio, que se suponía era el inicio de la extensión del TLC hasta La Patagonia para inicios de 2005 a través del ALCA.
Pero las expectativas del capital americano no se han cumplido: la implantación del ALCA es evidente que es vista por varias burguesías nacionales como una amenaza a sus propios intereses. En el caso de Argentina y Brasil la oposición al ALCA se debe fundamentalmente a que la producción agrícola de estos países se vería bastante perjudicada. Es por ello que la burguesía brasileña, la más importante de la región, hasta ahora se ha opuesto a firmar tales acuerdos, al igual que otros países de la región. Por ello EEUU ha optado por la vía de acuerdos bilaterales con economías más débiles, como las de Centroamérica, El Caribe y de varios países suramericanos (Colombia, Perú, Ecuador, Uruguay, etc.).
Mas bien, la bandera contra el ALCA ha sido una de las que mas han explotado los partidos de izquierda e izquierdistas de la región para ganarse a las masas que han sido afectadas por las políticas económicas de corte neoliberal, que son las mayorías de la población. Por otra parte, ya que el promotor del ALCA son los EEUU, a los sectores de izquierda les viene como “anillo al dedo”, la bandera “antiimperialista” que le sirve de base para ganar a la población y desarrollar sus propios planes de gestión del estado y de explotación.
Sin embargo, es difícil para las burguesías de la región, en su gran mayoría débiles económicamente, deshacerse de las relaciones con EEUU, así que no les queda otro camino que aceptar las condiciones impuestas por éste. Por otra parte, potencias regionales como Brasil, México, Argentina o Venezuela, es posible que no le inspiren la misma confianza que los EEUU, ya que a pesar de todo, ésta sigue siendo la primera potencia económica del mundo.

El desarrollo de esta política antiamericana ha tenido resonancia debido a la disgregación del exbloque americano, que ha desatado la tendencia a que cada país, grande o pequeño, que antes pertenecía al bloque, tienda a jugar su propia política imperialista, desobedeciendo a la antigua potencia cabeza de bloque e incluso retándola como se observa en el caso de Chávez en Venezuela.

 

El ascenso del populismo de izquierda

Este contexto explica el ascenso de la izquierda a la mayoría de los gobiernos de la región, y en particular la implantación de gobiernos populistas de izquierda, como los de Chávez y Evo Morales. Existen unas condiciones geopolíticas y económicas, para que este tipo de gobiernos exploten a su favor la pauperización reinante en la región, con políticas orientadas a las capas más excluidas de la sociedad, que son las mayorías de las que habitan la región. Al igual que en el pasado, con los gobiernos populistas de Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Velasco Alvarado en Perú, Noriega en Panamá, etc.; varias burguesía de la región recurren a estos esquemas de gobierno, ante la profundidad de la crisis económica y política, y como única opción para controlar el malestar social, así sea por algún tiempo. Sin embargo, aunque en estos nuevos gobiernos existen los elementos fundamentales que caracterizan al populismo, también existe una notable diferencia con los populismos del pasado consecuencia de la descomposición: las dificultades para lograr una estabilidad política y el obligatorio antiamericanismo, que se transforman en factores de inestabilidad regional.
Si bien el gobierno de Chávez, y ahora el de Evo Morales, son expresiones caricaturales de este populismo por su “radicalismo”, el populismo es un recurso que ninguna burguesía puede desdeñar, de allí que gobiernos como el de Lula o Kirchner coqueteen con el populismo, o burguesías como la mexicana tengan un candidato como López Obrador, y ni hablar de Oyanta Humala en Perú, quien ganó la primera vuelta de las elecciones.
Sin embargo, el “nuevo” populismo de izquierda no es la solución mágica para la burguesía, ya que son gobiernos que por su tendencia a perpetuarse en el poder exacerban las contradicciones en todos los órdenes, con el agravante de que en la fase actual de descomposición el populismo no puede sobrevivir sin repercutir en la geopolítica regional y mundial.
De la misma manera, EEUU no se queda de brazos cruzados, ante un “sarampión” que afecta sus intereses geopolíticos e incluso económicos. De allí la mayor atención que se le presta a la región durante el segundo gobierno de Bush y a una adaptación de su estrategia geopolítica a las nuevas condiciones: ya no se trata de aplicar medidas de fuerza unilaterales, sino buscar el consenso de varios países de la región, principalmente los de mayor peso económico y político, como Brasil y México, para crear un frente que limite los efectos de las políticas populistas. EEUU ha aprendido del gobierno de Chávez, al que en un principio subestimó: por un lado juega al agotamiento de estos gobiernos; y por otro, explota a su favor los efectos negativos de los gobiernos populistas a los propios países de la región, como se acaba de ver con la declaratoria de nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, donde es inocultable la acción geopolítica de Cuba y Venezuela, y que afecta principalmente a Brasil y Argentina. La orientación de EEUU, en boca de su Secretaria de Estado C. Rize es a fortalecer a la OEA, buscando posiciones mayoritarias en su seno contra el populismo. Para apoyar esta estrategia, EEUU se apoya con México en el norte, Brasil en el sur, y Colombia como frente militar en la frontera con Venezuela a través del Plan Colombia.
No obstante, EEUU de la misma manera que arma sus dispositivos militares en el Medio y Lejano Oriente y en Asia Central, también refuerza sus bases militares, sobre todo las del Comando Sur, alrededor de 30 bases, que tiene un papel fundamental en el área de El Caribe y en Suramérica. Además, su intervención militar con la excusa de luchar contra el narcotráfico ha llevado a un reforzamiento de su presencia en Colombia (Plan Colombia), Ecuador (Plan Patriota, base de Manta) y en Paraguay donde existe una base militar cercana al altiplano boliviano.

 

El papel de Venezuela en la geopolítica

Es necesario analizar el papel de Venezuela en la geopolítica regional, que hasta ahora se ha fortalecido debido a varios factores:
-a las condiciones políticas, sociales y económicas de la región, que como dijimos son un caldo de cultivo propicio para vender esperanzas a los pobres de salir de su situación;
-a la alianza con Cuba, quien ha adaptado sus planes “socialistas” de las 3 primeras décadas de gobierno (en materia de salud, educación, deporte, de control social, etc.) para vender su “asesoría” a los gobiernos populistas de izquierda, y desarrollar una geopolítica basada en la astucia;
-a la explotación de los recursos energéticos como un arma geopolítica;
-a los altos ingresos de Venezuela por concepto de petróleo, quien dedica importantes recursos a su sobrevivencia geopolítica;
-a las debilidades y desprestigio del imperialismo americano a nivel mundial.
La burguesía venezolana siempre ha mantenido una atención sobre su mercado natural: Centroamérica, El Caribe y los países andinos; donde ha utilizado su poder energético y económico como arma de negociación. Esta política la sostenía en “armonía” con el capital americano, competidor natural del capital venezolano en la región; a pesar de gobiernos como el primero del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en los años 70, que intentó jugar sus propias cartas en la región a través de una política de corte populista.
Antes del chavismo no se había visto una política tan “agresiva” contra EEUU de parte de la burguesía venezolana, donde con frecuencia se utiliza el chantaje de no suministrarle petróleo. Hay que ver el carácter contradictorio de esta “agresiva” política de Chávez: en sus casi 8 años de gobierno, aun durante el paro petrolero de diciembre de 2002, el gobierno ha respetado los suministros a EEUU; por otra parte, EEUU es el principal cliente comercial de Venezuela. Según varios análisis económicos, de suspenderse la venta de petróleo a EEUU, la principal perjudicada sería Venezuela., debido a que las refinerías de este país tienen la capacidad de procesar el crudo pesado y extra pesado que produce Venezuela.; por otra parte, se incrementarían los costos al colocar el petróleo en zonas mas alejadas del mundo. También hay que tomar en cuenta que el gobierno venezolano, en su huída hacia adelante para intentar sobrevivir, podría llegar a cumplir sus promesas.
El chavismo para poder sobrevivir necesita fortalecerse geopolíticamente, de allí que no escatime recursos para tener mayor influencia a nivel regional, lo que inevitablemente lo lleva a tener confrontaciones con EEUU en primer lugar, pero también con el resto de los países, principalmente Brasil y México. En la medida que estos países se debilitan, el papel de Venezuela se ve fortalecido. La estrategia que desarrolla el chavismo es de desestabilización de la región: esto explica, por una parte, el apoyo irrestricto a Evo Morales en Bolivia, pues este país ocupa un lugar geográficamente estratégico, además de ser el principal proveedor energético a Brasil; así mismo, explica el apoyo a Humala, quien podría bloquear las aspiraciones de una vía terrestre de Brasil hacia el Pacífico. También esta estrategia explica el retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, que desestabiliza económicamente a Colombia, ya que Venezuela es su segundo mercado mas importante; las declaraciones contra el MERCOSUR; el retiro del Pacto de los Tres y el Pacto de San José, como una forma de dejar mal parados a Colombia y México en el área de El Caribe. Sin embargo, esta estrategia de ruptura con acuerdos comerciales que llevaba el estado venezolano desde hace varias décadas, apunta a una eventual ruptura con la OEA, de llegar ésta a presionarlo. ¿Si la burguesía cubana ha sobrevivido más de 40 años, gracias a su antiimperialismo; por qué no podría hacerlo el chavismo contando con mayores recursos económicos?
Sin embargo, la geopolítica de Venezuela está mostrando sus límites: a nivel externo, la declaración oficial de Brasil de declarar a Chávez como un elemento que atenta contra la integración regional, marca un paso importante de distanciamiento de ese país con respecto al chavismo y de acercamiento a EEUU en este orden; el descenso de Humala en Perú y Obrador en México (según indica la prensa burguesa), mostraría que las burguesías de la región están reaccionando en contra de los efectos negativos del populismo de izquierda. A nivel interno, la geopolítica chavista está generando una oposición dentro de la propia población chavista que se opone a los altos gastos de recursos del estado en otros países, mientras se acentúan sus condiciones de miseria.
Sin embargo, el drama que vive la burguesía es que sus “salidas” son cada vez mas de corta duración y que se agotan sus campañas de generación de esperanzas, ya que el capitalismo no tiene salidas reales a la actual situación. Esto no quiere decir que el populismo de izquierda se haya agotado, y que a lo mejor sus efectos no se hayan diseminado por la región. En todo caso, mientras el proletariado mundial y regional no se reafirme en su terreno de clase, la perspectiva no es sólo hacia mayores niveles de pauperización, sino hacia mayores niveles de descomposición social.

 

A Manera de Conclusión

La situación actual muestra la gravedad de la crisis mundial del capitalismo con sus interminables guerras y masacres llevadas a cabo en nombre de la defensa de la paz y la democracia. Con sus interminables hambrunas justificadas por los errores de los facciones burguesas contrarias. Y que se reflejan en el continente americano en un deterioro cada vez más débil del equilibrio de las facciones internas como de las burguesías nacionales en su conjunto atizadas por las necesidades imperialistas. Frente a ello el proletariado debe estar alerta frente a las mistificaciones que se alzan para aplacar su lucha y plantear su salida: la revolución proletaria, la única forma de salvar a la humanidad de la barbarie capitalista.

 

Mayo 2006

 

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