Confirmada la existencia de neutrinos: ¿ha logrado el progreso científico “ir más rápido que su sombra”?

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¿Ha logrado el progreso científico "ir más rápido que su sombra"?[1]

El pasado mes de setiembre un descubrimiento sin precedentes sacudía al mundo científico.

La noticia es difundida Inmediatamente por los Medios del mundo entero: Un equipo de científicos ha observado, en el laboratorio de Gran Sasso en los Abruzzos (cordillera de los Apeninos en Italia), las partículas elementales llamadas "neutrinos"[2] que les han enviado otros investigadores desde el acelerador de partículas del CERN, un laboratorio próximo a Ginebra, situado a más de 730 kilómetros del de Gran Sasso[3]. El experimento OPERA, que se ha estado llevando a cabo en Ginebra durante más de tres años y que consiste en estudiar la propagación de estas partículas así como la medición de su velocidad con una precisión del orden de los nanosegundos, estaba dando sus frutos[4].

 

Una vez verificados   los resultados, y vueltos a comprobar, el experimento lo repiten desde el principio; sin embargo, a los científicos les cuesta admitir la realidad de los hechos pues la sorpresa es mayúscula: estas partículas se desplazan a una velocidad ligeramente superior a la de la luz.

 

Este descubrimiento trastoca las leyes fundamentales de la física, incluso la Teoría general de la relatividad (puesta en evidencia por A. Einstein) que definió la velocidad de la luz como una constante universal infranqueable. El anuncio de este descubrimiento ha sido inmediatamente divulgado por los Medios que no retroceden ante nada para quitarle a cualquiera la primicia de la noticia y ponerle el titular más vendible: "¿Ha matado el neutrino a Einstein?" "¡Einstein se contradice!" "¡Einstein está hundido!" y nos quedamos cortos citando titulares, pues como decía Coluche[5] "los hay para todos los gustos, desde los más buenos a los peores".

 

Esta visión de la ciencia, en la que las diferentes teorías son esencialmente competitivas y están siempre dispuestas a eliminarse las unas a las otras como depredadores en lucha mortal permanente, es típica de la ideología burguesa e inherente, en lo fundamental, a su modo de funcionamiento social.  Sobre este descubrimiento, que implica que se pueden poner en cuestión los fundamentos mismos de la física moderna y que se trata sin duda de un descubrimiento de consecuencias (teóricas y prácticas) difícilmente imaginables en el momento actual, nosotros podríamos  dedicarnos alegremente  a aventurar teorías en torno a lo que esto va a inducir sobre nuestra percepción del universo pero, en las pocas líneas de un artículo y con una aproximación totalmente empírica al descubrimiento, lo que sí que es seguro es que no lograríamos escribir más que un fabuloso artículo de ciencia ficción. No es ese, desde luego, nuestro objetivo. De lo sí que nos dimos cuenta enseguida y de manera muy clara, cuando nos enteramos, es de que: en todo método científico serio y honrado de investigación ninguna teoría está "grabada en la piedra" para siempre jamás, de manera permanente e incontestable, y de que eso es algo que toda la propaganda capitalista se esfuerza en distorsionar u ocultar.

 

La percepción de la realidad científica es eminentemente histórica y está en constante evolución. Un descubrimiento de estas características nos obliga a revisar nuestras concepciones anteriores y a confrontarlas con esta nueva representación de la realidad. De esta manera, la superación de esas concepciones pasadas nos lleva a nuevas preguntas y a nuevos progresos científicos y técnicos. Y estos progresos a su vez nos permiten superar incertidumbres y aportar novedades que no tienen por qué  negar las aportaciones de las precedentes... Ese es el carácter dialéctico de la evolución que hace cada etapa, cada progreso (por ínfimo que pueda ser), del proceso de investigación absolutamente necesarios en tanto que eslabones de la cadena de nuestro proceso de evolución.

 

Esta visión, que parece estar presente en la base de todo avance científico honesto, no forma parte, en absoluto, de la ideología dominante. Esta es al menos la constatación que se puede hacer cuando se miran de frente los hechos: en momentos como los actuales, en que se es perfectamente capaz de enviar un ingenio robótico para explorar la superficie del planeta Marte, los especialistas en economía son casi incapaces de prever la evolución de nuestra economía ni siquiera para un corto periodo... y, en consecuencia, incapaces de satisfacer las necesidades más elementales de una parte creciente de la población mundial. Y eso por una razón muy simple: según la ideología de la clase dominante -la ideología capitalista, con su idealismo democrático basado en la realización de la plusvalía, en la competencia y la competitividad entre los individuos- el sistema actual sería fundamentalmente el sistema que mejor se corresponde con los caracteres de la especie humana, con la naturaleza humana pasada, presente y futura. La ideología burguesa suele percibir la "perpetuidad del capitalismo" como una verdad absoluta e incontestable con lo que el ideal político de su sistema, es decir la democracia capitalista, sería: la única perspectiva hacia la que podría evolucionar la humanidad. A cualquier otra perspectiva le pone automáticamente la etiqueta de "utopista", quimérica, incluso peligrosa ¡faltaría más!

 

Si la parte más numerosa de la humanidad, es decir la clase explotada, logra tomar conciencia de que las sabias ecuaciones de los especialistas de la Economía han dejado, desde hace ya tiempo, de ser el motor del progreso humano; de que los cálculos de esos charlatanes deben ser denunciados porque están en la base de la extorsión, de la plusvalía que justifica los inmensos privilegios que detentan una minoría de explotadores; de que para salvarnos a nosotros mismos debemos crear un mundo sin Estados donde la actividad productiva se organice exclusivamente en función de las necesidades humanas y en el respeto a los recursos naturales,...; entonces la clase capitalista quedaría completamente superada; su privilegios y su ideología serán puestos totalmente en entredicho. En una sociedad fundada en la solidaridad y en el progreso social, el papel y el lugar de las ciencias serán completamente diferentes de lo que ahora conocemos. No nos engañemos: el mundo científico no escapa a las leyes capitalistas y a su ideología reaccionaria.  El campo de la investigación está impregnado de un espíritu de feroz y permanente competencia. Los investigadores dedican la mayor parte del tiempo a competir entre sí, de tal manera que la cooperación entre los diferentes equipos acaba agotándose rápidamente. La carrera por publicar, la búsqueda del prestigio individual, del reconocimiento social y financiero son otras tantas trabas que frenan considerablemente a la humanidad en su camino hacia el conocimiento y el progreso.

 

Ningún descubrimiento científico, por brillante que sea, podrá sacar hoy a la humanidad de la oscura prehistoria en la que la encierra un capitalismo a punto de expirar. La mayor y más satisfactoria experiencia que se presenta a partir de ahora ante nosotros no es otra que la transformación profunda de la sociedad; ésta es la única alternativa a la barbarie capitalista que puede hacer entrar a la humanidad en su verdadera historia.

Maxime (23 octubre 2011)

 

Révolution Internationale n° 427 - novembre 2011

 



[1] «Me vi tan acosado por las discusiones suscitadas a raíz de la publicación de mi teoría sobre la luz, que maldije mi imprudencia por apartarme de las considerables ventajas de mi silencio para correr tras una sombra» I. Newton. Ver en https://www.biografiasyvidas.com/monografia/newton/    

[2] Se trata de la partícula más pequeña de las conocidas hasta ahora. Resulta de la colisión entre dos protones, elementos que constituyen el núcleo de los átomos.

[3] Esta distancia representa la trayectoria más directa entre el acelerador del CERN y los detectores de Gran Sasso. La trayectoria de los neutrinos atraviesa pues la corteza terrestre sin, al parecer, sufrir desviación alguna, dado que apenas tienen masa y no tienen carga.

[4] una milmillonésima de segundo.

[5] Michel Gérard Joseph Colucci, alias Coluche, humorista francés candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 1981.

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