Correo del lector: El aplastamiento de Kronstadt sigue siendo una tragedia sobre la que debaten los revolucionarios

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Han transcurrido efectivamente 90 años desde que los trabajadores de esa ciudad se levantaran contra el Partido Bolchevique, reclamando, entre otras cuestiones, que el poder real volviera a los Soviets sin el Partido Bolchevique. El Partido Comunista tomó entonces la terrible decisión de reprimir este movimiento.

Una de las participantes en este debate, en el que ha firmado como Youhou, nos ha  remitido el texto que publicamos a continuación y que queremos saludar encarecidamente. En él busca sintetizar los distintos puntos de vista que se han expresado en el debate y, al mismo tiempo, tomar posición sobre él.

No se trata en manera alguna de darlo por acabado. El espíritu que nos parece apreciar en su texto es, más bien, que sirva como etapa de ese debate. Finalmente queremos unirnos al llamamiento que lanza al final de su carta: "¡Venid a sumaros a este apasionante debate! El debate fraternal es nuestra mejor arma contra la ideología burguesa" [1].

En el fórum de la CCI se está desarrollando actualmente, con ocasión del 90º aniversario de la represión de Kronstadt, una discusión muy animada que merece ser comentada. Es muy interesante pues resulta muy representativa de las posiciones que, sobre este tema, existen en la clase obrera. En este debate se ha expuesto, sin tabúes ni ambages, cómo el ejército rojo, a las órdenes del Partido Bolchevique, aplastó en 1921 la revuelta obrera del Sóviet de Kronstadt. Todos los participantes en este debate compartimos también la voluntad de sacar lecciones de esta masacre, enormemente valiosas para la futura revolución pues tal y como dejo escrito Rosa Luxemburgo a propósito de la revolución rusa: «Queda claro que sólo una profunda crítica y no una apología superficial es lo que puede servirnos para sacar de estas experiencias las valiosas lecciones que conllevan.». A lo largo de las últimas décadas, el debate sobre Kronstadt ha visto marcado por la expresión de dos tendencias diametralmente opuestas: los trotskistas que defienden que este aplastamiento fue una "trágica necesidad", y los anarquistas que creen que el Partido Bolchevique, por el simple hecho de ser un partido, contenía ya los gérmenes de esta degeneración, lo que les lleva a poner en entredicho la necesidad misma de la existencia de un partido de la clase obrera.

 

Entonces ¿de qué se trató: de un "error" o de una "necesidad" trágica?

 

Veamos una de las ideas expuestas por Jeannotrouge: «El proletariado no puede constituirse en clase, y consiguientemente tras la revolución en clase dominante, si no es a través de una lucha tenaz en su seno, contra las influencias burguesas que inoculan las diferentes instituciones, organizaciones y partidos, presuntamente "obreros", lucha que no puede eludir el estallido de episodios de confrontación y violencia».

El compañero Mouhamed insiste, aunque de forma algo más matizada, en que los bolcheviques no podían actuar de otra forma.

Pero sobre este punto, yo comparto más bien lo que dicen Tibo y Underthegun: que el aplastamiento de Kronstadt no iba en el sentido del progreso de la revolución. Que esa masacre no era en absoluto necesaria sino que, más bien, precipitó la derrota de la revolución rusa. Y ¿eso por qué? Pues porque quienes fueron masacrados fueron trabajadores y no contrarrevolucionarios de cuello blanco, como el propio Trotsky tuvo que reconocer: «Esperamos todo el tiempo que nos fue posible, para que los marineros, nuestros camaradas ofuscados, abrieran los ojos y vieran donde les conducida el motín».  La sociedad comunista no puede nacer de luchas fratricidas. Una masacre así no puede formar parte del arsenal de los revolucionarios. Tibo señala acertadamente: «Sí. Tenemos un mundo "por fin humano" que construir. Y este no puede tener como cimientos cadáveres de trabajadores aniquilados por otros trabajadores». A lo que yo me permito añadir: Y menos de esa manera, tomando rehenes entre sus familiares, condenando a los soldados del ejército rojo que se negaran a disparar,... La violencia de clase es necesaria, por supuesto, pero para la clase obrera esta violencia viene determinada por el objetivo final de su lucha, que no es otro que la liberación de la humanidad del yugo de la explotación. Los camaradas que no están de acuerdo con esta posición han recordado, muy justamente, la contribución de los bolcheviques a la clase obrera. El Partido Bolchevique, liderado por Lenin, jamás traicionó el interés de la clase obrera, y rechazó cualquier alianza para formar un partido de masas, lo que le supuso seguir quedándose en una posición minoritaria entre los trabajadores defendiendo, una y otra vez, la necesidad de no confiar en los socialdemócratas. Este partido defendió el internacionalismo hasta sus últimas consecuencias y apoyó a los trabajadores en su lucha, permaneciendo a su lado incluso cuando sabía que los obreros se equivocaban.

Pero entonces: ¿cómo es posible que este partido, que era plenamente consciente de que el socialismo no podía imponerse por la fuerza sobre la clase obrera, y que el deber del partido era combatir al lado de la clase, tomase las armas contra ella?

 

¿Cómo llegó el Partido Bolchevique a cometer tal crimen?

 

Mouhamed plantea: «Para mí que si hubiera habido revolución mundial no habría tenido lugar Kronstadt ni nada parecido». Es verdad que el aislamiento de Rusia fue una de las causas fundamentales de la debacle de la revolución. Muchos trabajadores murieron en la guerra civil, y los Soviets se vieron parcialmente abandonados reduciéndose, en muchos casos, a comités militares poco numerosos que se cernían a decisiones sobre cuestiones estratégicas. Así por ejemplo, cuando el presidente del Bund (el partido comunista judío) preguntó durante el VIIº Congreso de los Soviets, dónde estaba su Comité Ejecutivo Central, Trotsky les respondió: «El CEC  está en el frente». A esto cabe sumar los racionamientos alimentarios draconianos por la pérdida de Ucrania auténtico granero de trigo de Rusia, lo que supuso hambrunas, etc. La incorporación del proletariado alemán contagiando a otros proletariados de Europa, y después del mundo, habría representado un segundo aliento para la revolución en Rusia. La CCI escribe en su folleto sobre el período de transición: «Pero el principal peligro de contrarrevolución no provenía ni de los "kulaks", ni de los obreros lamentablemente masacrados en Kronstadt, ni del "complots de los blancos", que los bolcheviques creían ver detrás de esta revuelta. Fue sobre los cadáveres de los obreros alemanes masacrados en 1919 cómo pudo triunfar la contrarrevolución, y fue a través del aparato burocrático de lo que se suponía era el "semi-Estado" del proletariado, como ésta se expresó más poderosamente.». El agotamiento de los Soviets que representan los fundamentos de la dictadura del proletariado, y el confinamiento de la revolución en las fronteras nacionales de Rusia, hizo que el Partido Bolchevique se viese confrontado a disyuntivas enormemente graves y optó por la peor de ellas: eliminar físicamente a su hermanos de clase.

El aislamiento de Rusia en el curso de la revolución mundial nos permite entender, en parte, la actitud de los bolcheviques, pero no explica por qué los Soviets se volvieron contra ellos. Si no hubiese existido tal rebelión esta cuestión ni siquiera se habría planteado. Como yo misma he defendido, al igual que Underthegun, se ve muy claramente, tanto en las reivindicaciones del Soviets de Cronstadt ("Todo el poder a los Soviets"), como en la oleada de huelgas que sacudieron Moscú y Petrogrado, (estamos hablando de 3 de las regiones a la vanguardia de la insurrección de Octubre, dicho sea de paso), que una fosa se estaba abriendo entre la clase obrera y el Partido Bolchevique. He aquí un mensaje de radio destinado "a todos los obreros del mundo" y difundido el 6 de Abril de 1921: « Somos partidarios del poder de los Soviets y no de los partidos. Estamos por la libre elección de los representantes de las masas trabajadoras. Los Soviets fantoches manipulados por el Partido Comunista han sido siempre sordos a nuestras necesidades y reivindicaciones, y no hemos recibido más una única respuesta: la metralla [...]. ¡Camaradas! No sólo os engañan, sino que además desfiguran la realidad y nos difaman de la forma más despreciable [...]. En Kronstadt todo el poder está, exclusivamente, en manos de los marinos, los soldados y los obreros revolucionarios [...]. ¡Vivan el proletariado y el campesinado revolucionario! ¡Viva el poder de los Soviets libremente elegidos! ».

Se puede estar de acuerdo o no con estas reivindicaciones, pero lo que resulta incontestable es que los Soviets se opusieron directamente al Partido al que veían además como a un enemigo. Mi parecer es que la absorción del Partido por el Estado, un órgano que es, por naturaleza, reaccionario y conservador, implicó el alejamiento de los bolcheviques de la clase obrera. En definitiva: el aislamiento en el aislamiento. El Partido se convirtió a la vez en juez y parte, y no pudo comprender que significaba la rebelión de sus camaradas de los Soviets. Underthegun razona acertadamente que: «el "gobierno bolchevique" constituye el verdadero problema de esta revolución aislada y sitiada por todos lados. La urgencia de la situación y los múltiples peligros condujeron a los bolcheviques, a partir de Brest Litovsk en 1918, a asegurar el ejercicio del poder. Pero [...] la dictadura del proletariado no es la dictadura del partido.» Más el partido no representa los intereses de un Soviet o de una parte de la clase obrera, sino que ha de defender los intereses del proletariado mundial. De ahí que la confusión entre partido y Estado, le impidiera ver claramente cuáles eran las orientaciones derivadas del movimiento obrero mundial. Entrampado por las exigencias inmediatas de organización de la revolución, perdió de vista el objetivo final: la liberación de la humanidad. Por eso no estamos hablando de un mero tropiezo en el camino sino de la necesidad de comprender que la dictadura del proletariado debe ser ejercida por los Soviets y en un proceso revolucionario mundial. Hasta aquí hemos analizado las causas materiales y objetivas de este crimen fratricida, pero también ha quedado claro que, al contrario de lo que plantean Prodigy, Jeannotrouge y Mouhamed, evocar únicamente esas condiciones materiales no basta, sino que hemos de integrar en ellas la dimensión ética.

 

 

Se ha discutido en profundidad la siguiente cuestión: ¿tenemos derecho a sacar un balance moral de este drama?

 

El compañero Underthegun ha insistido mucho en no existe determinismo alguno, y que en el seno de los revolucionarios del Partido Bolchevique, y en idénticas condiciones de urgencia, algunos optaron por defender a sus hermanos los trabajadores de Kronstadt. En cambio Lenin y Trotsky, pudieron elegir, y optaron por masacrar a sus camaradas. Desde mi punto de vista es necesario plantearse esta cuestión, pero los compañeros Mouhamed y Prodigy han objetado en sus intervenciones que: «un análisis marxista no consiste en hacer un balance moral, sino en hacer un balance objetivo y materialista. No se trata de condenar o no, o de decir si es o no es inmoral. Se trata de sacar lecciones sin sentimientos humanistas». Pero balance moral y análisis contextual no se oponen sino que se complementan. No estamos hablando de la moral maniquea de la burguesía, sino del resultado de una larga evolución derivada del hecho de que el ser humano ha desarrollado la civilización, lo que se expresa en la preservación de la especie mediante la solidaridad. Así pues la moral es inherente a las condiciones materiales. El Partido Bolchevique fue degenerando y se encontró ante situaciones inéditas para las que no había receta alguna. Y entonces sí es verdad que eligió la vía que condujo a su perdición, y no es verdad que el aplastamiento de Kronstadt favoreciera la revolución. Pero ¿podría haberse actuado de otra forma? Quizás. ¿Habría que haberlo hecho? ¡Eso es seguro! ¿Por qué algunos dieron la orden de la masacre y otros, en cambio, se opusieron? Pues simplemente porque ante una misma situación la conciencia no es homogénea, y la relación entre conciencia y condiciones materiales no es, en absoluto, mecánica. Por esa razón no debemos examinar la represión de Kronstadt con los ojos de la suficiencia y la superficialidad. Los revolucionarios habrán de enfrentarse a alternativas igualmente cruciales en las luchas futuras. Ahí Kronstadt seguirá siendo un "profundo tesoro de enseñanzas", pues esa desgraciada experiencia seguirá enseñándonos que "no puede haber violencia en el seno de la clase obrera" y que el fin no justifica los medios pero sí los determina.

No habríamos podido debatir de esta cuestión, sin clarificar al mismo tiempo nuestras posiciones sobre el marxismo y también sobre el trotskismo y el anarquismo. ¡Venid a sumaros a este apasionante debate! El debate fraternal es nuestra mejor arma contra la ideología burguesa.

 

Fraternalmente, Youhou

 


 

[1] Por esta misma razón no hemos querido responder aquí a esta compañera. Primeramente porque compartimos lo esencial de su análisis. Y también porque pensamos que esta discusión puede y debe continuar. Para conocer la posición de la CCI sobre este trágico acontecimiento reenviamos a los lectores a dos de nuestros artículos : "La represión de Kronstadt en 1921: un error trágico del movimiento obrero". "1921: Comprender Kronstadt", en la Revista Internacional nº 104 (/revista-internacional/200510/211/entender-cronstadt).

 

 

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