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Acción Proletaria nº 166, 15 Septiembre -15 Noviembre 2002

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Para luchar contra la Reforma del desempleo, no podemos confiar en las movilizaciones sindicales

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El 20 J los sindicatos, IU y los grupos "a su izquierda", e indirectamente el PSOE, nos convocan a una huelga general contra el decretazo sobre la reforma del desempleo. La Iglesia declara por boca del arzobispo de Sevilla, que "hay razones fundadas para hacer la huelga". La patronal dice que se podría aprovechar esta huelga para "imponer la reforma laboral que se necesita de verdad" (sic) (CEOE). Y hasta el mismo gobierno y el PP "admiten el error de haber calentado el clima social con duras réplicas". De hecho, los medios de comunicación a sus órdenes, que tantas veces han sido criticados por la oposición por escatimar las intervenciones de la izquierda, han puesto en nómina a Fidalgo y a Méndez, que salen más que Aznar. Con todo esto, más el malestar que hay de sobra en todos los sectores de trabajadores, los ministros pueden decir con toda tranquilidad: "Desde luego lo que está claro es que hace un mes no existía este ambiente y todos pensábamos que la huelga iba a ser un fracaso. Ahora sólo está en duda si se convertirá en un gran éxito para los sindicatos, pero ya sabemos que no será un fracaso". Pero un éxito ¿para quién? ¿Qué es esto de una huelga que todos quieren que hagamos? ¿Va a servir esta huelga para defender nuestras condiciones de vida?

¿Sirve esta huelga para defendernos contra la reforma del desempleo?

Nos dicen que la Reforma del desempleo es el no va más, el colmo del talante autoritario de Aznar y del PP en general, que lo hacen "para jorobar" (Méndez), y para presumir en las cumbres europeas de que cumplen los objetivos presupuestarios, anteponiéndolos a la sensibilidad social; que el INEM tiene superávit y que no hay ninguna razón, excepto la chulería "absolutista" de Aznar, para este ataque. Según esto el decretazo sería simplemente un antojo del gobierno de Aznar que podría combatirse dando nuestra confianza a la oposición, y demostrando prácticamente que aunque el PP tenga mayoría absoluta, la presión en la calle también cuenta, y como dice el Sr. Caldera, la oposición de izquierda reúne conjuntamente más votos nominales. Una huelga general masiva serviría para mostrar todo eso, y haría que el PP tuviera que negociar. Pero esta Reforma del desempleo no es simplemente un plus para terminar el curso con matrícula de honor en estadística económica o antiobrerismo. Por supuesto que la derecha representa lo más rancia y descaradamente los intereses de los empresarios y los grandes negocios públicos y privados, y que no le tiembla el pulso ni tiene que disfrazar los ataques a la clase obrera (a pesar de que el PP, por circunstancias históricas del capitalismo español, ha llegado al gobierno envuelto en oropeles "democráticos" y de "modernidad" para distanciarse del franquismo, y ha sido sostenido en todo eso por los sindicatos y la izquierda, incluyendo la mismísima IU con la famosa "pinza"; o sea, por los mismos que ahora le acusan de facha); pero la experiencia ha demostrado que las medidas antiobreras no son patrimonio exclusivo de la derecha. En realidad todo el discurso sobre el autoritarismo del PP sirve para ocultar que son la única respuesta de la burguesía, de derechas o izquierdas, a la agravación de la crisis. Para afrontar la agravación de la competencia en un mercado mundial que cada vez se reduce más, la burguesía necesita disminuir costes, y eso significa facilitar los despidos y disminuir los gastos sociales del Estado para dirigir sus recursos a apoyar a las empresas punta y a reforzar la maquinaria de guerra que en último extremo es un factor determinante de primer orden del peso de cada capital nacional en la arena mundial. Aunque el goteo de despidos no ha parado, disfrazándose de "reestructuraciones", "no renovación" de contratos temporales, o prejubilaciones, se anuncia una nueva escalada. España es el furgón de cola de la UE y la reciente desaceleración de la economía mundial está teniendo un impacto en los negocios del capital español, que ve las barbas afeitadas de Argentina y pone las suyas a remojar. De hecho, la banca es uno de los sectores afectados por la crisis allá, que prevé prejubilar a los empleados mayores de 52 as de edad (1500 el BBVA; 1300 el SCH; 200 el banco popular). Otro sector, emblemático de la "nueva economía", donde se anuncian despidos que confirman que aquella no es ninguna solución a la crisis y que, al contrario, ha envejecido prematuramente, son las telecomunicaciones (4905 despidos en total, 1300 por ej en Alcatel, 855 en Ericsson, etc). En el sector del automóvil se prevén expedientes temporales de regulación de empleo que van a afectar a 13.200 trabajadores.... Cuando se ve este panorama se comprende que las medidas del decretazo, facilitan los despidos masivos, preparan el terreno a nuevos despidos, y significan un ataque al conjunto de la clase obrera. La eliminación de los salarios de tramitación y la fiscalización de las indemnizaciones van a hacer que los despidos sean más baratos para el empresario y que los obreros cobremos menos de finiquito. En cuanto a los recortes drásticos de las prestaciones por desempleo, significan de entrada, que 200 mil parados van a dejar de cobrar, y que todos los implicados en regulaciones temporales, o en contratos temporales, que redondeaban un sueldo decente con los subsidios, van a ver como disminuyen sus salarios. Por no hablar de los jornaleros andaluces, que perderán el derecho al PER. Pero desde luego, estas medidas no son exclusivas de los gobiernos de derecha. No sólo Berlusconi, además de Aznar, toma medidas antiobreras, también el amigo Blaiiir a fuer de recortes del gasto social, ha desmantelado prácticamente la sanidad pública. De hecho, las actuales medidas antiobreras son en cierta medida consecuencia de la aplicación de los acuerdos de la reciente cumbre de Barcelona de la UE "sobre el empleo", donde "la izquierda" tiene la mayoría. En cuanto a la historia más reciente de España, recordemos que fue el PSOE quien llevó a cabo las reconversiones industriales con su lastre de despidos masivos, recortó las pensiones dificultando el acceso a ellas en 1985, introdujo los "contratos de inserción" en 1988 y hasta impuso en 1992 un decretazo contra los desempleados que significó reducir los parados con derecho a subsidio al 40%. Y se despidió del gobierno con una reforma laboral que ampliaba las causas de despido objetivo y reducía las indemnizaciones. Como consecuencia de esa política, además de los 3 millones largos de parados oficiales, el Estado y la patronal cuentan con una batería de leyes que justifican y facilitan los despidos y que permiten todo tipo de modalidades de contratos parciales, temporales, etc con unas condiciones laborales y salariales miserables. Por todo esto, la huelga general del 20J no puede servir para que, dando la confianza a la izquierda como alternativa, o presión al PP, se retire la Reforma del desempleo. Sencillamente la oposición ha hecho lo mismo cuando estaba en el gobierno. Pero ¿Y los sindicatos? Esos sí que, a pesar de que el PSOE estaba en el gobierno, le organizaron 4 huelgas generales...

¿Sirven los sindicatos para luchar contra el decretazo y defender nuestras condiciones de vida?

Durante 6 años de gobierno del PP, los sindicatos han mantenido la "paz social", negociando y haciendo la vista gorda ante las sucesivas reformas del mercado laboral de 1997 y 2001, lo que ha sido una cobertura del talante "democrático" y "dialogante" del PP hasta ahora. ¿Porqué cambian radicalmente de actitud, recuperando un lenguaje "obrero" y declarando que "la paz social" ha terminado, y que el gobierno "las va a pasar mal" (Fidalgo)? Dicen que "porque no van a consentir que se liquiden los logros históricos del movimiento obrero" ni van a consentir que se faciliten los despidos; pero desde "la transición democrática" presentan todo un historial en sentido contrario. En 1981 con el gobierno Calvo Sotelo, UGT consintió la Ley Básica de Empleo, que establecía un periodo mínimo de cotizaciones para cobrar el paro e instauraba un periodo máximo de cobro de dos años entonces. Después en 1982 firmaron el Acuerdo Nacional sobre el Empleo (ANE), que obligaba a los parados a aceptar contratos en pésimas condiciones. Luego en 1988, tras el 14-D que tiraba por la puerta el Plan de Empleo Juvenil, lo repescaron junto con el gobierno por la ventana aceptando los contratos de inserción. Más recientemente han negociado la reforma laboral del PSOE y las dos del PP, etc, etc etc. Dicen que porque no hay ninguna justificación para los ataques actuales excepto la voracidad del PP y su talante autoritario. Aparte de lo que esto supone en cuanto a que habría ataques a nuestras condiciones de vida que "estarían justificados" por la situación de la economía nacional (lo que significa sacrificar nuestros intereses por el bien del capital nacional -que es un principio muy sindical-), además están ocultando que los datos de superávit del INEM y de aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social que nos presentan, y de "mejora" del empleo (según el gobierno), son en realidad el producto, aparte de las manipulaciones estadísticas, que son muy sufridas, de los sacrificios obreros, de los contratos parciales y temporales, de las condiciones laborales lamentables que nos imponen, y que lo que pone de manifiesto la situación actual es que los sacrificios sólo traen más sacrificios. Es cierto que los sindicatos convocaron 4 huelgas generales al gobierno del PSOE, pero como cobertura para acabar aceptando sus ataques antiobreros. Así por ej. frente al decretazo contra los parados del PSOE en 1992, convocaron la huelga del 28M, y esto es lo que escribíamos entonces: "el mismo 28M, Gutierrez y Redondo ya no pedían la retirada del decretazo sino una negociación 'responsable' para aplicarlo, y para colmo, el 24 de Junio aceptan conversaciones 'serias' con González cuyo punto de partida es no tocar el decretazo" . Y lo mismo el 27E de 1994 tras la huelga general contra la Reforma laboral del PSOE, cuando un mes después de la huelga, no sólo se imponía la reforma laboral, sino que los sindicatos estaban dispuestos a aplicarla fábrica a fábrica, "subordinando los aumentos salariales a la defensa del empleo en las empresas, atendiendo a sus situaciones concretas" . La respuesta es no. Los sindicatos no sirven para defendernos contra la Reforma del desempleo. Y vista la experiencia, hay razones de sobra para desconfiar de que la convocatoria de la huelga sirva en realidad al propósito, no de rechazar el decretazo, sino de imponerlo.

¿A quien sirve la Huelga general?

La verdadera razón del cambio de actitud de los sindicatos y la izquierda, de moderados a "luchadores", y que supone una inflexión en los últimos 6 años, está en ese sujeto histórico que todos quieren dar por muerto, que nadie se atreve siquiera a mentar, pero que la burguesía tiene bien presente en sus decisiones y sus estrategias: la clase obrera. A pesar de todos los ríos de tinta que ha hecho correr sobre la desintegración de la clase obrera, sabe bien que el gigante no está derrotado, ni ha dicho aún su última palabra. Y hasta tal punto cuenta con eso, que teme que con la agravación de la crisis, se acabe acumulando un potencial de luchas que le hagan consciente de su fuerza y de que el capitalismo no tiene ninguna salida. A veces son las medidas que toma el enemigo lo que ayuda a darse una idea de la propia fuerza. Y ¿quién mejor que los sindicatos para captar el ambiente en el medio obrero, para palpar cual es el grado de reflexión de los obreros, de malestar, de combatividad, y anticiparse? Las huelgas generales de los años 80, a pesar de que coincidieron con los momentos de menos luchas, se convocaron en un ambiente de combatividad, para tratar de que los sindicatos se hicieran con el control de la situación y llevaran a los obreros a callejones sin salida y al desgaste. Se comprende que, ante un ambiente de movilización obrera, los sindicatos no tuvieran más remedio que echar un órdago si querían ponerse a la cabeza y tomar el control del movimiento. Pero en los años 90, impactada por el hundimiento del estalinismo, la clase obrera apenas tenía fuerzas para desarrollar pequeños focos de combatividad. Y sin embargo se convocaron igualmente huelgas generales en 1992 y en 1994. La razón fue en primer lugar la gravedad de los ataques, que afectaban esencialmente a la cuestión del empleo, igual que hoy. Esta cuestión es fundamental, porque afecta a toda la clase obrera, a todos los sectores, industriales o jornaleros, a los parados y a los que aún tienen un trabajo, a los eventuales y a los que aún son fijos, a los prejubilados y a los temporales, a los jóvenes y a los mayores. Tiene pues un potencial de unificación de la reflexión y de la discusión, de generar un sentimiento de clase. En segundo lugar, afecta a la reflexión sobre la crisis, sobre las perspectivas que puede ofrecernos el capitalismo, y al fin y al cabo, sobre el capitalismo mismo. Estas cuestiones, junto con un malestar evidente por la degradación de las condiciones de vida obrera, ponen las bases para un punto de partida de luchas en un terreno de clase, para que la clase obrera tome confianza en sus propias fuerzas, en su papel histórico. A todo ese potencial, la convocatoria de una huelga general como las pasadas, o esta del 20J, le opone un terreno corporativo, de división por ramos etc, irreflexivo, donde la cuestión es la tozudez de Aznar, etc, que entrega la dirección y el control de la lucha a los sindicatos, y que confía en el terreno electoral y democrático de la derecha y la izquierda. Un terreno que oculta y escatima el conflicto de clases. Y ese es el sentido de la convocatoria de esta huelga, que sirve para marcar el terreno del sindicalismo y arrastrar a los obreros a la confusión y al desgaste de sus fuerzas. Tras el 14D de 1988, o el 27E de 1994los obreros no reforzaron su unidad ni su conciencia, no reforzaron su combate de clase, sino que lo debilitaron, y por eso los ataques acabaron imponiéndose. Los más veteranos lo sabéis bien, aunque ahora podáis pensar que en la situación actual de desmovilización, la huelga puede ayudar a luchar. ¡No! Aunque el 20J en sí mismo no decide nada, dejarse arrastrar a todo lo que significa de explicación de la Reforma del desempleo, de la crisis, de apoyo a los sindicatos y a la izquierda, es entregarse a los pies de los caballos, a los planes de la burguesía sin resistencia. Y sobre todo es dejar a los más jóvenes sin experiencia, sin transmitirles la tradición de combate y de reflexión que les pertenece. Para los que es su primera huelga general, les aparece como la única respuesta posible. Si los dejamos así, sin armas para enfrentarse a la maniobra de la burguesía, se alejarán las posibilidades de una respuesta de clase, y la burguesía irá imponiendo sus ataques. Porque la respuesta de clase está fuera del terreno sindical, en la huelga de masas. Todas las luchas importantes de la clase obrera desde hace un siglo, y en todas partes, se han desarrollado en ese terreno: 1905 y 1917 en Rusia, 1919 en Alemania, Julio 1936 en España, Mayo 68 en Francia, 1969 en Italia, 1980 Polonia... Y la experiencia más reciente en España lo confirma: Vitoria 1976, y la mayoría de las luchas de los años 70, las marchas a Madrid en los años 80, etc No somos ilusos. Sabemos que hoy la clase obrera no tiene la fuerza para plantear sus propios medios de lucha, su propia organización, su propia búsqueda de la unificación de todos sus sectores. Pero eso no nos debe empujar ni a agarrarnos al clavo ardiendo de la convocatoria sindical, ni a la pasividad. Al denunciar todo el montaje que significa el 20J, estamos llamando a los obreros a que comprendan que otra forma de lucha es posible, diferente y opuesta a las convocatorias sindicales. Es la lucha organizada por los propios trabajadores en asambleas generales, que rompe las trampas corporativistas y nacionalistas, que extiende y unifica la lucha, tal y como muestran las experiencias de luchas en el siglo XX.

Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional)10.06.02 Suplemento de Acción Proletaria nº 164

 

 

Situación nacional: 

  • España [1]

País vasco ¿Qué hay detrás de la ilegalización de Batasuna?

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No pretenden acabar con el terrorismo sino meter en cintura al PNV

El Frente Nacional Español que forman con disciplina de hierro el PP y el PSOE presentan la nueva Ley de Partidos Políticos y la subsiguiente ilegalización de Batasuna como un medio para "acabar con la lacra del terrorismo". Sin embargo, como ha sucedido en otras muchas ocasiones con la política de la burguesía, existe un abismo entre el objetivo que se proclama cara a la galería y lo que verdaderamente se persigue.

En Acción Proletaria nº 156 dijimos que "el verdadero conflicto en el País Vasco es la pugna, durante muchos años soterrada y bajo mano, entre el PNV y el poder central español". En ese mismo artículo señalamos que "ETA-HB representan una fracción minoritaria dentro del conjunto de la burguesía. No gozan de los medios que tienen sus rivales más poderosos ya cómodamente instalados. Por ello, su estrategia de atentados y de terrorismo callejero está indefectible condenada a ser manipulada e instrumentalizada por padrinos de mayor rango". ETA-HB están cada vez más debilitadas por diferentes razones: los golpes policiales; la actitud francesa cada vez menos permisiva; la ofensiva del PNV-EA para arrancarle crecientes porciones de su clientela tradicional ... Por ello no tienen capacidad para actuar con una política propia y los distintos bandos en liza (españolistas, PNV, imperialismos extranjeros) se disputan el control de lo único que saber: la presión gangsteril a través de atentados y gamberrismo callejero. Completamente acorralados y en el marco de una situación general del capitalismo que hemos caracterizado por la tendencia a la descomposición que impulsa fracciones minoritarias de la burguesía a adoptar actitudes cada vez más irresponsables y suicidas, hoy ETA-HB dirigen el grueso de sus golpes contra sus aliados naturales del PNV. ETA rompió la tregua como presión al PNV, el zarpazo que éste le dio con las elecciones del 2001 quitándole la mitad del electorado, enconó todavía más su ofensiva. En los últimos días, los parlamentarios de HB en la cámara vasca frustraron la tentativa de PNV-EA-IU de presentar un recurso contra la Ley de Partidos y, por otra parte, mientras HB no opuso ninguna resistencia al cierre de sus sedes en Navarra a manos de la Guardia Civil, armó las mayores trifulcas posibles contra los cierres en el País Vasco que corrían a cargo de la Ertzaina, la policía que el PNV considera "su propiedad privada".

PP-PSOE dan una prueba más de la hipocresía que caracteriza a todas las fracciones burguesas, al presentar como "lucha contra el terrorismo" lo que es en realidad un nuevo ataque en toda la regla contra el PNV. Es puro cinismo utilizar el sentimiento de repudio y rabia que suscita la barbarie terrorista para emplear esos réditos político-ideológicos en una empresa que pretende en realidad responder al gol que se apuntó el PNV con su resistencia victoriosa en los comicios del 2001 contra la tentativa del Frente Españolista PP-PSOE por echarle del poder. Porque lo que hemos asistido desde hace 5 años es a un toma y daca continuo, a una espiral cada vez más violenta e irracional de golpes y contragolpes de unos y de otros. En 1997, PP-PSOE utilizaron las manifestaciones por el asesinato de Miguel Ángel Blanco para meter en cintura al PNV. Este respondió un año después con el Pacto de Lizarra y su famosa tregua. El bando españolista no paró hasta conseguir echarlo por tierra moviendo todos los resortes para que ETA matara y rompiera la tregua. El PNV respondió radicalizándose en su deriva "soberanista" a lo que el poder central español respondió con el famoso Pacto anti-terrorista con el objetivo declarado de desalojar al PNV del gobierno vasco en las elecciones del 2001. El éxito del PNV en estas le envalentonó en sus continuos desafíos al poder central. Este finalmente ha dado un nuevo puñetazo sobre la mesa con las dos medidas encadenadas de la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna realizada desde todos los frentes: el político y el judicial con la presencia del inevitable Garzón que se apunta a todo lo que le pueda colocar en primera fila.

El encargado de hacer cumplir las medidas de ilegalización (cierre de sedes, represión de manifestaciones abertzales etc.) es precisamente el gobierno vasco pues ¡para eso se le han dado generosas transferencias en cuanto a orden público y policía!. De esta manera se le mete en una ratonera de difícil salida: si cumplen las obligaciones legales tienen que enfrentarse violentamente con los sectores abertzales que aspira, siguiendo la estrategia de las elecciones del 2001, a llevárselos a su redil. Si, por el contrario, quieren evitar el choque con sus aliados naturales (lo que Ibarreche llama eufemísticamente "evitar que los vascos se partan la cara entre ellos") tienen que lanzar un desafío frontal al Estado español, que es precisamente lo que éste espera para tomar las medidas más severas contra ellos.

Para salir del paso intentan un equilibrio en la cuerda floja. Sabotean todo lo posible el cumplimiento del aluvión de providencias del juez Garzón, hacen como que reprimen y pactan al final con los manifestantes batasunos, tras unos cuantos cierres de sedes dejan poco a poco las cosas como estaban, defienden indirectamente a los cargos electos batasunos ...

Pero con esta política de medias tintas lo único que hacen es echarse encima a tirios y troyanos. Por un lado, el PP -y con más "moderación" el PSOE- no se cansa de denunciarlos como "cómplices de los violentos" o, como vocifera Iturgaiz, "abogados de ETA". Pero, desde la trinchera opuesta, las hordas batasunas están cada vez más polarizadas contra el PNV y, en éste mismo, surgen voces discrepantes como la muy peligrosa del sindicato ELA-STV que ha lanzado una violenta requisitoria contra el gobierno Ibarretche por haber reprimido la manifestación abertzale de Bilbao.

El contragolpe del PNV no se hará esperar

Lo que se perfila no es una aminoración progresiva de las tensiones sino justo lo contrario: una nueva agravación que hará que el interminable contencioso alcance un nuevo nivel de enfrentamiento mucho más peligroso. Si hemos visto que la situación desde hace más de 5 años se ha caracterizado por una espiral creciente de golpes y contragolpes, si a una andanada del bando españolista ha sucedido un cañonazo de sus rivales, todas las condiciones están dadas para que el PNV lance su contraofensiva.

Ninguno de los dos contendientes puede retroceder. Cualquier retroceso sería fatal para sus intereses pues no haría sino enardecer al contrario. No pueden retroceder en primer lugar por el contexto de aceleración de la crisis económica que hace que haya cada vez menos pastel que repartir y los rivales traten de agrandar su parte a costa de los otros. En segundo lugar, porque la descomposición que preside hoy la evolución imperialista, política e ideológica del capitalismo, hace que fracciones como el PNV se lancen a un juego cada vez más peligroso.

El PNV, al hundir sus raíces en arcaísmos forales de signo feudal, ha tenido siempre una política esquizofrénica de "doble personalidad" jugando simultáneamente la carta "autonomista" de "convivencia en el marco del Estado español" y la carta "soberanista" de "romper la baraja e ir hacia la independencia". Esta esquizofrenia no puede sino agravarse catapultándole a un juego tan irracional como peligroso de constantes amagos de "soberanismo", "superar el Estatuto", "convocar un referéndum" etc. Y justamente las tarascadas que le lanzan sus rivales españolistas- combinadas con la presión desde el otro lado de HB y ETA- le obligan a no quedarse en sus habituales amenazas e intentar hacerlas realidad lo que no puede sino tensar más y más la cuerda hasta acabar rompiéndola. A esa deriva de un enfrentamiento fuera de control contribuyen -y no poco- los imperialismos alemán y americano que de forma unas veces descarada y otras más discreta no han ocultado jamás su apoyo al PNV. Para ellos es muy importante utilizar los peligrosos malabarismos del PNV como un instrumento de presión sobre el capital español.

Evidentemente, éste último no puede ceder lo más mínimo y tiene que intentar todas las maniobras para acabar con el absceso vasco. En un mundo donde se agudizan tanto la concurrencia económica como las rivalidades y tensiones imperialistas, cualquier signo de debilidad puede ser fatal para los intereses de un capital nacional. El capital español no goza precisamente de una posición particularmente aventajada y últimamente hemos podido ver como se multiplican las provocaciones de sus rivales. Así vemos el frente abierto con Marruecos -descaradamente alentado por el Gran Padrino americano- que dio lugar a la grotesca exhibición de la isla del Perejil. Estados Unidos, Alemania, Francia, son cada vez más exigentes y hasta el vecino portugués ha tenido el atrevimiento de criticar la "invasión económica del capital español". Al mismo tiempo, en el frente interior, pese a no tener las mismas aspiraciones que sus colegas vascos, los hombres de Pujol siempre andan con su escopeta cargada. El margen de maniobra es cada vez más estrecho y por ello solo hay una respuesta posible que es la mano de hierro contra el PNV.

El proletariado debe rechazar tanto la lucha contra el "fascismo español" como la "defensa de la España de las autonomías"

De todas las clases e instituciones de la presente sociedad únicamente el proletariado tiene la capacidad histórica de resolver la situación destruyendo el capitalismo e instaurando una sociedad, donde al abolir Estados y las clases, se cree progresivamente la humanidad unificada, una comunidad de hombres libres e iguales.

Si es evidente que esa perspectiva es hoy todavía lejana también es cierto que hemos de dar todos los pasos que la vayan acercando rechazando aquellos que la alejan o que pueden acabar destruyéndola definitivamente. La autonomía política del proletariado negándose a escoger plato en este menú envenenado es la orientación que permite a éste avanzar en su propia perspectiva histórica. Concretamente hay que rechazar con toda firmeza el nacionalismo gran español encabezado por el dúo PP-PSOE, el nacionalismo vasco del PNV y el vasco-radicalismo de ETA y sus cachorros. Todos son peor, todos son enemigos del proletariado y de toda la humanidad.

Actualmente, el gobierno PP y todo el capital español han dado un paso que puede tener importantes consecuencias con la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna. Las puertas están abiertas para lanzar la represión contra grupos que "justifiquen la violencia" incluyendo ahí rivales considerados peligrosos y, a término, a los propios grupos revolucionarios. Por ello, en el País Vasco pero también en el resto de España, se han levantado voces que piden una movilización contra el "fascismo español" supuestamente encarnado en el PP a través de sus medidas contra Batasuna o, las más recientes contra los emigrantes o los pequeños delincuentes.

Hay que dejar claro que calificar como "fascismo" esas medidas supone ocultar que son el producto del conjunto del capitalismo. Es este sistema social y, en primer lugar, su representante -el Estado llamado "democrático"- el responsable de la represión y la xenofobia. Atribuir el problema al "fascismo" supone lavarle la cara al capitalismo y al Estado "democrático", supone crear un espantapájaros para desviar sobre él las iras y las preocupaciones del proletariado y de la gran mayoría de la población.

En primer lugar conviene recordar que la tendencia a un aumento de la represión y de la brutalidad contra los emigrantes, las minorías raciales etc., se ha acelerado a partir del Estado oficialmente considerado como "el más democrático del mundo", Estados Unidos con su "guerra contra el terrorismo" . En segundo lugar, tanto la Ley de Partidos Políticos como las medidas contra la "inseguridad ciudadana" han sido decididamente impulsados por el PSOE que ha sido el primero en plantear estas acciones, superando incluso las reticencias y vacilaciones del PP. No podía ser de otra manera pues el PSOE, como partido de izquierda capitalista que es, tiene una visión más global de lo que necesita el Capital Español en cada momento y es menos propenso que la derecha a dejarse llevar por intereses particulares centrífugos.

En realidad no solo hay una perfecta concordancia entre la Derechona con "proclividad fascista" de Aznar y la "Izquierda" de las "buenas maneras" del supuestamente melifluo Zapatero, sino que más bien éste último lleva una política de "lanzar la piedra y esconder la mano". En un primer momento, empuja todo lo posible al PP a adoptar las medidas más duras para después, una vez llevadas a cabo por éste, "lamentarse" y "echarse las manos a la cabeza" por los aspectos demasiado exagerados o poco presentables de su aplicación.

La más clara conciencia tiene que desarrollarse en las filas proletarias sobre la realidad de que no se puede elegir entre los dos indigestos platos ideológicos que le sirven para desviarlo del camino de la lucha de clases: de un lado, abertzales, izquierdistas y de forma más "moderada" PNV e IU agitan el fantasma del "fascismo español". Desde la otra acera, PP, PSOE, apoyados por intelectuales orgánicos como el nefasto Savater, presentan la defensa de la "democracia" que sería "inexistente" en Euskadi y del Estado de las autonomías como el objetivo frente al cual hay que renunciar a "intereses egoístas".

Smolni 17-09-2002

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