La
muerte de 65 trabajadores de la mina Pasta de Conchos en Coahuila, sin duda
encendió el coraje de mineros de la región y de familiares de los obreros
muertos, sin embargo el descontento al quedar aislado fue sometido rápidamente.
El testimonio de los mismos obreros puso en evidencia las terribles condiciones
en que se llevaban a cabo los trabajos en la mina y como, en un solo frente,
gobierno, patronal y sindicato, se aseguran que los trabajadores no protesten
ante estas condiciones. La información que se ha difundido revela que el mismo
día del derrumbe, los trabajadores protestaron por el peligro que representaba
bajar a la mina con tales niveles de gas, e incluso proponían la realización de
un paro de actividades, no obstante la
clase dominante utilizó una vez más su mejor instrumento de control obrero, es
decir el sindicato, para obligar a laborar en esas condiciones.