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Como ya viene sucediendo en regiones del mundo, los trabajadores, por lo dramático de los ataques de la burguesía, empieza a tomar conciencia del significado de la crisis capitalista, y de la urgente necesidad por dar una respuesta, porque ante la agravación de los ataques, la clase trabajadora no tiene más camino que el de la lucha.
Detrás de las cuentas alegres de la burguesía, una realidad de ataques a los trabajadores
Es claro que de frente a la agravación de la crisis la burguesía no cuenta sino con discursos y falsas promesas. Todavía resuenan aquellas promesas sobre el “combate a la pobreza”, del “bienestar para tu familia”, “crecimiento anual en 7%” etc. ... Pero es mayor explotación, miseria y desempleo lo que se haya detrás de los optimistas discursos, es la crisis de un sistema basado en la explotación del trabajo asalariado, que busca desesperadamente proteger la ganancia capitalista, y el mecanismo que actualmente repite, lo mismo en Francia, Alemania, España, Brasil o México, es la reducción de los servicios médicos, de pensión y jubilación. El aumento de la cotización, la reducción de los servicios médicos para los trabajadores y sus familias, y el aumento de la edad para obtener la jubilación, son los elementos que forman el esquema con el que la burguesía responde a la crisis, y si ya con ello logra un abaratamiento de la fuerza de trabajo y una aceleración en los niveles de explotación, se preparan otras medidas que permitan cargar aún más la crisis sobre la espalda de los trabajadores, esa medida, ya anunciada, es el establecimiento del pago por hora (y no por jornada).
Es esa la estrategia de la burguesía en México y en el resto del planeta, por eso como decíamos en RM 82: “Toda la burguesía, aunque use diversos tonos para describirlo, mantiene acuerdo en que la crisis que azota al sistema capitalista requiere del uso de mecanismos que permitan un ‘respiro’ de la economía; y la salida que la clase dominante encuentra (en México como en el resto del planeta) es la disminución, e incluso la eliminación, de los servicios que se presentan como parte del salario...”.
Y a pesar de que el FMI en agosto ha declarado “El crecimiento económico en América Latina se ha recuperado tras la profunda recesión del 2001-2002” y señale a Brasil y México como ejemplo, la realidad muestra que la crisis se acentúa, y las señales son diversas: la industria automotriz muestra una “desaceleración”, reduciendo su actividad y su nivel de exportación (que han caído en lo que va del año 7.6% respecto al año pasado). Los niveles de desempleo se aceleran, y a pesar de los discursos alentadores, en agosto de este año la tasa de “desempleo abierto” se ubicó en los 4.35%, el nivel más alto en los últimos 7 años” ([1]). Incluso en regiones como el DF, en las que se presumen “las grandes obras” el desempleo (según el mismo INEGI) se incrementa por encima de la media nacional (es decir a 5.8%). Por otra parte, el gobierno anuncia amplios niveles de deuda interna usada para el apuntalamiento de la ganancia capitalista (ya sea apuntalando el FOBAPROA o apoyando a industrias como AHMSA)... por eso ante tal realidad, el recurso del que echa mano, son los planes que permitan acentuar la explotación del trabajo, que es a fin de cuentas de donde surge la ganancia capitalista.
El centro de los argumentos usados por la clase dominante para hacer que los trabajadores se traguen estos planes y acepten que ellos son los culpables de la crisis, es que hay un sistema de “seguridad social injusto”, con una mala distribución de recursos, en tanto que las generaciones de jóvenes trabajadores tienen que cotizar más para mantener a los jubilados y pensionados, sin embargo presentan como un aspecto “natural y justo” la existencia de clases sociales y el hecho de que una clase (la burguesía) viva de la explotación del trabajo asalariado, y se presenta como algo natural e irremediable el que los asalariados después de entregar toda una vida al trabajo se enfrenten a un retiro en el que se acentúe las condiciones de miseria y de hambre.
Es necesario precisar, que los comunistas, a diferencia de lo que hace la izquierda del capital y el izquierdismo (léase PRD y demás grupos estalinistas, maoístas o trotskistas), no pretendemos encontrar una solución en el “Estado Benefactor” keynesiano, pretendemos señalar que la crisis que azota al sistema tiende a degradar más las condiciones de vida de la clase obrera y plasma en toda su magnitud el significado de la explotación y por ende, la necesidad de terminar con este sistema.
La derrota en el IMSS prepara ataque a otros sectores
El ataque que en contra de los trabajadores del IMSS se ha asestado con la modificación de sus condiciones de pensión y jubilación, es en realidad un ataque contra toda la clase trabajadora. El montaje diseñado por el sindicato, la patronal y el gobierno para golpear a los trabajadores del IMSS (que denunciamos en RM 82), encuentra su culminación con la “amenaza” de huelga que el SNTSS presentó, como un truco para hacerse pasar como radical, y luego decir que el 3% de aumento salarial y 1% en prestaciones, es lo mejor y más responsable. Es decir, el “sindicato radical” no fue más allá de lo que burguesía esta dando en otros sectores, lo que expresa en la realidad una caída del salario real. Este sindicato, como todos los sindicatos, buscan hacer que el golpe asestado no tenga posibilidades de ser revertido y más aún, que la desmoralización se extienda hacia el resto de la clase obrera y facilite el camino a la generalización del ataque ya anunciando, con la “nueva ley del ISSSTE”. Hoy, que se ha redondeado la derrota de los trabajadores del IMSS, un mensaje de desmoralización y de impotencia se introduce en las cabezas de millones de trabajadores: “si los del IMSS no pudieron, ¡nosotros menos!”…¡Eso es justamente lo que la burguesía quiere que los trabajadores piensen!, ¡Eso es precisamente el veneno que se cocinó a través de la derrota del IMSS!
Ante ese mensaje lanzado por sindicatos, partidos y gobierno, los trabajadores deben sacar la verdadera lección: dejar la lucha en manos del sindicato, sea cual sea su forma y lenguaje, es abandonar la lucha en manos del enemigo, una tal situación sólo puede conducir a una derrota.
Los ataques contra la clase se van a seguir generalizando, la crisis económica no detendrá su curso. Sólo la lucha obrera, fuera de los sindicatos, permitirá allanar un camino que abra nuevos horizontes para una sociedad hundida en la ciénega de la miseria y la explotación.
RM, octubre-2004
1El concepto usado por INEGI, en realidad no expresa el verdadero problema, no sólo porque el concepto mismo esta cargado de mistificaciones, sino además porque en su contabilidad concibe a los trabajadores “activos” a los que “trabajaron al menos una hora o un día”, lo que esconde los verdaderos niveles de la degradación de la vida de los trabajadores que se ven obligados a cumplir labores en condiciones precarias y con ingresos ínfimos.