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La clase dominante insiste en sus declaraciones que la crisis económica está en declive y hace aparecer a sus políticas restrictivas como la medicina que ha remediado los males del capitalismo, pero esas medidas aunque son feroces ataques de la burguesía en contra de los trabajadores no han logrado hacer salir del atolladero económico en que se encuentra el sistema. Las últimas tres décadas los ataques en contra de los trabajadores han tomado dimensiones superiores, haciendo caer dramáticamente sus condiciones de vida; no sólo se han acelerado los ritmos de trabajo alegando el necesario cambio de la “cultura laboral” y la “flexibilización del trabajo”, también se han afectado de forma directa los salarios, lo mismo recortándolos mediante “topes o congelamientos saláriales”, o de manera indirecta, incrementando los precios a las mercancías consumidas para su subsistencia, o bien, eliminado los servicios que forman parte del salario, como los de educación, las prestaciones médicas, de pensión y jubilación. Por ello, la actual “ley del ISSSTE” aunque es presentada como una respuesta a los cambios en el comportamiento de la población, es en realidad un mecanismo para abaratar el valor de la fuerza de trabajo dado que es una medida mediante la cual se prolongan los años de labor, se reducen los ingresos recibidos durante la jubilación y se eliminan algunos servicios médicos, lo que a fin de cuentas significa una elevación de los niveles de explotación.
Estas medidas no son usadas solamente en México, ni son implementadas sólo por gobiernos de derecha. En todos los países encontramos la aplicación de estas medidas, defendidas lo mismo por gobiernos de derecha o de izquierda. La misma “ley del ISSSTE”, presentada como un acuerdo entre el PAN y el PRI, estaba contemplada en los propósitos de gobierno del candidato de la izquierda del capital (PRD). López Obrador, en su “6º compromiso” propone: “...revisaremos la edad de jubilación...” y en la justificación de su argumento reivindica el sistema de las AFORES, tan sólo le añade que “...debe evitarse la especulación financiera y asegurar (...) su aplicación para el desarrollo del país...”. De manera que para el PRD (y demás grupúsculos izquierdas de todo pelaje, que aún cuando se presentan como críticos del PRD y Obrador no hacen sino complementar su trabajo de sabotaje) el problema está en quien manejará los fondos de pensión y no en la afectación en las condiciones de vida en los asalariados.
Desde mediados del mes de marzo el descontento de los trabajadores ante la “ley del ISSSTE” se ha expresado y ha despertado la combatividad, lo que no ha dejado de alertar a la burguesía, que responde con una campaña en radio y TV, confundiendo y desprestigiando a los trabajadores descontentos, pero sobre todo, ha alertado a su aparato sindical, para que impida las movilizaciones de los trabajadores.
Izquierda y sindicatos sabotean la combatividad de los trabajadores
El descontento extendido entre los trabajadores ante la imposición de la ley del ISSSTE, ha ido acompañado de una gran desconfianza hacia la estructura sindical, por ejemplo, en algunos lugares de trabajo, como los CCH y algunas facultades de la UNAM, se han visto incipientes expresiones de rechazo al control sindical, sin embargo la burguesía se ha cuidado bien de que estas expresiones queden aisladas para no generar “contagio” en el resto de asalariados. Incluso, la misma desconfianza expresada por los trabajadores hacia el sindicato ha sido aprovechada por la burguesía para extender su trampa, en tanto que, en una operación de repartición del trabajo, lanza a la vieja y desgastada dirección sindical cubriendo el escenario social con discursos y llamados a la desmovilización, intentando que dócilmente los trabajadores se sometan a los lineamientos de la nueva ley (como es el caso de la actuación del SNTE y los diversos sindicatos de las secretarías de Estado y hospitales, aglutinados en la FSTSE), es obvio que con esa actuación logra imponer la apatía y desmovilización en un importante sector de trabajadores, pero al mismo tiempo da lugar a que en una parte mayoritaria de trabajadores crezca la desconfianza hacia el sindicato, lo cual es aprovechando por la burguesía para lanzar a su relevo saboteador, es decir, a las estructuras sindicales “nuevas”, “independientes” o de “base” (como la CNTE, o los grupos “opositores” inscritos en los sindicatos), que con una pretendida vocación combativa critican a la vieja estructura “charra” y llaman a la movilización, pero siempre cuidadosos de mantener el control, evitando que los trabajadores reflexionen en colectivo y se organicen, desviando el coraje por el golpeo a sus condiciones de vida hacia la trampa de la “democratización del sindicato”.
La estructura sindical vieja y nueva se encargan de evitar que los trabajadores discutan y extiendan su reflexión, y la mejor forma para aparentar combatividad es imponiendo movilizaciones de desgaste, aún cuando casi siempre los trabajadores asisten sólo para ser anotados en los listados del sindicato y no recibir represalias de esa misma estructura que se dice los representa.
Así, en este proceso iniciado en los primeros meses de este año, inicialmente el sindicato busca crear esperanzas de detener la ley mediante amparos jurídicos, y luego complementa su trabajo de desgaste imponiendo largas caminatas o cierres de calles y autopistas, que suelen culminar en estériles enfrentamientos con la policía, dando así la noticia que cubrirá las planas de la prensa burguesa, pero de ninguna forma ayudará al fortalecimiento de la conciencia y la creación de lazos solidarios de clase...
En todas estas actividades realizadas desde el mes de marzo (desde los paros hasta el “plantón” frente a las oficinas del ISSSTE) aunque han motivado momentos de explosión de verdadera combatividad, no han potenciado las fuerzas de los trabajadores, fundamentalmente porque no han sido resultado de una discusión colectiva; el mismo Consejo Nacional de Huelga, fue una construcción de la estructura sindical, en la que el grueso de los trabajadores se mantienen ajenos, es por eso un simple membrete sin vida proletaria, pero muy útil para extender la confusión. Las Asambleas Generales en las que los trabajadores puedan expresarse, reflexionar, planear y controlar sus movilizaciones han tenido lugar apenas de forma esporádica, y la razón de ello es el temor que imponen... la burguesía no duda en sabotearlas e imponer remedos de asambleas en las que el sindicato impone las decisiones.
Es cierto que un importante número de trabajadores de forma honesta buscan alternativas en la estructura sindical y en las movilizaciones que ésta convoca, eso expresa sin duda el descontento presente entre los trabajadores y la disposición al combate. El mismo “plantón” de la CNTE, aún cuando es una forma con la que se evita que los trabajadores discutan y reflexionen, es visto por muchos explotados como una expresión de lucha y se acercan por ello para apoyar con alimentos o simplemente lo ven con simpatía, pero ese descontento, esa fuerza de los trabajadores postrados en las calles, así como las expresiones de solidaridad que pueden despertar son esterilizadas en tanto no desembocan en un impulso de la conciencia y de la combatividad y mucho menos en una extensión de la movilización, son pues medidas implementadas por el sindicato para desgastar, aislar a los trabajadores.
La otra arista de esta trampa es la orquestada desde el PRD-CND, que, por un lado pretende desviar el descontento hacia la defensa la nación (es decir del petróleo, la electricidad y la economía nacional en general), lo cual lo acompaña con la consigna de la renuncia de Felipe Calderón, con ambas consignas se busca colocar a los trabajadores tras banderas ajenas a sus intereses de clase. Pero al mismo tiempo que busca usar a los trabajadores como carne de cañón, prepara la forma de hacer pasar la “ley del ISSSTE” al presentar una “ley alternativa” en la que pasen el grueso de las medidas y se pospongan las más severas.
Ante el cúmulo de trampas que la burguesía viene implementando, los trabajadores no tienen más salida que el impulso de la discusión y la reflexión colectiva que les permita tomar en manos su lucha.
Para luchar contra la “ley del ISSSTE” hay luchar contra la maniobra sindical
Si hasta ahora la trampa sindical ha podido ganar terreno no significa que los trabajadores estén derrotados, es fundamental hacer el balance de las movilizaciones y reconocer la actuación tramposa y saboteadora del sindicato y del aparato de izquierda del capital (en el que lo mismo se encuentra el PRD-CND, que las agrupaciones izquierdistas de corte estalinista como el PCMml, o los trotskistas como El Militante), pero sobre todo es necesario que los trabajadores no esperen la convocatoria del sindicato, es preciso que se organicen por encima (e incluso en contra) de este, llamando a Asambleas Generales masivas y abiertas, en las que cualquier trabajador (sin importar la empresa o sector al que pertenezca, e incluso si es desempleado) pueda expresarse, reflexionar en colectivo y organizar la lucha. Si el sindicato quiere que mantener pasivas y aisladas a las masas de trabajadores en plantones y paros, los trabajadores deben de impulsar brigadas de información hacia los diferentes lugares de trabajo, es decir secretarías, hospitales y escuelas, pero también a las fabricas y demás sitios que incluso no estén inscritos en el ISSSTE, se tiene que explicar que la agresión es contra todos los asalariados y que la única forma de pararla es con la lucha de todos los trabajadores.
RM/14-junio-2007