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Las Resoluciones que presentamos son producto de la discusión desarrollada en la III Reunión Panamericana. Éstas expresan el esfuerzo de los revolucionarios para comprender la realidad a la que se ve enfrentada la clase obrera en el presente y de esa manera poder sacar las lecciones que permitan preparar los combates. Este trabajo de profundización no es un recreo intelectual de un grupo de “iluminados”, es un producto que pertenece al proletariado. La organización revolucionaria no es una estructura ajena al conjunto de clase trabajadora, ni está al margen, ni está a su servicio, es parte de ella misma, por ello su labor de profundización le pertenece a ella.
1. Son ya cerca de cuarenta años que la crisis económica se abrió y el capital no ha encontrado una salida duradera, lo único que ha podido ofrecer durante este tiempo son programas que tienen como objetivo esconder o limitar a corto plazo sus efectos más visibles. Todo ello ha sido mediante la agudización de la explotación, lo que se ha reflejado en una pendiente suavizada de la afectación de la ganancia capitalista, pero en una gravísima degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Ni aún los países industrializados han podido esconder esos efectos. Los mitos creados a lo largo de este tiempo se han esfumando uno a uno:
- durante los años 70 fueron los “NIC’s” y el “milagro japonés” los ejemplos para proclamar la eternidad del capitalismo, y la crisis mostró que el uso excesivo del crédito y las altas tasas de explotación no son medicinas infalibles, de manera que a fines de los 90 la burguesía ve con asombro derrumbarse las economías asiáticas.
- En los años 80 las economías latinoamericanas eran consideradas como los “mercados emergentes” que darían cabida a los capitales en busca de valorizarse. Sin embargo, la burguesía más tardó en inventar el mito en que estas economías mostraran su fragilidad, dispersando los efectos de la crisis que buscaba ocultar. Luego de reaparecer las secuelas, se busca un nuevo esquema ideológico para ocultarlo, esta vez lo hace presentando estos problemas como peculiaridades de la región, siendo por ello explicados como “recesiones regionales” (o efectos: “tango, tequila o samba”) que “contagian” al resto de la economía.
- En los 90 fue la economía de EUA, con su supuesto crecimiento (impulsado por la “nueva economía” y el crédito), con el que se buscaba mostrar la fortaleza del capitalismo. Sin embargo la apertura de la recesión a fines del siglo XX ponía al desnudo la fuerza de la crisis capitalista, arrasando lo mismo a las regiones frágiles que a las altamente industrializadas. Los mitos sobre la creación de zonas de desarrollo y la tendencia a la “convergencia al desarrollo” sostenida por los economistas, se vuelve un simple argumento ideológico, como también lo es la esperanza en el “crecimiento” de China e India. Estas manifestaciones entusiasta de la burguesía, no tienen sustento real en tanto no existe condición alguna que posibilite usar a Asia como palanca de expansión del mundo, la deslocalización de capital usada en el “caso chino e indio” son formas de escape limitadas del sistema. Las alabanzas que se lanzan hoy a estas regiones, son las mismas que hace unos años se hacían para el llamado “modelo sueco” y sus ventajas económicas, no obstante la realidad de la crisis ha hecho que estas hayan quedado en el olvido. La considerada “floreciente” economía sueca ha tomado de manera evidente la misma tendencia degradante presente en el resto del mundo, al grado que su tasa de desempleo oscila entre el 15 y 17%.
Estas dinámicas nos permiten llegar al entendimiento de que la implementación de medidas de capitalismo de Estado, el recurso del crédito, y la aceleración de los niveles de explotación pueden esconder los efectos recesivos en una región a corto plazo, no obstante la crisis en su avance rompe toda “protección” y afirma su tendencia sin dejar ninguna zona fuera de su dominio.
2. El centro de la estrategia capitalista para la recuperación de la acumulación, ha tenido en los últimos años el uso de las políticas denominadas “neoliberales”. Estas medidas (llevadas lo mismo por gobiernos de izquierda y derecha) aunque requieren adelgazar al Estado, no limitan su poder, por el contrario, la forma que toma el capitalismo en su fase de decadencia, el capitalismo de Estado, se ve reforzado.
El Estado, con las políticas “neoliberales”, toma una responsabilidad mayor para conducir la gestión de la crisis y la protección de la ganancia capitalista, lo mismo mediante la eliminación de la propiedad estatal (creando, mediante la privatización, nichos ficticios de acumulación), que mediante la intervención directa para el rescate de partes de la economía (tanto del aparato productivo como del financiero). En el mismo sentido las “políticas neoliberales” aplicadas por el capital a lo largo del planeta tienen como objetivo reforzar las medidas de explotación empujando al incremento de la productividad del trabajo (mediante la llamada “flexibilización”) y limitando los salarios (en su forma directa e indirecta). Pero el hecho de que estas políticas expresen con mayor fuerza la brutalidad del capital, no significa que la expresión del consenso keynesiano de posguerra represente una opción para los trabajadores –tales medidas, hermanadas con los mecanismos de control conocidos como “fordistas” tuvieron también como base la acelerada explotación de los asalariados– simplemente se pone de manifiesto que, ante la agudización de la crisis el capitalismo requiere de políticas cada vez más duras y brutales, lo cual no significa que tales medidas ofrezcan una solución a la crisis.
3. La burguesía de la región busca, infructuosamente esconder la presencia evidente de la crisis. Las declaraciones oficiales proclaman la ruptura del “ciclo recesivo sexenal”, y la afirmación de la “estabilidad macroeconómica”, con ello pretenden demostrar que la economía mexicana se encuentra reforzada y blindada ante la crisis. Las medidas “estabilizadoras” aplicadas, han permitido que las ganancias de ciertos sectores capitalistas hayan tenido cierto respiro, pero en el interior del propio aparato capitalista los efectos de la crisis hacen que los niveles de competencia se agudicen y extremen sus contradicciones, lo que hace que se al interior de esta se genere en el plano político una feroz lucha.
4. Las condiciones de vida de los trabajadores en la región se han degradado a niveles que no se conocían, expresándose fundamentalmente por la expansión del desempleo. Este problema se ha convertido desde los 80 en un mal crónico. Durante los últimos 5 años las instancias de gobierno aseguran haber creado (en promedio) 300 mil empleos por año. Sin embargo el monto de la población que cada año cumple con la edad para ser asalariado es de 1.3 millones, lo que significa que tan solo considerando esa nueva masa de trabajadores que demandan trabajo entre el 2001 y 2006, hay un rezago de 5 millones.
Es característica del sistema capitalista no hacer depender la acumulación de la masa poblacional de asalariados potenciales y activos, tan es así que es condición del sistema la existencia de una “población excedente de trabajadores”; sin embargo en el período de la DECADENCIA hay una marcada tendencia a desplazar fuerza de trabajo, de forma que aún cuando se expande el capital, deja a un número mayor de la población fuera de la posibilidad de convertirse en trabajadores activos. El capitalismo no sólo no logra incorporar a núcleos de estamentos provenientes de formas antiguas de producción (como lo es en América Latina, la abundante población de campesinos y artesanos depauperados), sino incluso la tendencia es a mantener un crecimiento en términos absolutos de cesantes.
Pero además del peso del desempleo, hay que agregar la precariedad de los trabajos: de los 300 mil empleos creados por año durante 2000-05, el 50% son eventuales, incluso si tomamos los datos de la OIT notamos que la precariedad del trabajo se extiende aún más, dado que calcula que “7 de cada 10 empleos son ‘informales’”.
Sin duda la agudización de la crisis acarrea mayor miseria y penurias, pero es esa misma carga la que empuja al combate. De manera que la crisis y la miseria que ésta engendra sigue siendo el detonante principal para la toma de conciencia de los trabajadores.
5. La categoría desarrollada por la CCI sobre la descomposición ha permitido analizar de forma adecuada la dinámica que rige la vida de la burguesía. La tesis 9 sobre “La descomposición”, señala claramente: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación política. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico…” (Revista Internacional 62).
Tomando este marco como referencia es posible entender que la agudización de la crisis económica y con ello de la competencia, ha dejado ver, de forma mucho más clara, aquellas fisuras que desde fines de los años ochenta empezaban a aparecer en la estructura política de la región. En todos los planos de la vida de la burguesía las pugnas se aceleran y el período electoral pasado condujo a una aceleración mayor de éstas, por ello la pelea presente entre Obrador (PRD) y Calderón (PAN, con alianza de última hora con el PRI), aunque se expone como una farsa por la forma en que se presenta, no es simulación, es un enfrentamiento real, que muestra en realidad una ruptura de la disciplina. Es preciso decir que no es una lucha por diferencias ideológicas, por la forma de gobernar, o por el “modelo económico” a seguir; no se trata tampoco de la transformación política de la disputa presente entre los capitalistas especulativos y productivos; mucho menos tiene que ver con esa explicación que los voceros del capital usan para encubrir la existencia de un sistema basado en la separación de clases sociales, y entonces refieren que se trata de un conflicto de la “clase política”... Lo que en realidad encontramos es una gran fractura política de la burguesía en su conjunto, y aunque en su forma se presenta como una bipolarización (PAN-PRI vs PRD), es una fragmentación mayor en la que cada uno de los sectores busca su propio provecho y donde las relaciones entre cada una de las partes se presenta con dificultad, creando alianzas endebles, no duraderas, en las que los intereses se mezclan, y los personajes y grupos se mueven de un bando a otro. Por eso, al imponer a Calderón en la presidencia, la agudización de la pugna, no sólo presagia su propia continuación sino su agudización, dada la extensión de la pelea en todos los dominios: partidos, ejército, clero, grupos del tráfico de drogas...
El hecho de que la burguesía hasta el final del proceso electoral definiera cuál era el candidato elegido para formar el equipo de gobierno no hace sino demostrar que fue un grupo el que logró imponer su fuerza, pero no logró cohesionar a la clase dominante en su conjunto; apenas ha logrado aglutinar en torno suyo a un núcleo que está unido con lazos endebles.
Cada vez más se hace evidente que la característica particular de este período es que cada grupo de la clase dominante, si no puede establecer un dominio total del escenario, se conforma con no dejar avanzar a su enemigo, imponiendo, mediante la fuerza, continuos obstáculos. De esta forma es que encontramos que la tarea de estos grupos, más que la construcción de proyectos es la destrucción de lo que pueda hacer su enemigo, de lo que se trata es bloquear. Es la agudización de esa tendencia la que se perfila luego de pasadas las elecciones y de que se impone como presidente a Calderón.
6. La presencia de un “gobierno paralelo”, encabezado por Obrador y el Frente Amplio Progresista, expone algo más que la actitud megalómana de un personaje, como lo hacen ver los analistas de la burguesía, es la manifestación de la dificultad de la burguesía por cohesionarse. Esta falta de fortaleza en el tejido social motiva que broten continuas impugnaciones, en las que incluso se abren posibilidades de que tomen relevancia expresiones sin mucha consistencia política (como en su momento ocurrió con Hugo Chávez en Venezuela). La fracción representada por Obrador, aunque ha perdido presencia entre la clase dominante en los últimos meses, no deja de ser un referente al cual pueden recurrir sectores de la misma burguesía, que se ven descontentos con la forma en que se vienen distribuyendo las jerarquías y canonjías en el gobierno.
Es indudable que estas situaciones son una dificultad para que la burguesía asegure el control de su estructura política, no obstante se vuelven una carga adicional para la clase trabajadora en tanto las dificultades le son revertidas mediante la acción continua de las fracciones burguesas que buscan involucrarla en sus luchas, induciéndola a tomar partido por alguna de ellas.
La confusión y dominio que logró la campaña electoral sobre amplias capas de asalariados, y en particular la comandada por Obrador, así como su campaña de defensa de la democracia, son un ejemplo evidente de cómo la burguesía, pese a vivir en un enfrentamiento interno, logra revertir sus efectos a los trabajadores.
7. La crisis, presentada de forma concreta ante los trabajadores a través del acrecentamiento de los niveles de explotación (acelerando los ritmos de trabajo), el golpeo a los salarios (de forma directa e indirecta, a través de la afectación a las jubilaciones) y el despido masivo, ha conducido a respuestas importantes por parte de los trabajadores, a nivel internacional, lo que nos habla de un cambio cualitativo en la dinámica de la lucha de clases.
A partir del desarrollo de las movilizaciones de los trabajadores de Europa central en 2003, se presenta un giro en la lucha de clases que queda evidenciado de forma contundente por el combate de la primavera de 2006, llevado a cabo por trabajadores y estudiantes en Francia contra el Contrato de Primer Empleo (CPE). En este movimiento la manifestación masiva, ha sido marcada no solo por la espontaneidad y combatividad, sino fundamentalmente por el nivel de conciencia alcanzado y que queda expuesto:
- por la claridad en la defensa de las reivindicaciones,
- por la capacidad de organización, que recobra la tradición proletaria de la reflexión colectiva mediante Asambleas Generales (lo cual impidió que la estructura sindical y el aparato de izquierda del capital arrebata el control),
- y por la manifestación abierta de la solidaridad.
Esta experiencia no se presenta como un hecho aislado, sino es una tendencia que va tomando forma de manera lenta y con no pocas complicaciones (como lo corrobora, pocos meses después la huelga de los trabajadores metalúrgicos en España). En el caso de esta región dicha tendencia también se presente, aun cuando es notorio que la clase dominante, sumida en una pugna interna, ha podido involucrar a los trabajadores en su dinámica, logrando así sabotear y controlar el descontento.
8. El peso de la crisis ha expuesto verdaderos descontentos en la clase obrera de la región, la muerte de 65 trabajadores en la mina de Pasta de Conchos abrió un descontento importante entre los trabajadores, que dirigían su coraje lo mismo en contra de la empresa, que contra el sindicato y el gobierno, no obstante la burguesía, aprovechando el descontento en contra del sindicato al que abiertamente acusaban de ser uno de los responsables de la muerte de sus compañeros, busca ajustar cuentas en contra del viejo cacique sindical Napoleón Gómez creando un ambiente de gran confusión en tanto desvía y anula toda la combatividad bajo la engañosa consigna de la defensa de la “autonomía sindical”. En el mismo sentido el peso de la campaña electoral, y más particularmente la orquestada por la izquierda del capital (PRD), logró desviar el descontento presente entre los trabajadores al someterlo a las exigencias de una fracción de la burguesía, que utilizó su presencia como carne de cañón. En este período, como nunca ha quedado evidenciada la naturaleza burguesa del aparato sindical y de la izquierda.
9. Aunque la capacidad de convocatoria del EZLN declinó por el desgaste de su discurso, aunado a su alejamiento del PRD, el peligro que presenta contra los trabajadores no deja de ser menor. La 6ª declaración, lo mismo que “la otra campaña”, convocada por el EZLN, se presentó como un medio más de extensión de la confusión entre los trabajadores, en tanto que, con el uso de un lenguaje radical, el neo-zapatismo somete a amplios sectores de trabajadores a la defensa de la ideología burguesa, adelantándose a anular su descontento real en contra del capitalismo al empujarlos a asumir la defensa de la nación y la reconstrucción de las estructuras e instituciones que forman parte del dominio capitalista (por ejemplo la constitución y las estructuras de gobierno). La mutación continua de la ideología del EZLN acondicionada según las necesidades del momento, así como de su discurso sentimentaloíde y maleable, que pasa rápidamente de la fanfarronada de “avanzar militarmente hasta tomar la ciudad” a la palabrería pacifista que convoca a la conformación de un frente de todas las fuerzas izquierdistas, hacen de esta estructura izquierdista uno de los instrumentos potencialmente más peligrosos para los trabajadores y de gran utilidad para el capital, en tanto es su “nueva izquierda radical”, encargada de establecer el relevo en el trabajo de sabotaje, fundamentalmente conteniendo y desviando el coraje y combatividad de sectores de trabajadores que logran romper con el dominio del PRD-PT.
10. Las pugnas interburguesas que han tomado lugar en la región han logrado involucrar a los trabajadores como instrumentos de presión. El caso mencionado de Napoleón Gómez, en contra de la fracción representada en el gobierno federal, no es sino una de las diversas peleas entre fracciones de la burguesía en las que se usa a los trabajadores como grupos de presión. Pero el aspecto más espectacular de estos hechos está presente en Oaxaca, donde los intereses de diversas fuerzas de la burguesía (lo mismo Esther Gordillo, Murat, Madrazo, Ulises Ruiz y los grupos pegados a Fox) utilizan el descontento presente en los maestros y masas marginadas de la región, para empujar a la creación de conflictos. Fundamentalmente las diversas fracciones de la burguesía en pugna intervienen a través del sindicato de maestros (SNTE-CNTE, sección 22) para controlar las movilizaciones. Éstas aunque buscan dar expresión al descontento verdadero presente entre los trabajadores de la educación, levantando la reivindicación salarial, son rápidamente copadas por la burguesía haciendo que la defensa de las condiciones de vida quede en un segundo orden, para ceder su lugar a consignas que representan callejones sin salida, como “destitución de Ulises Ruiz” y la democratización de Oaxaca.
La combatividad genuina de la masa de trabajadores y demás sectores explotados es desviada y sometida a métodos de lucha sin perspectivas, en tanto la aísla del conjunto de la clase trabajadora. Su conciencia de clase, por otro lado, es golpeada en tanto que se le coloca tras banderas ajenas a sus intereses. A todo ello hay que agregar que los “mecanismos de protesta”, como plantones, largas marchas desgastantes…, al asegurar el aislamiento, ayudan eficazmente a la apertura de la represión.
11. La solidaridad real que expresaron trabajadores y otros sectores explotados ante la represión lanzada en contra de los trabajadores (14-06-06) no fortaleció la movilización, dado que el aparato de sabotaje del capital se encargó de encausar esa fuerza hacia intereses ajenos a los asalariados. En vez de ayudar al impulso de la reflexión colectiva y la extensión del combate, se dispersaron las fuerzas.
Al conformarse la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), se crea una estructura interclasista en la que los trabajadores y el resto de las fuerzas sociales no explotadoras quedan sometidas al dominio de los sindicatos y agrupaciones izquierdistas. El izquierdismo (desde el estalinismo hasta el trotskismo) afirma se trata de la apertura una “insurrección”, y compara esta agrupación con un “soviet”, o con una comuna, no obstante lo que se presenta en esta región son manifestaciones alejadas del control de la clase trabajadora y donde ni los objetivos, ni los métodos son expresión de su fuerza. La violencia y la defensa de las barricadas en contra del asalto realizado por las tropas formales y las fuerzas paramilitares, aunque exponen un coraje verdadero en contra del sistema, al no tener objetivos de clase, se transforma en un simple accionar desesperado, suicida y sin perspectiva histórica.
12. El uso de medidas de control represivo y de explotación se presenta como una tendencia a agudizarse, tal situación nada tiene que ver con el pretendido peligro de la “derecha en el poder”, sino con la profundización de la crisis y la aceleración de la descomposición. Los gobiernos de izquierda presentes en AL han tendido que asumir la misma actitud, lo que pone en evidencia que los gobiernos de derecha o de izquierda son enemigos de los trabajadores.
En el futuro inmediato está la amenaza de modificar el sistema de pensiones y seguridad social (tanto para afiliados al IMSS como al ISSSTE), ampliando la edad de retiro y limitando los servicios médicos (aspecto que en Brasil fue implementado a los pocos meses de formarse el gobierno de izquierda representado por Lula). Esta amenaza, desde ahora, ya deja ver algunas muestras de descontento entre los trabajadores pero también es notoria la preparación del aparato sindical para adelantarse y sabotear toda combatividad; fundamentalmente buscan desviar la preocupación hacia caminos falsos como la “defensa de la ley del trabajo”, con ello aseguran el control de las movilizaciones y anulan la reflexión crítica. La dinámica combativa y reflexiva que la clase obrera viene mostrando a lo largo del planeta, está presente también en la región, no obstante las dificultades que tiene que enfrentar no son pocas.
Noviembre - 2006