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Del 11 al 16 de septiembre se llevó a cabo en La Habana la XIV Cumbre de los países no alineados. Este Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) intenta hoy aglutinar el descontento mundial contra los EUA convirtiéndose así en un verdadero nido de tiburones cuyo único lazo de unión es la impugnación contra la burguesía norteamericana.
“No Alineados”, una mistificación más de la burguesía
El MNOAL surgió en 1955 en Indonesia (Bandung) agrupando a países de África y Asia. Las burguesías de estas regiones trataban de buscar una “independencia” con respecto a los bloques imperialistas salidos de la Segunda Guerra Mundial: el bloque occidental regenteado por los EUA y el bloque “socialista” capitaneado por la URSS. Su objetivo era justamente “no alinearse” y tratar de mantener su “independencia”. Desde su origen tal “independencia” se mostraba más como un discurso que una realidad. Un eje en su fundación fue su principio “antiimperialista” lo cual condujo a sus integrantes a coquetear con la política “antiimperialista” del bloque soviético, tal fue el caso del árabe Nasser, del indio Nehru, de Sukarno en Indonesia y la posición “critica” de Tito en Yugoslavia. Cabe recordar que la Cuba de Castro fue el único país latinoamericano que participó a la fundación de ese movimiento.
La historia del siglo pasado ha demostrado con sangre el significado de la llamada “independencia” y de su expresión más radical: la “liberación nacional”. Cada vez que una burguesía regional trataba de zafarse de la dominación de una gran potencia era para caer irremediablemente en manos de otra. Por ejemplo, a finales de los 50 y principios de los 60, Cuba escapó a la tutela norteamericana pero sólo para pasar a formar parte de los peones soviéticos. Cada lucha de liberación nacional representó un escenario donde los bloques de entonces peleaban a muerte por el dominio mientras que la población y los trabajadores eran utilizados como simple carne de cañón.
El MNOAL fue el complemento ideal de aquella teoría maoísta de “los Tres mundos” (el mundo formado por las grandes potencias “imperialistas”, el de los capitalista industrializados pero “dominados políticamente” y el “tercer mundo” formado por “colonias y países pobres”), en realidad, era la expresión de las burguesías menores de la periferia del capitalismo en sus intentos vanos por tratar de no ser engullidos por los bloques que dominaban la escena mundial. El hecho de que este Movimiento se reivindique de la Carta de los principios de la ONU nos da una idea de tal independencia.
La “neutralidad” de los “no alineados” es y ha sido una mistificación. Aunque rechazaban el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, sus gimoteos por el desarme nuclear expresaba más bien la frustración y la importancia de una burguesía que había sido excluida de las posibilidades de disputar el control mundial. Una vez que los bloques imperialistas surgidos de la Segunda guerra mundial se derrumbaron con la caída del Muro de Berlín en 1989, los “no alineados” quedaron “sin línea”. Ha sido la evolución de los EUA como gendarme mundial y representante del capitalismo internacional con sus “guerras preventivas” y su hegemonía lo que ha despertado de nuevo los pataleos de los pequeños tiburones imperialistas de la periferia. Parece que oponerse a Washington es un interés “común”, pero es un interés completamente opuesto al del proletariado y que esconde las ambiciones de burguesías regionales tipo Chávez en Venezuela, Irán en medio Oriente y que son vistas con simpatías por una burguesía europea que rivaliza a muerte con los EUA. El MNOAL sigue siendo, con las diferencias del contexto histórico, un instrumento de las rivalidades imperialista entre las grandes potencias. Más allá del discurso “neutral” las burguesías periféricas continúan girando alrededor de los intereses de las burguesías de los países centrales. Los discursos por los “derechos humanos”, contra la pobreza y demás linduras son otros tantos taparrabos ideológicos para esconder las verdaderas ambiciones imperialistas de las burguesías enanas de las llamadas “economías emergentes”.
XIV Cumbre de MNOAL: eje de la contestación contra los EUA
El telón de fondo de esta cumbre es la enfermedad de Fidel Castro y las bravatas de Hugo Chávez de Venezuela. Lo que a ambos los une no es, desde luego, un supuesto marxismo o los “ideales del comunismo”, lo que los une es una oposición a la dominación de la burguesía norteamericana en la región. Esta impugnación ha orillado a la burguesía venezolana, por ejemplo, a apoyar las causa de la “independencia nuclear” de Irán, del “Estado palestino”, etc. No es casual que esta Cumbre haya declarado su rechazo a las “guerras preventivas, las cárceles secretas y la invasiones a otros países”, para nadie es un secreto que este tipo de declaraciones tienen un destinatario: los Estados Unidos.
Es evidente que Fidel Castro goza de una “reputación antiyanqui” y los estertores de su muerte no hacen sino reavivar su aureola de “luchador”. Hay que afirmar claramente que esa oposición a la burguesía norteamericana no significa que Fidel Castro represente intereses de los trabajadores. Todo el izquierdismo se apresura a asimilar siempre la oposición a los EUA como una posición proletaria lo cual es completamente falso. Las denuncias al “imperialismo yanqui” siempre se han cuidado de no incluir a los imperialismos de otros lugares del planeta. Imperialista es la burguesía americana, europea asiática o latinoamericana. Como señalara Rosa Luxemburgo, “La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo (…) Es un fenómeno internacional (…) y al cual ningún Estado podrá sustraerse.” (La crisis de la socialdemocracia)
Finalmente, las bravuconadas de Chávez en la ONU tratando a Bush como un “demonio” refleja, por un lado, la vacuidad de argumentos de una burguesía sin futuro y, por otro lado, es la repetición del viejo discurso ideológico de la burguesía mundial que concentra en un individuo la responsabilidad de la guerra o de la crisis económica para evitar cualquier reflexión sobre las causas reales de la quiebra de este modo de producción. Todos los intelectuales del planeta junto con sus corifeos del izquierdismo teorizan la existencia de un “nuevo imperio” encabezado por los EUA y si bien ya no existen los bloques sí habría una causa común: “oponerse al imperio”. Sin embargo, esta oposición no rebasa el límite reaccionario de abogar por una “democratización mundial”, es decir, ¡nada de acabar con el capitalismo!... simplemente se trae a colación el viejo refrito de “humanizar la explotación”. Las declaraciones de “solidaridad internacional y apertura hacia el multilateralismo” por parte de el MNOAL es sólo un aderezo ideológico para engañar a los trabajadores del mundo en cuanto a las verdaderas intenciones de las burguesías agrupadas en ese costal de gatos.
Una crisis del liderazgo norteamericano
La crisis en el Medio Oriente por la que atraviesa la burguesía de los Estados Unidos como lo es el atolladero sangriento en Irak y el reciente fiasco en el Líbano así como las dificultades para meter en cintura a la burguesía iraní, no hace sino alimentar las veleidades de los otros buitres imperialistas, aunque más pequeños, agrupados en un organismo cuya única razón de ser es atizar la contestación al poderío norteamericano. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Hill Clinton, ya decía en su momento que “el recelo hacia los EEUU aumentó en forma constante en Europa en los últimos 10 años, mientras el sentimiento anti-EEUU domina en el mundo árabe. La credibilidad de los EEUU se está hundiendo”. La administración de George Bush no sólo ha confirmado esta perspectiva sino que la ha ampliado a límites que el capital norteamericano no había conocido.
Ni Chávez ni Castro representan los intereses de los oprimidos, ellos representan los intereses de unas burguesías incómodas con la supremacía norteamericana en la región, burguesías cuyas pretensiones imperialistas tratan de hacerse un hueco en medio de las tensiones burguesas a nivel mundial.
Para la clase obrera debe ser claro que en ese tipo de organizaciones de la burguesía (MNOAL) no hay ilusiones que albergar. Por más que hablen contra la pobreza o contra la tiranía, tales discursos tratan de ganar las simpatías de los explotados a costa de inocularles la venenosa ilusión de que el capitalismo se pude “mejorar”, que el capitalismo podría tomar un rostro “humano y justo”. Lo que siempre ocultan esos discursos es que el sistema decadente y avanzando en su fase de descomposición, están llevando a la humanidad a un abismo mortal. Tales organismos son pilares del capitalismo y la revolución proletaria mundial tendrá que barrer con ellos.
Dan/6-10-06