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El avance de la crisis
1. Desde la reaparición de la crisis capitalista a finales de la década de los 60, las medidas que la burguesía, a nivel planetario ha puesto en práctica, desde las monetaristas, hasta sus variantes diversas de políticas liberales, han sido presentadas como “hallazgos científicos” que solucionaran la crisis. Envueltos en sus marasmos “teóricos”, presentan pretendidas evidencias de como el sistema encuentra la solución a sus contradicciones; así, con todo un lenguaje doctoral anunciaban en los ochenta a las economías asiáticas, tanto “tigres” como “dragones”, como la muestra de la renovación de la capacidad expansiva del sistema, luego trasladarían su esperanza a los “mercados emergentes” latinoamericanos y a los “nuevos mercados” que representaban las regiones en proceso de apertura ante la implosión del bloque del Este. En los noventa era la “nueva economía”, la “globalización” y el crecimiento “imparable” de la economía norteamericana el argumento usado para declarar la inmortalidad del capitalismo… ahora, el sueño del arrastre económico de China y la renovación de sus políticas económicas por la vía de las instituciones, es lo que la clase dominante usa para sostener el mito de la fortaleza del capitalismo y de su capacidad para ofrecer mejoras al conjunto de la humanidad, deduciendo con ello que la crisis es solo una expresión aislada, temporal y particular de algunas regiones. Empero, más allá de los discursos la realidad expone la imposibilidad de que el capitalismo encuentre una salida duradera a su crisis, porque no es la manifestación de una crisis más, su profundidad y duración expone de manera abierta y clara el carácter de la decadencia capitalista, que los revolucionarios de inicios del siglo XX reconocieron se abría desde la I Guerra Mundial, y con ello marcando la necesidad objetiva para la transformación radical de la sociedad.
2. A lo largo del planeta la crisis viene tomado mayor peso; esta realidad pretende esconderse en el repunte de algunas las cifras contables de algunas regiones, es el caso de la economía mexicana que al anunciar tasas de crecimiento del PIB alrededor del 5% para el período que viene, permite a la burguesía afirmar que la “crisis ha pasado”. Pero la crisis que viene sometiendo al capitalismo al asumir una forma crónica y permanente, hace posible, incluso, la manifestación de procesos de crecimiento relativo de corto plazo, pero ello no implica su salida, es evidente que las medidas de Capitalismo de Estado, han permitido a la burguesía llevar una “administración de la crisis” que suaviza la caída general, evitando desplomes escandalosos como en 1929.
En México, aunque se pregona una estabilidad, la burguesía ha tenido que abandonar sus proyectos más importantes: ante la nulidad de resultados, a olvidado su sueño de expandir la agricultura de exportación promovida a través de la modificación a la propiedad ejidal en los años 90, y ni siquiera ha podido echar a andar el proyecto del corredor industrial maquilador y agroindustrial, llamado Plan-Puebla-Panamá. De manera que en contraste con las “cifras alegres” que certifican la “buena salud de la economía, es notoria la quiebra casi total en que se haya el campo, así como las crecientes dificultades de sectores industriales, como el del acero, que requieren de forma continua del apoyo estatal para poder sobrevivir.
3. Un hecho evidente de la agudización de la crisis económica es la acentuación de la miseria y el crecimiento de los niveles de explotación a los que condena a la clase obrera. Por un lado gran cantidad de trabajadores son lanzados al desempleo (incluso tomando la cifra oficial del desempleo, se indica que se ha llegado a los niveles más altos: 4.35%), y por otro, aquellos que permanecen laborando lo hacen con ritmos de trabajo intensivos o en condiciones sumamente precarias, lo que se expresa claramente en el crecimiento del empleo denominado por la misma burguesía como “informal”. Estos ataques aunque son dinámicas históricas tendenciales del capitalismo, en tanto es una respuesta de la burguesía a la afectación que sufren sus ganancias y que define el proceso de pauperización de los asalariados, se han acelerado en la región desde fines de los setenta y hoy toman una mayor profundidad a partir de la afectación de las condiciones de jubilación y pensiones, que implica una reducción indirecta del salario.
La aceleración de las pugnas burguesas
4. El creciente peso de la crisis y la dificultad presente en la burguesía para poder establecer un marco que defina sus relaciones y les de forma duradera es lo que a nivel mundial marca la dinámica del sistema. Este perfil general, al que reconocemos como un fenómeno peculiar que expone la fase de descomposición del sistema, es una fase histórica del capitalismo que no deja de definirse con características específicas en la región. Desde la pasada Conferencia Panamericana, se reconocía una dificultad de la burguesía de la región para poder establecer una cohesión, lo cual no sólo se ha venido confirmando en los dos últimos años, sino además ha tomado un proceso de agudización, que se acelerarse en la medida que se acerca el 2006, año en que la burguesía ha de decidir que individuo y cual de sus fracciones es la que se colocará a la cabeza del gobierno. Esta disputa ha venido ocupando una dimensión tal, que en ella toman presencia sectores que mantenían una actuación escondida o silenciosa. Ahora vemos actuar de forma muy abierta a grupos del narcotráfico en alianza con personajes de la política nacional (lo mismo en Sinaloa, Tijuana, Oaxaca o Veracruz) e incluso el clero y el ejército tienen una abierta y permanente actuación.
5. El conjunto de partidos con que la burguesía cuenta para llevar a cabo su circo electoral y apuntalar la mistificación democrática, se encuentran atravesados por pugnas, en tanto suelen ser los principales terrenos que la clase dominante usa en sus disputas:
- Por un lado en el PRI actúan diversos grupos que se disputan canonjías de poder, que hace esté presente una lucha feroz en donde incluso los viejos grupos, como el Atlacomulco, se fracturan para hacer alianzas lo mismo con el núcleo dominante de Madrazo, que con los sectores comandados por Esther Gordillo, de manera que ahora no es ya una separación, como lo era hace unos años, entre “modernizadores” y “dinosaurios”, es una fractura mayor que anuncia nuevos ajustes de cuentas muy al estilo de los ocurridos durante la segunda mitad de los 90.
- Aun cuando sectores del PAN marcaron acuerdos para presentar al gobierno de Fox como una especie de tregua para homogeneizar a la clase dominante, no logra establecer la cohesión, ni siquiera al interno de su propio partido, que desde la misma campaña se ensanchan las diferencias. El grado de fractura es tan notorio, que incluso ha hecho salir a la luz la presencia de grupos de accionar secreto como el “Yunque”, y cada vez son más abiertas las alianzas del gobierno con núcleos del PRI (como el de Gordillo).
- El PRD, que se formó de los desechos del PRI y agrupaciones del aparato de izquierda del capital (entre otros los estalinistas del PSUM y del PMT), fue un logro de la burguesía al crear su organización de izquierda más importante, sin embargo fue un poco “tardía” en tanto que el paso de la historia, con la caída del bloque estalinista y la aceleración de la descomposición fragilizaba esta estructura, notándose inmediatamente una lucha, entre lo que ellos mismos nombran como “las tribus”. Esta lucha se ha acelerado en los últimos dos años, en la medida que sectores de la burguesía empezaban a reconocer como posible candidato a la presidencia para el 2006 a López Obrador (jefe de gobierno del DF), lo cual ha llevado a que como parte de esta tensión permanente en las filas de la burguesía se instrumenten campañas (como la de los videos del caso Bejarano) con las que cada fracción busca ganar presencia o por lo menos disminuir la de su oponente.
Bajo esta fractura de la burguesía, sus instrumentos de intervención y dominio ideológico son poco efectivos, por lo que incluso puede recurrir al uso de “candidatos ciudadanos” con la finalidad de lograr acuerdos de corto plazo entre los sectores de la burguesía y por otro avivar la campaña sobre la democracia, que la misma división de la clase dominante ha fragilizado, como se percibe en la poca atención que han engendrado en la población algunos de los procesos electorales del período pasado.
6. A diferencia de lo que ocurría en los gobiernos priístas, done había un “calendario político” para marcar los tiempos de la designación de los “presidenciables”, ahora, la pugna para definirlo ha iniciado en 2003, justo a la mitad del gobierno de Fox. Esta pugna que se establecía en los gobiernos priístas en el último año del sexenio, se ha visto adelantada no por la ruptura de las tradiciones “presidencialistas”, como indican los voceros del gobierno, sino por la extensión de las pugnas de la burguesía, que no logra estructurar una disputa dentro de reglas aceptadas por todos. Si en los gobiernos priístas se definía al sucesor presidencial por el llamado “dedazo”, es decir por decisión directa del presidente saliente, era esto posible dado que existía un marco de cohesión de la burguesía, y el hecho de que una decisión de la sucesión se dejará a un individuo era un aspecto secundario que la clase dominante podía aceptar en tanto los proyectos que se seguían estaban definidos, el problema se presenta justamente cuando no hay acuerdo, por eso, es posible reconocer ya el ambiente de confrontación que con pretexto de la sucesión presidencial tomará lugar, lo cual representa una carga para el proceso de reflexión de los trabajadores: en lo general se avizora una campaña que buscará envolver a los trabajadores en la ilusión de la democracia, pero por otro, cada bando de la burguesía intentará hacer que los asalariados tomen partido por ellos.
Por ello, la responsabilidad que los revolucionarios tienen ante el proletariado de frente a los próximos procesos electorales, no es de especular quien será el nuevo presidente, la responsabilidad vital es la denuncia clara y contundente de la mistificación electoral y democrática, pero sobre todo la denuncia de que ninguna de las fracciones de la burguesía es “progresista”, ni puede ofrecer verdaderas mejoras.
7. Las pasadas elecciones de los EUA marcaron una cierta heterogeneidad en la burguesía de México, sin embargo no creó graves fisuras en cuanto a su disciplina de frente a EUA. Aún cuando puede haber diferencias en las campañas guerreras impulsadas por Washington y crear discrepancias en la forma en que debe de actuarse, el conjunto de los grupos de la clase dominante se pliegan esos mandatos políticos. No es por ello cierta esa imagen que hacen aparecer la relación entre los gobiernos de México y EUA como “tensa”. Esa pretendida tensión o frialdad del gobierno de Bush hacia el mexicano, no expresa una ruptura, es más bien un llamado de atención, con lo que lo obliga a radicalizar su postura sobre otras vertientes de sus relaciones y que lo hace, por ejemplo, promoviéndose como interlocutor con el ELN de Colombia, procurando aislar a las FARC, a las que las fuerzas imperialistas de la Unión Europea le han mostrado su “simpatía”.
El giro que ha dado la lucha de clases
8. En la totalidad del planeta, dada la evidente agudización de la crisis capitalista, la clase obrera viene recibiendo feroces ataques en contra de sus niveles de vida. Lo mismo en las regiones gobernadas por partidos de derecha o de izquierda, no importa si se trata de un país industrializado o de la periferia, por todos lados es notorio el despido masivo, la intensificación de las jornadas de labor y la afectación a las prestaciones que forman parte del salario (servicios médicos, jubilaciones...), ninguna región se encuentra librada de esta dinámica. Ante tales ataques, ha habido un incipiente proceso reflexivo, que aún cuando muestra grandes dificultades, evidencia un proceso hacia la maduración de la confianza de clase en sus fuerzas, este proceso reflexivo no se expresa ya solamente en la definición de minorías que avanzan clarificándose sobre el significado de la guerra y acercándose a la Izquierda Comunista –y que exponía el evidente desgaste de la campaña sobre la “muerte del comunismo”–, sino además, aunque de manera lenta, en las luchas reivindicativas, en la manifestación masiva, como, desde 2003 se han visto en algunas regiones del mundo. Este proceso, nos permite, sin caer en esquematismos mecánicos, reconocer un viraje importante en la lucha de clases. Es notorio que aún cuando es un proceso incipiente en el que el sindicato ha logrado encuadrar las luchas, se han podido observar manifestaciones de descontento acompañadas de expresiones reales de solidaridad clasista, como se ha notado en las recientes movilizaciones de Alemania. Como es obvio, esta dinámica no tiene una tendencia lineal, en tanto que la burguesía no puede permitir que un proceso reflexivo se lleve pacíficamente; en ese plano está el impulso que ésta hace por colocar a la cabeza de las movilizaciones al sindicato, principal instrumento de la clase dominante para sabotear la combatividad, pero además se encuentra la creación misma de expresiones alienantes, como el “altermundismo” (y sus combinaciones, desde el zapatismo y el chavismo-bolivariano, hasta los promotores del “impuesto Tobin”), pero también las campañas sobre la democracia y los procesos electorales son trampas que el proletariado ha de enfrentar en su avance reflexivo.
9. En los últimos tiempos la burguesía de la región ha venido aplicando programas de una gran severidad, centrándose en el ataque a los servicios de pensión y jubilación, lo que implica una afectación al salario y un incremento de los niveles de explotación, es esto lo que ha empujando a respuestas importantes por la clase, como la llevada a cabo por los trabajadores del IMSS. Hemos visto durante los últimos meses de 2003 y durante algunas semanas del mes de marzo del 2004, como las expresiones de descontento de los trabajadores han llegado a cuestionar seriamente al sindicato, aunque es evidente que el aislamiento de estas movilizaciones y la manipulación y chantaje realizado por el sindicato y las Cámaras de diputados y senadores, logró recuperar el control y no sólo hacer pasar el golpe, sino además agotar y esterilizar la combatividad.
Esta afectación a las condiciones de jubilación y pensión ha iniciado con los trabajadores del IMSS, sin embargo es apenas el anuncio del proyecto que busca establecerse en el conjunto de los asalariados, de manera que ahora el golpe se dirige hacia los afiliados al ISSSTE. Por eso para evitar que el descontento explote y se extienda, la burguesía viene preparando sus armas: partidos de izquierda y derecha, sindicatos y medios de divulgación, los cuales ya desde ahora vienen trabajando para llevar el golpe sector por sector, y todo indica que busca iniciarlo con el magisterio, que cuenta con cierta tradición de lucha, pero también con una sólida estructura sindical (SNTE-CNTE), con la que buscará aislar y provocar un desgaste que le permita generar una “lección” para el conjunto de la clase y hacer pasar así las medidas. No es raro que este ataque se acompañe de una propuesta para modificar la “ley laboral”; esto se acopla adecuadamente a la trampa sindical, en tanto podrán usar, como ilusión, la contención momentánea de estas leyes y en cambio dejar pasar la afectación a pensiones y jubilaciones.
10. La dinámica que sigue la clase obrera en el ámbito internacional, defendiendo sus condiciones de vida y profundizando en su proceso de reflexión, se encuentra con un peso adicional no menos importante, que tiene que ver con las dificultades presentes al interno del Medio Político Proletario, expresado no sólo por el abandono por parte del BIPR de argumentos programáticos, como el concepto de decadencia, sino fundamentalmente por el avance peligroso de su oportunismo organizativo. Esta deriva de uno de los principales grupos de la Izquierda Comunista es una debilidad para la clase obrera. Por otra parte, hay que reconocer que una carga más que el proletariado enfrenta en su difícil proceso de reflexión, es el accionar oscuro de aventureros y grupos parásitos (como la “FICCI”) contra las organizaciones revolucionarias. Los ataques de estos aventureros y parásitos, que se exponen ya por medio de calumnias e insultos, con la finalidad de desprestigiar el honor, o bien con hipócritas acercamientos de seducción, hacen un verdadero trabajo de destructivo que la burguesía ve con agrado, lo cual obliga a los revolucionarios a un mayor esfuerzo por la defensa de las experiencias históricas de los combates proletarios, de los comportamientos comunistas y de la tradición teórica del marxismo.
RM, diciembre-2004