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La izquierda al poder en Perú con Ollanta Humala…
La dictadura del capital cambia de máscara
Este 28 de julio asumió la jefatura del Estado peruano Ollanta Humala, líder de la alianza “Gana Perú” (apoyada por el expresidente Toledo y el “premio Nobel” Vargas Llosa). ¿Se abre una esperanza, los explotados de Perú cambiarán su destino con Ollanta? o ¿será “pan con lo mismo”?
De las armas a las urnas… ¿cambio o continuidad?
Tinta corre a raudales para tratar de machacarnos la noble idea de un coronel retirado que, por medio de un misticismo propio del esoterismo, de dio cuenta que el camino al poder no son los golpes de Estado como el que Ollanta organizó contra Alberto Fujimori en el 2000 sino la democracia, las urnas electorales. La trayectoria personal de este exmilitar se basa en su educación en la Escuela de la Américas, bastión de los USA para la lucha contrainsurgente en este continente durante la “guerra fría”, combatió a la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso por ejemplo. Hay una tenebrosa historia de Ollanta (“Comandante Carlos”) en la “guerra sucia” en Perú pues a pesar del fracasado golpe de Estado a Fujimori, fue mandado como agregado militar a Corea y Francia, en el 2004 dice “adiós a las armas” y decide “tomar la vía política” fundando un nuevo partido. En 2006 intentó llegar al poder compitiendo con Alan García… tuvo que esperar 6 años más.
A pesar de lo que se dice sobre lo “acertado” de su decisión de adoptar la “vía política y pacífica”, el ser un gobernante militar o civil no ha representado nunca un cuestionamiento del trabajo asalariado. Lo podemos ver desde Pinochet, Getulio Vargas, Videla, Strosner, etc., hasta el bolivariano de Hugo Chávez pasando por el aprista Alan García o el indigenista de Toledo, todos sin excepción defienden esta sociedad basada en la explotación del trabajo asalariado, todos protegen a los capitalistas y están listos para aplastar cualquier movimiento que intente rebelarse contra la opresión.
La estructura militar, el ejército y sus jerarquías, forman parte completa del estado capitalista. Su función es “mantener la paz social” y “defender la patria ante las amenazas extranjeras”. ¿Qué es la paz social bajo el capitalismo?...que el capital siga explotando en paz y sin disturbios a los trabajadores, la defensa de la “paz social” es la defensa del actual estado de cosas, es decir, la defensa de esta sociedad de explotación. Las “amenazas extranjeras” no es otra cosa que las pugnas entre burguesías nacionales donde la clase obrera no tiene nada por ganar y sí todo por perder. Es por ello que es falso equiparar una dictadura a un gobierno militar y la democracia a un gobierno civil. Es un lugar común decir que cuando hay un gobierno militar “no hay democracia”, por tanto, estaríamos diciendo que los gobiernos civiles serían sinónimo de “libertad”. Lo cierto es que ambos son expresión de la misma sociedad, ambos son dos caras de una misma moneda. La única diferencia sería que los militares imponen por la fuerza su poder mientras que un triunfo electoral esconde su imposición detrás de una supuesta “voluntad popular”. Que un militar aplaste una protesta desde su tanqueta o que encuadre las ilusiones de los explotados creando un nuevo partido para el capital cumple una función valiosa. Si bien Ollanta Humala dejó las armas para fundar un partido que hoy lo llevó al poder en el marco de una alianza eso no significa que ahora, ni mucho menos, defenderá a los explotados contra la sed de ganancia de los capitalistas.
Izquierda o derecha en el poder… ¡misma explotación!
Las campañas alrededor de las elecciones nos presentan a la izquierda del capital como una opción mejor o “menos mala” que la derecha. La función social de la izquierda es presentarse como los defensores de los pobres, como los defiende obreros y los partidarios del “enfoque social” de todos los programas de gobierno. Sin embargo, una vez en el poder deben llevar a cabo las mismas medidas contra los trabajadores como bien lo hemos podido constatar con los socialistas en España, en Gracia o los demócratas en EUA. Si volteamos a ver nuestro continente veremos rápidamente que las cosas no son diferentes. Bajo esta sociedad capitalista cuando un país presume de crecimiento y desarrollo no nos dicen que eso siempre es a costa de un empobrecimiento y explotación mayores de los trabajadores, el Brasil de Lula está ahí para confirmarlo. El “bolivariano” Chávez, el más cercano a la “revolución cubana de Fidel castro”, parece ver desinflarse sus ínfulas de bienestar a una población sometida a la mayor inflación del continente; el Ecuador de Correa, Uruguay, el sandinista Daniel Ortega en Nicaragua, etc., caso por caso nos encontramos con una situación de miseria creciente. México y Colombia estarían derechizados y sería “normal” que decidan a favor de los ricos… ¡menuda ironía para engañarnos a todos! Tanto unos como otros no están del lado de los explotados, todos los Estados son Estados capitalistas, defienden las ganancias de los empresarios y legislan y trabajan para someter y engañar a los trabajadores. La democracia no es neutral, es el engaño más colosal que permite que el capitalismo siga explotando y oprimiendo hasta la indecible a la clase trabajadora bajo la cobertura de procesos electorales que supuestamente recogerían la voluntad popular para perpetuar hasta el infinito este sistema inmundo.
El caso de Ollanta Humala es significativo, su discurso de 2006, cuando perdió con Alan García, era un discurso al puro rancio estilo del bolivarismo, del “antiimperialismo yanqui”, de las camisas rojas, de los ataques a la “economía de mercado”, de la beligerancia contra los vecinos (Chile)… ¡Ese Ollanta cambió! Hoy la ONG Transparencia lo pone como un hombre que busca “la unión, el progreso, la justicia, la redistribución del ingreso”; el mismo Ollanta declaró que “emplearemos los mecanismos propios del TLC para defender los intereses nacionales”… ¡lejos estamos de los ataques de Ollanta contra los socios de Washington! La alianza de Ollanta Humala se emparenta más con los proyectos de Brasil y Uruguay que con los de Hugo Chávez o Correa. No es casual que hoy, a diferencia del 2006, los asesores de Ollanta vengan directamente del PT brasileño, es decir, de un “modelo exitoso” de la gestión de la economía… la camisa roja se convirtió en traje de saco y corbata, juró sobre la Biblia defender la Constitución y la democracia. En su “Hoja de ruta” promete Humala “mantener la apertura económica y resguardar la estabilidad macroeconómica”, el mismo Ollanta aseguró, después de la primera vuelta, “continuar con el rumbo económico de Toledo y Alan García”. El “primer gobierno de izquierda en Perú” está a todas luces prometiendo continuar trabajando por mejorar la economía capitalista, es decir, “Gana Perú” va a tratar de mejorar esta sociedad basada en la explotación y la ganancia. Sería una ilusión terrible el suponer que un día los capitalistas compartirían sus ganancias con los trabajadores… Esta fracción de la burguesía que asciende al poder en Perú muy pronto demostrará que se debe al capital contra los trabajadores, a pesar de su lenguaje engañabobos tan característico de la izquierda burguesa.
Muchos periodistas hablan de una “pérdida de memoria” de la sociedad peruana al comparar al Ollanta Humala del 2006 y al del 2011, su plataforma ultranacionalista a la Hugo Chávez cambió por una de “centro izquierda” sin explicación pública alguna. En realidad, de nuevo, buscan descargar en las espaldas de las masas trabajadoras la “culpa” pues si las cosas van mal (lo que no puede ser de otra forma para los explotados) la clase obrera tendrá que aguantarse pues su voto fue, al final de cuentas , lo que encumbró al gobernante en turno. Lo que nunca dirán es que los mecanismos estatales de la democracia electoral y representativa están tras la inducción del voto masivo hacia tal o cual opción que el mismo Estado ofrece glorificando a uno y satanizando a otro, como acaba de pasar efectivamente en Perú donde la otra candidata fuerte Keiko Fujimori (hija del expresidente Alberto Fujimori) fue presentada como lo peor del pasado corrupto del país frente a la opción “menos mala” (el mismo cuento) del indígena Ollanta Humala, una caracterización que usa mucho la burguesía para ganar adeptos aprovechando la carga histórica que tiene el indigenismo en esta región.
El destino de los explotados está ligado a la lucha de clases
Nos han hecho creer, y es justamente el trabajo del mito de la democracia, que no tenemos más remedio que elegir a alguien que imponen los grupos de la burguesía cada seis o cuatro años, dependiendo de los plazos. Toda nuestra libertad se reduce a eso, a hacernos elegir a nuestros verdugos por medio de una papeleta electoral y eso después nos los restriegan en la cara como una “voluntad de todos, de las mayorías”. La democracia culpabiliza a todo mundo, a los que ganaron porque ganaron y no hicieron lo correcto, a los que no votaron por fulano por no haberlo hecho, a los que se abstuvieron por haber “regalado su decisión a otros”… en fin, la democracia es la expresión pura de personas aisladas, atomizadas y bajo la ilusión de que deciden su destino cuando en realidad solo estamos legitimando a los futuros explotadores.
Es por ello que los trabajadores debemos voltear a otro lado, no a las urnas de la democracia sino a las luchas de nuestros hermanos en otras partes del mundo. Las luchas desarrolladas en diversas partes del mundo como en el norte de África, Grecia, Inglaterra, Francia o España son la perspectiva a seguir, rebelarse contra las condiciones inhumanas existentes pasa por rechazar los “medios” que la burguesía nos ofrece, pasa por rechazar sus cantos de sirena y desarrollar medios propios como las asambleas generales done todos podemos discutir, hablar, decir lo que sentimos, pensar juntos en cómo cambiar el mundo, eso es altamente peligroso y opuesto a una urna electoral donde estamos divididos y contrapuestos los unos contra los otros. Por ello, el camino es la lucha de clases. “La crisis va a seguir atacando cada vez más cruelmente a la clase obrera mundial. Sean cuales sean las trampas de la burguesía, sean cuales sean las vacilaciones que tendrá frente a la inmensidad de la tarea que ha de cumplir, el proletariado será llevado a luchar de forma siempre más masiva y consciente. Toca a los revolucionarios tomar todo su lugar en esos combates que se anuncian para que el proletariado logre cumplir con la tarea que la historia le ha confiado: el derrocamiento del capitalismo y su barbarie, la edificación de la sociedad comunista, la salida de la humanidad del reino de la necesidad para entrar al de la libertad” (Resolución sobre la Situación Internacional, XIX Congreso de la CCI).
Marsan, 16/8/11