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Alianzas electorales
Aliados para explotar más
Por todos sus medios de difusión la burguesía satura a los trabajadores con sus sesudos "análisis" sobre los procesos electorales que se están llevando a cabo desde hace meses y que tendrán un momento importante el 3 de julio de este año en que se elegirá gobernador en el estado de México, después de lo cual todas las fuerzas políticas de la burguesía se volcarán en el objetivo de quedarse con el control del gobierno federal mediante las elecciones de mediados del 2012. La propaganda es en verdad apabullante: tenemos que soportar desde aquéllos que ensalzan la supuesta "inteligencia" de tal o cual personaje de algún partido por haber hecho determinada jugada política para quedarse con alguna gubernatura, o estos otros que sopesan con verdadera devoción todos los elementos de análisis de tal o cual situación política para demostrar que la política es un verdadero oficio de estrategas o especialistas, o los otros que demuestran los buenos oficios de algunos políticos para hacer posible las llamadas alianzas electorales y que en verdaderas jugarretas logran sacrificar posiciones para avanzar en otras que consideran más importantes. En fin, que los "especialistas" hacen aparecer la política como un verdadero misterio sólo apto para privilegiados y encumbrados en las alturas. Pero todo esto sólo es basura, efectivamente ese es el mundo de la política burguesa donde se vale de todo, engaños, robo, traiciones, ajusticiamientos, etc.
Para la clase obrera estos cálculos electorales no representan sino otros tantos momentos de mistificación ideológica dirigida a distraer sus preocupaciones de sus verdaderos intereses como la defensa de sus condiciones de vida de sus familias, la defensa de sus condiciones laborales. Para el proletariado no se juega absolutamente nada en el resultado de las elecciones pues, gane quien gane, nuestras condiciones de existencia serán igualmente atacadas por el partido en turno en el gobierno dado que todas las fracciones de la burguesía buscan invariablemente satisfacer las necesidades del capital nacional y esto significa gestionar en primer lugar los planes de austeridad para garantizar que la acumulación capitalista continúe. Todas las "diferencias" de color, discurso, etc., sólo son caretas que esconde la división del trabajo entre derecha, centro e izquierda para cubrir todo el espectro político. Todos prometen "ahora sí" salir de la crisis, pero de lo que debemos estar seguros es que cualquier equipo de gobierno que asuma el poder va a atacar sin contemplaciones a los trabajadores en su conjunto: activos, desempleados, pensionados, etc.
Las "alianzas electorales", un terreno de pugnas burguesas
Desde hace unos meses también los medios de la burguesía hartan hasta el asco con el tema de las "alianzas electorales", haciéndolas pasar como parte de "la práctica y la modernidad democrática", cualquier cosa que eso signifique. En efecto, hemos sido testigos de varias combinaciones, en Baja California Sur ganó la gubernatura un panista recién salido del PRD que antes era priísta, en Guerrero, colocaron como gobernador a un perredista que recién había abandonado el PRI, lo mismo se dio en Oaxaca, Sinaloa y Puebla. Una tendencia semejante es de esperarse en las próximas elecciones del 3 de julio de este año en Nayarit, Coahuila y estado de México.
Conforme avanzan las dificultades económicas debidas a la profundización de la crisis, las diferentes fracciones de la burguesía compiten a fuego y sangre para quedarse con la parte del león poniendo incluso en entredicho partes importantes de proyectos políticos anteriores que se había dado el Estado para fortalecer el aparato de dominación de la clase capitalista en su conjunto. Por ejemplo, al forzar las alianzas entre PRD y PAN en varios estados (cuando se escribe este artículo está por decidirse en el estado de México) el PRD, siendo el partido de izquierda que creo la burguesía con el fin de hacer su labor de confusión dentro de la clase trabajadora, se desacredita y con ello pierde posibilidades para ejercer su control. A pesar de ello, no les queda de otra. La dificultad de la clase dominante para contar con una unidad dentro de sus partidos y en lo general los lleva a establecer estas estratégicas, que en el corto plazo les permite aparentar la unidad, pero en el largo plazo no hacen sino alimentar más la fractura de la burguesía.
En el estado de México, por ejemplo, está en juego una posición económica y política de primer orden en términos estratégicos para avanzar hacia el gran objetivo de la presidencia en el 2012. Los pleitos habidos últimamente en las filas del PRD en el marco de la toma de decisión en cuanto a la alianza con el PAN para competir en mejores condiciones con el PRI que retiene la gubernatura actualmente con Enrique Peña Nieto a la cabeza y un fuerte candidato con amplio apoyo de grupos muy poderosos de la burguesía nacional, evidencia que se trata pura y simplemente de un pragmatismo ramplón de los diferentes tiburones burgueses para fortalecer sus posiciones de poder dentro del Estado. No se trata, como vocifera, López Obrador (AMLO), al oponerse a dicha alianza, de "preservar los principios que dieron origen al PRD" (él mismo ha apoyado la alianza con el PAN en otros estados como Baja California Sur o Guerrero), sino que tiene razones un poco más prosaicas como es el hecho de que una tal alianza en el estado de México y un posible triunfo en esos términos fortalecería al grupo de Marcelo Ebrard rumbo al 2012 y cancelaría sus aspiraciones de volverse a postular.
Pero estas pugnas visibles en el terreno político electoral están directamente conectadas con las fracturas profundas preexistentes en el interior de la clase dominante motivadas por sus enfrentamientos en torno al control de los mejores negocios. Como muestra está el botón de la sonada disputa por las telecomunicaciones entre Televisa y Slim que necesariamente aglutina a su alrededor a otros tantos grupos de capitalistas en abierto enfrentamiento y por lo tanto con todo el interés por controlar las administraciones estatales, las cámaras de representantes y claro está el gobierno central. En fin, no es casualidad tampoco que estemos presenciando una descomposición tan acentuada y barbárica en los enfrentamientos entre los diferentes cárteles de la llamada delincuencia organizada a los cuales la población cada vez más considera como estructuras íntimamente encarnadas al aparato estatal. Es decir, se trata de las mismas pugnas interburguesas con diferentes expresiones.
El Estado está obligado a recomponer su ala de izquierda
Lo dicho acerca de los daños colaterales a la imagen del PRD no implica que el Estado va a aceptarlo sin hacer nada, al contrario, está obligado a apuntalar a su izquierda como ya lo están haciendo toda suerte de ideólogos: hablando de malas gestiones de algunos dirigentes del PRD y que por lo tanto el problema no es la institución sino las personas, con lo que se deja abierta la posibilidad de que cambiándolas se arreglarían las cosas; permitiendo a AMLO orillarse un poco más a la izquierda y en cierta manera radicalizarse para mantener el espantajo de una izquierda más honesta que recogería los ideales originales del PRD; en fin, a plazo necesariamente vamos a ver nuevos proyectos políticos para recomponer a la izquierda del capital pues para el capital es una cuestión vital fortalecer a su izquierda toda vez que es el principal elemento que da brillo a su dictadura democrática.
La burguesía va a continuar con la campaña democrática para llevar a los trabajadores a las urnas ofreciéndoles mejorar sus condiciones de vida con el mismo cuento de siempre de que por medio del voto deciden qué gobierno tendrán y qué política económica va a implementarse y va a esconder, por supuesto, que es a través de sus medios cómo induce las preferencias electorales en un momento dado. Con toda la arrogancia de que son capaces los capitalistas se ufanan de que en México más del 60 % todavía confían en la democracia del voto y que eso evita que aquí se vivan episodios como los que se están desarrollando en Oriente y el norte de África a los cuales, por cierto, califican como simples "estallidos" contra las dictaduras y por la democracia, con lo cual buscan esconder que aún si están influenciados por la ideología de un "cambio democrático" se trata de respuestas iniciadas y motivadas por el descontento generalizado por los ataques a sus condiciones de vida. Esa presunción sobre la capacidad de dominio que la burguesía tiene en México, es una realidad que debe motivar a la reflexión sobre el significado real que tienen las campañas electorales y el papel que juegan los partidos de la burguesía tanto de derecha como de izquierda.
RR/febrero-2011