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La adicción a las drogas del imperialismo
Recientes artículos periodísticos han expresado como nunca su "preocupación" sobre la cuestión de las drogas, la llamada "guerra a las drogas", el debate de legalizar tal o cual droga, o el dilema alrededor de su despenalización y cosas por el estilo. Todo esto es palabrería. Las drogas y el negocio de las drogas son aspectos integrales del capitalismo, y más allá, del militarismo, el imperialismo y la descomposición capitalista. Alrededor del mundo la danza macabra de las cifras hablan ya de alrededor de 35,000 asesinatos en México en los últimos cuatro años como resultado directo del tráfico de drogas, también se calcula que medio millón de personas están directamente empleadas en el tráfico de drogas -otros estiman más de un millón ([1]). En México la industria de las drogas es uno de los pocos negocios en expansión en un país con cada vez mayor pobreza. Los "expertos" lamentan el impacto de la criminalización de las drogas en las democracias de América Latina como Bolivia, Perú, Colombia y ahora México. Pero estos Estados democráticos no han sido contaminados por las drogas ilegales sino por el hecho, particularmente en este periodo en que el capitalismo se descompone desde su raíz, que estos Estados relativamente débiles solamente pueden ser organizaciones de gánsteres y toda la criminalidad que traen consigo. Esto también es esencialmente válido para los más fuertes, las principales potencias cuyos ejércitos y servicios secretos están profundamente inmersos en la industria de las drogas ilegales. Las drogas, legales o no, no son un problema de Latinoamérica sino una faceta del imperialismo mundial. Sólo como un ejemplo, sobre la frontera canadiense, el negocio de "drogas por armas" así como por efectivo es muy activo aunque no tan dramático como en la frontera sur de EU. La policía canadiense estima en cien mil personas de Columbia británica implicados en los negocios de la mariguana solamente. Hay una verdadera ONU de bandas criminales organizadas de cientos de miles de jóvenes involucrados en el cruce de droga de Canadá hacia EU. El "combate a las drogas" es una hipocresía monumental cuando oímos al zar antidrogas de Naciones Unidas, Antonio María Costa sugerir que $352 billones del dinero de los cárteles de la droga ayudaron a evitar el colapso del sistema económico mundial en 2008-09 cubriendo muchas de las necesidades de liquidez.
Drogas e imperialismo en Afganistán
La oficina de la ONU sobre drogas y crimen ha detallado el cultivo de la amapola afgana cuya aportación ha aumentado la producción mundial de heroína desde un 64 % hace 7 años a 92 % actualmente. También estimó que el número de afganos implicados en toda la producción, distribución y proceso oscila entre 1.7 y 2.3 millones. La ocupación militar británica de la provincia de Helmand ha supervisado la más grande expansión del cultivo de amapola extendiéndose ahora a alrededor de 70,000 hectáreas. En el contexto del imperialismo, el "combate a las drogas" es tan fraudulento como la "guerra al terrorismo". Esto tiene consecuencias que pueden ser vistas, ocultadas, debatidas o simplemente no preocuparse en cuanto a lo que concierne a la devastación causada a la humanidad. Apenas en 2007, la ONU estimó que había "alrededor de un millón de adictos al opio en Afganistán, 600,000 menores de 15 años y un creciente número de mujeres. La heroína barata de Afganistán tiene efectos devastadores en Irán, India, Rusia, EU, Canadá y China, pero también en los principales países europeos, los efectos de la miseria se sienten como por ejemplo en las islas escocesas donde los pescadores, elementos sólidos y fuertes de la comunidad, con remuneración en sus bolsillos, han caído en los brazos de la señora felicidad (Madame Joy). De un lado al otro del mundo, de los más pobres a los relativamente menos pobres, la heroína barata de Afganistán está haciendo estragos.
Cada vez es más evidente para muchas personas que "grandes cantidades" de opio se exportan, por ejemplo, de Afganistán en aviones militares de EU, Canadá e Inglaterra. Cuando la producción de Opio en Afganistán comenzó a decaer a principios de los 90, ante los rivales de Colombia y Burma en el tráfico de heroína, la CIA colocó y apoyó al señor de las drogas afgano, Ahmed Shah Massoud. El M16 también lo armó y la inteligencia británica hizo lo propio ([2]), antes de que la KBG rusa y posteriormente la inteligencia francesa hiciera tratos con él. Desde la intervención directa de occidente en Afganistán en 2001, la producción afgana de amapola se incrementó 33 veces, las agencias occidentales de inteligencia ayudaron a Afganistán a ir de la simple siembra de amapola a la conversión a escala industrial en heroína y esto requiere grandes fábricas, volúmenes de químicos importados, mano de obra y mucho transporte para embarcar el producto refinado. Antes de 1979, poco opio venía de Afganistán a occidente pero la CIA en su campaña antirusa cambió armas por heroína a Karachi.
El papel de los servicios secretos del imperialismo en el negocio de las drogas ha sido destacado desde la Segunda Guerra Mundial: la CIA y la mafia corsa en el tráfico de cocaína en los años 40 -la famosa "conexión francesa", Burma, Laos y Tailandia en el triángulo dorado donde la CIA traficaba drogas por todo el sudeste asiático; la participación de EU en el tráfico de drogas en Panamá en los años 70 a través de su títere Noriega; Vietnam, donde la compañía "Air America" de la CIA transportaba drogas de Laos a Hong Kong; El comercio de cocaína en Haití en los años 80; la política de la CIA con los Contra de Irán de "armas dentro, drogas fuera" y más recientemente, el uso por la CIA de "taxis tortura" usados para transportar drogas a través del aeropuerto de Gatwick y otros aeropuertos europeos con la complicidad de esos Estados o al menos con su complacencia. La CIA y el servicio secreto pakistaní a través del Banco de Crédito y Comercio Internacional, también usado por la inteligencia británica y Mossad, fueron el principal factor para financiar con las ganancias del opio a las jihad de EU, Pakistán, Arabia Saudíta y británica contra los rusos y afganos en los años 80.
El negocio de drogas: una noble tradición capitalista
Esto es solo una parte de la extensión del papel del imperialismo en el comercio de drogas y la abyecta hipocresía de la "guerra a las drogas". Desde mucho más atrás, tenemos el ejemplo anglo-francés de las Guerras del Opio contra China. Para citar a Carlos Marx en el New York Daily Tribune el 25 de septiembre de 1858: "la hipócrita cristiandad del gobierno británico..: en su competencia imperial finge ser completamente ajena al contrabando y comercio de opio y aún lanza amenazas de proscribirlo". No hay nada nuevo bajo el dominio del capitalismo; así vemos el "combate a las drogas" del primer ministro británico Lord Palmerston mientras conduce las guerras por el cultivo forzado, la propagación y venta del opio. Parte de esta también fue vendida a la clase obrera en Inglaterra bajo el benevolente título de "Godfrey´s Cordial", narcótico utilizado para dopar a los niños mientras ambos padres salían a trabajar ([3]), causando una generación de adictos al opio. Por un tiempo esta fue de alguna manera la "venganza" de China e India, todo el comercio de opio fue totalmente irracional y a expensas del comercio legal. La Compañía de las Indias Orientales dejó de ser exportadora directa de opio a finales del siglo XVI pero se convirtió en productor, mientras los propios barcos de la compañía eran beatamente prohibidos para traficar la droga. A pesar de los intentos del Imperio Celestial de combatir la importación de la producción británica de opio de la India a China, Inglaterra y Palmerston facilitaron el "comercio" por la fuerza de las armas. Marx señaló esta irracionalidad y contradicción de la expansión del capitalismo sin moralizar. Pero en el New York Daily Tribune del 20 de septiembre de 1858, en un artículo titulado ¿"Comercio u opio?", cita al inglés Martin Montgomery: "¿Porqué, "el comercio de esclavos" fue misericordioso comparado al "comercio de opio"? Nosotros no destruimos los cuerpos de los africanos, ya que estaba en nuestro interés inmediato mantenerlos vivos, no degradamos su naturaleza, corrompimos sus mentes, ni destruimos sus espíritus (Bueno, solo un poco). Pero el vendedor de opio asesina el cuerpo luego que lo ha corrompido, degradado y aniquilado la moral de los desgraciados pecadores, cuando cada hora trae nuevas víctimas a un Moloch que no conoce saciedad, y donde el asesino inglés y el suicida chino rivalizan en ofrecerse a su altar"
Una cita final de Marx del periódico arriba señalado, sobre la caprichosa ironía de toda esta situación: "Mientras el semibárbaro permanecía en el principio de la moralidad, el civilizado le opuso el principio del egoísmo. Que un imperio gigante, conteniendo casi una tercera parte de la raza humana vegetando en el filo del tiempo, aislada por la exclusión forzada del intercambio general, y así engañarse con el deliro de la perfección celestial -que tal imperio tuviera por suerte ocasión de batirse a duelo mortal con los representes del mundo antiguo que aparecen impulsados por motivos éticos, mientras los representantes de la aplastante sociedad moderna luchan por el privilegio de comprar al mejor precio y vender en los mercados más caros- de hecho, es una especie de trágico verso que ningún poeta gustaría imaginar".
Hoy, cuando las contradicciones del capitalismo están alcanzando un punto extremo y la relación del imperialismo y las drogas son solo una expresión más de este, se nos amenaza con el ridículo verso de la "guerra al terrorismo" y "guerra a las drogas"
Baboon, 24 de sept. de 2010
[1]) El Monstruo - Temor y Rescate en la ciudad de México.
[2]) Steve Coll, Guerra de Fantasmas.
[3]) Cap. 13 de El Capital, "Industria a Gran Escala".