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La toma de posición que sigue es el producto de las discusiones y colaboraciones mantenidas entre el CREE y la CCI, a las que se ha unido la Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante. Pretende ser una respuesta colectiva ante el 29-S y lo que es más importante: LA NECESIDAD DE TOMAR LA LUCHA EN NUESTRAS MANOS visto el sabotaje sindical. Los firmantes también llaman a todos los compañeros, colectivos y grupos que se sientan identificados con este esfuerzo a unirse a él.
¡Trabajadores! Ante la pantomima del 29-Septiembre,
¡organicemos las luchas por nosotros mismos!
Desde que en junio Toxo Fernández (CCOO) y Cándido Méndez (UGT) clamaran a viva voz la convocatoria de Huelga General para el 29 de septiembre, hemos venido sufriendo una campaña ideologizante a favor de la misma orquestada desde todos los sectores que se reclaman del manido título de "izquierda". La campaña nos ha vapuleado para que participemos en una Huelga presentada en términos maniqueos con ánimo de no dar cabida al espíritu crítico: o estás radicalmente a favor, o estás radicalmente en contra. Así nos engañan y estafan los siervos del capital y sus correligionaros "izquierdistas".
Pretenden silenciarnos para engañarse e intentar no recordar los años de delación y aplastamiento del movimiento obrero. Los sindicatos y sus compañeros de viaje no desean escuchar de nuestra voz que la convocatoria será un fracaso. Piensan que el descontento obrero es más que suficiente para impulsar la Huelga General y que las esperanzas de la clase trabajadora siguen cifradas en su oportuna intervención. Nosotros debemos responder por la defensa acérrima de nuestros intereses de clase y no dejarnos embaucar por aquellos al servicio del Capital que nos aherroja con sus cadenas.
Antes de que el ejecutivo Zapatero diera a conocer el decretazo; el daño estaba hecho: en febrero de este año se habían impulsado medidas dirigidas a la supresión de las jubilaciones y reformas en la negociación colectiva favorables a la congelación o reducción de salarios. Mientras tanto, los sindicatos negociaban cómodamente con el Gobierno y la patronal el que fuera aborto de Reforma Laboral. En todos los países se han sucedido negociaciones de este tipo pues, en el marco de la crisis estructural del capitalismo, los Estados (europeos, sobre todo) recurrieron al crédito para intentar reflotar el colapsado sistema financiero.
La deuda contraída les ha obligado, por mediación del FMI y el BCE, a desarrollar baterías de medidas antiobreras que se lleven por delante las pírricas conquistas sociales logradas tras años de combate.
Antes que el occidente "noticiable", Rumanía o Eslovenia llevaban varios años sometidos a las contrapartidas de los préstamos del FMI. Más tarde, en Grecia, se descubrió que la "contabilidad creativa" y las reevaluaciones de su deuda pública habían ocultado la verdad sobre una galopante crisis fiscal que superaba todo lo imaginable. El FMI y la Unión Europea salieron de pesca y capturaron todo un país al borde la banca rota. Un préstamo de 30.000 millones de euros a un interés del 5% catapultaba al país heleno a las primeras páginas de los rotativos de todo el mundo. El Gobierno Papandreu (Partido Socialista Griego, presidente de la Internacional Socialista) desarrolló un "Plan de Ajuste" que despertó al proletariado griego de su letargo y le hizo reaccionar. La clase trabajadora y los sectores populares salieron a responder al gobierno "socialista" con la lucha. Y hasta el día de hoy, ésta no ha cesado.
¿Por qué millones de personas combatiendo son incapaces de tirar abajo el Plan de Ajuste griego?
Los destinos de la clase trabajadora griega y el resto de obreros del mundo se unen por el vértice. Ella dio el primer paso y nosotros debemos continuar su obra. Pero, en los caminos encontrados, los sindicatos ponen piedras para impedir el avance. ¡Se han sucedido doce huelgas generales! A veces salen los trabajadores del sector público llamados por su sindicato; otras veces, los del privado. De vez en cuando, se encuentran ambos en las calles. Otras veces, renuncian todos y convocan los sindicatos anarcosindicalistas. ¡Y así una vez y otra! Papandreu, mientras tanto, ha anunciado que las medidas son insuficientes y que se deben desarrollar más y más contundentes. Ante tal disgregación de fuerzas, no puede por menos que sentirse confiado.
En Grecia, los sindicatos tienen verdadero poder sobre los trabajadores; y, en tiempos agitados, saben sacar provecho. El repunte de las luchas obreras a escala internacional tiene mucho que ver con la valerosa actuación de los trabajadores griegos; que, sin embargo, son sistemáticamente llevados por el camino de la indefensión por los sindicatos y partidos del capital. La disgregación de la unidad obrera frente al capital es absolutamente lesiva para la clase obrera a escala internacional; pero también es el terreno del cual se nutren los sindicatos: el sindicalismo es acicate de nuestras dificultades de autoorganización y se alimenta de esas mismas dificultades.
Esta situación se repite en todos aquellos países en los que miremos. En Sudáfrica, 1,3 millones de trabajadores del sector público proclamaron la Huelga indefinida, alentada por los sindicatos. Días después, los mismos sindicatos que llamaron a las calles con todo el arrojo del mundo a los trabajadores se echaron hacia atrás y proclamaron el fin de la Huelga y la vuelta a trabajar. En Francia, son dos Huelgas Generales las que hemos vivido. Ambas, desconectadas gracias a la infiltración sindical en las mismas. Estériles desfiles militares que no conducen a nada. En Tekel, Turquía, bien sabían los trabajadores que no podrían fiarse de los sindicatos. Llevaron su lucha autónoma ajenos a los sindicatos, pero estos acabaron por infiltrarse y echar por tierra las reivindicaciones. Algunos compañeros de Tekel están viajando por Europa dando a conocer tales acontecimientos para que, entre todos, saquemos una lección clave: LOS SINDICATOS PERTENECEN Y SIRVEN AL CAPITAL.
Los sindicatos no desean más que un triunfo mediático de la Huelga
Aunque con amplias perspectivas en su camino, el repunte de la combatividad obrera a escala internacional es aún débil
El ejemplo del Estado español no es, a este respecto, menos aclaratorio. A finales de junio, vivimos una grandísima lucha obrera: los Trabajadores del Metro de Madrid decían ¡NO! a la ruptura unilateral del Convenio Colectivo por parte de la dirección de Metro y la Comunidad Autónoma madrileña. La Asamblea se plantaba y anunciaba Huelga total sin atender a los servicios mínimos que habían sido impuestos. ¡Dos días de parálisis total en Madrid! La campaña ideológica de difamación, calumnia y criminalización de los valerosos compañeros fue absolutamente atroz. Tras dos días, los trabajadores mismos se hicieron eco de esa criminalización y anunciaron la vuelta de los servicios mínimos. El ejercicio de autoorganización se detuvo en ese mismo punto. Los sindicatos tomaron la Asamblea y lograron forzar la negociación con la dirección de Metro. El conflicto sigue sin resolverse y, gracias a los sindicatos, la lucha ha quedado definitivamente empantanada.
La solidaridad obrera con los trabajadores del Metro de Madrid fue inmediata, pero aún débil e insuficiente. El ejemplo no se extendió y el combate quedó aislado. La articulación con otras luchas parciales y la contrainformación no fueron consideradas como primordiales; y, pese a todo, los trabajadores del Metro de Madrid nos enseñan el ejemplo de cómo la clase obrera se debe de organizar en su pugna continua contra el capital y el patrón.
Cuando Zapatero informó sobre la batería de medidas de reducción del déficit en el Estado español, Comisiones Obreras y UGT reaccionaron permitiendo al Ejecutivo que se explicara. Cuando éste se explicó, vieron las orejas al lobo y comenzaron su labor de desmovilización. Las míseras condiciones de antes (alto paro incluso en periodos de "crecimiento", pensiones pírricas, dificultades de acceso a las ayudas por parte del trabajador agrario, subcontratación y precarización galopantes), son las "conquistas a recuperar" de ahora. Los muebles ya se habían mojado, el problema es que ahora se los llevaba la corriente.
Quisieron hacernos creer que habían cambiado de chaqueta y de lado de la barricada y, para "responder" al Ejecutivo llamaron a todos los funcionarios a una jornada de Huelga de 24 horas el 8 de junio. ¡Clamorosa opereta de baja estofa! Bien orquestada en connivencia con el Gobierno del PSOE, la Huelga ni hizo mucho ruido ni causó mucho daño a las estructuras públicas del Estado. Ante tamaño despropósito, ¿qué hicieron esas fuerzas de la izquierda que dicen ser los valedores de nuestra causa? ¡Apoyaron sin más! ¡Todos a una en semejante pantomima!
El fracaso de la Huelga al que ellos mismos contribuyeron estaba destinado a sembrar la desmoralización y la pasividad en nuestras filas, agravado a posteriori con una convocatoria de Huelga General ¡con la Reforma Laboral previamente aprobada y aplicada!
¿Qué alternativas nos proponen aquellos "radicales" e "izquierdistas" ante todos estos acontecimientos? Nada en absoluto. Su actuación respecto al 29-S es un fiel retrato de la "alternativa" que ellos dicen representar. Emplean la convocatoria de Huelga General como vehículo para sus propias pretensiones, y se valen de la clase trabajadora como carne de cañón en sus cuadros organizativos. Creen poder sacarnos de nuestra miserable condición si se ponen a nuestra cabeza y dirección. ¡Mienten! Dicen hablar en nuestro nombre. ¡Mienten! La clase trabajadora no necesita que nadie hable ni actúe por ella, ella habla todos los días por sí misma. Y a la monótona letanía de los correligionarios "izquierdistas" del capitalismo que sólo saben decir "Huelga General", ella dirá: "¡Estamos cansados de vosotros, dejadnos hacer!". "¡Somos una clase, tenemos unos mismos intereses; no sembréis la división con vuestras siglas y vuestra política radical de palabra y burguesa en la praxis!"
Ése es el camino a seguir por la clase trabajadora, el camino de la solidaridad de clase, de nuestra unidad y autonomía organizativa. Nos obligan a sumarnos individualmente a la Huelga porque no somos sino otro número más. Cifran su victoria en el número de embaucados en su juego. ¡Hay que reaccionar! Cada par de manos que ayudan al sindicalismo o partidismo burgués, son unas manos en el cuello del trabajador. ¿Quieren Huelga? ¡Pues Huelga! Desde hoy mismo, debemos empezar a organizar asambleas de todos los trabajadores de una misma empresa o fábrica. Debatir sobre los problemas que tenemos en nuestros puestos de trabajo. Entablar contactos unos con otros, conocernos, ir tejiendo esa red llamada solidaridad clasista.
¡Lucha de todos los trabajadores!
● Asambleas abiertas a todo el mundo para plantear un polo alternativo y crítico.
● Promoción de piquetes informativos de estas mismas asambleas.
● Fomento, extensión y articulación de las luchas parciales entre sí.
¡En camino hacia la salida de nuestra penosa situación: la Revolución Proletaria Mundial!
● Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil: [email protected]
● Corriente Comunista Internacional: [email protected]
● Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante: [email protected]
Hoja distribuida por la sección de la Corriente Comunista Internacional en España