Frente a la crisis, ni más sacrificios, ni unidad con la burguesía… ¡la movilización masiva y conciente!

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Como si en la magnitud de su entusiasmo encontrara fuerzas reanimadoras, la burguesía anuncia con alegría que países como Francia y Alemania han salido de la recesión porque su economía ha repuntado ¡0.3 puntos porcentuales!... el gobierno mexicano, de forma similar aunque todavía más ofuscado por la torpeza se adelantaba para anunciar que se había llegado al fondo de la crisis y en adelante todo sería "cuesta arriba". Pero por más difusión que le den a informaciones de este tipo, la clase en el poder no puede esconder la magnitud de las secuelas explosivas que vive la economía y que afectan de manera directa a los trabajadores y que se muestra de manera viva en las draconianas medidas que se aplican y que van desde el incremento de precios e impuestos, la eliminación de gastos sociales que forman parte del salario de forma indirecta, hasta el despido masivo de trabajadores. Justamente en la medida en que el gobierno mexicano prevé la agudización de esas medidas, es que lanza al olvido sus fanfarronadas sobre la fortaleza económica y reconoce la quiebra fiscal, de esa manera encuentra justificante para sus llamados al sacrificio.

 

Son más de 40 años de crisis y sacrificios extremos de los trabajadores

A fines de los años 60 y durante los años 70, cuando la crisis tomaba dimensiones superiores, un reconocido teórico de la burguesía como Paul Samuelson afirmaba: "La del capitalismo es una historia de auges y depresiones. La diferencia es que esta recesión <la de los 70> ha sido deliberadamente fabricada por los gobiernos." (La economía mundial a finales del siglo. Comercio Exterior, nº 8, 1980). De esa manera la burguesía al culpar al gobierno de la crisis, pretendía esconder el hecho de que son las propias contradicciones del capitalismo las que engendran la crisis. Basados en esa lógica podían justificar sus políticas basadas en "poco Estado", reduciendo aquellos gastos, como los dedicados a los servicios sociales, y como hoy, pedir serenidad y sacrificio. Actualmente su explicación de la crisis es similar, nos hablan que ésta provino de la aplicación de una política perversa que se basaba en la eliminación de la regulación del aparato financiero, y que creó malas actuaciones de "algunos especuladores". Por eso si antes hablaron de la quiebra del keynesianismo intervencionista para no hablar de la crisis del capitalismo, ahora se hace lo mismo cuando refieren la crisis del neoliberalismo, y de esa manera pueden argumentar que se trata de un problema ajeno al sistema al que hay que enfrentar con la unidad de patrones y trabajadores, lo que implica la aceptación pasiva de mayores sacrificios.

Pero los sacrificios son una constante que el capitalismo impone a los trabajadores, la explotación y miseria son sacrificios que tienen que asumir de manera cotidiana lo mismo con políticas de intensa intervención estatal que con las liberales, pero sin duda esas penurias de los asalariados se ven incrementarse con el ensanchamiento de la crisis capitalista. Por cualquier lado que se vea, la vida de los trabajadores es destruida por el capital, los propios informes oficiales muestran que desde 1973 ha habido un crecimiento de los accidentes laborales, llegando a presentarse en 2008 un saldo de 2 millones 160 mil trabajadores muertos por accidentes en el planeta, los cuales son originados por la intensidad de los ritmos laborales, de la misma forma la afectación a los servicios que forman parte del salario, como los de atención médica y las guarderías, ha llevado a que importantes números de trabajadores se encuentren desprotegidos ante enfermedades crónicas, infecciosas o epidémicas... y el caso de la muerte de casi media centena de niños y decenas más de heridos y mutilados en el incendio de una guardería en Sonora no es sino una muestra desgarradora de lo que significan las medidas de austeridad que el capital impone, condenando así a los trabajadores y a sus familias a una degradación acelerada de sus condiciones de vida, mostrando que aún cuando la miseria es expresión común y cotidiana a la que somete el capital a los trabajadores, hay una evidente aceleración de esta tendencia con la crisis, haciendo que ver con mayor claridad la necesidad de terminar con este sistema.

Por eso, ante el temor de que la clase obrera tome conciencia de su situación, la burguesía, a través de su aparato de izquierda, no deja de insistir que basta con cambiar la estrategia económica para alcanzar nuevos y mejores resultados, con ese discurso lo que se busca es que la clase trabajadora tenga la esperanza de que el capitalismo puede mejorar su vida y someta su reflexión en la búsqueda de una "política económica alternativa".

 

En México como en el mundo nos piden sacrificios para rescatar al capital

Como vemos la aceleración de la explotación es el instrumento principal que la burguesía viene utilizando para poner en marcha sus planes anticrisis, aunado a esto hay dos medidas que el capital utiliza sistemáticamente para completar su estrategia, a saber, el desempleo y el crédito.

Hace apenas unos días Calderón ha anunciado despidos en el sector gubernamental, lo cual afectará aún más las difíciles condiciones que viven millones de proletarios que han sido lanzados al desempleo, y que como decíamos completa el golpe, en tanto que aquellos asalariados que no fueron despedidos son agobiados con jornadas de trabajo más intensivas.

Procurando dar una aproximación a la dimensión de desempleo que se vive en el país, es pertinente tener en cuenta que si el gobierno declaraba que del 1 de enero y hasta el 15 de junio en la economía mexicana se habían creado 17,000 nuevos empleos, y los datos indican que a lo largo del 2009 se están despidiendo diariamente 2,240 trabajadores, eso implica que en aproximadamente 7 días se elimina el "logro" de las nuevas plazas creadas. Atendiendo esa información tendremos que, al finalizar el año habrán 817,600 nuevos desempleados, a los que hay que sumar la población juvenil que alcanza la edad para laboral, lo cual significa que a los despedidos se les agregará una magnitud de 1.5 millones de proletarios que no ven la menor oportunidad para poder asegurar la venta de su fuerza de trabajo (salvo las precarias labores que se realizan en el llamado "mercado informal"), y la oportunidad de que, estos jóvenes, se incorporen a estudios superiores se vuelve más restringida, tan sólo en este año el número de rechazados en la UNAM fue de 110 mil y en el IPN de 120 mil.

Con relación al crédito que desde hace 40 años ha sido una medicina muy recurrida, ocurre que cuando los niveles de crecimiento económico se desploman, a grados tan importantes como en México, donde el PIB ha caído en el segundo trimestre en 10.3%, este instrumento vuelve a considerarse como la tabla de salvación, baste ver que en el inicio del siglo la deuda externa representaba 6.4% del PIB, y la interna 13.3%, a fines del primer trimestre de este año ha alcanzando la proporción en 10.7 y 21.7% respectivamente, lo cual muestra la asfixia en la que se encuentra la economía y la desesperación para mantenerla a flote.

Es evidente que las dosis de crédito que se aplican de frente a la crisis son mayores y el efecto es cada vez menor, lo que es posible que la misma burguesía (a pesar de su visión mistificada de la realidad) se de cuenta, no obstante si insiste en esta medida es porque no cuenta con otro camino, y confía en que por lo menos el crédito le permita limitar la pendiente de esa caída al retrazar en el tiempo la aparición de algunas secuelas recesivas, que reaparecerán a final de cuentas después con mayor ímpetu. En ese sentido se encuentran orientadas las intuiciones que analistas burgueses realizan, por ejemplo Manpower (en su informe de marzo-2009) considera que la economía podrá reactivarse y hacer crecer el PIB, no obstante, afirma, el desempleo seguirá profundizándose.

 

El único camino es la unidad y extensión de las luchas obreras

La agravación de las condiciones de vida de los trabajadores es similar por todo el planeta, esa es la razón por la que en diversas regiones los obreros han vuelto a tomar las calles para manifestarse. Durante 2006 a 2008, la clase obrera desarrolló importantes movilizaciones que mostraban de forma evidente la respuesta de la clase ante la agudización de la crisis. En 2009 hemos visto que esta dinámica ha tomado una lentitud mayor, pero no han dejado de mostrarse, por ejemplo hace unos meses se han vuelto a ver nuevamente manifestaciones en Grecia, expresando la solidaridad con los trabajadores emigrantes, lo mismo que en Gran Bretaña y Alemania, e incluso en China, a pesar de las dificultades que expresan para mantenerse en el terreno de la lucha proletaria, se han expresado importantes movilizaciones como la presente a fines de julio, en la que 30 mil trabajadores del Grupo Siderúrgico de Tonghua, se manifestaron ante la amenaza de un despido masivo. De manera que el descontento que la crisis y las medidas que la burguesía impone es un detonante importante para la reflexión y la movilización. No obstante, hay que ser claros al reconocer la dificultad que la clase trabajadora debe enfrentar.

En plano nacional hay que tener cuidado con las trampas que la burguesía ha de poner para crear un ambiente de temor, falta de confianza y confusión en general. En México el Estado, junto a su convocatoria de sacrificio, ha desarrollado una serie de trampas que han dificultado la reflexión: por una parte ha infundido temor aprovechando la militarización de ciudades, por otra ha logrado extender la confusión mediante los recientes procesos electorales, pero sobre todo ha sabido utilizar el chantaje del desempleo para crear una impotencia entre los trabajadores y se resigne a aceptar los ataques sin responder.

El ambiente de descontento en México como en el conjunto del planeta está presente, los ataques a sus condiciones de vida son un detonante importante del coraje y de la reflexión, pero el camino no es lineal, el capital no ha de dejar avanzar la conciencia de forma "tranquila". Por eso ante los ataques económicos e ideológicos de la burguesía, la clase trabajadora debe impulsar la reflexión colectiva que pueda llevar todo ese coraje a una movilización masiva en la que la defensa de las condiciones de vida sea la premisa que posibilite la unidad. Es el único camino para hacer retroceder los ataques de la burguesía.

Tatlin/agosto-09

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