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Debido a que México exporta cerca de un 70% de su producción automotriz a Estados Unidos, y este es el principal país que ha estado en el centro del huracán de la crisis en los últimos años, las ventas del sector automotriz han caído un 30.7%, la producción se ha reducido 42.96% y las exportaciones se contrajeron 42.1%. Dada esta situación tanto General Motors (rescatada por el gobierno norteamericano) como Ford, Chrysler y Volkswagen, han cerrado plantas, realizado paros técnicos y despedido a trabajadores. En particular VW ha sumado 16 días de paro, imponiendo una disminución de salarios, mientras que por dichos "paros técnicos", la VW, recibirá 40 millones 359 mil pesos, autorizados en junio pasado por parte del gobierno federal a través del programa "Preservación del empleo", un eufemismo para disfrazar el apuntalamiento a las empresas capitalistas sin importar la suerte de los trabajadores.
Mientras que, en lo que respecta al reparto de utilidades de 2008 que la empresa pagó en mayo pasado a los trabajadores, fue entre un 16 y un 20 % menos (dependiendo de la categoría del empleo) de lo que obtuvieron un año antes, esto a pesar de que, el año pasado las ventas de VW fueron superiores a las de 2007 en un 15%, lo que en ganancias significó 6 mil millones de dólares.
La huelga: el sindicato dirige la derrota
La VW pretextando la agravación de la crisis del sector automotriz, emitió un comunicado donde informó que no otorgaría el raquítico aumento salarial que año con año se presenta, con ocasión de la revisión de su contrato colectivo de trabajo, como un gran logro del sindicato; ante este anuncio el sindicato "exigió" el 8.5% de aumento (la petición más baja en 9 años). Así, después del tradicional y legaloide emplazamiento a huelga, toda vez que VW ofreció solamente el 1% y un bono de 5 mil 500 pesos a partir de febrero de 2010; el 18 de agosto las banderas rojinegras fueron colocadas en la planta de VW, en el Estado de Puebla. Para el día 21 las negociaciones parecían empantanadas, VW había aumentado su oferta a 1.5%, y el sindicato estaba dispuesto a aceptar sólo el 3%, y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social llamaba a ajustar los "acuerdos" en "el marco de un contexto económico recesivo y, particularmente, de gran dificultad para la industria automotriz". Es decir, en tiempos de crisis los trabajadores no deben pedir aumentos de sueldos y mucho menos poner en peligro su fuente de trabajo con huelgas u otros mecanismos de presión hacia las empresas.
Finalmente el 22 el sindicato aceptó un 2% retroactivo al 18 de agosto más un 1% a partir de diciembre y un bono de ¡sólo 2 mil pesos!, lo cual no significa en realidad un verdadero aumento salarial. El sindicato dijo que este acuerdo fue sumamente difícil, dando a entender que habían hecho todo por defender los intereses de los trabajadores, ¡vaya descaro! Con la huelga se dejaron de producir aproximadamente 6 mil unidades, eso en realidad sólo aligeró los stocks de la VW, pues era la lógica de la empresa expresada por su vicepresidente de Relaciones Corporativas y Estrategia Thomas Karig, quien en junio había dicho "Tenemos que reaccionar ante las bajas ventas que se han visto en los mercados internacionales, sobre todo en Estados Unidos, y también en México (...) Tenemos que ajustar la producción tratando de cuidar que no crezcan demasiado los inventarios", también anunció que 3 mil trabajadores dejarían de trabajar 14 días durante junio y julio de forma escalonada. Por otra parte el sindicato informó que los empleados afectados recibirian cuatro días de salario al 100% y 10 al 50% (poco más de 60% global, ¡una reducción del salario!). Ya VW en enero había realizado un paro total de actividades durante tres días, cuando también anunció que no renovaría el contrato de 800 trabajadores temporales. El sindicato aceptó el chantaje a los obreros de mayor tiempo para aceptar los despidos, ¡el sindicato aceptó este recorte de personal, otro más!
El sindicato contra los trabajadores
El SITIAVW (Sindicato Independiente de la Volkswagen) para cumplir con su labor antiobrera se ha presentado siempre con una careta y una verborrea radical acordes con su etiqueta "independiente", autocalificándose como uno de los sindicatos que más beneficios logra para sus agremiados. Sin embargo, los múltiples intentos de lucha de los trabajadores de esa industria por décadas han sufrido su sabotaje, pues los ha maniatado cuando la empresa ha requerido mantener el orden para disminuir los salarios, aumentar las cargas y los ritmos de trabajo y, claro está, echar a la calle a los trabajadores.
Sólo algunos ejemplos, en 1992 cuando el sindicato declaró la huelga ésta fue declarada ilegal con la pasividad del sindicato, el contrato de trabajo fue rescindido y se contrató nuevamente a los trabajadores en peores condiciones laborales.
En 2001 VW pretendía despedir a 920 trabajadores de base y un gran número de eventuales, el sindicato chantajeó a los trabajadores para aceptar el despido de sólo 350 de planta "salvando" 570 empleos de base ¡a cambio de despedir a 1000 trabajadores eventuales! La huelga después de 18 días se levantó, pero ya no hizo nada contra el despedido de 1350 trabajadores. Una derrota brutal.
En 2002 la empresa anticipó la revisión salarial para el mes de febrero y propuso el cambio de jornada laboral de 6 días de trabajo por uno de descanso incluyendo el pago del séptimo día por el de 5 días por dos de descanso sin pago del séptimo día, que representó un 28.6% de "baja de salario", a cambio de no "correr" a 1350 trabajadores.
En 2003 en revisión salarial, el sindicato aceptó una reducción de la jornada laboral y salario, cuatro días de trabajo por tres de descanso, chantajeando a los trabajadores para evitar el despido de 2 mil obreros. Otra derrota más.
Para la huelga de 2004 ya sólo laboraban 9 mil trabajadores, el sindicato había aceptado los diferentes recortes de personal.
En 2005 durante la revisión del contrato colectivo el sindicato "amenazó" sindical con la huelga, pero ésta se conjuró justo antes del emplazamiento. Se obtuvo un 4.2% de aumento salarial y un 0.7 a prestaciones, para el sindicato fue una "victoria", promovió no ir a huelga para salvar la fuente de empleos y que la empresa no se fuera a otro país, el sindicato se presentó como el "defensor del empleo" (el mismo sindicato que tres años votó por correr a los eventuales). Las pocas voces a favor de la huelga fueron acusadas de "irresponsables".
¿Qué hacer? ¿Cómo luchar eficazmente?
Como lección debe quedar claro que la única manera real para luchar por demandas salariales y contra los despidos es a través de acciones tales como la discusión en asambleas buscando la manera de enfrentar los ataques de la empresa, y al acordar y estallar la huelga, inmediatamente debe plantearse la búsqueda del apoyo de otros obreros de las fábricas o centros de trabajo vecinos, enviando delegaciones masivas que deben buscar la extensión territorial de la lucha. También se debe asegurar el control de esos esfuerzos a través de la continuación de asambleas, monitoreando permanentemente los pasos dados y las acciones siguientes y de dónde el movimiento elija a sus propios representantes (comité de huelga) que serán revocables en cualquier momento si faltasen a los mandatos recibidos antes y durante la negociación con la empresa.
Igual debe quedar claro, que esto sólo es posible si desde el principio se lucha fuera y contra las directrices sindicales y en particular de aquellos sindicatos que, adornándose como "independientes" o "de base", son los más dañinos dado su discurso "combativo" y "radical". Si desde el principio no se logra arrebatar el control de la huelga al sindicato, la extensión de la lucha a otros sectores, será indudablemente ¡la extensión de la derrota!
Por la fuerza de la inercia parece casi imposible luchar fuera del sindicato pues este cuenta con todo el apoyo de la empresa y del Estado y de la infraestructura producto de nuestras cuotas sindicales. Sin embargo, el proletariado cuando lucha en su terreno de clase con sus propios medios y se plantea un combate extensivo involucrando a cada vez más trabajadores, puede movilizar fuerzas enormes ante las cuales el poder de los sindicatos llega a ser insignificante. Para ejemplo veamos las huelgas británicas reseñadas en este mismo número. La potencia del proletariado está en su unidad y su conciencia.
Vania/agosto del 2009