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Hay un aniversario en este 2009 que los historiadores y comunicadores silencian, o cuando lo mencionad -muy rápidamente- distorsionan conscientemente su significado. En marzo de 1919, fue fundada la Internacional Comunista (IC).
El aniversario de la creación de la IC nos recuerda hoy día la realidad y la pertinencia de la lucha de clases contra el capitalismo en crisis y el anuncio de su propio fin, así como la existencia del proletariado como una clase de explotada y revolucionaria.
La oleada revolucionaria internacional 1919-1923
La fundación de la IC recuerda para el conjunto de la clase capitalista y sus servidores, la angustia que sintió a salir de la primera guerra mundial, ante la creciente oleada revolucionaria que parecía inevitable, 1917: la revolución proletaria victoriosa en Rusia en octubre, motines en las trincheras; 1918: abdicación de Guillermo II y apresurada firma del armisticio ante la sublevación y la rebelión de las masas de trabajadoras en Alemania; los movimientos obreros a partir de 1919: insurrección obrera en Alemania, instauración de las repúblicas de Consejos de los obreros en Baviera y en Hungría bajo el modelo de de la revolución rusa, inicio de las huelgas de masas obreras en Italia y Gran Bretaña; motines en la flota y las tropas francesas, británicas, así como unidades militares, rechazando a intervenir contra la Rusia soviética.
Es Lloyd George, Primer Ministro del gobierno británico de aquella época quien mejor expresa el temor de la burguesía internacional ante el poder de los soviets obreros en Rusia, cuando dijo en enero 1919 que, al tratar de enviar un millar de soldados para la ocupación británica a Rusia, las tropas se amotinaron y que "si se llevaba a cabo una operación militar contra los bolcheviques, Gran Bretaña se convertiría bolchevique y que crearía una soviet en Londres .(...) El conjunto de Europa ha sido ganada por el espíritu revolucionario. Hay trabajadores no sólo con un profundo sentimiento de descontento, sino de la ira y la revuelta contra las condiciones de ante-guerra. El orden en sus aspectos políticos, sociales, económicos, es cuestionado por las masas de la población de un extremo a otro en Europa. (Citado por E. H. Carr, La Revolution bolchevique Editorial Alianza)
El nacimiento de la IC marcó el punto culminante de la oleada revolucionaria de 1917 a 1923 que atravesando Europa de un extremo a otro, llego alcanzar China, Canadá (Winnipeg) y EUA (Seattle) y hasta América Latina. Esta oleada revolucionaria fue la respuesta del proletariado internacional a cuatro años de guerra imperialista de 1914 y 1918 entre los Estados capitalistas por repartirse el mundo, y llego a su cenit con la fundación de la IC.
"La IIIª Internacional Comunista se formó al final de la carnicería imperialista de 1914-1918, durante la cual la burguesía de diversos países ha causado la muerte de 20 millones de vidas.
¡Recordad la guerra imperialista! Estas son las primeras palabras que la Internacional Comunista dirige a cada trabajador, independientemente de su origen e idioma. ¡Recordad que debido a la existencia del sistema capitalista, un puñado de imperialistas tuvo más de cuatro años, la posibilidad de obligar a los trabajadores de todo el mundo a matarse el uno al otro! ¡Recordad que la guerra ha sumido a la burguesía de Europa y el mundo en el hambre y la pobreza! Recordad que sin el derrocamiento del capitalismo, la repetición de tales crímenes de guerra no sólo es posible, sino inevitable"(Estatutos de la Internacional Comunista, 2º Congreso, julio de 1920.)
La continuidad de la IC con la IIª Internacional
La IIª Internacional y la cuestión de la guerra imperialista
En el Manifiesto Comunista (1848), K. Marx establece uno de los principios fundamentales de la lucha proletaria contra el capitalismo: "Los trabajadores no tienen patria". Esto no significa que los trabajadores deberían ser indiferentes a la cuestión nacional, sino que deben definir su posición y actitud sobre esta cuestión y de las guerras, con el desarrollo de su propia lucha histórica. La cuestión de la guerra y la actitud del proletariado, siempre ha sido central para los debates de la Internacional (1864-1873) como de la IIª Internacional (1889-1914). En la mayor parte del siglo XIX, el proletariado no podía permanecer indiferente a las guerras de emancipación nacional contra la reacción feudal y monárquica, en especial contra del zarismo.
Es en la IIª internacional, donde los marxistas especialmente detrás de Rosa Luxemburgo y Lenin, reconocieron el cambio de período en el capitalismo en los albores del siglo XX, el capitalismo llegaba a su apogeo y reinaba en todo el planeta, en su período del "imperialismo, etapa suprema del capitalismo", como dijo Lenin. En este período, la guerra sería una guerra imperialista mundial entre las naciones capitalistas por el reparto de las colonias y del mundo. Este reconocimiento por la izquierda de la IIª Internacional, condujo el combate para armar la Internacional y al proletariado, en esta nueva situación, contra el ala oportunista que abandonaba poco a poco los principios de la lucha proletaria. Así fue en el Congreso Internacional en Stuttgart en 1907, cuando Rosa Luxemburgo, extrajo las lecciones de la experiencia de la huelga de masas en Rusia de 1905, y vinculó la cuestión de la guerra imperialista a la cuestión de huelga de masas y la revolución proletaria planteó allí que la revolución rusa no sólo ha surgido como consecuencia de la guerra, ella también ha servido para poner fin a la guerra. Sin ella, zarismo seguramente habría seguido la guerra..." (Citado por BD Wolfe, Lenin, Trotsky, Stalin, Calmann-Lévy, 1951.) Y junto con Lenin hace adoptar una enmienda de máxima importancia en la resolución sobre la guerra en este congreso. En el sentido de que si estallaba la guerra esta debía ser transformada por la clase obrera en una revolución que terminara con la dominación capitalista.
En 1912, la Conferencia de Basilea de la IIª Internacional reitera esta posición frente a las amenazas cada vez más fuertes de guerra imperialista en Europa recordando que la burguesía no olvida que la guerra franco-prusiana dio a luz a la insurrección la Comuna de París y que, la ruso-japonesa dio lugar a la revolución rusa de 1905. A los ojos del proletariado, es criminal matarse los unos a otros en beneficio de la ganancia capitalista, de las rivalidades dinásticas.
La traición y muerte de la IIª Internacional
Cuando se desencadeno la guerra mundial en 1914, gangrenada por el oportunismo y el chauvinismmo guerrero, la IIª Internacional estalló y murió en la vergüenza, cuando en especial los Partidos Socialdemócratas alemán, inglés y francés en manos de las direcciones oportunistas, votaron los créditos guerra, llamando a la "defensa de la patria" y a la "unión sagrada" con sus burguesías en contra de "extranjeros", y fueron recompensados en Francia por ejemplo, con puestos de Ministro por renunciar a la lucha clase. Recibiendo además el apoyo "teórico" del "centro" cuando Kautsky, el llamado " Papa del marxismo", separaba la guerra y la lucha de clases, declarando que esta última sólo era posible en " tiempos de paz" e imposible en "tiempos de guerra".
Sólo resistieron a la tormenta, principalmente los partidos italiano, serbio, búlgaro y ruso y en otros lugares, militantes aislados, de la izquierda, como Rosa Luxemburgo y la izquierda alemana, los "Tribunistas " holandeses alrededor de Pannekoek y Gorter, manteniéndose fiel a internacionalismo proletario y la lucha de clases, y trataron de reagruparse.
La muerte de la IIª Internacional significó una gran derrota para el proletariado, que pagó con su sangre en las trincheras... Para los "socialdemócratas revolucionarios " fue la muerte de su organización internacional, que tiene que ser reconstruida:
"la IIª Internacional murió vencida por el oportunismo. ¡Abajo con oportunismo, y viva la IIIª Internacional, libre no sólo desertores (...) sino también del oportunismo!" (Lenin, "Situación y tareas de la Internacional Socialista", el 1 de octubre de 1914)
Las conferencias de Zimmerwald y Kienthal: un paso hacia la construcción de la Internacional Comunista
En septiembre de 1915 se celebró "la conferencia Socialista internacional de Zimmerwald, que fue seguida de una segunda en abril de 1916 en Kienthal, ambas en Suiza. A pesar de las condiciones de la guerra y la represión, asistieron delegados de 11 países entre ellos, Alemania, Italia, Rusia, Francia, etc.
El Manifiesto de Zimmerwald reconoció la guerra como una guerra imperialista, sin embargo la mayoría de participantes se negó a condenar a la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas pasados al campo de la "unión sagrada" y a considerar la separación de ellos. Esta mayoría fue pacifista centrista, y defendió el lema de la "paz".
Tras los representantes de los bolchevique, (Lenin y Zinoviev), la "izquierda de Zimmerwald" defendió la necesidad de la ruptura y la construcción de la IIIª Internacional y contra el pacifismo, afirmó que "la lucha por la paz sin la acción revolucionaria es palabras huecas y mentirosa" (Lenin) y opuso al centrismo la consigna "transformar la guerra imperialista en guerra civil", justo como lo planteaban las resoluciones de Stuttgart y Basilea. Si bien esta izquierda se reforzó con estas conferencias, no llegó a convencer a los delegados y siguió siendo una minoría. Sin embargo, ella extrajo balance positivo:
"La segunda conferencia de Zimmerwald (Kienthal) es, sin duda, un paso adelante. (...) ¿Qué hacer mañana? Mañana seguiremos luchando por nuestra solución, para la socialdemocracia revolucionaria, ¡por la IIIª Internacional! Zimmerwald y Kienthal han demostrado que nuestro camino es el correcto." (Zinoviev, 10 de junio de 1916,)
El desempeño por el proletariado de las resoluciones del Congreso de Stuttgart y Basilea
La revolución en Rusia en 1917, abrió un período revolucionario en Europa. La amenaza proletaria obligó a la burguesía internacional poner fin a la carnicería imperialista. La consigna de Lenin se llevaba a cabo en Rusia y después en otros países se transformó la guerra imperialista en guerra civil. El proletariado rindió así honor a la izquierda de la IIª Internacional mediante la aplicación práctica de la famosa resolución de Stuttgart.
La guerra lanzó definitivamente la derecha oportunista de los partidos socialdemócratas al campo de la burguesía y la oleada revolucionaria puso contra la pared los pacifistas del centro, y conducirá a su vez a una gran parte de ellos-especialmente a los dirigentes, como Kautsky - a unirse al enemigo de clase. La IIª International había muerto. Los nuevos partidos que rompieron con la socialdemocracia están empezando a adoptar el nombre de "Partido Comunista" precisamente en el momento en que la ola revolucionaria requería y alentaba la fundación de un Partido mundial del proletariado, la IIIª Internacional.
La principal continuidad política con el IIª Internacional
La IIIª Internacional, sobre la base de una ruptura orgánica con los partidos de la difunta IIª Internacional, sin embargo, no rechazó los principios y los aportes de ella:
"rechazo de todas las medidas a medias, las mentiras y la pereza de los anticuados partidos socialistas oficiales, nosotros nos consideramos comunistas reunidos en la IIIª Internacional, como la continuación directa de los esfuerzos heroicos... de una larga serie de generaciones revolucionarias desde Babeuf a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo..., aunque la IIª ha reunido y organizado a millones de proletarios, la IIIª Internacional, es la Internacional de la acción abierta, de la realización revolucionaria, la Internacional de Acción". (Manifiesto de la IC)
Las corrientes, fracciones, las tradiciones y las posiciones que defendieron la izquierda, van a ser la base de la IC, surgen y se desarrollan en la IIª Internacional:
"La experiencia para nosotros ha demostrado que sólo un grupo selecto en el medio histórico donde el proletariado se ha desarrollado antes de la guerra: la IIª Internacional, que la lucha proletaria contra la guerra imperialista se ha llevado hasta sus últimas consecuencias, porque es la única que podría tener un programa avanzado de la revolución proletaria y, por tanto, el único que podría sentar las bases para el nuevo movimiento proletario". ("Bilan", n º 34, Boletín teórico de la Izquierda Comunista Italiana, de agosto de 1936.)
Más allá de Lenin, Luxemburgo, Pannekoek, incluso más allá de los grupos y fracciones de los partidos socialdemócratas, como los bolcheviques, la izquierda alemán, holandesa, italiana, etc. Hay una continuidad política y orgánica entre la izquierda en la IIª Internacional, la izquierda de Zimmerwald y la IIIª Internacional. Es por iniciativa del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia ex-Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia adherente a la IIª Internacional y el Partido Comunista de Alemania-como el ex-Liga Espartaco que se convocó al primer congreso de la nueva Internacional. Se constaba así, un verdadero vínculo orgánico y político entre la IIª y la IIIª Internacional, con ello la "fracción de izquierda de la IIª, extrajo este balance de su pasado y combate e indicó la necesidad de la hora y se constituyó finalmente en la IIIª Internacional.
La IC por lo tanto no surgió de la nada al nivel orgánico y lo mismo ocurre con su programa y sus principios políticos. No reconocer el hilo histórico que la conecta con la IIª es caer en la anarquía incapaz de comprender el desarrollo de la historia, o rendirse al espontaneismo más mecánico que ve la IC como único producto del movimiento revolucionario de las masas trabajadoras.
Sin reconocer esta continuidad, es imposible entender cómo la IC rompe con la IIª Internacional. Porque, si hay continuidad de principio, que se expresaba entre otras por la resolución de Stuttgart, también hay una ruptura materializada en el programa político de la IC en sus posiciones políticas y en su práctica organizacional y militante. Ruptura a través de los propios hechos, en el uso de las armas y la sangrienta represión por parte del gobierno de Kerensky, en el que participaron los Mencheviques y socialistas-revolucionarios, miembros de la IIª Internacional, contra el proletariado y los bolcheviques en Rusia, por el gobierno socialdemócrata Scheidemann-Noske contra el proletariado y el KPD en Alemania.
Sin reconocer esta "ruptura de la continuidad", también es imposible comprender la degeneración de la IC en los años 20 y el combate que se dirigido en su seno, y luego en los años30 en fuera de ella, porque excluye a las fracciones de la Izquierda Comunista "italiana", "Alemana" y "holandesa", por nombrar sólo las más importantes. Es a partir de esas partes de la izquierda, en su defensa de los principios comunistas y el trabajo de evaluación crítica de la IC y la oleada revolucionaria de 1917-23, que da lugar a los grupos comunistas de hoy y las posiciones que ellos defienden.
Sin reconocer el legado de la IIª, el legado político del proletariado, se cae en la incapacidad para comprender tanto las posiciones básicas de la IC, como la validez de algunos de ellas entre los más importantes, ni las contribuciones de las fracciones 30 años. Es decir, se es incapaz de hacer un planteamiento coherente, seguro y determinado de las posiciones revolucionarias de hoy.
(Continuará).
RL.