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Sería ocioso demostrar que ahora mismo vivimos una situación difícil. Los salarios han perdido su poder adquisitivo en más de un 30% en unos meses, los despidos se multiplican por todo el mundo, los precios suben, la miseria de extiende como mancha voraz. El famoso "no future" que ofrece el capitalismo ha cobrado una realidad dramática, una percepción de angustia invade los hogares de los trabajadores, un profundo descontento empieza a generarse y abrirse paso desde las profundidades de esta sociedad de explotación. Sin embargo, por todo el mundo, los sindicatos han salido a la defensa del capitalismo. No podía ser de otro modo, los sindicatos, de cualquier sabor y pelaje, pertenecen completamente al arsenal que usa el capitalismo para mantener su dominación sobre los asalariados (ver nuestro folleto "Los sindicatos contra la clase obrera"). Podría sorprender tanta "combatividad" e "indignación" de los sindicatos que de pronto se han dado cuenta que la situación anda mal. Esta postura es parte de su trabajo y en realidad están tratando de ocupar el terreno del descontento para organizar mejor su aplastamiento.
Paro nacional, jornadas de acción: ¡los sindicatos toman la delantera!
"En representación de la UNT, Agustín Rodríguez dio a conocer el plan de acción que acordaron los líderes de esta central y que consiste en tres puntos básicos: promover el diálogo con los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; demandar al gobierno federal el establecimiento de "pasos concretos" para llegar a acuerdos, y de no haberlos realizarán "obras de presión, tomas de carreteras, oficinas, puertos y aeropuertos, e incluso llegar a la huelga nacional durante el primer semestre de este año"..." (La Jornada, 31 de enero de 2009. Subrayados nuestros). Este "plan de acción" revela en toda su crudeza la naturaleza y el cinismo de los sindicatos. En primer lugar, "dialogar con los poderes de La Unión" es mantener a los trabajadores atados a la democracia, al Estado. Es el terreno de la impotencia, ¡es pedir a los defensores del capital que tomen partido por los asalariados!, no podemos olvidar que el Estado no es neutral, que pese a lo que afirmen sus partidos y sindicatos, el Estado capitalista y su democracia no es sino la fortaleza que protege la explotación del trabajo a salariado. En segundo lugar, pedir "pasos concretos" al gobierno es demagogia pura, los sindicatos no se atreven a denunciar que los únicos "pasos concretos" han sido medidas brutales de ese Estado contra los trabajadores: aumento al salario mínimo de 2 pesos diarios cuando cientos de productos han subido y siguen aumentando de manera desbocada!, despidos, paros técnicos, pérdida de fondos de pensiones, más trabajo y menos dinero, he ahí las "medidas concretas" que los sindicatos callan en complicidad conciente. Finalmente, las amenazas o chantajes de una "huelga nacional" se deben tomar con pinzas. Los sindicatos pueden hacerla, pero ello significará que el descontento empezará a obligarlos a acciones cada vez más radicales y amplias. Una "huelga nacional" no es una novedad, en los años 80 proliferaron los famosos "paros cívicos nacionales" y las "huelgas de 24 horas" se han vuelto comunes en Europa; lo que los sindicatos y partidos de izquierda intentan es controlar las protestas encajonándolas en la defensa de la nación a través de una especie de "frente popular" donde la clase obrera pierde su autonomía y su independencia política. Las "huelgas nacionales" van dirigidas a controlar, ahogar y neutralizar a la única clase de la sociedad capaz de platear una alternativa a la situación de quiebra del capitalismo: el proletariado.
Los sindicatos impiden la reflexión sobre las causas de la crisis
Los sindicatos también se suman a la defensa de este sistema moribundo mediante sus "explicaciones" de la crisis actual. Todos, sin excepción, tratan de esconder las reales causas de la crisis actual y con ello contribuyen a nublar la conciencia proletaria, a impedir que los trabajadores tomen conciencia de que vivimos la quiebra de un sistema de explotación y, por consecuencia, les impiden reflexionar sobre la posibilidad de cambiar y subvertir el orden social existente
_"Las organizaciones hicieron patente que los trabajadores no están dispuestos a que una vez más se les cargue el peso de la crisis sobre sus hombros y alzaron la voz para pedir "¡que sean los banqueros, los empresarios y los gobiernos que la generaron, los que la paguen!" (La Jornada, 31 de enero de 2009, a propósito de la marcha del viernes 30 de enero). Es simplemente una fanfarronada, gobierno y empresarios están siempre unidos en contra de los trabajadores. Además, toda crisis significa menos salarios, despidos, miseria y "apretones de cinturón" para los trabajadores...siempre es la clase obrera la que paga la crisis!
-"La Alianza Clasista, conformada por organizaciones sindicales, sociales y campesinas, exige "un cambio en el rumbo económico del país", afirmó Cruz López". (ANSA, 26 de enero de 2009). ¿Cambio de rumbo? ¿Reformas?... ¡todo menos plantear la "peligrosa" idea de una revolución que cambie de raíz esta insoportable situación!
-"Luego expuso que las crisis económicas no las provocan los trabajadores, sino las ambiciones de los empresarios y la corrupción de los gobiernos". (Dirigente sindical integrante del Comité Nacional de Estudios de la Energía, durante marcha en Tabasco del 30 de enero)...En esta tónica los trabajadores tendrían que luchar para que se limitara la ambición y tendríamos que exigir un "capitalismo honesto". Reflexionar en ese terreno conduce a los trabajadores a pensar que el problema no es la quiebra de esta sociedad basada en la explotación del trabajo asalariado sino... ¡unos cuantos tipos malos!
- "Por su parte, el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza, subrayó que no son los obreros ni campesinos los responsables de la actual crisis económica, sino los banqueros y los dueños del dinero que, según él, actúan en contubernio con el Gobierno". (Organización Editorial Mexicana, 31 de enero de 2009). Para nadie es un secreto ese "contubernio", pero en el "radical" sindicato de electricistas también se pudre el terreno de reflexión. La lucha contra el capitalismo y por la instauración de una comunidad humana mundial no es un combate contra "individuos ambiciosos", es contra una relación social de explotación que mantiene en la miseria y al filo de hambre a millones de seres humanos.
Democratizar los sindicatos: una trampa de derecha e izquierda
Desde los años 70 la izquierda del capital alzó la consigna de "democracia sindical", un enorme descontento social quedó encerrado en esa trampa (en VW de Puebla los "independientes" "protegen" hoy la fuente de empleo -léase empresa- aceptando despidos de eventuales y paros técnicos...). Muchos obreros pensaron que la lucha por democratizar los sindicatos era una lucha proletaria, sin embargo, haciendo balance de más de 30 años de experiencias hay que decir que es un callejón sin salida, que los sindicatos, democráticos u oficiales, todos sin excepción, van contra el proletariado. Lo paradójico de la situación es que esa consigna que parecía exclusiva de la izquierda es ahora bandera del PAN y de algunas fracciones en el gobierno.
"La vida sindical tiene un pendiente muy importante de democratización que implica, entre otras cosas, la transparencia plena de la vida interna de los gremios, de sus finanzas (...) así como la forma en que son electos los secretarios generales (...) si se quiere realmente democratizar el país, tenemos que empezar por democratizar los sindicatos" (Santiago Creel, senador del PAN, Milenio, 9 de febrero de 2009). Las consignas de la izquierda son ahora retomadas por la derecha, no es nada extraño, al contrario, es una confirmación que tanto unos como otros están contra el proletariado. La burguesía en sus pugnas necesita derribar los cacicazgos sindicales, democratizar y "reformar el Estado", sobre todo a nivel laboral, lo cual implicará emprenderla contra sus mismos congéneres como "la maestra Gordillo" (dirigente vitalicia del SNTE), Napito (dirigente minero por "derecho sanguíneo"), o el líder petrolero Romero De Champs.
Si la situación social empieza a volverse explosiva la burguesía no vacilará en desviar el descontento en contra de esos caciques sindicales como Gordillo, Hernández Juárez Napito, De Champs....Sin dificultad alguna la burguesía los pintaría como los malos de la película y los convertiría en chivos expiatorios de la situación y conseguiría, momentáneamente, desviar el descontento social hacia la democratización de los sindicatos, todo el descontento por la quiebra del capitalismo se iría hacia la coladera del cambio de "líderes corruptos" por líderes honestos. Eso sería una tragedia, ya que en vez de abandonar los sindicatos los obreros reforzarían sus ilusiones en estos órganos que hace mucho dejaron de ser sus instrumentos de combate.
Las luchas de los trabajadores que se avecinan en el horizonte deben asumir que sólo cuentan con ellos mismos, que su fuerza estará en saber unirse a otros sectores, en combatir por buscar la solidaridad del resto de la clase... ¡nos atacan a todos, luchemos juntos!
Marsan /10.02.09