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Introducción de la CCI
Acabamos de recibir desde Argentina una "propuesta internacional" que se dirige a los elementos y a los grupos revolucionarios. En ella se llama a la discusión y al reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias hoy débiles y dispersas por el mundo. Esta propuesta, que presentamos aquí con nuestra respuesta, es claramente y sin equívoco alguno proletaria: en ella se denuncia la democracia burguesa, cualquier tipo de "anti-fascismo" y nacionalismo; en ella se defiende y afirma la necesidad del internacionalismo proletario frente a la guerra imperialista.
Saludamos el espíritu y el camino del que los compañeros dan prueba con su documento: necesidad de la discusión abierta, de la "polémica", de la confrontación de las diferentes posiciones políticas, de la lucha política fraternal para construir un polo de referencia política internacional. Un polo de referencia que sea capaz de reagrupar y ayudar a surgimiento de elementos y grupos revolucionarios. No podemos más que apoyar el espíritu y la preocupación de estos compañeros, pues nosotros desde el primer número de nuestra Revista Internacional de Abril de 1975 lo afirmamos: «Concentrar las débiles fuerzas revolucionarias dispersas por el mundo es hoy, en este período de crisis general, de grandes convulsiones y tormentas sociales, una de las tareas más urgentes y más arduas que enfrentan los revolucionarios. Esta tarea sólo puede ser emprendida si se sitúa directamente y desde el principio sobre el plano internacional. Esto ha sido el centro de las preocupaciones de nuestra corriente. A esto, igualmente, responde nuestra Revista y al sacarla hacemos un instrumento, un polo para el reagrupamiento internacional de los revolucionarios». Incluso, si los resultados han sido, hasta el momento, modestos, nuestra ambición sigue siendo la misma y en este sentido publicamos esta "Propuesta Internacional" firmada por dos grupos: "Emancipación Obrera" y "Militancia Clasista Revolucionaria".
Este último grupo es desconocido para nosotros. En cambio, sabemos que "Emancipación Obrera" es un grupo que surgió tras la guerra de las Malvinas. No enlaza con ninguna organización existente. Se constituyó poco a poco durante los terribles años 70 en Argentina. Se ha enfrentado a la represión del Estado burgués bajo todas sus formas:
la oficial: democrática: democrática, peronista, sindical y por supuesto lo policial y militar.
La oficiosa, para-estatal: de un lado la de los tristemente célebres "Triple A" y de otro a la del ..... trotskysmo cuando nuestros camaradas denunciaron el apoyo y la participación de éstos en la guerra de las Malvinas, y defendieron una política de "derrotismo revolucionario".
En 1978 cuando la represión alcanzaba su cumbre durante el Mundial de Fútbol en Argentina, estos camaradas decidían «empezar a realizar un trabajo de lucha ideológica, sacar una publicación clandestina (...) Es esta actividad lo que ha permitido, cuando el Gobierno militar invade las Islas Malvinas, sacar hojas contra la guerra y difundirlas en la calle desde el segundo día. A partir de entonces nuevos y viejos conocidos nos reagrupamos en la lucha contra el nacionalismo y la guerra interburguesa. Durante estos dos meses han surgido pequeños grupos que realizan una actividad internacionalista» (Emancipación Obrera). Tras la guerra estos grupos se han reunido y «decidido continuar el proceso de lucha política y discutir del futuro» fruto de esa discusión ha aparecido un documento sobre las futuras elecciones que firmaba "Emancipación Obrera".
Aunque parezca falta de pudor, saludamos con emoción y alegría a estos camaradas y publicamos su "Propuesta Internacional". En un país donde el proletariado ha sufrido una feroz represión, la aparición de una voz proletaria es una promesa más (tras México, India...) para una salida victoriosa a los gigantescos enfrentamientos de clase que se preparan.
También supone la promesa de un mayor trabajo y responsabilidad de los grupos del Medio Revolucionario Internacional ya constituidos. Por nuestra parte, la CCI nos esforzamos en cumplir lo mejor posible la tarea que nos corresponde.
A LOS GRUPOS Y MILITANTES QUE LUCHAN POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL
El 22 y 23 de Febrero de 1986, un grupo de militantes de algunos países (especialmente de Argentina y Uruguay) se reunieron en Uruguay para discutir sobre la situación mundial y las tareas del proletariado revolucionario.
Entre ellos hubo el consenso generalizado de que ante los ataques que la burguesía mundialmente da contra el proletariado y ante la actual situación de debilidad, dispersión y aislamiento de las pequeñas fuerzas clasistas y revolucionarias es necesario trabajar mancomunadamente para revertir la situación, combatiendo el sectarismo y el nacionalismo implícitos en ciertas concepciones del trabajo internacional, y como un intento de aportar a modificar esta situación, las compañeras y compañeros presentes dan a conocer las siguientes ideas y propuestas internacional.
ALGUNAS CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS PREVIOS
Puede parecer extraño que desde aquí y "de golpe", unos pocos grupos y activistas seguramente desconocidos en general, lancen un llamado, una propuesta a todos aquellos que en diversas partes del mundo, con mayor o menor fuerza, con mayor o menor claridad, ponen en alto la bandera del internacionalismo proletario, de la revolución proletaria mundial.
Pero no es "de aquí" ni "de golpe" que surge una y otra vez el grito angustiante de minorías revolucionarias que buscan romper el cerco tendido por el capital, que asisten impotentes a los terroríficos golpes que la burguesía descarga sobre el proletariado y sobre ellas mismas, que tanto en los momentos de alza de la lucha de clases como en los momentos de la contrarrevolución más violenta "descubren" una y otra lo que significa el aislamiento, la debilidad de sus pequeñas fuerzas; debilidad no solo numérica, sino fundamentalmente política ya que es imposible local o nacionalmente resolver los problemas que el momento actual impone a los revolucionarios.
Estamos convencidos de que en distintos lugares han surgido grupos, activistas, que no encontrándose identificados con la izquierda tradicional (estalinistas, trotskistas y sus variantes), con las políticas de ayudar a la burguesía a resolver sus problemas, con los planteos de cambiar la forma estatal de la dominación burguesa o con apoyarla en sus guerras, han tratado de elaborar una política distinta, que reivindicarse la autonomía de la clase obrera frente a la burguesía y la lucha para destruir su dominación y su Estado, sin admitir falsos pasos previos (democráticos).
Y sabemos lo que es ir contracorriente, sin ningún apoyo a quien recurrir, sin posibilidades inmediatas de reapropiación de experiencias históricas del proletariado revolucionario, sin materiales teórico-políticos fundamentales y en un ambiente represivo y peligroso.
Si para algunos ciertas definiciones o posturas son el "ABC" algo de lo cual no se habla o escribe de tan obvio, para cada uno de nosotros llegar a escribir , la palabra A significó un largo proceso de luchas, desgarramientos, miedos e incertidumbres.
Aquí, en las escuelas, enseñan la frase de un "prócer" del siglo pasado: "Las ideas no se matan". Sin embargo, hemos aprendido que se mata a quienes tiene ciertas ideas (y posiciones), y que la clase dominante puede obstaculizar por un largo período la reabsorción, conocimiento, vinculación y desarrollo de las experiencias, ideas y posturas que en las diferentes áreas del mundo vive y constituye el proletariado revolucionario.
Es así que, paradójicamente, fue menester una monstruosa represión (con la consiguiente diáspora) y una guerra (Malvinas) para saber aquí que existieron en el mundo diversas corrientes y grupos radicalizados; para conocer -y todavía muy poco- las experiencias de Alemania y otros luego de la primera guerra; para saber de otras posturas en la guerra civil española que no fueran las franquistas y republicanas. Y que hay otra historia (que casi no conocemos) que nos es más cercana.
Y no solo eso, a partir de ahí tuvimos la confirmación de que en la actualidad existen grupos que no se inscriben en las variantes tradicionales, muchos que aún no conocemos y otros de los cuales no sabemos aún ni cuanto ni como han roto con el capital y sus fracciones, pero que expresan en diverso grado distintos momentos de ruptura con la política del capital.
Pero si hoy conocemos que ello existe, eso no significa que la actual situación de aislamiento y debilidad, haya cambiado. Por el contrario, ni siquiera llegamos a saber lo que está ocurriendo no ha en un país lejano o limítrofe, sino siquiera en una ciudad cercana, hasta en un barrio vecino. Y no se entienda esto como una curiosidad o una cuestión periodística: en Argentina, por ejemplo, hay continuamente días en que hay varios millones de obreros en conflicto..... Sin que entre ellos exista ningún tipo de coordinación, a veces sin que se sepa siguiera de su lucha, lo que ocurre en todos lados. Y si esto es así con movimientos relativamente masivos, peor aún con el contacto y conocimiento de las vanguardias que surgen durante esas luchas o bajo su influencia.
Y estamos convencidos de que en los países donde vivimos, como en otros lados del mundo, surgen grupos obreros o de activistas que tratan de romper con las políticas de conciliación, de subordinación a la burguesía, pero que, a falta de un referente internacional, con la fuerte presencia de la burguesía en el movimiento obrero, termina sucumbiendo absorbidos por alguna fracción del capital o simplemente disgregados, extinguidos.
Pocos son los que logran superar los primeros golpes, y los que lo hacen, tiene ante sí una perspectiva incierta, donde la soledad política, el tener que andar y desandar los pasos, recorrer callejones sin salida, el partir casi de cero en numerosos temas que se transforma en una realidad cotidiana, sangrante, que mina las pequeñas fuerzas, ya de por sí golpeadas políticas y económicamente. ¿Es que la gestación de una política internacionalista revolucionaria, o al menos esbozos de la misma, será así, paso a paso, grupo a grupo, ciudad por ciudad, nación por nación, generación por generación? ¿Todos y cada uno deben recorrer los mismos pasos; enfrentar los mismos problemas, darse los mismos golpes, deletrear las mismas letras, elaborar las mismas palabras, para después de un largo tiempo y camino, ya fuertes y "partido", confluir con otros "iguales" o, en su defecto, "extenderse" a otras naciones.?
No creemos que esa sea la única opción, ni siquiera creemos que pueda salir algo bueno de ella. Por el contrario, pensamos que la única alternativa es la internacional. Así como una mistificación hablar de Sociedad Comunista mientras exista un solo país capitalista en el mundo, lo es hoy hablar de internacionalismo proletario concibiéndolo a éste como la solidaridad con las luchas obreras en el mundo o frases pomposas de vez en cuando contra la guerra, el armamentismo o el imperialismo.
Internacionalismo proletario tiene para nosotros una significación e implica hacer un esfuerzo para superar la genérica solidaridad ya que las dimensiones internacionales de la revolución proletaria exigen entrelazar y unificar los esfuerzos para delinear una estrategia única a nivel mundial, y su contrato práctico en las tareas que enfrentamos en las diversas tareas y países.
Naturalmente no se resolverá ello con voluntarismo ni de hoy para mañana, tampoco será obra de un largo y prolongado trabajo "educativo" o "científico", como lo concebía la Segunda Internacional (y no solo ella), de "acumulación de fuerzas" ("ganar militantes uno a uno", "Elaborar La Teoría" y estructurar La dirección que en su momento Deberá ser Reconocida) para un futuro enfrentamiento, demasiado lejana, mientras que en la realidad cotidiana se daba la resistencia y la lucha del proletariado contra el capital. (La que en los hechos, para estas variantes, hay que controlar, tapar, aislar de manera tal que esté adecuada para las "tareas" de siempre: apoyar a alguna fracción de la burguesía contra otra supuestamente peor).
Si el partido de la clase obrera no es un grupo político que en un país o varios se pone tal nombre, si desacordar con "el partido para la clase obrera" y reivindicar "La clase obrera organizada como clase, es decir, como Partido" no es un simple juego de palabras, si rechazamos las ideas socialdemócratas (stalinistas, troskistas, etc) del Partido como el aparato (intelectuales, obreros, etc.) portavoz de la Verdad que se constituye voluntariamente y en una nación que espera el reconocimiento de las incultas masas y de la Internacional como una federación de partidos (o de uno que se extiende a otras naciones), ello implica romper con esas concepciones y prácticas totalmente contrapuestas con el internacionalismo proletario y que sólo son formas de manifestar y defender el nacionalismo.
Entre ellas son las más evidentes concebir el desarrollo del propio grupo (o de los propios grupos) como una cuestión local o nacional, con el objeto de conseguir una determinada fortaleza para luego si, dedicarse a tomar contactos con otros grupos de otros países a los cuales hay que absorber o desenmascarar generalmente mediante discusiones y declaraciones.
Los contactos internacionales se consideran como cuestión de "propiedad privada" e implica la práctica de la bilateralidad, la que incluye cada "x" años momentos de encuentro para reunirse en unas "naciones unidas" de "revolucionarios". La práctica de los partidos de la Segunda Internacional es un buen ejemplo de esto.
Pensamos que ese camino sólo conduce a nuevas frustraciones y mistificaciones, por lo que se hace necesario luchar contra todos los intereses, concepciones y sectarismos que producen y reproducen las divisiones creadas por la burguesía en la defensa de sus mercados internos, de sus estados, de "sus" proletarios, es decir, de la plusvalía que les extraen.
SOBRE ALGUNAS PREVENCIONES
No sabemos si lo escrito alcanza para presentar esta propuesta y fundamentarla o si se requería mayor desarrollo. Creemos sí, que es necesario hablar sobre algunas prevenciones.
Seguramente muchos preguntarán ¿Quiénes, hasta donde y como confluyen en la perspectiva internacionalista proletaria? ¿Cómo determinarlo? ¿Quién lo hace?. Es evidente que nadie piensa en hacer un trabajo común, ni siquiera un volante, con alguien a quien define enemigo. Y con el enemigo de clase no cabe conciliación o entrismo. Pero no solo existen enemigos. Y no se puede negar que entre grupos y personas que no lo son, muchas veces hay intolerancias, visiones estáticas, sectarismo. Hay una política de las diferencias, una disputa de la "clientela" común, un nacionalismo o "un cuidado de la quinta (parcela) propia" maquillada de intransigencia.
En una propuesta internacional no podríamos eludir este problema. Es evidente que a nadie se le ocurrirá trabajar en una perspectiva común con un grupo de la IV Internacional o con el maoísmo tercermundista. Pero si el carácter de clase enemiga es evidente en ciertos casos, en otros es más sutil, por lo que establecer una línea de demarcación no siempre es sencillo y mucho menos cuando buscamos un punto que implique un paso adelante en la actual situación de debilidad, aislamiento y dispersión.
Creemos que es posible elaborar un conjunto de puntos "programáticos" que sean a prueba de oportunistas, salvando que sea algo tan definido y profundizado que sólo pueda acordar el propio grupo, y en una de esas, ni siquiera.
Tampoco se puede pretender que en cada país del mundo, grupos o singulares militantes hayan madurado del mismo modo que en otras zonas y que tengan tales o cuales definiciones, que por extendidas que estén en ciertos lugares, son producto de una historia no compartida y de la cual, como ya señalábamos, poco o nada se sabe en otras áreas.
En contrapartida, la huelga de casi un año de los mineros ingleses, sin que hubiera un intento serio de tratar de coordinar una respuesta conjunta de diversos grupos y militantes desparramados por el mundo, no sólo habla de debilidad y limitaciones. Habla de sectarismo, de aquellas concepciones sobre la lucha de clases y del partido que ha elaborado tan bien la socialdemocracia. ¿Y ante la guerra entre Irán e Irak? ¿Y ante Sudáfrica? ¿Y Bolivia y tantos otros lugares donde el proletariado se bate o recibe los golpes más fuertes? ¿Qué respuestas aunque sean mínimas se han tratado de integrar a nivel internacional?
¿Cómo aportar a resolver esto? ¿Cómo definir los discriminantes para reconocernos de manera tal que impedir que desde el inicio la propuesta para comenzar a superar la situación actual nazca muerta? (Porque es tan ambigua que sería una bolsa de gatos o porque es tan estricta que sólo "entraran" quienes ya vienen realizando un trabajo juntos?).
Para nosotros ese criterio de reconocernos es la práctica y sobre ella tratará la segunda parte de la propuesta en sí. Aunque ni ella ni nada puede eludir lo fundamental, la única "garantía": la lucha.
PROPUESTA INTERNACIONAL
Con el objetivo de: Contribuir a modificar la actual situación de debilidad de las pequeñas fuerzas revolucionarias y clasistas desparramadas por el mundo, potenciando las posibilidades de acción en la lucha de clases.
Y de ir consolidando y ampliando lo que hoy son convergencias esporádicas, en la perspectiva de organizar y centralizar una tendencia internacionalista proletaria que, hoy, con limitaciones y seguramente errores, existe:
Proponemos promover:
Una respuesta coordinada ante ciertos ataques del capital (p.e. en la cuestión de los mineros ingleses, de los trabajadores de Sudáfrica, Irán-Irak, etc.): volantes, campañas comunes, indicaciones políticas, momentos de efectivo enlace y orientación ante cuestiones concretas y graves que afectan al proletariado mundial.
Una información internacional
a- de las luchas obreras, propagandizando, de acuerdo a las posibilidades, sobre las más importantes que se realizan en cada región (o país) para repercutirlas en otras e ir afianzando la realidad del internacionalismo proletario y el compañerismo proletario.
b- de los diversos grupos políticos, no sólo de los participantes en la propuesta, sino también en los enemigos, pues es un elemento necesario para la lucha política contra ellos
c- de la experiencia histórica, de los materiales producidos en la larga lucha el proletariado contra el capital y toda la explotación.
La polémica teórico-política en vistas a toma de postura conjuntas y como contribución al desarrollo de una política revolucionaria.
Entre aquellos que no sólo comparten un conjunto de puntos sino que efectivamente coinciden en la práctica y llevan adelante todos los puntos de ésta propuesta, en particular el punto 1 (acción común), se hace vital organizar la polémica y sólo para ellos proponemos dos cosas:
La organización internacional de la correspondencia, lo que conlleva la creación de una red fluida de intercambio y comunicaciones que debe ser una de las bases materiales para el punto 7.
Una revista internacional, que no es concebida como un conjunto de posturas políticas de los diversos grupos abrochadas bajo una tapa "colectiva". Por el contrario debe ser un instrumento para consolidar la actividad común realizada, para profundizar y fundamentar las posturas compartidas y, por supuesto, para dar la necesaria polémica pública sobre las cuestiones vitales que hacen a las tareas del momento, las actividades propuestas y sobre temas "abiertos" que de común acuerdo se considere necesario incluir.
En la medida que los acuerdos así lo posibiliten, estimular la participación de otros grupos en la propia prensa y viceversa, así como la difusión de materiales de los grupos intervinientes.
Propender a crear una polémica "interna" común es decir, no limitarse a la polémica "oficial y pública" de grupo a grupo, sino también la polémica de los comunistas ante problemas "abiertos".
Todas las actividades y decisiones que tomen los grupos intervinientes serán de común acuerdo, es decir, por unanimidad
¿A QUIENES HACEMOS ESTA PROPUESTA?
A quienes en el mundo realizan una lucha contra los ataques del capital, contra todas las guerras imperialistas o interburguesas, contra todos los Estados burgueses (cualquiera sea su forma y color) con el objetivo de que la clase obrera imponga su dictadura contra la burguesía, su sistema social y contra toda forma de explotación.
A quienes no apoyan a algún sector burgués frente a otro, sino que luchan contra todos ellos. Por eso no propician frentes policlasistas ni adhieren o participan en ellos.
A quienes asumen prácticamente que "los obreros no tiene patria"; consagrada frase que no sólo dice que los obreros no pueden defender lo que no tienen sino que "se puede" y debe "intervenir" en las luchas y tareas planteadas en los diversos países del mundo, a pesar de que ello, desde el punto de vista burgués, pueda ser considerado como una intromisión y contra de "el derecho de las naciones a la autodeterminación". Derecho este que es reivindicado y defendido cada vez que el proletariado revolucionario o sus vanguardias estrechan las filas internacionales frente a su enemigo de clase, derecho que es pisoteado cada vez que se trata de reprimir y masacrar los movimientos revolucionarios.
Justamente por ello luchan contra las políticas de "defensa de la economía nacional", de "reactivación", de "sacrificarse para resolver la crisis" ni avalan políticas expansivas de la propia burguesía, ni siquiera cuando esta sufre ataques económicos, políticos o militares contra sus propios estados. Siempre luchan contra toda la burguesía, tanto la local como la extranjera.
A quienes combaten a todas las fuerzas e ideologías que pretenden encadenar a los proletarios a la economía y política de un Estado nacional, y desarmarlo, con el pretexto del "racismo" o del "mal menor".
A quienes no se proponen "recuperar" o "reconquistar" los sindicatos. Por el contrario, los caracterizan como -instrumentos e instituciones de la burguesía y de su estado. Por ello no pueden, de ningún modo, representar hasta el final los intereses inmediatos de la clase obrera y mucho menos los intereses históricos del proletariado. Tampoco son permeables, de modo alguno, a los intereses revolucionarios de la clase.
A quienes están de acuerdo que una de las tareas sobre ese terreno es llevar hasta el fondo la batalla contra la línea política de colaboración de clase sostenida por los sindicatos y contribuir a tornar irreversibles la ruptura entre la clase y los sindicatos.
A quienes en la medida de sus posibilidades contribuyen a reforzar todas las tentativas el proletariado de asociarse para enfrentar, incluso parcialmente, al capital. A extender, generalizar y profundizar las luchas de resistencia y contra el capital.
A quienes promueven la lucha contra todas las variantes de la represión capitalista, tanto la que ejercen las fuerzas militares oficiales (estatales) del orden, como sus colegas civiles de izquierda y derecha del capital. Y dentro de sus posibilidades colaboran con los grupos hermanos que sufren los embates represivos.
En la lucha contra la burguesía y su estado, estas vanguardias combaten implacablemente a quienes se dedican a criticar simplemente una de las formas que asume la dictadura de la burguesía (la más violenta, militar) y defienden la democrática o luchan por su ampliación.
Por ello, en la opción burguesa de fascismo-antifascismo, denuncian el carácter de clase burgués de los frentes antifascistas y de la democracia y plantean la necesidad de luchar por la destrucción del Estado burgués, no importa bajo cual forma se presente, con el objeto de abolir el sistema de trabajo asalariado y eliminar mundialmente la sociedad de clases y toda forma de explotación.
A los que el internacionalismo proletario implica, en primer lugar, luchar contra la propia burguesía, derrotismo revolucionario en caso de cualquier guerra que no sea la guerra de clases del proletariado contra la burguesía por la revolución proletaria mundial.
A los que, más allá de las diferentes teorizaciones sobre el Partido, coinciden en que el mismo será internacional desde su inicio, o no será.
En fin, a los que, de acuerdo a sus fuerzas y condiciones, definen sus tareas en la lucha contra la burguesía orientadas en dos aspectos fundamentales:
a) Impulsando el desarrollo de clase del proletariado y
b) Contribuyendo a la construcción y desarrollo de la política internacionalista proletaria y su partido mundial.
Es decir, si bien en función de las situaciones particulares los medios, tareas y prioridades pueden adoptar formas diferentes, todas ellas se relacionan con una única perspectiva: la constitución de la clase obrera en fuerza mundial para destruir el sistema capitalista.
ACLARACIONES FINALES
Creemos que las anteriores formulaciones pueden y deben ser mejoradas, corregidas, completadas: No nos aferramos a defender al pie de la letra esta propuesta sino su sentido general.
En discusiones previas que dimos sobre la actual situación y como comenzar a modificarla, hubo compañeros y compañeras que manifestaron un cierto pesimismo sobre la receptividad con que será acogida la misma y las posibilidades de realización.
Creemos que ante los terribles golpes que la burguesía da contra el proletariado en su búsqueda, a veces desesperada, de resolver sus problemas, ante las posibilidades (y realidades) de la guerra interburguesa, ante las masacres contra trabajadores, trabajadoras, niños, ancianos que se repiten en diversas partes del mundo, y ante la montaña siempre creciente de tareas que a los revolucionarios impone la hora actual, no cabe la política de sectas, las mezquindades, los "dejar para después", ni la defensa implícita o explícita del actual "status quo".
El reconocimiento de la actual situación debe traducirse en una iniciativa política capaz de recuperar terreno perdido y superar las graves limitaciones. Por ello, el empeño común, debe ser la lucha por un cambio radical en las relaciones internacionales entre los revolucionarios, es decir, pasar de simples pasadas de posiciones (a veces, ni eso) hacia la toma de posturas comunes ante el ataque que la burguesía hace contra el proletariado, hacia coordinaciones imprescindibles, dirigiéndose la reflexión y el debate hacia cuestiones que consoliden una perspectiva común.
Entre las "objeciones" que pueden hacerse con respecto a la viabilidad de esta propuesta, está la de ¿cómo se concretaría?
Allí están los cinco puntos para, acordando con todos ellos, estudiar cómo organizar su realización. No pretendemos aquí dar una respuesta a cada uno de los interrogantes y problemas, sino manifestar un compromiso de lucha por su concreción.
Es evidente que para contar con una ejecutividad y rapidez para ciertas cosas, implicaría encuentros físicos. Creemos que no necesariamente, es decir, en la actualidad nos parece muy difícil lograr, al menos para los que vivimos por esta zona del mundo.
En estos momentos no vemos condiciones para organizar una reunión genuinamente internacional: el viajar al extranjero para nosotros está (económicamente vedado. Un viaje de más de 8.000 km equivale a más de 15 sueldos mensuales. (Más de 20 si tomamos el mínimo definido por el Gobierno).
Por ello estimamos que en un primer momento las conexiones, las discusiones, al menos entre los no europeos y con ellos, se harán por correspondencia. Ello alargará los tiempos, hará más dificultosa la tarea, pero no es imposible ni mucho menos. (Una carta a Europa aquí, por ejemplo, si no hay huelga, tarda de 15 a 20 días)
Las condiciones de seguridad (quien confía en la legalidad no sólo es un ingenuo sino un peligro para los revolucionarios) también incorpora trabas, pero pueden y deben ser resueltas.
El lenguaje también presenta inconvenientes. Por nuestro lado, y hasta este momento, el único en que podemos llegar a escribir es el español. Y leer solo muy minoritariamente y con limitaciones el italiano, portugués o inglés. Con imaginación alguien podrá captar algo de francés, pero nada que hacer con el alemán. Los otros "no existen". Teniendo en cuenta esto, no tendrá la misma circulación y rapidez lo que venga en castellano que en los restantes idiomas en el orden planteado.
Para terminar, la iniciativa que presentamos está expuesta en su parte fundamental. Aquellos que se muestren interesados o acorde con ella recibirán una parte diríamos "mas organizativa", es decir, como vemos nosotros que puede ser la operatoria para ir realizándola, concretizándola.
A todos aquellos que nos escriban les garantizamos que recibirán una copia de todas las respuestas recibidas. La organización posterior de la correspondencia, discusiones, etc., ya formará parte de quienes acuerden con ello y de la manera que acuerden entre sí.
A los que estén de acuerdo con el espíritu de la propuesta les solicitamos su divulgación y el detalle de que grupos (y si se puede; con sus direcciones) les han hecho llegar esta convocatoria.
Uruguay, Febrero de 1986
Respuesta de la CCI
Queridos camaradas;
Acabamos de conocer vuestro folleto-llamamiento "propuesta Internacional a las y los partidarios de la Revolución Proletaria Mundial". Tras la primera lectura y discusión queremos, antes que nada, saludar el espíritu que anima vuestra "Propuesta" a la que nos adherimos con determinación.
No podemos más que suscribir la constatación que se encuentra hoy día el movimiento revolucionario -su extrema debilidad numérica, política, y aún más, organizativa- sino, sobre todo, la inmensa dispersión y aislamiento de los pocos grupos que de él se reclaman. Al igual que vosotros, nosotros pensamos que una de las primeras tareas -incluso la primera hoy- de cada grupo que se sitúa realmente en el terreno revolucionario del proletariado consiste en dirigir todas sus fuerzas hacia poner fin a este lamentable estado de cosas, y reaccionar vigorosamente contra la dispersión y el aislamiento, contra el espíritu de secta, y desarrollar las relaciones, los contactos, las discusiones, el reagrupamiento y las acciones en común entre los grupos, tanto a escala nacional como internacional.
El que haya grupos que no sientan esta necesidad (cosa que desgraciadamente ocurre) muestra la incomprensión de la situación en la que estamos y con ello su tendencia a la esclerosis.
El que un grupo en Argentina descubra esta urgente necesidad -el mérito es suyo- no es sorprendente:
porque el hecho de sentir esta necesidad prueba la voluntad revolucionaria, de la que participan
porque hemos visto esta misma preocupación en otros grupos que han surgido recientemente, como el Colectivo "Alptraum" en México y más aún en los "Comunistas Internacionalistas" de India.
¿Por qué constatamos esta necesidad precisamente hoy? Para comprenderlo no basta repetir que no surge de un "plumazo" el grito ansioso de las minorías revolucionarias que tratan de romper el cordón sanitario que crea el capital; no basta decir que tanto en los momentos de la más violenta contra-revolución como en los períodos de ascenso de la lucha de clases, estas minorías «descubren , una tras otra , lo que significa el aislamiento, la fragilidad de sus escasas fuerzas, una fragilidad no solo sino fundamentalmente política» Si bien es cierto que en todo momento los revolucionarios se esfuerzan por romper el "cordón sanitario" que la burguesía levanta para dispersarlos y aislarlos de su clase, no se puede meter en el mismo saco «los períodos de ascenso de la lucha de clases» y «los momentos de contra-revolución más violenta»
Sin caer en el fatalismo, la experiencia histórica de la lucha de clases nos enseña que un período de retroceso y de derrotas profundas del proletariado entraña inevitablemente una dispersión de las fuerzas revolucionarias y una tendencia a su aislamiento. La tarea que se impone entonces a los grupos revolucionarios es la de limitar lo más posible la avalancha del enemigo de clase con el fin de evitar que ésta los arrastre hacia la nada. En cierta medida, en estas condiciones el aislamiento no solo es inevitable sino necesario para poder resistir mejor la virulencia momentánea de esa corriente que podría arrastrarlos.
Fue el caso por ejemplo de la actitud política de Marx y Engels disolviendo la Liga de los Comunistas tras las violentas derrotas sufridas por el proletariado durante la tormenta social de 1848-51, disolviendo la Iº Internacional tras el sangriento aplastamiento de la Comuna de París, al igual que Lenin y Luxemburgo en el momento de la muerte de la IIº Internacional durante el desencadenamiento de la Iº Guerra Mundial.
Al igual se puede citar el ejemplo de la constitución y la actividad de la Fracción de la Izquierda Comunista Italiana tras la debacle de la IIIº Internacional bajo la dirección estalinista.
De forma muy distinta se presenta la actividad de los grupos revolucionarios en los períodos de aumento de la lucha de clases. Si en un período de retroceso los grupos revolucionarios navegan contra-corriente, forzosamente por las márgenes y en pequeños grupos, en los períodos de aumentos de las luchas su deber es estar en la corriente de forma masiva y los más organizados a nivel internacional posible. Los grupos revolucionarios que no lo comprenden, que no van en ese sentido, es porque no comprenden la situación, el período en que se encuentra la lucha de clases y las perspectivas de su dinámica, es porque aunque hayan sobrevivido difícilmente al período de retroceso y dispersión, están ahora más o menos esclerotizados y son incapaces de asumir la función para la clase que los ha hecho surgir.
El sectarismo que tan justamente denunciáis no es otra cosa que la subsistencia de esa tendencia replegarse en sí mismos que corresponde a un período de retroceso... elevar esa tendencia a teoría y práctica, a espíritu de secta, sobre todo en períodos de aumento de las luchas, es síntoma de un proceso de esclerosis extremadamente peligroso y, finalmente, mortal para todo grupo revolucionario.
Solo un análisis y una comprensión justos del período abierto desde finales de los años 60, con el estallido de la crisis mundial del capitalismo decadente y el resurgimiento de la lucha de clase con una nueva generación de proletarios que no han conocido la derrota y conservan toda su combatividad y sus potencialidades, permite comprender la imperiosa necesidad que se plantea hoy a los grupos revolucionarios que existen en el mundo y a los que surgen en diferentes países: comprometerse conscientemente en el camino de la búsqueda de contactos, de información, de discusión, de clarificación, de confrontación de posiciones políticas, de toma de posición y acciones en común entre grupos que se comprometen resueltamente en un proceso de decantación y reagrupamiento.
Esta vía es la única que conduce a la perspectiva de la organización del futuro Partido Mundial del Proletariado. Esta comprensión del período y de sus exigencias es la mejor condición para combatir eficazmente el sectarismo y sus manifestaciones que aún subsisten en el Medio Revolucionario.
Si nos hemos detenido ampliamente sobre esta cuestión no es para criticar sino para apoyar vuestra "Propuesta" y aportar una argumentación que pensamos susceptible de reforzar más aún sus fundamentos. La lucha contra la dispersión y el aislamiento, la lucha contra el sectarismo siempre ha sido y es una de las mayores preocupaciones de la C.C.I. des de su constitución. Reencontrar hoy esta preocupación partiendo de un grupo tan aislado como vosotros no hace más que regocijarnos y reforzar nuestra convicción de su validez. Por eso traducimos y publicamos sin tardanza vuestro texto en nuestra Revista Internacional. Estamos convencidos de que no pondréis ningún inconveniente a su publicación (bien entendido que, por motivos de seguridad, no facilitaremos vuestra dirección sin una autorización explícita vuestra).
Esta preocupación sobre la necesidad de romper la dispersión y el aislamiento de los grupos revolucionarios, al igual que la convicción de su validez, han cimentado las tentativas de las tres Conferencias Internacionales de grupos revolucionarios impulsadas por nosotros y Battaglia Comunista durante los años 77 y 80. Estas Conferencias, que habrían podido convertirse en un lugar de encuentro y un polo de referencia para los nuevos grupos que surgen en los diferentes países, se frustraron al chocar precisamente con el sectarismo de grupos como Battaglia Comunista, para quienes éstas Conferencias debían ser mudas, un lugar únicamente de confrontación de grupos con afanes de reclutamiento.
Por nuestra insistencia se han publicado en francés, inglés e italiano las actas de estas Conferencias. Os las facilitaremos rápidamente.
La urgente necesidad de romper la fragmentación y el aislamiento no es una tarea fácil ni se puede hacer de la noche a la mañana. Por tanto, esto no puede constituir una razón para abdicar sino, al contrario, esta dificultad debe estimular los esfuerzos de cada grupo revolucionario, digno de ese nombre, para resolverlo.
En el marco de este texto no podemos detenernos en analizar en detalle cada párrafo, y menos aún cada formulación. Como vosotros mismos decís el texto no pretende ni ser completo ni definitivo. Tendremos tiempo suficiente para discutir sobre tal o cual formulación, tal o cual argumento. Por el momento lo importante, lo principal, es la vida que cimienta vuestra "Propuesta". Sobre ella estamos de acuerdo. Hay dos cuestiones fundamentales que plantea esta "Propuesta":
1) ¿A quién se dirige?
Para contestar a esta cuestión, es evidente que buscamos la participación más amplia posible de los grupos auténticamente revolucionarios, incluso si existen entre ellos divergencias sobre puntos particulares pero secundarios. Sin embargo no se trata de reunir a no importa quién, lo que daría una imagen de "jaula de grillos" y constituirla un paso negativo, una traba y no un reforzamiento del movimiento revolucionario. No hay, y menos en el estadio actual del movimiento -con la dispersión y los diferentes grados de madurez de los grupos existentes- criterios delimitadores o selectivos que puedan garantizar de buenas a primeras, de forma absoluta, esa selección.
Pero hay -y se deben poder formular- un mínimo de criterios que permiten establecer un cuadro general en el cual los grupos que se inscriben puedan adherirse manteniendo las posiciones que le son propias pero a la vez siendo compatibles con el cuadro.
Hay que rechazar tanto el monolitismo como la reunión de fuerzas fundamentalmente heterogéneas sobre la base de posiciones políticas vagas e incoherentes.
En vuestro capítulo: "¿A quién hacemos esta propuesta?" tratáis de dar una respuesta enumerando exhaustivamente (puede que demasiado) ciertas posiciones que deben de servir de criterios.
Cualquiera que sean las mejoras siempre posibles a sus formulaciones, estas posiciones son en su fondo político absolutamente justas a nuestro entender.
Sin embargo, la falta de una toma de posición clara y explícita sobre cuestiones muy importantes puede inquietar. Citaremos algunas:
el rechazo de toda participación en las campañas electorales en el período actual del capitalismo decadente.
La necesidad de concebirse y situarse en la continuidad histórica del movimiento obrero, de sus adquisiciones teóricas y políticas (una continuidad dinámica y de superación, estrechamente ligada a las experiencias y a la evolución de la exacerbación de todas las contradicciones del sistema capitalista que ponen al orden del día la necesidad objetiva de su destrucción).
Esto implica el reconocimiento del marxismo como la teoría revolucionaria del proletariado, reivindicarse de las aportaciones sucesivas de la Iª, IIª y IIIª Internacionales y las Izquierdas Comunistas que de ellas surgieron.
- el reconocimiento sin ambigüedad de la naturaleza revolucionaria del Partido Bolchevique (antes de su bancarrota y su paso definitivo al campo de la contra-revolución) y la Revolución de Octubre.
Sorprende no encontrar en vuestro texto ninguna referencia a estas cuestiones, solo el reconocimiento de los Consejos obreros "forma al fin encontrada" de la organización unitaria de la clase para la realización concreta de la revolución proletaria. Sorprende también no encontrar ninguna mención al problema del terrorismo, de las guerrillas (urbanas o no y sobre el rechazo categórico de éste tipo de acciones (armas propias de las capas no explotadoras de la pequeña burguesía, del nacionalismo, y que son eficazmente fomentadas y manipuladas por todos los Estados) no en nombre del pacifismo que es la otra cara de la misma moneda, sino por su ineficacia y su pretensión de sustituir a la única violencia de clase adecuada: la de la lucha obrera, masiva y generalizada de las grandes masas obreras. Vuestro silencio es más sorprendente pues vivir en un país y en un continente que ha conocido tristemente este tipo de acciones aventuristas, los Tupamaros y otras guerrillas guevaristas.
2) La segunda cuestión se refiere a vuestras posiciones relativas a la realización de ese gran proyecto, particularmente a la publicación de una revista común a los grupos adherentes y al modo de funcionamiento de esa coordinación.
Comencemos por éste último punto. Proponéis la unanimidad como regla de toda actividad y decisión. Esta regla no nos parece forzosamente la más adecuada. Implica el riesgo o de exigir un acuerdo constante -y por tanto el monolitismo- o la parálisis del conjunto de grupos participantes cada vez que alguno esté en desacuerdo. El punto 5 de vuestra "Propuesta" se refiere a la eventualidad de una publicación común. Es inútil abrir una discusión sobre la estructura de tal publicación (división en tres partes, etc.) porque el proyecto mismo nos parece muy prematuro. Una publicación común a varios grupos presupone dos condiciones:
un conocimiento más profundo de la trayectoria política de los otros grupos y de sus posiciones actuales, la constatación de la integración efectiva de estas posiciones en el cuadro de criterios elaborados, al igual que una tendencia a converger a más o menos largo plazo.
y sobre esta base, un avance serio de la experiencia de una actividad común permitirá a estos grupos afianzarse en el plano organizativo para poder enfrentar verdaderamente las dificultades inherentes a una publicación (cuestiones políticas y técnicas de la nominación de una redacción responsable, cuestiones de idiomas en los que tiene que ser publicada, y en fin, cuestiones de distribución y recursos financieros).
Ninguna de estas condiciones se cumple actualmente y, este punto de la "Propuesta" nos parece, por ello, irrealizable por el momento y, en consecuencia, sería erróneo querer hacer de ello un punto central. Sería más juicioso y ventajoso, a nuestro modo de ver, contentarnos por el momento con lo realizable que consiste en la circulación de textos de discusión entre los grupos adherentes sobre los temas importantes y, a ser posible, convenidos en común.
Queda la propuesta de información recíproca, intercambio de publicaciones, favorecer recíprocamente la distribución de la prensa de los distintos grupos adherentes, la posibilidad de publicar artículos en la prensa de otros grupos, en fin, la eventualidad de tomas de posición común sobre sucesos importantes y por tanto la eventualidad de una intervención común.
Esta parte de vuestra propuesta general puede realizarse en un plazo relativamente breve, siempre bajo la preocupación de romper el aislamiento, de estrechar los contactos entre los grupos revolucionarios existentes y los que surjan, de desarrollar la discusión y favorecer el proceso de decantación de reagrupamiento de los revolucionarios.
En una palabra, más vale empezar con prudencia y llegar hasta el final que arrancar a toda prisa y desinflarse a mitad de camino.
Con nuestros saludos comunistas
C.C.I,
Nota de la C.C.I:
No publicamos por falta de espacio la "Nota de aclaraciones" que aparece a continuación de la "propuesta Internacional)". Esta nota se redactó tras la reunión de Marxo-86. En ella los compañeros precisan su posición en cuanto al aspecto "técnico" y al reparto de artículos. Proponen dividir la revista en tres partes: "Una común a todos los grupos intervinientes, elaborada de común acuerdo entre ellos, que explicitaría y/o fundamentaría posturas compartidas. Una segunda parte donde el tema es elegido libremente por cada participante, donde se puede impulsar la discusión de temas que considere importantes y que -a su juicio- no son tomado o valorados correctamente por los demás. O un tema "nuevo", o una argumentación distinta. Y consideramos fundamental la inclusión de las tres partes en esta propuesta internacional" (Emancipación Obrera y Militancia Clasista Revolucionaria).