Se cumplen más o menos dos años de legislatura “socialista”», y las turbulencias que se cernían sobre el capital español (ver AP nº 178), no sólo no se han despejado sino que se han visto considerablemente agravadas. Por mucho que el aparato de propaganda pro-gubernamental siga emitiendo – poco importa el color del gobierno -, cual disco rayado, que «España va bien», lo cierto es que el capitalismo español se adentra cada vez más en un período de convulsiones económica y políticas de alcance histórico.
En el terreno económico, el autobombo del Gobierno por haber alcanzado el 8º puesto del ranking mundial, no puede disimular que en la guerra a muerte que libran todas las burguesías nacionales por sobrevivir en la crisis económica del capitalismo mundial, el capital español pierde posiciones a una velocidad de vértigo. Hace sólo 8 años España presentaba un discreto déficit en su balanza exterior (2600 millones de euros). Cuando Zapatero sustituyó a Aznar ese déficit rozaba los 40 mil millones. Con el gobierno “socialista”, la cosa ha ido a peor, y el déficit comercial español ha ido aumentado - ¡a un ritmo de más del 30% anual! - hasta colocarse en la cabeza de los países desarrollados con más déficit comercial (un 7’5% del PIB, más incluso que EE.UU). Si la imparable agravación de la crisis económica mundial, obliga a cada capital nacional a defender con uñas y dientes los mercados solventes en los que vender sus mercancías, el capitalismo español no sólo está perdiendo mercados en el exterior, sino que está perdiendo posiciones en el propio mercado interno.
Como señalamos en el mencionado AP, el capital español está en una especie de tierra de nadie, ya que no cuenta con la tecnología y la productividad de las principales potencias capitalistas, ni con los salarios de los países del Tercer Mundo. Así las cosas prácticamente todos los sectores de la economía productiva española están abocados a una crisis, desde los sectores industriales (en el automóvil, los astilleros, los electrodomésticos, el textil,... se suceden los despidos y los cierres de empresas etc.) hasta las producciones agrícolas, incluso en sectores, como la vid, donde el capital español aún podía competir y que ahora se ve amenazada por las presiones de sus concurrentes. Los ingresos del sector agrícola dependen cada vez más de las subvenciones por dejar de producir que de la propia producción. Las producciones más boyantes del campo en España, son las casas de turismo rural,... ¡o la construcción de campos de golf!, apuntándose a burbuja especulativa inmobiliaria que corroe los cimientos de la economía española, pero a la que éste no puede escapar, como mostramos en el artículo sobre la vivienda de este mismo número de AP.
Y aún tienen nuestros gobernantes la cara dura de decirnos que ese aumento de las importaciones es el resultado de la “bonanza” de la economía de la que “disfrutaríamos” los trabajadores españoles. Todo lo contrario. El FMI, la OCDE, y hasta el mismísimo Banco de España, no cesan de advertir, que lo que está financiando el consumo de los hogares españoles es, pura y simplemente, una bestial escalada del endeudamiento de las empresas y las familias que, en pocos años, ha liquidado el ahorro interno. Si hace dos años la deuda de los hogares representaba el 90% de la renta disponible de estos, hoy es ya del 110%, cuando por ejemplo en Francia sólo alcanza el 35%. Esa tendencia al endeudamiento no es el fruto de la “frivolidad” de los hogares españoles, sino que constituye la única salida, aparentemente “segura” que ofrece el sistema financiero, como ha puesto de manifiesto la reciente quiebra de los fondos de inversiones y de pensiones Fórum Filatélico y Afinsa, que han volatilizado el equivalente al 0’5% del PIB español, y los ahorros de 300 mil familias. Estos “corralitos”, ponen de manifiesto la fragilidad del sistema financiero español, encenagado en la especulación inmobiliaria, y cuyo único “salvavidas” es el respaldo de los, hasta ahora bajos, tipos de interés de la UE. Con el avance de la crisis económica del capitalismo mundial, la tendencia que se va a imponer es la del blindaje de los capitales nacionales más fuertes, sacrificando para ello a los más débiles, recortando las subvenciones (a partir de 2008 al capital español se le acaba una parte importante de los “fondos de cohesión), o exigiendo una austeridad más draconiana, como se ha puesto de manifiesto recientemente cuando ante la petición de Zapatero al Banco Central europeo para que éste no siguiera la escalada de los tipos de interés, la entidad financiera de la UE le respondió pidiéndole que acotara la burbuja especulativa responsable, en gran parte, del aumento de la inflación. En resumidas cuentas ante la agravación de la crisis económica, el capital español está no solamente en una posición mucho más débil, sino también, mucho más subsidiaria de lo que quieran hacer sus competidores. El estallido de una crisis económica flagrante del capital español está servido. Y con ello nuevas y más masivas oleadas de despidos, creciente mengua de los salarios, incremento de la explotación y de la jornada laboral, mayor liquidación del llamado “Estado del bienestar”,...
No estamos hablando de un futuro hipotético, sino de una más grave acentuación de lo que ya se está viviendo en muchas familias obreras:
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Azotadas por los despidos: cierre de la Braun en Cataluña, privatización de los astilleros, recorte de más de 4000 empleos en RTVE,...
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Llegando con cada vez más dificultades a final de mes, pues por segundo año consecutivo los salarios reales han crecido por debajo de la inflación, cuando además los aumentos de los tipos de interés hacen que haya que pagar más por los prestamos con los que se ha “disimulado” esa pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios. Con la generación de los jubilados teniendo que rehipotecar sus viviendas (la llamada “hipoteca inversa”) para hacerse con un complemento de sus pensiones de miseria. Con la generación de los jóvenes obreros sometida a la precariedad o a contratos indefinidos, a cambio, eso sí de salarios rayanos en la pobreza,...
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Teniendo que hacer frente a jornadas de trabajo agotadoras que fomentan los accidentes y las enfermedades laborales, como han señalado recientemente los maestros en Cataluña condenados a incrementar su jornada laboral en 1 hora más.
<!--[if !supportLists]-->· <!--[endif]-->Soportando una creciente degradación de las condiciones de vida desde los transportes (como se ha visto en el reciente accidente del metro de Valencia), a la llamada “seguridad” ciudadana, desde un imparable deterioro medioambiental (los atentados urbanísticos que los ayuntamientos de todos los colores políticos están perpetrando cada vez más en las ciudades y también en las zonas de ocio) al deterioro de la sanidad y la educación.
Como señalábamos hace dos años, cuando Zapatero fue encumbrado a gestor de los intereses del capital nacional español, el gobierno “socialista” ha ido perpetrando sucesivos hachazos a las condiciones de vida obreras. Lo que le distingue de Aznar no es el carácter despiadadamente antiobrero de su acción de gobierno, sino el lenguaje con el que pretende embaucarnos para que lo aceptemos. Del “autoritarismo” de Aznar hemos pasado al “talante” y al “consenso” con Patronal y Sindicatos (otros defensores, no menos acérrimos, del interés del capital) de modo y manera que los ataques antiobreros, se presentan ahora como “medidas de sensibilidad social”. Si el gobierno “socialista” ha generalizado la reducción a 33 días por año trabajado de la indemnización por despido, si va a pagar los incentivos a los empresarios para que estos realicen contratos “indefinidos” con cargo a los fondos de la Seguridad Social (es decir a la plusvalía robada directamente a los trabajadores), lo hace con el paripé de la lucha contra la precariedad laboral. Si los trabajadores públicos van a ver amenazados sus salarios haciendo depender una parte de ellos de criterios de “productividad”, (¿cómo se mide la productividad de los trabajadores de la Sanidad o de la educación que tienen que hacer frente a más enfermos o a más alumnos con menos medios materiales y de personal?), y de traslados forzosos, etc.,... se hace con el caramelo de las “prejubilaciones” (perdiendo cuantía de sus pensiones lógicamente) o de la conversión de una parte de empleos precarios (el Estado es el mayor usuario de los contratos temporales) en “fijos”.
El gobierno “socialista” no puede ofrecer otra cosa, porque el sistema social al que sirve, - el capitalismo – no tiene otro futuro que brindarnos que la miseria y la barbarie. Nada distinto podemos esperar de ellos. Sólo otro sistema social, con otras bases (la satisfacción de las necesidades humanas y no el beneficio y la acumulación), con otras perspectivas (la comunidad humana mundial y no la explotación de unos hombres por otros, y el desgarramiento del mundo en la pelea de intereses de cada capital contra sus competidores), puede abrir una esperanza de futuro. La base para la construcción de esa “otra” sociedad es la lucha de los trabajadores contra la explotación. Una lucha que se empieza a desarrollar. Ahí tenemos los ejemplos de Francia o del metal de Vigo en la pasada primavera (ver nº anterior de AP) o las más recientes en la India. En todas partes el proletariado empieza a decir basta frente a unas condiciones de vida cada vez más insoportables. La agravación de la crisis capitalista lo hará cada vez más patente. Eso jugará a favor del desarrollo no sólo de las luchas contra esa degradación de las condiciones de vida, sino también la toma de conciencia de que todos los obreros del mundo tenemos los mismos intereses y el mismo futuro por el que luchar: Derribar el “viejo” orden social que condena a muerte a la humanidad.
Etsoem . 8 de Julio de 2006.
Una vez más Oriente Medio asiste a una escalada guerrera que sólo puede significar un mayor hundimiento en la barbarie. La ofensiva desatada por el ejército israelí en la franja de Gaza desde el pasado 28 de junio, en represalia por el secuestro de un soldado israelí, es el comienzo de una sobrepuja en el que la población, tanto la palestina como la israelí, se ve atrapada como rehén. Actualmente 5.000 soldados del Tsahal y decenas de blindados se han desplegado en las fronteras de la franja de Gaza frente a las bandas armadas palestinas, atrapando como decíamos a la población civil en una trampa mortal.
La situación actual en Oriente Medio, ese barril de pólvora cada vez más explosivo que se va cebando desde la IIª Guerra Mundial, demuestra como cada uno de los «pasos hacia la paz», sirve en realidad para relanzar la guerra. Así, por ejemplo, el 22 de Junio el primer ministro israelí Olmert y el presidente palestino Abbas se habían reunido para «relanzar el proceso de paz». Olmert incluso había declarado «estar dispuesto a todo por un solo objetivo: llegar a la paz, conseguir compromisos, organizar las retiradas de ciertos territorios». Hoy, en cambio, amenaza a la población palestina con utilizar «las medidas más extremas», y bombardea la central eléctrica más importante de Gaza, dejando sin suministro a la mayor parte del territorio durante al menos seis meses. La población huye despavorida de las zonas de combate en el norte y el sur de esa ratonera en que se ha convertido la franja de Gaza, donde ya en momentos de “calma” la población vive angustiada por las frecuentes incursiones militares o disparos de granadas, por lo que padece insomnio, traumatismos psíquicos y otros trastornos nerviosos. Estamos hablando de una población de 1’2 millones de seres humanos que sufre atormentada la falta de agua potable, de víveres, de medicamentos, etc. y cuyo único destino parece ser la miseria más absoluta, la locura y la muerte, con el consentimiento de la llamada “Comunidad Internacional” que no duda en suprimir la ayuda humanitaria a los palestinos (una vez más la población es rehén de las peleas entre explotadores) como castigo al éxito electoral de Hamás, un grupo islamista que no reconoce a Israel.
Sea cual sea el grupo que ha secuestrado al joven soldado israelí, la burguesía israelí ha puesto a Hamás, y sobre todo a su rama más radical, en la diana. Así el 29 de Junio, tropas israelíes arrestaban a 90 altos cargos del gobierno palestino en Cisjordania (entre ellos una decena de ministros y una veintena de diputados), con lo que Tel Aviv quiere demostrar su firmeza. Que lejos queda ahora el “acercamiento” entre Mammoud Abbas y Ehud Olmert que tuvo lugar en Jordania semanas atrás cuando incluso se veía posible la convocatoria de un referéndum entre la población palestina para ratificar los pasos dados por Hamás para reconocer a Israel y entablar negociaciones con su gobierno.
Hoy la única perspectiva es la de una agravación de las tensiones de todos contra todos. Por mucho que los ministros de asuntos exteriores del G-8 reunidos en Moscú exhorten a Israel «a la máxima moderación», a pesar de la voluntad de EE.UU. de utilizar su influencia para, tras haber aprobado la ofensiva militar, convencer a Israel para que «en cuanto pueda, vuelva al espíritu del proceso de paz», los acontecimientos actuales auguran nuevas masacres, ya que la actitud del gobierno israelí, al igual que el de su predecesor Sharon, sigue siendo la de una total irracionalidad, un hundimiento ciego e irreversible en la barbarie. Lo que domina la actuación de las dos partes en conflicto es la escalada militar. Por parte de Hamás y de las fracciones cercanas a Al Fatah, que hace poco se tiroteaban mutuamente en las calles de Gaza, han decidido aparcar sus diferencias, para preparar conjuntamente una defensa “a toda costa” de los territorios palestinos contra la invasión israelí. El ejército israelí, por su parte, se propone sitiar la franja de Gaza, con todo lo que ello implica, al mismo tiempo que prosigue la fragmentación de los territorios palestinos de Cisjordania.
Pero además de la situación en los territorios ocupados, este reforzamiento de la posición israelí significa también una presión añadida sobre el Líbano y, en particular, sobre Siria que es quién apoya a los grupos islamistas radicales de Hamás y la Jihad Islámica, aunque este apoyo deba hacerse bajo mano pues aún debe disimular su agresividad sobre todo tras el revés sufrido – y aún no digerido - hace año y medio cuando la presión de las grandes potencias, sobre todo de EEUU y Francia, le obligaron a desalojar el Líbano.
Este contexto de agravación de las tensiones entre Israel y Palestina está particularmente marcado por el fracaso norteamericano para imponer la famosa “hoja de ruta” propuesta por Bush en 2004, y por el fiasco de toda su política en Oriente Medio. Irak es hoy un país que chorrea sangre y fuego por sus cuatro costados; en el que se suceden imparablemente atentados cada vez más terroríficos, y donde las acciones de la guerrilla antiamericana y las luchas entre las facciones chiítas, sunnitas y kurdas, se exacerban día tras día ante la impotencia evidente de Estados Unidos. Tras de España, ahora son Italia, Rumania y Japón quienes “abandonan la nave” a la deriva. El gobierno norteamericano, que debe hacer frente a una opinión pública cada vez más levantisca por los más de 2500 muertos, se ve cada vez más presionado para retirarse dejando tras de sí no una “próspera democracia” como prometió en 2003, sino un solar devastado por el terror y las masacres, con las diferentes bandas esperando como buitres la salida de las tropas norteamericanas para lanzarse a una carnicería de unas contra otras. La liquidación de Al Qaeda, pretexto de las operaciones militares en Afganistán e Irak, no sólo no se ha producido, sino que este grupo terrorista está conociendo en realidad una significativa expansión aumentando su osadía como pone de manifiesto la ejecución filmada y difundida por Internet de cuatro diplomáticos rusos el 25 de Junio pasado, o los ataques cada vez más frecuentes a la coalición internacional en Afganistán, como los que recientemente han costado la vida a un soldado español.
Pero aún así, el verdadero quebradero de cabeza del coloso americano, es sobre todo Irán que se ha convertido en el principal factor de la agravación de las tensiones guerreras. La negativa descarada y desafiante de Teherán a abandonar su programa nuclear, pese a las exigencias norteamericanas ha acentuado el debilitamiento de Washington y ha fortalecido a Irán en sus pretensiones de llevar la voz cantante en lo relativo a Oriente Medio. El fortalecimiento del poder de las fracciones chiítas en Irak juega a favor de esas intenciones de Irán. Como también alimenta la agresividad iraní, la creciente complicidad de una Rusia que cada vez muestra más abiertamente su pretensión de volver a jugar sus propias bazas, reapareciendo en la escena internacional como opositor a una Norteamérica en declive, como en los “buenos tiempos pasados” de los bloques imperialistas.
Lo que caracteriza toda la situación actual, es la ausencia total de futuro, el pudrimiento de todas las situaciones de conflicto, las destrucciones cada vez más atroces e inútiles. Cada día que pasa supone un paso más hacia la nada y pone más en evidencia, si cabe, el atolladero que representa para la humanidad la supervivencia del sistema capitalista en plena descomposición.
Adaptado de Révolution Internationale (publicación de la CCI en Francia) nº 370.
El 17º Congreso de la sección de la CCI en Francia (Révolution Internationale) se ha celebrado justo cuando se desarrollaba el movimiento de lucha de las nuevas generaciones obreras contra la generalización de la precariedad. El movimiento de los estudiantes contra el CPE expresa el punto más alto hasta ahora de la reanudación internacional de las luchas obreras, que se ha confirmado recientemente con la lucha de Vigo, en España.
La lucha de clases ha entrado en un nuevo periodo. Ante esto, nuestra organización tenía que darse como prioridad centrar los trabajos del Congreso en los análisis y las exigencias que plantea una situación tan importante. La CCI tenía que comprender la dimensión histórica e internacional de los acontecimientos.
Los trabajos de este Congreso se han orientado pues, claramente, a la comprensión de todas las implicaciones que esta lucha podía tener en nuestra actividad, y en particular respecto a nuestra intervención. En esta situación, consciente de sus responsabilidades, el congreso ha cumplido plenamente sus responsabilidades.
La presencia en este Congreso, aceptando nuestra invitación, de una organización revolucionaria venida de Brasil, toma así toda su significación política. Es innegable que el medio político proletario está entrando en una nueva fase de desarrollo tras la que vimos a finales de los 60 y principios de los 70. Este es un hecho esencial del nuevo periodo histórico. Y a fin de estar a la altura de las necesidades de esta nueva situación, nuestra organización ha invitado al grupo de Brasil Oposición Obrera[1] (OPOP) a participar en todas las sesiones del Congreso.
Desde el año 2003 hemos señalado que se estaba produciendo un “giro” en la lucha de clases internacional. Como decíamos entonces: «Las movilizaciones a gran escala en la primavera de 2003 en Francia y Austria han significado un giro en la lucha de clases desde 1989. Son el primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el período más largo de reflujo desde 1968.» (Revista Internacional nº 119: “Resolución sobre el giro en la lucha de clases”). Esta reanudación de la lucha de clases se barruntaba difícil, pero con el movimiento de los estudiantes en Francia ha vivido un avance político muy importante. Tras largas y enriquecedoras discusiones, el Congreso ha señalado la importancia de este primer combate de las nuevas generaciones de la clase obrera en un texto que reúne el conjunto de características y de lecciones de este movimiento: las “Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia” que fueron adoptadas por este 17º Congreso de RI. En ellas se plantea que «ésta `[la burguesía] no podrá suprimir toda la experiencia acumulada durante semanas por miles de futuros trabajadores, su iniciación a la política y su toma de conciencia. Es ése un verdadero tesoro para las luchas futuras del proletariado, un elemento de la mayor importancia en la capacidad de esas luchas para continuar su camino hacia la revolución comunista.» (Revista Internacional nº 125, “Tesis…” pto.18). La dimensión internacional de ese movimiento se puso de manifiesto claramente en los debates del Congreso, lo mismo que las lecciones que deja. OPOP, durante el Congreso, se ha situado completamente en ese cuadro: «…[la] preocupación [del] internacionalismo proletario ha sido explícita en todas las discusiones, y la lucha de clases se ha abordado, por la mayoría de las intervenciones, con un prisma internacionalista, incluso cuando se trataba de la situación en Francia» (toma de posición de OPOP sobre los trabajos del Congreso de RI).
Esta capacidad para comprender profundamente la significación histórica e internacional de la lucha de las nuevas generaciones en Francia también se ha concretado en el refuerzo de la cohesión interna de la CCI. Este Congreso ha manifestado una voluntad profunda de clarificación de parte de todas las delegaciones de la CCI y de todos los militantes. Pero esa clarificación no es posible sin una visión y una vida proletaria interna cada vez más sólida, marcada por un espíritu profundo de camaradería en los debates.
La solidaridad, la confianza de los camaradas entre sí y en la organización son indispensables para una verdadera cultura proletaria de los debates. Esta cultura de debate, la voluntad de confrontar los argumentos, ha sido particularmente saludada por la delegación de OPOP, que, gracias a un clima fraternal en las discusiones, ha podido inscribirse con naturalidad en los debates: «Pensamos que, después de los debates entre nuestras dos organizaciones, tanto en Brasil como en Francia, hay elementos que permiten una actividad común, o por lo menos trabajos en común, cada vez que sea posible y se inscriba en el desarrollo de nuestras dos organizaciones con vistas al desarrollo de la conciencia y la organización de los trabajadores del mundo entero».
Semejante capacidad de inscribirse claramente en la actividad del medio político proletario, tal y como hemos visto en el Congreso, ha sido acogida con entusiasmo por nuestra organización. Efectivamente, a pesar de los desacuerdos entre organizaciones que puedan persistir, es necesario que todo grupo del medio político proletario participe activamente en la clarificación y la elaboración teórica frente a los problemas centrales que se plantean al proletariado. Como es igualmente indispensable que, frente a situaciones cruciales para el proletariado, se desarrolle una intervención común. Contra cualquier manifestación de sectarismo, inmovilismo, u oportunismo, junto a la CCI, OPOP ha manifestado una comprensión rica en promesas de futuro: «A pesar de algunas diferencias que hemos percibido, y sobre las que hemos tratado y profundizado en las discusiones y encuentros apropiados, tenemos que poner en evidencia los puntos en común; somos dos organizaciones que pertenecen al campo del proletariado, que no buscan disputar el espacio político burgués, que no se hacen ilusiones sobre las organizaciones sindicales que están encadenadas al Estado capitalista, sino que las combaten.». La actitud política que manifiesta OPOP en este pasaje de su toma de posición sobre los trabajos del Congreso no deja lugar a equívocos. Es la misma actitud que hemos impulsado desde la fundación de la CCI. Es la misma actitud que, a imagen de OPOP, va a atravesar los nuevos grupos proletarios, contrariamente a la actitud que ha gangrenado el medio surgido de la Izquierda Comunista desde la reanudación histórica de la lucha de clases a finales de los años 60.
Sobre la base de estos debates, nuestra organización, aún siendo parte activa del movimiento de los jóvenes contra el CPE, no ha dejado de trazar perspectivas para el futuro. El Congreso ha afirmado claramente que es la intervención lo que ha de orientar la actividad de la CCI en el periodo de reanudación de la lucha de clases a nivel internacional. Pero precisamente en este terreno, el presente no se opone al futuro. La movilización intensiva de la organización para intervenir en las asambleas generales y las manifestaciones de los estudiantes ha sido un elemento determinante para inscribir nuestras perspectivas de actividad en las necesidades históricas de la lucha del proletariado. Como muestra concretamente la lucha en las universidades y los institutos, las nuevas generaciones, al mismo tiempo que luchan contra la degradación de las condiciones de vida de toda la clase obrera, han planteado inmediatamente y simultáneamente cuestiones políticas más amplias: ¿Qué perspectivas ofrece el capitalismo a la humanidad? ¿Por qué se hunde el mundo en la miseria y la guerra? Responder a este cuestionamiento que se desarrolla en el seno de los jóvenes debe ser una de las prioridades de la actividad de los revolucionarios. El Congreso se ha inscrito firmemente en esta orientación de la actividad. Estas orientaciones y discusiones sobre la lucha de clases internacional del proletariado, y lo que exigen de los revolucionarios, tanto de manera inmediata como a más largo plazo, han sido particularmente destacadas por OPOP: «… agradecemos que se nos haya dado la oportunidad de participar en una reunión en la que las preocupaciones y las discusiones están determinadas por la lucha de clases a nivel internacional, en la que se verifica el hecho de que, desde hace un cierto tiempo, estamos viviendo un periodo histórico de reanudación del desarrollo de la conciencia de la clase obrera a escala mundial, en la que se ha puesto en evidencia la importancia del papel de las nuevas generaciones que se ven afectadas por las debilidades y los condicionamientos políticos de las precedentes, en las luchas futuras de los trabajadores del mundo entero. OPOP comparte la visión de que existe una dinámica de reanudación de la conciencia, engendrada por la agravación de la crisis del capitalismo y por la necesidad de reaccionar frente a la precariedad engendrada por el sistema y que se aplica por medio de diferentes reformas promulgadas por el Estado en los 4 puntos del planeta. Somos precavidos sin embargo, frente a una visión demasiado optimista a corto plazo, que puede haber existido en el seno de un Congreso que se desarrolla al calor de la lucha de los estudiantes y trabajadores en Francia».
Está absolutamente claro que OPOP comparte con la CCI la comprensión de la reanudación internacional de la lucha de clase esbozada desde el 2003, así como la creciente importancia de las nuevas generaciones de la clase obrera en esa dinámica. Pero queremos señalar aquí que nuestra organización no comparte la idea de que la CCI habría sido demasiado “optimista” en este Congreso. En el marco de este artículo no podemos desarrollar una respuesta al punto que suscita OPOP. Invitamos a los camaradas a leer atentamente nuestras tesis, que argumentan ampliamente sobre la importancia histórica e internacional de este movimiento a largo plazo. Sin embargo, desde ahora mismo querríamos llamar la atención sobre el significado político del miedo que ha sentido la burguesía frente a la posibilidad de la extensión del movimiento al conjunto de la clase obrera durante abril. Contra ese peligro, y el ejemplo que podía representar para el proletariado de otros países, la burguesía ha desarrollado su contraofensiva política. En Francia se ha visto obligada a retirar el CPE tras la gran manifestación del 4 de Abril. En otros países de Europa, como Alemania, la clase dominante ha tenido que dejar de lado, al menos por un tiempo, proyectos de leyes equivalentes al CPE. Esta realidad demuestra el contenido proletario de este movimiento y su importancia inmediata, pero más aún su importancia para las luchas futuras.
En este Congreso se ha desarrollado una discusión particular sobre la evolución en la organización de un debate interno que comenzó a escala internacional en junio de 2004, sobre las cuestiones de la ética y la moral proletaria. Esta discusión es crucial para el combate del conjunto de la clase obrera, pero igualmente para el reforzamiento de la vida de sus minorías revolucionarias.
Desde su fundación, nuestra organización se ha preocupado de estas cuestiones; pero de una manera más intuitiva que conscientemente asumida. Hemos tenido que confrontarnos a los comportamientos de “gángsteres” y soplones de una pequeña asociación de malhechores autoproclamada de forma mentirosa como “Fracción Interna de la CCI” para comprender la necesidad de abordar teóricamente la cuestión de la ética en relación al comportamiento político de los revolucionarios.
La degeneración del comportamiento en la sociedad capitalista, el auge del cada uno a la suya y la descomposición del tejido social, han provocado un desarrollo innegable del pesimismo sobre las cualidades humanas, un rechazo, incluso una negación, de la importancia de los valores morales que distinguen a la especie humana del mundo animal. El Hombre habría sido siempre y continuará siéndolo, un lobo para el Hombre, según la célebre fórmula de Hobbes. A esta visión nihilista de la burguesía de la “naturaleza humana”, los revolucionarios hemos de oponer la del proletariado. A la visión de la negación de cualquier moral por parte del capitalismo decadente hay que oponer la moral proletaria. Por eso desde hace ahora dos años, nuestra organización desarrolla un debate y una reflexión teórica sobre este asunto. Para el marxismo, el origen de la moral reside en la naturaleza completamente social y colectiva de la humanidad, Conocer los orígenes de la moral, su evolución a través de la historia, es indispensable para la capacidad del proletariado de desarrollar la moral proletaria en todos sus aspectos. En este sentido, es igualmente necesario reapropiarse de la lucha del marxismo contra la “moral” burguesa.
El Congreso ha trabajado sobre la base del avance en la profundización teórica que ya ha hecho la organización sobre estas cuestiones. Ha decidido proseguir el debate, a fin de que el fruto de esta elaboración teórica colectiva pueda ser repercutido en nuestra prensa y transmitido al conjunto de la clase obrera.
La importancia de la cuestión de la ética y la moral proletaria para el combate de clase no ha pasado desapercibida para OPOP. Esta organización ha manifestado durante el Congreso, por medio de su delegación, el deseo de participar concretamente en estas discusiones. Por nuestra parte hemos acogido con el mayor interés esta iniciativa de OPOP: «Otro aspecto a destacar es la discusión sobre la ética. Es saludable que una organización del proletariado se preocupe y se implique en la formación de sus militantes, formación política general, pero igualmente la que concierne al comportamiento militante. Aunque no hayamos asistido mas que a las discusiones relativas a las conclusiones parciales de una discusión que (como se nos ha dicho) se desarrolla desde hace dos años, hemos podido percibir una tentativa de profundización del tema, que se ha expuesto sin embargo a riesgo de una cierta fragmentación (dicho esto, no conocemos todas las discusiones en curso)». OPOP expresa en su toma de posición una comprensión profunda de la importancia política de esta cuestión. Señala, con razón, que hubo una dispersión en el debate sobre la ética del Congreso. Pero lo que puede haber dado la impresión de fragmentación en esta discusión, es de hecho reflejo de la inmensidad de la tarea teórica que hay que llevar a cabo. Las cuestiones de la ética y de la moral proletaria, las de la “naturaleza humana”, necesitan investigar el campo de las ciencias para retener lo que puede enriquecer la visión marxista. Siempre ha sido una preocupación del marxismo estar al corriente y asimilar los avances científicos y técnicos de la civilización humana. El trabajo de Engels «Dialéctica de la naturaleza» es, entre otros, una clara ilustración de esto. Ese mismo tipo de trabajo teórico es el que nuestra organización se ha comprometido a proseguir hoy sobre la cuestión de la moral proletaria[2].
Los nuevos grupos proletarios que surjan en este periodo de reanudación de las luchas obreras, exigen de la CCI que asuma sus responsabilidades de organización de la Izquierda Comunista. La organización proletaria Oposición Obrera, que surgió en los años 80, se conduce, por su dinámica, su apertura al debate y la confrontación seria y fraternal, como en la intervención común de los revolucionarios, por la dinámica profunda de este nuevo medio. Ante la emergencia de este nuevo medio proletario, la CCI continuará asumiendo sus responsabilidades en el mismo estado de espíritu con que lo ha hecho en este Congreso y que OPOP ha saludado: «Hemos tenido el gran honor de participar, en primavera de este año, en el Congreso de la sección de la CCI en Francia. Hemos asistido, como grupo invitado, al desarrollo de los trabajos del congreso, que hemos seguido atentamente, con la posibilidad de intervenir cada vez que nos ha parecido necesario».
La CCI tiene que ser un polo de clarificación y de reagrupamiento para las fuerzas revolucionarias. LA experiencia acumulada por la CCI sobre la concepción y el funcionamiento de la organización es un elemento indispensable para las nuevas organizaciones proletarias. Un Congreso es un momento esencial de la vida de una organización revolucionaria en el que se manifiesta concretamente su concepción organizacional: «En el orden del día del Congreso de la CCI figuraba un balance de la actividad de la organización, discusión gracias a la cual hemos podido descubrir ampliamente el funcionamiento de esta organización, con la posibilidad de sacar lecciones para nuestra propia vida política, como la forma en que se trata de la prensa revolucionaria, la importancia y la utilidad de Internet, un instrumento suplementario al servicio de la propaganda y de una intervención realmente proletaria» (OPOP). Nuestro Congreso se ha esforzado por transmitir esta experiencia de nuestra vida interna a OPOP.
Tras más de diez años de tendencia al aislamiento de los grupos surgidos de la corriente de la Izquierda Comunista, el desarrollo actual de la oleada internacional de luchas obreras abre la perspectiva de un nuevo polo de reagrupamiento a escala internacional. La presencia de OPOP en el 17º Congreso de RI, su participación fraternal en los debates, su voluntad de proseguir la discusión con la CCI, constituye una clara ilustración de la dinámica de reanudación de la lucha y de la conciencia de clase a escala internacional.
CCI
[1] Este grupo, con el que la CCI desarrolla una relación de discusión y colaboración política, pertenece claramente al campo del proletariado, por su implicación en el combate internacionalista por la victoria del comunismo. Además demuestra una claridad significativa sobre la naturaleza de los sindicatos y la mistificación democrática y electoralista. Para consultar su sitio web: http//:opo.sites.uol.com.br/
[2] El informe que podemos hacer aquí de estos dos años de debate, sobre el cual el Congreso se ha pronunciado, no puede evidentemente desarrollarse en este artículo. La CCI publicará en breve un texto recogiendo los primeros avances de sus debates sobre esta cuestión.
Dubai, uno de los siete estados de los Emiratos Árabes Unidos, se ha convertido en un inmenso terreno de edificación tanto de inmuebles para oficinas como de fábricas.
En esta fiebre de faraónica e irracional arquitectura capitalista destaca sobre todo la construcción del mayor rascacielos del mundo, la Durj Dubai Tower, levantado eso sí sobre unas condiciones de explotación y miseria terribles de los trabajadores - en su totalidad inmigrantes y en su mayoría procedentes de India y Paquistán – que participan en su construcción. Mal pagados (70 euros los meses “buenos”) y eso cuando les pagan. Maltratados por los empresarios, sin días de descanso ni vacaciones, se multiplican los accidentes de trabajo y la tasa de suicidios es aterradora. Por ello, a pesar de la represión policial y de la prohibición de hacer huelgas, los trabajadores, hartos ya, empezaron a rebelarse. Desde finales del otoño del año pasado han estallado, esporádicamente, huelgas, que hace dos meses han desembocado a una explosión de combatividad obrera: los 2.500 trabajadores del rascacielos se han enfrentado durante dos días a los patrones y a la policía, asolando las oficinas y las máquinas de las obras. Al día siguiente, en un movimiento espontáneo, miles de obreros del aeropuerto internacional de Dubai, se ponían en huelga en solidaridad con los trabajadores inmigrantes víctimas de la represión.
Del 20 de mayo al 6 de junio esta oleada de huelgas ha afectado repetidamente a diferentes centros industriales, teniendo los trabajadores que defenderse violentamente de la represión que contra ellos, y con una ferocidad inusitada, ha lanzado el Estado bengalí: tres trabajadores han sido asesinados, más de tres mil han sido heridos de bala, y varios miles encarcelados. Decenas de miles de obreros se han lanzado a una huelga, que comenzó en una fábrica de Sripur en las afueras de la capital y acabó extendiéndose, como un reguero de pólvora, contra los salarios de miseria (15 euros mensuales) y las terribles condiciones laborales (sin vacaciones, ausencia de higiene, violaciones de trabajadoras, etc.), a centenares de empresas de Dhaka, que tuvieron que cerrar. Para reprimir a los trabajadores, la policía, los militares y los paramilitares, trataron de encerrar a los obreros en algunas fábricas ¡a las que habían cortado el agua potable! La violencia de los enfrentamientos entre los obreros y las fuerzas del “orden” ha sido de tal magnitud que 14 fábricas han sido quemadas y centenares de ellas saqueadas.
Las autoridades rechazaron conceder las reivindicaciones de los trabajadores y por ello, aunque han tratado de jugar la carta sindical, se han visto obligados a recurrir a una despiadada represión aún más salvaje para que los obreros volvieran al trabajo.
Lo que caracteriza este movimiento, como el de Dubai, es la gran combatividad de los obreros y su voluntad de unirse, de sumar al mayor número de compañeros para hacer frente a la represión y la explotación, para fortalecer su determinación de rechazar la bárbara esclavitud del capitalismo.
Estos combates, a pesar de sus lógicas limitaciones debidas a la falta de experiencia del proletariado en los países periféricos, anuncian otras luchas puesto que con la agravación de la crisis económica mundial, la burguesía debe acentuar la sobreexplotación de los obreros de estos países hundiéndolos en una miseria cada vez más grande. Alarmados precisamente por esa perspectiva, las autoridades y los patronos de Bangla Desh que normalmente prohíben la presencia de sindicatos en las empresas textiles, los llaman ahora en su auxilio para “organizar”, o sea sabotear, el movimiento de luchas. Esa misma política de la clase dominante se ha puesto en marcha en Dubai, donde igualmente un gobierno tan reaccionario domo el de los Emiratos Árabes Unidos ha propuesto un proyecto de ley para autorizar la formación de sindicatos en las empresas, para que puedan servir de cortafuegos en los inevitables y venideros combates obreros.
La represión feroz y trágica de las luchas obreras en los países de la periferia del capitalismo supone un llamamiento a la responsabilidad de los batallones más concentrados y experimentados del proletariado mundial, los de los países centrales de Europa Occidental. Los proletarios de estos países deben, en primer lugar, solidarizarse con sus hermanos de clase aplastados por la soldadesca del estado capitalista. Y esta solidaridad ha de consistir, ante todo, en el desarrollo de sus propias luchas masivas contra los incesantes ataques que sufren por parte de “su propia” burguesía nacional y su estado “democrático”. No deben olvidar como ese estado “democrático”, occidental y “civilizado”, no ha vacilado en enviar a sus propios policías, sus CRS y sus milicias, contra los hijos de la clase obrera movilizados en Francia contra el paro y la precariedad, en el mismo momento que sus hermanos de clase luchaban en Dubai y Bangla Desh. El desarrollo masivo de esta solidaridad de clase en los países más industrializados es la única fuerza que puede abrir una perspectiva de futuro para toda la clase obrera mundial. Y esta perspectiva para derrocar el capitalismo no puede afirmarse claramente sin que la clase obrera de los países “democráticos” sea capaz de romper las murallas del capital que son los aparatos sindicales y sus apéndices izquierdistas.
Mulan (30 de Junio)
Redactado a partir de los artículos editados en nuestra publicación en India, Communist Internationalist, y que pueden consultarse en inglés en www.en.internationalism.org [5].
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Los días 3 y 4 de Junio, el CSO “L’Horta” en Valencia organizó unas Jornadas Libertarias en las que nos invitó a dar una charla sobre las recientes movilizaciones de los estudiantes en Francia (ver nuestras «Tesis» en https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-s... [8] ).
Hicimos una breve presentación insistiendo en tres aspectos:
1.- Los ataques, como el que se ha lanzado contra los jóvenes en Francia (el CPE), no son un hecho aislado o particular de tal o cual país, sino que revelan que el único futuro que puede depararnos el capitalismo es una miseria y una barbarie cada vez más insoportables. La inquietud que genera ese futuro es el caldo de cultivo en el que crece la combatividad, sobre todo en los sectores más jóvenes de la clase obrera. La lucha de los compañeros en Francia es la evidencia de que los obreros no se resignan frente a esa condena sino que retoman el camino de las luchas.
2.- Lo que le ha dado fuerza al movimiento de la “primavera francesa” ha sido sobre todo la lucha por la solidaridad y por la unidad (con estudiantes de otras universidades, pero también con profesores, administrativos, limpiadores de las facultades, etc.; con los asalariados de las fábricas pero también con los parados o los sectores excluidos en las barriadas francesas; con los estudiantes de enseñanza media pero también con los trabajadores de la generación de sus padres y abuelos). Si la búsqueda de la solidaridad ha sido la principal motivación de las acciones de los estudiantes (desde poner buzones de sugerencias para que se pudieran hacer propuestas a la lucha; hasta la convocatoria de manifestaciones multitudinarias, etc.), las Asambleas han sido el pulmón de la lucha, lo que ha materializado ese sentimiento de fuerza basado en la discusión y la decisión colectivas, la forma de abrir la lucha a las aportaciones de otros sectores obreros, etc.
3.- Esa fuerza colectiva ha permitido a estudiantes ir enfrentando el sabotaje que ha intentado el Estado: el corporativismo, la tentativa de encuadrar la lucha mediante los sindicatos, finalmente la estrategia de “pudrimiento” tratando de llevar la lucha al terreno de las confrontaciones violentas y minoritarias, etc.,...
A partir de esta presentación se planteó un debate en el que no sólo pudimos entrar a desarrollar más algunos aspectos de la “primavera francesa”, sino que abordamos también cuestiones más generales sobre la situación actual de la sociedad y la forma y los medios de lucha con los que enfrentarnos al capitalismo. Resumimos a continuación las cuestiones que se debatieron:
Lo primero que se constató fue “la conspiración de silencio” organizada por la burguesía sobre estas luchas, cuyos elementos más esenciales han sido escrupulosamente ocultados, o bien intencionadamente manipulados (como “centrar” los reportajes televisivos únicamente en los enfrentamientos minoritarios con la policía). Cuando se lucha contra los intereses capitalistas, los medios de “comunicación”, la “prensa libre”, juegan su papel al servicio de los explotadores, tratando de generar una “opinión pública” ajena, indiferente u hostil a la lucha. Pero no hay que resignarse ante este “sabotaje” informativo. La propia lucha debe asumir el darse a conocer en otros sectores de la clase obrera, como hicieron los estudiantes en Francia que enviaron delegaciones a las fábricas, a los supermercados, a las barriadas; como han hecho recientemente los obreros del metal en Vigo (ver ccionline/2006/vigo.htm [9] ). Por nuestra parte, hacemos todo lo posible por dar a conocer las verdaderas lecciones de esta lucha. De ahí, como dijimos, nuestra propia presencia en esta charla.
Se planteó la relación entre estas movilizaciones de la primavera francesa y las revueltas que tuvieron lugar en Noviembre del año pasado en las barriadas periféricas de las ciudades de ese país. Partimos de que el origen de ambas es común: las condiciones de vida cada vez más insoportables que el capitalismo nos hace sufrir. Pero sí la causa es común, la respuesta ha sido completamente distinta. Mientras que en Noviembre lo que primaba era la rabia desesperada, la pérdida de confianza en poder cambiar ese destino, o descargar ciegamente esa furia incluso contra otros compañeros (los bomberos que acudían a apagar los fuegos, los coches de los vecinos que viven en las mismas barriadas, los colegios o las instalaciones que son el fruto de años de plusvalía robada a los trabajadores,...), en las movilizaciones de la primavera francesa lo que importaba era precisamente sumar fuerzas de otros sectores para echar abajo los ataques capitalistas, reflexionar sobre los verdaderos culpables de la miseria y la degradación general de nuestras condiciones de vida, etc.
En relación con lo anterior surgió una discusión sobre la violencia, no tanto en cuanto a la lógica necesidad de autodefensa de las reuniones o manifestaciones obreras, sino en cuanto a cómo evitar la trampa urdida por el Estado para, mediante provocaciones, desviar la combatividad obrera hacia enfrentamientos minoritarios, en las que llevamos todas las de perder porque intimidan a otros trabajadores y porque en la “guerrilla urbana”, la policía tiene todas las de ganar. A esa trampa, las propias luchas de Francia, como la reciente huelga del metal en Vigo han mostrado cómo responder: evitando quedarse en el encierro de la Sorbona en el primer caso, o convocando una concentración masiva ante el Palacio de Justicia para sacar a los detenidos en el caso de la segunda.
Como decíamos antes, el debate no se centró, únicamente en las lecciones de la “primavera francesa” sino que nos adentramos en aspectos más generales sobre la situación actual. Surgió una discusión sobre si el capitalismo estaba o no en crisis. Se planteó que cuando no paran de crecer las ganancias de las multinacionales, de los especuladores, cuando “sobran” viviendas, alimentos,... parece difícil hablar de “crisis capitalista”. A esta cuestión aportamos 2 argumentos:
1º En los periodos de crisis se acentúa la diferencia entre una minoría cada vez más rica y una inmensa mayoría cada vez más pobre. En particular, el capital, para evitar la caída de su tasa de ganancia incrementa la explotación de los trabajadores hasta límites insospechados;
2º A diferencia de las crisis de modos de producción anteriores como el feudalismo o el esclavismo, la crisis histórica del capitalismo es una crisis de sobreproducción. Mientras los sistemas sociales que precedieron al capitalismo entraban en crisis por escasez y penuria de la producción, éste entra en crisis por todo lo contrario: por exceso de producción. Precisamente por ello puede mostrar ese aspecto contradictorio entre una apariencia de “exceso” de mercancías (la técnica y la producción social permiten hoy satisfacer objetivamente las necesidades de la humanidad) y una penuria creciente de las condiciones de vida de una parte cada vez mayor de la humanidad, debido precisamente a la apropiación privada de esa producción. Liberar la satisfacción de las necesidades humanas de las leyes de la mercancía y la acumulación capitalista, es la única alternativa para la supervivencia de la humanidad y del planeta mismo.
Se debatió también como “frenar” esas tendencias criminales del capitalismo y si estas eran propias únicamente de determinados sectores de los explotadores (los especuladores, las multinacionales, etc.) que sometían al Estado democrático a sus intereses. Nosotros planteamos que esas tendencias eran intrínsecas del modo de producción capitalista, y que cualquier ilusión en que el Estado “defendiera” los intereses sociales frente a los capitalistas más poderosos es una vana ilusión. Primero porque en la sociedad actual el Estado es el gestor colectivo de los intereses del capital nacional. Por otra parte la “leyenda” de que, en Europa, el Estado frena a los capitalistas, a diferencia de lo que se supone que pasa por ejemplo en Estados Unidos, es pura patraña. Precisamente la burguesía francesa ha sido la que más se ha significado en la defensa de esa supuesta diferencia entre la “vieja Europa” y el “capitalismo salvaje” norteamericano, y ya vemos como ataca salvajemente a los trabajadores.
Pudimos entrar también a debatir el papel de los sindicatos. Todos los asistentes mostramos una coincidencia en que estos no defienden los intereses de los trabajadores. La discusión se situó, en cambio, en si actuaban así porque defendían sus propios intereses y sus privilegios (las prebendas de las que disfrutan los delegados sindicales) o sí en realidad, como dijimos, desde hace casi un siglo los sindicatos defienden, en todas partes, los intereses del Estado capitalista en el que están integrados. Planteamos que había que sacar lecciones del sinfín de experiencias de sindicatos que habían incluso renunciado a esos privilegios particulares y que se presentaban como “democráticos”, “asamblearios”, etc. pero cuya acción en la práctica no son diferentes de la de todos los sindicatos: someter las necesidades obreras a los intereses del capital nacional, y cuando estalla la combatividad obrera sabotearla llevando las luchas al aislamiento, la derrota y la desmoralización.
Entonces ¿cómo luchar contra el sistema? Lo primero que tratamos de clarificar es que esa lucha era posible. Que hay que combatir la desmovilización que trata de propagar la burguesía que presenta lo de Francia como un episodio aislado o circunstancial de ese país, y que «mientras los jóvenes franceses están de movilización, aquí estamos de “botellón”». Ya hemos respondido a esa idea patrocinada, al igual que el propio “botellón”, por la burguesía (ver ¿En Francia movilización y en España botellón? en ccionline/2006/botellon.htm [10]), y en esta charla insistimos en que a diferencia de esa imagen de conformismo con la que los explotadores quieren que nos veamos, lo cierto es que la “primavera francesa” es un momento muy importante de una movimiento de luchas que se ha manifestado desde Gran Bretaña a la India, desde el metro de Nueva York a SEAT o el metal de Vigo, contra la degradación de las pensiones de jubilación y también contra la precariedad laboral, porque todos los sectores de la clase obrera se están viendo atacados en todos los planos (ver la Editorial de nuestra Revista Internacional nº 125: rint/2006/125_nueper [11] ). En este resurgir de las luchas tiene un especial protagonismo la joven generación proletaria que se está incorporando al trabajo y también a la lucha, y que en muchos casos está “tirando” de los obreros más veteranos. El hecho de que pueda plantearse la solidaridad y la unión de las dos generaciones obreras en la lucha es vital para reconocer que somos todos una misma clase obrera, y que todos compartimos un mismo interés contra la explotación y una misma perspectiva revolucionaria para la humanidad.
¿En quién podemos confiar nuestra lucha? Se planteó si cabría esperar algo de los movimientos aparentemente “revolucionarios” que se están dando en América Latina, con el “socialismo” de Chávez y Castro o la “defensa de los pobres” de Morales. Explicamos que ese engaño de presentarse como alternativa al “gran mal” que sería el imperialismo USA, o las multinacionales petroleras es ya muy viejo (recordamos por ejemplo el “socialismo” chino, los sandinistas, etc.,...). Por mucho que los medios de comunicación traten de vendernos nuevos “salvadores del pueblo”, lo cierto es que estos son tan perros guardianes del orden burgués como los demás explotadores como se puede ver en Venezuela, o como recientemente ha demostrado el propio Morales (ver “Evo al desnudo” ccionline/2006_evo [12] ). La clase obrera sólo puede contar consigo misma, con la fuerza que le proporciona su unidad y su conciencia, como armas para oponer al capital.
Ya hacia el final del debate surgieron otras muchas cuestiones, como por ejemplo si no sería preferible una alternativa individual o “gradualista” de pequeños pasos para tratar de escapar de este sistema explotador. Es lógico que puedan aparecer este tipo de planteamientos, no tanto porque haya una confianza real en que el sistema te “deje” vivir otro tipo de trabajo, de relaciones humanas, etc., sino porque la inmensidad de la tarea de acabar con el capitalismo la hace parecer utópica. Sin embargo es la única posibilidad para la humanidad. También la impaciencia de sectores más jóvenes que no han visto, aún, manifestaciones concretas de la fuerza que es capaz de demostrar un movimiento de masas del proletariado puede inducir este tipo de sentimientos de impotencia. No sabemos, dijimos, cuando llegarán esos movimientos, lo que sí es seguro es que están madurando en las entrañas de la sociedad, y que afloran cada vez más abiertamente en luchas como las de la “primavera francesa”. El papel de los compañeros que se rebelan contra esta sociedad no es el de organizar artificialmente tales movimientos, sino el de prepararlos políticamente sacando las lecciones de las luchas anteriores, que constituirán un auténtico tesoro en las luchas de mañana.
La opinión de todos los asistentes era que había sido muy interesante, que durante casi dos horas habíamos podido mantener un debate franco y abierto, sobre preocupaciones que como clase obrera (asalariado, precarios, hijos de familias obreras,...) tenemos todos.
Por nuestra parte queremos agradecer el respeto, la atención y la participación de muchos de los más de 20 asistentes, a pesar de indudables diferencias ideológicas (el hecho mismo de que estuviera convocada en el marco de unas “Jornadas libertarias”, cuando nosotros nos reclamamos del marxismo), de la falta de información que había respecto al movimiento de Marzo- Abril o de su aparente falta de “actualidad”. El hecho de que trabajadores de distintas generaciones, o de diferentes “ambientes” (nosotros una organización revolucionaria, ellos un Centro Ocupado) podamos discutir, exponer y escuchar argumentos, pero también dudas, desacuerdos, nos reafirma en que es a través de ese debate como se puede ir desarrollando la clarificación y la conciencia en el seno del proletariado, de ahí que reiteramos nuestra disposición a acudir cuantas veces nos llamaran para este tipo de debates, y no únicamente circunscritos a cuestiones relacionadas con movilizaciones obreras. Habíamos previsto por ejemplo quedarnos a la charla posterior sobre “Antipsiquiatría” que lamentable no pudo tener lugar.
Finalmente les invitamos a seguir reflexionando, por ejemplo a través de nuestras publicaciones, de las que donamos algunos ejemplares para la biblioteca del centro o para que las distribuyeran si así lo creían conveniente.
Una vez más queremos saludar esta iniciativa, y animar a que cunda el ejemplo, para el que podéis contar, desde luego, con nuestra colaboración más entusiasta.
Acción Proletaria (Corriente Comunista Internacional).
Links
[1] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/espana
[2] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-economica-0
[3] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/israelpalestina
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/resoluciones-de-congresos
[5] http://www.en.internationalism.org
[6] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/lucha-de-clases
[7] https://es.internationalism.org/files/es/debate_cso.pdf
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[9] https://es.internationalism.org/content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
[10] https://es.internationalism.org/cci-online/200604/856/en-francia-movilizacion-y-en-espana-botellon
[11] https://es.internationalism.org/rint/2006/125_nueper
[12] https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo
[13] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/intervenciones