En su último periplo que lo llevó por varios países (Brasil, Uruguay, Argentina, India, Qatar y Francia), el presidente Chávez no sólo hizo derroche de antinorteamericanismo, sino que pregonó ante los auditorios previamente montados para su visita, que no se podía superar la pobreza del Tercer Mundo bajo el sistema capitalista de libre empresa, que para lograrlo habría que inventar el “socialismo del siglo XXI”.
Veamos como este invento no tiene nada de nuevo, sino que representa una adaptación del capitalismo de Estado a unas condiciones de mayor agudeza de la crisis y sobre todo de mayores niveles de descomposición del orden capitalista. Esta situación requiere de una readaptación de las políticas económicas, así como de toda la parafernalia ideológica que necesita desarrollar cada burguesía nacional, para confundir e intentar someter al proletariado. A cada burguesía nacional, con mas énfasis en los países de la periferia, no le queda otro camino que redistribuir la miseria, tal como lo pretende este “neo-socialismo” propuesto por Chávez aplaudido por todo el espectro altermundialista, ya que bajo el capitalismo es imposible erradicar la pobreza
El proyecto chavista tiene su génesis en el movimiento cívico-militar-bolivariano desarrollado por los ideólogos de la lucha guerrillera de los años 60 que rompieron con el Partido Comunista de Venezuela, y que es retomado en los años 80 por el movimiento MBR-2001; es un proyecto que tiene como norte el desarrollo de una verdadera “burguesía nacionalista”, diametralmente opuesta a la burguesía “oligárquica” que emergió después de la derrota de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez en 1958. Este movimiento está sustentado en un modelo capitalista de Estado con fuerte influencia de la ideología estalinista (llamada “marxismo-leninismo” por la izquierda), pero tropicalizada con la ideología bolivariana; y se ubica en la extrema izquierda del espectro de las fuerzas políticas de la burguesía venezolana. Como todo proyecto capitalista, está sustentado en la plusvalía extraída de la explotación de la clase obrera venezolana.
El vertiginoso ascenso de Chávez, se debe fundamentalmente al alto grado de descomposición que presenta la burguesía venezolana, expresión de la descomposición del sistema capitalista en su conjunto. Los sectores de la burguesía que gobernaron durante las últimas décadas del siglo pasado, enquistados en el poder, amparados en un ambiente de impunidad y corrupción; perdieron la capacidad de crear expectativas hacia los sectores mas empobrecidos, mas bien restringieron progresivamente los planes sociales que le permitieron mantener la “paz social”; situación que incrementó los niveles de pauperización, mientras que a la par se implantaban draconianas medidas de austeridad a través de los planes para enfrentar la crisis económica, lo que incrementó los niveles de desempleo y aceleró la pérdida del nivel de vida de las masas trabajadoras.
La incapacidad de reacción de estos sectores de la burguesía en el poder quedó al desnudo con las revueltas del hambre de 1989, cuando fueron saqueados y quemados miles de comercios, principalmente en Caracas, dejando un saldo no oficial de más de 10 mil muertos. A pesar de esta clarinada de desesperación que dieron los sectores depauperados, la burguesía nacional fue incapaz de introducir un mínimo de cambios en sus estructuras de poder para que le permitieran contener el malestar social.
Este contexto preparó el terreno para que se diera el primer paso para la concreción del proyecto chavista: el intento de golpe de Estado de 1992, que aunque fracasó permitió catapultar la figura de Chávez, hasta entonces un desconocido. Después de salir en libertad en 1994, se lanza a la arena electoral, con un discurso demoledor contra las facciones de la burguesía hasta entonces en el poder. Basado en su carisma, fue adaptando el proyecto de la “revolución bolivariana” de los años 60 a los nuevos tiempos de desaparición de los dos grandes bloques imperialistas; arrastrando tras de sí a millones de pobres, al sembrarles la ilusión de que de llegar al poder se superaría su situación de pobreza.
Después del arrollador triunfo de Chávez en las elecciones de 1998, se inicia un proceso que domina el escenario político hasta nuestros días, donde se confrontan dos facciones del capital nacional: la “vieja” burguesía, representada a través de los partidos tradicionales (principalmente AD, COPEI, algunos sectores del MAS, etc.); contra la “nueva burguesía”, representada por partidos y grupos de izquierda, izquierdistas, militares, etc., excluidos de los factores de poder que habían dominado durante el último medio siglo. En este sentido, cuando el chavismo y sus consortes dicen que el gobierno bolivariano es el gobierno de “los excluidos”, de ninguna manera se refieren a la inmensa masa de pobres que habitan el país que día a día crece sin cesar, sino a esos sectores de la burguesía y la pequeña burguesía que hoy detentan el poder y se reparte el botín de los ingresos del Estado, y que arremeten con toda su carga de resentimiento contra la otra contraparte de la burguesía nacional. Tal como lo hicieron adecos y copeyanos en el pasado, no tienen otra opción que acentuar las condiciones de explotación de los trabajadores y arremeter contra esa misma masa de pobres que dicen defender, masificando la miseria, repartiendo migajas entre los sectores mas empobrecidos a través de las llamadas misiones2 para intentar mantener la “paz social”; eso sí, utilizando una verborrea “revolucionaria” y haciendo uso de la demagogia y el populismo que aprendieron de sus maestros burgueses que hoy son sus enemigos.
Sería un error ver el ascenso del chavismo como un producto “made in Venezuela”, es decir, como resultado de aspectos meramente venezolanos. El “fenómeno” chavista, es el resultado de las propias contradicciones del sistema capitalista. Por una parte, de la crisis que sacude al capitalismo a nivel mundial desde finales de los años 60, que requiere de cada burguesía nacional un ataque permanente a las condiciones de vida de las masas trabajadoras, y de la población en su conjunto. Pero principalmente, es resultado del período de descomposición que vive el capitalismo desde hace dos décadas, cuya mayor expresión ha sido la desaparición del sistema de bloques que imperó hasta el derrumbe del exbloque “socialista” en 1989.
En el caso particular de Venezuela, el surgimiento del chavismo expresa de manera caricatural la descomposición de la burguesía nacional, ya que su conflicto de intereses creó las condiciones para que surgiera un gobierno liderado por sectores de la pequeña burguesía izquierdista; con claras intenciones de mantenerse en el poder a toda costa. El sector chavista de la burguesía intenta diferenciarse “radicalmente” del basamento ideológico democrático de la “vieja oligarquía”, adaptando parte del acerbo burgués de la izquierda del capital venezolano y del izquierdismo a los nuevos tiempos del “fin de la historia”3:
-al bolivarianismo retomado de la guerrilla izquierdista de los años 60 junto con el pensamiento zamorano y robinsoniano4, se unen el indigenismo y la negritud, para plantear una vuelta al pasado, con una carga de misticismo y religión, que le dan una connotación fundamentalista a la ideología bolivariana. De esta manera, se expresa el carácter ahistórico e irracional de la ideología chavista, que pretende ir hacia adelante pero viendo hacia el pasado, con planteamientos aun más atrasados que los de la burguesía en el siglo XIX cuando ésta aun era una clase revolucionaria.
-a la democracia representativa en la que se sustentaban los viejos partidos, el chavismo opone la democracia “participativa y protagónica”, en la que estaría el fundamento del “socialismo” chavista. ¿Por qué?
La democracia “participativa y protagónica” le permitió al chavismo movilizar a la población para adaptar jurídicamente el modelo democrático-burgués para controlar las instituciones del Estado mediante la aprobación de una nueva constitución. Pero lo “innovador” de este modelo burgués es que permite darle sustentación a la “nueva burguesía” chavista mediante dos vías:
-en lo económico, mediante el llamado “desarrollo endógeno”, basado en el cooperativismo, la cogestión y la autogestión, se desarrollan las políticas capitalistas de Estado mediante la asignación de los recursos del estado a la “nueva burguesía” chavista y a los sectores del capital privado que apoyan el proyecto;
-en lo político y social, la asignación de recursos del Estado a través de organizaciones como los Círculos Bolivarianos, misiones, milicias, etc., le permiten al chavismo un control político y social de los sectores mas empobrecidos, que son la mayoría de la población (en esto el chavismo no se diferencia de los regímenes estalinistas o fascistas). Pero sobre todo esta asignación de recursos a través de las misiones, le permiten al chavismo repartir las migajas que le dan sustento a toda la ideología de “redistribución de la riqueza” y el “igualitarismo” de la izquierda; lo que según el chavismo y el conjunto de la izquierda abriría el camino al “socialismo del siglo XXI”.
Pero este “socialismo”, antes que “redistribuir la riqueza” (quimera inventada por la burguesía para justificar su dictadura de clase), lo que se propone es la redistribución de la miseria, “igualar” a la sociedad pero por abajo, en la precariedad. Mediante las misiones, se informalizan las condiciones de trabajo, lo que “flexibiliza” (es decir, hace precaria) la fuerza de trabajo a través de las cooperativas, donde los trabajadores perciben salarios de hambre menores que el salario mínimo sin ningún tipo de cobertura social; por otra parte, por cada área de servicio o producción que se cubre a través de las misiones, se desmejoran las condiciones salariales y sociales de los trabajadores formales que hasta ahora laboran en esas áreas, ya que son violadas las contrataciones colectivas y son chantajeados con el despido, de no acogerse a las condiciones impuestas por el Estado; por último, debido a que las misiones cumplen principalmente una función política de control social, ya que se exige la militancia con la “revolución” para poder obtener las migajas que reparte el Estado, se desmejora la calidad de los servicios públicos prestados, ya que no son la prioridad real. En la medida que crezca la cobertura social de las misiones, en esa misma medida se extenderá la precariedad al conjunto de la clase trabajadora y al conjunto de la sociedad. Por otra parte, el cooperativismo, la cogestión y la autogestión, formas organizativas de producción de bienes o servicios a las que la izquierda y los izquierdistas asignan de manera mágica un carácter “anticapitalista”, de ninguna manera eliminan la explotación de los trabajadores por el capital, sea éste de origen privado o estatal: por una parte, no se eliminan las relaciones de jerarquía y explotación propias de toda forma de organización de producción capitalista; por la otra, los bienes y servicios producidos por los trabajadores, deberán someterse tarde o temprano a las leyes del marcado; es decir, será éste quien regirá los precios y por ende el nivel de los salarios de los trabajadores.
La burguesía, aquí y en todas partes, no tiene otra opción que manipular la pobreza; y el chavismo ha resultado ser un maestro en esta materia. Por ello, estas ideologías intentan ser impuestas a sangre y fuego por el chavismo en el conjunto de la sociedad, en un ambiente de represión, persecución, chantaje y ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores, a través del desempleo, de salarios de hambre, cargas impositivas; de crecimiento de la pauperización, que se expresa en un crecimiento de la indigencia, la desnutrición5, la criminalidad y la prostitución infantil y juvenil; mientras los nuevos ricos chavistas se reparten el botín de los ingresos del Estado, a través de asignaciones financieras y de sueldos decenas de veces mayores a los de un trabajador, promoviendo y permitiendo niveles de corrupción tales, que los corruptos de los gobiernos anteriores quedan como niños de pecho. Todo esto justificado por la supuesta “superioridad moral” de la izquierda del capital, que no es otra cosa que la hipócrita moral burguesa pero en grado superlativo.
En este sentido, el chavismo no sólo es un producto de la descomposición de la burguesía venezolana, sino que es un factor acelerador de la descomposición de la clase burguesa y de la sociedad venezolana en su conjunto. Y es precisamente a esta putrefacción lo que llaman la izquierda y los izquierdistas del mundo una “revolución”. ¡Que descaro!
En su radicalismo pequeño-burgués, los sectores izquierdistas que conforman el chavismo por conveniencia ideológica se empeñan en llamar “revolución” algo que como vemos, no es mas que una variante de capitalismo de Estado; una “nueva” forma jurídica de administración del Estado burgués para proseguir la explotación del trabajo por parte del capital nacional. El hecho de que Chávez y sus discípulos y aduladores llame a esto “socialismo” no representa nada nuevo: la izquierda y los izquierdistas de todo cuño, se han encargado durante todo el siglo XX de calificar de “socialista” a cualquier gobierno donde el Estado asume el control de la vida económica, política y social, tal como sucedió con los países bajo la órbita rusa que formaban el “bloque socialista”, de los cuales sobreviven aun China, Corea del Norte y Cuba; donde es eliminado o se tiende a eliminar el capital privado, mientras los medios de producción pasan a ser controlados por el Estado, a través de la burocracia estatal; según ellos, mientras mas fuertes sean estas medidas, mas rápido se transitará la vía al “socialismo”. Hoy, la izquierda del capital, como fuerza defensora de los intereses del capital nacional, retoma de nuevo el “socialismo”, es decir, el capitalismo de Estado, pero esta vez bajo la cobertura de los movimientos antiglobalización y altermundialistas, para tratar de darle sustento ideológico a su planteamiento de que “otro mundo es posible”.
También este “neo-socialismo” retoma las políticas populistas, a las cuales se ve en la necesidad de recurrir la burguesía en momentos de crisis económicas y políticas como las que vivimos en la actualidad. En efecto, la manipulación de los sectores más pobres de la población o de la pequeña burguesía depauperada, es un recurso al que hecha mano la burguesía para tratar de controlar el malestar social generado por el crecimiento de la pobreza y los utiliza como fuerza social para proseguir su dominación de clase.
Con esta visión del “socialismo del siglo XXI” en mente, el chavismo nos ofrece erradicar la pobreza para el 2021. Para esta fecha, de seguir el chavismo en el poder, posiblemente logre una sociedad “igualitaria” en el sentido de que la casi totalidad de la población estaría “igualitariamente depauperada”, excepto obviamente, los nuevos ricos del chavismo; tal como lo ha logrado la burguesía en Cuba, Corea del Norte o China, sobrevivientes del viejo “socialismo”. La realidad es que el crecimiento de los índices de pobreza es inocultable e indetenible: a pesar de las descaradas manipulaciones de las cifras por parte de los organismos del Estado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que el índice de pobreza había crecido en 10 puntos porcentuales durante los 6 años de gobierno chavista6. Este crecimiento de la pobreza no se debe a un problema de mala gestión del chavismo, como pretenden hacerlo creer los sectores burgueses de la oposición: bajo el capitalismo es imposible eliminar la pobreza, ya que el mismo modo de producción capitalista, no sólo requiere de un ataque incesante al salario y a las condiciones de vida de los trabajadores, sino que en su período de decadencia genera una masa cada vez mayor de proletarios que son lanzados a la calle, sin posibilidad de ser reabsorbidos por el aparato productivo. A la burguesía no le queda otro camino que hacer más precarias las condiciones de vida del proletariado, debido a que sus gastos los orienta a mantener su competitividad en el mercado mundial, a confrontar a las fracciones burguesas contrarias y, obviamente, a defender y mantener los privilegios que detenta como clase dominante.
Sin embargo la burguesía chavista tiene un factor que atenta contra sus planes: la agudización de la crisis del capitalismo y la propia descomposición del conjunto de la burguesía. Aunque la burguesía venezolana cuenta con importantes ingresos debido al alza histórica de los precios del petróleo, éstos no son eternos y por otra parte son insuficientes para el nivel de gastos que requiere mantener la “revolución”. Mas temprano que tarde la profundización de la crisis dará al traste con las misiones y todo el aparataje populista montado por el chavismo; en ese momento las masas volverán a manifestarse; pero estas manifestaciones terminarán en el callejón sin salida de la revuelta y la impotencia, a menos que la clase obrera tenga la capacidad de darle un sentido a esas manifestaciones de los depauperados, hacia la superación del capitalismo. Por ello es de suma importancia que los trabajadores reaccionen con su lucha ante los ataques a sus condiciones de vida, y enfrenten toda esta ideología bolivariana igualitarista; la igualdad ha sido la quimera ideológica que ha utilizado la burguesía junto con la ideología democrática desde mucho antes de la revolución francesa, para justificar su dominación de clase. Por ello es fundamental que la clase recupere su identidad de clase, su solidaridad y su moral proletaria. Así mismo, es fundamental la reflexión y discusión de los elementos mas politizados de la clase, para contrarrestar esta ofensiva ideológica de la burguesía.
En el capitalismo decadente, la burguesía, sea de derecha o izquierda, no tiene otra opción que recurrir a aplicar variantes al capitalismo de Estado, así lo adorne de bolivarianismo o de otro recurso ideológico. El “neo-socialismo” o “socialismo del siglo XXI” que pregona el chavismo no es mas que la implantación progresiva de unas condiciones de vida cada vez más precarias para los trabajadores y el conjunto de la sociedad. Ni las fuerzas de derecha ni de izquierda del capital pueden introducir reformas al sistema capitalista, y mucho menos hacer una revolución: la época en que la burguesía era una clase revolucionaria quedó cerrada cuando el modo de producción capitalista llegó a todos los confines del planeta; así mismo, la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, período marcado por la Primera Guerra Mundial, clausuró el período en el cual el proletariado podía luchar por reformas para obtener mejoras durables en sus condiciones de vida. Desde entonces hasta nuestros días el capitalismo sobrevive gracias a un ataque despiadado a las condiciones de vida de lo trabajadores y pauperizando a millones de seres humanos, labor que realiza con el apoyo de sus partidos de derecha e izquierda, y los sindicatos.
En este corto espacio no podemos desarrollar la visión marxista de la revolución proletaria7. Sin embargo, el factor que define a un movimiento como revolucionario es que esté liderado por el proletariado en armas organizado en Consejos Obreros, quien destruye de arriba abajo al Estado burgués y se erige como clase dominante de la sociedad, tomando el control de los medios de producción e incorporando a las masas no explotadoras a su causa. Estas son las enseñanzas, el abc, que surge de las mayores experiencias de los movimientos revolucionarios de la clase obrera: Comuna de París, la Revolución Rusa de 1905, la oleada revolucionaria que se inaugura con la Revolución Rusa en 1917. Esta es la única vía para pasar del reino de la penuria que es el capitalismo, al reino de la abundancia que es el comunismo.
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1Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 formado en su gran mayoría por los militares que insurgieron junto con Chávez Frías en 1992.
2Organizaciones promovidas y financiadas por el Estado, mediante las cuales se prestan servicios públicos de salud, educación, distribución de alimentos, etc. También mediante éstas se promueve el empleo precario mediante el cooperativismo. Mediante las redes que conforman las Misiones, los partidos que apoyan al gobierno realizan un control social, ya que se exige un compromiso con la “revolución bolivariana” para poder recibir las ayudas del Estado.
3Uno de los asesores de Chávez en los años 90 fue el argentino Norberto Ceresole, quien creó un modelo llamado “posdemocracia” que combinaba un espectro de ideologías que van desde el fascismo hasta el bolivarianismo, pasando por el estalinismo. Vemos que el cóctel ideológico de Chávez, propio de la descomposición, tiene paternidad.
4Se refiere al “guerrero” Ezequiel Zamora, líder de insurrecciones campesinas de mediados del siglo XIX; y a Simón Rodríguez, quien vivió entre los siglos XVIII y XIX , fue maestro de Bolívar y cambió su nombre por el de Samuel Robinson; su modelo planteaba que la América Española debía tener gobiernos e instituciones “originales”, que no copiara modelos foráneos.
5Un estudio reciente del Instituto Venezolana de Investigaciones Científicas arroja la dramática cifra que un tercio de los niños entre 2 y 15 años encuestados en estados del centro del país padecen de anemia; llegando al 71% en los niños menores de de 2 años en uno de esos estados. En la década de los 80 el porcentaje era comparable al de los países desarrollados.
6El Instituto Nacional de Estadística señaló que la pobreza había crecido de 42,8% en 1999 al 53% en el 2004. Sin embargo, un estudio de la empresa Datos señala que la pobreza abarca a 81% de la población, equivalente a 21 millones de personas (El Nacional, 31-03-05).
7Invitamos a nuestros lectores a conocer mas en profundidad nuestras posiciones al respecto en nuestro sitio en internet www.internationalism.org [1]
Cuando todavía se descubrían los estragos del Tsunami que sacudió al Sudeste Asiático, las lluvias en Venezuela volvieron a recordar los trágicos días de diciembre de 1999 donde murieron miles de personas en el Estado Vargas, ya que ese Estado nuevamente fue uno de los mas afectados. Al igual que en esa oportunidad, el gobierno izquierdista de Chávez volvió de manera hipócrita a ofrecer “soluciones” a los miles de damnificados, que sabemos no se cumplirán. Hipocresía, mentiras e ilusiones es lo único que puede ofrecernos la burguesía ante estas “catástrofes naturales”, que precisamente se transforman en catástrofes sociales debido a la imposibilidad del capitalismo de atender las verdaderas necesidades de la sociedad. En este sentido, tampoco hay diferencia entre el comportamiento de las fracciones burguesas de derecha o izquierda. Vamos a ver con qué cuento nos vendrán cuando comiencen a aparecer los damnificados durante el próximo período de lluvias.
Las cifras oficiales indican que a consecuencia de las lluvias que cayeron sobre el territorio nacional, sobre todo en el mes de febrero, 61 personas fallecieron, 44 resultaron lesionadas, 127 desaparecidas, 22.449 quedaron damnificadas y 175.950 afectados. Sólo en el Estado Vargas, la región que se ha visto más afectada y que aún sufre las consecuencias del deslave de 1999, han resultado 9.315 personas damnificadas y se hace necesaria la reubicación de 5.000 viviendas. En esta localidad, después de 4 años de aquel lamentable suceso, la mayoría de las obras de reconstrucción no han sido concluidas; algunas de las represas construidas no cumplen con los requisitos de seguridad necesarios1. Las consecuencias han vuelto a ser terribles, tanto en pérdidas de vidas humanas, como en daños materiales y sufrimiento de la población.
Tal como ha ocurrido en ocasiones anteriores, se difunde la idea según la cual nada puede hacerse frente a la voluntad de la naturaleza, dándole incluso un matiz de fatalidad, ante el cual sólo nos quedaría la resignación. O, dando declaraciones tal como las hechas por el presidente Chávez, quien en su delirio “antinorteamericano” y de la manera mas descarada, ha dicho que la causa de esta desestabilización atmosférica se debe a que los EEUU contribuyen con un alto porcentaje en el calentamiento global de la tierra2: como vemos el “antiimperialismo” da para todo, incluso para intentar ocultar la irresponsabilidad de la burguesía chavista en la atención de las necesidades de la población, principalmente de los sectores más pobres que son los mas afectados por los deslaves e inundaciones. Esta misma visión, se ha aplicado también en numerosos “desastres naturales” en el mundo. Así ha ocurrido con el reciente maremoto en el Sudeste Asiático, una de las mayores tragedias que ha sufrido la humanidad en las últimas décadas. Esta forma de apreciar el problema tiene la intención de ocultar la responsabilidad que ha tenido el capitalismo, como un sistema que ya no garantiza las más elementales condiciones de seguridad para la población a nivel planetario.
En un documento que ha publicado recientemente nuestra organización a propósito de la tragedia humana ocurrida en Asia del Sur el 26 de diciembre del año pasado, hemos denunciado la responsabilidad que han tenido los gobiernos de esa región, ya que conocen desde hace tiempo que ésta área del mundo esta expuesta a los movimientos sísmicos e incluso los organismos internacionales estaban al corriente de las consecuencias que acarrearía el terremoto, ya que se había producido uno, dos días antes en el Océano Índico. A pesar de la inminencia del peligro y de la información técnica disponible no se alertó a las poblaciones para tratar de evitar las dimensiones de la catástrofe.3 De igual manera, afirmamos en dicho documento que el capitalismo no es el responsable directo de los terremotos, pero sí hay una responsabilidad de los gobiernos, ya que para éstos la instalación de sistemas de alarma y de seguridad no constituye una actividad rentable, aún cuando ellos pudieran ayudar a salvar miles de vidas humanas.
La lógica del capital lleva a todos los Estados y sus respectivos gobiernos a reducir al mínimo los costos que acarrea la construcción de infraestructura, de viviendas, de servicios, de vías de comunicación, las cuales las hacen sumamente vulnerables ya que no cumplen con las más mínimas condiciones de calidad, y a considerar como “gastos superfluos” a aquellos destinados a la dotación de equipos y de logística con la cual se podría hacer frente a una situación de emergencia. Esta reducción se lleva a cabo, debido a las consecuencias que acarrea la crisis económica mundial capitalista y a la necesidad de subsistir en la aguda competencia que se establece entre las diferentes naciones, lo que se refleja en una disminución considerable de los presupuestos destinados a dichos sectores y medios tecnológicos de prevención4.
Esta situación se ha agudizado en la fase de descomposición en la cual se encuentra actualmente el sistema capitalista, expresándose en una falta de mantenimiento de las edificaciones, de la red vial, de un deterioro de los servicios y de los centros de salud; de igual forma, se manifiesta en la irresponsabilidad que significa construir urbanizaciones, barrios, complejos turísticos, etc., en zonas proclives a desastres. Aunque ésta realidad se vive a nivel mundial, es sin embargo en los países de la periferia como Venezuela, donde se presenta más aguda y dramática.
En Venezuela, la conformación de numerosas barrios, los cuales constituyen verdaderos cordones de miseria, son el producto de la pauperización a que han sido sometidos amplios sectores del proletariado y población en general, quienes han tenido que soportar durante décadas todo el peso de la crisis económica. En este sentido, se vieron obligados a vivir en construcciones verdaderamente precarias, en zonas de alto riesgo, potencialmente inundables, a orillas de ríos, quebradas, e incluso en zonas montañosas proclives a los derrumbes.
La zona centro norte costera del país es un buen ejemplo de esta situación. En ésta región, las migraciones internas de grandes masas en busca de “mejores condiciones de vida y empleo” en los últimos 40 años, terminaron produciendo un crecimiento anárquico de barrios y urbanizaciones, los cuales en su mayoría, no cuentan con sistemas de drenaje y tampoco cumplen con condiciones de seguridad y salubridad mínimas. Cabe mencionar la irresponsabilidad de los diversos gobiernos de turno, quienes durante muchos años han aupado e incluso financiado la construcción de “soluciones habitacionales” en zonas propensas a siniestros. Anualmente, centenares de habitantes pierden sus viviendas a consecuencia de las inundaciones que resultan del desbordamiento de quebradas y ríos.
Lo ocurrido recientemente en el Estado Vargas, pero también en otras regiones del país, no es una excepción a la situación antes planteada. La mayoría de los habitantes de este Estado han perdido de la noche a la mañana tanto sus casas como sus enseres. No sólo destaca la ausencia de un plan integral de desarrollo y urbanismo, sino que las obras más elementales, como la restitución de la vialidad original y las obras de protección hidráulica, no han sido concluidas. Las promesas hechas por el gobierno tras el deslave de 1999, de transformar a Vargas en un “emporio turístico y urbanístico”, no sólo expresan la hipocresía y el cinismo de la burguesía, sino también su incapacidad para solucionar la situación de centenares de familias. Como ha ocurrido ya en el pasado, muchas de ellas quedarán abandonadas a su suerte; incluso, algunas han preferido regresar a sus casas, aún cuando éstas corren el riesgo de desplomarse.
En la medida en que éstos desastres naturales producen mayores devastaciones, debido a la falta de prevención, al descuido de la infraestructura, de los servicios, la precariedad de las viviendas y a las construcciones en zonas de alto riesgo, mayores son los gastos que acarrea la reconstrucción de las zonas afectadas (cuando ello es posible técnicamente) y menores son las posibilidades de los gobiernos de poder cubrirlos en un contexto de crisis que más bien, como ya hemos señalado, los obliga a reducir costos. En este sentido, las “respuestas o alternativas” que ha ofrecido el actual gobierno, resultan más quiméricas en la medida en que sus representantes intentan explicarlas. Basta mencionar algunos indicadores, para darse cuenta que ellas constituyen un nuevo intento para engañar a la población: según cifras ofrecidas por la prensa burguesa, el costo de la canasta básica asciende actualmente a Bs. 1.516.038, representando el salario mínimo sólo el 21,20% de éste monto; el poder adquisitivo de los trabajadores ha disminuido en un 48%; sólo dos de cada diez trabajadores reciben salario mínimo. A esto se agregan los altos niveles de inflación (19% el año pasado) y las devaluaciones recientes del bolívar, que producen un aumento en los precios de los artículos de primera necesidad y reducen la capacidad de consumo, así como también los altos niveles de desempleo, que se expresan en mayor miseria y depauperación. En estas condiciones, es prácticamente imposible para miles de proletarios adquirir una vivienda, aún si existiera algún financiamiento del gobierno a través de la banca5. Aunque el gobierno ha recurrido al mantenimiento del impuesto al débito bancario, al incremento de las utilidades cambiarias del Banco Central, el uso de recursos del fondo de Estabilización Macroeconómica, no puede cubrir los niveles de gasto, que incluye evidentemente la construcción de nuevas viviendas6 .
Los insistentes llamados de Chávez y demás funcionarios, para que los afectados acudan a solicitar créditos para adquirir sus viviendas sólo constituyen una burla más. En realidad, se ha venido reduciendo la inversión para la construcción de nuevas viviendas y para la reconstrucción de las localidades que se han visto afectadas; mucho menos podría cumplir con el plan de “desplazamiento poblacional” desde el centro norte al Sur y Este del país, que ha propuesto como “solución”.
Aún cuando los vecinos de las diferentes barriadas afectadas habían venido advirtiendo sobre la posibilidad de nuevos desastres, los diferentes organismos gubernamentales hicieron caso omiso, para luego de que éstas ocurrieran, hacer un despliegue que intentaba mostrar la “preocupación” y la “solidaridad” con la gente. Es esta la misma respuesta hipócrita, la que ha recibido durante años el proletariado de parte de la burguesía en su conjunto y que en su momento ofreció la facción de la burguesía que conforma la oposición a Chávez. En este sentido, resultan verdaderamente repugnantes, las campañas que ambas facciones han desplegado en los diferentes medios de comunicación.
La mayor expresión de solidaridad que puede expresar el proletariado a la humanidad, tanto en Venezuela como a nivel mundial, consiste en acabar con el capitalismo para liberarla del caos y la barbarie a que la somete. No hay que olvidar que es principalmente la clase obrera quien sufre no sólo la explotación, sino que también es la principal víctima de éstas tragedias naturales. Es fundamental para el proletariado tomar conciencia y reflexionar acerca de las causas reales de las catástrofes y comprender la responsabilidad que en éstas tiene el capitalismo. La indignación y el rechazo hacia la política criminal que desarrolla la burguesía mundial, así como las manifestaciones de solidaridad hacia las victimas de éstas tragedias, son elementos esenciales en la recuperación de la identidad y la conciencia de clase. Tal como hemos afirmado en el documento al que ya nos hemos referido, sobre la catástrofe en Asia: “por eso la solidaridad del proletariado debe ir mucho más allá de la simple solidaridad emocional. No debe estar basada en sentimientos de impotencia o culpabilidad, sino sobre y ante todo, de su conciencia de clase. Sólo el desarrollo de su propia solidaridad de clase, una solidaridad basada en la conciencia de la quiebra del capitalismo, podrá poner las bases de una sociedad en la que los crímenes que la burguesía nos presenta como catástrofes “naturales” no podrán ser nunca más cometidas, en donde esta barbarie pueda ser definitivamente superada y abolida.”
C.25-02-05
1Carlos Genatios, coordinador de la Autoridad Única de Vargas después de los deslaves del 99 y ex ministro de Ciencia y Tecnología, ha declarado que existen muchas obras que habría que cambiarlas, destruirlas y volverlas a hacer. Agrega, que los criterios que fueron propuestos por el organismo que presidió para dar los lineamientos técnicos fueron cambiados por Corpovargas por razones económicas y se han utilizado tecnologías desechadas en otros países. A esto habría que agregar, que existen estudios científicos con soluciones de ingeniería para esta zona desde los años 50, después de un deslave que se dio en 1951.
2“Atribuir al calentamiento global las causas de las lluvias ocurridas durante la última semana resulta una incongruencia...en el país no hay investigaciones rigurosas que permitan atribuir al efecto invernadero los altos niveles de pluviosidad registrados...”, declaraciones del jefe de Ingeniería Meteorológica de la UCVa El Universal, 13-02-05.
3¡ No estamos pues ante una negligencia, sino ante una política criminal que revela el profundo desprecio de las clases dominantes por la población y el proletariado que son las principales víctimas de la política burguesa que desarrollan todos los gobiernos locales!. De hecho hoy ya se conoce de forma oficial, aunque a regañadientes, que no se lanzó la alerta oficial para no...inquietar al sector turístico. Con otras palabras, para defender unos sórdidos intereses económicos y financieros han sido sacrificados decenas de miles de personas. Maremoto en el Sudeste Asiático ¡La verdadera catástrofe social es el capitalismo! CCI. Enero 2005
4Mientras se reducen los costos y presupuestos destinados a los servicios básicos como la salud o la vivienda, el gobierno actual no escatima en gastos militares para apuntalar su política imperialista a nivel regional y perfeccionar los métodos de represión a nivel interno. Así lo demuestra la reciente adquisición de 100.000 rifles AK 47 a Rusia; por otro lado se adelantan negociaciones con el gobierno español para la adquisición de cuatro corbetas artilladas cuyo costo oscila entre 780 y 1.040 millones de dólares.
5.- “Durante los seis años completos de gobierno, éste ha construido 94.000 soluciones habitacionales (que no sabemos si están bien o mal construidas). El déficit de viviendas es de 1.800.000 soluciones habitacionales. Sin contar el crecimiento vegetativo de la población, a este ritmo, el gobierno necesitaría 115 años en solucionar el problema. Se obliga a los bancos a prestar de manera dirigida el 10% de su cartera al sector vivienda. La cartera total de los bancos es de 22 billones de bolívares. El 10% es de 2,2 billones de bolívares. Si calculamos el precio de una vivienda en Bs. 40.000.000 y dividimos los 2,2 billones entre los 40 millones, nos darían 55.000 viviendas. Se necesitarían 72 billones de bolívares, o sea, 3,27 veces la cartera total de créditos de la banca para resolver el problema.” Oscar García. Banquero. El Universal (03/03/05, 1-17)
6.- Las cifras del Sistema Integrado de Indicadores Sociales (Sisov), el cual está adscrito al Ministerio de Planificación y Desarrollo, señalan que en el 2003 el gasto destinado a la construcción de soluciones habitacionales fue 1% del PIB, pero en el 2004 registro una caída de 40%, lo que significa que se redujo a 0,6% del PIB. Según estimaciones de la Cámara Venezolana de la Construcción (CVC) 12,5 millones de personas requieren de una vivienda, debido a que el déficit habitacional se encuentra en 1,6 millones de unidades y cada familia tiene 4,5 integrantes promedio. Además 1,1 millones de unidades requieren ser mejoradas por las condiciones de servicio. DE cada dos venezolanos uno no tiene vivienda adecuada, vive en hacinamiento o en un rancho que no cumple con las condiciones mínimas. El Universal /08-03-05. 1-14
Una de las banderas que ha retomado con mayor vehemencia la izquierda y los movimientos altermundialistas a nivel mundial, ha sido la del “antinorteamericanismo”, principalmente después de las monstruosas intervenciones del gobierno Bush en Afganistán y mas recientemente en Irak, acciones que la CCI y el conjunto de la izquierda comunista han rechazado de la manera más categórica ya que el único propósito de estas guerras en la decadencia del capitalismo es el de preparar conflictos bélicos de mayor envergadura promovidos y sostenidos por las grandes potencias, con los Estados Unidos a la cabeza, con su secuela de destrucción y muerte, principalmente dentro de la población civil.
Uno de los líderes tercermundistas que se ha colocado en primera fila contra el “imperialismo yanqui”, ha sido el presidente Chávez de Venezuela; quien ha denunciado abiertamente la política del gobierno Bush en Afganistán e Irak, calificándola de terrorista; aprovecha cualquier escenario nacional o internacional, como la reciente edición del Foro Social Mundial de Porto Alegre en Brasil, para dejar plasmado su "antinorteamericanismo radical"; también ha acusado al gobierno Bush de estar detrás del fracasado golpe de Estado de abril de 2002 que lo sacó del poder por unas horas e incluso acusa a Bush de planificar su magnicidio, al plantear que la CIA ha planeado su asesinato.
Sin embargo, los proletarios debemos ver qué hay detrás de este “anti-imperialismo” desenfrenado. Existe un rechazo genuino de amplios sectores de la sociedad, incluso de la propia población norteamericana, a todo el horror que representan estas agresiones imperialistas; de allí toda la inmensa campaña de la burguesía norteamericana para tratar de involucrar al proletariado de ese país en sus acciones bélicas, lo cual le ha sido difícil después de la guerra de Vietnam. De igual manera, este rechazo de la sociedad a lo inhumano de estas acciones belicistas, también es utilizado por las burguesías de las otras grandes potencias imperialistas que se oponen a los EEUU, y de potencias menores, para ocultar sus propios intereses imperialistas y para movilizar al proletariado tras los planes del capital nacional, a través de campañas “pacifistas” o movilizaciones “anti-imperialistas”; para que éstos distraigan su lucha contra su propia burguesía.
El derrumbe del bloque ruso en 1989 marca el inicio del desplome del sistema de bloques imperialistas que existió después de la Segunda Guerra Mundial, pues ya la “amenaza rusa”, que justificaba la existencia del bloque americano, dejaba de existir. Desde entonces, a diferencia de lo que pregonaban las potencias occidentales de que iba imperar la paz, se ha desatado una situación de caos mundial, generando guerras como las de Los Balcanes, Afganistán e Irak, entre otras. A partir de entonces se desatan los demonios producto de la decadencia del modo de producción capitalista; éste entra en una fase de descomposición que se conceptualiza como el impase histórico donde ninguna de las clases fundamentales, la burguesía y el proletariado, no han sido capaces de imponer su salida: la guerra mundial, “salida” de la burguesía, no es posible porque el proletariado no esta derrotado, y además en las circunstancias actuales no es posible conformar un bloque imperialista que pueda contrarrestar el poder del bloque norteamericano; por su parte, el proletariado no ha tenido hasta ahora la capacidad de desarrollar un grado de conciencia y organización que le permitan colocarse como la clase sepulturera del orden capitalista.
Una de las características mas notables de esta descomposición, es el inicio de un acelerado proceso de indisciplina de los países alineados con cada bloque imperialista, con respecto a las potencias cabeza de bloque, Rusia y EEUU, donde la burguesía de cada país, desarrollado o subdesarrollado, trata de jugar sus propias cartas. En esta situación, las mayores potencias económicas del mundo, intentan dar rienda suelta a sus apetitos imperialistas, lo que inevitablemente las lleva a confrontarse con los EEUU, quien por todos los medios trata de impedir que aquellas intenten debilitarlo en sus áreas de influencia a nivel mundial. Esta confrontación interimperialista es la que está detrás de las guerras y conflictos políticos que se han desatado desde inicios de los 90.
El propio patio trasero de EEUU, América Latina, no podía escapara a esta tendencia al caos y a la indisciplina hacia la autoridad norteamericana. Por una parte, las potencias imperialistas que compiten con EEU tratan de aprovechar las crisis políticas que se generan en la región debido a la agudización de la crisis económicas y a la dificultad cada vez mayor de las burguesías de estos países para enfrentar la pobreza y el malestar social que ésta genera; por la otra, las burguesías de la región con alguna fuerza económica o estratégica, como es el caso de Brasil o Venezuela, tratan de aprovechar a su favor el desprestigio de la burguesía norteamericana tras las guerras de Afganistán e Irak.
Es en este contexto que hay que analizar la confrontación de los EEUU contra el gobierno Chávez, la cual como lo hemos dicho en artículos anteriores (ver Internacionalismo N° 53), no es puro teatro. La intervención de EEUU contra Venezuela es principalmente geopolítica, ya que Chávez se ha transformado en un factor de desestabilización en la región, ya que dispone de importantes ingresos producto de las exportaciones petroleras que utiliza para intentar desarrollar su propia política independiente; situación que en el contexto de la descomposición y de la saturación de los mercados, genera mas caos, debido a que las potencias imperialistas europeas animan estas especie de guerra de guerrillas contra EEUU, lo que podría debilitar la política imperialista de EEUU en zonas mas estratégicas como el Oriente Medio y Asia.
Es por ello que la recién estrenada Secretaria de Estado Condoleeza Rice ha declarado que Chávez es un peligro de desestabilización para la región, y ha desarrollado una importante acción para tratar de que los otros gobiernos de la región intervengan para controlarlo; el propio Bush recientemente solicitó vía telefónica al presidente Kirchner de Argentina que intervenga en este sentido. Así mismo los EEUU se oponen a la venta de armamento ruso y español al gobierno de Chávez, insinuando que este armamento es un peligro potencial para la región, pues podrían llegar a manos de la guerrilla colombiana u otros movimientos insurgentes.
Sin embargo, el propio contexto de la descomposición dificulta la concreción de los planes de la burguesía norteamericana hacia la región. Ya no se puede proceder de manera abierta a las invasiones militares para enfrentar las veleidades independentistas de los líderes regionales, tal como lo hacían en el siglo pasado; ya que se corre el riesgo de acelerar el caos y la inestabilidad.
La agudización de la crisis capitalista genera un caldo de cultivo propicio para que emerjan proyectos burgueses como el de la “revolución bolivariana”, ya que la pobreza, que abarca a entre el 60%-80% de la población de América Latina, crece sin cesar en su forma extrema debido a que los ingresos que percibe la población se alejan cada vez más del costo de la canasta básica de alimentos. Dada la situación de pauperización acelerada, que pone en evidencia la bancarrota del capitalismo y de la burguesía como clase dirigente de la sociedad, ésta recurre a desarrollar proyectos populistas como los de Chávez, que en el fondo solo representa una redistribución de la miseria con argumentos ideológicos renovados; todo ello, obviamente debido a que el proletariado no tiene, por los momentos, la capacidad de plantarse en su propio terreno de clase, que le permitan canalizar el malestar social de las masas depauperadas. De allí el eco favorable que reciben dirigentes populistas como Chávez en Venezuela o López Obrador en México que ofrecen “un mundo mejor”, que en realidad sume a las masas empobrecidas en la precariedad y la pauperización, debido a que es imposible superar la pobreza bajo el capitalismo, así sea éste gestionado íntegramente por el Estado, tal como lo pregonan los altermundialistas.
En el plano político, el contexto de la descomposición se expresa por un agotamiento acelerado de los viejos partidos de derecha e izquierda y de los modelos de gobierno dominantes en el siglo pasado; lo que ha permitido un resurgimiento de gobiernos de izquierda (incluso izquierdistas)a nivel mundial, pero “remozados” con una ideología adaptada a los nuevos tiempos, que llega a hacer uso combinado de las ideologías que utilizó la burguesía en el siglo pasado: democracia representativa, estalinismo, fascismo, populismo, etc., aderezadas con factores étnicos, religiosos y fundamentalistas. Es así como surgen modelos de gobierno como el de la “Tercera Vía” en Europa, Fujimori en Perú, el menenismo y mas recientemente Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, Chávez en Venezuela, e incluso gobiernos abiertamente fundamentalistas como el de los Talibánes en Afganistán. Estos modelos burgueses de gobierno, pese a sus diferencias, tienen como denominador común que intentan implementar políticas capitalistas de Estado más acentuadas y una “nueva” ideología para poder presentarse como opción creíble ante la población, pero principalmente ante los trabajadores, quienes generan la plusvalía necesaria para que los nuevos sectores emergentes del capital prosigan la gestión del Estado burgués.
Este ascenso de la izquierda en varios países de América Latina, con lideres abiertamente populistas o que coquetean con el populismo, tiene un denominador común: el "antinorteamericanismo", “radical” como en el caso de Chávez o moderado como el de Lula o Kirchner. Las acciones de la burguesía de EEUU contra Chávez, parecen evidenciar que ésta se ha dado cuenta que el chavismo no es un fenómeno pasajero, ni solitario, sino que cada vez cuenta con mas adeptos en la región: Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil, Piqueteros en Argentina, Movimientos Indigenistas en Bolivia, Ecuador y Perú, organizaciones guerrilleras como las FARC y el ELN en Colombia, etc. Por otra parte, bien sea por motivos económicos (necesidades energéticas) o geopolíticos, varios gobernantes de la región coquetean con el chavismo. En este contexto, no hay que descartar que en México haya un ascenso de López Obrador1 y en Nicaragua una vuelta al poder del FSLN, lo que extendería la onda antinorteamericana en la región. Al parecer los EEUU no tienen una estrategia precisa para detener al fenómeno Chávez: el Plan Colombia, la mayor intervención militar americana en la región, no es suficiente ni la vía para detener a un elemento que ha sabido mover los aspectos ideológicos en contra de los intereses de EEUU. Es posible que las recientes acciones de EEUU con los gobiernos de izquierda moderada de la región tengan algún éxito, pues el populismo podría ser un factor de desestabilización de sus propios gobiernos, tal como se evidencia en las criticas veladas que hizo Chávez a Lula en la última celebración del Foro Social Mundial de Porto Alegre; o de manera mas abierta, en la última crisis política en Bolivia con el inocultable apoyo de Chávez al izquierdista Evo Morales.
A nivel interno, el "antinorteamericanismo" permite consolidar el proyecto que lleva adelante el sector chavista de la burguesía, el cual requiere de una constante movilización de la población, para controlarla y mantenerla distraída de sus verdaderos problemas: desempleo, hambre, delincuencia, etc. Ante un enemigo interno debilitado debido a que la oposición quedó completamente dislocada después del revocatorio de agosto pasado que consolidó a Chávez en el poder, éste enciende la confrontación con el enemigo externo, planteando una confrontación al estilo del David que lucha contra el Goliat del norte; y qué mejor enemigo que el “diabólico imperialismo yanqui”, odiado por la izquierda latinoamericana y mundial, quien lo presenta como la fuente de todos los males que padece la humanidad; de esta forma, Chávez tendrá la gran excusa de culpar a los gringos de los fracasos de su gobierno, sobre todo en materia de erradicar la pobreza. El chavismo, asumiendo como un hecho la posibilidad de alguna intervención de los EEUU, o de agresión contra Chávez, ha comenzado a organizar milicias para la “defensa de la soberanía”. Cualquier parecido con Cuba o Corea del Norte, no es pura casualidad, ya que la burguesía chavista ha aprendido de estos gobiernos, que una forma de mantenerse en el poder y explotar a los trabajadores, es mantener a la población en constante movilización. También estas milicias junto con las otras organizaciones promovidas por el chavismo son una fuerza de persuasión contra la oposición política, ante la cual el gobierno sabe que no puede bajar la guardia, ya que cuenta con simpatías dentro de EEUU; de ahí las acusaciones de “antipatriótica”.
Por otra parte, el anti-imperialismo del chavismo expresa los propios apetitos imperialistas de la burguesía venezolana, quien históricamente no ha ocultado sus intenciones de influir en la economía y la política de los países de El Caribe, Centroamérica y los otros países andinos, utilizando al petróleo como arma de persuasión; al respecto existen varios precedentes: en 1971 tropas Venezolanas “ayudan” al ejército de Trinidad-Tobago ante motines incontrolados; en Nicaragua, se utilizan aviones y tropas para apoyar el frente del comandante Pastora y luego a la presidenta Chamorro; uso del chantaje económico a través del Fondo de Inversiones de Venezuela que hacía préstamos a la región para forzar la compra de bienes y servicios de capital venezolano, y del pacto de San José que vendía petróleo en mejores condiciones a la región siempre y cuando se le diera prioridad a los capitales nacionales. Tampoco hay que olvidar que en 1976 el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, acérrimo enemigo de Chávez, intentó jugar sus propias cartas “anti-imperialistas”, al nacionalizar la industria petrolera hasta entonces en manos de los norteamericanos. Sin embargo, hay una marcada diferencia entre el anti-imperialismo de ambos: Chávez es un izquierdista “radical” comparado con CAP que era de centroizquierda; pero la mayor diferencia es que las condiciones históricas después del derrumbe del bloque ruso en 1989, permiten que se pueda desarrollar la megalomanía de Chávez de ser un líder de la región y del Tercer Mundo; es por ello que la “revolución bolivariana”, que tiene como estrategia la confrontación contra el “imperialismo yanqui”, consigue adeptos, no sólo en los países andinos, sino más allá de las fronteras del continente americano.
Pero no sólo se aprovechan del carisma de la figura de Chávez los movimientos y algunos mandatarios de la región, sino potencias imperialistas como Francia, o de menos envergadura como España o varios países árabes o asiáticos como China y La India, que de algún modo les interesa explotar a sus favor la inestabilidad en el propio patio trasero de los EEUU, para ellos intentar fortalecer su política imperialista en sus propios países y a nivel mundial. En este sentido, no son sorprendentes las alianzas antinorteamericanas de Chávez con sus colegas europeos, asiáticos o árabes, ya que de esta forma cada uno de ellos explota la vena nacionalista contra el proletariado de sus propios países y a su vez buscan un mejor posicionamiento en la guerra económica por los mercados y en la arena interimperialista.
Por otra parte, el chavismo sabe utilizar el poder que le dan los “petrodólares”, para explotar una serie de recursos ideológicos para vender la imagen de Chávez como dirigente altermundialista:
-promueve la conformación de Círculos Bolivarianos e nivel internacional.
-promueve y financia reuniones y eventos a nivel nacional e internacional para promover la “revolución bolivariana” y obviamente, el "antinorteamericanismo". En ese sentido, está previsto que el Foro Social Mundial que tradicionalmente se realiza en Porto Alegre, Brasil, se realice el próximo año en Venezuela.
-aprovecha y contrata a la intelectualidad de la izquierda internacional2, que de esta manera le hace un buen servicio a sus respectivas burguesías en su confrontación contra los EEUU. Heinz Dieterich, el inglés Richard Gott, el francés Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique), los norteamericanos Noam Chomsky y los esposos Toffler; recientemente, el Movimiento V República, partido principal del chavismo, anunció la contratación del húngaro István Mészáros autor del libro Más Allá del Capital, discípulo de Goerge Luckas, para que los asesorara ideológicamente en la nueva etapa de la “revolución bolivariana”. Como vemos, la “crema” de la intelectualidad burguesa de izquierda, apoyada en su odio a Bush y los sectores de la burguesía norteamericana que lo apoyan, sin el menor rubor presta su apoyo incondicional a los gobiernos izquierdistas y de izquierda, nutriendo ideológicamente las medidas capitalistas de Estado requeridas para fortalecer la dominación del capital sobre el trabajo, y justificando todas las acciones represivas que realizan estos gobiernos contra los trabajadores que confrontan en su terreno de clase las medidas capitalistas implantadas por la “nueva” burguesía de izquierda. Es indiscutible el papel anti-proletario que juegan estos intelectuales de la izquierda del capital.
La burguesía no desaprovecha el uso de los efectos de la descomposición para volcarlos contra la clase. El derrumbe del bloque ruso permitió a la burguesía mundial desarrollar la monstruosa campaña de que este acontecimiento significaba la “muerte del comunismo” y la “muerte del marxismo”, ya que ella, junto con sus partidos de derecha e izquierda habían asimilado estalinismo con comunismo, después que fue derrotada la revolución rusa en los años 20; cuando en realidad el estalinismo, así como el capitalismo de Estado que se instauró en los falsamente llamados “países socialistas”, nada tiene que ver con el comunismo. De esta manera se asestó un duro golpe a la conciencia de clase y se vio afectada la combatividad obrera con una merma en sus luchas; situación que se mantiene hasta nuestros días3.
Sin embargo, junto a las manifestaciones puntales que señalan que el proletariado está dispuesto a volver a la escena de la lucha de clases, se realiza de manera casi imperceptible un proceso de reflexión en el seno de la clase, que está llevando a que algunas minorías busquen una alternativa auténticamente proletaria; este proceso de reflexión, expresa la búsqueda de la clase de su propia identidad, que necesariamente la llevará a desmontar el basamento ideológico de la izquierda del capital; entre otras de sus consignas, la del “anti-imperialismo”.
El “anti-imperialismo”, así como el “anti-capitalismo” o la “anti-globalización” son ideologías que sólo fortalecen a cada burguesía nacional, y permiten mantener al sistema capitalista de explotación; el hecho de que estas ideologías sean defendidas por la izquierda del capital, no las reviste de ningún carácter “revolucionario”. Para el proletariado es “importante precisar qué significa el “antiimperialismo” desde el punto de vista de la clase obrera. El imperialismo es el modo de vida del capitalismo en la decadencia; ya no se trata del colonialismo que implantaban las grandes potencias en el siglo 19 cuando a sangre y fuego imponían el modo de producción capitalista sobre las economías precapitalistas. Desde inicios del siglo pasado, cuando ya no hay posibilidad de expansión real del capitalismo debido al agotamiento de los mercados rentables, todo estado capitalista, por pequeño que sea, intenta desarrollar una política imperialista contra los otros estados echando mano a su fuerza económica, política y militar, principalmente contra los países que le son cercanos geográficamente, para hacerse de un espacio en un mercado mundial ya copado. La Primera Guerra Mundial señala el inicio de las guerras imperialistas, que a lo largo del siglo pasado se basan cada vez más en estrategias geopolíticas, donde los aspectos económicos pasan a un segundo plano.
Es una ilusión pensar que se está en contra de la principal potencia imperialista, porque se queme una bandera norteamericana o se critique a las transnacionales de ese país por imponerse en el mundo a como de lugar; se pretende olvidar que la ley imperante en toda la historia del capitalismo es que “el pez grande se come al chico”. La única lucha consecuente contra las atrocidades del imperialismo norteamericano es que el proletariado luche contra el régimen capitalista de explotación, tanto en EEUU como en Venezuela y en el mundo. No se acabará con el imperialismo, mientras el proletariado no derrumbe al capitalismo mediante la revolución proletaria” (Internacionalismo Nº 53)
La lucha del proletariado es una lucha frontal contra el capitalismo, es decir, contra todas las burguesías nacionales, sean estas de derecha o izquierda, de países desarrollados o subdesarrollados, sean árabes, asiáticos o latinoamericanos. La lucha del proletariado contra el capital contiene en sí la lucha contra el imperialismo, contra todos los imperialismos: grandes, medianos o pequeños. Apoyar las posiciones “anti-imperialistas” es apoyar a la burguesía.
AN. 10-04-05
1Recientemente se le ha intentado quitar la inmunidad a López Obrador quien puntea las encuestas como candidato a las elecciones presidenciales de 2006, en un intento de los sectores oficialistas de México por impedir su participación. No hay que descartar que esta decisión tenga el efecto contrario, que lo catapulte como opción de gobierno.
2La revista mensual Question (www.alia2.net [3]), con un formato parecido al de Le Monde Diplomatique, recoge artículos de la intelectualidad de izquierda. Llama la atención que la totalidad de la publicidad es del gobierno venezolano. También con financiamiento venezolano se pondrá en funcionamiento la televisora Tele Sur, la cual tendrá cobertura internacional.
3En los últimos dos años se ha observado un giro en las luchas del proletariado que indica que la mistificación de “muerte del comunismo” está perdiendo vigor. Al respecto ver en la Revista Internacional Nº 120 el artículo “Un giro en la lucha de clases: Resolución sobre la evolución de la lucha de clases”.
El asesinato del antiguo primer ministro libanés, Rafic Harari, ha reactivado un nuevo frente de enfrentamientos imperialistas en Oriente Medio. La barbarie capitalista, que vemos desarrollarse a nivel mundial y muy especialmente en Oriente Medio y Próximo, crece día a día con ajustes de cuentas sangrientos y una imparable espiral de atentados que golpean a la población civil, demostrándonos que todos los discursos de paz que nos ofrece la burguesía, de los grandes o pequeños países, no son más que mentiras descaradas, expresión de su cinismo sin límites. Las múltiples camarillas terroristas que siembran la muerte por doquier están siendo cada vez más manipuladas y utilizadas por diferentes burguesías nacionales para sembrar de muerte no sólo Iraq o Africa, por cuenta de los Estados Unidos o Francia. Se convierten así en fuerzas de choque al servicio de los miserables intereses imperialistas de éstas.
El coche bomba que se llevó por delante a Rafic Harari constituye un claro desmentido a la supuesta “era de paz” que llegaría a la región con la elección, en Enero de 2.005, de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Este atentado permite a Francia y Estados Unidos (promotores del voto en Septiembre de 2.004 de la resolución 1559 de la ONU que exigía la retirada del Ejército sirio del Líbano), entrar de lleno en la vida política libanesa, inculpando directamente a Siria del asesinato. Evidentemente esta “movilización en pos de la libertad del pueblo libanés” no significa en absoluto que los bandidos imperialistas se preocupen por el bienestar de la población civil. Para el presidente francés Chirac reivindicar su “amistad profunda” con Harari significa en realidad pugnar por conseguir el retorno político y militar de Francia a un país del que fue expulsada progresivamente desde los años 80 y de forma definitiva en 1.991(tras la expulsión de su aliado en la zona, el general Aoun). Para Estados Unidos este episodio constituye un paso más de su estrategia militar en Oriente Próximo consistente en presionar aún más a Siria, país éste que desde la primavera pasada ha sido señalado directamente por la administración Bush como cobijo de terroristas de Al-Qaeda y del antiguo régimen iraquí. Washington ha advertido claramente varias veces, y de forma cada vez más amenazante, a Siria de que es posible que emprenda acciones militares contra ese país.
El entendimiento que parece presidir actualmente las relaciones entre Estados Unidos y Francia a propósito de Líbano y Siria, es una expresión de que están dispuestos a implicarse a fondo en la defensa de sus intereses imperialistas en la zona. El futuro que eso supone es la de un aumento de todas las rivalidades presentes, probablemente mediante el empleo de bandas terroristas concurrentes, y el consecuente aumento del caos en la región.
En las últimas semanas la diplomacia norteamericana ha cortejado de forma muy intensa a Europa. Al viaje de la Secretaria de Estado, Condolezza Rice, le ha sucedido la visita de Donald Rumsfeld a la 41ª Conferencia sobre seguridad en Munich, que a su vez precedió al desembarco en persona del mismísimo “jefe”, Bush, que participó en las cumbres de la OTAN y de la Unión Europea, multiplicando como nunca sus encuentros con jefes de Estado europeos y en particular con todos aquellos que se opusieron a la intervención militar en Irak como Chirac, Schröeder o Putin. ¿Por qué tanta efervescencia diplomática? ¿Qué se cuece entre bastidores tras esa apariencia de cordialidad entre los bandidos rivales? ¿ Que significan realmente esos discursos sobre el liderazgo del “desarrollo de la libertad” en el mundo?.
El cambio de discurso de la potencia americana no significa en modo alguno que ésta haya renunciado al uso de su potencia militar para defender sus intereses económicos, políticos y militares en el mundo. Si hay en cambio una adaptación de su estrategia y de su discurso ideológico, teniendo en cuenta las dificultades con las que se han encontrado, sobre todo en ese callejón sin salida en que se ha convertido Irak. La política desarrollada en Irak por parte de Estados Unidos ha hecho crecer por todo el mundo la hostilidad y aversión a este país y encierra el riesgo de un posible aislamiento a escala internacional. Sin poder volver atrás en el camino andado en Irak, ya que corre el riesgo de sufrir un debilitamiento aún más importante, los USA deben adentrarse en una situación llena de contradicciones cada vez más difíciles de gestionar. Además de un pozo sin fondo en lo financiero, Irak es el punto de crítica permanente de sus principales rivales imperialistas. Además las recientes elecciones en Irak han supuesto la victoria de la lista unificada de los partidos chiítas, muy próximos al Gobierno iraní, y la derrota de su aliado, el primer ministro interino Iyad Aloui, por lo que «el próximo Gobierno tendrá excelentes relaciones con Irán,... en términos geopolíticos regionales, no ha sido un resultado que esperaran y beneficie a los Estados Unidos» (Courrier Internationale nº 746). Al debilitamiento de su influencia en el juego de los partidos políticos iraquíes cabe además añadir el creciente clima de terror que se vive en el país, con cada vez más atentados que asolan y siembran el terror entre la población civil. La resistencia armada va a seguir sin duda intensificándose. El presunto triunfo de la democracia en Irak con la celebración de las elecciones no ha solucionado los profundos antagonismos y rivalidades entre las comunidades religiosas y étnicas, sino que, por el contrario, contribuye a atizarlas.
Por ello la ofensiva diplomática de USA, su inisitado interés por aparecer en la “misma longitud de onda” que los europeos, tiene en realidad como objetivo convencer a estos últimos de las ventajas de participar en el proceso de democratización en el mundo, y en particular en el Próximo y Medio Oriente. La segunda administración Bush mantiene los mismos objetivos militares que tuvo en su primer mandato tras el 11 de Septiembre. Lo único que ha hecho es retocar el envoltorio en función de las necesidades que le plantea la situación. Con un discurso en el que se admite, aparentemente, que en lo sucesivo USA no harán nada sin consultar con sus “socios” europeos, lo cierto es que tras esta mascarada formal, los Estados Unidos buscan privilegiar a ciertos países, como puede ser el caso de Francia, prometiéndoles un papel privilegiado en la resolución del conflicto en Irak, siempre que se impliquen más, del lado de los USA, claro está.
Pero las divergencias no sólo se mantienen sino que se acrecientan. Como señaló recientemente un alto responsable de la OTAN «el viejo Rumsfeld ha representado un guión, igual que hizo la semana pasada Condolezza Rice» (Le Monde, 15 de Febrero 2005). Si hasta ahora el equipo de Bush practicaba una política de “mano de hierro”, ahora pretende envolver ese puño de acero en “guante de terciopelo”. Rumsfeld afirma con claridad meridiana que para los USA «la misión (en el sentido militar del término) determina la coalición». Dicho de otro modo: USA no apelará a la OTAN más que cuando esto sirva a sus intereses estratégicos. Por su parte los europeos y especialmente Alemania con el apoyo de Francia, plantean abiertamente la necesidad de reformar la OTAN. En “petit comité” Alemania afirma claramente que «en el marco europeo, se siente corresponsable de la estabilidad y el orden internacional...» y que, en ese sentido, reivindican un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ante la negativa tajante por parte de Estados Unidos a tal reforma de la OTAN, Alemania se permite elevar el tono y a través de su ministro de Asunto Exteriores, Joscka Fischer declarar: «Deberíamos saber si los Estados Unidos se sitúan dentro o fuera del sistema de Naciones Unidas».
Esta tensión a propósito del papel de la OTAN se ha traducido en la negativa de numerosos países europeos a contribuir en el programa de formación de las fuerzas militares y policiales en Irak, o en una colaboración bastante rácana a este propósito. En lo referente a Afganistán, si bien las potencias europeas han aceptado reforzar los efectivos de la fuerza internacional (FIAS) de la OTAN, ha sido más bien debido a que ésta se encuentra a las órdenes de general francés y está compuesta sobre todo por efectivos franceses y alemanes. Sin embargo, estos mismos países se niegan a que sus tropas acaban más adelante subordinadas a un comandante de la operación “Enduring Freedom”, es decir bajo el control del Ejército americano.
Pero no es la cuestión de la OTAN la única fuente de discordia entre los “amigos” americanos y europeos. Tras habernos machacado durante años con la sinfonía de los “Derechos Humanos” a propósito de la represión en 1989 del movimiento estudiantil en la plaza Tien An Men de China, los europeos, ¡el negocio es el negocio!, están dispuestos a levantar el embargo de venta de armas a este país. Ni norteamericanos ni japoneses están de acuerdo con esta decisión, pero no por nada que tenga que ver con los “Derechos Humanos”, sino como un nuevo factor de discordia en un escenario cada vez más tensionado, cuando se sabe, oficialmente, que Corea del Norte ya posee armas nucleares.
Por todo ello podemos decir que la visita del padrino americano a Europa no inaugura en modo alguno una nueva era de unidad, ni refuerza las relaciones trasatlánticas. Todo lo contrario: las divergencias se acumulan y las posiciones son cada vez más irreconciliables. Las estrategias y los intereses de unos y otros son diferentes y divergentes ya que cada uno de ellos defiende su interés nacional. Y no es que haya malos, los norteamericanos, y buenos, los europeos. TODOS son bandidos imperialistas y la política del “cada uno para si” que se trasluce tras las “relaciones cordiales” actuales, va a llevar inevitablemente a un crecimiento de las convulsiones, a desgarros crecientes y, para acabar, a nuevas operaciones militares, en las que Irán o Siria podrían ser los próximos objetivos. De hecho, la principal divergencia entre las grandes potencias – y la que puede tener mayores consecuencias para esta región del mundo- afecta a la política respecto de Irán. Las grandes potencias europeas, incluida Inglaterra, están en general a favor de desarrollar negociaciones con este país, con objeto de impedir – según ellos – que no desarrolle un programa militar nuclear. Sin embargo en Moscú, que es el principal apoyo con el que cuenta Irán para el desarrollo de su programa nuclear, nada hace indicar que vaya a cambiar de política.
Estados Unidos, teniendo en cuenta el peso que tiene Irán como potencia regional, reforzada por la reciente victoria electoral de los chiítas en Irak, va a seguir reforzando su presión sobre los europeos y Putin, para hacer prevalecer su opinión respecto la política a seguir con Irán. La camarilla de Bush ya ha amenazado con implicar al Consejo de Seguridad de la ONU en el asunto, con la amenaza velada de una nueva escalada militar a medio plazo, lo que sin duda conduciría a extender aún más el caos y la barbarie en la región.
Como hemos desarrollado regular y sistemáticamente en nuestra prensa, el caos y los conflictos militares que se desarrollan a escala planetaria desde hace años y de los que no se libra ningún continente, son el producto directo de un nuevo periodo abierto en 1.989 con el hundimiento del bloque del Este y la consiguiente disgregación de su rival occidental. En vez del “nuevo orden de paz mundial” que prometió Bush padre, hemos visto desarrollarse la realidad de un mundo que se hunde en un desorden bélico de caos creciente en el que el gendarme americano intenta mantener un mínimo de orden utilizando cada vez más masiva y brutalmente su potencia militar1.
Desde la guerra del Golfo en 1.991, pasando por las de Yugoslavia, Ruanda, Chechenia, Somalia, Timor Oriental, los atentados contra las Torres Gemelas y los del 11 de Marzo de 2004 en Madrid,... por no citar más que algunas de las convulsiones más sonadas y violentas de la fase de descomposición del capitalismo2, los enfrentamientos bélicos entre los Estados, pequeños o grandes, se hayan como causa última de tales masacres. Para Estados Unidos, cuyos intereses nacionales se identifican con el mantenimiento de un orden mundial constituido en su propio beneficio, esta agravación del caos en los conflictos imperialistas hace que sea cada vez más difícil mantener su liderazgo mundial. La amenaza rusa ya no existe, sus antiguos aliados -sobre todo los europeos, con Francia y Alemania a la cabeza-, no cejan en su empeño de defender cada vez más abiertamente sus propios intereses imperialistas. El avance de la crisis económica agudiza aún más los apetitos imperialistas de todos los Estados y obliga a la potencia americana a lanzarse a movimientos de conquista, a la desestabilización de sus rivales y sobre todo a la utilización reiterada de su potencia militar, lo que da como resultado la agravación del caos y la barbarie en las regiones donde tienen lugar esas aventuras militares. Así las cosas, la estrategia desarrollada por la Administración Bush tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, la llamada “guerra global al terrorismo”, es en realidad un intento de respuesta al progresivo debilitamiento de su liderazgo. Ante la creciente contestación del resto de potencias imperialistas, la burguesía norteamericana utiliza el pretexto de los atentados y la necesidad de luchar contra la nebulosa de Al-Qaeda y Bin Laden para desarrollar una ofensiva militar sin precedentes a escala planetaria. Esta campaña militar de larga duración ha señalado a ciertos países como los componentes del llamado “Eje del Mal”, a los que habría que erradicar militarmente. Tal fue el caso primero de Afganistán y luego Irak. Ahora la amenaza yanki se centra sobre Corea del Norte e Irán. De hecho los Estados Unidos tienen objetivos estratégicos cada vez más globales y vastos que incluyen la necesidad de una presencia decisiva en Asia Central, con objeto de asegurarse el control directo de esta región, pero también sobre Oriente medio y el continente indio.
El objetivo estratégico a largo plazo, es el conseguir construir un cerco en torno a Europa y Rusia. En ese contexto, USA tiene una preocupación particular por hacerse con el control incontestable sobre las principales fuentes de aprovisionamiento de recursos energéticos, con el fin de poder privar de estas sobre todo a sus rivales imperialistas europeos, rusos, chinos y japoneses, en la perspectiva de próximas crisis imperialistas. Desde 2.001, los Estados Unidos han intentado poner en práctica y desarrollar esta política y, hoy día es evidente que han tenido serias dificultades para aplicarla y conseguir sus objetivos. A ello han respondido sus rivales que menos potentes que el gigante militar norteamericano, están igualmente dispuestos a defender con la mayor determinación sus intereses imperialistas. Por todo ello vivimos hoy, y esta tendencia tenderá a agravarese en el futuro, el caos más grande conocido en la Historia.
Marzo 2005
1Ver “ Militarismo y descomposición” en la Revista Internacional n º 64.
2Ver nuestras Tesis sobre “ La descomposición, última fase de la descomposición capitalista” , en la Revista Internacional números 62 y 107.
Durante el mes de diciembre del pasado año, tuvo lugar la 2ª Conferencia Panamericana con la participación de militantes de las secciones de Internationalism, Internacionalismo y Revolución Mundial, y como fruto de la discusión ha emitido un pronunciamiento que a continuación publicamos. Durante el mes de octubre pasado la CCI fue víctima de una andanada de ataques calumniosos y mentiras infames emanadas de un pretendido “círculo” de Argentina, tales acciones ajenas al proletariado fueron animadas por el grupúsculo llamado FICCI. Ambos “organismos” aún cuando no pertenecen al Medio Proletario, han logrado arrastrar al BIPR, manchándolo y haciéndolo cómplice de esta sucia campaña. La declaración es pues una muestra de nuestro rechazo a los métodos y comportamientos ajenos al proletariado y una expresión de la unidad en la que trabaja nuestra Corriente tanto en su trabajo de intervención, como en la defensa del Medio Proletario.
1. Esta 2ª Conferencia Panamericana expresa su rechazo a los actos indignos del individuo B, que, escondido tras el membrete de un pretendido circulo argentino, con el apoyo de la FICCI y la complicidad BIPR, llevó a cabo en contra de la CCI. Los comportamientos oscuros de este individuo son los mismos que usa la FICCI, en los que se descubre que el método sobre el que se basa es el de la mentira y la intriga, que corresponden a comportamientos ajenos al proletariado. Al mismo tiempo esta Conferencia hace manifiesto su acuerdo con la respuesta que nuestra Corriente viene haciendo, saludando ampliamente el trabajo llevado por el Secretariado Internacional, los trabajos de clarificación realizados con el NCI de Argentina por la delegación internacional de la CCI, así como las respuestas puntuales presentadas tanto en Internet como en las prensas, lo cual muestra la capacidad de nuestra organización, pero también su decisión en la defensa del conjunto del MPP.
2. La Conferencia expresa su confianza tanto en el método de intervención que la organización ha definido ante los elementos en búsqueda de clarificación política presentes en Argentina, como en la sinceridad de los argumentos que el Núcleo Comunista Internacional vertiera en su declaración de apoyo.
3. Ante el creciente oportunismo del BIPR, que lo ha llevado a niveles tan indignos de justificar a la FICCI por el robo a la CCI, esta Conferencia expresa su preocupación, porque se pone en evidencia que esta organización se coloca en una peligrosa deriva que debilita al conjunto de las fuerzas comunistas. De frente a este hecho, estamos convencidos que la intervención de la CCI es vital, no únicamente para hacer la defensa del marco programático de la Izquierda Comunista, sino para defender también la tradición de principios organizativos y de los comportamientos militantes.
4. En continuidad de la respuesta ágil y clara que la organización ha mostrado ante esta campaña, la Conferencia recoge el espíritu combativo, y llama al conjunto de la CCI a estar alerta ante los peligros continuos que representa el parasitismo, evitando la subestimación.
5-12-04
A finales del mes de enero, hemos asistido a la Escuela de Formación Obrera (EF0) en Maracay, para participar en una discusión organizada a propósito del documental “Mate y Arcilla”, el cual trató de una empresa de cerámica llamada Zanon, ubicada en Argentina, la cual fue tomada por los obreros después de que fuera declarada en quiebra, con la intención de comenzar una experiencia de autogestión. En vista de que la autogestión y la cogestión, son retomadas hoy por sectores izquierdistas o “anticapitalistas”, pretendiendo darles un carácter “novedoso” y “revolucionario” como ocurre en Venezuela, es necesario desarrollar una posición marxista, acerca del peligro que constituye la mistificación que ambas formas de gestión de la producción encierran ya que significan en realidad una auto-explotación del proletariado, independientemente del país en que pretendan aplicarse. Es importante el desarrollo de este tipo de discusiones, ya que ellas expresan una búsqueda de clarificación por parte de elementos cercanos a las posiciones de clase.
Ya en nuestra plataforma política, hemos tomado posición acerca de la autogestión de la manera siguiente: “Por ello, la autogestión o sea la gestión de la empresa por los obreros en el seno de una sociedad que continua siendo capitalista, si en el siglo pasado era ya una utopía pequeño burguesa, hoy constituye una mistificación claramente capitalista... Arma económica del capital, tiene como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia explotación.”1 .Aunque en el documental mencionado, puede observarse la capacidad de los obreros para organizar asambleas que pusieran en funcionamiento la empresa, lo cual pudiera ser visto como “positivo” o como un “aprendizaje” en función de futuras luchas, tal como afirmaron algunos participantes en la discusión, por ejemplo al afirmar que, “hay que ver la experiencia; hay una dimensión política presente; hay una demostración del poder horizontal, que los trabajadores tomen el control de la producción”, hay que señalar que además de caer en la autoexplotación, la autogestión tiene como fin “dividir a la clase obrera, encerrándola y aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, atar a los obreros a las preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir, desviar al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura del proletariado a escala mundial.”2
Pero no es solamente en Argentina donde se han producido tomas de fábrica. Un ejemplo de esta situación, lo podemos ver con lo que ha ocurrido en la empresa Venepal (ahora Invepal 3), la cual asumirá una estructura cogestionaria 4. La estrategia que ha desarrollado el chavismo, consiste en presentar esta modalidad de cogestión y autogestión como “contrarias al capitalismo”; en este sentido, el mismo Chávez ha afirmado que “estas compañías emergentes no pueden verse a través del lente del capitalismo. Esa no es la forma. Debemos avanzar hacia la cogestión. No debemos temer a los trabajadores ya que son el alma de estas compañías”. El hecho que los trabajadores intervengan de alguna manera en la gestión de la empresa, o que ésta funcione bajo la modalidad de una cooperativa, o que asuman la figura jurídica de “socio”, en nada cambia las relaciones de producción, no elimina ni la ley del valor, ni la propiedad privada, ni la competencia, ni las leyes del mercado, que son las características fundamentales de la producción capitalista. No elimina tampoco, el hecho de que dicha empresa tendrá que funcionar bajo la exigencia de ciertos niveles de productividad, tal como ocurre con cualquier empresa capitalista del mundo. Ellas continuarán operando al interior de la economía nacional, independientemente que el Estado asuma el control de ciertos sectores de la economía nacional a través de expropiaciones o nacionalizaciones, o que compre la totalidad de la producción de la empresa.
Aunque actualmente el gobierno de Hugo Chávez, utilice un lenguaje “radical” que propone el cooperativismo, la cogestión e incluso la autogestión, como modelos que darían mayor participación e incluso control en la dirección de los medios de producción, ello no constituye más que una trampa, ya que el proletariado seguiría sujeto a las leyes del mercado y al más férreo control del Estado capitalista venezolano. De igual forma, en vez de combatir al sector de la burguesía que representa Chávez como clase explotadora, trabajaría con ella codo a codo, perfeccionando los métodos de su propia explotación y luchando por los intereses nacionales, al acompañar a la burguesía en su lucha por hacerse un espacio en el mercado. En cualquiera que sea la modalidad de gestión económica empleada, deben cumplirse las leyes del capital, las cuales obligan a la burguesía a una reducción de costos y a un incremento de los ritmos de explotación; la autogestión y cogestión, constituyen en este sentido, un terreno propicio para aceptar cualquier medida que afecte de manera negativa las condiciones de vida del proletariado; pero también, para que éste quede atrapado entre la necesidad de luchar para defender sus condiciones de vida o defender los intereses de “su” empresa.
Al igual que lo hicieron las facciones de la burguesía que le antecedieron en el poder, el gobierno de Hugo Chávez continuará atacando las condiciones de vida de la clase obrera, bien sea bajo la autogestión o la cogestión, o bajo el ropaje “revolucionario” del “neosocialismo” o “socialismo del siglo XXI” (ver artículo en esta revista). La única forma en que el proletariado logre un control sobre los medios de producción, es destruyendo el capitalismo como sistema social a través de la revolución proletaria, para utilizarlos en función de la satisfacción de las necesidades del conjunto de la sociedad. Si Chávez y sus consortes hablan hoy de autogestión y cogestión como un modelo que “favorecerá” a los trabajadores, sólo lo hacen para apuntalar ideológicamente su proyecto de desarrollo del capital nacional, además de sembrar la confusión y la división entre los trabajadores.
Augusto. 07/04/2005
1Plataforma y Manifiesto de la Corriente Comunista Internacional.
2Idem
3Venepal, empresa venezolana productora de papel, cartón y sus derivados. Detuvo sus operaciones de producción en septiembre de 2004. Posteriormente los trabajadores tomaron la planta, reanudando la producción; sin embargo, la compañía cerró sus puertas en ese mismo mes. En enero de 2005, se emitió un decreto presidencial que nacionalizaba la empresa, asumiendo el nombre de Invepal. Este modelo de cogestión pretende implantarse también en las empresas de Guayana, utilizando como plan piloto a Alcasa (planta procesadora de Aluminio)
4La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), organización sindical oficialista, que apoyó al gobierno en la intervención a Invepal, ha caracterizado el modelo de cogestión de la forma siguiente: “El modelo de cogestión que esta planteado en Invepal es un modelo donde los trabajadores se organizan en una cooperativa. En principio, los trabajadores tienen el 49% y el Estado el 51% (de las acciones), de alguna manera, para garantizar la eficacia de esta cooperativa, pero la perspectiva es que el gobierno, ya puesta en marcha la empresa y viendo su productividad, sus ventas en el mercado, etc, entregue entonces el resto de las acciones para que sea propiedad colectiva de la cooperativa de los trabajadores de Invepal”. UNT: Recuperaremos las empresas cerradas, en manos de los trabajadores, como en Venepal. Documento en línea: editor@petroleumworld.com [4]. 03/03/05.
En los últimos meses, militantes o secciones de la CCI han recibido amenazas intimidatorias o llamamientos apenas disimulados a su asesinato.
En Diciembre UHP-ARDE[1] publicó en su web un texto titulado “Ciencia y arte del zoquete”[2] que contiene un llamamiento al asesinato de nuestros militantes realizado a través de una macabra cadena de silogismos: empieza por acusarnos abiertamente de “racistas” y veladamente de defender la política de la burguesía; continua estableciendo una jerarquía de calificativos que empieza por “zoquetes”, pasa por “tontos del culo” y acaba en “imbéciles”. Tras haber asentado esas premisas, saca la siguiente conclusión: “CONTRA LAS CAMPAÑAS BURGUESAS DE FALSIFICACION Y REPRESION DE NUESTRAS LUCHAS ¡MUERTE A LOS IMBÉCILES!”[3].
Un mes antes, en la dirección mail de nuestra sección en España se había recibido un correo anónimo que terminaba con la siguiente amenaza: “Sois una pandilla de hijos de puta y alguno tendrá lo que anda sembrando, profesorcillos de mierda. Firmado: uno del lumpen”.
Recientemente, en enero 2005, un miembro de la llamada FICCI[4] amenazaba a un camarada nuestro de la sección en Francia con «cortarle el cuello»[5].
Ante esta sucesión de amenazas propias de gángsteres, totalmente ajenas al comportamiento proletario, ¿cuál debe ser la actitud de los revolucionarios y de los elementos proletarios? ¿no darles importancia pensando que son fanfarronadas o el producto de una excitación momentánea? Caer en tal apreciación constituiría un grave error.
En primer lugar, porque semejante actitud significa echar en saco roto la experiencia histórica del movimiento obrero. Esta demuestra que el asesinato de militantes obreros ha sido precedido –y en gran medida preparado- por una sucesión de actos aparentemente inicuos: imputaciones calumniosas, amenazas, intimidaciones, llamamientos primero velados y después abiertos, es decir, una serie de “pequeños eslabones” que juntos han desembocado en una gran cadena. Así, el asesinato de Rosa Luxemburgo en enero de 1919 perpetrado por fuerzas a las órdenes de los verdugos socialdemócratas tuvo una larga maduración: desde 1905 se sucedieron denigraciones graves, amenazas y desafíos, contra esta militante proletaria. Ninguno de esos actos parecía inquietante pero el crimen de 1919 puso de manifiesto la lógica infernal que los entrelazaba uno tras otro. De la misma forma, el asesinato de Trotski, ejecutado por el infame Mercader, vino a ser la culminación de una serie de pasos orquestados por la canalla estalinista: primero se acusó a Trotski de agente de la GESTAPO, después empezaron las campañas que pedían abiertamente su cabeza. Luego vino la presión sobre uno de sus hijos (Lyova) que desembocó en lo que tiene todos los visos de ser un asesinato “médico”[6]. Más tarde arreciaron las amenazas directas de muerte realizadas por los sicarios mexicanos del estalinismo. Todos sabemos cual fue el trágico desenlace. La historia demuestra pues que existe un nexo más o menos directo entre las amenazas y llamamientos del hoy y los asesinatos del mañana. Estos vienen a ser la culminación de un tejido de calumnias, amenazas y campañas de odio.
En segundo lugar, no podemos obviar el contexto en el que tienen lugar las 3 amenazas que hemos recibido. Asistimos en los últimos meses al recrudecimiento y multiplicación de las campañas de la FICCI. Como muestra, el boletín número 28 nos trata de “cabrones” lo cual, unido a sus innumerables insultos, amenazas y calumnias, no hace sino propiciar un clima donde todo ataque físico contra la CCI estaría legitimado.
No es ninguna causalidad que estas amenazas ocurran en el contexto que acabamos de exponer. Sus autores han elegido claramente su campo. A los insultos, las campañas de odio, al tejido de calumnias y mentiras, han querido sumar las palabras mayores del llamamiento al asesinato.
No es la primera vez que se produce esta “intervención”. En 1995-96, en el contexto de una campaña igualmente repugnante contra la CCI, con otros protagonistas desde luego[7], el llamado GCI –un grupo que figura en la página de enlaces de UHP /ARDE- quiso aportar su contribución contra la CCI llamando mediante el método del “silogismo” al asesinato de nuestros camaradas en México. Primera premisa: al haber denunciado al grupo estalinista maoísta Sendero Luminoso de Perú nos habríamos hecho cómplices de la masacre de prisioneros proletarios. De ahí hacía la siguiente deducción “lógica”: «para la CCI, como para el Estado y la policía peruana, situarse del lado de los oprimidos es sostener a Sendero Luminoso». El siguiente silogismo decía: «en el campo obrero, se ha considerado como policía o soplón aquel que contribuye a ese tipo de amalgama policial». A continuación aportaba un nuevo sofisma: «son los mismos argumentos socialdemócratas que utilizaron los Domingo Arango y Abad de Santillán frente a las acciones violentas de los militantes revolucionarios». ¿Y cual es la conclusión del entramado? «Y por este tipo de calumnia, cuya utilidad para el Estado es bien real, Domingo Arango recibió una bala en la cabeza y no podemos más que deplorar que Abad de Santillán no haya sufrido la misma suerte» (del nº 43 de Communisme, órgano del G”CI”)[8].
Somos conscientes del proceso en el que estas amenazas se insertan. No nos vamos a dejar intimidar y ante ellas respondemos lo mismo que hicimos en 1996: “Nada de esto nos va ha hacer retroceder. Vamos a profundizar nuestra lucha y toda la CCI se moviliza en defensa de nuestra sección en México empleando un arma que solo posee el proletariado: el internacionalismo. La unidad internacional de la CCI le confiere particularidades intolerables desde el punto de vista de la burguesía, en la medida que toda tentativa de destrucción de una de sus partes tropieza inmediatamente con la movilización y la solidaridad activa del conjunto”[9].
Hemos de rechazar con firmeza y combatir sin cuartel la infiltración de estos comportamientos en las filas revolucionarias pues sólo así podemos cortar la cadena que une, a través de una serie de eslabones, los turbios llamamientos actuales a la “muerte a los imbéciles” con el asesinato de militantes comunistas del mañana.
Cada clase social tiene sus métodos. Ya sabemos cuales son los de la burguesía: por un lado, las armas “políticas” de la calumnia, la amenaza, la intimidación y el chantaje, y, por otra parte, las armas “más expeditivas” del crimen, el terror y el sadismo más oprobioso[10].
Naturalmente, esas armas no forman parte del arsenal de combate del proletariado y sus grupos genuinamente revolucionarios. Nosotros tenemos otras armas, mucho más eficaces para el combate contra el capitalismo. Una de ellas, la más importante, es la solidaridad.
La fuerza del proletariado es la solidaridad. Solidaridad como expresión de su unidad. Solidaridad como capacidad para defender a todos sus componentes. Solidaridad para hacer ver a sus enemigos que cualquier ataque a una de sus partes encuentra inmediatamente la respuesta del conjunto.
Por ello la CCI, de forma unánime, manifiesta su solidaridad con los camaradas y secciones amenazadas y adopta todas las disposiciones necesarias para su defensa. De igual modo, solicitamos a nuestros simpatizantes que expresen activamente su solidaridad. Lo pedimos igualmente a todos los que comparten la lucha revolucionaria contra el capitalismo y que aún manteniendo desacuerdos con las posiciones de la CCI consideran necesario hacer frente a ese tipo de ataques inmundos.
La solidaridad con los camaradas amenazados no sólo es su mejor defensa, es también la mejor defensa de todos los militantes y compañeros que luchan contra el capitalismo. Es igualmente la mejor contribución que podemos hacer para asegurar la defensa de los militantes comunistas del mañana.
Las prácticas de la calumnia, la mentira, la amenaza y la intimidación, son radicalmente incompatibles con el objetivo de la comunidad humana mundial que el proletariado aspira a instaurar tras la destrucción del Estado capitalista. Hay que erradicar la infiltración de esas costumbres que no hacen sino expresar y reproducir la sociedad capitalista putrefacta que queremos abolir.
La clarificación de las posiciones revolucionarias, el combate común contra el capitalismo y su barbarie, no pueden ser perturbados por las turbias maniobras de esas pandillas de farsantes que, embozados tras “posiciones revolucionarias” de opereta aprovechan para lanzar toda clase de dardos, a traición y por la espalda, contra los que de verdad luchan por la causa del proletariado.
¡Solidaridad con nuestros militantes y secciones amenazados!
Corriente Comunista Internacional 15-2-05
1U.H.P : son las siglas correspondientes a Unios Hermanos Proletarios. ARDE es una publicación que parece ser el portavoz de los distintos grupos que se llaman UHP.
2Ver la respuesta de nuestra sección en España en Acción Proletaria nº 180 « Respuesta a UHP-ARDE : más vale zoquete honesto que pillo tramposo »
3Cabe destacar la forma cobarde y retorcida con la que estos individuos llaman al asesinato de nuestros militantes. Con asquerosa hipocresía, no dicen las cosas abiertamente, las dejan caer: primero dicen que la CCI se compone de “imbéciles” para acabar con el “muerte a los imbéciles”.
4Grupúsculo de hampones que se hace llamar «Fracción Interna de la CCI» y cuya una única actividad consiste en verter toneladas de calumnias contra la CCI y llamamientos furiosos contra nosotros.
5Ver artículo de denuncia de este episodio en Révolution Internationale nº 354
6Ver los testimonios sobre el extraño internamiento del hijo de Trotski en una clínica rusa de París : Deutscher, Biografía de Trotski y Vereeken : La GPU en el movimiento trotskista.
7En aquellos tiempos fueron grupos extraños como el Communist Bulletin Group, inglés, o Hilo Rojo, español, junto con otros « círculos » los que protagonizaron estas campañas. De ellos nunca más se supo.
8Vemos pues que los redactores de UHP-ARDE no han inventado nada en cuanto al llamamiento cobarde y retorcido a nuestro asesinato. Han debido inspirarse en los métodos de los señores del GCI
9Artículo de denuncia del GCI y en solidaridad con nuestra sección en México publicado en toda nuestra prensa territorial. Ver Revolución Mundial nº 38
10Hay que señalar que el lumpen tiene mucha atracción por estos métodos de la burguesía y por ello en momentos de revolución suele nutrir los cuerpos francos y otras milicias de choque de la burguesía como ocurrió por ejemplo en Alemania en 1919.
La burguesía es una clase hipócrita. Una vez que desplazó a la nobleza feudal en el plano económico y político, y se consolidó como la nueva clase dominante, tuvo que tirar al traste de la historia todas las ilusiones que había creado de que con el advenimiento del sistema capitalista se iban a superar las calamidades que la humanidad había vivido en las sociedades del pasado. Las consignas de “libertad, igualdad y fraternidad” de la Revolución Francesa de 1789, que están escritas con letras de oro en la mayoría de las constituciones nacionales, en realidad pasaron a conformar junto con las instituciones de la democracia burguesa, todo el aparataje jurídico-ideológico para justificar y mantener la dominación del capital sobre el trabajo.
Ya el proletariado en el siglo XIX se encargó de desnudar la hipocresía de la clase burguesa, al iniciar sus luchas contra las brutales condiciones de explotación que imponía el capital en plena expansión a nivel mundial, lo que dio origen a sus primeras organizaciones unitarias (las tradeuniones) y políticas (La Liga de Los Comunistas), y principalmente al primer programa del proletariado: El Manifiesto Comunista.
Todo el siglo XX ha dejado al desnudo la hipocresía, la mentira y el cinismo de la burguesía. En nombre del “bienestar de la humanidad” y de la democracia, se desataron dos guerras mundiales y un sinfín de guerras localizadas, que han causado los mayores desastres vividos por la humanidad en toda su historia, clara expresión de la decadencia del modo de producción capitalista (nota). Pero hay una mentira mayor en el siglo XX: “La idea de que los regímenes estalinistas del antiguo bloque de los países del Este, o países como China, Cuba y Corea del Norte hoy, sean expresiones de comunismo o marxismo es en realidad la Gran Mentira del siglo XX, una mentira perpetuada deliberadamente por todas las facciones de la clase dominante, desde la extrema derecha a la extrema izquierda”i.
Finalizamos el siglo XX e iniciamos el XXI con “nuevas” mentiras de los líderes de las principales potencias, con los USA a la cabeza: la prosecución de las agresiones imperialistas, como las guerras de Afganistán e Irak, justificadas bajo el manto de las “ayudas humanitarias”.
La hipocresía y el cinismo no lo practican sólo las grandes potencias imperialistas
Pero al lado de esta gran mentira del imperialismo norteamericano, existen otras “nuevas” como la del “Socialismo del siglo XXI” promovida por Chávez y la izquierda, la cual es complementada con una de las campañas que utiliza el chavismo para vender a nivel interno y externo su proyecto “revolucionario”: la campaña contra “el imperialismo de Bush”. Mediante esta campaña ensordecedora, acusando a Bush de todos los males de la humanidad y de la propia miseria que se vive en Venezuela, intenta ocultar que su gobierno próximo a cumplir 7 años, es un continuador de los planes de hambre de los gobiernos del pasado, pero esta vez masificando la pobreza a través de la ideología del “socialismo del siglo XXI”, casi calcado del “socialismo real” que implantaron las burguesías del exbloque ruso.
Toda esta perorata contra “el imperialismo norteamericano”, lo que persigue es posicionar mejor a la burguesía venezolana en la geopolítica de la región, aprovechando las dificultades e impopularidad de la política imperialista de Estados Unidos. De la misma manera que EEUU utiliza su poderío económico y militar para someter a los países intervenidos y a las otras potencias imperialista, Chávez utiliza el arma del petróleo para imponer “acuerdos” a las burguesías mas débiles de la región, principalmente en el área de El Caribe. De la misma manera que USA justifica su intervención por razones “humanitarias”, Venezuela la justifica como ayuda “al progreso” de los pueblos y para “superar la pobreza”, obviamente siempre y cuando no se opongan a su estrategia de plantarse como una potencia de respeto en la región. Esto no tiene otro nombre, sino imperialismo.
Tanto Bush como Chávez son un par de cínicos e hipócritas, que no tienen el menor escrúpulo por la humanidad.
La izquierda y el altermundialismo: caja de resonancia del chavismo
De la misma manera que USA invierte ingentes recursos para desarrollar su política imperialista, proporcionalmente, así lo hace el chavismo: promueve y financia eventos internacionales a nivel interno y externo, como el “XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes” celebrado en Caracas en agosto pasado (una vieja celebración del estalinismo), donde un “Tribunal Internacional Antiimperialista” hizo un juicio a Bush; brinda apoyo material a líderes y movimientos sociales en AL, como Evo Morales en Bolivia, los piqueteros en Argentina y el Movimientos de Campesinos Sin Tierra en Brasil, para sólo mencionar algunos; y ha desarrollado una red de medios de comunicación a nivel interno y externoii. Todos estos recursos gestionados por grupos, partidos, organizaciones e intelectuales de izquierda y altermundialistas.
Todos ellos cumplen la función de ser caja de resonancia del chavismo, y contribuyen a ocultar y manipular la terrible miseria que padece el proletariado y la población venezolana en su conjunto. Damos sólo dos ejemplos de ello:
-para intentar ridiculizar a Bush ante sus seguidores, Chávez lo acusa de inhumano, racista e incompetente por los devastadores efectos del huracán Katrina en Nueva Orleáns (ver artículo sobre este desastre en esta revista). Pero lo que no dice el chavismo es que la mayoría de los damnificados de los deslaves de 1999 en el litoral central venezolano (afectado nuevamente por inundaciones en febrero de 2005iii todavía siguen deambulando por el país viviendo en condiciones miserables.
-Caracas es una de las ciudades más violentas e inseguras de América Latina: ocupa el lugar 24 de 34 ciudades principales de la regióniv. A nivel nacional cada 2 días es asesinado un taxista o chofer de transporte público, lo que ocasiona frecuentes manifestaciones de indignación con bloqueo de las rutas principales de la capital y otras ciudades.
La pauperización de la población es creciente, lo que intenta ocultar el gobierno, como lo dijimos, a través de sus campañas mediáticas. Con el cuento de que se trata de un gobierno “revolucionario”, han desplazado del poder a parte de la vieja burguesía para darle continuidad a un sistema inhumano, sustentado en la explotación y sometimiento del proletariado.
Ante las calamidades que sufre la población, los sectores de la burguesía que se oponen al chavismo lo catalogan de incapaz. Ante este planteamiento hipócrita de la burguesía opositora debemos decir: no se trata de que Chávez, Bush o tal o cual gobernante o gobierno sea incapaz, es la clase burguesa en su conjunto, sea de izquierda o de derecha, que es incapaz de solucionar la barbarie que vive la sociedad ya que defienden al sistema capitalista, que desde inicios del siglo pasado dejó de ser un sistema progresivo para la humanidad.
Los proletarios debemos decir: ¡Basta de mentiras! ¡Basta de hipocresía!
El proletariado venezolano y mundial no sólo debe dejar al descubierto las mentiras de los Bush o los Chávez, sino que debe hacer y defender su verdad: la revolución proletaria.
Internacionalismo. Octubre 2005
i “La izquierda comunista y la continuidad del marxismo” texto que se puede leer en el sitio de la CCI en Internet www.internacionalism.org/esp [6].
ii El gobierno de Chávez financia: 16 medios impresos en Caracas, mas 72 a nivel nacional; 13 emisoras o cadenas de radio y TV, entre ellas Telesur. Fuente: semanario Descifrado en la calle.
iii Al respecto ver el artículo “INUNDACIONES EN VENEZUELA
Detrás de las “catástrofes naturales” está la responsabilidad del Capitalismo” en Internacionalismo Nº 54.
iv Revista América Economía, mayo 2005.
La prolongación por casi siete años de la virulenta confrontación entre las facciones burguesas chavistas en el poder y las de oposición, han encubierto una realidad: existe entre ellas una división de tareas para atacar las condiciones de vida del proletariado. No se trata necesariamente que los altos dirigentes chavistas y sus opositores se sientan alrededor de una mesa a preparar tales ataquesi, sino que tanto unos como otros, pese a sus diferencias políticas, tienen como objetivo central la defensa del capital nacional que se sustenta en el sometimiento y explotación de la clase obrera venezolana. Las diferencias de formas de gestión del estado (órgano mediante el cual la clase burguesa ejerce su dominación de clase) entre unos y otros se da sólo en el plano jurídico, mas no en el plano de la producción capitalista que requiere de la constante extracción de plusvalía mediante la explotación de la fuerza de trabajo.
En otros trabajos de Internacionalismo ii hemos desarrollado nuestro análisis sobre la emergencia del chavismo como una necesidad del capital nacional ante la debacle de los partidos burgueses que gobernaron hasta finales de los 90; en este sentido, el gobierno de Chávez es consecuente con la clase burguesa en lo que respecta a las medidas que ésta requiere aplicar contra el proletariado para enfrentar la crisis económica y para su sobrevivencia en el mercado mundial.
Esta división de tareas se ha dado en dos planos, que se interrelacionan el uno con el otro: un incesante ataque ideológico para debilitar la conciencia de la clase trabajadora y su combatividad; y un también incesante ataque a sus condiciones de vida.
Un ataque sin cuartel a la conciencia de clase del proletariado…
Para preservar su sistema social en plena decadencia, la burguesía requiere oxigenar su aparataje ideológico con el fin de impedir que el proletariado, “sepulturero” del capitalismo, tal como lo planteó Marx en el Manifiesto Comunista, tome conciencia de que la única forma de acabar con la miseria y barbarie a que nos somete el capitalismo es mediante la revolución proletaria.
Nada mejor que oxigenar la ideología democrática, sustento jurídico e ideológico de la dominación de clase de la burguesía. Ya antes del triunfo de Chávez en 1998, chavistas y opositores competían por ser la mejor expresión de la democracia, unos defendiendo la “democracia participativa” y otros la “democracia representativa”, respectivamente. En este “tira y encoge” hemos pasado casi 7 años bailando al ritmo electoral de la burguesía: por un lado el chavismo tratando de darle sustento a su “revolución bolivariana”; por el otro, los opositores tratando de debilitarlo acusándolo de dictador. Mediante las incesantes campañas electoralesiii la burguesía ha podido crear una polarización en la que ha quedado atrapada la clase obrera, creando divisiones en su seno que se han plasmado en una perdida de la solidaridad de clase y una baja significativa en sus luchas reivindicativas contra los capitalistas privados o estatales.
Así mismo, la burguesía chavista para darle sustento social a su “revolución bolivariana” ha desarrollado una serie de órganos de control social: círculos bolivarianos, misiones, milicias, etc., que le permiten tratar de diluir a los trabajadores en la masa del “pueblo”; por su parte, los sectores de oposición intentan hacer lo propio a través de las “asambleas de ciudadanos”; de esta manera se debilita la necesaria autonomía que debe tener el proletariado ante las capas pequeño burguesas y las otras capas explotadas y empobrecidas de la población. En el propio seno de los trabajadores, el sector chavista ha introducido el cooperativismo de manera masivaiv, la cogestión y la autogestión, directamente promovidas y financiadas por los partidos y órganos del estado, queriéndole dar un carácter “obrero” al nuevo gobierno, cuando en realidad se han transformado en medios de control ideológico de los trabajadores, además de someterlos a condiciones de trabajo precario.
Pero el mayor ataque ideológico contra la conciencia del proletariado ha sido la identificación que hace la burguesía chavista de su “proyecto” con el “socialismo”. De esta manera, la burguesía intenta arrebatar a la clase obrera una de sus banderas fundamentales de lucha desde hace más de siglo y medio: la lucha por la superación revolucionaria del capitalismo para implantar el comunismo, sistema mundial basado en la satisfacción de las necesidades humanas y en la abundancia. Pero no es la primera vez que la burguesía disfraza sus políticas capitalistas de estado con una verborrea “marxista” y “revolucionaria”: la burguesía estalinista, después de la derrota de la Revolución Rusa impuso la mas feroz explotación al proletariado ruso por casi 60 años en nombre del “socialismo soviético” y así lo hicieron las clases dominantes que gobernaron los países del extinto “bloque socialista”; hoy, las burguesías de Cuba, China y Corea, hacen lo propio contra los proletarios en sus respectivos países. Pero esta monstruosa mentira de identificar capitalismo de estado o estalinismo con socialismo, no hubiera tenido el impacto ideológico que tiene contra la clase obrera mundial sin la participación de las burguesías del bloque contrario, es decir del llamado “bloque americano”: mientras los burócratas rusos sometían al proletariado a la mas feroz explotación y represión en nombre de la “defensa de la patria socialista”, las burguesías de occidente con EEUU a la cabeza machacaban sobre el proletariado de sus respectivos países las penurias y los males del “socialismo” y el “comunismo”, proponiendo la democracia como el mejor de los mundos.
Esta misma repartición de tareas la vemos hoy en Venezuela: mientras la burguesía chavista explota al proletariado venezolano en nombre de la “revolución bolivariana” preámbulo al “socialismo del siglo XXI”; los sectores de oposición se encargan de atacar al “castro-comunismo” de los chavistas, para vender las bondades de la democracia. Es decir, unos y otros contribuyen a la confusión y debilitamiento de la conciencia de clase, cuando concuerdan en identificar como “socialismo” o “vía al socialismo” el proyecto de explotación implantado por el régimen chavista.
Esta ideología del “socialismo del siglo XXI” es complementada con otra ideología: la del “antiimperialismo”, mediante la cual se utiliza el genuino rechazo de la población (de Estados Unidos y del mundo) a las sangrientas acciones imperialistas de la burguesía norteamericana, para tratar de colocar al proletariado tras los propios intereses imperialistas de la burguesía venezolana. El sector de la burguesía chavista (al igual que otras burguesías en el mundo), le tratan de sacar provecho a las complicaciones de la burguesía norteamericana en Irak, Afganistán y el Medio Oriente, para hacer ver al proletariado que existe un único imperialismo en el mundo, el de los EEUU; lo que les permite victimizarse y camuflar sus propios apetitos imperialistas (ver artículo ““El antiimperialismo norteamericano”: una consigna al servicio de la burguesía” en Internacionalismo 54). En esta ideología también funciona la repartición de tareas de las facciones burguesas chavistas y opositoras: las primeras expresan un antiamericanismo furibundo utilizando el suministro de petróleo como arma de chantaje, mientras que las otras son mas pro-americanas; pero al final, tanto unas como otras están de acuerdo en defender y fortalecer los intereses de la burguesía venezolana en sus área de influencia natural: El Caribe, Centroamérica y los países andinos (Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador) ; lo que requiere de que la clase trabajadora respalde los planes imperialistas de la burguesía.
…para someterlo a una mayor explotación
Todo este bombardeo ideológico que sin descanso lanza la burguesía, mantiene al proletariado venezolano en la duda y el escepticismo. Este contexto ha permitido al conjunto de la burguesía nacional durante el régimen chavista acentuar los ataques a las condiciones de vida del proletariado, sin que hasta ahora éste haya podido responder con luchas importantes.
El mayor y más significativo de estos ataques ha sido contra los trabajadores petroleros. Mediante la acción coordinada de los sectores chavistas y de la oposición, se logró dar el mayor golpe que ha recibido la clase obrera venezolana: no sólo se logró disminuir la nómina de obreros y empleados (la mitad de los 20000 despedidos después del paro petrolero de 2002-2003 contra Chávez pertenecían a estas nóminas), sino que el gobierno chavista ha logrado, entre otros, un viejo anhelo de la burguesía venezolana: la eliminación del comisariato que desde la época de las transnacionales petroleras permitía a los trabajadores y sus familiares obtener alimentos a menores precios que en el mercado, sustentado en el argumento de que “la calle estaba dura” y que los trabajadores petroleros eran unos privilegiados, que conformaban una “aristocracia obrera” (para mayores detalles ver “Los trabajadores deben romper con las divisiones en su seno” en Internacionalismo Nº 51).
Después de este ataque despiadado contra los trabajadores petroleros en el que se unieron partidos y sindicatos oficialistas y de la oposición, el gobierno chavista ha tenido las manos libres para infligir mayores ataques a las condiciones de vida de los trabajadores activos: congelamiento de la contratación colectiva, incrementos del salario mínimo que no llegan a cubrir el costo de la Canasta Básica Alimentaria, compensaciones de salarios a través de bonos sin repercusiones en el salario real, etc. Los trabajadores que intentan huelgas o paros de actividades para luchar por sus reivindicaciones son chantajeados con la amenaza de despidos masivos; tal como ha sucedido con protestas de trabajadores en el sector salud o de la educación a lo largo del gobierno chavista; como ocurrió recientemente con los trabajadores del Poder Judicial, o de la televisora del estado VTV, a quienes el propio Chávez amenazó con “arrasarlos” tal como hizo con los petroleros.
También las condiciones de vida de los trabajadores, principalmente los del sector público, son atacadas mediante las misiones, cooperativas, empresas cogestionadas o autogestionadas que ha creado el gobierno para el control político y social. Mediante estos órganos, el gobierno chavista ha logrado progresivamente “flexibilizar” la fuerza de trabajo, pues los trabajadores contratados a través de ellos son empleados de manera temporal, sin ningún tipo de beneficio social y la mayoría de los casos devengando menos del salario mínimo oficial. De esta manera la burguesía chavista se da la mano con las burguesías de los otros gobiernos de derecha y de izquierda de la región, que aplican las medidas propias del “neoliberalismo salvaje” al hacer mas precario el empleo y mas brutales las condiciones de explotación. ¡ Esa es la verdadera cara del “socialismo del siglo XXI” ¡ Pero también estos órganos son un instrumento de chantaje contra los trabajadores activos: mediante las misiones y las cooperativas, el gobierno ha ido progresivamente cubriendo los servicios públicos, con el fin expreso de debilitar y chantajear a los trabajadores activos que prestan éstos servicios; amenazándolos con despedirlos y sustituirlos con trabajadores organizados en cooperativas, si amenazan con realizar movilizaciones por sus reivindicaciones. También de esta forma el chavismo intenta confrontar a unos trabajadores contra otros, misiones y cooperativas vs. empleados públicos formales.
Detrás de todos estos ataques a los trabajadores del sector público se oculta una vieja necesidad de la burguesía venezolana: reducir drásticamente la nómina de los empleados públicos. Recordemos que durante el gobierno de Caldera, el entonces Ministro de Planificación de izquierda Teodoro Petkoff, decía que había que reducir en 500 mil la nómina de empleados públicos. Las reiteradas declaraciones de Chávez y sus consortes al denunciar la “contrarrevolución burocrática”, lo que persiguen es denigrar a los empleados públicos para justificar mayores ataques a sus condiciones de vida e incluso despidos masivos.
Pero los ataques de la burguesía contra el proletariado no se detienen allí: el chavismo, gracias al trabajo coordinado entre gobierno y oposición, ha logrado implantar una serie de medidas que en otras circunstancias hubieran generado importantes protestas de los trabajadores y la población: un incremento brutal de los impuestos, dentro de los cuales el IVA que grava con un 14% la gran mayoría de los productos y servicios, mediante el cual el estado recauda mas de la mitad del presupuesto del 2005 (alrededor de 30 billones de bolívares al año, mas de 15 mil millones de dólares); para sólo dar un ejemplo, tabacos y licores han sido pechados con impuestos superiores al 30% en el 2005. Para completar, las leyes que aprueba el parlamento con mayoría oficialista contemplan más impuestos, como el previsto para los gastos de salud que pechará con un 4% a todos los trabajadores: activos, desempleados, jubilados y de la economía informal.
Los ataques al salario y las desmejoras en los beneficios sociales de los trabajadores, unido a las medidas impositivas del estado, así como a su política económica y fiscal que ocasiona tasas de inflación que son las mas alta de los países de la región (del 23% en promedio entre 2003 y 2004) que erosionan mes a mes los salarios, está llevando a millones de trabajadores y sus familias a niveles alarmantes de pauperización: según estadísticas no oficiales, el 83% de los trabajadores (de una fuerza laboral total de 12 millones) percibe el salario mínimo de Bs. 405 mil (unos 180 dólares), mientras la canasta básica de alimentos según el propio gobierno cuesta a la fecha 380 mil bolívares, mientras otros organismo no gubernamentales la ubican alrededor de los Bs. 600 mil bolívares. Ni hablar de los niveles de desnutrición, anemia, pandemias, etc. que han crecido en la población. Aunque el gobierno pretende camuflar las cifras sobre la pobreza para hacerlas coherentes con la mentira de “lucha contra la pobreza”, ésta es inocultable v.
Por otra parte, unido a los alarmantes niveles de desempleovi, la pobreza y la miseria reinante en los barrios obreros, está ocasionando una descomposición social que intenta ocultar la propaganda oficialista, pero que está a la vista de todos en las calles y avenidas: indigencia, niños de la calle, prostitución infantil y juvenil, indígenas que mendigan en las ciudades, etc. Uno de los flagelos que se ha exacerbado durante el régimen chavista es el incremento de la criminalidad: cada semana ocurren alrededor de 100 asesinatos a nivel nacional, la gran mayoría de ellos en los barrios pobres, donde habita un alto porcentaje de la clase trabajadora. El gobierno chavista en su manejo mediático llama a su proyecto, la “revolución bonita”, pero lo que vive la clase trabajadora a diario es el horror del capitalismo en descomposición; es la única realidad que nos puede ofrecer la burguesía, sea ésta de derecha o izquierda.
Los sectores burgueses de la oposición “denuncian” de manera hipócrita que este cuadro dantesco ocurre con un gobierno que cuenta con altos ingresos petroleros. Sin embargo, ha sido una constante que la clase burguesa, cuando tiene los medios, lo que hace es repartir algunas migajas entre la población con el fin de mantener cierta calma social; pero el grueso de la riqueza que extrae de la explotación de la fuerza de trabajo lo destina a sus verdaderas prioridades: enfrentar la crisis capitalista, crear y sustentar los órganos para mantenerse en el poder y para desarrollar su política imperialista contra las otras burguesías; y obviamente, para enriquecerse de la manera mas ostentosa, tal como lo hace la “vieja” burguesía y la “nueva” burguesía chavista.
A pesar de los golpes, la clase amenaza con responder
A pesar de todos los chantajes e intimidaciones a los trabajadores, aunque los “revolucionarios” chavistas los acusen de “burócratas contrarrevolucionarios” no les queda otro camino que luchar contra el deterioro incesante en sus condiciones de vida.
Con mas frecuencia se siente la indignación en las filas de los trabajadores: las protestas de los desempleados por un puesto de trabajo, de los jubilados y pensionados por reivindicaciones acordadas y no cumplidas (como ha sido el caso de los pensionados de SIDOR y de la CVG en la Zona del Hierro), de los médicos, de los trabajadores del Metro, etc.; están latentes las amenazas de lucha de los empleados del sector público de la educación, salud, justicia, etc.
Conciente de que la lucha de los trabajadores es su verdadera amenaza y no los golpes de estado o las invasiones del imperialismo yanqui, el gobierno prepara sus fuerzas de disuasión: los reservistas y los milicianos de la Guardia Territorial, que dependen directamente de la presidencia de la república, quienes tienen como tarea intervenir en última instancia ante “convulsiones sociales”. De igual manera, a nivel de los hospitales y otros entes público, el estado insertado la llamada “contraloría social”, grupos pagados por el gobierno para que sirvan de policías contra los trabajadores.
Pero también concientes que no es muchas veces a punta de represión que se acaba con un movimiento de clase, la burguesía en su conjunto se juega una carta más efectiva a nivel de los trabajadores: la renovación sindical y la disidencia sindical dentro del propio chavismo. De allí los intentos de la CTV, con Froilán Barrios y Alfredo Ramos a la cabeza por tratar de recuperar a la CTV a través de “un nuevo modelo de sindicalismo”; pero sobre todo el ascenso de Machuca, dirigente sindical afecto al chavismo que se perfila como un “líder obrero” no sólo en la zona industrial de Matanzas sino a nivel nacional, promoviendo movilizaciones obreras contra el mismo Chávez como la ocurrida en septiembre pasado. Los trabajadores deben desenmascarar a este traidor de la clase: ante las dificultades reales del chavismo por controlar el movimiento sindical, se le da luz verde a “la disidencia” dentro del propio chavismo para que intente controlar el malestar obrero. De la misma manera que la CTV controlada por Acción Democrática mantenía cierta “oposición” y “distancia” con respecto a los gobiernos adecos de turno, de la misma manera así lo hacen hoy elementos como Machuca, que sin duda sabe hacer muy bien su trabajo de controlar el malestar laboral que generan las medidas de hambre del chavismo; no es por pura casualidad que reciba alabanzas tanto de oficialistas como de la oposición.
Los trabajadores no debemos tragarnos nuestra indignación, ni que ésta quede ahogada en la impotencia como sucede con las constantes manifestaciones de indignación de la población ante el abandono del chavismo ante la criminalidad y el deterioro de los servicios públicos. Los trabajadores no debemos ocultar nuestra indignación ante la pauperización que vivimos junto con nuestras familias, mientras los nuevos ricos del chavismo junto con los viejos ricos del pasado, muestran su nauseabunda riqueza nadando en los petrodólares que obtienen de la explotación de los trabajadores. La burguesía es una clase hipócrita, capaz de derramar lágrimas de cocodrilo por la miseria que viven los pobres tal como lo hace su gobernante de turno Chávez todos los domingos en la TV.
El proletariado, para acabar con la burguesía chavista y de la oposición, debe canalizar su indignación para fortalecer su identidad de clase, la solidaridad entre proletarios y su conciencia de que es la única clase que puede y debe liderar la lucha de los explotados para superar la barbarie a que nos somete el capital.
P. 15-10-05
i Esta opción no se debe descartar, ya que existe cierto maquiavelismo de la burguesía que la lleva a hacer acuerdos tras bastidores, sobre todo cuando las luchas representan una amenaza real contra el orden establecido, situación que no aplica en los actuales momentos.
ii Ver en Internacionalismo Nº 54 “El socialismo chavista: Nueva forma de redistribución de la miseria”.
iii Después de la elección de Chávez en 1998 ha habido 9 procesos electorales, y están anunciados elecciones parlamentarias y presidenciales, en diciembre de 2005 y 2006, respectivamente. Como podemos ver hay una verdadera intoxicación electoral.
iv Durante el régimen chavista el número de cooperativas ha crecido de 890 a 67000 de 1998 a junio de 2005. El Nacional, 11-06-05.
v Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Venezuela bajó del puesto 72 que ocupaba en el 2004 al 75 este año en el Índice de Desarrollo Humano que mide ingresos, esperanza de vida y alfabetización. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística organismo del gobierno ha cambiado el método para el cálculo de la pobreza, lo que le permitió disminuir el número de hogares pobres de 53,1% a 38,5% entre el primer semestre de 2004 y 2005: como vemos el gobierno “socialista” de Chávez está dispuesto a disminuir la pobreza así sea por decreto.
vi Según la Confederación de Trabajadores de Venezuela, de una población económicamente activa de 12 millones, sólo 4 millones tienen trabajo formal, más de 5 millones son trabajadores informales y hay más de 2 millones de trabajadores en desempleo.
Uno de los componentes ideológicos que nutre el llamado “socialismo del siglo XXI” es la defensa del legado étnico precolombino. De manera general, es también un tema propio de los Foros Sociales Mundiales y del movimiento altermundialista. Heinz Dieterich, uno de los gurú de este movimiento y animador del “socialismo” chavista, ha expresado a propósito de la celebración del V Centenario del “Descubrimiento de América”, que “ya estaba claro que la invasión de 1492 al hemisferio occidental había sido la primera globalización neoliberal de la naciente superpotencia europea” y que además el neoliberalismo contemporáneo es la “continuación orgánica de los 500 años de explotación de las burguesías atlánticas”. Según esta visión ahistórica, el sistema de explotación impuesto desde Europa por los conquistadores sería la expresión de la barbarie, la destrucción y el egoísmo, mientras que el capitalismo defendido por Chávez y sus acólitos, sería “más humano”, a tal punto que conduciría nada más y nada menos que al “socialismo”. El mismo Chávez ha explotado el sentimiento de rechazo hacia el genocidio perpetrado por los colonizadores sobre la masa indígena, para imponer una visión manipulada de la historia, la cual tiene en realidad la intención de hacer creer al proletariado, que una población privada de sus necesidades más básicas, orgullosa de ser pobre, hundida en la miseria y en la precariedad, iguales todos pero en pobreza, sería lo más cercano al “paraíso perdido” de las comunidades precolombinas, el estadio ideal en el cual no habría ambiciones ni egoísmo, valores propios del “neoliberalismo salvaje”. Nada más ajeno a la visión marxista, la cual ha explicado a través de su método, el materialismo histórico, no sólo las condiciones históricas en las cuales surge el capitalismo, sino también la necesidad de su derrocamiento por el proletariado, que se apoyará en la utilización de los avances en las fuerzas productivas alcanzadas por este sistema, para hacer posible la sociedad comunista, la cual, lejos de significar la precariedad y el imperio de la necesidad, será la sociedad de la abundancia.
Uno de los componentes ideológicos que nutre el llamado “socialismo del siglo XXI” es la defensa del legado étnico precolombino. De manera general, es también un tema propio de los Foros Sociales Mundiales y del movimiento altermundialista. Heinz Dieterich, uno de los gurú de este movimiento y animador del “socialismo” chavista, ha expresado a propósito de la celebración del V Centenario del “Descubrimiento de América”, que “ya estaba claro que la invasión de 1492 al hemisferio occidental había sido la primera globalización neoliberal de la naciente superpotencia europea” y que además el neoliberalismo contemporáneo es la “continuación orgánica de los 500 años de explotación de las burguesías atlánticas”. Según esta visión ahistórica, el sistema de explotación impuesto desde Europa por los conquistadores sería la expresión de la barbarie, la destrucción y el egoísmo, mientras que el capitalismo defendido por Chávez y sus acólitos, sería “más humano”, a tal punto que conduciría nada más y nada menos que al “socialismo”. El mismo Chávez ha explotado el sentimiento de rechazo hacia el genocidio perpetrado por los colonizadores sobre la masa indígena, para imponer una visión manipulada de la historia, la cual tiene en realidad la intención de hacer creer al proletariado, que una población privada de sus necesidades más básicas, orgullosa de ser pobre, hundida en la miseria y en la precariedad, iguales todos pero en pobreza, sería lo más cercano al “paraíso perdido” de las comunidades precolombinas, el estadio ideal en el cual no habría ambiciones ni egoísmo, valores propios del “neoliberalismo salvaje”. Nada más ajeno a la visión marxista, la cual ha explicado a través de su método, el materialismo histórico, no sólo las condiciones históricas en las cuales surge el capitalismo, sino también la necesidad de su derrocamiento por el proletariado, que se apoyará en la utilización de los avances en las fuerzas productivas alcanzadas por este sistema, para hacer posible la sociedad comunista, la cual, lejos de significar la precariedad y el imperio de la necesidad, será la sociedad de la abundancia.
En el proceso de acumulación originaria de capital1, jugaron un gran papel, como señalaba Carlos Marx, la conquista, la esclavización, el robo, el asesinato y la violencia; el descubrimiento de los yacimientos de oro y plata en América, el exterminio y sometimiento de la población indígena, “el saqueo de las indias orientales y la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros”, formaron parte fundamental de los albores de la producción capitalista. El avance económico del capitalismo en estos siglos se apoyó, por un lado, en la expropiación a la población campesina europea de las tierras de cultivo (el caso de Inglaterra es particularmente ilustrativo) y en el sometimiento de esa misma población por parte de la burguesía al régimen del trabajo asalariado, revistiendo estos hechos un carácter violento e inhumano, favorecidos por una legislación aplicada con especial rigurosidad en Francia e Inglaterra, que perseguía “a sangre y fuego a los expropiados”. Destaca Marx, que esta masa de población no pudo incorporarse, o ser absorbida por la industria manufacturera con la misma rapidez con que eran obligados a abandonar su acostumbrado modo de vida, por lo que muchos de ellos terminaron convirtiéndose en mendigos, vagabundos y ladrones. La burguesía, no conforme con haberlos desarraigado, los persiguió propinándole los castigos más horrorosos, ¡para que se pusieran a trabajar!2. Es decir, la violencia impuesta por la burguesía naciente en el continente europeo, fue complementada con la violencia practicada durante la conquista y colonización de las Indias Occidentales.
Es necesario tener en cuenta, que el régimen capitalista surgió en el seno la sociedad feudal y paulatinamente fue socavando las bases que la sustentaban: convirtió al siervo de la gleba en un “vendedor libre de fuerza de trabajo” despojándolo de todos sus medios de producción, “eliminó las reglamentaciones propias de los gremios que impedían el desarrollo de la producción y la libre explotación del hombre por el hombre.”3. La burguesía resultó entonces una nueva clase explotadora (suplantando a la vieja aristocracia feudal), producto de un largo desarrollo y de una serie de transformaciones en el modo de producción; la creación del mercado mundial se correspondía con esa necesidad de la burguesía de dar salida a sus mercancías; el crecimiento de las fuerzas productivas (perfeccionamiento de las técnicas de producción, así como los progresos en los medios de comunicación), abrió un amplio campo de acción a la burguesía, lo que le permitió incorporar nuevas regiones del mundo convertidas entonces en mercados potenciales. “No son pues los grandes descubrimientos los que traen consigo el desarrollo del capitalismo, sino, al revés, es el desarrollo del capitalismo en Europa lo que permite esos descubrimientos, ya sea en el plano geográfico, ya sea en el de las técnicas. Colón, como Gutemberg, es el producto del desarrollo histórico del capital.” (1492: “Descubrimiento de América”. La burguesía celebra 500 años de capitalismo. Revista Internacional N° 70, Corriente Comunista Internacional.)
Cabe preguntarse entonces, en qué situación se encontraba la población indígena que habitaba el continente americano al momento del contacto con los europeos. En principio, fueron los mismos progresos que materialmente lograron algunas tribus americanas, lo que les permitió conformar verdaderos imperios, como el Azteca o el Inca. A cada paso logrado en la apropiación de los recursos naturales, utilizando métodos cada vez más avanzados (ampliando así la producción para mantener una masa poblacional en crecimiento), correspondió un cambio en las relaciones sociales y de dominio político que se establecía no sólo al interior de éstas comunidades, sino también, con respecto a otras tribus. El dominio de zonas a través de la guerra, el saqueo o el sometimiento, se convirtió en un factor fundamental para el aprovisionamiento o la obtención de nuevas tierras cultivables; de igual manera el pago de tributos y la construcción de un complejo y eficiente sistema administrativo de recaudación, fueron aspectos importantes en la aparición de una autoridad central (Estado) manejado por un linaje que concentraba poderes militares y religiosos, sobre una comunidad de súbditos.4
De esta forma, la división en clases privilegiadas y tributarias, la guerra, el saqueo, el Estado, la esclavitud a que eran obligados los prisioneros de guerra, no eran desconocidos para estas culturas. Es cierto que no pueden compararse históricamente con los métodos de explotación y el control brutal del Estado capitalista actual. De igual manera, no se trata de subestimar la crueldad, el terror y el exterminio, como métodos para someterlas; sin embargo, tampoco se puede tener una visión según la cual, los hombres no sufrían ningún tipo de sojuzgamiento, eran tratados todos por igual y todo era armonía y felicidad. Cabe resaltar, que aun cuando las altas culturas centroamericanas, andinas o mexicanas lograron progresos en el crecimiento de las fuerzas productivas, eran sumamente vulnerables a los cambios climáticos naturales, a las enfermedades, haciendo de sus vidas una faena muy dura, al borde del peligro que representaban las hambrunas, las sequías o las inundaciones.
Por más que muchas de éstas culturas practicaran la solidaridad y la cooperación, ello no impidió que algunas desaparecieran como consecuencia del bajo desarrollo de las fuerzas productivas o de las guerras. Si llegaron a practicar una producción colectiva y un consumo que se efectuaba bajo un régimen de reparto directo de los productos, fue porque el desarrollo de las fuerzas productivas que habían alcanzado, hacían prácticamente imposible que un individuo pudiera actuar y subsistir separado de la comunidad; por consiguiente, era imprescindible un trabajo mancomunado para asegurar las necesidades más vitales y la protección frente a amenazas externas.
Cuando decimos que el capitalismo representa el mayor avance alcanzado por la humanidad en el desarrollo de las fuerzas productivas, expresado en un control cada vez mayor de las fuerzas naturales a través de los conocimientos científicos y la aplicación de éstos con creciente rigurosidad al campo de la producción, con lo que la humanidad ganó la posibilidad de librarse de la penuria, las enfermedades o el hambre (lo cual sólo será posible de manera definitiva tras la abolición del sistema capitalista y el desarrollo del comunismo), no estamos justificando el exterminio de etnias enteras durante la llamada “conquista y colonización de las indias occidentales”, o porque tengamos una visión “eurocentrista”, como podrían acusarnos los sectores de la izquierda del capital o izquierdistas que hoy hacen loas al “socialismo del siglo XXI”.
El llamado “descubrimiento” no puede verse sólo como el producto de la ambición de Colón o de los españoles, o como algo fortuito, que pudo o no haber pasado, ahorrándole a la humanidad el sufrimiento. Tal como lo explica Marx en el Prólogo de la contribución a la critica de la Economía Política, el modo de producción capitalista es la expresión de una serie de cambios en la producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas, a las cuales corresponden determinadas relaciones de producción. El capitalismo se sirvió de este desarrollo de las fuerzas productivas para imponerse, obligando a numerosas culturas a adoptar sus relaciones de producción, basadas en la explotación del trabajo asalariado.
Sin embargo, el capitalismo al igual que otras sociedades de clase del pasado no es eterno, ya que como agrega Marx en el texto antes citado: “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas y se abre así una época de revolución social.” Estas contradicciones se expresan, históricamente, desde el momento en que el capitalismo ya no puede encontrar nuevos mercados en los cuales reproducir sus relaciones de producción, agudizando así la crisis de sobreproducción, es decir, el hecho de que la producción de mercancías generadas es inmensamente mayor que la capacidad de los mercados existentes para absorberla. Ya a principios del siglo XX, la imposibilidad de encontrar nuevos mercados, debido a que las principales potencias desarrolladas de entonces ya se los habían repartido, marcan el final de la fase de ascendencia, abriendo un período de confrontación entre los países más desarrollados por un nuevo reparto de mercados, lo que llevó a la I Guerra Mundial, dando paso a la fase de decadencia, caracterizada por las confrontaciones bélicas y una destrucción cada vez mayor de fuerzas productivas. Llegado a ese punto, lo que le queda al capitalismo es explotar de manera más brutal los mercados existentes, llevando a las diferentes burguesías del mundo a arreciar la explotación y los ataques contra las condiciones de vida del proletariado. Tanto en su período de ascendencia como en la decadencia, el capitalismo es un sistema que ha vivido de la explotación del trabajo asalariado; es un sistema en el cual la acumulación de capital sólo se produce abaratando cada vez más la mano de obra, lo que resulta en un incrementando de la pobreza, el hambre y la miseria.
Sin embargo, no es suficiente que las condiciones históricas estén dadas para un cambio revolucionario de la sociedad, hace falta la acción de una clase que actúe como sujeto de transformación. Es el proletariado, o la clase asalariada, debido a que es la clase explotada y productora de la sociedad, capaz de desarrollar una consciencia revolucionaria, quien dará al traste con el capitalismo. La posibilidad del comunismo, se abrió desde el momento en que el capitalismo entró en decadencia, pero sólo será posible a través de una revolución proletaria mundial (no construyendo “paraísos socialistas” nacionales), que destruya de raíz las relaciones capitalistas de producción y disponga para beneficio de la humanidad, todos los avances de las fuerzas productivas alcanzadas hasta ahora, con lo cual el proletariado y demás capas explotadas de la sociedad podrán librarse del “imperio de la necesidad” y construir una sociedad donde reine la abundancia.
Según la visión de los teóricos del “socialismo del siglo XXI”, el capitalismo estaría acabado como experiencia civilizatoria, debido a que sólo ha dejado a su paso miseria y destrucción de pueblos y culturas. Las regiones periféricas del capitalismo, estarían en el atraso; la democracia realmente participativa habría sido truncada por el imperio de las transnacionales foráneas. La “solución” a esta situación sería un “socialismo adaptado” a nuestras necesidades.5. Se trata en fin de cuentas, de “hacer realidad” las promesas de emancipación (justicia, libertad, igualdad social, democracia) que prometió el pensamiento ilustrado burgués. No pretende acabar en el fondo, ni con la propiedad privada (sólo plantea su sustitución en términos jurídicos por la propiedad colectiva en manos del Estado), ni con la explotación del trabajo asalariado, ni las relaciones mercantiles, que son los fundamentos del capitalismo, sólo pugna por hacerlas “más justas”, “más humanas”, “más adaptadas”, a las especificidades venezolanas.
En el mito chavista del “socialismo” sólo existen pobres contra ricos, naciones poderosas contra naciones pobres. Constituye una visión ahistórica, (aun cuando presume de “marxista”) que llega hasta el extremo de remontar el neoliberalismo, ¡nada más y nada menos que al siglo XV! como lo ha expresado “brillantemente” Heinz Dieterich. Para nada cuenta el análisis de la evolución de las fuerzas productivas y la forma como esta situación se expresó en determinadas fases por las que ha atravesado el capitalismo. Las contradicciones del capitalismo serían “solucionables” precisamente a través de la “profundización de la democracia”, es decir, manteniendo la dominación ideológica y la explotación de la burguesía sobre el proletariado. Ya este último no sería el sujeto histórico de transformación, sino que lo serían los desposeídos, los marginados, los excluidos, consistiendo dicha transformación en la “conquista de la democracia”. No sólo es una visión ahistórica sino retrógrada y fundamentalista, al pretender que “la vía al socialismo” sería posible imitando sociedades del pasado. En esto consiste la “novedosa teoría del socialismo del siglo XXI” un verdadero veneno para el proletariado, que nada tiene que ver con una visión de clase, marxista.
Para mantenerse como clase explotadora y tener un dominio ideológico sobre el proletariado, la burguesía ha creado la ilusión de la democracia, de la igualdad social, de la justicia. No es incorporándose a la legalidad burguesa (inclusión de los derechos de los pueblos indígenas en la constitución bolivariana) como éstos van a poder salir del abandono, de la miseria a que han sido reducidos por el capitalismo. No es soñando con “paraísos perdidos” que el proletariado va a poder librarse de la explotación capitalista; no es viendo con nostalgia el pasado, emulando estadios históricos donde reinaba la necesidad y la precariedad que podrá construir una perspectiva de transformación real y de futuro. El capitalismo una vez que destruyó las culturas precolombinas, imponiendo sus relaciones de producción, fue incapaz de incorporarlas a su sistema, cayendo éstas en una situación en la cual quedaron privadas de todo medio de subsistencia, condenadas a convertirse muchas de ellas en masas de indigentes que hoy deambulan por las calles de las principales ciudades del país. No serán las lágrimas de cocodrilo, ni la apología de su lucha contra los invasores que hoy pregonan hipócritamente Chávez y sus acólitos lo que las sacará de esta situación; sólo la lucha del proletariado, cuyo objetivo es la destrucción del capitalismo y de sus instituciones, es la única vía no sólo para liberarlas de ésta pesadilla, sino para construir el socialismo. La solidaridad del proletariado no se limita a la cooperación propia de la subsistencia, para soportar resignadamente la explotación; la destrucción de la explotación y la barbarie capitalistas son la mayor y más genuina expresión de la solidaridad de clase.
Aug., Octubre 2005
1 “Por tanto, el proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte convierte en capital los medios sociales de vida y de producción, mientras de otra parte convierte a los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción.” C. Marx, La llamada Acumulación Originaria .El Capital. Tomo I. Cap. XXIV
2 Estas leyes fueron aplicadas en Europa entre los siglos XV y XVIII. Como un ejemplo de lo que contemplaban, un estatuto aprobado durante 1752 en Inglaterra establecía que: “Los mendigos sin licencia y mayores de catorce años serán azotados sin misericordia y marcados con un hierro candente en la oreja izquierda, caso de que nadie quiera tomarlos durante dos años a su servicio.” Marx, La acumulación Originaria.
3 En el “Prólogo de la contribución a la critica de la economía política”, Marx señala que ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas contenidas en su seno y que jamas aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua . La ampliación de las rutas comerciales, la producción manufacturera, la conversión del dinero en capital, fueron progresos que mostraban el desarrollo de las fuerzas productivas, siendo el signo de que un nuevo modo de producción estaba surgiendo y con el una nueva clase explotadora, la burguesía. Este desarrollo de las fuerzas productivas se veía obstruido, por el antiguo aislamiento y autarquía del modo de producción feudal, lo que condujo a su decadencia y definitiva desaparición.
4 “Los mexica (etnia o pueblo que formó la base de la civilización azteca), debieron asegurar el suministro de los productos de primera necesidad y la vía que escogieron fue la conquista. De esta forma fueron obteniendo tierras en que sembrar y aseguraron la reproducción del sistema. A ese motivo obedecen la prolongada guerra contra Chalco y la conquista de Huaxteca. Ambas siguieron a agudas crisis de hambre en la metrópoli. El tributo proporcionó al estado un elevado volúmen de ingresos. Cada una de las 38 provincias tenía asignada una cantidad en la que figuraban alimentos (maíz, frijol, chía), objetos de lujo, textiles, materias primas y mercancía-moneda.” Historia de Iberoamérica. Prehistoria e Historia Antigua. Sociedad para la Conmemoración del V centenario del descubrimiento (1992). Editorial Critica. Tomo I. (p.380). En el caso de los Incas, tenemos que: “Parece ser que el móvil principal de las conquistas incaicas fue el ansia de poder, el ideal imperialista, pues ningún enemigo los amenazaba seriamente. , ni se hallaban necesitados de más espacio vital para asegurar su subsistencia. Los ejércitos incaicos, lo mismo que otros ejércitos imperialistas ,estaban formados en gran parte por tropas reclutadas entre los pueblos sometidos.”. Arellano, F. (1986). Una Introducción a la Venezuela Prehispánica. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello.
5 “Apoyados en la experiencia histórica, podríamos demostrar que la forma capitalista utilizada en Venezuela hasta el presente no tiene capacidad para eliminar la pobreza, la desigualdad y la injusticia social y , en consecuencia, no es viable para construir una verdadera democracia; ello ha demostrado que ésta sólo puede ser lograda por y en un socialismo originalmente nuestro, que responda a nuestras propias especificidades.”. Mario Sanoja . El Socialismo venezolano del siglo XXI. Cultura y procesos económicos. Question N° 37, Julio 2005
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