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Economía - ¿Por qué la crisis de la deuda?
PRI, PAN, PRD… no nos representan - Democracia Real Ya… ¡tampoco!
La evaluación universal en México - Se agudiza la explotación sobre los maestros
Los “gobiernos de coalición” - Benefician a la burguesía, no al proletariado
Las elecciones - La madre de todos los engaños contra los trabajadores
Nicaragua - La reelección sandinista fortalece la explotación obrera
Represión y muerte en Guerrero - La burguesía es una clase de asesinos sangrientos
Bilan no 42 - Antonio Gramsci
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La vida de los asalariados está marcada por la explotación y la miseria. Y cuando la crisis se acelera la clase dominante degrada aún más las condiciones de vida de los explotados, agrandando los sufrimientos y las penurias. Una muestra descarnada de esto son los ataques dirigidos en contra de los trabajadores de la educación. Se trata de una prueba más de las "respuestas" de la burguesía ante la crisis: los profesores diariamente en las aulas desarrollan duras faenas que consumen sus fuerzas y absorben su vida; y a cambio de ello reciben un salario directo e indirecto cada vez más degradado, una cascada de nuevos e inútiles trámites burocráticos y una escandalosa campaña acusándolos de "ineficientes y flojos". La clase dominante afirma que estas violentas medidas se justifican por el "bien de la educación"... ¡Pero vemos que dichas medidas son similares a las que ya se aplican o se pretenden aplicar a trabajadores de otros sectores e incluso de otros países! Por ejemplo en Grecia se ha anunciado una reducción directa y general del salario en 22 %, y para los jóvenes menores de 25 años en 32 %. En Europa entera se ha impuesto el retraso de la jubilación. En los E.U.A., la tasa oficial de desempleo es de 8.5 %, pero si se añaden los miles de desempleados que no han tenido la oportunidad de encontrar trabajo y por tanto ya no pueden cobrar el seguro de desempleo, la tasa de desocupados se eleva hasta cerca del 20 %.
En México no sólo se agrede a los profesores, a los trabajadores del IMSS se les viene amenazando con "ajustar" el sistema de contratación para facilitar el despido... Cada plan o medida que los Estados aplican, dicen que es para mejorar la vida de los trabajadores... ¡Mentiras! Con desempleo, bajos salarios y altas cargas laborales el único objetivo es mejorar la ganancia capitalista.
Los ataques que se preparan contra los profesores son en realidad una continuación de los golpes dados en 2007 a través de la "Reforma a la Ley del ISSSTE". En ese entonces, los trabajadores buscaron organizarse y expresaron su descontento mediante la movilización. Pero se les desunió y desmovilizó fomentando la esperanza en los amparos jurídicos y en los alegatos y "buenos oficios" de los diputados y abogados de todo tipo. Así, condujeron todo el descontento al impotente camino del amparo ante la ley burguesa donde cada trabajador está solo frente al Estado. ¡Estado que por otra parte no sólo legitima y administra sino que pone en marcha esos mismos ataques!
Si ese golpe logró pasar, fue porque la burguesía, a través de sus acólitos, logró imponer la desarticulación de la combatividad. Esa es una lección que debe estar presente entre los trabajadores que hoy están intentando expresar su descontento: una lucha aislada, donde cada uno se encuentra desnudo ante los ataques, está destinada al fracaso.
La "Evaluación Universal" no es sino un apéndice del proyecto "Alianza por la Calidad de la Educación" (ACE). Este proyecto no sólo pretende imponer un sistema de evaluación que lleva a los docentes a competir entre sí y restringir las plazas. Además busca incrementar cargas de trabajo, aplastar los salarios, adecuar las formas para asegurar despidos rápidos con "bajos costos"y afectar las jubilaciones.
El contenido general de esta medida forma parte del proyecto que se intenta aplicar a todos los asalariados mediante la "Reforma a la ley del trabajo". Por eso no puede ser entendida como un problema gremial, ¡es un ataque general hacia todos los trabajadores y por eso requiere una respuesta de todos! La burguesía se adelanta para impedir esta unidad; por ello ha desatado una campaña de desprestigio en contra de los maestros, para dejarlos aislados e impedir la solidaridad y la unidad de los combates.
La burguesía siempre apuesta a dividir, siempre presenta un problema como exclusivo de una parte de los trabajadores. Recordemos cómo el golpe a los trabajadores de Luz y Fuerza lo justificó diciendo que estos eran "ineficientes y privilegiados". Ahora esa campaña se repite diciendo lo mismo de los maestros. Y pronto esa cantaleta se reciclará y se usará contra otros sectores de la clase trabajadora. Así, la burguesía va atacando sector por sector para aislar, confundir y dividir, nulificando todo combate.
El sector de los maestros es de los primeros en ser atacado. Pero la crisis es tan severa que exige a la burguesía implantar simultáneamente las mismas medidas en el sector privado o público; como ya lo está intentando con los trabajadores del IMSS. Y para enfrentar estos ataques requerimos de una respuesta unida. Dicha unidad sólo será posible si los trabajadores logran auto-organizarse y extender su lucha. El descontento y la lucha no deben quedarse en un solo sector, como el problema individual de un gremio. Si eso ocurre, los ataques pasarán, sector por sector.
Por eso es vital crear un solo movimiento en el que estén integrados todos los trabajadores sin importar el sector en el que laboren, sin importar si son jubilados o desempleados. De esa manera la masividad y la extensión harán que el descontento se unifique en una misma lucha. Los maestros o cualquier otro sector en lucha, deben dirigirse a sus hermanos de clase de otros sectores para discutir, reflexionar y organizar respuestas conjuntas. De esa manera el combate se extiende y no queda ahogado entre las paredes del gremio. No se trata sólo de sumar a "padres de familia" y quedarse encerrados en la estrechez de la escuela. Se trata de buscar la solidaridad y la unidad de todos los explotados para extender la lucha.
Las condiciones de miseria de los trabajadores son cada día mayores y el descontento va en aumento. Frente a eso el Estado y su aparato harán todo lo posible por crear la división. Su trampa más usada es imponer la separación en gremios, secciones o en siglas sindicales. Intentarán desviar el combate hacia senderos falsos, como "el juicio a Gordillo", "la democracia sindical", la "defensa de la economía nacional" o el apoyo a algún "candidato redentor". La clase dominante buscará imponer estas consignas para desviar el descontento y hacer que pasen los golpes. Así mismo imponen voceros y negociadores que dicen hablar en nombre de los trabajadores, pero que sólo buscan colocar su punto de vista que es el de la burguesía y su Estado, impidiendo la solidaridad entre los explotados.
Para agrupar el descontento e impulsar nuestra lucha como trabajadores, requerimos ante todo un lugar de reflexión abierta y colectiva. Donde asistamos no para escuchar los discursos de los de siempre que al final imponen decisiones, impidiendo la discusión de todos. Se requieren Asambleas Generales abiertas a todos, en los centros de trabajo, en las plazas públicas. Asambleas en las que los trabajadores podamos hablar, debatir libremente y definir las orientaciones de nuestra lucha. Además, estas mismas Asambleas deben romper el aislamiento e informar sus resolutivos, buscando fomentar la extensión y articulación de las luchas y del descontento general.
Debemos reconocer y enfrentar como una trampa todo aquello que nos divida o nos lleve al alejamiento de los demás explotados. La unidad y solidaridad son la gran fuerza de los trabajadores, por eso la burguesía busca impedir que éstas se desarrollen.
Lo que permitirá la solidaridad y unidad de clase es el debate sobre los problemas que viven todos los trabajadores y la integración de sus diversos sectores en un mismo combate. La fuerza proletaria, sustentada en su unidad y solidaridad, nos recuerda que el futuro pertenece a la clase trabajadora. Pero no se trata del futuro ilusorio de las elecciones, de las mentiras del capitalismo que nos dice que su crisis tiene solución. Se trata de un futuro de lucha contra esta sociedad de explotación que si no es combatida, nos arrastrará a todos a una barbarie sin precedente.
¡A crear las Asambleas Generales para reflexionar colectivamente y preparar la lucha!
¡Qué todo el descontento se unifique
y que la lucha se extienda!
Proletarios de todos los países, ¡uníos!
Marzo de 2012
Revolución Mundial
Sección en México
de la Corriente Comunista Internacional
Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que los revolucionarios solo encontraban escepticismo o eran ridiculizados cuando afirmaban que el sistema capitalista iba al desastre. Hoy, son los más fervientes partidarios del capitalismo los que dicen: “el caos está ahí, justo delante de nosotros” ([1]) (Jacques Attali, ex colaborador muy cercano del Presidente Mitterrand, ex Director del BERD ([2]) y ahora asesor del Presidente Sarkozy). “Yo creo que no se da cuenta que dentro de dos días o una semana, nuestro mundo podría desaparecer. Es el Armagedón… Estamos muy acerca de una gran revolución social” (Jean-Pierre Mustier, director de banco, anteriormente en la Société générale) ([3]). No es con regocijo que estos defensores del capitalismo admiten que su ídolo está moribundo. Están, evidentemente, inconsolables, especialmente cuando descubren que las soluciones que se están considerando para salvarlo son poco realistas. Como lo observó el periodista que informó de los comentarios de Jean-Pierre Mustier: “es peor el remedio que la enfermedad”. ¡Y con razón!
Esto aplica ciertamente para aquéllos que, a pesar de su lucidez sobre la perspectiva del capitalismo, consideran que no hay otro sistema posible para la humanidad que pueda proponer soluciones a la catástrofe que se abate hoy sobre la humanidad. Porque no hay solución a las contradicciones del capitalismo DENTRO del mismo sistema. Las contradicciones que enfrenta son insuperables porque no provienen de su “mala gestión” por tal o cual gobierno o por las “finanzas internacionales”, sino simplemente de las leyes sobre las cuales fue fundado. Es únicamente saliendo de estas leyes, reemplazando al capitalismo por otra sociedad, que la humanidad podrá superar el desastre en que ella se hunde inexorablemente. Y es solamente dándose esta perspectiva como realmente se puede comprender la naturaleza y los retos de la crisis del capitalismo.
En nuestro artículo “ La crisis de la deuda: ¿por qué?”, damos elementos para comprender las verdaderas raíces de la crisis histórica del sistema capitalista.
Se puede resumir como sigue:
La característica principal de este sistema es la producción de mercancías para la obtención de ganancias. La producción de mercancías ya existía en las sociedades que le precedieron, pero ésta tenía un peso secundario en relación al conjunto de toda la vida económica. En el capitalismo, la primera preocupación de cualquier patrón es: “que puedo producir y a qué precio para que pueda venderse en un mercado para que saque una ganancia?” En la lógica capitalista, una mercancía es producida para un mercado y que debe satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad es solo secundaria. Esta lógica ha permitido al capitalismo impulsar progresos significativos en la productividad del trabajo, para reducir considerablemente el precio de las mercancías y, gracias a esto, conquistar el mundo entero. Pero es ahí donde está el meollo del asunto: el capitalismo solo puede continuar su expansión vendiendo parte de las mercancías producidas fuera de su propia esfera. Es por ello que, desde sus inicios, se lanzó a las conquistas coloniales, y que han conocido su mayor escalada en el siglo XIX, “época dorada” del capitalismo. Con sus armas, los propios países capitalistas han abierto mercados en todo el planeta y se los han repartido y cuando ese reparto se acabó, entraron en guerra unos contra otros para ampliar o mantener sus conquistas. Es la causa última de las dos guerras mundiales atroces que ha conocido el siglo XX. Hoy en día, si el capitalismo se hunde bajo una montaña de deudas, es porque por más de cuatro décadas vendió su producción a crédito en la ausencia de suficientes mercados solventes. El endeudamiento generalizado no es la causa de las convulsiones actuales del capitalismo, al contrario, fue una manera de evitar que estas convulsiones se dieran con anterioridad. Pero este medio solo podía posponer el plazo fatal y nunca inyectar una nueva juventud a este sistema moribundo. La humanidad no puede salir del atolladero en el que se hunde día tras día, no puede evitar la atroz barbarie que el capitalismo le ofrece mas que liberándose de este sistema y reemplazándolo con un tipo de sociedad que funcionará de acuerdo con leyes radicalmente diferentes.
Es atacando las leyes que están en el corazón del funcionamiento del capitalismo y de sus contradicciones como la humanidad podrá salir del impasse. En primer lugar deberá abolir la producción para el mercado y reemplazarla por una producción cuyo único objetivo sea la satisfacción de las necesidades humanas. Hoy estamos ante un verdadero absurdo: en todos los países la pobreza avanza, la mayoría de la población se ve obligada a privarse cada vez más de lo necesario, no porque el sistema no produzca lo suficiente, sino porque produce demasiado. Se paga a los agricultores que reduzcan su producción, se cierran empresas, se despiden empleados en masa, se condena al desempleo a proporciones considerables de trabajadores jóvenes, incluso a los que han hecho largos años de estudios y, junto a esto, se obliga a los explotados a apretarse más el cinturón. La miseria y la pobreza no son el resultado de la falta de mano de obra capaz de producir, de una falta de medios de producción. Son las consecuencias de un modo de producción que se ha convertido en una calamidad para la especie humana. Será solo rechazando radicalmente la producción para el mercado, mediante la supresión de todos los mercados, como el sistema que deberá reemplazar al capitalismo podrá realizar el lema: “de cada cual según capacidad, a cada cual según su necesidad”.
La pregunta que surge es: “¿Cómo lograr tal sociedad?” “¿Qué fuerza en el mundo es capaz de tomar a cargo tal trastrocamiento de toda la vida de la humanidad?” Está claro que tal transformación no puede venir de los capitalistas o de los gobiernos existentes, los cuales, TODOS, independientemente de su color político, defienden el sistema y los privilegios que éste les ofrece. Sólo la clase explotada del capitalismo, la clase de los asalariados, el proletariado, puede realizar tal transformación. Esta clase no es la única que sufre la pobreza, la explotación y la opresión. Hay por todo el mundo multitudes de campesinos pobres que también son explotados y viven en la extrema pobreza a menudo mucho más cruel que la de los proletarios de su país. Pero su lugar en la sociedad no les permite asumir la construcción de una nueva sociedad, aunque podrían obviamente también estar interesados en ese cambio. Cada vez más arruinados por el sistema capitalista, estos pequeños productores aspiran a dar vuelta atrás a la rueda de la historia, para volver a la época bendita donde podían vivir de su trabajo y cuando las grandes empresas agroalimentarias no les quitaban el pan de la boca. Otra cosa son los productores asalariados del capitalismo moderno. Lo que está a la base de su explotación y de su miseria es el salario, es el hecho de que los medios de producción están en manos de la clase capitalista (bajo la forma de capitales privados o capitales del Estado) y que la única manera de ganar su pan y su techo es vendiendo su fuerza de trabajo a los poseedores del capital. Por lo tanto, la abolición de su explotación es la eliminación del trabajo asalariado, es decir, la compra y venta de la fuerza de trabajo. En otras palabras, la aspiración profunda de la clase de productores asalariados, aunque la mayoría de sus miembros no es todavía consciente, es abolir la separación entre productores y medios de producción que caracteriza al capitalismo y de abolir las relaciones mercantiles a través de las cuales son explotados y que justifican permanentemente los ataques contra sus ingresos ya que, como dice el patrón (y todos los gobiernos) “debemos ser competitivos”. Por lo tanto se trata para el proletariado de expropiar a los capitalistas, de tomar control colectivamente del conjunto de la producción mundial para hacerla un medio para satisfacer realmente las necesidades de la especie humana. Esta revolución, ya que es de esto de lo que se trata, necesariamente afectará todos los órganos que el capitalismo se ha dado para establecer y preservar su dominación en la sociedad, en primer lugar sus Estados, sus fuerzas de represión, pero también todo el aparato ideológico diseñado para convencer a los explotados, día tras día, que no hay otro sistema posible que el capitalismo. La clase dominante está bien decidida a impedir por todos los medios la “gran revolución social” que se cierne sobre el banquero que hemos citado arriba y muchos de sus compañeros.
El trabajo será enorme. Las luchas que ya se han emprendido contra el agravamiento de la pobreza en países como Grecia y España son solo un primer paso necesario, preparativos del proletariado para derrocar al capitalismo. Es en estas luchas, en la solidaridad y la unión que permiten para desarrollar, es en la toma de conciencia que éstas favorecerán la necesidad y la posibilidad de derrocar un sistema cuya quiebra será cada día más evidentes, es en estos combates donde los explotados forjarán las armas necesarias para la abolición del capitalismo y el establecimiento de una sociedad libre finalmente de la explotación, la miseria, las hambrunas y las guerras.
El camino es largo y difícil, pero no hay ningún otro. La catástrofe económica que se avecina y despierta tanta preocupación en los medios de comunicación de la burguesía significará para el conjunto de los explotados de la tierra un terrible deterioro de sus condiciones de existencia. Pero también esto va a permitir que se impliquen en el camino de la revolución y de la liberación de la humanidad.
Fabienne, 7 de diciembre 2011
La economía mundial está al borde del precipicio. La amenaza de una gran depresión, incluso peor que la de 1929, se vuelve cada vez más apremiante, incluso opresiva. Bancos, empresas, municipios, regiones, incluso los Estados ahora son empujados hacia la quiebra, la bancarrota. Los medios de comunicación no hablan más que de “la crisis de la deuda”.
El siguiente gráfico representa la evolución de la deuda mundial desde 1960 (1) hasta nuestros días. Esta deuda se expresa como un porcentaje del PIB mundial.
Según este gráfico, en 1960, la deuda era igual al PIB (100 %). En 2008, es 2,5 veces superior (250 %). En otras palabras, hoy, un reembolso completo de la deuda global contratada desde 1960 ¡sería toda la riqueza producida en año y medio de la economía mundial!
Esta evolución es espectacular en los llamados países “desarrollados”, como se muestra en el gráfico siguiente que representa la deuda pública de los Estados Unidos.
En los últimos años, ¡la acumulación de la deuda pública es tal que la curva de su evolución, visible en el gráfico anterior, es vertical! Esto es lo que los economistas llaman el “muro de la deuda”. Y es por este muro que el capitalismo ha sido duramente golpeado. ([1])
Era fácil ver que la economía mundial terminaría golpeando finalmente este muro. Entonces, ¿Por qué todos los gobiernos del planeta, ya sean de derecha o izquierda, extrema izquierda o extrema derecha, supuestamente “liberales” o “estatista”, no hicieron más que facilitar el crédito, ahondar los déficits, pugnar activamente por el aumento de la deuda de los Estados, empresas y hogares desde hace más de medio siglo? La respuesta es simple: no tenían otra opción. Si no lo hubieran hecho, la terrible recesión a la que entramos hoy habría comenzado a principios de la década de 1960. En realidad, hace décadas que el capitalismo vive, o mejor dicho sobrevive gracias al crédito. Para comprender el origen de este fenómeno, hay que penetrar, como Marx, “el gran secreto de la sociedad moderna: la producción de la plusvalía”. Aquí, se impone un pequeño viaje teórico.
El capitalismo lleva en sí, desde siempre, una especie de enfermedad congénita: produce una toxina en abundancia que su cuerpo no puede eliminar, la sobreproducción. Produce más mercancías de las que el mercado puede absorber. ¿Por qué? Tomemos sólo un ejemplo didáctico: un trabajador que trabaja en una cadena de montaje o detrás de una microcomputadora y, al final del mes cobra 800 €. De hecho, lo que ha producido no es el equivalente de 800 euros que recibe, sino el valor de 1600 euros. Ha realizado trabajos no pagados o, en otras palabras, un plus valor. ¿Qué hace el capitalista con los 800 euros que ha robado a los obreros (siempre que sea capaz de vender la mercancía)? Una parte es para su consumo personal, digamos 150 euros. Los 650 euros restantes, los reinvierte en el capital de su empresa, la mayoría de las veces bajo la forma de compra de máquinas más modernas, etc. Pero ¿por qué el capitalista procede así? Porque económicamente está obligado a hacerlo. El capitalismo es un sistema competitivo, debe vender productos más baratos que el vecino que produce el mismo tipo de productos.
En consecuencia, el patrón no solo debe reducir sus costos de producción, es decir, los sueldos, sino también usar una proporción cada vez mayor del trabajo sin pago al trabajador para la prioritaria reinversión en máquinas más eficientes para aumentar la productividad. Si no es así, no se puede modernizar y tarde o temprano su competidor, que lo hará, podrá vender más barato y va a ganar el mercado. El sistema capitalista es así afectado por un fenómeno contradictorio: a no pagar a los trabajadores el equivalente de lo que realmente aportaron como trabajo y los patrones a renunciar a consumir una gran parte de la ganancia extraída, el sistema produce más valor del que se puede distribuir. Nunca, ni los trabajadores ni los capitalistas juntos pueden por lo tanto absorber solos todos los bienes producidos. El capitalismo debe vender este excedente de mercancías fuera de la esfera de su producción a los mercados aún no conquistados por las relaciones capitalistas de producción, los mercados llamados extra capitalistas. Si no lo logra, hay una crisis de sobreproducción.
Se encuentra aquí resumida en algunas líneas una parte de las conclusiones a las cuales arribaron los trabajos de Karl Marx en El Capital y Rosa Luxemburgo en La acumulación del capital. Para ser más concisos aún, he aquí sintetizados algunos puntos de esta teoría de la sobreproducción:
• El capital explota a los obreros (en otras palabras sus salarios son menos importantes que el valor real que ellos crean por su trabajo).
• El capital puede vender sus productos con ganancias, a un precio que, más allá del salario del trabajador y el plus valor, incluirá también la amortización de los medios de producción. ¿Pero la pregunta es: a quién?
• Por supuesto, los trabajadores compran estas mercancías… con sus salarios. Por lo tanto, queda aún una buena parte por vender. Su valor es equivalente al trabajo de los trabajadores que no les ha sido pagado. Esta tiene el poder mágico para el capital de generar ganancias.
• Los capitalistas también consumen… y por lo general no son infelices. Pero ellos solos no pueden comprar todas las mercancías portadoras de valor. Esto no tendría sentido. El capital no puede comprarse a sí mismo sus mercancías para hacer ganancias. Sería como si tomara dinero de su bolsillo izquierdo para meterlo en el derecho. Nadie se enriquece así, dirán los pobres.
• Para acumular, para desarrollarse, el capital debe encontrar compradores distintos de los trabajadores y capitalistas. En otras palabras, debe encontrar oportunidades fuera de su sistema, bajo pena de encontrarse con mercancías sin vender en los brazos y solo saturan el mercado: ¡es la “crisis de sobreproducción”!
Esta “contradicción interna” (esta tendencia natural a la sobreproducción y esta obligación a buscar constantemente oportunidades externas) es una de las raíces del dinamismo increíble de este sistema los primeros días de su existencia. Desde su nacimiento en el siglo XVI, el capitalismo tuvo que vincular el comercio con todas las esferas económicas alrededor de él: la antigua clase dirigente, los campesinos y artesanos de todo el mundo. En los siglos XVIII y XIX, las principales potencias capitalistas participan así en una verdadera carrera para conquistar el mundo; gradualmente comparten el planeta en colonias y forman verdaderos imperios. De vez en cuando, se encuentran codiciando el mismo territorio. Los menos poderosos deben retirarse a buscar otro rincón de la tierra para obligar a su población a comprar sus mercancías. Es así que las economías arcaicas se transforman y son integradas poco a poco al capitalismo. No sólo las economías de las colonias son cada vez menos susceptibles de representar una salida para las mercancías procedentes de Europa y los Estados Unidos, sino a su vez, generan incluso una sobreproducción.
Esta dinámica del capital en los siglos XVIII y XIX, esta alternancia de las crisis de sobreproducción y períodos de prosperidad y expansión, así como la progresión inexorable del capitalismo en su decadencia, Marx y Engels la han descrito magistralmente: “una epidemia que, en cualquier otro momento, habría parecido un absurdo, se abate sobre la sociedad, la epidemia de la superproducción”. La sociedad repentinamente se encuentra reducida a un estado de barbarie momentánea; parece que una hambruna, una guerra de exterminio le hubiese cortado todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados. ¿Y por qué? “Porque la sociedad tiene demasiada civilización, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio” ([2]).
• En esta época sin embargo, debido a que el capitalismo estaba en pleno crecimiento, podía simplemente conquistar nuevos territorios, cada crisis daba lugar a un nuevo período de prosperidad. “Empujado por la necesidad de mercados siempre más amplios para sus productos, la burguesía invade toda la superficie del globo. Debe incrustarse en todo el mundo, construir y establecer relaciones en todas partes. El precio de las mercancías es la artillería pesada con la que derriba todas las murallas de China y obtiene la capitulación de los bárbaros incluso más xenófobos. Obliga a todas las naciones, bajo pena de extinción, a adoptar el modo burgués de producción; Les obliga a importar con ellos lo que llaman civilización, dicho de otra forma, hacen naciones burguesas. En una palabra, crea un mundo a su imagen...” ([3]).
• Pero ya en aquel momento, Marx y Engels percibían en estas crisis periódicas algo más que una simple crisis cíclica eterna que llevaría siempre a la prosperidad. Ellos veían la expresión de contradicciones profundas que minan el capitalismo. Con “la conquista de nuevos mercados, [la burguesía] prepara crisis más amplias y profundas, mientras se reducen los medios para prevenirla” ([4]). O: “en tanto la masa de los productos crece y por lo tanto también la necesidad de mercados más amplios, el mercado mundial se contrae cada vez más; cada vez menos mercados permanecen disponibles para la explotación, ya que cada crisis precedente sometió al mundo comercial a un mercado no conquistado o superficialmente explotado” ([5]).
Pero nuestro planeta es sólo una pequeña pelota redonda. A comienzos del siglo XX, se conquistaron todos los territorios y grandes naciones históricas del capitalismo compartieron el mundo. A partir de este momento no se trata ya de nuevos descubrimientos, sino de tomar por la fuerza militar, los territorios dominados por las naciones competidoras. No se trata ya de una raza en África, Asia o América, sino de entablar una guerra despiadada por defender sus áreas de influencia y capturar a fuerza de cañonazos las de sus competidores imperialistas. Es una verdadera cuestión de supervivencia para las naciones capitalistas. No es una casualidad que Alemania, con muy pocas colonias y dependiente de la buena voluntad del Imperio británico para el comercio en sus territorios (dependencia insostenible para una burguesía nacional), provoca la Primera Guerra Mundial en 1914. Alemania se muestra más agresiva debido a la necesidad de hacer lo que más tarde explícitamente formulará Hitler en la marcha hacia la Segunda Guerra Mundial: “Exportar o morir”. Por lo tanto, el capitalismo, después de cuatro siglos de expansión, se convierte en un sistema decadente. El horror de las dos guerras mundiales y la gran depresión de la década de 1930 será una dramática prueba irrefutable. Sin embargo, incluso después de agotar los mercados extra capitalistas que permanecieron aún en la década de 1950, el capitalismo no se había sumido en una crisis de sobreproducción mortal. Después de más de cien años de agonía lenta, este sistema sigue de pie, titubeante, trastabillando pero de pie. ¿Cómo sobrevive? ¿Por qué su cuerpo aún no está completamente paralizado por la toxina de la sobreproducción? Es aquí que el uso de la deuda entra en juego. La economía mundial ha logrado evitar una dramática caída recurriendo más y más masivamente a la deuda. Así, fue capaz de crear un mercado artificial. Los últimos 40 años se pueden resumir en una serie de recesiones y relanzamientos financiados a golpes de crédito. Y no se trata solamente de apoyar el “consumo doméstico” por la vía de las ayudas estatales…No, los propios Estados también están endeudados para mantener artificialmente la competitividad de su economía frente a otras naciones (directamente mediante el financiamiento de una inversión en infraestructura, préstamos a los bancos a la tasa más baja posible, por lo que estos a su vez pueden prestar a las empresas y a los particulares). Las válvulas del crédito fueron abiertas, el dinero comenzó a fluir y, poco a poco todos los sectores de la economía se encuentran en una situación clásica de endeudamiento: cada día más y más nuevas deudas deben ser contraídas para… pagar las deudas del pasado. Esta dinámica inevitablemente condujo a un callejón sin salida. El capitalismo global está hoy en la parte inferior de este callejón sin salida, frente al “muro de la deuda”.
Por analogía, la deuda es al capitalismo lo que la morfina es para un enfermo terminal. Al usarla, la crisis es temporalmente superada, el sufrimiento calma momentáneamente. Pero poco a poco, la dependencia a estas dosis cotidianas aumenta. El resultado, inicialmente salvador, comienza a ser nocivo… ¡hasta la sobredosis!
La deuda del mundo es un síntoma de la decadencia histórica del capitalismo. La economía mundial ha sobrevivido con el apoyo de créditos desde la década de 1960, pero hoy las deudas están en todas partes del cuerpo, saturan todas las partes del cuerpo, cada célula del sistema. Más y más bancos, empresas, municipios, Estados están y se declararán insolventes, incapaces de pagar sus préstamos.
El verano de 2007 ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la decadencia del capitalismo iniciada en 1914 con la primera guerra mundial. La capacidad de la burguesía para enlentecer el desarrollo de la crisis por el uso del crédito cada vez más masivo ha finalizado. Ahora, los temblores se van a suceder uno a otro sin que exista un estímulo o respiro real. La burguesía será incapaz de encontrar una solución real y duradera a esta crisis, no porque repentinamente se vuelva incompetente sino porque es un problema sin solución. El capitalismo no puede resolver la crisis del capitalismo. Porque, como hemos tratado de demostrar, el problema es el capitalismo, el sistema capitalista como un todo. Y este sistema está ahora en bancarrota.
Pawel, 26 de noviembre 2011
El planeta entero se encuentra sumergido desde hace más de cuatro décadas en una profunda crisis que aplasta cada vez las condiciones de vida de los trabajadores y demás sectores explotados.
Durante cuarenta años la burguesía ha repetido una y otra vez el llamado a tener paciencia y soportar las opresiones que implican las medidas de austeridad, porque son estas, nos dicen, las que han de permitir el mejoramiento de la vida, pero los trabajadores del mundo lo único que ven es que la crisis se agudiza más y su salario se acorta.
Un duro golpe vino en la recesión de 1973-75, y el capital inventaba discursos y apretaba la soga sobre el cuello de los proletarios. Todavía nos reponíamos de las severas medidas cuando una nueva recesión se presenta en 1980-82 y se vuelve a apretar la soga y a estrangular aún más la vida de los explotados. Los discursos entonces son más optimistas y las políticas más severas… y viene una nueva recesión en 1987 y luego todos los noventa son el escenario de una cascada de recesiones, bautizadas como los “efectos” y así llega el “efecto tequila”, el “tango”, el “samba”, el “vodka”, el “dragón”… todo sigue empeorando y el siglo XXI llega con más recesiones que siguen profundizando la crisis y aunque los discursos prometedores de bienestar continúan los trabajadores solo ven avanzar sus penurias.
Esos ataques descritos no son diriguidos solo a algún sector de trabajadores o solo en algún país, todos los explotados del mundo son testigos vivos de ese accionar. En México, indudablemente se ha vivido y se vive esa realidad, de manera que un día se reciben severos golpes y el otro también. Todos estos ataques han llevado a que los trabajadores den respuestas. Desde los 70 y hasta finales de los 80, importantes movilizaciones se desarrollaron, pero la campaña sobre la “muerte del comunismo” y la promoción de la democracia extendieron la confusión, la desesperanza y la desmovilización. Pero la crisis que en vez de ablandarse se agudiza, hace que las palabras y campañas de la clase dominante se desgasten y entonces el descontento y la movilización de los explotados vuelven a ponerse de manifiesto, aunque encontrándose con grandes dificultades.
Por un lado el trabajo de control del descontento llevado por la estructura sindical se ha cumplido puntualmente, pero por otro, la repetición monótona de que la democracia es el único camino viable, o la inyección del veneno nacionalista han servido para extender la confusión entre los explotados, pero a su pesar y por la insistencia y el crecimiento de los ataques, las movilizaciones nuevamente se hacen sentir. Ejemplo importante fueron las movilizaciones de los estudiantes y trabajadores en Francia durante el 2006, no solo porque se oponían a los golpes, sino porque su movilización exponía la necesidad de reflexionar en Asambleas abiertas y de auto-organizarse. Similares características se manifiestan en la actualidad en Grecia y España. En estas movilizaciones, que son conocidas como el movimiento de indignados, pese a las dificultades diversas a las que enfrentan, se percibe también (aún cuando no podemos decir que es lo dominante) una defensa de las Asambleas Generales como forma de organización y la misma necesidad de cuestionar la estructura del sistema político dominante.
A partir del mes de julio de este año, uno de los grupos promotores de las movilizaciones en España, denominado Democracia Real Ya (DRY), inicia en México su campaña de difusión, realizando manifestaciones de crítica irónica al sistema político mexicano mediante, “actos teatrales”, pero es a partir del llamado del 15 de octubre (15-O) que toma mayor notoriedad.
La presencia de DRY se hace llamativa porque retoma las preocupaciones que domina en la población, principalmente de jóvenes: la miseria, el rechazo a los partidos y la necesidad de organizarse. La convocatoria de DRY aprovecha en particular el hartazgo hacia el sistema político y en particular hacia los partidos. Así sus acciones desde mediados de año toman como tema central la denuncia a “los partidos que no representan a nadie…” En sus explicaciones presentes en la web, son más categóricos al afirmar que lo que hoy se requiere es “…un movimiento ciudadano masivo y apartidista... [para] sentar las bases de transformación en nuestro país” (https://mxtomalacalle.blogspot.com [6]). De la misma forma en su discurso no dejan de señalar que las decisiones no deben de ser tomadas por estos grupos que a nadie representan, sino por la mayoría, por eso es que convocan a la realización de Asambleas. En su mismo blog postulan que su propósito es construir “…un pensamiento colectivo en donde nuestras diferencias en vez de dividirnos nos enriquezcan.” Para lo cual proponen usar como mecanismo de decisión a las “…Asambleas que generan consensos partiendo del trabajo generado en distintas comisiones y mesas de reflexión” (Ídem).
Todo esto, al parecer, presenta una nueva configuración organizativa que dirige su búsqueda a la conformación de una verdadera comunidad humana. En la manifestación el 15 de octubre las referencias a la “revolución mundial” eran continuas y el llamado a la discusión abierta se presenta en cada momento. Una joven presente en una Asamblea decía emocionada que se sentía en el Ágora. Diversas intervenciones saludaban el ambiente de discusión abierto, y aunque ya empezaban a presentarse propuestas disparatadas (que respondían mal a una pregunta que también era incorrecta), como por ejemplo, para enfrentar “el consumismo” presentan como solución mágica la creación de huertos familiares y el uso del trueque, pero a pesar de lo bizarro y confuso de esas propuestas se podían plantear ideas críticas, incluso hubo quien de forma directa hablaba de la necesidad de recuperar el marco teórico del marxismo y aunque no eran muy bien recibidas por los organizadores de DRY, no eran censuradas. En este ambiente entusiasta, RDY lanza la propuesta de dar continuidad a las discusiones mediante reuniones semanales.
Hasta ahí parecía que la actuación de DRY buscaba en verdad impulsar la reflexión y la crítica al sistema capitalista. Pero la realidad era otra, el discurso bonachón con el que hacen su presentación se va perdiendo y su verdadero rostro y sus objetivos se descubren.
No solamente demuestran que las Asambleas como forma de organización no les interesan, sino incluso les despierta molestia y temor, por eso para evitar su consolidación se adelantan a crear engendros que aparenten la discusión pero que disfrazan una maniobra para impedir la verdadera reflexión y la actuación de los explotados.
La dinámica de estas “asambleas” consisten en que los miembros de DRY llegan a presentar los resolutivos de una comisión que según su propia decisión define como los argumentos de consenso, sobre estas ideas, los asistentes son involucrados en una aparente discusión, permiten incluso que se escuchen críticas a estas, pero al final se aprueba justo aquello que al incio se llevó por la comisión.
Pero no solo es la forma en que se llevan las discusiones lo que muestra que DRY es tan mentiroso y manipulador como lo pueden ser los partidos a los que dicen criticar. Mientras que en su blog afirman: “El abuso desmesurado que del poder político se ha hecho desde la clase dominante durante muchas décadas y aun siglos, exige de estos análisis y propuestas una gran rigurosidad, para lograr que las propuesta emanadas de esta mesa sean viables y de consenso amplio…” en las declaraciones que presentan en youtube (realizadas luego de 3 reuniones posteriores al 15-O) son más explícitas acerca de sus verdaderos propósitos, cuando, adelantándose a toda discusión sobre ese tema, ya presentan sus conclusiones; afirman ahí que sus demandas son: “candidaturas ciudadanas, dismunución de presupuesto a partidos políticos (…) y otras demandas que apenas se están consensando…” https://www.youtube.com/watch?v=SPfOsOiIEvo&feature=related [7]).
De manera que a pesar de que DRY asegura cuestionar al aparato político sobre el que se sostiene al capitalismo, lo que en realidad busca es cómo integrarse a esa estructura y cómo mejorar al sistema de explotación. No es de extrañar que en sus propuestas de “economía social” expongan con encono el desprecio al dinero, pero no se detienen ni un segundo para hacer la crítica al proceso de explotación que da sustento al sistema; basta según ellos, con crear cooperativas y llevar un “consumo racional” para generar una “revolución”. Estas propuestas pudieran considerarse innofensivas y suponer se trata tan sólo de confusiones extremas, pero cuando se plantean en el contexto que lo hace DRY, es decir en un pretendido intento de mostrarse como una alternativa diferente y ajena al Estado y sus partidos, pintada además como una “revolución”, se reconoce que forma parte de una estrategia animada (sino es que creada) por el capital, encaminada a desnaturalizar el significado de la reflexión y la crítica colectiva para destruir la posibilidad de la auto-organización mediante las Asambleas e impedir que los trabajadores se reconozcan como una clase explotada y se queden atados a una condición de ciudadanos que no pueden hacer más que ceñirse a las medidas que admite y dicta el capital, haciendo de la indignación de las masas una fuerza vacía, sometida y conducida a mendingar mejores legislaciones electorales o actuaciones menos corruptas de los funcionarios, es decir un capitalismo con “rostro humano”, respetuoso del “voto de los ciudadanos”, fortaleciendo así su poder y su capacidad de dominio y explotación.
La actuación de DRY en México ha sido más descarada y abierta que lo que pudo ser en España, pero eso no significa que sea una política particular la que sigue en México. Si revisamos sus documentos presentados en la web y damos seguimiento a su práctica en España se nota su preocupación por oxigenar al capitalismo “influyendo en la política”. Apenas habían pasado 15 días del denominado 15M, cuando DRY exponía su intención de “promover una Iniciativa Legislativa Popular para reformar la Ley Electoral… <y defender> que los partidos pequeños tengan más representación y que se eliminen los privilegios de la clase política…” (https://www.elalmeria.es [8]).
De manera que podemos acordar con que ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD nos representan, pero tampoco DRY. Para enfrentar la explotación y la miseria que impone el sistema capitalista, los explotados requieren la auto-organización verdadera a través de Asambleas Generales abiertas a todos los trabajadores y soberanas en sus decisiones.
Tatlin, diciembre 2011
El Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica (Evaluación Universal) fue firmado el 31 de mayo de 2011 entre el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la presidenta “vitalicia” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales. La Evaluación Universal se deriva directamente de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), en su apartado “Evaluar para mejorar”, firmada el 15 de mayo de 2008 y representa una mayor profundización de la explotación sobre los trabajadores de la educación.
La Evaluación Universal forma parte integral del conjunto de reformas que la burguesía de todos los países ha venido imponiendo en el sistema educativo a escala planetaria desde los años setenta, justamente en el periodo en el que estalló de manera profunda la crisis del capitalismo mundial. En el ámbito laboral, las reformas se orientaron a ajustar la economía mundial mediante una serie de medidas básicas: reducir el salario social, eliminar subsidios a los productos básicos, incidir fuertemente hacia la caída de los salarios, reducir los apoyos sectoriales, otorgar “libertad de movimiento” a los precios y capitales según las leyes del mercado, y desmontar el sistema de seguridad social para permitir la recuperación de la tasa de plusvalía y de ganancia, todo lo cual ha significado una disminución de las condiciones de vida de los trabajadores al aumentar el grado de explotación (plusvalía absoluta y relativa); y en lo político, reforzar el control que el Estado ejerce sobre los trabajadores de la educación a través del sindicato, instrumento central en el control político-ideológico.
En esa lógica, el sistema educativo requería una reforma total. En ese contexto se inscribe, para el caso de México, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), la reforma a la Ley General de Educación, el Programa de Carrera Magisterial (todas estas reformas, en 1992), la Reforma a la ley del ISSSTE del 31 de marzo de 2007 y las reformas subsiguientes que se derivan de las mencionadas. Todas ellas han representado ataques arteros contra los trabajadores de la educación. Señalemos solamente las implicaciones principales:
• La descentralización educativa establecida en el ANMEB y la conformación de los consejos de participación social (en distintos niveles) tiene como objetivo fundamental descargar sobre la “sociedad” el sostenimiento de los centros educativos en cada uno de los estados de la federación, es decir, al mismo tiempo que el Estado ha venido disminuyendo el gasto social en educación, estableció que los trabajadores (para la burguesía, ciudadanos padres de familia) tendrían que destinar una parte de sus salarios al mantenimiento de las escuelas.
• El establecimiento de Carrera Magisterial (en mancuerna SEP-SNTE) ha sido impuesto como mecanismo de estratificación de los trabajadores al interior del proceso de trabajo y ha provocado que cada fuerza de trabajo individual entre en competencia contra sus iguales en el mercado de “puntos acumulables” de capacitación y de rendimiento, buscando el ascenso en la escala salarial a partir de una mayor productividad del trabajo y, con ello, el Estado-Sindicato ha intentado romper con la solidaridad de clase. Es así como el Sindicato ejerce el control político-ideológico y laboral y nos muestra cómo la burocracia sindical es, al mismo tiempo, una caterva parásita de funcionarios públicos dentro de la institucionalidad burguesa.
• La temporalidad de los contratos de trabajo para el magisterio es otra de las consecuencias de las reformas y, junto a la fusión de grupos para aumentar el número de educandos por trabajador, ha significado para el magisterio una mayor carga de trabajo. Lo anterior configura una especie de contrato por rendimiento y forma parte de lo que la burguesía llama “flexibilidad laboral” al crear trabajos temporales, dado que los trabajadores pueden ser removidos por diferentes argumentos jurídicos, a discreción de las autoridades.
• Además, las reformas han establecido de manera autoritaria la prolongación de la jornada laboral, con la creación de escuelas de jornada ampliada y escuelas de tiempo completo. La cuestión fundamental radica en que se mantiene el sueldo base y, por lo tanto, los montos de jubilación permanecen sin cambios, aumentando las percepciones salariales a través de estímulos salariales diversos condicionados al cumplimiento de tareas diversas impuestas de manera discrecional por las autoridades.
• Con la reforma al sistema de pensiones y jubilaciones, se han ampliado los años de servicio de los trabajadores de la educación, aumentando los años de servicio-cotización y, simultáneamente, han reducido la esperanza de vida en el momento de la jubilación por la vía de los hechos.
• Ahora bien, la evaluación de la labor docente es otro de los aspectos contenidos en las reformas y es parte nodal en la actual Alianza (ACE, 2008) establecida entre Estado y Sindicato. La Alianza promueve un sistema de contratación basado en la competencia e incorpora mecanismos de evaluación para el otorgamiento de plazas de educación básica y para su capacitación, evaluación y promoción de acuerdo a una serie de parámetros que miden la productividad del trabajo. Los elementos centrales para evaluar a los docentes en servicio son: las tasas de rendimiento y aprovechamiento de sus alumnos lo que requiere someterse a una certificación estandarizada, diseñada con criterios empresariales. Es aquí donde se inscribe la llamada Evaluación Universal.
• La Evaluación Universal será obligatoria para docentes frente a grupo, con periodicidad de tres años, a partir de junio de 2012 (primaria), 2013 (secundaria) y preescolar y educación especial (2014). Los resultados de la evaluación universal serán considerados para el Programa de Estímulos a la Calidad Docente y para la promoción de Carrera Magisterial. Esto significa que, además de profundizar la competencia entre trabajadores, el escalar puestos más altos en Carrera Magisterial será más difícil aun, ya que ante resultados negativos los trabajadores podrían ser “degradados” hacia niveles más bajos de Carrera.
• Los resultados de la evaluación serán dados a conocer a la sociedad, no con fines de “transparencia” sino con el fin de “evidenciar” a los profesores y crear una división al interior de la llamada comunidad escolar.
• Con la Evaluación Universal se pretende degradar aún más las condiciones laborales y de vida de los trabajadores de la educación y sus familias: acabar con la estabilidad laboral que brindan las plazas con carácter de definitivas; establecer la flexibilidad laboral regulando la contratación a partir de la evaluación; desconocer las diversas formas de promoción anteriores a las reformas; negar la antigüedad y la permanencia indefinida como trabajadores. En otras palabras, la imposición de la evaluación universal como parte integral de las reformas al sistema educativo, significa un ataque artero a los derechos laborales de cientos de miles de trabajadores.
• Aparentemente, la evaluación se impone como obligatoria cada tres años para los distintos niveles de la educación básica. Sin embargo, a partir de 2011 se ha puesto en marcha en México, y también en América Latina, un sistema de evaluación permanente, sistemático, conocido como método Stallings. Éste, es un sistema de observación en el aula para la medición del rendimiento de maestros y estudiantes. Este esquema es conocido desde la década de los setenta y ha sido diseñado por un equipo de economistas del Banco Mundial para programas educativos en América Latina.
• Las autoridades educativas y el sindicato desempeñan la función de evaluadores permanentes, como capataces del proceso (productivo) enseñanza-aprendizaje. La función principal no tiene un carácter pedagógico, sino una función de vigilancia para medir los tiempos y movimientos de los trabajadores en su tarea de cultivar cabezas (rendimiento). El objetivo consiste en lograr que el docente destine un mayor tiempo posible a tareas “de enseñanza” respecto de las tareas burocrático-administrativas. El promedio en América Latina es de 65 % y 35 %, respectivamente, mientras que en países de la OCDE es de 85 % y 15 %, en el orden de las tareas señaladas. Incrementar la productividad del trabajo y la intensidad mediante la saturación de grupos y la vigilancia del proceso de trabajo para medir tiempos y movimientos en los ritmos de trabajo nos recuerda lo que Marx explica en torno a los diferentes métodos para la explotación del trabajo asalariado.
• En suma, con las reformas impuestas desde 1992 se ha producido un aumento generalizado de la productividad, un proceso de profundización de la intensidad del trabajo, una prolongación de la jornada laboral y la reducción del salario, mediante la utilización de mecanismos primigenios de extracción de plusvalía absoluta combinados con la introducción de progreso técnico como las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la labor docente para acelerar la producción de plusvalía relativa. Siguiendo a Marx, podemos decir que son estas condiciones las que hacen iguales a los trabajadores de la educación con los de cualquier rama industrial, agrícola o comercial en el proceso global de producción de la riqueza social, sin importar que los trabajadores produzcan embutidos, trigo, servicios de transporte o cultiven la cabeza de los estudiantes.
Los años que hemos reseñado sobre todo después del 2007 en que fue aprobada la reforma al régimen de pensiones y jubilaciones del ISSSTE se han caracterizado por una enorme inconformidad de los trabajadores de la educación, el sindicato oficial, el SNTE, se ha encargado en todas partes de maniatar a los trabajadores para evitar que se movilicen como corresponde contra estos ataques y lo ha hecho no sólo a través de la desinformación o la vil mentira sino también, y sobre todo, por medio de la amenaza velada o abierta de despidos o disminución de “beneficios” que por derecho les corresponden a los trabajadores.
Pero también las distintas corrientes del movimiento “democrático” del magisterio se han estado enfrascando en un proceso de defensa de los derechos laborales a través de la vía jurídica, promoviendo amparos ante las instituciones estatales. Son los viejos mecanismos utilizados por los llamados “democráticos” (CNTE, Bases Magisteriales…) y que solo han servido para crear ilusiones en los trabajadores sembrando la idea de que es posible resolver sus demandas laborales en el marco del derecho burgués.
Para enfrentar con un mínimo de oportunidad la andanada de golpes asestados sobre sus espaldas las masas trabajadoras tienen que empezar a pensar cómo cuestionar el control de las estructuras sindicales al servicio del Estado, sean “charras” o “democráticas”, para retomar la conducción de su movimiento desde las asambleas de base y vincular al magisterio con otros contingentes del proletariado en México y en el mundo.
En el plano internacional recientemente tenemos esa experiencia de la lucha proletaria: asambleas generales de trabajadores para desarrollar la conciencia proletaria al calor de las luchas de clases versus burocracias sindicales que siembran falsas ideas en torno al carácter generoso y democrático de las instituciones burguesas. Las movilizaciones desarrolladas recientemente en Grecia, Francia, España, Medio Oriente, Norte de África, Estados Unidos (Wisconsin), Inglaterra… por mencionar solo algunas, son una muestra de las posibilidades del proletariado para romper con el control de los sindicatos y los partidos de izquierda del capital, en su permanente búsqueda por unificarse con los movimientos generales del proletariado.
El capital hace su trabajo para aumentar los niveles de ganancia. Y frente a los embates del capital, a los trabajadores les corresponde crear formas de organización y de lucha para combatir las políticas de la burguesía que profundizan la explotación. Es la clásica antinomia entre el trabajo y el capital a la cual se refiere Marx. Y que mejor, si esas formas de organización del proletariado (del que el trabajador de la educación forma un contingente importante) se encaminen en el sentido de la Revolución Comunista Mundial.
Plexus, diciembre 2011
En los últimos meses hemos oído acerca de la propuesta de formar “gobiernos de coalición” en México pues serían la alternativa para lograr una “mejor gobernabilidad”. ¿A quién interesa esa “mejor gobernabilidad”?
Solo a la burguesía. A nadie más, que no nos inmiscuyan en ese terreno que corresponde estrictamente a la clase dominante a pesar de que se disfracen de “requerimientos para buscar cumplimiento a las exigencias de justicia, equidad, desarrollo y seguridad que exige el país”.
Esta propuesta de los gobiernos de coalición, donde se articulan liderazgos del PRI, del PAN, del PRD y gente sin filiación política partidaria, también es una especie de reciclamiento o reacomodo burocrático de los cuadros políticos de diversos partidos, y donde pareciera que el problema se circunscribe a un asunto de cómo acomodarse y no quedar fuera del presupuesto y de los cargos burocráticos.
Así se ve en su propuesta de reforma constitucional que prevé que cuando un gobernante gane las elecciones con menos de 50 % de los sufragios, pueda tener la oportunidad de pactar políticas públicas con partidos distintos al suyo. Luego, el funcionamiento de todos los sistemas políticos se basa invariablemente en la necesidad de llegar a acuerdos interpartidistas. De ahí la preocupación de garantizar “cierto grado de gobernabilidad” a través de garantizar mayorías legislativa en México que no es nueva. Ya en la reforma de 1986, se impuso la cláusula de gobernabilidad con el fin de garantizar la mayoría al partido que obtuviera más votos y que no alcanzara por este medio la mayoría legislativa. Así, el presidente en turno contaría con un instrumento para llevar a cabo su proyecto de gobierno.
Se trata pues de lograr un mínimo de acuerdo, que se ha buscado en los últimos años, entre las diferentes fracciones de la burguesía para lograr un mínimo de unidad para avanzar en sus proyectos como clase burguesa. Sin embargo, lapidariamente podríamos afirmar que dadas las tendencias fundamentales de la sociedad capitalista, es decir, que siendo la tendencia dominante al “cada quien a lo suyo”, lo que es de esperarse es que cada grupo dentro del Estado busque hacer valer sus intereses económicos y políticos. Es decir, la ley de la selva. Esa es la dinámica de la sociedad capitalista.
Pero todas esas consideraciones para avanzar en una mayor unidad y en una mejor gobernabilidad son del interés de la burguesía y no del proletariado, el cual, al contrario, siempre se verá afectado por este tipo de propuestas que lo que buscan en el fondo es cómo mejorar la explotación asalariada.
RR, diciembre 2011
La situación actual ilustra claramente la función mistificadora de las elecciones. Ante la catástrofe económica en curso por el hundimiento del capitalismo en una crisis sin precedentes (ver artículos al respecto en esta misma edición), en varios países del mundo el proletariado ha manifestado ya su descontento generalizado y, sobre todo, una disposición a no permitir que la burguesía descargue, una vez más, sobre sus espaldas el costo de las medidas anticrisis, es decir, más austeridad, menos salario, menos empleos, más explotación… más miseria. Y, aunque la clase trabajadora aún tiene muchas dificultades para desplegar y mantener una lucha de clase autónoma y unificada, cada vez más es evidente que se requiere una resistencia combativa y masiva como única alternativa para echar atrás los ataques inmisericordes del capital contra sus condiciones de trabajo y de vida en general.
Desde la derecha a la izquierda del aparato político del Estado capitalista se está inundando los medios con mensajes repetitivos que buscan convencer a los trabajadores de que el voto es el único medio para solucionar la crisis y todas sus secuelas, en particular el desempleo, de que sólo eligiendo al candidato idóneo en las próximas elecciones presidenciales de 2012 podremos hacer que cambie la situación tan agobiante para los millones de familias proletarias.
Más de un “especialista” politólogo a sueldo del Estado incluso ha puesto como ejemplo “cívico” digno de emular al desplazamiento de la izquierda del gobierno y el ascenso de la derecha en España en las pasadas elecciones cuando, pretendidamente, los españoles dieron su voto de castigo a aquélla y su voto de confianza a ésta para que solucione principalmente el desempleo laboral que en ese país alcanza cotas escalofriantes (más del 20 %). La gigantesca campaña democrática que bombardea segundo a segundo sobre las bondades de la democracia burguesa esconde a toda costa lo que verdaderamente significa para la inmensa mayoría de la población y en particular para aquéllos que sostienen con su trabajo diario todo el funcionamiento de la sociedad actual, la clase trabajadora.
Desde hace ya un siglo las elecciones se mantienen como el medio mistificador más importante del Estado capitalista para sostener el sistema de explotación de la burguesía. En México, por ejemplo, cada seis años ([1]) se convoca a votar y elegir al grupo de la clase dominante que le toca administrar la explotación y la opresión de la clase obrera. Así lo han vivido los trabajadores por décadas durante las cuales jamás se han beneficiado de esas supuestas bondades de las elecciones democráticas sino al contrario.
En efecto, si tomamos los últimos cincuenta años, por ejemplo, veremos cómo todos los equipos de gobierno de derecha, izquierda o de centro, elegidos “tan democráticamente” no han hecho sino encargarse de aplicar las medidas de austeridad exigidas para enfrentar una crisis permanente que no ha cesado y que aún más se ha acentuado a los niveles alarmantes que conocemos actualmente y, además, claro está, se ha ocupado de desplegar todas las medidas políticas y de represión necesarias para hacer pasar los ataques que requiere la burguesía.
Cuando esos equipos de gobierno se han desgastado por el desprestigio que significa el accionar en esos gobiernos tan solícitamente dispuestos a cumplir los planes del Estado de la burguesía, ésta no ha hecho más que armar nuevas campañas de renovación de sus gobiernos vendiendo la idea a los trabajadores, vía sus propios medios, de que la culpa de sus infortunios la tendrían los malos equipos de gobierno instaurados y, además, dejando el mensaje subliminal de que la culpa la tendrían los electores por no pensar bien su voto. Aquí es donde orientan sus campañas para que los electores emitan el famoso “voto de castigo” con el cual crea la ilusión de que el votante “ajusta cuentas” con el gobernante o el partido político en el poder y elige a otros para que “corrijan los errores”. Claro, esos nuevos equipos siempre se encargan de culpar a los gobiernos anteriores del desastre actual y llaman, por enésima vez, a aceptar más sacrificios si se quiere una solución a las penurias; es lo que hizo el nuevo equipo en el gobierno en España… es lo que sucederá en México en el 2012.
Es así cómo se ha instaurado en la cultura política la idea de la necesaria alternancia que no es otra cosa que un recurso que tiene la burguesía para colocar en la administración gubernamental de todos los niveles (nacional, estatal, municipal…) a equipos políticos de diferente color que invariablemente deberán servir a sus intereses económicos, sociales y políticos y que al ser diferentes refuerzan la idea de un posible cambio por este medio. La burguesía no tiene problema alguno en colocar a equipos de derecha, centro o izquierda pues son solo alternativas dentro del Estado que pueden utilizarse según las circunstancias ([2]).
La burguesía siempre podrá renovar las campañas electorales utilizando incluso los problemas de sus propios partidos políticos pues así podrá ofrecer diversas alternativas: así, por ejemplo en México, podrá dar vuelo a versiones sobre “el peligro del regreso del PRI y lo que conlleva en retroceso democrático”; en cuanto a “la permanencia del PAN y la continuidad del fracaso en materia económica y de seguridad”; en fin, con relación al PRD que podría ser, de nuevo, la esperanza para los trabajadores. Esas versiones tienen su contraparte argumental cuando se habla sobre la necesidad de que regrese el PRI pues sabe cómo controlar a las mafias y además “roba pero da trabajo”, o que se mantenga el PAN pues algo se está logrando, o que debería pensarse muy bien si se vota por el PRD pues… y, un largo etc.
Es este el juego de la burguesía precisamente, y en él se empeña en involucrar a toda costa a los trabajadores y al resto de las capas no explotadoras de la sociedad. Se trata de toda una estrategia para involucrar a los explotados y oprimidos de la sociedad actual en un juego eterno que siempre tendrá un ganador: la burguesía. El objetivo es hacer que los trabajadores confíen siempre en el engaño de las elecciones y se alejen lo más posible de la lucha de clases, el único medio con el que cuenta para avanzar en el camino a su liberación.
En fin, todas las distracciones actuales sobre la mediocre cultura de tal o cual candidato, las deficiencias de aquel otro, o los secretos de éste, no son más que temas destinados a ocupar las preocupaciones de los “electores” y, en particular, la clase obrera.
En estas cuestiones podrían reflexionar los trabajadores. Para hacerlo, deben tomar distancia de la apabullante campaña democrática cuyo fin es orientar de manera dominante las preocupaciones de la sociedad hacia las alternativas electorales que, por millonésima ocasión, ofrece las alternativas de siempre para garantizar la supervivencia de la dominación capitalista.
RR, diciembre 2011
[1]) Esto corresponde a la elección presidencial y de gobernador de los estados, pero hay otros periodos como los de tres años para los presidentes municipales, los senadores, los diputados. De hecho, la organización política de la burguesía ha colmado todo el terreno social instaurando en todos los niveles territoriales la figura de las elecciones, como en las colonias, en las representaciones sindicales, etc.
[2]) Aquí no es el lugar para desarrollar los factores económicos, sociales y políticos que la burguesía toma en cuenta generalmente para determinar la orientación política de sus equipos de gobierno.
El sandinismo acaba de reelegirse por tercera ocasión en el gobierno nacional, para un nuevo mandato de cinco años y, además, la burguesía le ha conferido un amplio poder dentro de las cámaras legislativas. A diferencia de lo que pregonan izquierdistas de toda laya, esto no es un triunfo de los trabajadores ni de un proyecto revolucionario, sino la constatación de que en América Latina la burguesía sigue repitiendo la fórmula de establecer gobiernos de izquierda para administrar el descontento social producto del avance de la crisis.
Ya advertíamos sobre esto en el año 2007 cuando el entonces candidato Daniel Ortega enfrentaba las objeciones de la fracción republicana de la burguesía norteamericana: “la división entre los círculos de la clase dominante, producto de la descomposición del sistema capitalista, hace que la oferta del FSLN, de llevar una relación armónica con los EUA, sea la que cuenta con mayores posibilidades para conducir a una “mejor” administración de la crisis e intentar una cohesión de la burguesía en torno al Estado, lo que implica, evidentemente, para la clase trabajadora enfrentar mayores ataques” ([1]).
La victoria electoral del ex-grupo guerrillero se puede entender solo en el contexto de una tremenda agudización de la explotación y el empobrecimiento de la clase trabajadora nicaragüense ([2]). La tasa de desempleo posicionó a Nicaragua con un 7.8 % a la cabeza de este rubro en la región según datos de la CEPAL reproducidos en un informe del Banco Central (BCN) para el año 2010. Asimismo, las condiciones de vida del proletariado nicaragüense se ven reflejadas en los datos de la FAO sobre desnutrición, la que afecta al 27 % de la población. En un marco regional en el que incluso Costa Rica –llamada la “Suiza centroamericana”– enfrenta un ascenso del descontento y de incremento de huelgas ([3]), es evidente la necesidad para la burguesía de Managua de contar con un Estado que pueda dar respuesta efectiva al conflicto social creciente.
De igual modo, las maniobras geopolíticas en la región de los imperialismos estadounidense y venezolano coadyuvaron a establecer las condiciones necesarias para que Daniel Ortega conservara el poder, incluso en contradicción de las leyes burguesas y su democracia pues la constitución del país prohíbe la reelección. Luego del putsch en Honduras (2009) en el que se enfrentaron los intereses de ambos imperialismos, el aumento de las dificultades económicas internas y los nuevos retos en Eurasia y África para EU, la actitud hacia el sandinismo pasó de la agresión a la tolerancia vigilante, de lo cual deja precedente el laconismo estoico de Obama ante las declaraciones desafiantes de Daniel Ortega en la V Cumbre de las Américas ([4]). A su vez, Venezuela sigue siendo el principal apoyo en la región para los sandinistas, pues los mínimos programas sociales tan promovidos por el gobierno de Ortega serían impensables sin los petrodólares venezolanos.
Como lo hemos dicho en otras ocasiones cuando analizábamos algunos casos de recambio político, el hecho de que el Estado burgués busque siempre a los equipos mejor dotados para gobernar y en particular para garantizar el sometimiento y la explotación del proletariado, no quiere decir que esto le resulte muy fácil y en automático sino que, por ejemplo, no hay que descontar tampoco el papel jugado por el fraccionamiento de la burguesía nicaragüense opositora al FSLN, lo cual les ha generado infinidad de dificultades para lograr concretarse en una fuerza política más eficiente aún ([5]), lo cual es una manifestación del cada quien para sí que se ha convertido en la tendencia dominante de la sociedad burguesa de este periodo de decadencia y descomposición.
En fin, ni duda cabe que los sandinistas se han mostrado frente a sus patrones burgueses tan eficaces como los somocistas o los liberales a la hora de dirigir los ataques contra la clase trabajadora. Un ejemplo de ello está en el apoyo de los sindicatos sandinistas a las reformas del Seguro Social en las que se incrementó la edad de jubilación a 65 años (como se está imponiendo en todo el mundo), así como duplicar a 1,500 el número de cotizaciones. Cabe resaltar que el inicio de la vida laboral no contempla los años de la infancia en un país en el que, para 2005 había 108,000 niños ([6]) trabajando, muchos sin asistir a la escuela.
Cuando la ley no ha sido suficiente, el sandinismo no ha dudado en usar el gas y la cachiporra, como lo denunció en su momento en nuestra web la Liga por la Emancipación de la Clase Obrera ([7]) al exponer la reacción del gobierno de Ortega contra los transportistas en huelga ([8]).
Los trabajadores deben estar plenamente conscientes que los discursos de toda la izquierda gobernante, desde el conciliador de Lula hasta el frenético de Chávez, no son sino una manzana envenenada para la conciencia y la combatividad de la clase obrera.
En estos momentos en que la crisis mundial se vuelve más aguda y aumentan también los sufrimientos de nuestra clase, tenemos el deber de alertar sobre todas las mentiras vertidas por la clase que vive de nuestro trabajo.
BR, diciembre 2011
[1]) Revolución Mundial nº 96, 2007, “Nicaragua: regresan los sandinistas al gobierno para dar continuidad a la explotación y opresión”.
[2]) Ver, por ejemplo, el documental sobre las condiciones de trabajo en las maquiladoras nicaragüenses
[3]) “Costa Rica, ¿Por qué crece el descontento social?”
https://www.diariopanorama.com/seccion/firmas_22/costa-rica-porque-crece... [10]
[4]) “Obama soporta la diatriba de Ortega”.
https://www.foxnews.com/politics/2009/04/18/obama-endures-ortega-diatribe/ [11]
[5]) “Oposición acude débil y dividida a los comicios en Nicaragua”
https://www.casamerica.es/actualidad/la-oposicion-acude-debil-y-dividida... [12]
[6]) OIT, “Tendencias en el empleo de niños y trabajo infantil en América Latina y el Caribe”, Informe Nicaragua,
https://ucw-project.org/attachment/Nicaragua_trends20110420_151157.pdf [13]
[7]) “Luchas obreras en Nicaragua y Panamá”, https://es.internationalism.org/node/2377 [14]
[8]) Publicado por CCI online el 2 de octubre, 2008
¡Y de nuevo, por enésima vez, los trabajadores o sus hijos son masacrados sin miramientos por las fuerzas policiacas del Estado!
El lunes 12 de diciembre de 2011, cuando se encontraban bloqueando la autopista México-Acapulco, después de ser engañados como siempre por las falsas promesas de los gobernantes, algunos meses atrás, para mejorar sus condiciones de vida dentro del internado y otras demandas como la de aumento de la matrícula y otorgamiento de plazas al concluir los estudios, alrededor de medio millar de estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, fueron disueltos a balazos con armas largas de alto poder cuyas balas hicieron blanco en las cabezas de dos jóvenes normalistas que así pagaron su “osadía” de “perturbar el orden”.
Como en otras ocasiones, todos los sectores de la burguesía se desbaratan en lamentaciones hipócritas, ensayan sus mejores poses y, claro está, enjugan sus más gruesas lágrimas de cocodrilo ante estos hechos, los cuales rápidamente sus medios se apresurarán en “olvidar” como otras tantas veces, como siempre que los trabajadores son masacrados por el Estado burgués.
Apenas estaban levantando los restos de los jóvenes asesinados y ya se podía ver en todos los medios un juego de pin pong por demás escandaloso y asqueroso: el gobierno estatal y el federal, parados sobre los cadáveres, acusándose mutuamente de los disparos con peritajes ex profeso y videos incluidos, como si importara realmente a las familias de los muertos y al resto de la clase proletaria que hace suya también esta desgracia pues se trata de miembros de capas explotadas y oprimidas como lo son los campesinos pobres y también de familias obreras y a quienes poco les importa si las balas que los matan vienen de un grupo de la burguesía o de otro. Efectivamente, lo que está muy claro, es que se trata de la misma clase burguesa y sus equipos de gobiernos, del color que sean: amarillos, azules o tricolores.
Después del innombrable crimen, los “especialistas” politólogos, columnistas, analistas de toda ralea, se “hundían” en sesudas reflexiones acerca de las probabilidades de que tales acciones hubieran sido producto de la torpeza de tal o cual grupo policiaco (federal o estatal) o de la provocación deliberada de tal o cual grupo político (federal o estatal) de la burguesía. Por décadas se han dedicado a lo mismo, a sepultar bajo las más densas versiones explicativas la verdad de los hechos: el que la barbarie es responsabilidad de la burguesía y su Estado.
Que los cuerpos policiacos una vez ordenados para reprimir son hordas bestiales sin más estándares que imponer el orden a toda costa para nadie es una novedad, como tampoco lo es el que actúan completamente bajo las órdenes de sus superiores en orden ascendente hasta llegar hasta los círculos de mando de los gobiernos de todos los niveles (federal, estatal, municipal). Que pueden cometer actos “indecibles” en su accionar es algo que está sobreentendido y, además, nunca será un problema el castigo a algún “mal servidor público” si se preserva la función represiva esencial del Estado.
Que se trata de provocaciones lanzadas desde algún bando de la burguesía para quemar al otro y así ajustar cuentas (un método muy recurrente dentro de sus filas), también es muy probable. Es más, antes de los acontecimientos y, sobre todo, después de ellos, han salido en los medios muchos datos que abonan en ese sentido, sin embargo, a nosotros no nos toca indagar los elementos para probar esa hipótesis.
Es un hecho que la burguesía está fracturada en varias fracciones que se disputan el más mínimo espacio de los negocios capitalistas, enfrentándose no sólo en el terreno de la competencia económica sino también en el de la política pues las posiciones de gobierno logradas significan automáticamente un beneficio directo de los empresarios o los grupos de ellos que apuntalaron a tal o cual grupo político y su candidato.
Que a cada momento tales grupos, cual verdaderas mafias, hagan lo indecible para no solo desprestigiarse sino incluso desplazarse de sus puestos mutuamente, no importando los métodos ni las consecuencias, es una de las enseñanzas que la clase trabajadora ha debido asimilar dolorosamente a lo largo de cientos de años pues invariablemente es a los miembros de su clase a quienes les ha tocado pagar de manera sangrienta con represión, humillaciones, sufrimientos, muertes… esas pugnas burguesas. El caso actual, sumado al número infinito de los habidos anteriormente, lo ilustra de manera terrible e indignante. En los últimos días los grupos burgueses implicados compiten de manera asquerosa para lograr el campeonato en la habilidad de salpicar a sus enemigos con la mayor cantidad de mierda, para llevar agua a su molino, sobre… los cadáveres de los hijos de las familias proletarias.
Para el proletariado, no tiene sentido la demanda mediática de encontrar a los responsables intelectuales y materiales de los asesinatos (aunque para las familias afectadas represente un alivio inmediato ver a los chivos expiatorios siendo juzgados por los tribunales burgueses): siempre podrá procesarse a algún funcionario menor, empleado o policía, los que, dicho sea de paso, podrán purgar condenas light, o incluso, podrá reclamarse la cabeza del gobernador, sin embargo, lo que nunca se hará es poner en la picota al capitalismo, a su Estado y su maquinaria política y represiva encargados de mantener este sistema basado en la explotación del trabajo asalariado.
Lo que se impone cada vez más es la evidencia descarnada de que un segundo más de supervivencia del sistema capitalista se traduce para la humanidad y para el proletariado en inmensos sufrimientos y una barbarie sin fin.
Como lo afirma nuestra editorial: el capitalismo está en quiebra ¡hay que derribarlo!
CCI
El artículo sobre Gramsci que a continuación presentamos fue publicado por la Izquierda Comunista Italiana en Bilan no 42 de julio-agosto de 1937. Esta republicación obedece a una serie de preocupaciones que expresan los contactos de la CCI en relación a la trayectoria y posiciones políticas de Gramsci. Puede consultarse nuestro libro La Izquierda Comunista Italiana. Sólo queremos llamar la atención de nuestros lectores sobre el hecho de que en este artículo se hace referencia a algunas posiciones que en ese momento reflejaban las dificultades propias del periodo histórico, nos referimos al “Estado proletario”, la cuestión sindical y al concepto de “jefe”. Sin embargo, el artículo plantea bien el método para ubicar los aportes al programa proletario a través de la historia y, sobre todo, rescata la justa dimensión de la figura de Gramsci.
CCI
Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 22 de enero, 1891 - Roma, 27 de abril 1937), quien murió recientemente en una clínica de Roma –a donde el fascismo lo hizo admitir en un estado grave tras diez años de torturas físicas y morales en prisión– acaba de ser asesinado una segunda vez por sus apologistas. De hecho, toda la prensa centrista y el Frente Popular desde el “ Grido del Popolo “ al “ Nuovo Avanti “ y “Giustizia e Libertà”, se lanzan sobre su cadáver para especular y desnaturalizar su pensamiento y su obra con un propósito contrarrevolucionario. La prensa centrista, que durante algún tiempo dejó caer en el olvido al “jefe” del proletariado italiano, aprovecha su muerte para su campaña contra el “trotskismo” que en italiano se traduce como “bordiguismo.”
Hemos visto a Palmiro Togliatti, en la conmemoración oficial de la muerte de Gramsci, afirmar que el Partido Comunista realiza totalmente los objetivos que Gramsci le había asignado. Nosotros, quienes combatimos las deficiencias políticas de Gramsci, apreciando algunos rasgos de su carácter y su inteligencia, creemos que la conmemoración más digna, la única forma conmemorativa proletaria, no es una especie de canonización de los desaparecidos atribuyéndoles una infalibilidad profética, sino al contrario, denunciando los errores y las faltas, es decir, la parte negativa y caduca de su obra para que no pueda empañar la parte viva y duradera que se convierte en parte del patrimonio del proletariado en su ascenso a la vía revolucionaria.
Y las debilidades e incomprensiones no faltan en la obra de Gramsci, tanto a causa de su origen social como a la época en que se inserta en el movimiento obrero italiano. Intelectual, estudió teología y filosofía en Turín, sufrió la influencia cultural de la filosofía idealista de Gentile, su hermano espiritual –también víctima del fascismo– en la utopía del liberalismo renovado y “revolucionario”. El marxismo no era para Gramsci solo la negación del positivismo y del idealismo, sino una filiación de estas filosofías repudiadas por los ideólogos del capitalismo. La evolución del capitalismo italiano donde la revolución burguesa no pudo tener formas acabadas como en otros países llevó a Gramsci a postular la hipótesis de la inserción del proletariado en el cumplimiento de la “revolución liberal”. Así, en el ámbito político, tuvo la influencia, como otros intelectuales de la inmediata preguerra, del revisionismo de Salvemini, quien veía en la solución del problema meridional un medio para superar la crisis del socialismo en su degeneración hacia el reformismo parlamentario que se integraba al capitalismo. Y Gramsci, sardo de nacimiento, opta por el federalismo que buscó apoyar en el seno mismo del Partido Comunista. Perteneció a esta generación que llegó al movimiento obrero durante la guerra –incluso fue intervencionista al principio, como ha señalado Tasca, lanzando la flecha de Pharta– y buscó conectarse a la masa obrera, favorecido por el hecho de vivir en Turín, auténtica “capital proletaria” de Italia.
Togliatti, en la conmemoración ya citada, dice que “cuando la revolución rusa estalló, Gramsci fue el único en Italia inmediatamente capaz de entender el verdadero significado histórico y el primero en propagar el leninismo, la lucha contra el reformismo y el centrismo (es decir, la corriente de Serrati) para la formación del partido revolucionario del proletariado. Y después de la escisión de Livorno en la lucha contra el izquierdismo predominante dirigido por Bordiga actualmente aliado del fascismo. Gramsci derrotó políticamente a Bordiga”.
El movimiento de “Ordine nuovo “ por los consejos de fábrica procedía de una negación radical de la teoría marxista: a la teoría comunista del partido de clase que lucha por la destrucción del Estado capitalista, oponía el comienzo del nuevo mundo obrero, de los “consejos” (embriones soviéticos) dentro de la sociedad burguesa. Gramsci y Ordine Nuovo sobrestimaron el problema del control obrero admitiendo la posibilidad de lograr una forma económica socialista antes de la toma del poder y la destrucción del aparato estatal burgués (como en el caso de las “socializaciones” en Cataluña en 1936) y con un partido que permanecería unido, de Bordiga a Turati. Y los bonzos reformistas de 1919-1920, quienes también traicionaron en el momento de la toma de fábricas, estaban también por el control obrero y se dicen así, ser partidarios de los soviets.
La primera delegación italiana enviada a Rusia, estaba formada en su mayoría de estos campeones que llegarían a pasar después con armas y equipaje al fascismo. Gramsci estaba por la unidad del partido, incluyendo a los reformistas, donde solamente los más comprometidos con la burguesía y los menos asimilables debían ser excluidos, caso tras caso, mientras el “Soviet” y la fracción comunista (abstencionista como se llamaba entonces) apoyaba la ruptura con el reformismo en bloque como ideología contrarrevolucionaria. En 1920, en Florencia, en la conferencia nacional de la fracción, a la cual Gramsci, Gennari (Secretario del Partido Socialista de esa época) y Misiano estuvieron presentes como invitados, no fue posible ningún acuerdo para un trabajo común con vistas a la creación del partido.
Fue solo después del segundo Congreso en Moscú –al cual Bordiga fue llamado a participar directamente por la IC– que se encontró la base de un acuerdo y la Conferencia de Imola, en noviembre de 1920, creó la fracción comunista del Partido Socialista Italiano que habría de preparar la fundación en Livorno, en enero de 1921, del Partido Comunista Italiano. Y si las condiciones históricas maduraron hasta 1921, las condiciones para la creación del partido de clase no pudieron proteger al proletariado italiano de la derrota. Este partido (bajo la dirección de la izquierda) que supo, arma en mano, proteger la retirada de la clase obrera italiana, al mismo tiempo que en el dominio sindical se las arregló para guiar a las masas hacia el establecimiento de una Alianza del Trabajo, basado en las luchas económicas y en los sindicatos de la CGL; éste agrupaba a una importante fuerza numérica después de los reformistas.
Es esta táctica de la izquierda que creó la sólida base proletaria que benefició después al centrismo, permaneciendo, a pesar de la dirección de centro-derecha impuesta por Moscú en 1923, desconocida por la base del partido. Aún en la conferencia de la organización en mayo de 1924 debía pronunciarse una enorme mayoría por la izquierda, y fueron aún los “izquierdistas” quienes estuvieron a la cabeza del movimiento sindical dirigiendo las huelgas de 1925, último sobresalto de clase del proletariado italiano.
Es esta misma base que, después de 1928, se sacrificó, o mejor dicho, que fue sacrificada por la burocracia centrista para justificar “in corpore vili”, sus prebendas a Moscú, cuando estaba a la cabeza del aparato ilegal del Partido un provocador, Vecchi y otros que no supo o no quiso identificar el Comité Central. Es esta misma burocracia corrupta y cobarde que estaba a la cabeza del partido, cuando Gramsci y Terracini cayeron en manos de la clase enemiga, la que hoy continúa la política de traición persiguiendo, apoyándose en el aparato estatal policial ruso, a nuestros camaradas Calligaris, Mariottini.
Una vez creado el partido en Livorno, Gramsci, como Togliatti, fueron completamente absorbidos por la fuerte personalidad de Bordiga; en Roma en 1922 –cuando fueron votadas las Tesis de Roma– no mostraron un desacuerdo y es sólo después que marcaron su oposición.
Entretanto, los contrastes entre el PCI y la IC se precisaban en la oposición a las tesis del III y IV Congreso de la IC sobre las cuestiones del Frente Único y el problema de la relación entre el partido y la masa, que contenían las disensiones sobre la naturaleza del partido viciado desde el origen por la IC y los problemas nuevos surgidos del hecho de la existencia del Estado proletario. Estos contrastes nos colocaban en oposición a la línea de Zinoviev-Bujarin, es decir, si lo quieren, de Lenin-Trotsky. Así, ya en el IV Congreso de la IC en noviembre de 1922, la izquierda sigue a la cabeza del partido solo por razones de disciplina y con una línea política impuesta, hasta que Moscú, una vez logrando crear un centro y una derecha, pudo excluir de la dirección a la izquierda –entonces en prisión– y suplantarla con el bloque de centro-derecha.
Gramsci que inicialmente había opuesto resistencia a las maniobras de Moscú –basta con recordar su desdeñoso rechazo a la propuesta hecha después de Livorno por la IC para intentar suplantar a Bordiga– terminó por prestarse finalmente a la creación de una corriente del centro que no reflejaba en nada la orientación del partido italiano salido de la escisión de Livorno.
Reivindicamos plenamente esta escisión de Livorno –escisión “muy a la izquierda”– sobre todo ahora que los nuevos amos, después de 16 años y una reacción como el fascismo, tratan de borrar esta escisión a favor de una “unidad orgánica” que nos pondría en pie de igualdad la que llevó al desastre de 1919-20 y la que se comprometió desde el principio con el primer despertar de la clase obrera de Italia.
Por supuesto, había en el partido y en la dirección que se dio brotes de oportunismo. Recuerdo mi oposición en la última reunión de la fracción abstencionista durante el Congreso de Livorno, a la lista de nombres para la dirección del nuevo partido. En esta lista estaban efectivamente Gennari, Bombacci y otros que habían obstaculizado hasta el último momento la constitución de este partido. Y no estoy hablando del grupo parlamentario del Partido Socialista que, por una ironía del destino para nuestros antiguos abstencionistas, comprendía a elementos inutilizables.
Pero fue sobre todo el enorme peso de la Revolución de Octubre que la IC (es decir, los bolcheviques rusos) intervino en Italia, como en todos los demás países, para promover un proceso de fundación del partido, no sobre las bases que presidieron su propia formación, sino en bases opuestas con un amasijo de elementos heterogéneos. Fue esta política la que hizo preferir a Serrati en vez de Bordiga y que continuó más tarde a través de acuerdos con los “Terzini” (partidarios de la Tercera Internacional en el Partido Socialista), en aras naturalmente de la defensa del Estado proletario, para llegar luego a buscar esta defensa con los Estados imperialistas y la Sociedad de Naciones exterminando al proletariado por cuenta de la burguesía.
Gramsci nunca fue “jefe” del proletariado italiano y nunca podría haberlo sido. Su voluntad y su firmeza, cualidades esenciales de un jefe, se resienten por su condición física; así, fue influenciado por Bordiga en 1921y después de 1923, por los dirigentes de la IC “después de la muerte de Lenin”.
El “jefe” proletario es el producto de un momento histórico y la expresión de una fase específica de las aspiraciones e intereses de la clase obrera en la lucha revolucionaria. Bordiga fue la cabeza del proletariado italiano durante el período de posguerra, solo porque supo ser el primero en afirmar la necesidad de dotarlo de un partido sólidamente basado en un programa comunista marxista. Pero “jefe” significa una función en una determinada fase de la lucha emancipadora del proletariado y no una dignidad adquirida de por vida especialmente cuando, en esta lucha, surgen continuamente nuevos problemas que deben saber entenderse para resolverlos. El “jefe” de la revolución italiana puede ser o no Bordiga, pero sin duda lo fue –y no Gramsci– entre 1919 y 1921.
Así, Turín, centro objetivamente más favorable y donde la mayoría de la sección del partido estaba con nosotros –los abstencionistas– no facilitó a Gramsci –aunque lo diga Togliatti– ni la comprensión inmediata de la revolución rusa (llegó a afirmar que había sido posible sólo porque Lenin no había basado su política en el marxismo) ni la necesidad de la constitución del partido de la clase, mientras que en Nápoles, el centro más desfavorable, Bordiga argumentó esta necesidad desde principios de 1919. Y su contacto con el proletariado llevó a Gramsci a la tesis proudhoniana de la posibilidad de la constitución y el desarrollo de los órganos del Estado proletario en un Estado capitalista y a concebir los consejos de fábrica como embriones de los soviets.
Y una vez más en 1924, cuando Gramsci entró al Parlamento convirtiéndose en el líder político del partido, orientó a las masas, con el estallido del caso Matteoti, hacia la salida parlamentaria, hacia la oposición legal al gobierno fascista, para crear un vacío alrededor de un Parlamento que, amputado por la secesión de Aventin, no reflejaba ya la voluntad del pueblo. Y los secesionistas burgueses de Aventin, naturalmente lo posponían y la propuesta de huelga general y el rechazo de los campesinos a pagar impuestos por la razón de que “el antifascismo” democrático, escribía Togliatti, no estaba a favor de una lucha decisiva contra Mussolini…!
Lo que hoy es el Frente Popular, surgido de la Unión del “antifascismo de clase” centrista y del antifascismo burgués y que expresa un frente único, preludio de la unión sagrada, ¿puede luchar “seriamente” contra el régimen fascista, es decir, por la destrucción del régimen capitalista? Pero de esta política, Gramsci ya no es responsable. Detenido en octubre de 1926, escapó así de la pesada responsabilidad de una política de la cual fue uno de los artesanos. Y Togliatti, “que no se decidía como de costumbre” como lo caracterizaba el mismo Gramsci, “decidió” ser el jefe –título que esta vez no contestaremos– de la política de traición cuando los Gramsci, los Terracini y los Scocimarro fueron enterrados en las prisiones fascistas. Y esto no debe sorprendernos. El subjefe de la banda de piratas centristas, Grieco, escribió recientemente en “Stato Operaio” “la aversión de Togliatti hacia Bordiga y el “bordiguismo” siempre ha sido profunda, casi diría física”. Por primera vez, estamos de acuerdo con Grieco; esta aversión es el la de los agentes de la burguesía contra la única corriente que seguía siendo fiel a la lucha por el comunismo. Y no dudamos en afirmar que Gramsci, reconociendo plenamente sus errores del pasado, única forma de rehabilitación proletaria (como Serrati supo redimir sus fuertes faltas de 1919 y 1920) tal vez se hubiera unido al proletariado revolucionario. En una carta que data de enero de 1924, reconoció el error cometido en 1919-1920 por su grupo Ordine Nuovo, posponiendo la propuesta de los abstencionistas para la constitución inmediata a nivel nacional del partido de la clase del proletariado italiano; y en otra carta (en vísperas de su detención) en octubre de 1926 dirigida al Ejecutivo de la IC criticando la campaña “antitroskista” (1) que acababa de ser desencadenada, las únicas críticas que seguramente hicieron los centristas litalianos, los Gramsci, Terracini y Scocimaro, mientras que tocaba a los epígonos, los Togliatti, Grieco y Di Vittorio el prostituirse ante Stalin el “gran conductor” de las derrotas proletarias y el verdugo del proletariado ruso.
Gatto Mammone
1) Tasca escribió recientemente en el “ Nuovo Avanti “ que las diferencias fueron evidentes entre Gramsci y el líder del partido en el extranjero y ha desafiado a Togliatti y Grieco a dar publicidad a esta documentación. Ninguna respuesta se dio por quienes, para honrar a Gramsci, quieren utilizar su cadáver para validar su política de destrucción del proletariado revolucionario. No hace falta hacer hincapié en el papel de Tasca en este caso. Se convirtió en asesor residente del capitalismo francés, Tasca pretende sacar provecho de la disidencia entre Gramsci y Togliatti, para introducir mejor su veneno social demócrata entre los trabajadores.
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Como parte de la tendencia mundial de la crisis capitalista, no se hizo esperar en México la oleada de agravación constante de las -ya de suyo deplorables- condiciones de vida de la clase trabajadora. A pesar de todas las mentiras sobre el “blindaje” de la economía mexicana frente a la crisis, la burguesía sólo puede responder al “estancamiento” de la economía y al creciente “déficit” de las finanzas públicas -y privadas-, con más y mayores ataques al conjunto de la clase trabajadora.
En esta ocasión se cierne sobre los trabajadores de la educación una andana de salvajes golpes a sus condiciones de vida, acompañada de una infame campaña de linchamiento social. Y ante esta oleada de agresiones el sector ha comenzado movilizaciones en las que su patente descontento y combatividad se han dejado sentir.
Hemos intervenido en el inicio de dichas movilizaciones con la siguiente octavilla que presentamos pues consideramos que el conjunto de la clase obrera mundial tiene preocupaciones similares que conciernen a la necesidad de unidad y extensión de sus luchas, luchas en defensa de sus condiciones de existencia que en el futuro seguirán desarrollándose.
La crisis capitalista hace que los ataques en contra de los trabajadores se recrudezcan en todo el mundo, ejemplo concreto son los golpes anunciados en contra de los trabajadores de la educación en México; y sólo con la lucha masiva pueden enfrentarse.
¡Sí se puede luchar! Ese era el sentimiento generalizado en las calles durante la masiva manifestación de profesores el pasado 18 de enero de 2012 en la ciudad de México, movilización que también tuvo eco en varios estados del país, después de tantos años de ausencia de respuesta ante los ataques crecientes. En los días siguientes, se percibe un nuevo ánimo para superar la pasividad y buscar hacer algo frente a la andanada de ataques que caen en cascada.
Y vaya que los golpes sobre sus condiciones de trabajo y de vida son bestiales. Cada día la miseria se extiende por igual a todos los sectores del proletariado pues la burguesía no tiene otro plan ante la crisis que lanzar hachazos a diestra y siniestra: millones de desempleados, grandes masas viviendo en la pobreza más desesperante, disminución de los salarios directos e indirectos (salud, educación…), mayor explotación de los que aún trabajan por las sobrecargas y extensión de horarios bajo la amenaza del despido, encarecimiento de los alimentos, aumento de los alquileres o las hipotecas… en suma, la degradación más insoportable.
El desprecio y la arrogancia de la burguesía no tienen límites. El sector magisterial del nivel básico está recibiendo en este contexto los mayores ataques de su historia que arruinan directamente su misma salud personal y familiar como lo ilustran los nuevos requerimientos del esquema salarial de carrera magisterial y, sobre todo, la llamada evaluación universal. Después de los zarpazos a las condiciones de pensión y jubilación, de las reducciones salariales por el incremento de los descuentos para la salud y los fondos de retiro, este brutal golpe está colmando la paciencia de los trabajadores de la educación que, por lo pronto, han dejado sentir su descontento y negativa a seguir sacrificándose en aras del apetito voraz de sus explotadores pues aceptar de nuevo más sacrificios hoy, como siempre, solo nos lleva a mayores ataques después.
¡Es toda la clase trabajadora la que se ve atacada, no únicamente el sector magisterial! Si queremos luchar, debemos enarbolar las reivindicaciones inmediatas que nos permitan una lucha común contra los ataques generalizados de la clase dominante. Tenemos que rechazar seguir sacrificando nuestras necesidades humanas en beneficio de la ganancia. Y los ejemplos de cómo hacerlo pueden encontrarse en la historia reciente de importantes movimientos de resistencia obrera en varios países del mundo (Francia, Grecia, Turquía, España, EUA…) que han destacado experiencias importantes que podemos recuperar para nuestra lucha, como son:
Hemos de poder discutir abierta y libremente sobre los ataques que enfrentamos todos y cómo nos solidarizamos para defendernos juntos, para debatir cómo nos unimos y movilizamos en los centros de trabajo, para analizar las condiciones más favorables para la lucha, cómo hacemos que más trabajadores se animen a salir a la calle y sumarse a la lucha, cómo integrar las distintas reivindicaciones en una propuesta de lucha común. Necesitamos estos espacios para recuperar la confianza en nuestras fuerzas y en nuestras capacidades para unirnos y hacer retroceder a la burguesía.
Hay que aprovechar las manifestaciones masivas para reflexionar juntos, para encontrar a los hermanos de clase de todos los sectores. Que no sean estas simples procesiones. En una palabra, usemos la calle para decidir cómo llevar la lucha, cómo tomamos el combate en nuestras propias manos.
Tenemos que plantearnos inmediatamente cómo sumar fuerzas a nuestra lucha y evitar permanecer aislados en nuestros centros de trabajo. Será decisivo que busquemos la solidaridad activa de otros sectores de trabajadores y, además, que sepamos unirnos con todos: activos, desempleados, estudiantes, jubilados, etc. Esta es la única oportunidad para presentar de verdad una fuerza considerable ante la fuerza del Estado burgués.
Mientras la fuerza de los trabajadores esté desarticulada los golpes de la burguesía se incrementarán y pasarán fácilmente. La fuerza de los explotados está en su unidad. No sólo los profesores están siendo agredidos, todos los trabajadores están sufriendo estos ataques a su condición de vida, por eso para enfrentarlo es necesaria la unidad, rompiendo las barreras que la propia burguesía crea. Para lograr está unidad tendrán que tomar sus asuntos en sus propias manos a través de sus asambleas. La combatividad que el sector de los maestros está expresando debe potenciarse empujando una verdadera organización. En este proceso, habrá la enorme oportunidad de que los trabajadores se reconozcan poco a poco como parte de una misma clase y, por lo tanto, con la necesidad de luchar unidos.
Revolución Mundial
Sección en México de la Corriente Comunista Internacional
Febrero de 2012
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/RM_126.pdf
[2] https://es.internationalism.org/files/es/Para%20enfrentar%20los%20ataques.pdf
[3] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/mexico
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/vida-de-la-cci/intervenciones
[5] https://www.challenges.fr/finance-et-marche/20111205.CHA7793/quand-l-ex-patron-de-jerome-kerviel-prevoit-l-apocalypse.html
[6] https://mxtomalacalle.blogspot.com
[7] https://www.youtube.com/watch?v=SPfOsOiIEvo&feature=related
[8] https://www.elalmeria.es
[9] https://www.youtube.com/watch?v=we80SaElzjM
[10] https://www.diariopanorama.com/seccion/firmas_22/costa-rica-porque-crece-el-descontento-social_a_107593
[11] https://www.foxnews.com/politics/2009/04/18/obama-endures-ortega-diatribe/
[12] https://www.casamerica.es/actualidad/la-oposicion-acude-debil-y-dividida-los-comicios-en-nicaragua
[13] https://ucw-project.org/attachment/Nicaragua_trends20110420_151157.pdf
[14] https://es.internationalism.org/node/2377
[15] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[16] https://es.internationalism.org/files/es/s%C3%AD%2C%20se%20puede%20luchar.pdf