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Austeridad, desempleo, masacres...
Se avecina el fin de un convulso año y ni Papá Noel ni los Reyes Magos traerán un céntimo de "prosperidad" y "buenas nuevas". El año que viene estará cargado de pesadillas peores de las que hemos vivido en este año. La crisis mundial no está resuelta por más que la burguesía y sus voceros hablen y repitan que "los mercados han ganado confianza", "la reanudación es real, aunque lenta" y demás mentiras que tratan de esconder la realidad de un capitalismo totalmente quebrado. Inglaterra acaba de anunciar el recorte de 500 mil empleos en el sector público, Irlanda deberá poner en marcha medidas de austeridad y despidos nunca antes vividos en ese país. Para que la Unión Europea aprobara el "rescate" de Irlanda, la burguesía de ese país deberá poner en marcha una política de aumento de impuestos y recortes en todos lados, es decir, ataques terribles contra las condiciones de vida de los trabajadores. ¡Como siempre los obreros pagan los platos rotos! El desempleo en España supera los 20.7 % y Zapatero anunció el fin de subsidios al desempleo de larga duración; los ataques contra las condiciones de vida en Francia se han ejecutado, principalmente a través del ataque a las pensiones y a pesar de luchas importantes por parte del proletariado. Francia, segunda economía de Europa, vive una situación donde su juventud está desempleada o con trabajos precarios, lo que la obliga a seguir dependiendo de sus padres. Las nuevas generaciones ya nunca alcanzarán los estándares de vida de la generación que les precede. En la primera potencia mundial, los EUA, el desempleo ronda el 10 % y Obama acaba de anunciar un congelamiento salarial para toda la burocracia federal por dos años. Este panorama en los países desarrollados del capitalismo sólo puede presagiar lo devastador que es la situación para las zonas más pobres del planeta. El desempleo es una amenaza real y latente que atemoriza a grandes masas de trabajadores en todo el mundo, por ello, "Para que la posibilidad de la revolución comunista pueda ganar un terreno significativo en la clase obrera, es necesario que ésta pueda tomar confianza en sus propias fuerzas, y eso pasa por el desarrollo de sus luchas masivas. El enorme ataque que está sufriendo ya a escala internacional debería ser la base objetiva para esas luchas. Sin embargo, la forma principal que está tomando hoy este ataque, los despidos masivos, no favorece, en un primer tiempo, la emergencia de tales movimientos" (Revista Internacional n° 138).
Parecería que el panorama sería completamente pesimista, que no habría salida a la situación, que no habría más remedio que "aguantar lo que venga" y "aceptar los ataques". Sin embargo, una posibilidad empieza a abrirse paso trabajosamente desde lo profundo de la situación social. La lucha de clase, declarada inexistente por intelectuales de la burguesía, empieza a regresar poco a poco a la escena mundial. Un fantasma vuelve a recorrer el mundo, el fantasma de la revolución mundial, pero... "Para que la posibilidad de la revolución comunista pueda ganar un terreno significativo en la clase obrera, es necesario que ésta pueda tomar confianza en sus propias fuerzas, y eso pasa por el desarrollo de sus luchas masivas" (Congreso de RI, sección en Francia de la CCI).
Hoy sólo vemos las primeras escaramuzas, las luchas en España (Vigo, Metro de Madrid, etc.), en Grecia, en Turquía (industrias Tekel), en Francia, en todas ellas la cuestión de la solidaridad, del empezar a recordar que sólo juntos podemos avanzar en el combate, la voluntad de luchar y de incluir a todos los demás, la necesidad de unirnos todos más allá de las categorías, los sectores, las profesiones, es un problema que está ya planteado y cuya solución flota ya en las preocupaciones del proletariado. La burguesía y su aparato (partidos de izquierda y de derecha, sindicatos oficiales e "independientes", los medios de comunicación, sus universidades, etc.), tratarán de borrar nuestra memoria, de deformar el pasado, de prometernos un futuro ligado al sistema. Los sindicatos, principal arma de la burguesía en las empresas, se ponen a la cabeza de las luchas para evitar que el descontento los desborde, para recredibilizarse ante el proletariado. Las luchas recientes,con sus asambleas generales (como en Francia) y los esfuerzos de una minoría para organizarse e intervenir en las luchas, son una expresión de los esfuerzos que realiza la clase obrera para asumir y tomar en sus manos los combates: "Todas estas tendencias que se han manifestado en ciertas luchas desde hace un año señalan que los obreros ya están tan indignados y en cólera contra las medidas que se toman contra ellos o contra sus camaradas que les parece "que ya no se puede dejar hacer" y que es necesario actuar juntos. Esta tendencia ha alcanzado un principio de cuestionamiento de los sindicatos y de sus consignas orientadas hacia el endurecimiento de las luchas pero cada uno por su lado. Por limitada que sea, tal tendencia ya implica un determinado nivel de iniciativa en los obreros, son los primeros pasos que les conducen a tomar las luchas en sus manos" (ídem).
Los trabajadores necesitan de la experiencia de los combates masivos para recuperar la confianza en sus propias fuerzas y para recuperar la memoria colectiva de sus combates pasados. En ese sentido, las minorías segregadas por el proletariado a nivel mundial y que intentan dar a su existencia una forma organizada a nivel internacional, son una expresión no de la "inteligencia" de individuos iluminados, sino la manifestación de una clase colectiva que encarga a una minoría, su minoría, la tarea de difundir y profundizar en el programa de la revolución mundial.
En esta dirección se han reunido en México militantes, minorías simpatizantes de la izquierda comunista, grupos internacionalistas, secciones de la CCI e individuos preocupados por la revolución comunista mundial. La Va reunión Panamericana de Revolución Mundial, sección de la CCI en México, fue un momento de discusión colectiva, de confrontación de argumentos contradictorios en un ambiente fraterno y de confianza. Ha sido un momento importante en la vivencia práctica del internacionalismo y del espíritu proletario. En este número damos cuenta de sus resultados y damos a conocer algunas resoluciones.
La situación histórica demanda de reflexión colectiva, de intervención determinada de las minorías del proletariado en sus luchas e iniciativas. "Lo que está en juego en las luchas de hoy, que manifiestan una evolución significativa, es la acumulación de una combatividad y de un inicio de confianza en si que podrá desembocar en luchas masivas, abriendo entonces una nueva etapa en la dinámica general de la lucha de clase. Hemos de ser muy vigilantes cara a todas las manifestaciones significativas de esta maduración, suscitar los debates. Esto va a la par de la participación al debate en el medio político internacionalista" (Informe sobre Lucha de clases para la Va Panamericana). Tenemos por delante una segura degradación de nuestras condiciones de vida; la lucha de clases regresa poco a poco como la alternativa histórica y la vieja consigna del movimiento obrero de principios del siglo pasado resuena de nuevo en todos los rincones del planeta: ¡socialismo o barbarie!
Diciembre 2010
5ª Conferencia Panamericana de la Corriente Comunista Internacional
A mediados de noviembre del 2010 celebramos nuestra 5ª Conferencia Panamericana a la que asisten las secciones territoriales que la CCI tiene en el continente y, además, varios delegados de otras secciones y del órgano central de nuestra organización. En este tipo de asambleas generales, hacemos balance de las actividades realizadas en los dos años anteriores, relacionadas fundamentalmente a la intervención en nuestra clase y también discutimos acerca de la situación del capitalismo y de la lucha de clases, discusiones que necesariamente se refieren a las orientaciones generales del Congreso internacional de la CCI que es nuestra instancia soberana. En esta ocasión, por primera vez en la región, esta reunión se vio beneficiada por la asistencia de varios grupos y elementos internacionalistas provenientes de varios países del continente. De Brasil: OPOP (Oposición Obrera), Colectivo Labuta; de Ecuador: NDI (Núcleo de Discusión Internacionalista); de Perú: GLP (Grupo de Lucha Proletaria), ORGAP (Organización Anarco Punk) y BMP (Bloque Marxista de Propaganda); de EU: contactos cercanos a la CCI; de México: Política Obrera. Al nivel individual, asistieron varios camaradas que asisten regularmente a nuestras reuniones públicas Y también algunos compañeros de los países mencionados que están en proceso de discusión con vías a la integración a nuestra organización. Esta composición la transformó en una verdadera asamblea internacionalista donde se dio el encuentro de varios grupos políticos e individuos que expresaron las potencialidades presentes del proletariado para romper el aislamiento, para hacer vivir la solidaridad, para luchar por la unidad.
Los informes, preparados con anticipación por la CCI, trataron de varias cuestiones internacionales y nacionales: la lucha de clases internacional, la cuestión de la crisis mundial, las tensiones imperialistas en el mundo y en particular en el continente americano, las actividades de la CCI y de la sección de RM, además del tema de profundización teórica-política relacionada con la función de los revolucionarios. Desde el principio, la reunión decidió por unanimidad privilegiar la discusión de la situación de la lucha de clases para clarificar lo más posible acerca de las condiciones del combate del proletariado y de cómo deben intervenir los revolucionarios dentro de su clase. También se decidió discutir de manera amplia acerca de las actividades generales de la CCI y de la vida interna de RM; igualmente fue puesto en la agenda el punto de la situación nacional de México ya que una de las tareas de esta reunión también tiene que ver con este análisis dado que es el país donde milita la sección territorial de RM. Sobre las discusiones habidas, que fueron en verdad muy animadas y profundas, no podemos sino puntualizar sólo algunos aspectos importantes.
Fue la principal discusión y la que abrió la conferencia provocando un vivo interés de los participantes que prepararon informes y análisis que daban cuenta de la lucha obrera en varios países. Fundamentalmente, la conclusión remarcó que desde el 2003 cuando el proletariado empezó a responder a los ataques de la burguesía después de 15 años de reflujo y retroceso de la conciencia en la clase (provocado por la campaña del "fracaso del comunismo"), las luchas recientes del 2010 desarrolladas sobre todo en Europa (Grecia, España, Francia, Inglaterra, Irlanda...) y parte de Asia (Turquía, India...), se producen después de que los trabajadores sufrieron un cierto shock por los brutales ataques derivados de la crisis económica generalizada del 2007-2008 y expresan un hartazgo y un rechazo a aceptar resignadamente los ataques redoblados del capital. Si bien este cambio en la situación se está produciendo en medio de una confusión y una desorientación sobre cómo luchar, cómo organizar y controlar las luchas y, sobre todo, con muchas ilusiones acerca de los sindicatos que están en primera línea para evitar el desarrollo de una dinámica de lucha obrera auténtica. Se destacó que las asambleas generales que han aparecido expresan un avance en cuanto a la reapropiación de las enseñanzas de sus luchas pasadas para tomar el control de su combate y es necesario redoblar los esfuerzos para que los sindicatos no las desvirtúen o las clonen de manera apócrifa. En el periodo que sigue la respuesta obrera a los ataques económicos va a continuar dado que la crisis se está recrudeciendo y además hay la percepción en los trabajadores de que la situación va a empeorar, sin embargo, el lazo no es mecánico entre los ataques y el aumento de las luchas, además de que todavía es necesario desarrollar una reflexión en las filas obreras acerca de cómo ir a la lucha, cómo controlarla, etc. Todavía hace falta que la clase obrera recobre su confianza y refuerce su identidad de clase, lo que le proporcionará la fuerza para sobrepasar sus confusiones y para ir con más decisión al combate, para decidirse a construir un amplio movimiento masivo que no sólo detenga los ataques sino que se plantee además la perspectiva final de sus luchas.
Estamos apenas presenciando los primeros esfuerzos en este sentido, y aunque ya se han expresado interesantes intentos para desarrollar la solidaridad, o se ha presentado la simultaneidad de luchas lo que posibilita la cuestión de la extensión o la aparición de una nueva generación de obreros que, aunque minoritaria, ha empezado a cuestionar al capitalismo mediante la reflexión y la búsqueda de las posiciones proletarias, esta maduración apenas está en proceso y todavía debe fermentar en el conjunto de la clase y desembocar en las luchas masivas que el proletariado requiere para recobrar la confianza en sí mismo, en su potencia social y en su proyecto histórico.
Esta dinámica es aún muy heterogénea entre el proletariado de Europa más experimentado históricamente y el de los países de la periferia como es el caso de América Latina donde aparte de una falta de experiencia, por ejemplo, en la confrontación con los sindicatos pesan también las campañas nacionalistas y democráticas amén del peso de la descomposición social generalizada que está dislocando a la sociedad y lanzando hacia el proletariado todos sus efectos tóxicos que también influyen en la situación de confusión y desorientación tan acentuadas que experimenta la clase obrera y que le impide hasta ahora desplegar alguna respuesta ante el vendaval de los ataques de la burguesía.
Con todo, las tendencias de la lucha son positivas como lo demuestra, por ejemplo, el despertar del proletariado en los EU (ver artículo en este número) que también ya deja ver su determinación de sumarse a la lucha de sus hermanos de clase en el resto del mundo. Las discusiones fueron muy claras en cuanto a que no puede haber revolución mundial sin el proletariado norteamericano y sus minorías revolucionarias.
La evaluación hecha del desempeño de nuestra organización en su trabajo cotidiano necesariamente se refirió a las dos orientaciones centrales, emanadas de nuestro último congreso internacional, y que guían las actividades del conjunto de la organización, resultando un balance ampliamente positivo:
- el trabajo de apertura hacia los elementos del movimiento obrero que están trabajando en muchas partes del mundo a favor de la clase obrera, se ha realizado de manera regular y se han hecho grandes progresos: hacia el medio internacionalista en América Latina y América del norte; en dirección al medio anarquista específicamente internacionalista; en relación a la nueva generación de proletarios que está cuestionando fuertemente la explotación capitalista; en fin, hacia las expresiones de la lucha obrera que está conociendo en este periodo una cualidad diferente.
- el saneamiento del tejido organizativo ha ocupado grandes energías de los militantes en los dos últimos años, poniendo en el centro el combate al espíritu de círculo: expresado entre otras cosas en roles individualistas, en cierta atomización, en deficiencias en la cultura del debate, en deficiencias en cuanto al trabajo de equipo, etc., opuesto completamente al funcionamiento proletario colectivo y centralizado: basado en lazos sociales de solidaridad, de fraternidad y de confianza necesarios para forjar la unidad de la organización. Este rubro es indispensable para que la CCI sea capaz de cumplir su papel de intervención en general dentro de la clase y en particular en cuanto a la apertura.
La discusión de estos rubros, a pesar de tener un carácter interno de la CCI, se benefició de la participación de los camaradas invitados pues se debatía precisamente acerca de los problemas que aquejan al funcionamiento de la organización política del proletariado y que es necesario conocer para poder construir el futuro partido comunista, y esta problemática no es, ni mucho menos, exclusiva de la CCI, sino que atañe a todos los organismos segregados por el proletariado en cualquier parte del globo. Las resoluciones adoptadas orientan las actividades futuras también en este sentido.
La articulación hecha entre los puntos anteriores y esta cuestión dio a la conferencia un carácter profundamente militante, todos los participantes tenían como preocupación central la clarificación acerca de cuál es el papel de los revolucionarios, cuál es la relación entre la clase y sus minorías, cómo hay que intervenir, etc. Luego de haber analizado la evolución de la lucha de clases, sus dificultades, sus avances, sus necesidades actuales, la conferencia hizo un esfuerzo importante para desarrollar lo más lejos posible la clarificación alrededor de este asunto candente en este periodo histórico. Las posiciones expuestas en las intervenciones permitieron realmente una homogenización de varios conceptos que el movimiento obrero ha destacado como lecciones desde su nacimiento, en particular aquella de que los revolucionarios son una parte, la más clara, del conjunto de la clase y que, en consecuencia, se esfuerza para aportar al avance de su conciencia y de su organización. Este debate también destacó una divergencia alrededor de la cuestión crucial de cómo se concibe el proceso de toma de conciencia de la clase obrera, su capacidad para construir una conciencia comunista de su lucha y sus objetivos históricos y, en consecuencia, de cómo se entiende el papel de los revolucionarios en este proceso; si son parte activa que contribuye desde dentro de su clase o si tienen la función de llevar la conciencia desde fuera dado que la clase tendría problemas para integrar por sí misma una conciencia plena y global de las condiciones de su lucha y de sus objetivos. Una diferencia de análisis perfectamente entendible puesto que se refiere a una cuestión crucial y muy compleja de la relación entre los revolucionarios y su clase. Un debate que no ha terminado y que deberá proseguirse en el periodo que viene, en particular entre la CCI y OPOP ([1]).
En el mismo tenor, aunque esta discusión abordó todos los aspectos clave de la situación nacional: crisis económica, pugnas interburguesas y lucha de clases, lo hizo efectivamente con la intención de clarificar lo mejor posible las condiciones en las que lucha la clase obrera en esta región, desnudando el proceso real de depauperación de los trabajadores, alertando sobre la descomposición social acelerada del sistema y enfatizando acerca de las trampas que tiende la burguesía para evitar que la lucha obrera se desarrolle en su terreno, principalmente vía el sindicalismo y los partidos de la izquierda del capital. Enseguida de este artículo presentamos la resolución sobre la situación nacional que resume este análisis y despeja perspectivas para el siguiente periodo.=
Esta conferencia panamericana no sólo fue un momento importante en la vida de nuestra organización sino que, al mismo tiempo y eso le dio una cualidad nueva, se convirtió desde el inicio no sólo en una verdadera asamblea internacionalista entre proletarios revolucionarios, sino también en un verdadero acto internacional sostenido por varias decenas de camaradas proletarios que, a pesar de las dificultades del idioma (las intervenciones fueron en español, portugués, inglés) encuentran siempre un código común para comunicarse, el lenguaje de la lucha de la clase obrera; de esta manera responden a las exigencias de su clase: la necesidad de hacer vivir la cultura de la discusión abierta y fraterna para clarificar sus posiciones y avanzar en la tendencia que anima al movimiento obrero, la lucha por la conciencia y la unidad.
Aún si se trata de un esfuerzo modesto todavía, en perspectiva debe considerarse como un acontecimiento sin precedentes y de talla histórica en esta región que expresa no sólo el desarrollo espectacular de las minorías revolucionarias en América como lo hemos demostrado en los últimos años sino las potencialidades de la lucha de clases contenidas en la situación actual. En tal sentido, es un punto de partida al cual asirnos para lograr mayores metas en el futuro.
El éxito de esta conferencia se debe completamente al tremendo esfuerzo del conjunto de los camaradas asistentes que no sólo viajaron con gusto miles de kilómetros sino que se implicaron de lleno en su preparación, lo cual se reflejó en la satisfacción experimentada por todos los participantes que lamentaron lo rápido que se fue el tiempo y el no poder acompañarse un poco más para agotar el cúmulo de temas que siempre se quedan en el tintero. En realidad, para muchos camaradas muy jóvenes esta fue su primera experiencia de una reunión internacional de militantes comunistas y fue tal su alegría e impacto ante tal acontecimiento que incluso uno de ellos expresó que harían falta palabras nuevas para conceptualizar lo que se había vivido en esas jornadas de encuentro fraternal y solidario. El viejo topo ha estado haciendo su trabajo indiscutiblemente.
RR / Diciembre-2010
[1]) Por cierto, han quedado también como puntos a seguir clarificando la cuestión del anarquismo, su caracterización, cuál es la posición del marxismo, que hay que rescatar de la experiencia histórica, qué ha cambiado. Igualmente surgió otro tema en la discusión sobre la situación actual del capitalismo referente a la capacidad que tiene la burguesía para recomponerse ante sus dificultades.
México
1. Desde diciembre del 2007 cuando oficialmente se reconoce la apertura de la recesión, la burguesía no ha hecho sino justificar al sistema, culpando de las dificultades que azotan al capitalismo a las actuaciones irresponsables de los brokers o la inadecuada manipulación de la tasa de interés por la FED. Variantes de ese discurso lo expone el aparato de izquierda del capital, que para evitar pronunciar el proceso de agudización de la crisis, afirmaban, con lenguaje radical, que se trata de una "crisis del neoliberalismo", o el efecto natural por privilegiar al capital financiero por encima al productivo, terminando con su llamado a cambiar de "modelo económico" y a extender una regulación de las operaciones especulativas. Y con la misma falta de consistencia para exponer sus argumentaciones mistificadas, están sus declaraciones sobre el fin de la recesión y sus pronósticos de crecimiento para 2011 como resulta de "ampliar la liquidez" mediante las continuas inyecciones crediticias. Las secuelas más graves que marcaron la recesión pueden haber disminuido su dinámica explosiva, pero ello no significa que se haya salido de la crisis. La crisis que vive el capitalismo actualmente se ha abierto desde fines de los década de los sesenta del siglo pasado y por más discurso de aliento y severos planes económicos apliquen, no abren la menor posibilidad para terminarla, por el contrario, cada momento recesivo es cada vez más profundo.
2. El principal instrumento que la burguesía ha utilizado en todas las regiones del planeta para defender su ganancia ha sido la ampliación del los nivel de explotación de la clase trabajadora, elevando lo mismo las cadencias productivas o comprimiendo los salarios directos e indirectos. Pero el apuntalamiento general del sistema requiere además de la intervención del Estado en el rescate de bancos y empresas usando activamente el gasto de gobierno y la deuda en general; por eso el peso del déficit público y el crédito no son problemas que corresponden solamente a las economías llamadas PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, Spain). Aunque en estas regiones se presentan con más explosividad los problemas de insolvencia, el sistema en su conjunto requiere cada vez dosis mayores de crédito, el cual no es usado para reanimar la acumulación de forma real, sino tan sólo para postergar procesos de insolvencia, un ejemplo claro de esta práctica se observa en la inyección de 110 mil millones de euros para Grecia, o los 600 mil millones de dólares que la FED ha inyectado en la economía norteamericana.
3. Los denominados "proyectos alternativos" impulsados por gobiernos de izquierda en América Latina no dejan de contar entre sus instrumentos el uso de draconianas medidas de austeridad en contra de los trabajadores, los cuales son de magnitud semejante a las llevadas en España y Grecia -en donde, dicho sea de paso, también se encuentran partidos de izquierda en el gobierno. En América Latina los gobiernos de izquierda repiten la misma preocupación de enfrentar el peso de la crisis aplicando medidas de austeridad que agravan aún más las condiciones de vida de los explotados. Ejemplo de ello es la amenaza de lanzar a la cesantía a medio millón de trabajadores que laboran en la administración del Estado en Cuba, lo cual sin duda es un golpe que agrava aún más la vida de los explotados de la isla que sobreviven con míseros salarios y peores pagos por jubilación. Una situación similar ocurre en Bolivia, donde siguiendo de forma fiel las recomendaciones del FMI, se ha puesto atención en cubrir la deuda externa, ampliar las exportaciones y limitar el déficit interno, pero para lograrlo no dudan un momento en aplastar aún más las condiciones de vida de los obreros. Siendo un país que no cuenta con un dinamismo industrial que le asegure altos niveles de productividad, lo suple con el incremento de las cargas laborales y la compresión del salario, mostrando así el verdadero rostro del llamado "socialismo del siglo XXI" promovido por Hugo Chávez y Evo Morales.
4. En 2009 las instituciones económicas internacionales de la clase en el poder indicaban que México había sido el país de América Latina más afectado por la recesión, cerrando ese año con una caída de su PIB en 6.54%; pero todavía no terminaba ese año y el gobierno declaraba el fin de la recesión y la apertura de la recuperación, pronosticando altas cifras de crecimiento para 2010, y aunque a la fecha mantienen el optimismo han tenido que ir bajando sus expectativas. Pero aún cuando la tasa de crecimiento de su PIB pueda mostrar signo positivo, la dinámica de la acumulación capitalista muestra, como en todo el mundo, una gran fragilidad, que queda expuesta por los altos niveles de trabajadores lanzados al desempleo. No existe una incorporación masiva de capitales asociados a nuevas tecnologías que suponga un desplazamiento elevado de población obrera, y que determine la masa de desocupados, pero si hay en cambio el despido continuo de trabajadores en todas las ramas de la economía por quiebras y ajustes de producción. El despido masivo que se realizó de los trabajadores de la electricidad, la amenaza del despido de la plantilla de Mexicana de aviación (en el mejor de los casos se propone el recorte del 75% de los trabajadores y la disminución del salario de los que queden activos) y el crecimiento de los llamados empleos informales son muestras de la dinámica dominante, que expone, sin duda, la afectación a las condiciones de vida de los trabajadores, pero también pone al desnudo los problemas que el capitalismo en su fase de decadencia presenta para relanzar la acumulación; lo cual pone en su magnitud real las optimistas cifras de la burguesía y anula los discursos que aseguran se avanza hacia la salida de la crisis, por el contrario, lo que se percibe es una tendencia a su profundización y al uso masivo del crédito en un intento desesperado de retardar o esconder algunas de las secuelas más explosivas.
5. La imposibilidad para el proletariado de vender su fuerza de trabajo acelera, profundiza y extiende la pauperización, lo cual es bien aprovechado por la burguesía para presionar a los trabajadores en activo, obligándolos a ampliar las cadencias de producción y a recibir menores salarios. Esta situación se vive lo mismo en las economías altamente industrializadas como Alemania y EUA, como en las de la "periferia" como México.
6. El peso del desempleo afecta a todas las generaciones de la clase obrera, no obstante la nueva generación vive con mayor drama este proceso, llevando a la pauperización creciente de masas de jóvenes proletarios (no pocos de ellos llegan a la lumpenización, convirtiéndose en presa fácil de las mafias). Para justificar la existencia de este proceso la burguesía ha inventado la categoría ofensiva de "Ni-Ni" (ni estudian, ni trabajan). En México algunas fuentes refieren la existencia de 8 millones de jóvenes en esa condición, otras hablan de 17.5 millones, pero cualquiera que sea la cifra adecuada, lo relevante es que la clase dominante anima a toda una carga de charlatanes para que deslinden al capitalismo de su existencia y armen una campaña en la que presentan este fenómeno como un "comportamiento aberrante" que se debe, o bien a las malas actitudes de los padres que les impiden asumir a los jóvenes responsabilidades, o a taras emocionales.
7. La agravación de la crisis económica ha sido un factor determinante para el desarrollo de luchas obreras en diversos países de todos los continentes: lo mismo en Grecia, Francia, Inglaterra y España, que en Turquía, India, Vietnam y China. Todas estas expresiones han mostrado altos niveles de combatividad, pero sobre todo verdaderos intentos por tomar el control de sus movilizaciones, dando pasos importantes en expresiones solidarias, las cuales en los hechos buscan romper el encerramiento promovido por los sindicatos. Se destaca de esta dinámica la masividad de las movilizaciones pero además la actuación de importantes minorías que avanzan en el proceso de la reflexión de las experiencias obreras, pero que además difunden en su intervención la preocupación por asegurara la unidad de la clase, la extensión de la lucha y de contar con formas de auto-organización (como las asambleas generales).
8. Las luchas obreras que han tenido lugar en los últimos tiempos muestran la existencia de un proceso de maduración política de la clase, ya que aún cuando requiere -mediante la movilización masiva- recuperar la confianza en sus fuerzas, se empieza a plantear el problema de cómo luchar, lo cual no significa que exista ya una claridad del carácter nocivo del sindicato, de sus maniobras y la conciencia de confrontarlos.
9. El crecimiento de los golpes dados por la burguesía en contra de las condiciones de vida del conjunto de la clase obrera, lo mismo en países industrializados que en los denominados de la periferia, ha generado indudablemente coraje y expresiones reales de combatividad; en el caso de México las movilizaciones de trabajadores despedidos de la Compañía de Luz es un ejemplo de la presencia de esa tendencia, no obstante esa dinámica no se mantiene. La actuación del sindicato (SME) -aislando y cansando a las masas de trabajadores de la electricidad directamente, pero de forma indirecta a la gran masa de asalariados, que ven en esta estructura un órgano de lucha- fue una acción que potenció el golpe de la burguesía, en tanto expone una derrota a un sindicato que se presumía muy fuerte, extendiendo la impotencia y la desmoralización de los explotados, sirviéndose de ello para hacer pasar de manera más fácil posteriores golpes.
10. El escenario de derrota que la burguesía misma extendió le ha permitido golpear de forma similar a los trabajadores de Mexicana de aviación, amenazando, junto con la estructura sindical, el despido masivo y la compresión de los salarios de los trabajadores que vuelvan a ser contratados; el ataque sin duda ha sido muy grande y sin embargo el dominio sindical permitió el aislamiento, y la implantación de la desmovilización. Una situación similar se ha presentado ante el anuncio de la apropiación por parte del Estado de las cotizaciones del INFONAVIT (fondo de vivienda). Todo el aparato sindical, aprovechando la desmoralización y la desmovilización, fomenta la idea de que se trata de un problema individual que sólo se puede enfrentar mediante juicios legales. Así mismo, la amenaza de afectar el fondo de pensiones de los trabajadores del IMSS, ha creado un descontento pero, hasta ahora, ha dominado el temor paralizante.
11. El peso de las campañas nacionalistas, empujadas por el aparato de izquierda del capital, han servido también para someter la combatividad obrera, en tanto abren caminos vacios que desvían el coraje y alientan la esperanza en las alternativas que la burguesía puede ofrecer. Todas las dificultades que se han señalado, no significan que exista una anulación de las capacidades del proletariado en el país, sino que exponen de forma más amplia la necesidad del proletariado en recobrar su confianza mediante la movilización y la recuperación de la experiencia de sus hermanos de clase de otras regiones. Bajo tales circunstancias, la intervención de las minorías revolucionarias se vuelve una tarea relevante.
12. El grado de agudización de las pugnas de la burguesía, tanto a nivel internacional, como en el plano nacional, no se podría explicar sin el marco que ofrece la comprensión de la descomposición. De manera particular los conflictos que la burguesía mexicana presenta a su interior, se han ido escalando y agravando. En los noventa, los asesinatos entre los diferentes grupos de la clase en el poder empezaban a ser forma común para ajustar sus cuentas. Lo que ya se empezaba a revelar era la dificultad de la clase dominante para mantener su homogeneidad y disciplina. Es en ese marco es que los intereses de la mafia, otrora controlados, se dispersan y funden lo mismo con intereses económicos y políticos de grupos empresariales, clericales y del gobierno, desatándose una guerra de todos contra todos, donde el problema de la droga no es sino uno más de los campos de batallas donde se desarrollan las luchas internas de la clase dominante.
13. La burguesía es una clase no homogénea, marcada por fracturas que provienen de la competencia y la defensa de sus intereses económicos y políticos; esta ruptura interna se ha agudizado en la actual fase de descomposición. Ese desgarre interno que vive no significa que el Estado, como expresión de su unidad, pierde su función como instrumento de dominio en contra de la clase obrera. Por eso cuando la burguesía refiere a la situación que se vive en México, habla de un "Estado fallido" o de la presencia del "narcoinsurgencia", con ello pretenden separar a la burguesía y al Estado de la escalada violenta que se ha desatado, pero la burguesía no sólo no es ajena a esta guerra, sino es propulsora directa de ella. El hecho de que regiones del país estén bajo control de un grupo mafioso que les permite someter a masas de civiles, despojándolas u obligándolas a rendir tributos, no significa sino el dominio de un grupo de la burguesía que actúa con impunidad, extendiendo el terror para retar a los grupos opositores.
14. El avance de la descomposición no sólo afecta la vida y las relaciones de la burguesía, también la clase obrera al estar en medio de los conflictos se ve sometida al temor. Como en toda guerra, ya se han provocado hordas de civiles que huyen de los ataques (por ejemplo en Nuevo León, Chihuahua, Baja California y Tamaulipas) y que viven con gran temor. Pero también la misma clase dominante, con conocimiento de hechos, utiliza los efectos de su descomposición en contra de los explotados rompiendo la confianza y los lazos solidarios de clase, empujándolos a asumir el individualismo y la desconfianza como única forma de relación.
Reunión Panamericana
Noviembre 2010
Fuga de combustible y explosión en San Martín Texmelucan, Puebla
El estallido fue pavoroso, todo se empezó a quemar en un radio de más de dos kilómetros, el fuego salía lo mismo de las alcantarillas de las calles que corría por el caudal del río Atoyac inundado de gasolina; la ola expansiva se sintió a varios kilómetros y el humo y la ceniza cubrió un extenso territorio a la redonda... un verdadero infierno que obligó a miles de familias a huir despavoridas de la ciudad que siempre ha estado bajo la espada de Damocles de las instalaciones de Pemex que por años han registrado incidentes graves pero que siguen ahí conviviendo con los pobladores.
No, no es una película de horror, es algo real y peor, es la enésima tragedia de su tipo sucedida el domingo 19 de diciembre a las 5:30 a.m. en la ciudad de San Martín Texmelucan, Puebla, y al decir del gobierno federal, estatal y local, se debió a una "ordeña" ilegal de combustible, fuera del control de la empresa paraestatal. Hasta la fecha, esas mismas fuentes sostienen que han sido unas 29 personas las que fallecieron y decenas las damnificadas por la pérdida de casas, vehículos, etc.
Como siempre, las lágrimas de cocodrilo de la burguesía brotan por doquier amplificándose hasta el hartazgo en sus cajas de resonancia como la TV, la radio, los diarios, las explicaciones "racionales" que piden justicia y castigo para los culpables, esos "malhechores desalmados" que aparte de robarse la riqueza nacional ponen en peligro a las poblaciones y, como ahora, provocan verdaderos asesinatos masivos. Los gobiernos por su parte reeditan la misma cantaleta: "se aplicará todo el peso de la ley y... lamentamos las vidas perdidas..." Palabras tan criminales como los hechos sucedidos.
Este nuevo crimen se suma al largo rosario de crímenes que hay que endosar a la cuenta del capitalismo en todos los rincones del globo: sustancias tóxicas que contaminan cientos de kilómetros cuadrados y acaban con ríos y fuentes de agua para siempre, explosiones de plantas nucleares, desplome de puentes, caída de aviones... todos estos "accidentes" tienen como denominador común el de ser el resultado inexorable de la actitud criminal del capital que en aras de la ganancia recorta el presupuesto para la seguridad y el mantenimiento sin importarle en lo más mínimo la suerte de la población y en particular de los trabajadores con un desprecio absoluto hacia la vida de las masas obreras que, al fin y al cabo, son mero insumo para efectos de su acumulación.
En efecto, en el caso de Pemex, por décadas se han ido construyendo instalaciones de alto riesgo en lugares donde se asientan grandes masas de personas y sobre todo los trabajadores que son obligados por su pobreza a edificar sus humildes viviendas en estas zonas. Para la burguesía, esta convivencia de refinerías, bodegas de combustible, oleoductos, etc., con las masas hacinadas no tiene mayor problema pues no le interesa en lo más mínimo la suerte de las familias obreras. Recuérdese, por ejemplo, el estallido de varias salchichas de combustible en San Juan Ixhuatepec, México, en noviembre de 1984 que incendió en segundos centenares de casas obreras calcinando en el acto a cientos de personas y dejando mutiladas a otros más. O también el estallido de las alcantarillas del drenaje anegadas de gasolina en Guadalajara, Jalisco en 1992. En fin, la lista es interminable y se ampliará aún más indudablemente.
En cuanto a las famosas "ordeñas" clandestinas de las tuberías de combustible, es del dominio común el que son los mismos funcionarios de la empresa estatal y del sindicato quienes han administrado esta actividad por décadas y han sido protegidos por las mismas autoridades policiacas, que una tal práctica es imposible para algún particular "independiente" no sólo por el equipo empleado sino por la cobertura que hay que tener para realizar esto en la escala en que se hace. Así, no sólo la empresa enriquece al sector de la burguesía que la controla en determinado momento mediante las participaciones legales que aparecen en la contabilidad formal sino también por medio de estas acciones que representan ganancias millonarias. La mismas personas afectadas denunciaron que es precisamente esa área siniestrada la que registra al año el mayor porcentaje de tomas clandestinas y que necesariamente todas las autoridades lo han sabido por años pero que sospechosamente nunca han hecho nada.
La Ley de la Ganancia vuelve a cobrar vidas en estas catástrofes desnudando la naturaleza destructora del sistema capitalista que es una permanente amenaza para la humanidad pues cada minuto que se mantiene en pie es sinónimo de incontables sacrificios mortales para las masas explotadas y oprimidas.
¡Hay que destruir al capitalismo
antes que destruya el planeta entero!
21 de diciembre de 2010, RR
Irlanda
Irlanda, de ser uno de los países más pobres de Europa pasó a ser un modelo a seguir, su PIB (producto interno bruto) crecía por encima del 5%, y la renta nacional aumentaba en un 75%, mantenía el mayor crecimiento de la zona euro y pagaba las tasas más bajas por su deuda pública. Para lograrlo, Irlanda había apostado a ofrecer las mejores condiciones posibles para la rentabilización del capital, para que se establecieran empresas de alta tecnología en su territorio, reduciendo su carga tributaria a un promedio de 12,5%, cuando la media en la zona es del 24%. De allí que 70 de las 100 mayores transnacionales que aparecen en el índice de la revista Fortune tienen su sede en ese país.
Además ofreció mano de obra calificada aumentando el gasto en educación específicamente en las ramas relacionadas a las áreas del los capitales que llegaban. En 1999, Irlanda dedicó el 6,74% del PIB a educación, justo el doble que España, lo que permitió que la productividad por trabajador se elevara. Paradójicamente su gasto público social en otras áreas es el más bajo en la Unión europea, con un 18% de su PIB, cuando el promedio es de un 27%. Además el porcentaje de trabajadores en el sector público es solo de un 12%, cuando el promedio es de un 15%, pero el plan fuerte se centró en la gran desregulación de los mercados laborales con una fuerte tendencia a la contención de los salarios, lo que ha determinado un descenso de las rentas de los trabajadores.
La reducción de salarios ha creado un gran endeudamiento de las familias que facilitó la expansión del sector bancario dedicado a actividades especulativas en los sectores inmobiliarios y de la construcción, el crédito hipotecario se multiplicó por siete y el crédito para la promoción inmobiliaria se multiplicó por 11 entre 1998 y 2009. La resultante es que entre 1996 y 2006, el precio de la vivienda creció un 270%. Este incremento en el precio de la vivienda era el aval que sostenía el adeudamiento de las familias. Cuando el precio de la vivienda colapsó, por la crisis, debido al estallamiento de de la burbuja inmobiliaria en EUA y en el resto del mundo, (el precio de las viviendas cayó un 7,3% en 2007, un 9,1% en 2008), afectó enormemente a la demanda y al crecimiento económico, lo bancos igual que en EUA se encontraron con que tenían un nivel muy alto de "activos tóxicos" que le ocasionaban una falta de "liquidez", por ello el gobierno irlandés intentó primero capitalizar los bancos en problemas.
Pero no sólo los particulares (empresarios y familias) se endeudaron, la limitada recaudación fiscal sobre todo debido a las exenciones a los grandes capitales, ha empujado al Estado a endeudarse lo cual ha determinado un elevado déficit presupuestal. Así la suma de la deuda privada y pública ha alcanzado casi el 700% de su PIB. La mayoría de esta deuda impagable, la tenían los bancos alemanes, británicos y franceses, creando así una crisis bancaria de enormes proporciones, que ha afectado a toda la zona euro, bancos que han cerrado las líneas de crédito hasta que Irlanda garantice la implementación de políticas fiscales que reduzcan las déficits y golpeen mucho más a las clases trabajadoras, y soliciten un rescate (que sería su propio rescate).
Con la falta de créditos industrias enteras han desaparecido por completo en cuestión de meses, y ya que los ingresos del gobierno disminuyen con la repentina caída de la producción, las finanzas públicas, han sido calificadas como riesgosas; Irlanda forma parte de los tristemente celebres PIIGS, que pueden ser Estados en quiebra, es decir, que no pueden hacer frente a su deuda, como consecuencia de los 35,000 millones de euros que el Gobierno ya ha inyectado en su sector bancario su déficit cerrará este 2010 en un 32%).
Irlanda como primer país de la zona del euro en camino a la recesión, ha tenido que implementar planes de austeridad, ya ha reducido 20% el salario de los empleados públicos y un 10% el gasto en prestaciones sociales. Además en diciembre de 2008 acordó inyectar 5,500 millones de euros en sus tres mayores bancos, nacionalizando el Anglo Irish Bank. A finales de 2010 aprobó para los siguientes 4 años reducir su gasto estatal en 10 mil millones y aumentar la recaudación fiscal en 5 mil millones, la idea es reducir el déficit público a un 3% del PIB para 2014. Además ha solicitado una línea de crédito al FMI y BCE de 85 mil millones de Euros (113 mil millones de dólares USA) el cual fue aprobado, tras comprometerse a no ceder en las medidas de austeridad. El salario mínimo disminuirá un 12 % hasta bajarlo a 7.6 euros por hora. Las pensiones se han congelado para los próximos cuatro años (pero se prevé en el futuro reducirlas en un 10%), la edad de jubilación gradualmente llegará hasta los 68 años para el 2028. se proyecta el despido de más de 24 mil empleados públicos. El IVA subirá en el mismo periodo hasta llegar al 23%, el impuesto sobre el carbono se duplicará y se creará un impuesto nuevo al consumo de agua, así como un impuesto a la propiedad que afectará a todos los hogares. Mientras tanto se ha garantizando que el 12.5 % de impuesto a las empresas extranjeras será intocable. También se encarecerán las cuotas en el sector educativo, en las universidades pasará de 500 euros hasta los 2 mil euros anuales.
Después de Grecia, la burguesía internacional estaba angustiada porque el colapso de las economías de Irlanda y Portugal tendría un fuerte impacto no sólo de la zona euro, sino mucho más lejos. El Reino Unido no forma parte de la zona euro, pero el gobierno juzgó su aportación al rescate de 7 mil millones de euros como una medida necesaria que había que tomar, en última instancia en interés de la economía británica. Después de este último plan de rescate irlandés aún hay preocupación por las posibilidades de éxito, y ya se especula acerca de si sería España, Italia o Bélgica el próximo país en ser rescatado, cuyo costo superaría con mucho la cantidad de Irlanda; el de España rompería la alcancía: pues se estima en unos 420 mil millones de euros.
Los críticos podrían estar en desacuerdo sobre los detalles, pero como en el Reino Unido, existe un acuerdo en la necesidad de lidiar con el déficit estatal. El Sinn Fein, por ejemplo, ha elaborado recientemente un documento titulado ‘Hay una manera mejor, donde se alardea que es "debidamente analizado y aprobado por economistas independientes." En él afirman que una mayor imposición a los ricos y las grandes empresas va a generar millones, y si el gobierno va a "tomar 7 mil millones de euros del Fondo de Reserva para Pensiones por tres años y medio, el Estado ampliará el programa de inversiónes" que deberá "estimular la economía y crear puestos de trabajo." Entonces el déficit se reduciría debido a que el "estímulo" traería un crecimiento. Sin embargo, la experiencia de la economía capitalista en los últimos cien años ha demostrado que con el recurso de la deuda, las inversiones, los recortes de gastos o subidas de impuestos, ningún gobierno ha encontrado una manera de escapar a la realidad de la crisis.
Por otra parte, la solución proclamada el 27/11/10 por el Socialist Worker (que debería adaptarse a todos los países). "Los gobiernos deberían tener los bancos bajo control pleno, tomar los beneficios de los banqueros y usar dinero para proyectos sociales necesarios... Los impuestos deberían ser masivamente incrementados para los ricos y los empresarios[...] Los gastos de la guerra imperialista y de las fuerzas armadas deberían terminar mañana. Los gobiernos, como Grecia e Irlanda deberían desafiar las demandas de recortes del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea", es ilusoria porque la nacionalización de la banca ya está muy avanzada en el Reino Unido y en otros países. Tras los últimos rescates la participación del gobierno de Irlanda en el Allied Irish Bank es más del 96%, y en el Anglo Irish Bank es 100%; en el Bank of Ireland (por lo reducido que es ahora, es una institución financiera menor de Paddy Power corredor de bolsa, pero sigue siendo un banco) es más del 70%, en el Irish Nationwide es del 100%. La intervención del Estado capitalista en todos los aspectos de la vida económica ha sido una tendencia importante en el último siglo y de ninguna manera representa un beneficio para la clase obrera. El Socialist Workers Party (Partido Socialista Obrero) habla de la necesidad de un "poderoso movimiento de masas", pero sólo como una forma de apoyar a los gobiernos. Decir que Grecia o Irlanda podía "desafiar" al FMI y a la UE es una negación de la realidad de la economía capitalista: ¡los pordioseros no pueden elegir! El ‘desafío' sería en realidad un espectáculo de tontos, la renuncia de los gastos militares es imposible, las potencias capitalistas fácilmente pueden recurrir a los medios militares para hacer cumplir su voluntad.
Detrás del planteamiento de aumento de impuestos a los ricos, esta la ridícula idea de que si la sociedad capitalista se organizara de una manera diferente podría desenvolverse sin explotación y sin crisis económicas. En diciembre de 2009, el ministro de Finanzas irlandés Brian Lenihan dijo: "Hemos dado un vuelco... Si trabajamos juntos ahora y compartimos la carga, podemos generar un crecimiento económico sostenible para todos." Un año más tarde, podemos ver que ningún sector dio la vuelta y que, lejos de compartir la carga, los más pobres son las mayores víctimas. En cuanto al crecimiento y la sostenibilidad, donde quiera que ellos existan en el mundo, se puede estar seguro de que es y será solo a expensas de otros.
Las grandes manifestaciones que han acompañado los anuncios de los planes de choque han demostrado que hay una cólera generalizada en Irlanda debido a que los explotados tienen que pagar la crisis. En las encuestas el 57% piensa que el gobierno ha incumplido con sus deudas. Esta confusión no es más que el resultado de las controladas demostraciones sindicales, en Irlanda los sindicatos "sorprendidos" han aseguro que los planes han superado todas las expectativas, que las medidas de austeridad son injustas y demasiado duras, induciendo a pensar que el gobierno fue títere de la UE y del FMI, idea reforzada por los gobernantes que se quejaron de que Irlanda, fue objeto de presiones del FMI para que aceptase hacer una contribución al rescate de los bancos mediante la aportación de 17.5 mil millones de euros tomada del Fondo Nacional de Reserva de Pensiones.
Como siempre las necesidades de la clase obrera sólo pueden alcanzarse mediante la organización de los propios trabajadores, discutiendo los medios y los objetivos de la lucha por sus propios intereses. Poner toda la confianza en los gobiernos o los sindicatos es fatal para las luchas obreras. La historia del movimiento obrero muestra que las reformas del gobierno y las procesiones sindicales nada ofrecen a la clase obrera, que la única perspectiva fiable reside en luchas masivas que culmine en el derrocamiento revolucionario del capitalismo.
Vania 12 de dic-2010
Internacional
A lo largo de los Estados Unidos, en los últimos meses ha habido importantes huelgas. El rechazo de la clase trabajadora a la austeridad se manifiesta en su creciente voluntad de lucha. Ante el aumento de la crisis, las luchas en Europa, en India, Sudáfrica, América Latina y China y las recientes huelgas en los Estados Unidos forman parte de una dinámica internacional de recuperación de la clase trabajadora de la solidaridad y confianza en el proletariado mundial, que comenzó alrededor de 2003. Esta dinámica fue interrumpida por la crisis financiera en todo el mundo en 2008, pero desde el comienzo del año, la clase trabajadora ha sabido retomar el camino de la lucha de clases y ha demostrado que ya no aceptará la austeridad pasivamente.
Desde finales de la primavera, trabajadores han ido a la huelga en Filadelfia, Minneapolis, Illinois, Washington y Nueva York, y a nivel nacional en la industria aeronáutica. Del mismo modo, un movimiento de huelga ilegal de estibadores se está extendiendo a lo largo de las ciudades puerto de la costa este del país. Estas luchas han asumido, significativamente, muchos de los temas centrales de las huelgas de antes de 2008: salud, prestaciones, pensiones, despidos y la perspectiva general del futuro que el capitalismo ofrece. En 2003, por ejemplo, el movimiento de huelga de los trabajadores de comestibles en el sur de California estaba preocupado principalmente en nuevas prestaciones de salud y pensión en las nuevas contrataciones. En 2005 la huelga de transportes de NYC que se centró en el futuro plan de pensión para nuevas contrataciones expresó un gran paso adelante en el desarrollo de la solidaridad inter-generacional en la clase obrera sobre estas mismas cuestiones.
Al principio de la crisis los trabajadores estuvieron paralizados con la amenaza real de recortes de empleos y el cierre de la planta. La decisión de ir a la huelga y hacer frente a los patrones no era tomada a la ligera, nadie quiere ser despedidos en un país con desempleo real de 16%. La mayoría de los trabajadores se retiró de la lucha de clases, a veces expresando la esperanza de que la próxima generación podría recuperar el terreno perdido cuando el tiempo para luchar fuera mejor.
Otro factor que retrasó la respuesta de la clase trabajadora a los ataques relacionados con la crisis fue, sin duda, la mistificación democrática y, con ella, la falsa esperanza que había en la administración de Obama, recién elegido, para cumplir su promesa de "cambio". Lo que hemos visto en casi dos años de la presidencia de Obama es el aumento del desempleo, una economía que sigue estancada a pesar de las inyecciones masivas de crédito del Estado, la "reforma" a la salud que ya está empezando a elevar las cuotas de los trabajadores, y el regreso de aumentos espectaculares en el costo de vida, mientras que los patrones siguen atacando los salarios, las pensiones y las prestaciones. Hoy ya no es posible que el descontento de los trabajadores sea canalizado completamente hacia las reformas gubernamentales y el circo electoral. Los trabajadores están cada vez más dispuestos a luchar para defender su futuro.
Los primeros signos de lucha a gran escala fueron en el sector de la educación en California esta primavera. Cuando ante la quiebra del Estado el pago de inscripciones fue elevado 30%, y los empleados en las escuelas y universidades enfrentan graves ataques en sus condiciones de vida y de trabajo, los estudiantes ocuparon las universidades, bloquearon caminos, intentaron crear asambleas y llamaron a profesores, y personal de las escuelas y de otras partes de la clase trabajadora de California para que los apoyara.
Poco después las enfermeras en Filadelfia se levantaron en contra de las provocaciones del patrón de eliminar prestaciones y establecer una "cláusula de mordaza" que prohíbe las críticas en contra de la administración del hospital. La movilización atrajo la simpatía de otros trabajadores en toda la región. A principios de junio, 12.000 enfermeras de 6 hospitales en Minneapolis participaron en un paro laboral de un día y votaron por una huelga de composición abierta que fue la huelga más grande de enfermeras en la historia de Estados Unidos. Las enfermeras estaban luchando para la restauración de los niveles de personal y para tener dotaciones de material para cada paciente establecidas en su contrato, mientras que los hospitales estaban tratando de institucionalizar la baja de los niveles de personal que ha habido desde el inicio de la recesión de 2008. Cuando el contrato estaba a punto de caducar, el sindicato acordó un periodo de 10 días "de enfriamiento" durante el cual anunciaron con más de una semana de anticipación una huelga de un día el 10 de junio. A pesar de la combatividad de las enfermeras y su disposición a defender sus condiciones de trabajo, se dio al sindicato manos libres para dirigir la lucha e inmediatamente después de esta huelga de un día anunció un acuerdo que redujo la demanda central, a las ofertas de pago de los hospitales y no se hicieron cambios en los planes de salud y de prestaciones. Los izquierdistas y sindicalistas en todo el país clamaron que se trataba de la principal victoria de la clase trabajadora, pero la página de Facebook de las propias enfermeras reveló se insatisfacción en el abandono de la demanda central a cambio de ganancias ficticias.
Un mes más tarde, más de 15.000 trabajadores de la construcción de dos diferentes sindicatos se levantaron en el área de Chicago por aumentos de salario para cubrir los costos de salud y compensar el desempleo y la disminución de horas pagadas en uno de los sectores más afectados por la recesión. Sólo en el mes de julio, la industria de la construcción de Illinois perdió 14,900 empleos. El Sindicato local Internacional de Ingenieros en Operación, informó durante la huelga que se habían reducido horas para sus miembros en un 40% y que de los 8500 miembros, 1000 dependían de las beneficencias de alimentos y 1200 habían perdido sus prestaciones de salud. Después de 19 días, los trabajadores pusieron fin a la huelga al aceptar el aumento de salarios más bajo en 10 años y ningún intento de compensar el aumento de los costos de la atención a la salud, el desempleo o la disminución de horas. A pesar del yugo de los sindicatos, muchos trabajadores en otros oficios habían formado piquetes de huelga y se negaban a trabajar en solidaridad con sus compañeros. Curiosamente, el Departamento de Transporte de Illinois informó a la Asociación de Contratistas la amenaza de rechazar las extensiones de la fecha límite para proyectos estatales e indicaba que el Estado podía invocar los requisitos de prohibición de huelga ante futuras luchas. También en Chicago a principios de septiembre, los trabajadores del hotel Hyatt organizaron una huelga de un día en protesta por los despidos y exigiendo concesiones en su próximo contrato.
El verano también vio 700 trabajadores en Delaware, llamar a la huelga por primera vez contra de Delmarva Power y Connective Energy por los recortes en las pensiones y la eliminación de prestaciones de salud para los jubilados en las nuevas contrataciones. Regresaron al trabajo con una votación del contrato fraudulenta y llamamientos para un recuento en las votaciones. Por su parte los profesores se movilizaron en Danville, Illinois, por la recontratación de los despedidos en los recientes recortes presupuestales de emergencia y contra un contrato con congelación de salarios y bonos basados en el rendimiento de los alumnos. En Bellevue, Washington, se movilizaron por mejores salarios. También aquí los trabajadores de Coca-Cola organizaron una huelga de una semana contra un contrato que les exige pagar el 25% de las primas de salud, pero volvieron a su trabajo por insistencias del sindicato después de que la compañía canceló su seguro de salud. Bellevue fue también el hogar una huelga en las plantas de Boeing, en que los trabajadores volvieron al trabajo después de 57 días sin cambios en la propuesta de contrato de la compañía, salvo $1/hr. de aumento para los peor remunerados.
La huelga más larga de este verano (y la que recibió la mayor simpatía del resto de la clase) fue la de la planta Mott's Applesause, en Williamson, NY, donde la empresa determinó que a pesar de que tiene ganancias record, el salario de sus 300 empleados estaba por arriba de los estándares y exigieron reducciones de $1.50/hr. en el nuevo contrato. La huelga llamó la atención nacional como un ataque particularmente salvaje e innecesario por parte de la empresa y después de un aislamiento desmoralizante de 16 semanas de batalla de desgaste, el sindicato "ganó" un contrato que dejó los niveles de salarios y pensiones solo para los empleados existentes, pero en el que se eliminaron las pensiones para las nuevas contrataciones, se cortaron los pagos para salud de jubilados y exige que los trabajadores paguen el 20% de las primas de salud y la mitad de los aumentos por encima del 10%. A pesar del grito de "victoria" del sindicato, incluso sindicalistas recalcitrantes se han preguntado si la huelga fue realmente un éxito.
En los últimos días de septiembre, estibadores en Camden, Nueva Jersey y Filadelfia se fueron a huelga no oficial de dos días contra Del Monte, que había trasladado 200 puestos de trabajo a un puerto no sindicado en Gloucester, NJ. A la huelga se unieron trabajadores portuarios desde NJ hasta Brooklyn. Al comienzo de la huelga, la Asociación de Transporte de NY, obtuvo una orden judicial para declarar la huelga ilegal y en el segundo día de acción, la Asociación de Estibadores internacional desautorizó cualquier asociación con los huelguistas, pidiendo a los delegados sindicales que enviaran los piquetes de huelga de vuelta al trabajo y prometiendo que convencería a los jefes de las asociaciones y de las industrias de reunirse con ellos más tarde para "discutir" sobre los puestos eliminados.
Todos estos movimientos de huelga se han mantenido ya sea en su mayor parte o completamente dentro de la camisa de fuerza sindical y, por lo tanto, han sido derrotados (generalmente con la declaración de "victoria" del sindicato). Sin embargo, el regreso de la clase al camino de la lucha la está ayudando a recuperar la confianza necesaria y reaprender las lecciones de luchas pasadas. Las "victorias" que los sindicatos son capaces de ganar con huelgas pre-anunciadas de un día, con batallas aisladas de desgaste, con el arbitraje Federal, con acciones legales son sólo parte de las derrotas que el sindicato inflige a la clase trabajadora. El proletariado debe transformar esas derrotas en lecciones para buscar la autoorganización y la extensión de la lucha; lecciones que la clase dirigente ha intentado hacer olvidar. Estas luchas son una expresión del movimiento internacional de la clase trabajadora. El retorno a la lucha y la recuperación de la solidaridad, la preocupación por el futuro y la disposición a la huelga para defenderla son una expresión de regreso internacional de la clase obrera a su lucha histórica y debe ser aclamado como tal por los revolucionarios en todo el mundo.
JJ, 10/10/10.
América Latina
La agudización de la crisis capitalista, se muestra sin duda en la agravación de las condiciones de vida de la clase obrera; pero si estos ataques se presentan son motivados porque la burguesía ve afectadas sus ganancias. De manera que la crisis no es un acto que la clase dominante busque premeditadamente, pero tampoco proviene de factores externos del propio sistema capitalista, sino es expresión de sus contradicciones. Y esta crisis que aplasta al capitalismo desde finales de la década de los sesenta del siglo XX, encuentra en cada recesión una mayor profundidad que es trasladada hacia los trabajadores en todas partes del planeta.
Alrededor de la crisis la propia burguesía desarrolla todo un velo ideológico, que si no le permite evitarla, en cambio logra mistificar la realidad, justificar sus ataques y la existencia del mismo capitalismo. Ejemplo superior de esta dinámica se nota en Cuba, donde las relaciones de producción capitalistas dominantes, expuestas en la existencia de la explotación del trabajo asalariado, se encubren bajo el estatismo y el uso tramposo de un vocabulario radical, calificando los golpes a los obreros como "sacrificios necesarios por el socialismo". La agudización que toma la crisis capitalista ha llevado a la consolidación de una andanada de ataques en contra de las condiciones de vida de los explotados cubanos, que ya de por si son precarias. El pretendido aislamiento que la economía cubana mantenía de frente a la crisis capitalista no es posible ya sostenerlo y los discursos sobre el bloqueo como causa (externa) de la crisis, es ya un desgastado argumento con el que no pueden ya esconder que en Cuba, pese a que no existe un individuo que personifica al capital, este expresa su dominio, en tanto el capital es ante todo una relación social.
El estalinista partido Cubano ha presentado un proyecto llamado "Lineamientos de la política económica y social", el cual describe mecanismos para lograr -nos dice- la "reorganización del Estado y el Gobierno". Esta propuesta es resumida por La Jornada así: "El documento prevé reducir los subsidios a su mínima expresión; elevar los impuestos; vincular los salarios con el rendimiento; exigir rentabilidad a las empresas públicas, eliminando el control del gobierno; ampliar las cooperativas, las microempresas, el autoempleo y el negocio inmobiliario..." (2-dic-2010) Todos estos puntos han sido argumentados en el documento oficial [1], el cual, como en todo proyecto capitalista lo que se hace es justificar la explotación y su necesario incremento. Así el programa advierte que se requiere "incrementar la productividad del trabajo, elevar la disciplina y el nivel de motivación del salario y los estímulos (...) [Suprimiendo] gratuidades indebidas y subsidios personales excesivos". Lo cual se traduce en golpes a los salarios directos e indirectos (atención médica, educación...) y por supuesto en despidos masivos.
La estructura sindical cubana, como en todo el mundo, cumple su papel de instrumento del capital incrustado en las filas obreras, así la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) justifican el anuncio de despido de medio millón de trabajadores diciendo: "El Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas (...) con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía, (...) generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores". Pero además, siguiendo el descaro de Fidel Castro que se divertía con el hecho de que cientos de jóvenes, ante la miseria que viven se ven obligadas a prostituirse, diciendo que Cuba contaba con las prostitutas más cultas y sanas, Salvador Valdés, líder de la CTC asegura que: "Un trabajador estatal cesante (...) tiene la posibilidad de realizar actividades privadas que le reportan mucho mas." Y poniendo un ejemplo, habla de cómo un trabajo precario genera una mejor vida: "Un ingeniero que dejó de trabajar para el Estado hace años (...) reparando zapatos gana entre US$70 y US$100 al mes..." (BBC Mundo, 3-02-2010).
Todas las medidas descritas en "Lineamientos de la política..." son sin duda ataques directos en contra de los trabajadores que desenmascara la naturaleza burguesa del Estado cubano, no obstante ante ello, la gran mayoría de los grupúsculos estalinistas guardan silencio, sólo en algunos portales y sitios de discusión (por ejemplo kaosenlared.com) se encuentran argumentos de furibundos defensores de Stalin y Castro, que no dejan de afirmar que las medidas anunciadas por el partido del gobierno cubano se tratan de medidas dolorosas pero necesarias para "perfeccionar la Revolución y hacerla estratégicamente viable". Pero si la defensa de los ataques en contra los trabajadores, por lo burdo y descarado no hace sino confirmar que estalinismo y el gobierno cubano son enemigos de la clase obrera, en cambio los argumentos de los trotskistas, al usar un discurso cargado con citas de Marx y Trotsky para encubrir el carácter capitalista del Estado cubano y usar un tono que aparenta la crítica, ayudan bien a la burguesía al ampliar la confusión entre la clase trabajadora sobre la existencia del capitalismo en Cuba.
Es cierto que las posturas en torno a Cuba son tantas como tantos grupos trotskistas hay, aunque todos coinciden en declarar que el golpe de Estado encabezado por Castro logró expropiar a la burguesía y cambiar las relaciones económicas capitalistas, imponiendo un "Estado obrero", al que califican -intentando dar un toque crítico- como "deformado". Sosteniendo ese argumento, unos dirán que lo que se requiere es una "revolución política", otros dirán que desde la caída del bloque estalinista, en Cuba se percibe un giro aperturista, "restaurando" el capitalismo... y aunque sólo algunos de ellos han tomado postura ante las amenazas lanzadas por el gobierno cubano con su "nuevo" plan económico, todos se unen para llamar a la defensa... no de los trabajadores, sino de "las conquistas de la revolución", es decir, el estatismo. Estos argumentos que se presentan como marxistas y críticos, no son sino trampas ideológicas que (consciente o inconscientemente) no hacen sino servir a la burguesía que se empeña en manchar la tradición comunista presentando estalinismo como producto de la lucha proletaria. El trotskismo encubre el carácter burgués del estalinismo cuando le otorgan la posibilidad de ofrecer mejoras a los obreros (a eso que llaman las "conquistas de la revolución") e incluso de crear en un solo país el socialismo, y aunque ellos suponen hay un proceso "deformado", no dejan de ayudar a la campaña de la burguesía en apuntalar la idea de que el marxismo tiene como objetivo la construcción de una sociedad como la cubana, en la que se somete a los trabajadores por un Estado militarizado, represivo y explotador.
Los ataques hacia los trabajadores cubanos pone claridad que lo que existe (y ha existido) en ese país, no se trata de un "Estado obrero degenerado", sino un Estado capitalista, que tiene como único objetivo la defensa de la economía nacional por lo que requiere la perpetuación de la explotación.
Tatlin / Diciembre-2010
Notas:
1. El documento completo puede bajarse en: https://rouslyn.files.wordpress.com/2010/11/proyecto-lineamientos-pcc.pdf [5]
Somos un grupo de asalariados de diferentes sectores (ferroviarios, enseñantes, informáticos...), de parados y de precarios. Durante las recientes huelgas en Francia, nos hemos reunido en una Asamblea General Interprofesional -al principio en los andenes de una estación de tren (Gare de l'Est, en París), y después en el local de una Oficina de empleo. Queríamos reagrupar lo más ampliamente posible a los trabajadores de otras localidades de la región parisina. Puesto que ya estábamos hartos del colaboracionismo de los sindicatos, que nos llevaba una vez más a la derrota, hemos querido organizarnos por nosotros mismos, para tratar de unificar los sectores en huelga, extender la lucha, y que sean los propios huelguistas los que controlen su lucha.
En Gran Bretaña, en Irlanda, en Portugal, en España, en Francia... en todos los países nos atacan duramente. Nuestras condiciones de vida se degradan.
En GB, el gobierno Cameron ha anunciado la supresión de 500.000 empleos en la función pública, recortes de 7000 millones de £ en los presupuestos sociales, el aumento al triple de de las tarifas en las matrículas universitarias, etc....
En Irlanda, el gobierno Cowen acaba de reducir el salario mínimo a más de un euro la hora y las jubilaciones el 9 %.
En Portugal, los trabajadores se confrontan a una tasa de desempleo récord. En España, el "muy socialista" Zapatero, no para de recortar sustancialmente los subsidios de desempleo y las ayudas sociales y sanitarias...
En Francia, el gobierno continúa la caza a nuestras condiciones de vida. Tras las jubilaciones, es el turno de la sanidad. El acceso a los servicios de salud se hace cada vez más difícil para los trabajadores: cada vez hay que pagar más por los medicamentos, aumenta el costo de los seguros privados, se suprimen puestos de trabajo en los hospitales públicos. Como todos los servicios públicos (correos, gas, telecomunicaciones), los hospitales se desmantelan y se privatizan. Resultado: millones de familias obreras ya no pueden tratar sus problemas de salud.
Esta política es vital para los capitalistas. Frente al desarrollo de la crisis y el hundimiento de sectores enteros de la economía capitalista, aquellos encuentran cada vez menos mercados que sean la fuente de beneficios para sus capitales. Y también por eso se ven presionados a privatizar los servicios públicos.
Sin embargo, la capacidad de los nuevos mercados en términos de salidas productivas, es más limitada de lo que exigen los pilares de la economía mundial como la construcción, el automóvil, el petróleo... Y no permitirán, aún en el mejor de los escenarios, un nuevo desarrollo económico salvador.
En ese contexto de hundimiento, la lucha por los mercados será más y más encarnizada entre los grandes trust internacionales. Dicho de otra manera, será una cuestión de vida o muerte para los inversores de capitales. En esa lucha, cada capitalista se refugiará detrás de su Estado para defenderse. En nombre de la defensa de la economía nacional, los capitalistas tratarán de encadenarnos a su guerra económica.
En esa guerra, las víctimas son los trabajadores. Puesto que tras la defensa de la economía nacional, cada burguesía nacional, cada Estado, cada empresario, trata de reducir sus "costes" para mantener su "competitividad". Concretamente no cesarán de intensificar los ataques contra nuestras condiciones de vida y de trabajo. Si les dejamos hacer, si aceptamos apretarnos más el cinturón, esos sacrificios no acabarán nunca y llegarán hasta poner en cuestión nuestras condiciones de existencia.
¡Trabajadores!, neguémonos a dejarnos dividir por empresa, sector o nacionalidad. Rechacemos participar en esa guerra económica de una y otra parte de las fronteras. Luchemos juntos y unámonos en la lucha. La consigna que lanzó Marx está plenamente de actualidad: "Proletarios de todos los países, ¡uníos!".
Hoy los trabajadores de Grecia, de España, los estudiantes de Inglaterra, están en lucha y están en el punto de mira de los gobiernos, de derecha e izquierda, que están al servicio de las clases dirigentes. Y como nosotros en Francia, os tenéis que enfrentar con gobiernos que reprimen violentamente a los trabajadores, a los desempleados, a los estudiantes.
En Francia este otoño hemos querido defendernos. Éramos millones en la calle para rechazar pura y simplemente este nuevo ataque. Nos hemos batido contra esa nueva ley de pensiones y contra todas las medidas de austeridad que nos afectan de lleno. Hemos dicho ¡No! Al aumento de la precariedad y la pobreza.
Pero lo sindicatos nos han conducido a la derrota, impidiendo activamente la extensión del movimiento huelguista:
- En lugar de romper las barreras de la fábrica u otros lugares de trabajo para unir lo más ampliamente posible a los trabajadores, han cerrado las asambleas generales de cada empresa a los otros trabajadores.
- Han hecho acciones espectaculares para "bloquear la economía"; pero no han hecho nada para organizar piquetes de huelga que habrían podido atraer a otros trabajadores a la lucha; lo que sí han hecho los propios trabajadores y precarios.
- Ha negociado nuestra derrota a nuestras espaldas, tras las puertas cerradas de los gabinetes ministeriales.
La Intersindical no ha rechazado nunca la ley sobre las jubilaciones, al contrario, incluso ha repetido que era "necesaria" e "inevitable". Según ella habríamos debido contentarnos con pedir a su lado "más negociaciones gobierno-patronal-sindicatos", "más ajustes de la ley para una reforma más justa y equitativa"...
Para luchar contra todos estos ataques, solo podemos contar con nosotros mismos. Por lo que nos concierne, hemos defendido en este movimiento la necesidad de que los trabajadores se organicen en sus lugares de trabajo en asambleas generales soberanas y se coordinen a escala nacional, para dirigir el movimiento huelguista eligiendo delegados revocables en todo momento. Sólo una lucha animada, organizada y controlada por el conjunto de trabajadores, tanto respecto a los medios como a los objetivos, puede crear las condiciones necesarias para la victoria.
*
* *
Sabemos que esto no se ha acabado; los ataques van a continuar; las condiciones de vida van a ser más y más difíciles y las consecuencias de la crisis del capitalismo van a empeorar. Por todo el mundo se plantea la necesidad de luchar. Para eso hemos de tomar confianza en nuestras propias fuerzas:
- Somos capaces de tomar las luchas a cargo y de organizarnos colectivamente
- Somos capaces de debatir abiertamente y fraternalmente, liberando "la toma de palabra".
- Somos capaces de controlar verdaderamente el desarrollo de nuestros debates y la toma de decisiones.
Las asambleas generales no deben estar dirigidas por los sindicatos, sino por los mismos trabajadores.
Vamos a tener que batirnos para defender nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos.
Los explotados del mundo entero son hermanos y hermanas de una sola y única clase.
Solo nuestra unión por encima de las fronteras pondrá las condiciones para destruir este sistema de explotación.
Los participantes de la Asamblea General interpro "Gare de l'Estt et Île de France"
Para contactarnos: [email protected] [6]
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Por todos sus medios de difusión la burguesía satura a los trabajadores con sus sesudos "análisis" sobre los procesos electorales que se están llevando a cabo desde hace meses y que tendrán un momento importante el 3 de julio de este año en que se elegirá gobernador en el estado de México, después de lo cual todas las fuerzas políticas de la burguesía se volcarán en el objetivo de quedarse con el control del gobierno federal mediante las elecciones de mediados del 2012. La propaganda es en verdad apabullante: tenemos que soportar desde aquéllos que ensalzan la supuesta "inteligencia" de tal o cual personaje de algún partido por haber hecho determinada jugada política para quedarse con alguna gubernatura, o estos otros que sopesan con verdadera devoción todos los elementos de análisis de tal o cual situación política para demostrar que la política es un verdadero oficio de estrategas o especialistas, o los otros que demuestran los buenos oficios de algunos políticos para hacer posible las llamadas alianzas electorales y que en verdaderas jugarretas logran sacrificar posiciones para avanzar en otras que consideran más importantes. En fin, que los "especialistas" hacen aparecer la política como un verdadero misterio sólo apto para privilegiados y encumbrados en las alturas. Pero todo esto sólo es basura, efectivamente ese es el mundo de la política burguesa donde se vale de todo, engaños, robo, traiciones, ajusticiamientos, etc.
Para la clase obrera estos cálculos electorales no representan sino otros tantos momentos de mistificación ideológica dirigida a distraer sus preocupaciones de sus verdaderos intereses como la defensa de sus condiciones de vida de sus familias, la defensa de sus condiciones laborales. Para el proletariado no se juega absolutamente nada en el resultado de las elecciones pues, gane quien gane, nuestras condiciones de existencia serán igualmente atacadas por el partido en turno en el gobierno dado que todas las fracciones de la burguesía buscan invariablemente satisfacer las necesidades del capital nacional y esto significa gestionar en primer lugar los planes de austeridad para garantizar que la acumulación capitalista continúe. Todas las "diferencias" de color, discurso, etc., sólo son caretas que esconde la división del trabajo entre derecha, centro e izquierda para cubrir todo el espectro político. Todos prometen "ahora sí" salir de la crisis, pero de lo que debemos estar seguros es que cualquier equipo de gobierno que asuma el poder va a atacar sin contemplaciones a los trabajadores en su conjunto: activos, desempleados, pensionados, etc.
Desde hace unos meses también los medios de la burguesía hartan hasta el asco con el tema de las "alianzas electorales", haciéndolas pasar como parte de "la práctica y la modernidad democrática", cualquier cosa que eso signifique. En efecto, hemos sido testigos de varias combinaciones, en Baja California Sur ganó la gubernatura un panista recién salido del PRD que antes era priísta, en Guerrero, colocaron como gobernador a un perredista que recién había abandonado el PRI, lo mismo se dio en Oaxaca, Sinaloa y Puebla. Una tendencia semejante es de esperarse en las próximas elecciones del 3 de julio de este año en Nayarit, Coahuila y estado de México.
Conforme avanzan las dificultades económicas debidas a la profundización de la crisis, las diferentes fracciones de la burguesía compiten a fuego y sangre para quedarse con la parte del león poniendo incluso en entredicho partes importantes de proyectos políticos anteriores que se había dado el Estado para fortalecer el aparato de dominación de la clase capitalista en su conjunto. Por ejemplo, al forzar las alianzas entre PRD y PAN en varios estados (cuando se escribe este artículo está por decidirse en el estado de México) el PRD, siendo el partido de izquierda que creo la burguesía con el fin de hacer su labor de confusión dentro de la clase trabajadora, se desacredita y con ello pierde posibilidades para ejercer su control. A pesar de ello, no les queda de otra. La dificultad de la clase dominante para contar con una unidad dentro de sus partidos y en lo general los lleva a establecer estas estratégicas, que en el corto plazo les permite aparentar la unidad, pero en el largo plazo no hacen sino alimentar más la fractura de la burguesía.
En el estado de México, por ejemplo, está en juego una posición económica y política de primer orden en términos estratégicos para avanzar hacia el gran objetivo de la presidencia en el 2012. Los pleitos habidos últimamente en las filas del PRD en el marco de la toma de decisión en cuanto a la alianza con el PAN para competir en mejores condiciones con el PRI que retiene la gubernatura actualmente con Enrique Peña Nieto a la cabeza y un fuerte candidato con amplio apoyo de grupos muy poderosos de la burguesía nacional, evidencia que se trata pura y simplemente de un pragmatismo ramplón de los diferentes tiburones burgueses para fortalecer sus posiciones de poder dentro del Estado. No se trata, como vocifera, López Obrador (AMLO), al oponerse a dicha alianza, de "preservar los principios que dieron origen al PRD" (él mismo ha apoyado la alianza con el PAN en otros estados como Baja California Sur o Guerrero), sino que tiene razones un poco más prosaicas como es el hecho de que una tal alianza en el estado de México y un posible triunfo en esos términos fortalecería al grupo de Marcelo Ebrard rumbo al 2012 y cancelaría sus aspiraciones de volverse a postular.
Pero estas pugnas visibles en el terreno político electoral están directamente conectadas con las fracturas profundas preexistentes en el interior de la clase dominante motivadas por sus enfrentamientos en torno al control de los mejores negocios. Como muestra está el botón de la sonada disputa por las telecomunicaciones entre Televisa y Slim que necesariamente aglutina a su alrededor a otros tantos grupos de capitalistas en abierto enfrentamiento y por lo tanto con todo el interés por controlar las administraciones estatales, las cámaras de representantes y claro está el gobierno central. En fin, no es casualidad tampoco que estemos presenciando una descomposición tan acentuada y barbárica en los enfrentamientos entre los diferentes cárteles de la llamada delincuencia organizada a los cuales la población cada vez más considera como estructuras íntimamente encarnadas al aparato estatal. Es decir, se trata de las mismas pugnas interburguesas con diferentes expresiones.
Lo dicho acerca de los daños colaterales a la imagen del PRD no implica que el Estado va a aceptarlo sin hacer nada, al contrario, está obligado a apuntalar a su izquierda como ya lo están haciendo toda suerte de ideólogos: hablando de malas gestiones de algunos dirigentes del PRD y que por lo tanto el problema no es la institución sino las personas, con lo que se deja abierta la posibilidad de que cambiándolas se arreglarían las cosas; permitiendo a AMLO orillarse un poco más a la izquierda y en cierta manera radicalizarse para mantener el espantajo de una izquierda más honesta que recogería los ideales originales del PRD; en fin, a plazo necesariamente vamos a ver nuevos proyectos políticos para recomponer a la izquierda del capital pues para el capital es una cuestión vital fortalecer a su izquierda toda vez que es el principal elemento que da brillo a su dictadura democrática.
La burguesía va a continuar con la campaña democrática para llevar a los trabajadores a las urnas ofreciéndoles mejorar sus condiciones de vida con el mismo cuento de siempre de que por medio del voto deciden qué gobierno tendrán y qué política económica va a implementarse y va a esconder, por supuesto, que es a través de sus medios cómo induce las preferencias electorales en un momento dado. Con toda la arrogancia de que son capaces los capitalistas se ufanan de que en México más del 60 % todavía confían en la democracia del voto y que eso evita que aquí se vivan episodios como los que se están desarrollando en Oriente y el norte de África a los cuales, por cierto, califican como simples "estallidos" contra las dictaduras y por la democracia, con lo cual buscan esconder que aún si están influenciados por la ideología de un "cambio democrático" se trata de respuestas iniciadas y motivadas por el descontento generalizado por los ataques a sus condiciones de vida. Esa presunción sobre la capacidad de dominio que la burguesía tiene en México, es una realidad que debe motivar a la reflexión sobre el significado real que tienen las campañas electorales y el papel que juegan los partidos de la burguesía tanto de derecha como de izquierda.
RR/febrero-2011
Recibimos la noticia de que, en Corea del Sur, ocho militantes de la "Liga de Trabajadores socialistas de Corea" (Sanoryum) han sido arrestados y acusados en base a la "Ley de Seguridad Nacional" surcoreana (1). La sentencia se ejecutó el 27 de Enero. Tres hechos principales dan testimonio de que el arresto y el juicio han sido una farsa:
1. Los propios tribunales surcoreanos han echado atrás dos veces los cargos de la policía contra los arrestados.
2. Los militantes son acusados de "formar un grupo que beneficia al enemigo" (o sea a Corea del Norte); a pesar de que Oh Se-Cheol y Nam Goong Won, entre otros, firmaron la "Declaración Internacionalista de Corea contra la amenaza de guerra", que denunciaba los ensayos nucleares norcoreanos y declaraba en particular que: "el Estado capitalista de Corea del Norte (...) no tiene absolutamente nada que ver con la clase obrera o el comunismo, y no es mas que una versión extrema y grotesca de la tendencia general del capitalismo hacia la barbarie militarista";
3. El discurso de Oh Se-Cheol, no deja ninguna duda de que se opone a todas las formas de capitalismo, incluyendo el capitalismo de estado norcoreano.
Estos militantes están acusados en realidad del delito de opinión de ser socialistas... Confrontados a la perspectiva de duras sentencias de cárcel, los militantes arrestados se han comportado ante el tribunal con una dignidad ejemplar y han aprovechado la oportunidad para exponer claramente la naturaleza política de este juicio.
Las tensiones militares en la región están en un momento álgido tras la provocación que supuso el bombardeo de la isla de Yeonpyeong en noviembre del año pasado que produjo la muerte de civiles por la intervención del régimen Norcoreano, y que fue respondida por el desplazamiento de un portaaviones nuclear americano a la región para llevar a cabo maniobras militares conjuntas con las fuerzas armadas surcoreanas. En esta situación, la declaración de que la humanidad se enfrenta hoy a la alternativa socialismo o barbarie suena más real que nunca...
Ante esta situación, declaramos nuestra completa solidaridad con los militantes arrestados, a pesar de los desacuerdos políticos que podamos tener con ellos. Su lucha es nuestra lucha.
(Publicamos aquí sólo algunos extractos de su discurso que puede leerse completo en nuestra página web)
Varias teorías han intentado explicar las crisis que han ocurrido en la historia del capitalismo. Una de ellas es la teoría de la catástrofe [...] Otra teoría es la visión optimista que la burguesía siempre divulga. Según esta teoría, el capitalismo tiene los medios de superar sus propias contradicciones y la economía real funciona bien eliminando la especulación.
Una posición más refinada que las dos mencionadas antes y que ha llegado a prevalecer sobre las otras, considera que las crisis capitalistas son periódicas y que sólo necesitamos esperar tranquilamente hasta que pase la tormenta para volver a navegar [...]
En el siglo XX, la fase ascendente del capitalismo llegó a su fin con el punto sin retorno de la Primera Guerra mundial. A partir de ese momento, las relaciones de producción mercantiles capitalistas y de trabajo asalariado se habían expandido por todo el mundo. En 1919, la Internacional Comunista nombró al capitalismo de este periodo como el periodo de "guerra o revolución". Por una parte, la tendencia capitalista de sobreproducción empujaba hacia la guerra imperialista con el fin de acaparar y controlar el mercado mundial. Por otra parte, a diferencia del siglo XIX, hacía la economía mundial dependiente de la crisis permanente de inestabilidad y destrucción.
Una contradicción semejante dio lugar a dos acontecimientos históricos, la Primera Guerra Mundial y la depresión de 1929, que costaron 20 millones de vidas y una tasa de desempleo del 20-30 %, y que a su vez allanaron el camino de los llamados "países socialistas", con un capitalismo de Estado vía nacionalización de la economía en un lado, y los países liberales, con una combinación de burguesía privada y burocracia de Estado del otro.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo, incluyendo los llamados "países socialistas", experimentó una prosperidad extraordinaria producto de 25 años de reconstrucción y del endeudamiento creciente. Esto llevó a la burocracia del gobierno, a los líderes sindicales, los economistas y a los llamados "marxistas" a declarar a voz en grito que el capitalismo había superado su crisis económica definitivamente. Pero la crisis ha empeorado continuamente [...]
Los casos recientes de crisis financiera, de crisis económica, muestran que el sistema capitalista ya no puede sobrevivir mediante la ayuda de esos parches como la emisión de dinero o la deuda estatal [...] Durante 40 años el capitalismo mundial ha estado escapando de la catástrofe por medio de inmensos créditos [...]
[Aunado a ello,] el sistema capitalista está llegando a un punto en el que ni siquiera puede alimentar a sus esclavos del trabajo asalariado. Cada día mueren de hambre 100,000 personas en el mundo y cada 5 segundos un niño de menos de 5 años muere de hambre. 842 millones de personas sufren de malnutrición y 1/3 de los 6 billones de habitantes de la población mundial lucha cada día por su supervivencia a causa del aumento de precios de los alimentos [...]
El sistema capitalista hoy no puede mantener la ilusión de la prosperidad económica.
Los milagros económicos de India y China han revelado su carácter ilusorio [... Además] Se vislumbra la perspectiva de un desastre ecológico [...]
¿Cómo se ha desarrollado la historia de la lucha de clases contra el capitalismo y la explotación?
La lucha de la clase obrera ha existido constantemente, pero no ha tenido éxito [... no obstante, la clase obrera no se ha rendido...]
Históricamente los marxistas han luchado siempre junto a la clase obrera, el sujeto de la historia, revelando la naturaleza de las leyes históricas de la sociedad humana y las de los sistemas sociales, presentando la orientación hacia el mundo de la verdadera vida humana y criticando los obstáculos de las leyes y los sistemas inhumanos.
Por esa razón los marxistas construyeron organizaciones como los partidos y participaron en las luchas prácticas [...]
El caso del SWLK ("Socialist Workers' League of Korea" -Sanoryun-) es histórico y muestra a todo el mundo la naturaleza bárbara de la sociedad coreana, que trata de prohibir el pensamiento; este caso será una mancha en la historia de los procesos socialistas en el mundo. En el futuro habrá más movimientos socialistas abiertos y de masas; los movimientos marxistas se desarrollarán amplia y pujantemente en Corea y en todo el mundo. El aparato judicial aplicará la violencia organizada, pero no puede suprimir los movimientos socialistas, los movimientos marxistas. Porque continuarán mientras exista la humanidad y los trabajadores.
Los movimientos socialistas y su práctica no pueden ser objeto de castigos judiciales, sino que tienen que ser un ejemplo de respeto y confianza. Y mis últimas palabras para terminar:
- ¡Abolición de la ley de seguridad nacional, que suprime la libertad de pensamiento, de ciencia y de expresión!
- ¡Alto a la represión del capital y el uso de la fuerza contra las luchas obreras, que son el sujeto de la historia, de la producción y del poder!
- ¡Trabajadores del mundo uníos, para abolir el capitalismo y construir una comunidad de individuos libres!
n
1) Oh Se-Cheol, Yang Hyo-sik, Yang Jun-seok, y Choi Young-ik, se enfrentan a siete años de prisión; mientras que Nam Goong Won, Park Jun-Seon, Jeong Won-Hyung, y Oh Min-Gyu, se enfrentan a cinco años. En su normativa más extrema, la Ley de Seguridad Nacional contempla la pena de muerte para los acusados.
2010 nos ha dejado la quiebra de dos Estados de la vieja y desarrollada Europa. Primero cayó Grecia en Mayo, luego en Noviembre Irlanda. El tigre celta, modelo de crecimiento durante los últimos 20 años, perdió sus garras y se declaro en bancarrota bajo el peso de un enorme montón de deudas: por ejemplo la tasa de deuda de las familias irlandesas alcanza el ¡190 %!, los compromisos totales de la banca irlandesa en 2010 equivalen a ¡8 veces el Producto Interior Bruto del país!. Y eso que ante las quiebras bancarias, el Gobierno irlandés había inyectado 46 mil millones de fondos propios aun a costa de que el déficit público llegara a la escalofriante cifra de un 32 % de su PIB (cuando el déficit permitido oficialmente por la UE es del 3 % como máximo), y aun así todo resultó inútil. La UE se vio obligada a desembolsar 85 mil millones para "rescatar" a Irlanda. A la burguesía irlandesa solo le queda un consuelo: no será la última...
2011 empieza con más amenazas, muy serias, de que Portugal se incorpore rápidamente a esa siniestra lista: su deuda pública a finales de 2010 es ya del 82 % del PIB. Si no ha caído ya, en las primeras semanas de este nuevo año cuando ha tenido que "colocar" en el mercado sus primeras remesas de deuda, no es porque "Portugal no tiene nada que ver con Irlanda" como quiere hacer creer a los trabajadores su Primer Ministro socialista, sino porque el Banco Central Europeo ha parado este primer golpe a base de talonario en los días previos o como dicen los expertos "debido a la intervención del BCE con copras de bonos de Portugal, Grecia e Irlanda para rebajar la rentabilidad del bono portugués a 10 años" (l'Expansion, 11/01/11). Más miles y miles de euros inmolados en la "hoguera de las vanidades" del pozo sin fondo de la deuda, solo para parar un primer golpe, porque la propia burguesía da ya por seguro el "rescate" de Portugal: "Portugal será el siguiente en la lista. No sé si será antes de Navidad, de todas formas será inevitable el año próximo" según palabras del Consejero financiero portugués en el Gabinete de Información de servicios financieros, Felipe García. Y no es el único es hacer tales sombrías previsiones: "Cristian Tegllund Blaabjerg, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank, prevé que Portugal solicite el rescate en el primer trimestre" (ídem).
Para Portugal, como para otros tantos países, las deudas son una pesada bola de hierro atada a sus pies que les hunde irremediablemente en el abismo. Su caída y el necesario rescate supondrían un golpe mayor para la unión europea de lo que ya han supuesto los de Grecia e Irlanda. Pero esa no es su peor pesadilla...
Lo que produce autentico sudor frio a los dirigentes europeos ya no es Grecia o Irlanda, ni siquiera Portugal, es España. El reputado economista americano, Nouriel Roubini, que debe su fama a ser el primer economista que ya en 2007 alertó sobre la crisis mundial, lo dice palmariamente "España es demasiado grande para hundirse y demasiado grande para salvarla". Efectivamente y en eso están todos de acuerdo: si España cae (la península ibérica supone el 10 % del PIB europeo) su "rescate" no podría hacerse solo con cargo al fondo de rescate, pues valdría 800 mil millones de euros, ¡10 veces más que el de Grecia!. "Los inversores miran de reojo a España como la siguiente ficha del dominó europeo que podría caer. La mayoría de los expertos coinciden en que en el caso de que España necesitase ayuda se articularía de forma diferente". Eso sí, nadie se atreve a aventurar cuál sería esa forma, ya que las consecuencias tanto para la moneda europea como para la propia estabilidad de la Unión Europa asusta al más pintado.
Tampoco aventuran -a diferencia de Portugal- cuándo podría producirse esa fatídica eventualidad. Es más Zapatero trata, contra viento y marea, de tranquilizar a los mercados sobre la solvencia de la economía patria, pero su "todo va bien" (tan parecido, que aburre, a ese "España va bien" de Aznar en sus tiempos de Presidente del Gobierno del PP) pero tanta insistencia resulta más que inquietante, sobre todo visto lo visto por parte de los gobernantes helenos o irlandeses que aseguraban exactamente lo mismo antes de su caída.
Tampoco son nada tranquilizadoras -aunque lo pretenden- las declaraciones de Antonio García Pascual, economista de Barclays Capital, cuando afirma que "La situación en España es sostenible, e incluso aunque el Gobierno tuviera que inyectar 90 mil millones de euros en las entidades financieras, la deuda pública sólo llegaría a un máximo del 85 % del PIB". Más allá del alivio relativo -muy relativo- al haber podido "colocar" la primera remesa de deuda del año "sin más problemas" que un diferencial de entre 250 y 300 puntos básicos, es decir que los intereses de la deuda ahora colocada son mayores de los que tenia la misma deuda antes de colocarse, la "tranquilidad" no es tal. "España, a diferencia de los países ya intervenidos (Grecia e Irlanda) y los que junto a ella están en el punto de mira (Italia, Bélgica, Austria...) el problema no está tanto en el volumen de la deuda pública y su necesaria refinanciación [cerca de 20 mil millones de euros para los meses mayo, agosto y octubre tienen vencimiento en cada mes] como en la deuda privada, especialmente de los bancos y cajas de ahorros, que se eleva a más del 50 % del PIB" (Carmen Alcaide, analista y ex-presidente el Instituto Nacional de Estadística, El País, 16/01/11).
En el mismo sentido el Fondo Monetario Internacional insiste en que en España "no es descartable el hundimiento del sistema bancario", y cuando el FMI, gran institución internacional burguesa que se caracteriza por escoger siempre el escenario más optimista, utiliza eufemismos como "no es descartable..." es que la cosa ¡es inevitable!
Y en cuanto a las previsiones de reducción del déficit público para 2011 que presenta el Gobierno socialista del Señor Zapatero son el cuento de la lechera ya que se basan en un previsión de crecimiento del PIB de entrono al 1'2 % mientras que los organismos internacionales no dan más allá del 0'6 %.
Italia se ahoga bajo el peso gigantesco de una de las deudas públicas más altas del mundo, que alcanza el 120 % de su PIB. Para el economista canadiense y premio Nobel de economía, Robert Mundell, Italia "es la mayor amenaza" para la moneda única europea.
Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España forman ya parte del club de los PIIGS, mote que ya hace tiempo sacaron los economistas para referirse a los "países en quiebra". Hoy hay más países de la zona euro amenazados por la bancarrota que corren el riesgo de engrosar sus filas.
Las dudas sobre la solidez de los Países Bajos crecen cada día, y Bélgica está ya en el banquillo. Según el periódico británico The Guardian, es el candidato perfecto para ser el siguiente en la lista de países a los que la crisis económica golpeará con mayor fuerza.
En cuanto a Francia, si oímos a sus gobernantes "no está amenazada" pero la realidad es que a pesar de que por ahora la agencia de calificación Standard&Poor´s aún le da la calificación de "AAA" reservada a los países "solventes", tiene problemas para ¡pagar a los funcionarios y empleados públicos! Ocho ministerios (entre ellos el de Educación) han tenido que pedir un crédito para pagar a sus empleados la paga de diciembre, y miles de trabajadores precarios llevan sin cobrar la prima de "salida" (10 % del sueldo) desde la primavera.
Y queda el pilar de la zona euro, Alemania que con una tasa de crecimiento del 3 % y un endeudamiento público relativamente limitado parece ser el único país europeo que aguante el tipo. En todo caso eso es lo que dicen los expertos... Pero si lo miramos de cerca veremos que sus bases están podridas. Alemania es el país que, después de Irlanda, más dinero inyectó en 2008 a sus bancos con problemas: 180'94 miles de millones de euros. Así el Financial Times insiste desde septiembre en que el sistema bancario más tocado no es ni el portugués ni el español sino el alemán. "En su conjunto es casi insalvable y el gobierno tiene que decidirse a sacrificar alguna de sus partes si no quiere problemas aún mayores" dice el conocido periódico inglés. La caída de Irlanda agudiza el problema y lo hace más urgente ya que los bancos alemanes detentan 205 mil millones de dólares de activos irlandeses... y eso no es todo los bancos alemanes junto a los franceses tienen muchos activos invertidos en deuda española y de otros países con dificultades. Todo un record en la zona euro. Además su aparato industrial es totalmente dependiente de las exportaciones cuando las salidas exteriores se van a reducir mucho en los próximos meses y años.
En resumen, toda la Unión Europea tiene graves problemas. La propia Señora Merkel, canciller alemana, lo dejo bien claro, antes de retractarse, cuando dijo que la zona euro "está en una situación muy delicada". Junto al francés Nicolas Sarkozy empieza a decir que hay que implementar progresivamente una estructura paliativa que permita la declaración oficial de quiebra de Estados europeos con una "restructuración de la deuda". Aunque Angela Merkel se ve obligada a añadir "No veo que Estados estarían hoy ya en esa situación". "Hoy"... pero ¿y mañana?
En Gran Bretaña la deuda pública es del 100 %, más alta que la media de sus vecinos europeos, y los sucesivos planes de austeridad destinados a reducir el déficit no han arreglado nada.
Japón se hunde desde hace décadas la recesión y las últimas noticias muestran que empeora. Su deuda pública roza ¡el 200 %!
Estados Unidos, la primera potencia mundial, es sin lugar a dudas el enfermo más grave. Basta con un dato: la tasa real de paro el del 22 % (durante la Gran Depresión de los años 30 era del 25 %). 33 millones de ciudadanos americanos hoy no tienen trabajo.
Para los economistas hay, afortunadamente, un clavo ardiendo al que asirse: China. China hoy es el equivalente al Japón de los años 70/80, a los tigres asiáticos de los años 80/90, a Islandia e Irlanda de los años 2000: un dinamismo increíble, un crecimiento apabullante, un paraíso para los chicos de oro (golden boys), Eldorado para los jóvenes inversores y emprendedores... en una palabra, una burbuja que acabará como las otras... explotando. Ya empiezan a verse los primeros signos: una gigantesca burbuja inmobiliaria que no cesa de crecer, una inflación galopante (4'4 % oficialmente y más del doble oficiosa), tensiones cada vez más insostenibles entre el yuan y el dólar, un crecimiento cada vez más anémico...
Los escépticos nos dirán que es abusivo comparar China con los tigres asiáticos. Es cierto, la caída de China hará muchos más estragos.
"Los remedios empleados son diferentes -por no decir opuestos-de un país a otro, pero todos tienen una cosa en común, su ineficacia. Experimentando con todo tipo de mezcolanzas entre esos remedios -apostando por la intervención de los bancos centrales y los planes de relanzamiento, o por el contrario proscribiéndolos- los gobernantes tiran en cualquier dirección [...] Una era está acabándose, la del crédito fácil, tanto para las familias como para los Estados. Un crecimiento dopado en el que no preocupaba saber de que estaba hecho siempre que pudiera continuar alegremente" (François Leclerc, economista francés)
Ahí está. El capitalismo ha vivido a crédito y esa era "se está acabando"
Desde los años 60 este sistema ha vivido de la inyección cada vez más masiva de créditos. El sueldo de los obreros no podía ser suficiente para absorber todo eso, el mercado mundial está saturado de mercancías. Para no quedar paralizado por la sobre producción, para dar salida a los productos fabricados, el capitalismo ante cada crisis 1967, 1973, 1986, 1993, 2001, 2007... el capitalismo ha abierto más la espita del endeudamiento.
El resultado de años de tal huida hacia delante era inevitable: las familias, las empresas, los bancos y los Estados están con el agua al cuello por las deudas.
El capitalismo hoy ya no puede dar ninguna solución. Ni acuñar más moneda como en estados Unidos, Japón o Gran Bretaña, ni los planes de austeridad europeos, ni las trampas chinas con el valor de su moneda... aunque todos estos países tomen atajos diferentes, todos ellos se dirigen al mismo atolladero inexorablemente.
Hoy día hay dos elementos que muestran la ausencia total de perspectivas para la economía capitalista: el aumento del proteccionismo y la guerra monetaria.
Tras el crack del 29 y la gran depresión de los años 30, todas las naciones sacaron una lección esencial: el proteccionismo genera un caos mundial indescriptible. Desde entonces su prohibición era más o menos respetada. Hoy todas las grandes potencias se libran a una carrera desatada y están dispuestas a todo. Si en la última cumbre del G20, en Seúl, Merkel ha tenido que pedir a todos un compromiso firme recordando esa lección "Tenemos que hacer todo los posible para evitar el proteccionismo" es para responder a las presiones internacionales crecientes, con Estados Unidos a la cabeza, para limitar las exportaciones alemanas y chinas. "Exportar o morir" vuelve a ser el grito de guerra económico de todas las burguesías nacionales.
Y en cuanto a la guerra de las monedas. ¿De qué se trata? En el mercado monetario lo que se enfrentan no son las divisas, como tratan de hacernos creer, sino las naciones. Un ejemplo basta: cuando los Estados Unidos imprimen y ponen en circulación cantidades inmensas de nuevos billetes a fin de sostener artificialmente su economía, el valor de la moneda $ baja. Pero para los países, como China, que detentan miles de millones de la divisa americana ven como su tesoro se derrite como la nieve bajo el sol. Ya sea la libra inglesa, el yuan chino, el yen japonés o el euro, todas esas monedas son armas en manos de cada Estado para mantener su demanda interior y tratar de favorecer sus propias exportaciones. Esa "guerra de las monedas" conlleva el riesgo de una desestabilización internacional incontrolada: devaluaciones masivas, inflación galopante, explosión del euro...
Quiebras bancarias, de las cajas de ahorros, de multinacionales, de regiones o de estados, estallido de la burbuja china, aumento del proteccionismo, desaparición de euro, devaluación masiva del dólar o de la libra esterlina... nadie sabe cuál de esos tablones podridos cederá primero bajo nuestros pies, ni cuando lo hará. Lo bien cierto es que el futuro nos depara sacudidas económicas devastadoras en todos los países. Y que el capitalismo conduce progresiva pero inexorablemente a la humanidad a la miseria y la guerra.
Hoy, como ayer, los gobernantes de todos los países, sean del color político que sean, de izquierda o de derechas, llaman a los trabajadores a apretarse el cinturón, a aceptar sacrificios para "relanzar la economía y reencontrar la senda del crecimiento". ¡Mentiras! Los sacrificios de hoy solo preparan mayores sacrificios mañana.
Únicamente la lucha de clases puede permitir ralentizar los ataques. Solo la revolución proletaria internacional podrá poner fin al suplicio que este sistema de explotación infringe a la mayoría de la humanidad.
CCI / Febrero-2011
Decenas de miles de trabajadores del sector público y estudiantes han salido a las calles y están ocupando el capitolio del Estado en Wisconsin para protestar contra los cambios propuestos a los acuerdos de negociación colectiva entre el gobierno del estado y sus sindicatos de empleados públicos. El novato gobernador republicano del estado, perteneciente al Tea Party, Scott Walker, ha propuesto un proyecto eliminando los derechos de negociación colectiva para la mayoría de los 175 mil empleados públicos del Estado, prohibiéndoles completamente la negociación de las pensiones y de las contribuciones de salud, dejando sólo el derecho de negociar sobre los salarios. Además, de acuerdo a la legislación, los sindicatos de empleados públicos tendrían que someterse a los votos de certificación anual a fin de mantener el derecho de representar a los trabajadores en las futuras negociaciones de recortes. Los bomberos, que no fueron afectados por los cambios propuestos (debido a que su sindicato apoyó a Walker en las elecciones de noviembre de 2010) se han mostrado solidarios con aquellos que están bajo los ataques uniéndose a las protestas, que muchos dicen se han inspirado en la ola de movilizaciones en Egipto y de manera más amplia en el Medio Oriente. Mucha gente de Wisconsin que está en las protestas llevan orgullosamente pancartas en donde apodan al gobernador como Scott "Mubarak" Walker, mientras otras personas corean preguntando "Si Egipto puede tener democracia, ¿por qué Wisconsin no?" ¡Incluso los trabajadores de Egipto han mostrado su solidaridad con los trabajadores de Wisconsin!
Mientras tanto, aunque las semanas pasadas el Departamento de Estado de EUA, ha pedido a los líderes árabes actuar con moderación contra los manifestantes, ¡El gobernador de Wisconsin ha amenazado con llamar a la Guardia Nacional para reprimir las manifestaciones, si fuera necesario! Algunos grupos de veteranos de la Guardia han respondido que el trabajo de la Guardia es responder en caso de desastre y no como escuadrón personal de matones al servicio personal del gobernador. Se dice que la situación política en Wisconsin es frágil puesto que puede producirse una crisis constitucional. Los 14 senadores del Estado democrático han huido, negando a la legislatura de Estado controlado por los Republicanos el quórum que necesita para hacer aprobar el proyecto del Gobernador. Se dice que si son encontrados dentro del Estado, la patrulla estatal ¡los arrestará y los llevara de regreso al capitolio! Por otra parte los líderes sindicales y del partido demócrata hablan abiertamente de destituir al gobernador y a todo aquel senador que apoye su proyecto. ¡La política estadounidense se transforma cada vez más en algo como una caricatura en cada crisis!
La crisis en Wisconsin ha sido enmarcada por los medios de información nacionales como el primer choque real del ejecutivo del Tea Party vuelto republicano usando su poder político nuevamente descubierto para ratificar una agenda ideológica de destrucción de los sindicatos de empleados públicos, a los que muchos miembros del Tea Party y republicanos culpan de la virtual quiebra de los gobiernos estatales a lo largo del país. Estos republicanos dicen que la ratificación de la austeridad es necesaria para equilibrar el presupuesto estatal, paralizado por un déficit masivo de 137 millones de dólares. Por otra parte, los demócratas y sus aliados sindicales están poniendo el grito en el cielo contra el gobernador republicano y sus aliados nacionales del Tea Party, haciendo buen uso político de un dilema fiscal real para renovar la desgastada ideología sindical. ¿Quién está en lo correcto?
Es verdad que, tal como en Europa, los estados de la Unión Americana están, en efecto, enfrentando la insolvencia. Mientras que a nivel nacional el gobierno federal todavía tiene un margen de maniobra en la reducción cuantitativa de su deuda (recurriendo a la impresión de más dólares), los Estados no tienen dicho privilegio y por lo tanto enfrentan una urgente necesidad de impulsar drásticas medidas de austeridad para tratar de equilibrar sus presupuestos y mantenerse financieramente viables en los mercados. A este nivel la legislación del gobernador Walker parece encajar con una necesidad vital de la burguesía para bajar los costos de funcionamiento del Estado y ganar ventaja duradera en las futuras negociaciones limitando el rango de los futuros contratos de trabajo. Parece estar estableciendo un modelo que otros estados deben seguir mientras luchan para lograr controlar su terrible situación fiscal.
Sin embargo, a un nivel más global, la burguesía está también muy al tanto de los riesgos políticos y sociales que traerá el lanzamiento de estos pesados ataques contra los obreros ya golpeados por el alto desempleo, salarios congelados, despidos y el colapso del mercado de bienes raíces. De ahí la probada y verdadera estrategia americana de impulsar los ataques de una manera fragmentada, a nivel local y estatal, en lugar de lanzar un golpe inmediato y frontal sobre los programas federales. Todavía hay un riesgo de que la legislación del gobernador Walker vaya demasiado lejos en la desestabilización de los sindicatos -que en realidad actúan como policías dentro de las filas de los trabajadores para controlar su ira- así como desestabilizar al propio Partido Demócrata, que se apoya en los sindicatos para muchas de sus campañas. La política del gobernador Walker podría no solamente correr el riesgo de debilitar a los sindicatos cuando la burguesía los necesita más, sino que podría también amenazar el funcionamiento del sistema bipartidista de recambio vital del estado que el presidente Obama ganó en 2008.
El año pasado en California hubo protestas contra los recortes a los presupuestos en educación, y al principio de la semana pasada los trabajadores en Ohio protestaron contra medidas que limitarían las contrataciones colectivas de los empleados estatales, como lo hicieron los maestros en Indianápolis. Cuando llegue la necesidad de mayores ataques, la burguesía necesitará del aparato sindical para contener la combatividad obrera y asegurar que la lucha obrera permanezca dentro de los marcos de la negociación de los salarios y prestaciones establecidos por el sindicato y que no se desborden y amenacen al propio Estado.
El peligroso estado de las finanzas de Wisconsin no es un caso aislado. El estado enfrenta un enorme déficit de 137 millones de dólares este año fiscal, que en dos años se estima llagará a la enorme cantidad de 3,600 millones de dólares. Los aspectos más drásticos de los recortes del gobierno Walker obligan a que la mayoría de los empleados locales y del estado contribuyan con la mitad de sus pensiones y al menos con el 12.6 % de sus primas de seguro médico. Sin embargo está proyectado que éstos recortes en el salario de los trabajadores ahorrarían al estado solamente 30 millones de dólares para junio, aumentando a 300 millones en los próximos dos años, es decir, el recorte a los trabajadores aportará solamente el 10 % del déficit. El resto del proyecto propone ahorrar 165 millones de dólares este año por el simple refinanciamiento de la deuda estatal. Es decir los mayores ahorros no tienen nada que ver con los empleados públicos. Esto, desde luego, es solo una falsa tranquilidad para los trabajadores que enfrentan constantes aumentos en las contribuciones que tienen pagar para los costos de salud. Un cálculo aproximado dice que las reducciones propuestas disminuyen en 10 % los salarios de los profesores promedio de Madison.
Con 15 meses de negociación contractual, el gobernador se ha negado a reunirse con los sindicatos, y en su lugar ha propuesto medidas drásticas amenazando con despedir a 1,500 trabajadores del estado si su plan no es aceptado. Ciertamente parece hacer gala de su fama de ser republicano duro. ¿Pero sólo se trata de otro caso de un republicano tratando de revelar "el ala derecha" de su partido hostigando a los sindicatos? Walker mismo es muy claro: "Para nosotros, es simple. Estamos quebrados. No se trata de los sindicatos. Se trata de balancear el presupuesto del Estado" (NY Times). Del lado del sindicato, David Ahrens, de la UW-Madison's Carbone Cancer Center, discute la naturaleza de emergencia de la situación, diciendo "Eso sería más creíble si él se hubiera molestado en reunirse en un principio con los sindicatos" (Wisconsin State Journal [10]).
El Presidente Obama también intervino en nombre de los sindicatos, como pago de los 200 millones de dólares que éstos gastaron en su campaña electoral de noviembre y tachando las propuestas del Sr. Walker "un golpe a los sindicatos". Sin embargo, el vocero republicano John Boehner, de Ohio, elogió al Sr. Walker por "enfrentar los problemas que han estado olvidados por años a expensas del crecimiento económico y de los trabajos." Como era de esperarse, la izquierda ha venido a la defensa de los sindicatos considerándolos como la mejor protección de los trabajadores en tiempos difíciles, mientras que la derecha los califica como anacronismos históricos que atrofian el crecimiento económico y acaban con los trabajos. ¿Qué deben hacer los obreros con todo esto?
Es importante entender el papel que juegan los sindicatos como parte del aparato estatal. Ellos son "bomberos sociales", actuando como auténticas válvulas de escape a nivel político y económico. El tipo de acuerdos de contrato colectivo que hoy está bajo ataque fue introducido por el presidente Kennedy quien vio sus beneficios en términos del control social ofrecido por los sindicatos, especialmente cuando los tipos de "victorias" que los sindicatos estaban ganando ¡incluían cláusulas de prohibición de huelgas! A finales de los 60 y principios de los 70 estas "concesiones" eran indudablemente más asequibles que hoy en términos económicos. Cuarenta años de crisis económica han resultado en gran erosión del salario social que era disfrutado en los inicios de la recuperación de la posguerra. Pero mientras los sindicatos son costosos en términos económicos, son también herramientas eficaces en la imposición de las medidas de austeridad a la clase obrera. Por ejemplo, en Wisconsin los sindicatos "ya negociaron un trato con la previa administración por 100 millones de dólares en recortes a las prestaciones, al mismo tiempo que completaron un 3% de reducción en el pago de salarios." Uno entiende el sentido de la cólera de los sindicatos hacia los planes del gobernador NO por los recortes a los trabajadores a los que se supone representan, sino por la posibilidad de ya no ser considerados como socios del Estado para dirigir la economía. De hecho, Marty Beil, cabeza de WSEU / AFSCME -el sindicato de los empleados públicos de Wisconsin- argumentó que el sindicato estaba perfectamente listo para aceptar ciertas reducciones, pero no podía estarlo para aceptar el descarado juego de poder del gobernador: "estamos preparados para implementar las concesiones financieras propuestas para ayudar a equilibrar los presupuestos de nuestro Estado, pero no para que se nos niegue nuestro derecho dado por Dios para reunir un real sindicato... nosotros no -lo repito- no seremos privados de nuestros derechos para negociar colectivamente." En una conferencia telefónica con los medios de información continuó, "Esto no es sobre dinero (....) Comprendemos la necesidad de sacrificios" (Milwaukee Journal Sentinel).
Todo ese parloteo sobre la "represión" al sindicato es, en el fondo, un intento por desviar el descontento mostrado por los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida, hacia el callejón sin salida de la defensa de los propios sindicatos y la democracia que supuestamente representan y para desviarlos lejos de la acción efectiva de la huelga para defender sus condiciones de vida y trabajo. Ya en el movimiento en Wisconsin, los sindicatos han sido muy eficaces para desviarlo hacia la defensa de la "democracia" (de ahí la referencia sindicalistas a Egipto). Los senadores democráticos, parecen, por el momento, haber obstaculizado el funcionamiento del aparato democrático burgués, como desertores del Estado, aunque en realidad la democracia es su aliada. Ya los activistas del Tea Party nacional han participado en contra-manifestaciones en defensa del gobernador "elegido democráticamente" por la "mayoría de los Wisconsinitas" quienes votaron por sus políticas contra los sindicatos. ¡Si tu principal objetivo es defender la "democracia" no está claro a qué lado deberías apoyar!
En un sentido, la caza por parte de las tropas del estado de los senadores fugitivos es emblemática de la profunda búsqueda de la burguesía norteamericana por encontrar una solución a su crisis económica. Como esta solución resulta cada vez más difícil de encontrar, la burguesía, a todos los niveles -federal, estatal y local- tendrá que recurrir a nuevos ataques contra la clase obrera. Los empleados públicos -empleados civiles, bomberos, trabajadores carreteros y sobre todo maestros- estarán en primera línea de este asalto burgués. No es causalidad, o simplemente una tendencia ideológica del ala derecha de los republicanos, que los partidarios del Tea Party y los republicanos hayan puesto a los empleados públicos en la mira de estos ataques. Es su proyecto de salarios y prestaciones lo que impacta de manera más inmediata la solvencia fiscal del Estado.
Además, los ataques a los empleados públicos no se han limitado a los estados gobernados por los republicanos. En Nueva York el demócrata Cuomo, ha amenazado con cerca de 10 mil despidos si las negociaciones con el sindicato se estancan, mientras que el demócrata Jerry Brown, en California, ha hablado de la necesidad de recortes dolorosos para solucionar los perenes déficits presupuestales de ese Estado. A nivel federal, el propio presidente Obama ha congelado los salarios de los empleados federales y sus comisionados para el presupuesto han amenazado con despedir ¡al 10 % de los trabajadores federales! Sin embargo, el celo con que los republicanos del Tea Party, como Walker, han llevado su cruzada contra la base misma de los sindicatos (a diferencia de los trabajadores que supuestamente representan) tiene el potencial para ser contraproducente si se lleva hasta sus últimas consecuencias. La burguesía inevitablemente tendrá que llamar a los sindicatos en tanto la lucha de clases continúa calentándose. El intento de este gobernador novato republicano de acabar con los sindicatos en su Estado es otro ejemplo de las dificultades que la burguesía nacional de los EUA está teniendo para mantener el control de sus propios procesos políticos como resultado del proceso de descomposición social que se profundiza con cada día más que este sistema sigue en pie.
Colin, 02/20/11.
Recientes artículos periodísticos han expresado como nunca su "preocupación" sobre la cuestión de las drogas, la llamada "guerra a las drogas", el debate de legalizar tal o cual droga, o el dilema alrededor de su despenalización y cosas por el estilo. Todo esto es palabrería. Las drogas y el negocio de las drogas son aspectos integrales del capitalismo, y más allá, del militarismo, el imperialismo y la descomposición capitalista. Alrededor del mundo la danza macabra de las cifras hablan ya de alrededor de 35,000 asesinatos en México en los últimos cuatro años como resultado directo del tráfico de drogas, también se calcula que medio millón de personas están directamente empleadas en el tráfico de drogas -otros estiman más de un millón ([1]). En México la industria de las drogas es uno de los pocos negocios en expansión en un país con cada vez mayor pobreza. Los "expertos" lamentan el impacto de la criminalización de las drogas en las democracias de América Latina como Bolivia, Perú, Colombia y ahora México. Pero estos Estados democráticos no han sido contaminados por las drogas ilegales sino por el hecho, particularmente en este periodo en que el capitalismo se descompone desde su raíz, que estos Estados relativamente débiles solamente pueden ser organizaciones de gánsteres y toda la criminalidad que traen consigo. Esto también es esencialmente válido para los más fuertes, las principales potencias cuyos ejércitos y servicios secretos están profundamente inmersos en la industria de las drogas ilegales. Las drogas, legales o no, no son un problema de Latinoamérica sino una faceta del imperialismo mundial. Sólo como un ejemplo, sobre la frontera canadiense, el negocio de "drogas por armas" así como por efectivo es muy activo aunque no tan dramático como en la frontera sur de EU. La policía canadiense estima en cien mil personas de Columbia británica implicados en los negocios de la mariguana solamente. Hay una verdadera ONU de bandas criminales organizadas de cientos de miles de jóvenes involucrados en el cruce de droga de Canadá hacia EU. El "combate a las drogas" es una hipocresía monumental cuando oímos al zar antidrogas de Naciones Unidas, Antonio María Costa sugerir que $352 billones del dinero de los cárteles de la droga ayudaron a evitar el colapso del sistema económico mundial en 2008-09 cubriendo muchas de las necesidades de liquidez.
La oficina de la ONU sobre drogas y crimen ha detallado el cultivo de la amapola afgana cuya aportación ha aumentado la producción mundial de heroína desde un 64 % hace 7 años a 92 % actualmente. También estimó que el número de afganos implicados en toda la producción, distribución y proceso oscila entre 1.7 y 2.3 millones. La ocupación militar británica de la provincia de Helmand ha supervisado la más grande expansión del cultivo de amapola extendiéndose ahora a alrededor de 70,000 hectáreas. En el contexto del imperialismo, el "combate a las drogas" es tan fraudulento como la "guerra al terrorismo". Esto tiene consecuencias que pueden ser vistas, ocultadas, debatidas o simplemente no preocuparse en cuanto a lo que concierne a la devastación causada a la humanidad. Apenas en 2007, la ONU estimó que había "alrededor de un millón de adictos al opio en Afganistán, 600,000 menores de 15 años y un creciente número de mujeres. La heroína barata de Afganistán tiene efectos devastadores en Irán, India, Rusia, EU, Canadá y China, pero también en los principales países europeos, los efectos de la miseria se sienten como por ejemplo en las islas escocesas donde los pescadores, elementos sólidos y fuertes de la comunidad, con remuneración en sus bolsillos, han caído en los brazos de la señora felicidad (Madame Joy). De un lado al otro del mundo, de los más pobres a los relativamente menos pobres, la heroína barata de Afganistán está haciendo estragos.
Cada vez es más evidente para muchas personas que "grandes cantidades" de opio se exportan, por ejemplo, de Afganistán en aviones militares de EU, Canadá e Inglaterra. Cuando la producción de Opio en Afganistán comenzó a decaer a principios de los 90, ante los rivales de Colombia y Burma en el tráfico de heroína, la CIA colocó y apoyó al señor de las drogas afgano, Ahmed Shah Massoud. El M16 también lo armó y la inteligencia británica hizo lo propio ([2]), antes de que la KBG rusa y posteriormente la inteligencia francesa hiciera tratos con él. Desde la intervención directa de occidente en Afganistán en 2001, la producción afgana de amapola se incrementó 33 veces, las agencias occidentales de inteligencia ayudaron a Afganistán a ir de la simple siembra de amapola a la conversión a escala industrial en heroína y esto requiere grandes fábricas, volúmenes de químicos importados, mano de obra y mucho transporte para embarcar el producto refinado. Antes de 1979, poco opio venía de Afganistán a occidente pero la CIA en su campaña antirusa cambió armas por heroína a Karachi.
El papel de los servicios secretos del imperialismo en el negocio de las drogas ha sido destacado desde la Segunda Guerra Mundial: la CIA y la mafia corsa en el tráfico de cocaína en los años 40 -la famosa "conexión francesa", Burma, Laos y Tailandia en el triángulo dorado donde la CIA traficaba drogas por todo el sudeste asiático; la participación de EU en el tráfico de drogas en Panamá en los años 70 a través de su títere Noriega; Vietnam, donde la compañía "Air America" de la CIA transportaba drogas de Laos a Hong Kong; El comercio de cocaína en Haití en los años 80; la política de la CIA con los Contra de Irán de "armas dentro, drogas fuera" y más recientemente, el uso por la CIA de "taxis tortura" usados para transportar drogas a través del aeropuerto de Gatwick y otros aeropuertos europeos con la complicidad de esos Estados o al menos con su complacencia. La CIA y el servicio secreto pakistaní a través del Banco de Crédito y Comercio Internacional, también usado por la inteligencia británica y Mossad, fueron el principal factor para financiar con las ganancias del opio a las jihad de EU, Pakistán, Arabia Saudíta y británica contra los rusos y afganos en los años 80.
Esto es solo una parte de la extensión del papel del imperialismo en el comercio de drogas y la abyecta hipocresía de la "guerra a las drogas". Desde mucho más atrás, tenemos el ejemplo anglo-francés de las Guerras del Opio contra China. Para citar a Carlos Marx en el New York Daily Tribune el 25 de septiembre de 1858: "la hipócrita cristiandad del gobierno británico..: en su competencia imperial finge ser completamente ajena al contrabando y comercio de opio y aún lanza amenazas de proscribirlo". No hay nada nuevo bajo el dominio del capitalismo; así vemos el "combate a las drogas" del primer ministro británico Lord Palmerston mientras conduce las guerras por el cultivo forzado, la propagación y venta del opio. Parte de esta también fue vendida a la clase obrera en Inglaterra bajo el benevolente título de "Godfrey´s Cordial", narcótico utilizado para dopar a los niños mientras ambos padres salían a trabajar ([3]), causando una generación de adictos al opio. Por un tiempo esta fue de alguna manera la "venganza" de China e India, todo el comercio de opio fue totalmente irracional y a expensas del comercio legal. La Compañía de las Indias Orientales dejó de ser exportadora directa de opio a finales del siglo XVI pero se convirtió en productor, mientras los propios barcos de la compañía eran beatamente prohibidos para traficar la droga. A pesar de los intentos del Imperio Celestial de combatir la importación de la producción británica de opio de la India a China, Inglaterra y Palmerston facilitaron el "comercio" por la fuerza de las armas. Marx señaló esta irracionalidad y contradicción de la expansión del capitalismo sin moralizar. Pero en el New York Daily Tribune del 20 de septiembre de 1858, en un artículo titulado ¿"Comercio u opio?", cita al inglés Martin Montgomery: "¿Porqué, "el comercio de esclavos" fue misericordioso comparado al "comercio de opio"? Nosotros no destruimos los cuerpos de los africanos, ya que estaba en nuestro interés inmediato mantenerlos vivos, no degradamos su naturaleza, corrompimos sus mentes, ni destruimos sus espíritus (Bueno, solo un poco). Pero el vendedor de opio asesina el cuerpo luego que lo ha corrompido, degradado y aniquilado la moral de los desgraciados pecadores, cuando cada hora trae nuevas víctimas a un Moloch que no conoce saciedad, y donde el asesino inglés y el suicida chino rivalizan en ofrecerse a su altar"
Una cita final de Marx del periódico arriba señalado, sobre la caprichosa ironía de toda esta situación: "Mientras el semibárbaro permanecía en el principio de la moralidad, el civilizado le opuso el principio del egoísmo. Que un imperio gigante, conteniendo casi una tercera parte de la raza humana vegetando en el filo del tiempo, aislada por la exclusión forzada del intercambio general, y así engañarse con el deliro de la perfección celestial -que tal imperio tuviera por suerte ocasión de batirse a duelo mortal con los representes del mundo antiguo que aparecen impulsados por motivos éticos, mientras los representantes de la aplastante sociedad moderna luchan por el privilegio de comprar al mejor precio y vender en los mercados más caros- de hecho, es una especie de trágico verso que ningún poeta gustaría imaginar".
Hoy, cuando las contradicciones del capitalismo están alcanzando un punto extremo y la relación del imperialismo y las drogas son solo una expresión más de este, se nos amenaza con el ridículo verso de la "guerra al terrorismo" y "guerra a las drogas"
Baboon, 24 de sept. de 2010
[1]) El Monstruo - Temor y Rescate en la ciudad de México.
[2]) Steve Coll, Guerra de Fantasmas.
[3]) Cap. 13 de El Capital, "Industria a Gran Escala".
Durante los últimos años la CCI ha estado publicando -en las prensas de sus secciones en diferentes países, en la Revista Internacional y en su página web- textos derivados de la profundización teórica sobre el anarquismo internacionalista y su participación en el movimiento obrero en diferentes lugares y en diferentes épocas. Esto es una respuesta a la necesidad actual de debatir que se presenta entre elementos del proletariado. Como hemos dicho: "La CCI pertenece al mismo campo que los anarquistas internacionalistas que defienden la autonomía obrera. ¡Sí, nosotros los consideramos como camaradas con los que deseamos debatir y colaborar! Sí, nosotros pensamos igualmente que estos militantes anarquistas tienen más en común con la Izquierda Comunista que con los que, bajo la misma etiqueta anarquista, defienden en realidad posiciones nacionalistas o "reformistas", y que son de hecho defensores del capitalismo, reaccionarios.
"Poco a poco se están desarrollando entre todos los elementos y grupos revolucionarios e internacionalistas del planeta debates vivos y animados, donde hay torpezas, malos entendidos y verdaderos desacuerdos. Pero las necesidades de la lucha del proletariado contra un capitalismo cada vez más inhumano y bárbaro, la perspectiva indispensable de la revolución proletaria mundial, condición para garantizar la supervivencia de la humanidad y del planeta, exigen este esfuerzo. Se trata de un deber..." ([1]) En esta dinámica se sitúa el siguiente texto que fue escrito y publicado por Internationalism ([2]) y que narra la influencia del magonismo en México, como parte del movimiento obrero a nivel internacional, cuando el capitalismo al entrar en el siglo XX ha impuesto su dominio por casi todo el planeta y sus contradicciones internas se exponen abiertamente, obligando a los asalariados a responder con su lucha en todos los continentes.
Burdel, presidio, hospital, muerte miserable: he ahí el premio que recibirán los deudos de los héroes que mueren por su patria, mientras los ricos y los gobernantes derrochan en francachelas el oro que se ha hecho sudar al pueblo en la fábrica, en el taller y la mina ¡Qué contraste! Sacrificio, dolor, lágrimas para los que todo lo producen, para los creadores abnegados de la riqueza. Placeres y dicha para los holgazanes" (Ricardo Flores Magón sobre la Primera Guerra Mundial, Regeneración 207, 9 octubre de 1915).
Ricardo Flores Magón es una figura muy conocida en la historia mexicana. Aunque fue un anarquista hasta su muerte, las autoridades mexicanas han podido recuperar su martirio e integrar su imagen al orden social bautizándolo como uno de los autores espirituales de la Constitución mexicana moderna. Así, hoy en México, un Flores Magón políticamente esterilizado es reconocido como uno de los primeros adversarios de la dictadura de Porfirio Díaz. Sin embargo, comunistas y anarquistas, y personas al tanto de la historia del movimiento obrero en México, están muy conscientes de sus convicciones anarquistas-comunistas, de sus raíces en organizaciones obreras, y sus numerosos intentos fallidos de provocar una revolución de trabajadores en México.
Él y la mayoría de líderes de su organización política, el Partido Liberal Mexicano, estuvieron la mayor parte de su vida política situados en Estados Unidos. La mayoría de las actividades políticas en México del PLM fueron coordinadas desde el exilio. Sin embargo, poco se menciona sobre la relación de este Partido con el movimiento obrero estadunidense, o su creencia de que una revolución obrera en México era importante puesto que era parte de la lucha en todo el mundo contra el capital internacional y en cierto sentido parte del proyecto internacional para poner fin a la explotación del hombre por el hombre. A decir verdad, sin el apoyo continuo de las organizaciones obreras de EU, como de otros países, el PLM no habría sido capaz lograr lo que hizo políticamente (o pagar el rescate de la prisión -Magón pasó más de la mitad de los años de su exilio en prisión). El PLM, con todas sus debilidades y confusiones, y francamente algunos errores muy grandes, era, en última instancia, parte del movimiento obrero cada vez más abierto a la idea de una revolución comunista mundial. Hay lecciones que se deben retomar sobre sus tribulaciones. Por lo tanto, este artículo será sobre el PLM como parte no solamente de la lucha de clases en México, sino también de Estados Unidos y del resto del mundo.
La historia empieza en octubre de 1903, cuando Ricardo Flores Magón fue liberado de la prisión en la Ciudad de México. Muy consciente de que el régimen de Díaz estaba perdiendo su paciencia con él -hasta el punto que podría asesinarlo si continuaba con sus actividades políticas- Ricardo, su hermano Enrique y un grupo de sus colaboradores cruzaron la frontera mexicano-estadunidense. En los primeros años, el grupo de Ricardo expuso a través de su periódico Regeneración una marca de liberalismo anti-Díaz. Pasaron ilegalmente el periódico liberal a México, el cual llegó a ser en un momento el periódico más popular en el país. Sin embargo, cada vez más el liberalismo del grupo disminuyó cuando se sumergió en la escena del movimiento obrero estadunidense.
En San Louis Missouri, los candidatos a militantes del PLM estudiaban marxismo y anarquismo, y se hicieron amigos de toda clase de exiliados políticos, tanto de filiación anarquista como marxista. Sus perspectivas de clase brotaron claramente en 1906 en las huelgas de Cananea, Sonora y Río Blanco, Veracruz. En ambas huelgas participaron los miembros del PLM. A principios del siglo XX, la lucha de clases en el norte de México y el suroeste de los Estados Unidos era particularmente intensa debido a la naturaleza de la frontera. En ese tiempo -mientras en los términos políticos formales había una frontera- económicamente la frontera parecía borrosa en el mejor de los casos. Trabajadores de EEUU y México cruzaban la frontera constantemente para participar en los proyectos de minería y de ferrocarril del área. Así que la región era particularmente fértil para la lucha de clases y la radicalización del PLM. Los militantes del PLM participaron en las huelgas de 1906 en Río Blanco y Cananea, huelgas que al final terminaban en baños de sangre.
Las experiencias huelguísticas llevarían al final al PLM a considerar la idea de la insurrección armada. En julio de 1906 el PLM se consolidó oficialmente en un partido publicando su primer manifiesto. Llamó al uso de "cualquier medio posible" para derrocar a Porfirio Díaz ([3]). En ese momento, el liderazgo del PLM era anarquista, pero debido al temor de la represión y alienación de su audiencia, fingieron una fachada liberal hablando en términos de "libertad política", pero identificando que tal libertad no podía venir sin una sólida base económica. El manifiesto identificó la causa del PLM con la de los "Trabajadores del mundo" observando que la causa de los trabajadores no tiene ninguna frontera. En sus intentos de usar "cualquier medio para derrocar a Díaz", el PLM organizó una insurrección, dirigiendo incursiones en México usando el Paso Texas como base. La insurrección se frustró debido a la traición y errores logísticos.
En EEUU, las tendencias políticas socialistas del PLM empezaron a ser evidentes. En 1907 Ricardo Flores Magón y algunos de sus colaboradores fueron encarcelados por infringir las leyes de neutralidad. En el juicio, toda clase de socialistas, anarquistas y sindicalistas defendieron públicamente a los militantes del PLM. La anarquista Emma Goldman publicó su manifiesto en su revista Mother Earth (Madre Tierra). Eugene Debs argumentó que el encarcelamiento de los militantes del PLM era parte de un ataque internacional contra militantes de la clase obrera. La Federación Occidental de Mineros financió la defensa del PLM. Mother Nature colectó miles de dólares para ayudar al PLM en los juicios. La revista popular socialista The Appeal to Reason (El llamado a la Razón) argumentó que las actividades del PLM eran parte de un combate mundial que podía llevar a EEUU a una revolución obrera. Finalmente, varios miembros de PLM fueron conocidos por distribuir la propaganda de la asociación IWW (Industrial Workers of the World - Obreros Industriales del Mundo). A los ojos del Estado, el asunto rápidamente se hizo más peligroso que las meras violaciones a las leyes de neutralidad: el PLM estaba íntimamente ligado con el medio anarquista y socialista estadunidense.
Después de que Ricardo salió de la cárcel en 1910, se desilusionó cada vez más de la principal corriente de izquierda estadunidense. Llegando a calificar a muchos socialistas como cobardes y ridiculizó a la AFL (American Federation of Labour). Además había una recurrente actitud racista sobre ellos. Los izquierdistas estadunidenses algunas veces estereotiparon al trabajador mexicano como un campesino tonto y analfabeto. La mayoría de los miembros del PLM eran trabajadores, incluyendo Ricardo Flores Magón, que fue muy pobre la mayor parte de su vida, por lo tanto, naturalmente resentía el estereotipo. Él encontró en los anarquistas un apoyo más aceptable: Emma Goldman regularmente habló de los asuntos mexicanos en Mother Nature y llegó a la conclusión de que México era una región importante para la hipotética revolución mundial. Sin embargo, Flores Magón pensaba que el PLM debía consolidar sus relaciones con varios grupos internacionales de trabajadores, para provocar un movimiento de trabajadores a lo largo del suroeste estadunidense y el norte mexicano.
En septiembre de 1911, el PLM lanzó otro manifiesto. En ese momento, México estaba ardiendo por la supuesta "Revolución", así que los líderes del PLM sintieron que era necesario hacer explícitos sus objetivos revolucionarios. El nuevo manifiesto trascendió el liberalismo del anterior, argumentando la necesidad de sobrepasar la llamada "Constitución de 1857" la cual era liberal, a la que el PLM inicialmente declaró defender del autoritarismo de Díaz. En el nuevo manifiesto, Ricardo escribió: "Contra el capital, la autoridad y la iglesia el Partido Liberal Mexicano ha izado la bandera roja sobre los campos de la acción, donde nuestros hermanos se están batiendo como leones, disputando la victoria con los anfitriones del reinado burgués de México, sean Maderistas, Reyistas, Vazquistas, Científicos o quien sea, porque todos proponen simplemente poner a alguien en la oficina como primer magistrado de la nación, para que bajo su refugio ellos puedan hacer negocios sin ninguna consideración por las masas de la población de México, en tanto que, todos y cada uno reconocen [sic] como sagrado el derecho de propiedad individual" ([4]).
La dirección del PLM, consciente de que facciones diferentes de la clase patronal estaban tratando de dominar el sentimiento antiporfirista, formuló un plan de acción. El liderazgo del PLM, todavía ubicado en EU, pensaba que para participar en una campaña militar eficazmente, lo más fácil sería empezar por tomar Baja California, un Estado fronterizo poco poblado en México. El 29 de enero de 1911, el PLM, con la ayuda de numerosos militantes estadunidenses, tomó Mexicali, la capital de Baja California. El éxito fue seguido por otras tomas de poblados mexicanos del norte, incluyendo Tijuana, por los insurrectos del PLM.
La campaña militar del PLM fue realmente un fenómeno internacional. El PLM tenía algunas bases en el medio obrero estadunidense en ese tiempo, y varios de sus luchadores eran "anglófonos". Desde esta perspectiva internacional, la toma de Tijuana era lo más interesante -el poblado estadunidense de San Diego, que era una fortaleza de la IWW, estaba situado al norte de Tijuana. los Wobblies (nombre popular que recibían los miembros de la IWW) llenaron el ejército insurrecto del PLM hasta el punto en que los estadunidenses llegaron a ser la mayor parte de los luchadores "liberales" en Tijuana. Desafortunadamente, el hecho de que había una gran presencia estadunidense en las filas de los insurrectos fue usado por los enemigos políticos del PLM para desacreditarlos. El mito principal que salió de los ataques propagandísticos era que el PLM se estaba integrando en el filibusterismo -un mito que todavía queda hoy.
La estrategia del PLM resultó ineficaz al final. Los soldados "revolucionarios" bajo el control del reformista y liberal Madero eventualmente aplastaron a los insurrectos del PLM. El PLM nunca se recuperó políticamente de esto. Fue víctima de sus confusiones y debilidades políticas: en particular de su visión de la revolución obrera como una conspiración, a pesar de la ruptura que el PLM había hecho con la política burguesa liberal. Que esta ruptura con el liberalismo haya sido influida por la ideología anarquista tampoco ayudó, pero esto es una cuestión secundaria aquí.
Después de 1911 el PLM entró en una espiral descendente de disolución e irrelevancia política. Sus errores políticos y la derrota militar de la "aventura" de Baja California ya han sido referidos. Pero también, históricamente, hay este hecho: la clase obrera en México había fallado en construir un movimiento de clase independiente de las facciones burguesas en guerra y estaba ideológicamente o militarmente comprometida con uno u otro bando de los ejércitos "revolucionarios". Para cristalizar este periodo habría requerido mucha más fuerza organizacional y claridad política que incluso el PLM ya tenía.
Después de que el PLM perdió su influencia en México, dos eventos históricos en el período demostraron su lealtad de clase: la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. En marzo 1918, Ricardo escribió para la última edición de Regeneración un manifiesto internacionalista que llamaba a los trabajadores del mundo a oponerse a la Primera Guerra Mundial y derrocar a sus jefes. Ricardo y su hermano Enrique Flores Magón fueron nuevamente encarcelados en EE.UU por oponerse al esfuerzo de guerra, donde Ricardo murió en 1922. Él fue un inconfundible partidario de la Revolución Rusa, a pesar de sus críticas a ésta. Estas dos posiciones, por sí mismas, demuestran su lealtad a los principios del proletariado, y podemos decir sin ninguna duda que a pesar de sus defectos políticos vivió y murió como un verdadero militante de la clase obrera del mundo. Y eso nosotros lo honramos.
RS 28/6/10
[1]) Ver: "La Izquierda Comunista y el anarquismo internacionalista: lo que tenemos en común", RM no 118.
[2]) Internationalism no 155.
[3]) https://www.archivoMagón.net/Periodico/Regeneracion/TerceraEpoca/PDF/e3n11.pdf [11]
[4]) https://www.archivoMagón.net/Periodico/Regeneracion/CuartaEpoca/PDF/e4n56.pdf [12]
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Revueltas sociales en Magreb y Medio Oriente, catástrofe nuclear en Japón, guerra en Libia
Estos últimos meses han sido ricos en acontecimientos históricos. Si las revueltas en el Magreb y Oriente Medio no tienen conexión con el tsunami que asoló a Japón y la crisis nuclear consecutiva, todos estos acontecimientos sin embargo subrayan con agudeza la alternativa que el capitalismo ofrece a la humanidad: socialismo o barbarie. Mientras el eco de los levantamientos todavía resuena en varios países, la sociedad capitalista languidece lamentablemente en la esquina de su pequeño fuego nuclear. Por el contrario, el heroísmo de los trabajadores japoneses que sacrifican sus vidas en las afueras de la planta de Fukushima contrasta con la enfermiza hipocresía de las potencias imperialistas en Libia.
Durante varios meses, movimientos de protesta, inéditos por su magnitud geográfica, sacudió a varios países. Rápidamente, las primeras revueltas del Magreb se reprodujeron luego de que las manifestaciones tocaran unas semanas más tarde a Jordania, Yemen, Bahreim, Irán, África subsahariana, etc. Es imposible establecer una identidad estricta entre todos estos movimientos, tanto en términos de contenido de clase como de respuesta de la burguesía, pero la crisis económica que hunde a las poblaciones en una miseria cada vez más intolerable desde 2008 hace insoportables los regímenes corruptos y represivos de la región
La clase obrera hasta ahora no ha estado presente como una fuerza independiente capaz de asumir el liderazgo de las luchas que a menudo han tomado la forma de una revuelta del conjunto de las clases no explotadoras, desde los campesinos arruinados hasta las capas medias en proceso de proletarización. Pero, por una parte, la influencia de la clase obrera sobre las conciencias era sensible tanto en las consignas como en las formas de organización de los movimientos. Una tendencia a la autoorganización, por ejemplo, se mostró a través de los comités para la protección de los barrios que aparecieron en Egipto y Túnez para hacer frente a la represión de la policía y las bandas de malhechores convenientemente liberados de las prisiones para sembrar el caos. Sobre todo, varias de estas revueltas buscaron abiertamente extender el movimiento a través de manifestaciones masivas, asambleas e intentos por coordinar y centralizar la toma de decisiones. Por otra parte, la clase obrera a veces tuvo un papel decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Es en Egipto, donde la clase obrera es más concentrada y experimentada de la región, donde las huelgas fueron más masivas. La rápida extensión y el rechazo del encuadramiento sindical han contribuido en gran medida para presionar a los líderes militares, bajo la presión de Estados Unidos para remover a Hosni Mubarak del poder.
Cuando las movilizaciones todavía son numerosas y el viento de la revuelta sopla de nuevo a otros países, la burguesía parece tener todo el respaldo en el mundo para extinguir el fuego. Especialmente en Egipto y Túnez, donde la "primavera de los pueblos" se supone que han triunfado, las huelgas y enfrentamientos con el "Estado democrático" continúan. Todas estas revueltas son una gran experiencia en el camino que conduce a la conciencia revolucionaria. Sin embargo, si esta ola de revueltas, por primera vez desde hace mucho, ha ligado explícitamente los problemas económicos a los retos políticos, la respuesta a esta cuestión está relacionada a las ilusiones que pesan todavía sobre la clase obrera, especialmente los espejismos democráticos y nacionalistas. Estas deficiencias han permitido a menudo a las pseudo-oposiciones democráticas aparecer como una alternativa a las camarillas corruptas. De hecho, estos "nuevos" gobiernos son esencialmente conformados por equipos de los viejos regímenes al punto de que la situación a veces roza el ridículo. En Túnez, la población ha obligado incluso a una parte del gobierno a renunciar porque apareció como una repetición del régimen de Ben Ali. En Egipto, el ejército, apoyo histórico de Mubarak, toma todas las palancas del Estado y ya opera para asegurar su posición. En Libia, el "Consejo Nacional de Transición" es dirigido por... el antiguo Ministro del Interior de Gadafi, Abdel Fattah Younes y un grupo de altos funcionarios que, después de haber organizado la represión y beneficiarse de la generosidad financiera de su maestro, repentinamente fueron imbuídos repentinamente por un gusto por los derechos humanos y la democracia.
Sobre la base de estas debilidades, la situación en Libia ha evolucionado de manera particular en la medida en que apareció justamente como un levantamiento de la población contra el régimen de Gadafi que se convirtió en guerra entre varias fracciones burguesas sobre las que se vienen a anclar las grandes potencias imperialistas en una cacofonía surrealista y sangrienta. El desplazamiento del terreno de la lucha hacia la búsqueda de los intereses burgueses, del control del Estado libio por una u otra de las fracciones en presencia fue fácil en tanto que la clase obrera en Libia es muy baja. La industria local es notablemente atrasada y casi se reduce a la producción de petróleo, directamente impulsada por la camarilla de Gadafi, que nunca ha sido capaz de poner el interés nacional sobre intereses particulares. La clase obrera en Libia es por lo tanto, mano de obra extranjera a menudo, que se retiró desde el comienzo de los acontecimientos, huyendo eventualmente de las masacres, especialmente debido a la dificultad de reconocerse en una "revolución" con connotaciones nacionalistas. Libia ilustra trágicamente la necesidad de que la clase obrera ocupe un lugar central en las revueltas populares; su ausencia explica en gran medida la evolución de la situación.
Desde el 19 de marzo, después de varias semanas de matanzas, con el pretexto de intervención humanitaria para "salvar al pueblo libio martirizado", una coalición un poco dudosa, conformada por Canadá, Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido, etc. Han enviado directamente sus fuerzas militares para apoyar al Consejo Nacional de Transición. Cada día, se cargan misiles y los aviones despegan para lanzar una alfombra de bombas en todas las regiones que abrigan a las fuerzas armadas leales al régimen de Gadafi. En un lenguaje sencillo, es la guerra. Lo que de entrada es sorprendente es la increíble hipocresía de las grandes potencias imperialistas que, por un lado empuñan la bandera del humanitarismo y al mismo tiempo toleran la masacre de la rebelión de las masas en Bahreim, Yemen, en Siria, etc. ¿Dónde estaba esta misma coalición cuando Gadafi hizo masacrar a 1,000 reclusos en la prisión de Abu Salim de Trípoli en 1996? En realidad, es después de cuarenta años encierro, tortura, miedo, desaparición, ejecución... con impunidad. ¿Dónde estaba ayer esta misma coalición cuando Ben Ali en Túnez, Mubarak en Egipto o Bouteflika en Argelia ordenaban disparar contra la multitud durante el levantamiento de enero y febrero? Detrás de esta retórica infame, los muertos siguen amontonándose en morgues. Y la OTAN ya planea ampliar operaciones durante varias semanas a fin de asegurar el triunfo de la paz y la democracia.
En realidad, cada potencia interviene en Libia para sus intereses particulares. La cacofonía de la coalición, incapaz de establecer siquiera una cadena de mando, ilustra cómo estos países salen a esta aventura guerrera en orden disperso para fortalecer su propio lugar en la región como buitres sobre un cadáver. Desde el punto de vista de Estados Unidos, Libia no representa un interés estratégico importante en tanto que dispone ya de aliados de peso en la región como Egipto y Arabia Saudita. Esto explica su perplejidad inicial ante las negociaciones en la ONU. No obstante, Estados Unidos, apoyo histórico de Israel, tiene una imagen catastrófica en el mundo árabe, que las invasiones de Iraq y Afganistán no han mejorado. Sin embargo, las revueltas están comenzando a hacer emerger gobiernos más sensibles a la opinión antiestadounidense y si Estados Unidos desea asegurar su futuro en la región, es imperativo cambiar su imagen a los nuevos equipos. Sobre todo, el gobierno americano no quiere dejar las manos libres a Reino Unido y Francia. Estos últimos también tienen que mejorar su imagen de alguna forma, incluyendo Gran Bretaña luego de su intervención en Iraq y Afganistán. El Gobierno francés, a pesar de sus múltiples torpezas, aún goza de popularidad en los países árabes adquirida en virtud de De Gaulle y reforzada por su negativa a participar en la guerra de Irak en 2003. Una intervención contra Gadafi mucho más incontrolable e impredecible al gusto de sus vecinos no puede más que ser apreciada por ellos y permitir reforzar la influencia de Francia. Detrás de los bellos discursos y falsas sonrisas cada fracción burguesa interviene por sus propios intereses y participan, con Gadafi en esta macabra danza de la muerte.
A varios miles de kilómetros de Libia, sobre las tierras de la tercera potencia económica del mundo, el capitalismo también siembra muerte y muestra que en ninguna parte, incluso en el corazón de los países industrializados la humanidad está al abrigo de la irresponsabilidad y descuido de la burguesía. Los medios de comunicación burgueses han presentado, como siempre, el terremoto y el tsunami que asoló el Japón como una fatalidad contra la que nadie puede hacer nada. Por supuesto, es imposible evitar que la naturaleza se desencadene, pero la instalación de las poblaciones en zonas de riesgo en casas de madera no es "inevitable", igual que la operación de centrales nucleares obsoletas.
De hecho, la burguesía es directamente responsable de la mortal magnitud del desastre. Por las necesidades de la producción, el capitalismo ha concentrado las poblaciones y las industrias de manera delirante. Japón es una caricatura de este fenómeno histórico: decenas de millones de personas se congregaron en las orillas de una pequeña franja de tierra especialmente propensa a los terremotos y maremotos. Por supuesto, se construyeron estructuras resistentes a los terremotos para los ricos y edificios de oficinas con suficiente hormigón para protegerse de los maremotos; sin embargo, la clase obrera simplemente tuvo que conformarse con casas de madera que aparenta más jaulas para conejos en territorios que todo el mundo sabe que son muy peligrosos. Lógicamente, la población podría instalarse más lejos de la costa, pero Japón es un país exportador y para maximizar la ganancia, es mejor construir plantas cerca de los puertos. Algunas fabricas fueron barridas por las aguas, agregándose a la catástrofe nuclear una catástrofe industrial apenas imaginable. En este contexto, una crisis humanitaria amenaza a uno de los centros del capitalismo mundial y debe aún sobrecargar la hecatombe. Mientras que muchos equipos e infraestructura son obsoletos, decenas de miles de personas son abandonados a su suerte, sin alimentos ni agua.
Pero claramente la burguesía no podría parar allí en su irresponsabilidad e impunidad; Tuvo que construir 17 plantas de energía nuclear con dudoso mantenimiento. La situación de la planta de Fukushima, víctima de graves daños, es aún incierta, pero la confusa comunicación de las autoridades presagia lo peor. Parece dado por sentado que un desastre nuclear digno de la explosión en 1986 en la planta de Chernobyl tiene lugar bajo la mirada de un gobierno impotente, reducido a experimentar sus instalaciones sacrificando a muchos trabajadores. La fatalidad y la naturaleza no tienen nada que ver con la catástrofe. La construcción de plantas nucleares en costas sensibles no parece ser una idea brillante, especialmente cuando llevan varias décadas de servicio y disfrutan un mantenimiento reducido al mínimo. Por ejemplo, en 10 años, la planta de de Fukushima ha sido víctima de varios cientos de incidentes relacionados con un laborioso de mantenimiento que ha logrado presionar por la renuncia de cuadros escandalizados.
La naturaleza no tiene nada que ver con estos desastres; las leyes de la sociedad capitalista, que se vuelven absurdas, son responsables de principio a fin, tanto en los países más pobres como en los más poderosos. La situación en Libia y los eventos de Japón ilustra cómo el futuro que nos reserva la burguesía es un caos permanente y creciente. Como tal, las revueltas en los países árabes, a pesar de todos sus puntos débiles, nos muestran el camino, la lucha de los explotados contra el Estado capitalista sólo puede evitar la catástrofe generalizada que amenaza a la humanidad.
V./27 de marzo de 2011
Reforma Laboral
Todos los partidos, sindicatos y los medios de comunicación nos bombardean con la propuesta de "Reforma laboral", unos dicen que le "falta" otros que le "sobra" pero invariablemente todos coinciden en una cosa: la necesidad de su adopción para que "México sea más competitivo en el mundo globalizado". Es nuestro deber denunciar este ataque contra la clase trabajadora donde izquierda y derecha, sindicatos de todo pelaje y "autoridades" están todos coludidos para hacernos aceptar esta propuesta que sólo nos traerá mayor miseria y explotación.
Nos quieren presentar esta reforma como un asunto de la "derecha", como una maldad del "neoliberalismo" (dictado desde el FMI o la OCDE) o simplemente como una nueva torpeza de Felipe Calderón. Nada de eso es cierto, en todo el mundo, todas las burguesías nacionales están haciendo lo mismo, en todos lados hay un ataque a las condiciones laborales, hay disminución de pensiones, aumento en los años de cotización (Francia, España, etc.), se flexibiliza en todos lados los horarios y las contrataciones, pulula el trabajo precario, el pago por horas está ya instalado en varios países, recientemente estas medidas han estado incluso acompañadas con reducciones en los salarios (como en Irlanda y Grecia). Por mucho que digan que las reformas laborales son para apoyar el empleo, lo cierto es que son adecuaciones que un capitalismo en crisis debe hacer, no es opcional, competir en el mercado mundial implica en permanencia ser cada vez más competitivo y eso significa pagar menos salarios y prestaciones para que las mercancías producidas sean más baratas y el capitalista pueda competir en mejores condiciones contra los demás capitalistas. La crisis mundial que dura ya más de 40 años ha obligado a que cada capital nacional imponga esas medidas para tratar de enfrentar la crisis, en México desde finales de los 80 se empezó a proponer una reforma en este sentido, con Miguel de la Madrid empezó a notarse un cambio en la actitud del Estado hacia la seguridad social y laboral, Salinas de Gortari en el marco del TLC formula una propuesta para cambiar la Ley Federal del Trabajo, cuestión que quedó congelada en 1991; es el gobierno de Zedillo el que reforma la ley del IMSS (1995) y aprueba la ley de Sistemas de ahorro para el retiro (1996). El sexenio de Fox no lo asumió y hoy de nuevo la burguesía retoma el tema de la reforma laboral que en ningún caso beneficiará a los trabajadores.
Cabe preguntarse por qué la Reforma laboral lleva cocinándose más de una década y a pesar de ser una necesidad para el capital, está todavía en ciernes. La respuesta está en las mismas dificultades de la burguesía, una clase dividida y enfrentada. En México el sistema político de partido único por casi 80 años, el corporativismo sindical y la rigidez del sistema están cobrando aún facturas, hay una fracción sindical muy ligada a los privilegios del pasado (descuentos sindicales por nómina, los contratos colectivos obliga a cuotas sindicales, etc.) que se resiste a las modalidades de la nueva Reforma que introduce los contratos individuales y, donde haya sindicatos, les pedirá "libertad sindical", es decir, libre filiación con lo cual una parte de profesionales sindicaleros verán afectados sus cotos de poder. Esto no significa un ataque al sindicato como lo pretende la UNT y el SME, se trata de flexibilizar el aparato sindical, darle más credibilidad y atacar los viejos cacicazgos sindicales que poco ayudan al control de los trabajadores. En este contexto hay que explicarse la razón del aparente postergamiento del voto a esta reforma laboral que, al parecer, está siendo suspendida, de momento, por los cálculos políticos y pragmáticos de los grupos en pugna. Éstos están valorando la conveniencia de aplicar estas medidas cuando menos hasta después de las elecciones estatales de mediados de este año y tal vez hasta la segunda mitad del 2012. Esperan para ello que se elija al nuevo presidente del país, ya que ningún partido quiere desprestigiarse asumiendo los costos políticos de esta medida en estos meses que están dedicados a captar la mayor parte de votos.
La nueva Reforma Laboral que seguramente se aprobará es un ataque en regla contra el conjunto de la clase obrera. Se beneficia solamente a los patrones con la tan llevada y traída "flexibilización laboral" que no es otra cosa que la expresión jurídica de la lucha del capital contra el trabajo donde el Estado no es neutral sino que siempre está del lado de los capitalistas y la democracia es justamente el rostro de la dictadura del capital. A los discursos de hacer una "México más competitivo" debe agregarse la idea de que esto se hará a costillas de los trabajadores, sobre su miseria, sobre sus familias excluidas del bienestar. Veamos algunos ejemplos de los contenidos de la Reforma Laboral:
A esto hay que agregar que en México al igual que en Europa, asistimos al desmantelamiento de las prestaciones sociales, la seguridad social se ha transformado en régimen de aportaciones individuales administrado por los bancos, es decir, el Estado se lava las manos y ahora es el trabajador el que debe financiar su propio retiro (reformas a las leyes del ISSTE y del IMSS). La vida de las familias proletarias se ha degradado dramáticamente. Esta nueva Reforma va a ser un acelerón en esa tendencia, trabajaremos más, ganaremos menos y en condiciones laborales peores para todos.
La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), dirigida por un diputado federal del PRD (Hernández Juárez), ha dicho que la Reforma Laboral pretende acabar con los sindicatos, con las conquistas históricas de los trabajadores, sin embargo, su "indignación" es light y es naturalmente una defensa de esa reforma pero desde un punto de vista más "social", para "construir una aproximación que conjugue las exigencias económicas y productivas el país en el marco de la globalización, con sus exigencias sociales" (UNT, junio de 2002). Este sindicato radical no se opone a la Reforma sólo quiere una "convergencia de enfoques": "La disyuntiva no es la productividad y la ganancia de la empresa versus los derechos de los trabajadores, la alternativa es construir fórmulas y modelos de relaciones obrero-patronales, jurídicamente expresados, en los que la elevación de la productividad se constituya también en instrumento de equidad para los trabajadores y para el desarrollo productivo del país" (ídem). Esta es la postura de un sindicato dirigido por la izquierda, es decir, son exactamente igual a sus congéneres llamados de derecha, todos son iguales, todos engañan a los trabajadores, la diferencia es que éstos lo hacen con un lenguaje obrero y bajo un supuesto interés de defender a los trabajadores.
El Partido del Trabajo (PT) ya presentó una versión "social" de la Reforma Laboral por conducto de López Obrador, la izquierda pretende enarbolar una reforma laboral "progresista", es decir, que tome en cuenta el aspecto social y sindical; el PRD dice que la reforma priísta es "una traición a la clase trabajadora", con esta postura el PRD sigue envenenado a la clase obrera metiendo el mensaje de que la izquierda es "la buena" y que los otros son "traidores". Se trata de un reparto de tareas de todas las fuerzas del capital, sus partidos de izquierda y derecha, sus sindicatos oficiales e independientes, todos asumen la parte de la tarea que les toca: unos proponen la Reforma, otros vociferan contra ella para aparentar que se oponen, pero todos pretenden un "desarrollo productivo del país", ninguno cuestionará la necesidad de superar la explotación asalariada, todos nos prometerán un futuro radiante con los necesarios sacrificios presentes. En un reciente comunicado del PRD donde se "rechaza" la Reforma Laboral" se afirma que ésta "fue pactada con algunos empresarios privilegiados y con sus representaciones de sindicatos charros y entreguistas" (Comunicado del PRD, DF 5-04-11). La vieja visión destilada por la izquierda que nos quiere hacer creer que dentro del Estado, en los partidos y en los sindicatos habría una división entre "buenos y malos", "honestos y deshonestos", etc. Esta visión sigue atando a los trabajadores al carro de la burguesía ya que tendríamos que apoyar a un bando en contra de otro, sin embargo, todas las fuerzas políticas están al servicio del capital sean éstas de derecha o izquierda.
La izquierda nos conducirá seguramente al atascadero legal de los "amparos", de la defensa de la Constitución y su artículo 123 en los tribunales; nos llamarán a movilizarnos para protestar contra los priístas "traidores" y trampas por el estilo. La defensa de nuestras condiciones de vida pasa por la lucha contra estas modificaciones laborales que nos perjudican a todos, ese combate lo tenemos que asumir juntos, si aceptamos hoy esto, estaremos preparando el terreno para nuevos ataques contra todos los trabajadores.
Marsan/10-04-11
Elecciones en México, Perú...
Ya sea en México o en Perú, las expectativas en torno a las elecciones próximas son amplificadas al máximo por todos los medios de comunicación para mantener el interés de los trabajadores fijo en los temas que convienen a la burguesía y que en esta región son los mismos: que si tal o cual partido es el mejor para acabar con la crisis o la inseguridad, que si mejor convendría tal o cual alianza de partidos para alcanzar acuerdos que permitan llevar a cabo las reformas legales necesarias para los negocios capitalistas pero que invariablemente son presentadas como benéficas "para los pobres", en fin, las campañas en última instancia giran en torno al culto de la personalidad de los diferentes candidatos cuyos atributos tendrían que valorarse a la hora de votar; ahí están, por ejemplo, los personajes de los principales partidos en México (PAN, PRI, PRD) que están compitiendo en estos meses en varios estados del país por las gubernaturas principalmente o las candidaturas en el Perú que alrededor de personajes como Ollanta Humala o Keiko Fujimori (hija del expresidente Alberto Fujimori), por nombrar los más populares, renuevan en las masas trabajadoras y oprimidas la esperanza de que ahora sí tenemos la oportunidad de salir de la crisis, de la pobreza, de solucionar el problema de la delincuencia desatada, del narcotráfico y de un largo etcétera, solamente con un recurso mágico... el "voto democrático". Efectivamente, esta mistificación es la misma en todos los países aún si hay algunas particularidades a veces un poco estrafalarias o relacionadas con formas de organización de los procesos electorales que hacen que en países como México sólo haya una campaña o "vuelta" y que en el Perú esté instaurada la "segunda vuelta" por si fuera necesaria ante resultados poco claros o muy cerrados, lo que puede fomentar una mayor expectación e interés en algunos casos.
La democracia capitalista no podría funcionar sin la mistificación ideológica de las elecciones libres y democráticas por medio de las cuales, supuestamente, "los ciudadanos en igualdad de circunstancias pueden decidir por quién votar y pueden además influir en la elección de sus gobernantes o representantes en el parlamento"; uno de los fraudes más grandes del accionar estatal en la etapa de la decadencia capitalista cuando es desde el propio Estado que se crean los diferentes partidos con caretas ideológicas de derecha, centro o izquierda y se fomenta la participación ciudadana a la que se induce a votar por tal o cual opción mediante variados mecanismos de manipulación propagandística a cargo de los medios de difusión en manos de ese mismo Estado. Un engaño colosal además por cuanto también esconde que no hay tal igualdad en los votantes y que es la clase dominante la que decide qué candidatos compiten y, al final de cuantas, qué candidato o equipo de gobierno se hará cargo de tal o cual puesto en un determinado periodo.
La burguesía mantiene esta institución democrática inyectándole masas inmensas de dinero pues es la columna vertebral de su dominación; es a través de ella que, principalmente las masas trabajadoras, mantienen todavía la ilusión de que sólo por medio del voto pacífico y de lo más solitario y atomizado en una urna de cartón puede verdaderamente influir para que sus penurias al menos disminuyan. De esta manera, el accionar de los partidos políticos, los sindicatos, los medios masivos de comunicación, etc., logran distraer la atención de las masas trabajadoras de sus verdaderos intereses como clase, es decir, de la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo.
Por ejemplo, en Perú la orgía electorera ha ocultado intencionalmente las noticias de algunas luchas que se han estado dando paralelamente: mineros, estibadores, azucareros, y que en algunos casos se han generado enfrentamientos entre trabajadores y las fuerzas represivas de ese mismo Estado que organiza las elecciones y que han producido varios heridos y algunos muertos. O como en México, donde se ofrece el sacrosanto voto ciudadano para evitar que el proletariado centre su atención en las verdaderas causas de su miseria creciente, para evitar que busque una solución al desempleo que abruma a sus familias, para que se oponga activamente a los ataques inmisericordes del capital que lo siguen degradando hasta estadios por demás insoportables.
Para los trabajadores no se juega nada en las elecciones democráticas. Sólo habría que recordar un poco los resultados de las elecciones de los últimos años cuando han arribado al gobierno "diferentes alternativas" que en los hechos han aplicado las mismas medidas necesarias para el desarrollo de los negocios capitalistas y eso invariablemente se ha traducido en planes de austeridad contra las masas explotadas. La diversidad política con la que nos quieren drogar no son más que caretas que esconden la división del trabajo entre la derecha, centro e izquierda para ofrecer todas las opciones a los votantes pues el triunfo de esa campaña es llevar a las urnas a la mayor cantidad posible de personas que así son enganchadas al Estado.
La burguesía cultiva el fetiche del "ciudadano con derechos y obligaciones que participa en una comunidad y que se desenvuelve a través de la acción autorregulada, inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo supremo de optimizar el bienestar público", es decir, fomenta una visión acorde a sus intereses pues esconde la realidad de que este "interés común" no es más que el de la economía y el orden político y social de la burguesía organizada en la nación capitalista y preservados por medio del Estado que ejerce la dictadura de una minoría sobre la inmensa mayoría. Los trabajadores, para afirmarse como clase, deben sacudirse también esa mistificación y pensar más en términos de clase, de sus intereses comunes, desarrollar la conciencia de que, al contrario, al nivel individual no son nada y que deben buscar la solidaridad y la unidad para lograr que la cantidad inmensa que representan en la sociedad cobre su peso específico a través de sus propios métodos de organización y de lucha. Un escenario completamente opuesto a la mascarada de las elecciones democráticas burguesas.
RR/Abril del 2011
SME
De repente, como para recordar que ahí están todavía, el lunes 11 de abril un grupo de aproximadamente 300 miembros del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) agredieron a una cuadrilla de trabajadores de la CFE en la ciudad de México, golpearon y robaron a algunos reporteros, además de dañar vehículos tanto de esa empresa como de particulares. La PGR ejerció acción penal en contra de 11 integrantes del sindicato por algunos delitos federales: daño en propiedad ajena, robo con su agravante en pandilla, lesiones con su agravante en pandilla y motín. Martín Esparza, dirigente del SME, dijo que estos actos son "una muestra de las acciones que emprenderá esta organización para reclamar su derecho a reintegrarse a la vida laboral" y que los detenidos "son inocentes y por tanto son ‘presos políticos', por lo que exigirán su libertad mediante movilizaciones" y presentarán denuncias por la violación a sus derechos humanos. Y para remate, "varias comisiones del SME acudirán a las sedes nacionales de los partidos políticos para denunciar el agravio..." Este tipo de acciones que reivindica el sindicato sigue al pie de la letra el guión que arrancó hace año y medio y que ha tenido como objetivo golpear profundamente a la clase trabajadora.
Desde octubre del 2009 cuando el Estado cerró Luz y Fuerza del Centro echando a la calle a casi 44,000 trabajadores, fue el SME con la ayuda de varios sindicatos el encargado de maniatar a los trabajadores asegurándose de que no respondieran con sus propios métodos de organización y de lucha:
Creando una división y enfrentamiento entre los electricistas mediante las elecciones internas, con el objetivo de distraerlos de la defensa que tenían que hacer de sus empleos; transformando lo que fue un artero ataque a las condiciones de vida y de trabajo de los obreros en lo que llamaron "un ataque al sindicato y a las libertades democráticas"; arrastrando a la mayoría de los electricistas a "luchar por la defensa del sindicato" y más aún por "la defensa de la empresa pública y de la economía nacional"; este sabotaje impidió que los trabajadores se dedicaran desde el principio a discutir en asambleas generales las acciones que eran necesarias para iniciar la lucha, qué formas de organización propias debían establecerse, cómo nombrar a sus delegados en las asambleas y qué comités de lucha había que establecer para garantizar que los trabajadores tuvieran el control de la huelga en sus propias manos.
Luego, inmediatamente, se imponía buscar la solidaridad con otros trabajadores solicitando la extensión del movimiento a otros sectores no importando la rama o profesión haciendo ver que el ataque era contra el conjunto de la clase trabajadora. Esta necesidad de la lucha se vio claramente como tendencia después de la gran manifestación del 15 de octubre del 2009 que mostró una gran preocupación social y un sentimiento de solidaridad extendido entre los trabajadores, pero de nuevo el SME y varios sindicatos "solidarios" se encargaron de abortar esa incipiente dinámica positiva promoviendo la controversia constitucional y los amparos como medios de lucha, fomentando la ilusión de que el proletariado puede defenderse mediante las instituciones burguesas y abortando la dinámica positiva que se vislumbraba en ciernes;
Después de impedir la extensión solidaria de la lucha y de la unidad, la maniobra continuó con actividades completamente fuera del verdadero terreno de la lucha obrera: huelgas de hambre totalmente impotentes que son una imposición humillante del sindicato, pedir ayuda a los grandes personajes de los poderes legislativo y judicial para que "obliguen al ejecutivo a retroceder", medidas "muy radicales" como "no pagar la luz" y en su lugar interponer quejas ante la Procuraduría del consumidor (Profeco) para "presionar" al Estado; y por supuesto, la "ocupación" de los centros de trabajo de la empresa fue una propuesta central del sindicato que así daba una imagen combativa a su accionar antiobrero pero que en realidad buscaba encerrar a los trabajadores y mantenerlos aislados y pasivos y sin relación con el resto de los trabajadores;
A los seis meses del golpe, una multitud de sindicatos hicieron la enésima pantomima de la "huelga nacional" como una medida aparatosa destinada a mandar el mensaje al conjunto de la clase en el sentido de que los únicos que pueden organizar una "lucha" es el aparato sindical y que las masas proletarias deben aceptar pasivamente esas acciones, pero además que la única "solidaridad" posible es la que se establece entre las cúpulas sindicales que se dedican a mandarse mensajes de aliento y a firmar desplegados "críticos" al gobierno. En los meses siguientes vimos la permanencia de un protagonismo sindical con el propósito de ocupar el terreno social y rematar el golpe ante el descontento generalizado por el ataque a este sector obrero y en general por la miseria creciente; así vimos cómo la diversas movilizaciones promovidas por los sindicatos e izquierda del capital impusieron una serie de demandas que diluyeron completamente el problema central que se enfrentaba: respeto a la autonomía sindical, defensa de la economía popular, respeto a la constitución, no a la privatización del petróleo y la electricidad, respeto a la autonomía indígena, defensa de los derechos humanos, castigo político a Calderón... todo un collage de exigencias que tenían la clara intención de enterrar la prioridad central para los trabajadores.
En fin, en este año y medio hemos visto cómo el libreto se ha ido cumpliendo al pie de la letra con acciones intermitentes por parte del SME que se ha encargado de rematar el golpe inicial, agotando y hundiendo a los trabajadores en una desmoralización generalizada. Los últimos acontecimientos están en continuidad con el itinerario seguido por la trampa desde el principio. Ahora, el Estado y su aparato político-sindical tienen un tema fresco y muy ad hoc para explotar, ahora que arrecian los ataques a los trabajadores y es necesario distraer su atención de nuevo con este tipo de escándalos y, sobre todo, ofrecer movilizaciones para liberar a los "presos políticos" y, de nuevo, para defender al sindicato. De paso, le pone sabor a la jornada sindical del 1° de mayo que se vislumbraba un poco gris y sin tema interesante para los oradores que así arengarán a los trabajadores con mayor brío, agitando de nuevo el espantajo del "ataque al sindicato".
Este breve repaso del accionar sindical antiobrero contra los electricistas y contra el conjunto de sus hermanos proletarios ilustra bien, qué tipo de trampas usan los sindicatos para evitar el desarrollo de un movimiento que, enarbolando sus verdaderas necesidades, extiende su fuerza, despertando la solidaridad de otros sectores de explotados que también sufren los mismos ataques, de tal manera que se haga realidad una extensión generalizada al conjunto de trabajadores que formen una gran masa que se mueva por su coraje y combatividad pero además creando una conciencia que le permite tomar el control de su lucha directamente en sus propias manos. Ahora que, a plazo, el conjunto del proletariado va a resentir otro masazo sobre sus espaldas con la reforma laboral, estas necesidades de la lucha van de nuevo a plantearse y los sindicatos de todos los colores harán hasta lo imposible para evitar una vez más que se desarrollen los verdaderos métodos de organización y de lucha obrera.
RM/Abril del 2011
¿Cómo se organiza y lucha la clase obrera?
Un gran problema que los obreros y demás grupos sociales explotados enfrentan, se haya sin duda en los cotidianos y sistemáticos ataques del capital, como lo es el desempleo, el congelamiento de los salarios, las restricciones a la jubilación, los aumentos de precios, etcétera; pero hay otra gran dificultad que agranda aún más los ataques señalados, nos referimos a los grandes esfuerzos que implican la creación de estructuras organizativas que le permitan conducir sus combates. Es cierto que los trabajadores hacen intentos por responder ante las agresiones del sistema agrupándose y construyendo órganos de unidad, empero esos esfuerzos se pierden porque no cualquier órgano que aglutine, por más que integre a amplias masas obreras, es útil para el combate. La razón de este problema se encuentra en la esterilización de que de este esfuerzo hace la burguesía a través de la estructura sindical o su aparato de izquierda, desviando el descontento hacia consignas que en vez de enfrentar los ataques, desunen y dispersan, pero sobre todo al impedir la discusión abierta, la toma de decisiones colectiva y la movilización masiva.
Las Asambleas Generales que en Francia impulsaron los estudiantes en 2006 para enfrentar la ley del primer empleo, y las Asambleas "interprofesionales" (es decir que agrupa a cualquier trabajador de cualquier sector) de las movilizaciones en 2010 para enfrentar los ataques a las pensiones, recogen muy bien las experiencias que los obreros polacos durante las movilizaciones de los años 80 destacaban, es decir aglutinar a grandes masas sin importar el oficio que desempeñan, la empresa en la que laboran o si son desempleados; pero ante todo se caracterizan por:
- permitir e impulsar la discusión abierta, lo cual impide la imposición de maniobras para desviar el descontento,
- tomar las decisiones de forma colectiva y con responsabilidad de frente a la Asamblea,
- elección libre de responsables de tareas y representantes con revocabilidad inmediata de no cumplir los mandatos definidos por la masa organizada, y
- buscar la extensión de la movilización, impidiendo el aislamiento y concretando de manera viva la solidad proletaria.
Esta expresión de reflexión y acción colectiva del proletariado, contrasta con la dinámica presente en las Asambleas sindicales. Los trabajadores conocen bien ese ambiente; por ejemplo los obreros despedidos de la Compañía de Luz en el centro de México saben que es imposible hacer una toma de palabra en las asambleas sindicales y discutir libremente, menos aún poder marcar tareas y mandatos. En esas asambleas los únicos que hablan son los "líderes" sindicales pero además son los que imponen y reprimen cualquier expresión que salga de su control. Pero esto que de forma brutal y exagerada se vive en la dinámica del SME se repite en todos los sindicatos.
Hay algunas estructuras que al inicio surgen con verdaderos ánimos de aglutinar y organizar la lucha, no obstante, si no logran hacer valer su fuerza y extender su combate, suelen convertirse en estructuras que repiten la dinámica sindical, sobre todo si el aparato de izquierda del capital, alienta y profundiza el aislamiento, creando en su interior un centro de disputa en el que cada grupo no hace otra cosa sino buscar con cada acción reventar cualquier intento por establecer la unidad y la solidaridad, de manera que con propuestas maquilladas de radicalidad van desgastando el coraje y la combatividad presentes al inicio. Un ejemplo claro de este proceso quedó expuesto en lo que fue el "Consejo General de Huelga" (CGH) que surgió con la huelga estudiantil de la UNAM de fines del siglo XX.
Como puede verse, la construcción de organismos unitarios para el combate de los proletarios y demás explotados es una tarea muy complicada y este tema resurge continuamente justamente en discusiones con camaradas trabajadores, llevando a hacer el esfuerzo para ubicar las estructuras que han surgido en las luchas, de manera que se pueda rescatar la experiencia de la historia y sacar lecciones. Una de las estructuras que suelen mencionarse son los llamados "Cordones industriales", que fueron creados durante el gobierno de Salvador Allende en Chile. Con el fin de ampliar la reflexión sobre la forma en que la clase trabajadora puede y debe organizarse, presentamos algunos elementos para el análisis de estos organismos.
El ambiente que se vive en Chile durante el gobierno de Allende es de una gran confusión para la clase obrera, en tanto que todo el aparato de la izquierda del capital (lo mismo los grupos más "quemados" como el PS o el PC, o los que se presentan como un ala radical, como el MIR) se dedica a crear mitos en torno al momento que se está viviendo, unos hablando de un proceso hacia el socialismo, los otros, completan el esquema al criticar a Allende por la suavidad de sus medidas, pero alentando propuestas como la estatización de la economía, como un pretendido "empuje radical" y "desde abajo" al gobierno de Allende.
En este marco de coraje mezclado con confusión, en 1972 surgen huelgas importantes en defensa de sus condiciones de vida, que en un intento de unificarse crean en Cerrillos-Maipú un comité, al que denominan cordón. Este proyecto de organización al verse copado por las diversas fuerzas del aparato de izquierda del capital (MIR, MAPU, Bandera Roja...) y grupos "radicales" del sindicalismo, imponen un programa que impide la expresión autónoma de la clase obrera. Aunque refieren en su plataforma el aumento salarial y el cierre del parlamento, todo eso queda escondido con la declaración del apoyo al gobierno de la UP. Y aunque había en sectores importantes del proletariado el deseo de construir una organización de combate, los grupos trotskistas, estalinistas y nacionalistas que se disputan el control lo impiden, al grado que logra imponerse a Carlos Altamirano como representante de dicho organismo, siendo este miembro del Partido Socialista (PS), el cual encabeza el gobierno de la UP, por lo que se entiende que sea un abierto promotor de la "alianza de clases".
Desde ese momento, puede notarse que el cordón industrial, aún cuando se forma en un intento por unificar, se mantiene como una suma de sindicatos, y por más que se use la forma de la asamblea, al imponerle orientaciones falsas hacen que se pierda toda esa combatividad, de manera que el descontento real por la degradación existente en sus salarios, queda escondido en discusiones de cómo asegurar la defensa del "gobierno popular", o cómo empujar para que la economía sea estatizada. Incluso se llega al grado de poner como barrera para el desarrollo de la combatividad el llamado a establecer "el control obrero" de las fábricas, que es una gran farsa, en tanto que estas tomas llevadas a cabo por el sindicato en colaboración con el gobierno, aunque logran enfadar a algún capitalista individual que se ve afectado, en realidad les permite afianzar el control de los trabajadores, al imponerle como visión la defensa de la economía nacional y de la fábrica, logrando la aceptación de ritmos de explotación mayor. Por ejemplo, fabricas de lana que fueron tomadas incrementaron su producción de mercancías en 120 %.
Cómo se nota, los cordones no permiten el desarrollo autónomo de la lucha obrera, por el contrario la somete. Pero si logra extender su presencia y hacer crecer su prestigio, es por la polarización que genera el "paro patronal", y en tanto que esta acción es un golpe de mano de un sector de la burguesía (empresarios) al otro sector de la burguesía que se encuentra en el poder (es decir el gobierno de la UP), el contragolpe de este último, es a través del impulso de los cordones (justo en octubre del año 1972 los cordones se expanden hacia Vicuña, Mackeana, O'Higgins...), Y si en el origen de estos cordones había un intento de crear organismos de lucha autónomos, está expansión confirma la imposibilidad de que cumpla esa tarea, en tanto que su motivo de creación se limita ahora a tener un rechazo al paro patronal, pero abrazan como única salida la estatización de los capitales, es decir desarman el descontento y lo enrolan en la defensa de la economía nacional y la defensa del gobierno de Allende.
Cuando se reflexiona sobre la historia y la experiencia presente en la vida de la clase obrera, se realiza con el fin de sacar lecciones para los futuros combates, poder reconocer los errores, las dificultades que se han enfrentado y combatir las ilusiones, reconociendo el papel de aquellos que se presentaron como "amigos" y que apoyados en el discurso (y no en los hechos reales) siguen presentándose como héroes y referencias para la lucha. Cuando analizamos la historia de los cordones industriales en Chile, nos vemos obligados a preguntar cuál ha sido el papel de los partidos estalinistas y trotskistas que sometieron la combatividad obrera y además, qué posibilidad real existe de crear una instancia de unidad para el combate de los trabajadores en base a la estructura sindical, que aún cuando no lo invoque, responde a esa misma separación gremialista.
Sustentados en ese análisis, la clase trabajadora en este momento requiere recuperar las lecciones que han dejado estos combates, en primer término, resalta el hecho de que las ansias nacionalistas que empuja la burguesía, nada tiene que ver con las necesidades reales de los explotados pues no pueden los trabajadores tener como objetivo la defensa de la economía nacional. Si la burguesía se empeña en que esto sea así, es porque sabe bien que con esta consigna ata a los trabajadores a la defensa de las necesidades del capital.
Una lección vital que se requiere destacar, es que una organización para el combate obrero debe basarse en la discusión abierta y en el combate a las imposiciones mediante la elección libre de los representantes con revocabilidad inmediata, obligando así a que cada acción que se realiza sea una acción reflexiva, consciente y masiva.
Por esa razón, en este momento, en donde hay un escala aguda de ataques en contra de los trabajadores y en general hacia el conjunto de explotados, se requiere reflexionar que la única respuesta que se puede dar es la lucha, pero para que esta sea efectiva requiere ser controlada de forma directa por los trabajadores, no solamente debe de colocar sus necesidades como centro de la movilización (rechazando todas aquellas consignas que buscan diluirlas como la defensa de la democracia, libertad sindical, cambio del "modelo" económico, defensa de la economía nacional...), sino además las decisiones y las acciones deben ser expresión de la fuerza colectiva. La fuerza de las Asambleas Generales puede expresarse cuando se pueden evitar la manipulación de la estructura sindical y de los partidos de la burguesía. La reflexión colectiva y la extensión en busca de la consolidación de lazos solidarios en la clase, es el único camino que los trabajadores tienen para mostrar su fuerza capaz de parar los ataques bestiales de la clase dominante y, más allá, avanzar en su objetivo final.
Tatlin/abril-2011
Hace pocos años se empezó a usar el calificativo nini para describir a los jóvenes que "ni estudian ni trabajan". La palabra se utilizaba de manera despectiva para dar la idea de jóvenes flojos, apáticos o cínicos, que se dedicaban sólo a buscar la forma de cómo pasar el tiempo al no tener nada que hacer. Bajo un análisis superficial se consideraba a los ninis como "ovejas descarriadas" que evitaban hacer algo bueno con sus vidas por pura flojera, inmadurez o ignorancia. Cuando se evitaba culpar directamente a los jóvenes se les consideraban víctimas de la falta de atención o de la mala educación por parte de sus padres. El número de jóvenes con estas características obligó a un análisis un poco más profundo que reveló que la mayoría de ellos "ni estudian ni trabajan", no porque evitan hacerlo, sino porque no tienen ninguna oportunidad en ninguna de las dos opciones: ni hay oportunidades de trabajo ni hay opciones para estudiar. Así la palabra pasó de ser un insulto a indicar un problema grave que está enfrentando la sociedad.
"Los Ninis viven en condiciones sociales de verdadera discriminación y exclusión social; son chicos que están obligados a mantener una situación forzada de ocio frustrante, incómodo, improductivo y, por supuesto, angustiante y doloroso. Son jóvenes desocupados que buscan acomodo, que tratan de encontrar un lugar en la sociedad, que luchan para conseguirlo pero, sencillamente, no lo logran. Asimismo, están en busca de trabajos y universidades, hacen filas, llenan formularios, acuden a entrevistas y exámenes, pero sólo reciben negativas" ([1]).
Los estudios estadísticos, revelaron entre otros datos que: 42.9 % de los jóvenes mexicanos vive en condiciones de pobreza y otro 32.2 % vive con carencias sociales ([2]). 7.5 millones (más del 20 %) de jóvenes de entre 12 y 29 años no estudiaban ni trabajaban en 2005 ([3]). Se calcula que para este año la cantidad sobrepasa ya los 10 millones. En Jalisco, por ejemplo, los cerca de 273 mil jóvenes que están en edad de estudiar la educación media superior o superior y que por una u otra razón no lo hacen, representan casi el 60 % de los alumnos de bachillerato y licenciatura que atiende la Secretaría de Educación de Jalisco ([4]). Un ejemplo más son las cifras arrojadas durante el proceso de selección de ingreso a las licenciaturas de la UNAM, la universidad pública más grande del país, pues de las casi 115 mil solicitudes recibidas, deja fuera a más de 105 mil estudiantes. Algo similar sucede con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), ya que la demanda es de aproximadamente 110 mil jóvenes, pero rechaza a 88 mil 500 aspirantes ([5]). En los estados de la República hay otros 100 mil rechazados ([6]).
El fenómeno de los ninis, "generación marcada por el desaliento y la desolación" es un producto directo del capitalismo: un sistema educativo que alienta la deserción, problemas familiares que obligan a los jóvenes a dejar la escuela, el desánimo ante la inseguridad de ser contratados al terminar los estudios, empleos precarios (bajos salarios, jornadas extenuantes, contratos temporales y ninguna prestación, etc.), stress, depresión, falta de lugares en el sistema educativo y sobre todo, imposibilidad de encontrar trabajo. "Aunque las autoridades saben que deben crearse un millón de empleos al año para satisfacer la demanda, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social indican que durante 2009 se originaron poco menos de 110 mil" ([7]).
Para los analistas que ven sólo lo superficial, el remedio puede encontrarse atacando alguno o varios de esos problemas. Por ejemplo para el Rector de la UNAM, la solución está en duplicar el presupuesto para la educación, para algunos académicos y para funcionarios de gobiernos de todos los partidos: crear más empleos, usar mejor el dinero público, construir más y mejores escuelas para el nivel medio y superior, aumentar el número y monto de las becas, subsidios familiares, etc. También están las explicaciones utilizadas por diferentes fracciones de la burguesía en sus pugnas para desviar la atención de las verdaderas causas del problema. Según los partidos de oposición, los ninis en México serían resultado de la mala administración postmodernista, neoliberal o calderonista, por lo que el problema se puede remediar con el cambio de partido en el poder. ¡Nada más falso!
El fenómeno de los ninis no es causa ni de malos gobiernos, ni de malas políticas sociales o de "ausencia del Estado" por lo que no se pueden resolver con el cambio de partido o de funcionarios en el poder. Este fenómeno traspasa el nivel regional, estatal o nacional y se instala, en diferentes escalas, a nivel mundial porque tiene su origen en la exacerbación de la crisis mundial del sistema capitalista. Otros países de América Latina como Argentina, Brasil, El Caribe, Paraguay, Uruguay, etc., reportan porcentajes similares (20 %). España hasta 34 % y África alcanza el 40 % y los porcentajes seguirán aumentando en todo el planeta ([8]).
El sistema capitalista no tiene como objetivo el bienestar de la clase trabajadora, a la clase gobernante no le interesa si los jóvenes proletarios tienen una buena educación y si logran tener un trabajo que satisfaga las necesidades de sus familias. A la clase capitalista le interesa solamente la ganancia y no le importa si en esta vía se pierde toda una generación de jóvenes. La burguesía invierte en educación en la medida en que se califique a los trabajadores con las cualidades que necesitan para poderlos explotar al máximo.
Por otra parte, en estos momentos la burguesía está a años luz de poder cumplir los sueños quiméricos de una mejor educación y más fuentes de trabajo para los jóvenes. El sistema capitalista está agonizando y pasa por la crisis económica más profunda de su historia. Las empresas quiebran y dejan a miles de trabajadores en la calle. La preocupación actual de la burguesía, para mantenerse como tal, es atacar aún más a los trabajadores imponiendo medidas de austeridad tremendas, reduciendo día con día todas las prestaciones sociales: servicio médico, pensiones, educación, etc. y entre ellas está el abandono a las necesidades de los jóvenes mientras no les puedan exprimir su fuerza de trabajo. En resumen, el capitalismo no puede ofrecer ningún futuro a los jóvenes. Ni siquiera un trabajo para sobrevivir. No puede ofrecer nada a la humanidad entera.
Pero la problemática no para aquí. La falta de oportunidades de estudio y trabajo se conjuga con otras calamidades que llenan el ambiente social y que tienen su origen en la descomposición del sistema capitalista: desarrollo acelerado de la violencia y la criminalidad a todos los niveles (guerra, narcotráfico, asesinatos, secuestros, etc.), catástrofes "naturales" que afectan a las poblaciones y al medio ambiente, miseria, enfermedad, hambre, etc. Los jóvenes pueden reaccionar ante esto de diferentes maneras. Unos perciben también a través de esto la falta de cualquier futuro para ellos y sus familias y la desesperanza o desesperación los invade. Según el diario La Jornada, en el 2008 al menos 349 mil 987 ninis mexicanos, de entre 12 y 29 años, intentaron quitarse la vida ([9]).
Otros jóvenes, carcomidos por la ideología burguesa y sin tener frente a ellos otra alternativa, caen víctimas del crimen organizado que los ve sólo como artículos desechables utilizables para saciar su sed de dinero como distribuidores, informantes o asesinos. En los últimos años miles de jóvenes han muerto en enfrentamientos suscitados entre los diversos grupos de narcotraficantes que existen en México y se han hecho célebres niños de 14 años que tienen muchos asesinatos en su cuenta. La utilización asesina de niños y jóvenes para realizar actividades relacionadas con el narcotráfico, en ajustes de cuentas mortales y otros tipos de crímenes, da la medida de la aberración a donde lleva el capitalismo a todo el planeta en su siniestra agonía.
La burguesía, además de carnicera, hace gala de un cinismo monumental. El gobernador de Chihuahua y otros de sus compinches han propuesto, para solucionar el problema de los ninis ¡alistarlos de manera obligatoria en el ejército! Una solución aberrante pero muy conveniente para la burguesía ahora que hay tantas bajas mortales en los cuerpos armados por la llamada "guerra contra los narcotraficantes" y ahora que aumentan las deserciones en los cuerpos represivos por el mismo motivo.
El desempleo o jornadas extenuantes de los padres, problemas familiares de todo tipo, mala educación, el desarrollo del narcotráfico y de todo tipo de crimen organizado, la falta de perspectivas en el futuro, la desesperanza, etc., todos son problemas que están afectando las decisiones de los jóvenes y todos tienen el mismo origen: el sistema capitalista en agonía. La burguesía les ofrece la huida ciega hacia su propio lodazal de descomposición en forma de su propia lumpenización: alcoholismo, drogadicción, prostitución, y opciones suicidas o/y criminales como el vandalismo y el enrolamiento en las bandas criminales o el enrolamiento casi obligatorio (como leva) en las fuerzas represivas del Estado. Sin embargo, el capitalismo putrefacto no es la única opción. Existe la perspectiva revolucionaria de la clase trabajadora que es la única que ofrece a la humanidad la salida de esta vorágine de destrucción y muerte pues propone cortar de raíz la causa de las calamidades que hoy azotan a todo el planeta.
Si la burguesía está preocupada por en aumento de jóvenes sin escuela y sin trabajo es porque pueden transformarse en un foco de protestas y de luchas, como lo han advertido el Rector de la UNAM y el director del IPN. Jóvenes trabajadores, y futuros proletarios que se encuentran estudiando han estado luchado en el terreno de la clase proletaria en Francia (2006), Grecia (2009), Estados Unidos, África del Norte (2011) y otros países defendiendo sus condiciones futuras de vida y trabajo y sus condiciones actuales como estudiantes atrayendo la solidaridad de las otras generaciones de trabajadores. Esos jóvenes muestran su potencial para rebelarse contra este sistema de destrucción y para avanzar hacia la construcción de un mundo mejor para todos.
En el capitalismo no hay futuro para nuestros jóvenes, sólo desesperanza y destrucción que los está afectando de manera directa e inmediata. ¡No permitamos que este sistema continúe extendiendo su espiral de destrucción y muerte! Hay que desarrollar nuestras luchas donde todos los trabajadores quepan, tanto los que están en activo como los desempleados y, por supuesto, los jóvenes ninis que al capital ni le importan ni hará nada nunca por ellos. Las jóvenes generaciones ya han dado ejemplos espectaculares en los últimos años de que no están dispuestos a ser tratados con tanto desprecio y están en camino de mostrar que ¡sí hay futuro para ellos y para la humanidad entera!
Héctor /abril de 2011
[1]) Sabino Bastidas Colinas abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[2]) vanguardia.com.mx/universitariosninisbajolalupa-544136.html.
[3]) Encuesta Nacional de la Juventud de 2005.
[4]) www.informador.com.mx/jalisco/2010/224117/6/los-problemas-de-la-generaci... [16].
[5]) abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[6]) https://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/76179 [17]
[7]) abcuniversidades.com/Articulos/263/Ninis__generacion_sin_esperanza_.html
[8]) Ídem.
La guerra de Libia no es una guerra humanitaria
"El Consejo de Seguridad de las [Naciones Unidas] Expresando su profunda preocupación por la situación de deterioro, la escalada de violencia y el elevado número de víctimas civiles, [...] Condenando la violación flagrante y sistemática de los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, la tortura y las ejecuciones sumarias, [...]Teniendo en cuenta los ataques generalizados y sistemáticos que se cometen en la Jamahiriya Árabe Libia contra la población civil, que constituyen crímenes contra la humanidad [...] Expresando su determinación de garantizar la protección de los civiles [...]
"Autoriza a los Estados miembros que han enviado al Secretario General una notificación a tal efecto [...] a tomar todas las medidas necesarias, [...] para proteger al pueblo" (Resolución 1973 ONU 17 de marzo de 2011).
Una vez más, los principales líderes del mundo se llenan la boca de hermosas fórmulas humanitarias y lanzan discursos con voz vibrante sobre la "democracia", la "paz" y la "seguridad" de las poblaciones...para de esa manera justificar mejor sus aventuras imperialistas.
Así, desde el 20 de marzo una "coalición internacional" lleva en Libia una importante operación militar, poéticamente llamada "Dawn of the Odyssey" ([1]) por los Estados Unidos. Cada día, decenas de aviones salen de sendos portaviones francés y norteamericano, para arrojar una alfombra de bombas sobre las regiones donde están las fuerzas armadas leales al régimen de Gadafi ([2]). O sea, ¡es la guerra!
Obviamente, Gadafi es un dictador loco y sediento de sangre. Después de semanas de enfrentarse a la rebelión, el autoproclamado "Guía de los Libios", ha reorganizado sus tropas de élite contra ella. Día tras día, se las arregló para recuperar el terreno, aplastando a su paso todo lo que se movía, tanto rebeldes como la población entera. Y, sin duda, estaba a punto de ahogar en sangre Bengasi si la operación "Odisea del Alba" no se hubiera puesto en marcha.
Es cierto que los ataques aéreos de la coalición han puesto en jaque a las tropas del régimen y han evitado la masacre anunciada. Pero, ¿quién puede creerse que este despliegue tenga como fin el bienestar del pueblo de Libia? ¿Dónde estaba la coalición cuando Gadafi masacró 1.000 prisioneros en la prisión de Abu Salim en Trípoli en 1996? ¿Qué han hecho los países de la coalición durante 40 años frente a un régimen de tortura y terror? ¿Han hecho algo frente a las masacres de Ben Ali en Túnez, de Mubarak en Egipto o de Bouteflika en Argelia? Ahora mismo, ¿qué hacen ante las masacres en Siria, Yemen o Bahrein? En este último país hacen la vista gorda ante la invasión de tropas de Arabia Saudí para ayudar a las autoridades del emirato a aplastar la revuelta.
Los Sarkozy, Cameron, Obama, Zapatero y compañía, utilizan los sufrimientos de los civiles de Bengasi como excusa para intervenir militarmente y defender sus sórdidos intereses imperialistas. Todos estos delincuentes tienen objetivos que nada tienen que ver con el altruismo.
Esta vez, a diferencia de las guerras pasadas, los Estados Unidos no son la punta de lanza de la operación militar. ¿Por qué? En Libia, la burguesía estadounidense se ve obligada a un complicado juego de equilibrismo.
Por un lado, no puede permitirse el lujo de intervenir de forma masiva en suelo libio. Esto sería visto por el mundo árabe como una agresión. Las guerras en Irak y Afganistán han reforzado aún más la aversión generalizada al "imperialismo norteamericano, un aliado de Israel." Y el cambio de régimen en Egipto, aliado tradicional del Tío Sam, ha debilitado su posición en la región ([3]).
Pero tampoco puede quedarse fuera de juego lo que desacreditaría su blasón de "luchador por la democracia en el mundo" y...dejaría las manos libres al tándem Francia-Gran Bretaña.
La participación de Gran Bretaña tiene un doble propósito. Por una parte, mejorar la imagen ante los países árabes, muy empañada por sus acciones en Irak y Afganistán. Pero también trata de acostumbrar a su propia población para nuevas intervenciones externas. La "defensa del pueblo libio frente a Gadafi" ofrece una oportunidad de oro ([4]).
El caso de Francia es un poco diferente. Es el único de los principales países occidentales que disfruta de una cierta popularidad en el mundo árabe, adquirida con De Gaulle y amplificada por su negativa a participar en la invasión de Irak en 2003.
Al intervenir en favor del "pueblo libio", el presidente Sarkozy sabía perfectamente que iba a ser recibido con los brazos abiertos por la población y la de los países vecinos. En Bengasi, gritaron "¡Viva Sarkozy", "Vive la France" ([5]). Por una vez y sin que sirva de precedente, Francia ha podido aprovecharse de la difícil posición en la que se encuentra Estados Unidos.
El presidente francés ha utilizado su protagonismo en Libia para intentar hacer olvidar su apoyo demasiado descarado a los dictadores de Túnez y Egipto, los coqueteos de sus ministros con altos jerarcas del régimen y la conocida propuesta francesa de enviar policías para ayudar a Ben Ali a reprimir la revuelta.
Si no hay la más mínima filantropía en los participantes en la coalición, tampoco existe en los que han denunciado la operación militar. China, Rusia y Brasil son muy hostiles a esta intervención, simplemente porque no tienen nada que ganar sí se marcha Gadafi.
Italia, tiene mucho que perder. El régimen actual garantiza, hasta ahora, un fácil acceso al petróleo y los controles draconianos en las fronteras. La desestabilización del país puede -como ya está pasando- lanzar una avalancha de refugiados sobre las costas italianas. Alemania sigue siendo un enano militar. Todas sus fuerzas están comprometidas en Afganistán. Participar en estas operaciones habría revelado aún más claramente su debilidad. Según ha escrito el diario español El País, «Estamos siendo testigos de una repetición del proceso de reajuste constante de la relación entre el gigantismo económico alemán, que se manifestó durante la crisis del euro y la capacidad política francesa, que se ejerce a través de su poderío militar» ([6]).
Libia, como el conjunto de Oriente Medio, semeja un gigantesco tablero de ajedrez donde cada potencia intenta mover sus piezas.
Durante semanas Gadafi ha tenido manos libres logrando avanzar hasta las puertas de Bengasi machacando a su paso todo lo que se movía. ¿Por qué no intervinieron entonces?
En los primeros días, el viento de la revuelta que estalló en Libia venía de Túnez y Egipto. La misma rabia contra la opresión y la miseria encendió todos los estratos de la sociedad. Por lo tanto, las "grandes democracias del mundo" no tenían ningún interés en intervenir a pesar de su retórica "contra la represión". Su diplomacia hipócrita negó cualquier interferencia y elogió el "derecho de los pueblos a hacer su propia historia." La experiencia enseña que ante cada movimiento social la burguesía de todos los países mira a otro lado frente a las represiones más horribles cuando no las apoya directamente.
Sin embargo, Libia, que parecía haber comenzado como una revuelta de "los de abajo", con los civiles desarmados capaces de asaltar sin armas un cuartel militar y destrozar la sede del "Comité Popular", degeneró rápidamente en una sangrienta guerra civil entre las facciones de la burguesía. En otras palabras, el movimiento se escapó de las manos de los explotados. La prueba es que uno de los líderes de la rebelión y la CNT (Consejo Nacional de Transición) es Al Jeleil, el ex ministro de Justicia de Gadafi. Este Señor tiene tanta sangre en las manos como las de su antiguo "Guía". Otro índice, mientras que "los obreros no tienen patria", el gobierno provisional se fijó como colores de la bandera del antiguo reino de Libia. Y, por último, Sarkozy reconoció a los miembros del CNT como los "representantes legítimos del pueblo libio".
La revuelta de Libia ha tomado un cariz completamente diferente a la de Egipto y Túnez. Esto se debe principalmente a la debilidad de la clase obrera de este país. La principal industria, el petróleo, es trabajada casi exclusivamente por trabajadores de Europa, el resto de Oriente Medio, Asia y África. Desde el principio no participaron en el movimiento de protesta y huyeron en masa. Los trabajadores negros fueron perseguidos por los propios rebeldes alegando que muchos de los mercenarios de Gadafi eran de su raza.
Este cambio en Libia tiene consecuencias que van mucho más allá de sus fronteras. La represión de Gadafi por un lado y la intervención militar de la coalición internacional por el otro, constituyen un freno al desarrollo de movimientos sociales en la región. Los regímenes dictatoriales se sienten reforzados para practicar una represión feroz. En Bahrein, el ejército saudita ha prestado sus soldados para ahogar en sangre la revuelta ([7]), Yemen, donde 18 de marzo las fuerzas del gobierno no han dudado en disparar sobre la multitud causando 51 muertos y Siria donde se cuentan más de 100 muertos.
Dicho esto, no creemos sin embargo que haya supuesto un golpe fatal. Libia pesa como un grillete atado a los pies del proletariado mundial. Pero la ira es muy profunda frente a la constante expansión de la miseria y el movimiento de protesta no está totalmente paralizado. Cuando escribimos estas líneas se esperan protestas en Arabia pese a que el régimen haya decretado que "toda manifestación va contra la Sharia". En Egipto y Túnez donde se supone que "la revolución ha triunfado" continúan los choques entre manifestantes y fuerzas represivas que ahora visten de "demócratas" aunque en realidad el poder sigue detentado por los mismos que servían a los dictadores huidos. En Marruecos persiste el malestar a pesar de las promesas del r0ey Mohamed VI de "evolucionar hacia una monarquía constitucional".
De todas formas, para todas las poblaciones atrapadas entre el fuego de una brutal represión y el de las bombas de la coalición internacional, el cielo no se aclarará realmente más que cuando el proletariado de los países centrales y especialmente el de Europa, tome la antorcha y desarrolle luchas masivas y determinadas. Armado por la experiencia en las trampas sofisticadas de la democracia burguesa y el sindicalismo, podrá mostrar su capacidad de auto-organización y preparar el camino de una perspectiva revolucionaria, único futuro para toda la humanidad.
La solidaridad con los que hay caen bajo el fuego de unos y otros, no es apoyar al régimen de Gadafi, ni a los "rebeldes", ni a la coalición de las Naciones Unidas! ¡Es condenarlos a todos como perros rabiosos imperialistas! ¡Es elegir el campo del internacionalismo proletario, luchar contra los propios explotadores en todos los países y participar al desarrollo de la lucha y la conciencia de clase en todo el mundo!
Pawel/25 de marzo
Révolution Internationale
sección de la CCI en Francia
[1]) La Odisea del Alba.
[2]) Los medios nos dicen que las bombas solo matan a los secuaces de Gadafi. Cuando la Guerra del Golfo, estos mismos medios de comunicación también contaron la milonga de una "guerra limpia" que solamente mataba a los secuaces de Saddam Hussein. De hecho, la guerra de 1991 dejó cientos de miles de víctimas civiles.
[3]) Incluso si la burguesía estadounidense ha logrado limitar los daños mediante el apoyo del ejército para reemplazar el régimen odiado por la población.
[4]) Debemos recordar que en 2007 en Trípoli, el ex Primer ministro británico, Tony Blair, abrazó calurosamente el coronel Gadafi, dándole las gracias por la firma de un contrato con BP. ¡Las actuales denuncias del "dictador loco" son pura hipocresía!
[5]) Recordemos que la burguesía francesa también ha cambiado de chaqueta. En 2007 recibió con gran pompa a Gadafi. Las imágenes de su tienda de campaña en el centro de París recorrieron el mundo dejando en ridículo Sarkozy y su camarilla.
[6]) https://elpais.com/articulo/internacional/guerra/europea/elpepuint/20110321elpepiint_6/Tes [19]
[7]) La debilidad de la clase obrera en este país favorece la represión. La mayoría de los participantes son chiitas e Irán interviene bajo mano.
Apoyo de Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega a Muamar Gadafi
Lo que en Libia parecía haber comenzado como una revuelta de "los de abajo", degeneró rápidamente en una sangrienta guerra civil entre las facciones de la burguesía e inmediatamente en una disputa imperialista con la injerencia directa de las grandes potencias, desvirtuando completamente el sentido de las protestas iniciales desde mediados de febrero. Las fracciones burguesas desde entonces se enfrentan a sangre y fuego usando como carne de cañón a las masas. Este dominio de la represión y la intervención militar han frenado premeditadamente el desarrollo de movimientos sociales en la región, por el momento, pues todos los gobiernos del área practican una represión abierta y despiadada contra las protestas como en Bahrein, en Yemen, en Arabia Saudita, Siria, etc., con la complicidad directa de las mismas potencias que dirigen la llamada "intervención humanitaria".
En este escenario, la operación militar "odisea al amanecer" comandada principalmente por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos bajo la cubierta ideológica de la "defensa humanitaria del pueblo libio" masacrado por el gobierno del loco Gadafi, ha provocado naturalmente las más variadas reacciones de acuerdo a los intereses de sus protagonistas.
Entre las reacciones que hay que documentar con letras de oro se encuentran las protagonizadas por los amigos de Gadafi en América Latina. Los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador principalmente, han declarado muy fuerte su apoyo a su congénere libio enarbolando como siempre la defensa de la soberanía nacional, es decir, la libre determinación de cada burguesía para administrar como le parezca la explotación en sus países. A estos personajes "de izquierda" nada les importa, claro está, que las masas sean masacradas como moscas al contrario de lo que vociferan cotidianamente.
En particular, Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega han reaccionado muy indignados por la situación de su cuate Gadafi quien los condecoró hace años con el "premio a los derechos humanos Muamar Gadafi" que este creó en 1988. Un reconocimiento a la eficacia de este tipo de gobiernos burgueses al operar la explotación y represión en sus respectivas áreas de dominio y que es una respuesta cínica a la reticencia de aquellos gobiernos que otorgan galardones similares pero que a ellos les hacen el "fuchi" por no cuidar las apariencias al usar métodos un poco más salvajes. Hugo Chávez en correspondencia le obsequió con bombos y platillos a Gadafi una réplica de la Espada del Libertador Simón Bolivar.
"No voy a condenar a Gadafi... a mi no me consta que sea un asesino" dijo Hugo Chávez encogiéndose de hombros. Por su lado, Fidel Castro arqueando las cejas ha omitido pronunciarse sobre las masacres perpetradas por el autoproclamado "Guía" prefiriendo ensalzar los logros de su amigo en la economía nacional de su país, es decir, la buena gestión de la economía burguesa que equivale a una explotación eficiente y eficaz de las masas trabajadoras y oprimidas.
Este apoyo al régimen de Gadafi por sus hermanos de clase en América Latina revela una vez más la naturaleza burguesa de sus propios gobiernos si es que todavía hiciera falta. Evidentemente, tampoco se trata de apoyar a los "rebeldes", ni a la coalición de las Naciones Unidas. Todos ellos son perros rabiosos imperialistas que se ajustan las cuentas sobre los cadáveres de las masas trabajadoras. A todos ellos hay que oponerles sin vacilación el internacionalismo proletario, solidarizarnos con los miles que se revelan en esa región luchando en cada país contra la burguesía que nos oprime y explota, asumiendo de manera consciente que la lucha proletaria es una sola en todo el mundo y que para triunfar debe generalizarse internacionalmente por encima de cualquier división nacional, de lengua, de religión, etc. Sólo así la potencia de la lucha obrera podrá detener la represión de los Estados capitalistas. Cuando esto sea una realidad en América Latina, los amigos de Gadafi estarán en primera línea para masacrar a sus pueblos que han pretendido defender hipócritamente desde siempre.
RR/Abril del 2011
Represión en Corea
Hemos recibido la siguiente información sobre la condena de los militantes coreanos sujetos a juicio y de los cuales informamos en estas mismas páginas recientemente.
La sentencia fue así:
1) Ah Se-cheol, Yang Hyo-sik, Yang Joon-seok y Choi Jóven-ik: encarcelamiento de 1 año y medio, pero retraso condicional de encarcelamiento durante 3 años por la violación de la Ley de Seguridad Nacional, y una multa de 500,000 won (500 dólares) a cada uno por la violación de la Ley de Asamblea-Manifestación.
2) Park Joon-seon, Jeong Ganado-hyun, Nam-goong Won y Oh Min-gyu: encarcelamiento de 1 año, pero retraso condicional de encarcelamiento durante 2 años por la violación de la Ley de Seguridad Nacional, y multa de 500,000 won a cada uno por la violación de la Ley de Asamblea-Manifestación.
El significado de la decisión es la siguiente:
1) El SWLK (La Liga de Trabajadores Socialistas de Corea) es juzgada por ser una organización de propaganda y agitación para provocar disturbios nacionales, violando el Artículo 7 de la Ley de Seguridad Nacional.
Esto muestra la naturaleza política de la rama judicial coreana, que es una parte del aparato estatal al servicio de la clase capitalista.
2) El retraso condicional de encarcelamiento puede ser reconocido como el resultado del movimiento de protesta coreano e internacional. El plazo condicional durante 3 años quiere decir que el encarcelamiento es suspendido durante 3 años con la condición de que no habrá ninguna otra sentencia por otro crimen, y después de 3 años la validez de sentencia de encarcelamiento expira. Pero si hay otra sentencia durante los próximos 3 años, el encarcelamiento de esta sentencia seguirá independientemente de cualquier encarcelamiento por otras causas. Así, el aplazamiento condicional de encarcelamiento es sólo un poco mejor que el encarcelamiento inmediato.
3) Nosotros, los 8 acusados, apelaremos esta sentencia ante la Corte superior. Viviremos y actuaremos sin ninguna duda como socialistas revolucionarios sin respeto a la opresión política del aparato estatal coreano.
Gracias a todos los socialistas y trabajadores en el mundo que apoyaron la lucha judicial de los socialistas coreanos.
Por favor transmitan nuestra gratitud a los camaradas del mundo.
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El movimiento de los "indignados" en España ha
venido madurando en los últimos meses tras la huelga general del 29 de
septiembre, contra la reforma laboral. Esta "movilización" ([1]), acabó en un verdadero
jarro de agua fría tras el acuerdo firmado por patronal, gobierno y sindicatos
que retrasaba la edad de jubilación hasta los 67 años, y una progresiva
reducción de la cuantía de las pensiones.
El ejemplo de las manifestaciones de alrededor de
300 mil jóvenes portugueses autodenominados la "generación desesperada" en
marzo tuvo un efecto inmediato en las universidades españolas, y sobre todo en
Madrid. Pues también aquí, la gran mayoría de los jóvenes menores de 30 años y
también los estudiantes sobreviven de los llamados "contratos-basura": empleos
temporales y con salarios por debajo de 600 euros mensuales. En este contexto,
un centenar de estudiantes constituye el grupo "Jóvenes sin futuro", donde se
reagrupan sobre todo estudiantes pobres, salidos de la clase obrera y que se
movilizan el 7 de abril tras una consigna que reza: "Sin casa, sin curro
(trabajo), sin pensión, sin miedo". El éxito de esta manifestación en la que
participaron cerca de 5,000 personas en Madrid, anima a estos grupos a proponer
una manifestación para el 15 de mayo. Entre tanto aparece en Madrid la
plataforma Democracia Real Ya (DRY) que se pronuncia igualmente contra el paro
y la "dictadura de los mercados", y se define "apolítica", ni de derecha ni de
izquierda. Esta plataforma Democracia Real Ya convoca igualmente a manifestarse
el 15 de mayo (15M) en otras ciudades, aunque será en Madrid donde esta
convocatoria congregue el mayor número de participantes (alrededor de 25 mil),
en una manifestación "pacífica y respetuosa" que debía concluir en la Puerta
del Sol.
Si estas manifestaciones convocadas por Democracia
Real Ya cosecharon un éxito espectacular fue porque a través de ella se
expresaba un descontento generalizado, particularmente entre los jóvenes que se
ven abocados al desempleo al finalizar sus estudios. Lo previsto es que todo
acabase en ese acto de protesta. Sin embargo, al final de las manifestaciones
de Madrid y Granada tuvieron lugar una serie de incidentes relacionados con
acciones de pequeños grupos del "bloque negro" - como había sucedido en Madrid
el 7 de abril - que fueron brutalmente reprimidos por la policía cargando
indiscriminadamente contra grupos de manifestantes que volvían a sus casas y
practicando detenciones incluso entre gente que paseaba por la zona". Los 19
detenidos de Madrid elaboran un comunicado denunciando la arbitrariedad y los malos
tratos sufridos y "cuelgan" este comunicado en las redes sociales, lo que anima
a otras personas que estuvieron presentes en la manifestación a publicar
también fotos que reflejan la brutalidad policial, fermentando una creciente
oleada de indignación y solidaridad. La misma noche del 15M, un grupo de unas
30 personas, totalmente anónimas y sin organización previa se animan a plantar
unas cuantas tiendas de campaña en la Puerta del Sol de Madrid. El desalojo por
parte de la policía nacional de esa primera acampada en la madrugada del día
17, desata la movilización masiva de miles de personas que tras concentrarse en
los juzgados para pedir la libertad de los detenidos en la madrugada de ese 17
M, deciden volver a ocupar la Puerta del Sol. En un par de días ese ejemplo es
secundado por miles de personas en más de 70 ciudades en España. Y esa
extensión es, al mismo tiempo, un impulso a la radicalización.
Para el día 17, los organizadores del movimiento
15M habían previsto protestas silenciosas y "performances" lúdicos, pero toda
la rabia que se acumulaba en las diferentes plazas no se contenía en este tipo
de acciones y reclamaba a gritos la celebración de asambleas para discutir,
para proponer, para decidir. Esto se extiende a Barcelona, Valencia, y a partir
del 18 de junio a todas las demás concentraciones que se han adueñado de las
plazas públicas y que día a día celebran Asambleas generales abiertas a todo
aquel que quiera participar.
El movimiento de los "indignados" ha superado por
mucho la simple reivindicación democrática y reformista del colectivo
Democracia Real Ya y es mucho más que una simple revuelta de la "generación
perdida" de los "seiscientos euros". En las manifestaciones y en las plazas
ocupadas de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, se leen pancartas y se cantan
consignas como: "¡Democracia sin capital!", "PSOE
y PP, la misma mierda es", "¡Construyamos un futuro
sin capitalismo!", "Si no nos dejáis soñar, no
os dejaremos dormir", "¡Todo el poder a las
Asambleas!", "El problema no es la democracia, el problema es el
capitalismo", "Sin trabajo, sin casa, sin miedo", "¡Despertad
obreros!", "600 euros al mes: ¡eso si es
violencia!".
En Valencia, un grupo de mujeres decían: "¡Engañaron
a los abuelos, engañaron también a los hijos, ¡que los nietos no se dejen
engañar!"
Por todas partes, se han multiplicado asambleas
multitudinarias de ciudad en las que se reagrupaban miles de personas de todas
las edades y de todas las capas no explotadoras de la sociedad.
En esta atmósfera de ebullición general, la palabra
se libera, y se examinan todos los aspectos de la vida social (política,
cultural, económica...). Las plazas se ven inundadas por una gigantesca marea
colectiva de ideas que se debaten en un clima de solidaridad y de respeto
mutuo. En muchas plazas se han instalado "buzones" para que quien quiera pueda
dejar sus propuestas de debate. El movimiento se ha organizado con mucha
inteligencia, creando comisiones que se encargan entre otras cuestiones de la
propia seguridad evitando desbordamiento y choques con la policía, pero también
la violencia entre los participantes y el consumo de alcohol, que se ha
proscrito con consignas como "La revolución no es botellón". Cada día se ponen
en funcionamiento equipos de limpieza, y en merenderos públicos (¡y gratuitos
pues se nutren de aportaciones solidarias de la población!), se sirven comidas.
Se han organizado también servicios de guardería y de cuidados médicos,
contando con la colaboración de numerosos voluntarios. También se han creado
bibliotecas, así como "bancos de tiempo" en los que se ofrecen enseñanzas de
materias científicas, culturales, artísticas, políticas y económicas. Se ha
planificado la celebración de "jornadas de reflexión", Cada uno de los participantes
aporta sus conocimientos o sus habilidades,...
A pesar de las numerosas confusiones e ilusiones
que indudablemente existen, la palabra "revolución" vuelve a asomar en multitud
de pancartas y eslóganes y ya no produce miedo.
Los debates de las asambleas han
hecho surgir numerosas cuestiones:
1º ¿Hay que limitarse a la regeneración democrática, O bien ¿los problemas tienen su origen
en el capitalismo que no se puede reformar y hay que destruirlo de arriba abajo?
2º ¿Debe darse por terminado el movimiento el 22, día de las elecciones, o, por el contrario,
hay que proseguirlo para luchar masivamente contra los recortes sociales, el
desempleo, la precariedad, los desahucios?
3º ¿No habría que extender las asambleas a los centros de trabajo, a los barrios, a las
oficinas de paro, a institutos y universidades para que el movimiento tomara
raíces en los trabajadores, los únicos que tienen la fuerza y las bases para
desarrollar una lucha generalizada?
En estos debates en el seno de
las asambleas se han puesto netamente de manifiesto dos tendencias:
- una, la conservadora, impulsada sobre todo por las capas sociales no proletarias, que
esparcen la ilusión de que es posible reformar el sistema capitalista a través
de una "revolución democrática y ciudadana";
- la otra, la proletaria, que pone en evidencia la necesidad de acabar con el capitalismo.
Las asambleas que tuvieron lugar el domingo 22 de
mayo, el mismo día de las elecciones, decidieron proseguir el movimiento tras
numerosas intervenciones que señalaban: "no estamos aquí por las elecciones,
aunque hayan sido el detonante". La tendencia proletaria se afirma más
nítidamente a través de las propuestas para "ir a buscar a los trabajadores"
y anteponiendo las reivindicaciones contra el desempleo, la precariedad y los
ataques sociales. En la asamblea de la Puerta del Sol se adopta la decisión de
organizar "asambleas populares" en los barrios y empiezan a oírse propuestas de
extender la movilización a centros de trabajo, universidades, oficinas de
empleo, etc. En Málaga, Barcelona y Valencia, las asambleas han propuesto
organizar una manifestación contra los recortes sociales y convocando una nueva
huelga general, esta vez "verdadera", como afirmó uno de los oradores.
Pero es en Barcelona, la capital industrial del
país, donde la asamblea central en Plaza Cataluña tiene un carácter más
radical, más marcado por la tendencia proletaria que veíamos antes y, sobre
todo al principio, más distanciada de las ilusiones de "regeneración democrática".
En parte por el peso histórico de las luchas obreras en esa ciudad (desde la
huelga de la Canadiense en 1919 a la huelga general del Bajo Llobregat en
1974). En parte también por el hartazgo producido por los ocho años de gobierno
de una coalición P"S"-P"C"-nacionalistas que son vistos por la gran mayoría de
la población como cómplices del paro, la miseria y la represión ([2]). Lo cierto es que la
concentración de Plaza Cataluña se ha convertido en un poderoso imán que ha
atraído hacía sí y ha respaldado multitud de movimientos contra las distintas
manifestaciones de la degradación de las condiciones de vida. Sean los
desahuciados (la asamblea mandó delegaciones para impedir el desalojo judicial
de algunas viviendas en barrios obreros), los bomberos, los trabajadores de la
Compañía Telefónica amenazados por miles de despidos, los trabajadores de
sanidad y educación que protestan contra los draconianos planes de ajuste que
va a sufrir toda la población, los estudiantes y los profesores que se han
unido para luchar contra los recortes salariales de estos. Pero eso sucede
también en otras concentraciones. En Madrid, los bomberos que llevan meses
luchando contra la reducción de plantillas, pasean uniformados por el centro de
la concentración de Sol y son ovacionados. En Valencia los conductores de
autobús se juntan en la Plaza del Ayuntamiento (rebautizada Plaza 15 de Mayo)
con una manifestación de los barrios que protesta contra el recorte de los
presupuestos en enseñanza. En Zaragoza también los conductores de bus también
se han sumado a la concentración...
Sea cual sea la dirección en que se encamine este
movimiento y donde desemboque, lo cierto es que esta revuelta iniciada por una
juventud enfrentada a una situación de desempleo dramático (en España el
45 % de los jóvenes entre 20 y 25 años está desempleada), viene a sumarse
al combate de la clase obrera. Su contribución a la lucha internacional de la
clase obrera es indiscutible.
Se trata de un movimiento generalizado que implica
a todas las capas sociales no explotadoras y especialmente a todas las
generaciones de la clase obrera. Este movimiento es expresión, en realidad, de
una maduración en profundidad de la conciencia en el seno de la única clase que
puede cambiar el mundo y acabar con el capitalismo: la clase obrera.
Este movimiento pone claramente de manifiesto que
ante el hundimiento cada vez más evidente del capitalismo, importantes masas
comienzan a levantarse en los países "democráticos" de Europa occidental. Y
esto abre la puerta a la politización de las luchas del proletariado.
Pero, sobre todo, este movimiento ha puesto de
manifiesto que los jóvenes que son, en su inmensa mayoría, parados o precarios,
han sido capaces de apropiarse de las armas de combate de la clase obrera: las
asambleas generales masivas y abiertas que les han permitido desarrollar la
solidaridad y tomar ellos mismos la lucha en sus manos, al margen de los
partidos políticos y los sindicatos.
La consigna "¡Todo el poder a las Asambleas!"
que ha surgido en este movimiento, aunque aún de forma minoritaria, supone un remake
del antiguo eslogan de la Revolución Rusa: "¡Todo el poder a los Consejos
obreros!"
Y si bien es cierto que la palabra comunismo aún
suscita hoy desconfianzas y temores (dado el impacto que aún tienen las
campañas desatadas por la burguesía tras el hundimiento del bloque del Este y
los regímenes estalinistas), lo cierto es que el término "revolución" no asusta
a nadie. ¡Todo lo contrario!
Este movimiento no tiene nada de "Spanish
Revolution" por mucho que plataformas como Democracia Real Ya lo hayan querido
definir así. El paro, la precariedad, la carestía de la vida y la degradación
constante de las condiciones de existencia de las masas explotadas no son, en
absoluto, una especificidad española. La siniestra lacra del paro, y sobre todo
del paro juvenil, se ve tanto en Madrid como en El Cairo, en Londres como en
París, en Atenas y en Buenos Aires.
Este movimiento de los "indignados" no es una
revolución. Pero sí una nueva etapa en el desarrollo de las luchas sociales y
de los combates de la clase obrera a escala internacional, que son los único
que puede abrir una perspectivas de porvenir a esta juventud "sin futuro", y a
toda la humanidad.
El "terremoto español" saca a la luz que las nuevas
generaciones de proletarios no tienen nada que perder, y que son, ya ahora, los
protagonistas de la historia. Que están socavando los cimientos y preparando
nuevos terremotos que abrirán paso a la emancipación de la humanidad. Gracias a
la utilización de las redes sociales de Internet, de la telefonía móvil, y de
los modernos medios de comunicación, estas nuevas generaciones han demostrado
su capacidad para romper con el black-out de la burguesía, es decir con
el silenciamiento y la tergiversación de las luchas contra su dominación, así
como para catapultar la solidaridad más allá de las fronteras.
El hartazgo de esta nueva generación "sin futuro"
ha emergido también recientemente en Túnez y en Egipto conduciendo a una enorme
revuelta social que ha provocado la caída de Ben Alí y de Mubarak
respectivamente. Pero tampoco podemos olvidar que lo que impulsó a los líderes
de los principales países democráticos (y sobre todo a Obama) a presionar para
que estos dictadores, sus amigos de antaño, abandonaran el poder fueron sobre
todo las crecientes huelgas obreras y la amenaza de una huelga general contra
la sangrienta represión de las manifestaciones.
Pero este movimiento de los "indignados" es, en
realidad, mucho más profundo que el de la plaza central de El Cairo.
Este movimiento ha estallado en el principal país
de la península ibérica que constituye de hecho un puente entre dos
continentes. El que tenga lugar en un Estado "democrático" de Europa occidental
(y, además, dirigido por un gobierno "socialista") sólo puede contribuir para
que acaben diluyéndose las mistificaciones democráticas como las que
desplegaron los media a propósito de la "revolución del jazmín" en Túnez, el
fin de las "dictaduras" de los países árabes, etc.
Y aunque califiquen este movimiento de "spanish
revolution", lo cierto es que no ha aparecido ni una sola bandera española, a
diferencia de lo que sucedía en Tahrir que estaba cubierta de banderas
nacionales. Hemos visto, por el contrario aparecer eslóganes reclamando una
"revolución global" o la extensión de este movimiento más allá de las fronteras
nacionales. En muchas Asambleas se han creado Comisiones Internacionales. Tras
la tentativa de desalojo de Plaza de Cataluña, todas las plazas ocupadas
clamaban "Todos somos Barcelona", y el lunes 30, tras el desalojo de la
concentración de la plaza de la Bastilla en la capital francesa, se sucedían
las marchas y las manifestaciones ante las embajadas de Francia al grito de "¡Sí,
sí, sí, estamos con París!"
A pesar de las muchas ilusiones y confusiones que,
inevitablemente, marcan este movimiento iniciado por los jóvenes "indignados",
éste constituye un eslabón muy importante en la cadena de luchas sociales que
están estallando hoy. Con la agravación de la crisis mundial del capitalismo
estas luchas sociales no pueden sino tender a converger con la lucha de clase
del proletariado y contribuir a su desarrollo.
El movimiento de los "indignados" ha comenzado a
plantear nuevamente la cuestión de la "revolución". Corresponde al proletariado
mundial resolverlo y darle una dirección de clase hacia los combates del mañana
que puedan encarar la eliminación del capitalismo de la faz de la tierra.
Únicamente sobre las ruinas de este sistema de explotación basado en la
mercancía y la ganancia, podrán las nuevas generaciones edificar otra sociedad
que devuelva a la especie humana su dignidad y que haga posible una verdadera
"democracia" universal.
Sofiane, 27
mayo 2011
[1])
Ver nuestra denuncia de ésta en https://es.internationalism.org/node/3046 [22].
[2] )
Hoy cuando tratan de reconducir la indignación que ha desatado la tentativa de
desalojo de la Plaza de Cataluña el 27 de Mayo hacia la dimisión del Conseller
Puig, o la "depuración" de los agentes que "desprecian" a sus víctimas,
conviene recordar el amplio historial de brutalidad represiva de esa misma
policía comandada por el conseller Saura (estalinista) con frecuentes denuncias
de malos tratos y abusos policiales, acoso a emigrantes, salvajismo en
desalojos de Centros Sociales, represión indiscriminada de manifestantes sean
trabajadores de los transportes urbanos o estudiantes...
Desde el 19 de marzo que estalló la intervención
militar en Libia bajo la doble bandera de las Naciones Unidas y la OTAN, la
situación no se ha calmado. Aunque se tranquilizó cuando la última cumbre del
G8 reiteró que la coalición, más allá de sus disensiones, estaba "decidida a
terminar el trabajo", después de haber llamado al líder libio a abandonar el
poder porque ha "perdido toda legitimidad". Rusia misma, participa en el
concierto de todos estos nuevos anti-Gadafi para ofrecer su mediación con quien
"ya no considera líder de Libia". Como signo de apoyo a las "revoluciones
árabes" y por lo tanto, también hacia la población Libia, los líderes actuales
se dividen presionando a Arabia Saudita a meter la mano al bolsillo, con un
regalo a las "revoluciones árabes" de 45 millones de dólares.
Entretanto, este bello gesto de "solidaridad" con
los insurgentes anti-Gadafi reunidos alrededor del Consejo Nacional de
Transición Libio, cuyos representantes pasan más tiempo en embajadas
occidentales que en las áreas de combate, también tiene dificultades para acreditar
una guerra que se atasca cada día más. Las fuerzas de Gadafi, a pesar de los
aproximadamente 2700 ataques aéreos que han sufrido, continúan bombardeando a
los rebeldes ya sea en Bengasi o Misrata. Está lejos el desalojo del poder
libio denunciado recientemente por la "comunidad internacional" por su crueldad
y el advenimiento de la democracia que ha sido el pretexto para esta nueva
aventura militar imperialista. El "guía de la revolución verde" se aferra desesperadamente
al poder. Además, el país ofrece un espectáculo de desolación, lejos de
satisfacer la esperanza o el entusiasmo que acompañaron, a pesar de la dureza
de los acontecimientos en Túnez y Egipto. Los muertos se cuentan en decenas
cada día al menos en Misrata (de acuerdo con la OMS), y los cascarones de
blindados y coches armados llenan las carreteras, mientras las ciudades parecen
cada vez más quesos gruyere, a imagen de Beirut en la década de 1970 y 80. Por
supuesto, nuestros dignos representantes no han dejado de fustigar al gobierno
libio y exigir que "los responsables de los ataques contra civiles entreguen
cuentas", sin omitir movilizar previamente a la Corte Penal Internacional sobre
estos "crímenes".
Conocemos sus grandes discursos, así como su
hipocresía: son responsables de los muertos en ambos campos, incluso entre la
población civil. Porque es regla que en los "ataques aéreos" los muertos no
solo se apilan en los campamentos de los malvados, como en las películas de
serie B. Recordemos solo el ejemplo de los supuestos ataques "dirigidos" de las
dos guerras en Irak, y sus cientos de miles de muertes "colaterales", o en
Afganistán donde regularmente pueblos enteros fueron objeto de "errores" de
logística. La lista de las responsabilidades de las grandes potencias, que no
quita su parte a los Estados pequeños, por la muerte de "civiles", sería muy
larga. Lo mismo que su responsabilidad por crear el caos.
Así pues, la reafirmación de la última Cumbre del
G8 de reforzar su presión militar contra Gadafi con la decisión de implementar
ataques con helicópteros británicos y franceses para estar "más cerca del
terreno" significa a plazo una presencia a plazo "sobre el terreno". En tanto
que la intervención militar tenía parte sobre bases dudosas e inestables, por
ejemplo con EU arrastrando los pies, así como la oposición de Italia y Rusia,
hoy la consigna parece ser, todos a la jauría. La población, a quien los
campeones de todas las categorías de democracia occidental han llegado a
"rescatar" y "resguardar", sufre la misma situación que bajo el yugo de
cualquier dictador particular o el terrorismo internacional. El futuro que se
anuncia después de Gadafi es de una confrontación más o menos latente entre
varios grupos tribales libios, apoyada por las diferentes potencias en el
terreno, donde la consigna es: cada uno para sí y todos contra todos.
Y la cuestión que se plantea hoy es saber si la
misma suerte espera pronto a la población Siria; una población en la cual ha
habido al menos 1000 muertos desde el comienzo de las protestas anti-Assad hace
dos meses, y decenas de miles de encarcelados por las fuerzas de represión del
gobierno de Damasco. Torturas, palizas, y asesinatos son lo cotidiano para los
sirios, de hecho la misma situación que en Libia, que de repente "molesta" a
los representantes de la Unión Europea. Turnándose las veleidosas protestas
ante el Consejo de Seguridad de la ONU contra esta "represión sangrienta",
Francia, Alemania, Gran Bretaña y Portugal han llamado a golpear al régimen
sirio con "sanciones internacionales" que lo convierten por el momento en el
lobo feroz de la historia.
A diferencia de lo que pasa con Libia, la ONU está
lejos de alcanzar un acuerdo y una resolución que comprometa a la acción
militar contra la Siria. Primero porque el gobierno de Siria tiene medios
militares más importantes que las de Gadafi, y debido a que esa región es mucho
más sensible estratégicamente que el entorno de Libia. Y es aquí que puede
darse poco crédito a las potencias occidental que dicen apoyar las
"revoluciones democráticas árabes", cuyas palabras llenan la boca de estos
mentirosos con licencia que toleraron por años el régimen familiar de Al-Assad.
Todas las cuestiones imperialistas relativas a Siria son de primer orden.
Vecina y aliada de Irak de donde un vacilante EU trata de encontrar una
honorable salida militar, Siria es apoyada cada vez más por Irán que le provee
desde los últimos acontecimientos, de milicias experimentadas y todo tipo de
servicios que requieren las necesidades de una represión masiva de la
población.
La primera potencia mundial no puede permitirse el
lujo de terminan con un nuevo pantanal en Siria, lo cual le restaría más
credibilidad en los países árabes, incluso cuando ha tenido dificultades para
calmar las tensiones israelí-palestinas, especialmente atizadas por Israel y
Siria. Además, la carta jugada momentáneamente sobre la arena mundial por EU -y
por Obama en particular, cuyo prestigio casi le asegura su futura reelección-
con el éxito del acecho y muerte sobre mediatizada de Bin Laden, "lavando la
afrente del 11 de septiembre", no significa una erradicación del terrorismo,
objetivo que nos proclamaba la cruzada americana hace 20 años. Por el
contrario, esta nueva situación expone aún más al mundo a un recrudecimiento de
los atentados mortales y los recientes atentados sangrientos en Pakistán y en
Marrakech no han tardado en demostrarlo. En todas partes, ha habido una
multiplicación de los focos de guerra, una huida hacia adelante hacia
rivalidades imperialista agudizadas por las rivalidades entre las grandes potencias
y una acumulación de la inestabilidad y la barbarie.
No hay que hacerse ilusiones. El capitalismo es la
guerra, el caos, y de ninguna manera desembocará en una supuesta liberación o
emancipación de los pueblos.
Mulan,
28 de mayo de 2011
Hay cálculos que concluyen que de diciembre del
2006 a abril del 2011 la "guerra contra el narco" ha dejado un saldo de más de
40 mil muertos (entre narcos, militares y civiles) y son incalculables los
casos de tortura y robos que en el contexto de tal guerra realizan lo mismo los
sicarios a sueldo de las mafias que policías y militares... pero aunque la
burguesía pretende hacer pasar esto como un problema ajeno a su sistema, la
realidad expone que la droga y los crímenes que se expanden provienen, como en
cualquier guerra de la concurrencia capitalista por ganar mercados y de la
dificultad de esta misma clase para poder cohesionarse y ordenar sus
relaciones. Este descontrol político de la burguesía que proviene del
desgarramiento de las relaciones de la clase dominante, expone de forma clara y
brutal, el avance de la descomposición del capitalismo.
Es cierto que el peso de la descomposición toma
dimensiones crecientes en los países de menor desarrollo, en tanto que la
burguesía es menos capaz de controlar sus diferencias. Por eso vemos en
regiones como Colombia, Rusia o México que la mafia se funde con las
estructuras gubernamentales, de tal forma que cada grupo mafioso se asocia con
algún sector de la burguesía y al defender sus intereses se enfrenta con las
otras fracciones, tomando como terreno de combate las mismas estructuras del
Estado, extendiéndose así una lucha de "todos contra todos", pudriendo el
ambiente social.
Esto por supuesto no supone que los países
industrializados se encuentran ajenos al proceso de descomposición. Aunque la
burguesía de estos países, por el momento, puede en gran parte trasladar
algunos de los aspectos de la descomposición hacia la periferia y actuar -de
manera relativa- más ordenadamente para apaciguar sus diferencias, no están exentos
de esta tendencia dominante; si el espectro del narcotráfico no se vuelve una
pesada losa aún para estos, son otras aristas sobre las que avanza ese mismo
proceso, por ejemplo el terrorismo. Es preciso comprender que el avance de la
descomposición, aún cuando domina al conjunto del sistema capitalista, no se
presenta de forma homogéneo, no obstante, dadas las circunstancias que se viven
en el mundo, bien podemos afirmar que la degradación social que se vive en
países como México marca la perspectiva a la que se dirige el mundo.
Sin duda es el avance de la barbarie lo que domina
en la actualidad, lo cual sumado a la pauperización que acelera la crisis, hace
ver que el capitalismo es sinónimo de miseria y guerra.
Al inicio de la década de los noventa definíamos
que "entre las características más importantes de la descomposición de la
sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía
para controlar la evolución de la situación en el plano político" ([1]). Y la razón de ello se
halla en la dificultad que la clase dominante tiene para asegurar su unidad
política. Las diversas fracciones que dividen a la burguesía se encuentran
enfrentadas, no sólo en el plano de la concurrencia, sino también (y
fundamentalmente) en lo político y en la actuales condiciones en la que no
existe bloques, no encuentran un "enemigo común" para invocar como argumentos
para justificar alianzas duraderas. Así podemos ver que de frente a la crisis
logra, mediante el Estado, unir criterios, pero sólo con objetivos económicos
de corto plazo, no así para la conducción política, incluso al agudizarse la
competencia que la crisis provoca, hace que la dispersión de fuerzas se amplíe,
llevando a una lucha de "todos contra todos" y una indisciplina generalizada en
el plano de la política, impidiendo repetir el orden presente durante el
dominio de los bloques políticos que definieron el entorno de la "guerra fría".
La situación de "todos contra todos y cada uno a la suya" que define el perfil
de la situación mundial, se repite en la actuación de la burguesía al interior
de sus países, por eso es solamente en ese marco que se puede explicar la
dinámica expansiva que sigue el narcotráfico.
La apertura de la descomposición no se produce de
un día para otro, una serie de fenómenos propios de esta fase se exponen en
momentos anteriores del desarrollo capitalista, será sin duda durante la
decadencia del capitalismo cuando toman mayor dimensión, pero sobre todo es en
las últimas décadas del siglo xx
que se han magnificado e incluso se vuelven dominantes. El caso del narcotráfico
ejemplifica adecuadamente este avance.
Incluso a mediados del siglo xix, durante la fase de ascenso del
capitalismo, el impacto que tiene el negocio del narcotráfico a través de
algunas drogas como el opio, crea dificultades políticas que conduce a guerras,
pero en este asunto los Estados están involucrados directamente y la clase
dominante no presenta desquebrajamientos por ese motivo. Esa circunstancia hace
que la "guerra del opio" -desatada centralmente por el Estado británico- aunque
marca un referente en la historia del capitalismo, no es un fenómeno que domine
durante esa etapa.
La importancia de la droga y la formación de grupos
mafiosos con una vida soterrada (con conexión con el Estado, pero de forma
secreta), se tornan más relevantes en la fase de decadencia del capitalismo,
aunque tampoco es desde el inicio de ella que toma las actuales dimensiones. Es
cierto que es en las primeras décadas del siglo xx
que la burguesía trata de limitar y ajustar con leyes y reglamentos el cultivo,
la preparación y el tráfico de algunas drogas, pero sólo es por la búsqueda de
llevar un mejor control de esta mercancía.
Por eso si se piensa que la "rama de droga" queda
como una actividad repudiada por la burguesía y su Estado, es algo falso. Es
esta misma clase la que se encarga de extender su uso y aprovecharse de ello.
La metanfetamina, por ejemplo, aunque es una droga
diseñada en Japón en 1919, expande su producción y uso durante la Segunda
Guerra Mundial al ser utilizada por los ejércitos tanto de "países aliados"
como por los japoneses para atrofiar las capacidades de los soldados y
exacerbar sus actitudes bélicas.
Hasta los tres cuartos del siglo xx, los Estados logran
sin muchos problemas mantener el control de la droga. Así, en los años sesenta,
cuando la guerra de Vietnam, algunos derivados de la cocaína son aplicados en
los perros de ataque, pero luego pasan a distribuir la heroína entre la tropa
para apaciguar su desmoralización y al mismo tiempo aprovechar la ferocidad que
despierta. Con este uso que hace el Tío Sam se incrementaba la demanda de
droga, y es el mismo gobierno norteamericano quien lo soluciona impulsando la
producción de drogas en los países de la periferia e incluso usando sus mismos
laboratorios.
Y aunque el efecto dedegradación social empieza a tomar dimensiones en los EUA, aún no preocupa
mucho a la burguesía... si es cierto que el presidente Nixon en 1971 proclama la
"guerra contra la droga", sabe que el grueso de la producción y su
comercialización está todavía bajo su control y la de los Estados nacionales
que están alineados bajo el bloque que comandaban los EUA.
Al entrar la mitad del siglo xx en México, la importancia
que tiene la producción y distribución de la droga aún no es relevante, no
obstante se mantiene un estricto control por parte de las instancias
gubernamentales. No solo la policía vigila y protege a la incipiente mafia
(como el caso de "Lola la Chata", afamada distribuidora de droga en el DF
durante la década de los cuarenta), sino incluso confunde las estructuras del
Estado con las mafiosas. Por ejemplo, personajes como Nazario Ortiz, que
fungiera como gobernador de Coahuila, fuera fundador del PNR y Secretario de
Agricultura, aprovecha su "investidura" para ejercer libremente la distribución
del opio. La misma DFS (Dirección Federal de Seguridad, que cubría las tareas
de policía política) nace encabezada por militares que tienen como sus negocios
personales (obtenidos como prebendas) el control de la droga.
Durante los años ochenta, es
el Estado norteamericano, otra vez, quien alienta el incremento de la
producción y consumo de la droga. En el "caso
Irán-contras" (1986), sale a la luz que el gobierno de Reagan al ver limitado
el presupuesto para apoyar a los grupos militares opositores al gobierno de
Nicaragua (conocidos como los "contras"), utiliza recursos provenientes de la
venta de armas en Irán, pero sobre todo, a través de la CIA y la DEA obtienen
recursos que provienen de la droga. En este enredo, el gobierno de los EUA
empuja a las mafias colombianas a ampliar su producción, al tiempo que asegura
el apoyo material y logístico de los gobiernos de Panamá, México, Honduras, El
Salvador, Colombia y Guatemala. La propia burguesía para "ampliar su mercado"
produce "derivados" de la cocaína que además de resultar más baratos y por
tanto más fácil de comercializar, son mucho más destructivos.
Eso mismo que el gran capo utiliza para obtener
recursos para llevar a cabo sus aventuras golpistas, se repite en América
latina. En México la denominada "guerra sucia" -es decir la guerra de
exterminio que el Estado durante los setenta y ochenta libró en contra de la
guerrilla, y que fue encabezada por el ejército y por grupos paramilitares que
contaban con carta blanca para asesinar, secuestrar y torturar- fue sustentada
con ingresos que provenían de la droga. Proyectos como la "operación Cóndor"
que se presentaban como acciones contra la producción de droga, eran usadas
para enfrentar a la guerrilla y proteger los cultivos. Durante ese período,
según los datos de la periodista Anabel Hernandez, era el mismo ejército y la
policía federal quien, en asociación con los grupos mafiosos controlaban las
operaciones relacionadas con la droga ([2]).
El control de la producción y comercialización de
estupefacientes para estas fechas sigue estando bajo el control de los Estados,
eso, como hemos visto ha sido una constante y lo que muestra el cambio
cualitativo y cuantitativo es la indisciplina que se presenta entre los
diferentes grupos de la burguesía que integran el aparato estatal. El
desarrollo de la guerra fría estuvo asociado en México con el poder monolítico
impuesto desde el PRI; el cual desde su fundación (1929) se da a la tarea de
aglutinar a la "familia revolucionaria" distribuyendo canonjías y fragmentos de
poder que le posibilita a la burguesía una "armoniosa" convivencia y una
disciplina férrea. De forma que al romperse el esquema internacional de
alineamiento de las diversas fuerzas imperialistas, se repite al interior de
cada país (con matices particulares) la fractura. En el caso de México se
expresa, en general, mediante la disputa abierta de las fracciones de la
burguesía, la cual busca ser remediada mediante el cambio de partido en el
poder y la "descentralización" de los mandos de orden; de manera que los
gobernadores de estados y presidentes municipales declaran su poder regional,
asociándose cada uno, según su interés, con un bando de la mafia, empujando así
al crecimiento de estos grupos, pero al mismo tiempo animando los
enfrentamientos.
La aceleración de la barbarie que desata el
narcotráfico y la "guerra" asociada a él, acarrea muerte y dolor para muchos y
altas ganancias para pocos, es un gran mal que el capitalismo ha engendrado. En
este conflicto, sin duda toda la clase dominante está envuelta, lo cual no
implica que ella misma sufra las consecuencias, no obstante sabe trasladar lo
peor de sus efectos hacia los trabajadores y además utilizar sus consecuencias
para asegurar el control de los explotados. Así vemos que los asesinados y las
masas de pobladores que han abandonado territorios por el temor o la amenaza
directa, son siempre masas de explotados. Pero este mismo ambiente la burguesía
lo aprovecha para sembrar el miedo, paralizar todo descontento o encaminarlo
hacia respuestas desesperadas.
La burguesía, metida en su mundo mistificado,
considera que la existencia de este problema puede tener solución rectificando
las políticas y las estrategias contra la drogas. Ejemplo de ello es la
propuesta de "Global Comission on Drug Policy", que luego de criticar las
políticas patrocinadas por los EUA desde los años setenta, propone como
solución la revisión y la reforma de la clasificación de drogas, con el fin de
legitimar el consumo de algunas y controlar mejor su producción y distribución.
Otras propuestas, provenientes incluso de sectores no explotadores, como la del
movimiento por la paz que encabeza Javier Sicilia, aunque es una expresión real
de descontento y repudio a la barbarie que se vive, expresa solo desesperación
que conduce a caminos sin salida. Su declaración del 4 de junio, lo
ejemplifica, dado que dice buscar que su llamado "... llegue al corazón de la
clase política, que llegue al corazón de criminales y que vuelvan
a transformar su vida en función del ser humano que es el servicio a nosotros.
Ellos tienen la posibilidad de cambiar si cambian su corazón..." De manera
que aunque su dolor y descontento es real, como el de muchos que acompañan esa
caravana, no hacen sino afianzar la confianza en que la misma burguesía por un
acto compasivo puede solucionar el pudrimiento que avanza en su sistema.
Pero la única solución que la burguesía podría
tener para limitar lo más explosivo de la barbarie es la consolidación de una
cohesión alrededor de uno de los grupos de la mafia y así poder marginar al
resto de ellos. Eso es lo que en Colombia se hizo para lograr la disminución de
los crímenes y atentados. La burguesía, desde el gobierno, impulsó a uno de los
cárteles logrando así el control de la situación nacional de mejor manera... pero
eso no significa una solución de la barbarie, tan sólo es alejar de una región
el descontrol y lanzarlo hacia otros países. Para el caso de México, la
burguesía tendrá que buscar la conciliación de intereses, pero en tanto más
cerca se encuentra el proceso electoral (2012) que reproduce una pugna mayor
por el control económico y político a nivel nacional, más se animan las
diferencias y la lucha de "todos contra todos", presagiando por ello una mayor
aceleración de las disputas en todos los terrenos.
De manera que no es posible esperar que la
burguesía encuentre una solución a la descomposición que avanza y corroe al
sistema, solo la actuación revolucionaria de la clase obrera podrá poner fin a
la pesadilla que se vive. La disyuntiva que dijera Engels (1892) enfrenta la
humanidad, hoy más que nunca muestra su vigencia: "el socialismo o la
barbarie".
Tatlin,
junio del 2011
[1])
"La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo",
punto 9, Revista Internacional no 62,
junio-septiembre 1990.
[2]) Los
Señores del narco, Editorial Grijalbo, 2010.
La detención y encarcelamiento de Dominique Strauss-Kahn, Director General en ejercicio del potente Fondo Monetario Internacional, encabezando bajo la sotana socialdemócrata todas las encuestas para las elecciones primarias del PS y más tarde, las elecciones presidenciales del 2012 en Francia, ha provocado una enorme sensación y ha causado un gran escándalo. Ahora es bajo la acusación de siete cargos diferentes incluyendo acoso sexual e intento de violación de una recamarera de origen guineano del hotel donde se hospedaba, que fue detenido y esposado por la policía de Nueva York en el avión que debía llevarlo a Europa.
¿Los libertinajes de DSK (los cuales no son un secreto) han sido explotados al extremo y llevados a la caricatura para satanizar el personaje, sacarlo del FMI y sabotear su candidatura para las elecciones presidenciales en Francia? ¿DSK ha sido víctima de una “conspiración” o arreglo de cuentas entre diferentes grupos de la burguesía? Es muy posible. Esta clase de tiburones y mafiosos no hace regalos. Nunca han dudado en “matar a tiros” (en el sentido propio como en el sentido figurado) a uno de los suyos. Este fue el caso, entre otros ejemplos, en Francia con la muerte en octubre de 1979 del ministro de Giscard, Robert Boulin, a punto de convertirse en Primer ministro, presentado como un suicidio aunque fue encontrado ahogado en unos pocos centímetros de agua en un estanque en el bosque de Rambouillet y, según varios testigos, su cara hinchada por los golpes. O también el ex primer ministro de Mitterrand, Pierre Bérégovoy, que se suicidó el 1o de mayo de 1993 después de una campaña masiva acusándolo de corrupción. Y, en los Estados Unidos, nadie ha olvidado el asesinato en Dallas de John-Fitzgerald Kennedy (“JFK”) en noviembre de 1963, probablemente encargado –hoy se sabe– por la CIA, o el escándalo de “Watergate” donde el campo republicano usó el espionaje telefónico que instaló en la sede de sus rivales demócratas y lo cual obligó el Presidente Richard Nixon a renunciar en 1975...
El “Caso DSK” es bastante revelador de la moral prosaicamente depravada de la burguesía y ésta va de la mano con el comportamiento “natural” de los depredadores de sus dirigentes. De hecho no es el primer caso: recuérdese que cuando Bill Clinton era Presidente de los Estados Unidos fue pescado y fue objeto de un procedimiento de “impedimento” en el caso de Monica Lewinski. Del mismo modo, los escándalos llueven sobre Berlusconi que recluta a discreción a niñas o jóvenes llamadas “call girls” para sus “orgías”, incluidas menores de 16 años comprando el silencio de sus padres, todo ello enorgulleciendo con alarde el “verdor” del “latino caliente”. Los grandes de este mundo, cubiertos por una sensación de poder, tienden a creer que cualquier cosa se les permite y ostentan este poder con altanería. DSK él mismo ya había enfrentado en 2008 una sórdida historia con una subordinada sobre la cual él había ejercido un chantaje y que casi le había costado su lugar a la cabeza del FMI. La “moral burguesa” encaja perfectamente con las “desviaciones” o los comportamientos de sus líderes, de izquierda y derecha, revelando actitudes de vándalos y de grandes sicarios de la mafia.
Lo más insólito es la enorme publicidad que se le ha dado al “Caso DSK”. Desde que estalló el 15 de mayo, ha acaparado la “primera plana” de toda la prensa internacional y, en la mayoría de los medios de comunicación, se nos sirve casi hora por hora y en directo las peripecias de eso que nos presentan ahora como un “thriller” de suspenso. Todos los noticieros pasan esta noticia tres cuartas partes de su tiempo, animados debates se transmiten a diario, se ha convertido en el principal tema de conversación entre el hombre de la calle, en el lugar de trabajo, en los cafés. Todos están invitados a dar su opinión. Hablando de sorpresa, incredulidad, vergüenza, humillación. No se vacila en aludir complacientemente la tesis ya mencionada de la “conspiración orquestada” contra DSK, de “la trampa que se le tendió”. Los medios de comunicación y los políticos no dudan en poner en juego la demagogia para criticar o justificarse bajo el disfraz de ética. Todos ellos que han cubierto durante años el “problema de DSK con las mujeres” balancean hoy hipócritamente sus “revelaciones” de infamias notoriamente conocidas en el círculo cerrado del poder y los medios de comunicación.
La verdadera pregunta es ¿por qué la burguesía y sus medios de comunicación dan tanta publicidad a este escándalo que la salpica y que gravemente la compromete como un todo, rompiendo la carrera de uno de sus más eminentes representantes? ¿Qué interés tiene la clase dominante en la mediatización excesiva de este escándalo?
Hoy, es evidente que los diversos episodios de este sórdido caso deliberadamente se ponen bajo los reflectores por una razón mayor. La polarización espectacular en este episodio permite por un tiempo ocultar los problemas sociales reales, para crear una cortina de humo para tratar de relegar a un segundo plano y minimizar una dolorosa y dramática realidad social cotidiana en la cabeza del proletariado por el empeoramiento de la crisis mundial de la capitalismo: aumento del desempleo, la precariedad, productos de primera necesidad, empeoramiento de los ataques a nuestras condiciones de vida, la reducción de todos los presupuestos y la amputación de los programas sociales, que pone cada vez más al desnudo la quiebra irremediable del capitalismo. Es particularmente edificante ver cómo este caso de DSK es montado al mismo tiempo en que los planes de austeridad concertadas entre el FMI y los gobiernos se intensifican en Grecia o Portugal , y sobre todo al mismo tiempo en que los jóvenes desempleados, estudiantes y muchos trabajadores, precarios o no, expresan su ira y su descontento en la Puerta del Sol en Madrid, pero también en las principales ciudades de España reclamándose como un movimiento explícitamente en la línea de las revueltas sociales en Egipto y Túnez, y con otras luchas en Europa (Grecia, Francia, Gran Bretaña).
Por supuesto, las sumas astronómicas que se dieron como garantía para la “libertad condicional” de DSK o para alimentar su juicio son impactantes e insultantes para todos los trabajadores y los desempleados que no tienen ni siquiera para alojamiento, alimentos, vestidos. Un líder del PS (cercano a DSK), Manuel Valls, montó en cólera durante un debate, acusando, con cierta lucidez, a los periodistas de alimentar así “una brecha creciente entre la política y la sociedad civil”.
Pero este aspecto es temporalmente ahogado en la inundación de informes, entrevistas, propaganda, polémicas (es por eso que se deja a las asociaciones feministas hacerse de un nicho para fustigar el sexismo y la misoginia real de dirigentes y las élites) que se utilizan para mantener las divisiones y confusión en la opinión pública: se subrayan las diferencias de opiniones o en cuanto a la legislación, se deja a que cada uno decida: ¿debemos defender la presunción de inocencia o defender los derechos de la víctima? Se comparan los métodos legales y los medios de investigación entre Francia y los Estados Unidos, se compara y se contraponen el tratamiento “ético” de la información entre periodistas franceses y la prensa anglosajona. Y sobre todo se intenta canalizar las especulaciones sobre los “nuevas hechos” para reactivar el interés por los retos electorales del 2012 en Francia. Toda esta trifulca no es otra cosa sino polvo en los ojos, una campaña de desviación para alejar a los explotados de la defensa de sus intereses de clase. No es hacia el caso DSK que hay que voltear sino a las luchas sociales que actualmente se llevan a cabo contra el desempleo, la miseria, la austeridad impuestas por el FMI (sin DSK como antes con él) y todos los gobiernos de derecha e izquierda.
W., 22 de mayo de 2011
Se ha de oírla gritar por todas partes, en cualquier sitio: por la tele, la radio,
en su prensa y sus revistas: "¡Ya está! Miren, allá, a lo lejos, ese puntito
luminoso, es la salida del túnel!". ¿Una prueba? El desempleo está bajando...
eso dicen. En EU y en Francia, la tasa de desempleo ha registrado estos meses
pasados su mayor retroceso desde que estalló la crisis del 2007. En Alemania,
ha alcanzado el nivel más bajo desde 1992! Y las grandes instituciones
internacionales expresan, también, un optimismo delirante. Según el FMI, el
crecimiento mundial en 2011 será de 4,4 %. El Banco asiático de desarrollo
prevé un crecimiento de 9,6 para China y de 8,2 para India. Alemania, Francia y
EU deberían respectivamente alcanzar tasas de 2,5, 1,6 y 2,8. Hasta el FMI se
atreve a pronosticar, a pesar del sismo y de la catástrofe nuclear, ¡un
crecimiento de 1,7 para Japón!
Argumento decisivo a favor de la vuelta de la buena coyuntura, las bolsas suben, suben...
¿Entonces? ¿Esa famosa lucecita al fondo del túnel anuncia realmente una resurrección
eminente? ¿No sería más bien una alucinación clásica de un ser agonizante?
Las cosas irían mejorándose en EU. Desvanecido el espectro del crac de
1929. Imposible cruzar las interminables filas de desempleados esperando
delante de las oficinas de empleo, como en los tiempos de pesadilla de los años
30. Sin embargo... A finales de marzo, los restaurantes McDonalds anunciaron un
reclutamiento excepcional de "50.000 "jobs" en un solo día". Ese día, el 19 de
abril, ¡tres millones de personas estaban esperando delante de las puertas
de los restaurantes!
El estallido de la miseria en la primera potencia mundial evidencia el
nivel de delicuescencia de la economía internacional. Por todos los confines
del mundo, las condiciones de vida se vuelven cada día más inhumanas. Según las
estimaciones del Banco Mundial, mil doscientos millones de individuos ya están
viviendo por debajo del nivel de pobreza (1,25 dólar por día), y el porvenir se
anuncia aún más oscuro. Para una parte siempre más amplia de la humanidad, la
vuelta de la inflación significará una dificultad mayor para tener un techo o
simplemente alimentarse. Un nuevo capítulo de la crisis histórica del
capitalismo se abre ante nuestros ojos
Desde el verano del 2007 y el estallido de la burbuja dicha de los
"subprimes" en EU, la crisis mundial va agravándose irremediablemente, con un
rumbo siempre más frenético, sin que la burguesía descubra ni la sombra de una
solución. Peor aun, sus intentos desesperados para encauzar el mal que
corroe su sistema lo que hacen es preparar nuevas agravaciones. La historia
económica de estos últimos anos parece ser una especie de espiral infernal, un
torbellino que lo aspira todo hacia el fondo. Y son en los últimos cuarenta
años que se ha ido preparando ese drama.
Desde finales de los 60 al famoso verano del 2007, la economía mundial
no ha podido sobrevivir sino recurriendo sistemáticamente al endeudamiento.
¿Por qué?
El capitalismo produce más mercancías que las que puede absorber su
mercado. De esa manera puede vender sus mercancías con beneficio. Pero la
pregunta es: ¿a quién?
Claro está que los obreros compran esas mercancías... siempre que no
rebasen la capacidad de sus sueldos. O sea, que buena parte de éstas sigue aun
sin venderse, precisamente la parte que no ha sido pagada a los obreros cuando
la produjeron, y que contiene un valor añadido (una plusvalía) que para el
Capital tiene el poder mágico de generar ganancia.
También los capitalistas consumen... y en general no sufren mucha
miseria. Pero no pueden comprar todas las mercancías que contienen la
plusvalía. No tendría sentido. El Capital no puede comprar sus propias
mercancías para realizar su ganancia; sería como sacar dinero de su bolsillo
izquierdo para ponerlo en el derecho. Como lo sabe cualquier pobre, nadie se
puede enriquecer así.
Para acumular, desarrollarse, el Capital debe entonces encontrar
compradores que no sean ni los obreros ni los capitalistas. O sea que ha
imperativamente de encontrar cauces fuera de su sistema, so pena de ser
ahogados con mercancías invendibles que atascan el mercado y que producen un
nuevo tipo de crisis que no se conocía en la historia anterior: la crisis de
sobreproducción.
Esta contradicción interna (la tendencia natural a la sobreproducción
y la obligación de ir encontrando permanentemente cauces exteriores) también es
una de las raíces del increíble dinamismo de ese sistema. El capitalismo ha
debido realizar comercio con todas las esferas económicas sin excepción: las
antiguas clases dominantes, los campesinos y artesanos del mundo entero. La
historia de finales del siglo xviii y de todo el xix ¡es la de la
colonización, de la conquista del planeta por el capitalismo! La burguesía
estaba entonces hambrienta de nuevos territorios en los que obligaba a la
población, por cualquier modo, a comprar sus mercancías. Pero al hacerlo,
también transformaba sus economías arcaicas, integrándolas poco a poco a su
sistema. Las colonias, lentamente, también se integraban al capitalismo y
producían según las leyes de ese sistema. No solo sus economías eran entonces
siempre menos capaces de ser cauces para las mercancías europeas y de EU, sino
que ellas también empezaban a generar a su vez una sobreproducción. Para
desarrollarse, el Capital estaba entonces condenado a descubrir nuevos
territorios, siempre y siempre más.
Esta historia hubiera podido ser interminable si nuestro planeta no
fuera una bolita redonda; para su desgracia, el Capital le dio la vuelta en 150
años. A principios del siglo xx,
todos los territorios están conquistados, las grandes naciones históricas del
capitalismo se han repartido el mundo. Desde entonces, ya no se trata para
ellas de nuevas conquistas sino de tomar, por la fuerza armada, los territorios
que dominan las demás naciones concurrentes. Alemania, la menos rica en
colonias, se mostrará por ello ser la nación más agresiva, desencadenando la Primera
Guerra Mundial, por esa necesidad que formulará explícitamente Hitler en su
marcha hacia la Segunda Guerra Mundial: "exportar o morir".
Desde ese momento, tras 150 años de expansión, el capitalismo se
vuelve un sistema decadente. El horror de las dos guerras mundiales y la Gran
Depresión de los años 30 lo prueban dramáticamente.
Sin embargo, aun tras haber destruido durante los años cincuenta los
pocos mercados extracapitalistas que aun sobrevivían (como el campesinado en
Italia y España, obligados a la emigración), el capitalismo no se ha hundido en
una crisis mortal de sobreproducción. ¿Por qué? Ahora volvemos a nuestra idea
inicial que debíamos demostrar: si "el capitalismo produce más mercancías
que las que puede absorber su mercado", ha sabido crear un mercado
artificial; desde finales de los 60 al famoso verano del 2007, la economía
mundial no ha podido sobrevivir sino recurriendo sistemáticamente al
endeudamiento.
Estos últimos cuarenta años se pueden resumir a una serie de
recesiones y relanzamientos financiados a golpe de crédito. El Capital ha
recurrido siempre más masivamente al endeudamiento en cada crisis abierta. Y
ahí no se trata de apoyar el "consumo de las familias" a través de ayudas
estatales... no, sino a los Estados que se han endeudado para mantener
artificialmente la competitividad de sus economías cara a las demás naciones
(financiando directamente una inversión infra-estructural, prestando a los
bancos con tasas bajísimas para que puedan a su vez prestar a las empresas y a
las familias...). En breve, abriendo de par en par las compuertas del
crédito, el dinero ha corrido a mares y, poco a poco, todos los sectores de la
economía se han colocado en situación clásica de sobre-endeudamiento: cada día,
siempre mas deudas deben contraerse para... rembolsar las deudas de ayer.
Esa dinámica conduce obligatoriamente a un callejón sin salida.
En ese sentido, el verano 2007 abrió un nuevo capítulo en la historia de la decadencia
capitalista. Se fue acabando la capacidad de la burguesía para frenar el
desarrollo de la crisis recurriendo siempre más masivamente al crédito. Hoy en
día, las sacudidas suceden a las sacudidas sin que entre ellas haya respiros o
verdaderos relanzamientos. Se ha vuelto patente la impotencia de la burguesía
para encarar la nueva situación. En 2007, con el estallido de la burbuja de las
"subprimes" y en 2008 con la quiebra del gigante bancario Lehamn Brothers,
todos los Estados del mundo solo han sido capaces de una cosa: reflotar el
sector de las finanzas dejando estallar literalmente la deuda pública. El
problema, es que no se trataba de un "empujoncito" puntual: desde el 2007, la
economía mundial, los bancos y las bolsas ya no sobreviven sino por la
transfusión permanente de dinero publico resultante de nuevas deudas o, más
directamente, de la máquina de hacer billetes. La economía mundial es un pozo
sin fondo o más bien una especie de hoyo negro; absorbe cantidades de
dinero-deuda siempre más astronómicas.
Sin embargo, seria falso afirmar que las inmensas cantidades de dinero
inyectadas hoy por todos los Estados del planeta no tienen ningún efecto. A
doble título. El sistema se hundiría literalmente sin ellas. Pero hay otra
consecuencia: el aumento sin precedentes de la masa monetaria mundial,
particularmente en dólares, está corroyendo el sistema, teniendo en él efecto de
un veneno. El capitalismo se ha vuelto un enfermo agonizante dependiendo de
su suministro de morfina; sin ella se muere, pero cada inyección lo roe un poco
más: si las inyecciones de deudas de los años 1967-2007 permitieron sobrevivir
a la economía, hoy en día las dosis necesarias lo conducen a la muerte.
Concretamente, al hacer funcionar la máquina de hacer billetes, los
bancos centrales producen conscientemente lo que los economistas llaman "papel
mojado". Cuando crece la masa monetaria más rápido que la actividad real, ella
pierde valor. En consecuencia aumentan los precios, es la inflación ([1]). Los EU son evidentemente en este momento los campeones de toda
categoría. Saben que su moneda es el pilar de la estabilidad económica desde
finales de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, nadie todavía puede
prescindir del dólar. Por ello son ellos quienes pueden desde el 2007 crear la
mayor cantidad de moneda para apoyar a su economía. Si el dólar no se ha
hundido, es porque China, Japón, etc., fueron obligados a su pesar a comprar
dólares. Pero este equilibrio precario también comienza a acabarse. Y sobre
todo, la inflación empieza a desarrollarse de forma importante en EU (entre 2 y
10 % según las fuentes, siendo probablemente la más alta la más realista,
la que de todos modos es resentida por los obreros cuando hacen sus
compras...).
Ahí se trata de una tendencia fundamental, la inflación está ganando
progresivamente a todos los países. Existe por cierto una desconfianza
creciente de los capitalistas con respecto a cualquier moneda. Las convulsiones
venideras, las quiebras probables de grandes empresas, de bancos, incluso de
Estados, plantean una inmensa interrogante sobre el comportamiento del mercado
monetario internacional. La consecuencia es inmediata: el oro se dispara. Tras
una alza de 29 % en 2010, sus cursos baten record sobre record y acaban de
franquear por primera vez la barrera de los 1500 dólares. O sea cinco veces más
que hace diez años. El mismo fenómeno se observa con la plata, en su
punto más álgido desde treinta y un años. La Universidad de Texas, que forma
economistas, colocó últimamente toda su tesorería (unos mil millones de
dólares) en oro. ¡Vemos aquí la confianza que tiene la gran burguesía norteamericana
en su propia moneda! Y no se trata más que de un epifenómeno. Los mismos
bancos centrales han comprado más metal amarillo en 2010 que lo que han
vendido, por primera vez desde 1988. No se trata sino del último párrafo del
acto de entierro de los acuerdos de Bretton Woods (no oficialmente sino en
hechos) que establecieron un sistema monetario internacional apoyado en la
estabilidad del dólar tras la Segunda Guerra Mundial.
Evidentemente, la burguesía es consciente del peligro. Incapaz de cerrar las compuertas del
crédito como de parar las rotativas de la máquina de hacer billetes, intenta
limitar los desgastes y reducir el endeudamiento imponiendo planes draconianos
a la clase obrera. Casi por todos lados, los sueldos tanto del privado como del
público ya están congelados o amputados, las ayudas sociales y de salud se hunden...
en otros términos, la miseria se desarrolla. En EU, Obama anunció que quería
reducir el déficit norteamericano de 4 mil billones de dólares en doce años.
¡Los sacrificios que serán impuestos a la población son inimaginables! Pero
claro está, esa tampoco será la solución. En Grecia, Portugal, Irlanda,
España..., los planes de rigor se suceden y los déficits siguen
profundizándose. El único efecto de esa política es el de hundir aún más la
economía en la recesión. Solo queda una solución a esa dinámica: tras la
quiebra de las familias norteamericanas en 2007, de los bancos en 2008, ahora
es inevitablemente la hora de los Estados dirigirse hacia la quiebra. No hay
que hacerse ilusiones, la incapacidad de pago de países como Grecia anuncia el
porvenir no lejano. Hasta estados norteamericanos como el de California están
expuestos.
Es imposible fijar plazos, saber precisamente dónde y cuándo la economía mundial va a
padecer un nuevo crack. ¿Será la catástrofe que toco a Japón (y que hizo
hundirse la producción de más de un 15 % en marzo) que servirá de
detonador? ¿Será la desestabilización en Oriente Medio? ¿Será el hundimiento
del dólar o la quiebra de Grecia o España? Nadie puede preverlo. Una cosa es
cierta: nos espera una serie de recesiones de una brutalidad impresionante.
Tras el lento desarrollo de la crisis económica mundial desde el 67 hasta el
2007, hoy entramos en una nueva fase de la decadencia del capitalismo
caracterizada por convulsiones incesantes del sistema y el estallido de la
miseria.
Pawel, 30 de abril del 2011
[1]) Los lectores quisquillosos dirán: "pero esta masa monetaria aumentó desmedidamente en los
años 1990-2000 sin producir efecto inflacionista". Tendrán razón y se
explica sencillamente: la saturación del mercado real llevo los capitales a
huir hacia la economía virtual (las bolsas). Dicho de otra forma, al aumentar
la masa monetaria ante todo en la esfera financiera, no fueron los precios de
la mercancía los que aumentaron sino los de las acciones. Pero esta
especulación, tan loca y desconectada sea de la realidad, reposa de todos
modos, in fine, sobre las empresas que producen valor. Cuando éstas son
masivamente amenazadas por la quiebra (en particular los bancos), ese
jueguecito de casino empieza a oler a quemado. Eso fue lo que ocurrió en 2008,
el crac, y lo que va a ocurrir en un provenir cercano. Por ello los
investigadores se echan actualmente sobre el oro y los productos alimenticios,
buscando "valores refugios". Más lejos en el artículo volvemos sobre ese tema.
1. La resolución adoptada por el precedente Congreso de la CCI ponía de entrada en
evidencia, cómo la realidad asestaba un duro golpe y desmentía rotundamente las
previsiones optimistas de los dirigentes de la clase burguesa a principios de
la última década del siglo xx,
particularmente tras el hundimiento de ese "Imperio del mal" constituido por el
bloque imperialista supuestamente socialista. Citaba la declaración, ahora
famosa, del presidente George Bush padre de marzo de 1991, anunciando el
nacimiento de un "Nuevo Orden Mundial" basado en el "respeto del derecho internacional"
y ponía en evidencia su carácter surrealista de frente al caos creciente en el
que se está hundiendo hoy la sociedad capitalista. Veinte años después de ese
"profético" discurso, y particularmente desde principios de esta nueva década,
el mundo ha dado una imagen de caos como jamás la había dado desde finales de
la Segunda Guerra Mundial. Con unas semanas de intervalo, hemos asistido a una
nueva guerra en Libia que se ha añadido a todos los conflictos sangrientos que
han tocado el planeta durante el último periodo; hemos asistido a nuevas
masacres en Costa de Marfil y también a la tragedia que ha afectado a Japón,
uno de los países más potentes y modernos del mundo. El terremoto que asoló
parte de ese país puso en evidencia, una vez más, que no existen "catástrofes
naturales" sino consecuencias catastróficas a fenómenos naturales. Mostró que
la sociedad dispone hoy de medios para construir edificios que resisten a los
sismos y que permitirían evitar tragedias como la de Haití el año pasado, pero
mostró también la falta de previsión de la que es capaz un Estado tan avanzado
como Japón. En sí mismo, el sismo hizo pocas víctimas, pero el tsunami que lo
siguió mató unas 30,000 personas en unos minutos. Más aún, al provocar un nuevo
Chernobil, puso en evidencia no sólo la falta de previsión de la clase
dominante, sino también su enfoque de aprendiz de brujo, incapaz de dominar las
fuerzas que pone en movimiento. La empresa Tepco, que explota la central
atómica de Fukuyama, no es la primera, y menos aún, la única responsable de la
catástrofe. Es el sistema capitalista en su conjunto -basado en la búsqueda
desenfrenada de ganancia, así como en la competencia entre sectores nacionales,
y no sobre la satisfacción de las necesidades de la humanidad- el que es el responsable
fundamental de las catástrofes presentes y futuras sufridas por la especie
humana. A fin de cuentas, "el Chernobil japonés" es una nueva ilustración de la
quiebra definitiva del modo de producción capitalista, cuya sobrevivencia es
una amenaza creciente para la sobrevivencia de la misma humanidad.
2. Es evidentemente la crisis actual del capitalismo mundial que expresa más
directamente la quiebra histórica de este modo de producción. Hace dos años, la
burguesía de todos los países fue invadida por un tremendo pánico ante la
gravedad de la situación económica. La OCDE no vacilaba en escribir: "La
economía mundial está presa de la recesión más profunda y sincronizada desde
décadas" (Informe intermediario de marzo del 2009). Cuando se sabe con qué moderación
se expresa habitualmente esta venerable institución, uno puede hacerse una idea
del pavor sentido por la clase dominante frente a la quiebra potencial del
sistema financiero internacional, la caída brutal del comercio mundial (más de
13 % en 2009), la brutalidad de la recesión de las principales economías, la
oleada de quiebras que golpea o amenaza a empresas emblemáticas de la industria
tales como General Motors o Chrysler. Ese pavor de la burguesía la condujo a
convocar cumbres del G20, como la de marzo del 2009 en Londres, que decidió en
particular duplicar las reservas del Fondo Monetario Internacional y la
inyección masiva de dinero por parte de los Estados en la economía, para salvar
un sistema bancario moribundo y relanzar así, la producción. El fantasma de la
"Gran Depresión de los años 30" aparecía en las mentes, lo que llevaba a la
misma OCDE a conjurar esos demonios escribiendo: "A pesar de que se haya
calificado a veces esta severa recesión mundial de "gran recesión", estamos muy
lejos de una nueva "gran depresión", como la de los años 30, gracias a la
calidad y la intensidad de las medidas que los gobiernos toman actualmente"
(ídem). Pero como decía la resolución del XVIII Congreso, "lo propio
de los discursos de la clase dominante hoy, es olvidarse de sus discursos de
ayer", y el mismo informe intermediario de la OCDE de la primavera del 2011
expresa un verdadero alivio con la restauración de la situación del sistema
bancario y la reanudación económica. La clase dominante no puede hacer otra
cosa. Incapaz de dotarse de una visión lúcida, de conjunto e histórica, de las
dificultades de su sistema -puesto que esa visión la conduciría a descubrir el
callejón sin salida definitivo en el que éste se encuentra- no puede sino
comentar día a día las fluctuaciones de la situación inmediata intentando
encontrar en ésta motivos de consuelo. Entretanto, está obligada a subestimar,
a pesar que de cuando en cuando los medios masivos de información adoptan un
tono algo alarmista sobre el tema, el significado del fenómeno mayor que ha
salido a la luz desde hace dos años: la crisis de la deuda soberana de varios
Estados europeos. De hecho, esta quiebra potencial de un número creciente de
Estados, es una nueva etapa en el hundimiento del capitalismo en su crisis
insalvable. Ésta pone de relieve los límites de las políticas por las que la
burguesía logró frenar la evolución de la crisis capitalista durante varias
décadas.
3. Son ahora más de cuarenta años que el capitalismo
está confrontado a la crisis. Mayo del 68 en Francia y el conjunto de
luchas proletarias que siguieron internacionalmente, no alcanzaron semejante
amplitud sino porque estaban alimentadas por una agravación mundial de las
condiciones de vida de la clase obrera, agravación resultante de las primeros
perjuicios de la crisis capitalista, en particular, el aumento del desempleo.
Esta crisis conoció una brutal aceleración en 1973-75 con la primera gran
recesión internacional de posguerra. Desde entonces, nuevas recesiones siempre
más profundas y ampliadas golpearon a la economía mundial hasta culminar con la
del 2008-09 que rememoró en las mentes el fantasma de los años 30. Las
medidas adoptadas por el G20 de marzo del 2009 para evitar una "Gran
Depresión", son significativas de la política de la clase dominante desde
varias décadas: se pueden resumir por la inyección de masas considerables de
créditos en las economías. Tales medidas no son nuevas. De hecho, desde hace
más de 35 años, están en el corazón mismo de las políticas llevadas por la
clase dominante para intentar escapar a la principal contradicción del modo de
producción capitalista: su incapacidad para encontrar mercados solventes
capaces de absorber su producción. La recesión de 1973-75 fue sobrepasada por
los créditos masivos dedicados a los países del Tercer Mundo pero, desde
principios de los años 80, con la crisis de la deuda de esos países, la
burguesía de los países más desarrollados tuvo que renunciar a ese pulmón de su
economía. Fueron entonces los Estados de los países más avanzados, y en primer
lugar el de los Estados Unidos, que tomaron el relevo como "locomotoras" de la
economía mundial. Los "reaganomics" (política neoliberal de la administración
Reagan) de principios de los años 80, que habían permitido un relanzamiento
significativo de la economía de ese país, se basaban en una erosión inédita y
considerable de los déficits presupuestarios mientras que Ronald Reagan
afirmaba que "el Estado no era la solución, sino el problema". Al mismo tiempo,
los déficits comerciales igualmente considerables de esa potencia, permitían
que las mercancías producidas por otros países encontraran salidas. Durante los
años 90, los "tigres" y "dragones" asiáticos (Singapur, Taiwán, Corea del Sur,
etc.) acompañaron por un tiempo a los Estados Unidos en ese papel de
"locomotora": su tasa de crecimiento espectacular los convertía en destino
importante para las mercancías de los países más industrializados. Pero esta
"historia exitosa" se fabricó al precio de un endeudamiento considerable que
condujo a esos países a mayores convulsiones en 1997 de la misma manera que la
Rusia "nueva" y "democrática", que estuvo en suspensión de pagos, decepcionó
cruelmente a los que habían apostado sobre "el fin del comunismo" para relanzar
durablemente la economía mundial. A principios de los años 2000, el
endeudamiento conoció una nueva aceleración, en particular gracias al
desarrollo asombroso de los préstamos hipotecarios a la construcción en varios
países, en particular en Estados Unidos. Entonces este país acentuó su papel de
"locomotora de la economía mundial" pero al precio de un crecimiento abismal de
las deudas -particularmente en la población norteamericana- basadas sobre todo
tipo de "productos financieros" supuestamente considerados para prevenir contra
los riesgos de cese de pagos. En realidad, la dispersión de los créditos
dudosos no suprimió en nada el carácter de espada de Damocles suspendida encima
de la economía norteamericana y mundial. Muy por contrario, esa dispersión no
hizo sino acumular "activos tóxicos" en
el capital de los bancos que estuvieron en el origen del hundimiento de éstos a
partir del 2007 y estuvieron en el origen de la brutal recesión mundial de
2008-2009.
4. Así, como lo decía la resolución adoptada por el precedente congreso, "no es pues
la crisis financiera lo que ha originado la recesión actual. Muy al contrario,
lo que hace la crisis financiera es ilustrar que la huida hacia adelante en el
endeudamiento, que permitió superar la sobreproducción, no puede proseguir
eternamente. Tarde o temprano, la "economía real" se desquita; es decir, que lo
que está en la base de las contradicciones del capitalismo -la sobreproducción,
la incapacidad de los mercados de absorber la totalidad de las mercancías
fabricadas- vuelve a la escena." Y esta misma resolución precisaba, tras la
cumbre del G20 de marzo del 2009, que: "la huida ciega en la deuda es uno de
los ingredientes de la brutalidad de la recesión actual. La única "solución"
que la burguesía es capaz de instaurar es... una nueva huida ciega en el
endeudamiento. El G20 no ha podido inventar una solución a la crisis por la
sencilla razón de que ésta no tiene solución."
La crisis de las deudas soberanas que se está propagando hoy, el que los Estados sean incapaces de saldar
sus deudas, constituye una ilustración espectacular de esa realidad. La quiebra
potencial del sistema bancario y la recesión, obligaron a todos los Estados a
inyectar sumas considerables en su economía mientras que las ganancias estaban
en caída libre debido al retroceso de la producción. Por eso, los déficits
públicos conocieron, en la mayoría de los países, un aumento considerable. Para
los más expuestos de entre ellos, como Irlanda, Grecia o Portugal, esto
significó una situación de quiebra potencial; la incapacidad de pagar a sus
funcionarios y de rembolsar sus deudas. Los bancos ahora se niegan a
concederles nuevos préstamos si no son a tasas exorbitantes, ya que no tienen
ninguna garantía de que les sean rembolsados. Los "planes de salvación", por parte
de la Banca Europea y del Fondo Monetario Internacional, no son sino nuevas
deudas cuyo rembolso se añade al de las deudas precedentes. Es algo más que un
círculo vicioso; es una espiral infernal. La única "eficacia" de esos planes
está en el ataque sin precedentes contra los trabajadores que éstos
representan; contra los funcionarios cuyos sueldos y efectivo son drásticamente
reducidos, pero también contra el conjunto de la clase obrera por intermedio de
recortes tremendos en la educación, la salud y las pensiones de jubilación así
como por aumentos mayores de los impuestos. Pero todos esos ataques anti-obreros,
al reducir masivamente el poder de compra de los trabajadores, no podrán sino
ser una contribución suplementaria para una nueva recesión.
5. La crisis de la deuda soberana de los PIIGS (Portugal, Islandia, Irlanda, Grecia,
España) no es sino una parte ínfima del sismo que amenaza la economía mundial.
No es porque se benefician todavía, por el momento, de la nota AAA en el índice
de confianza de las agencias de notación (esas mismas agencias que, hasta la
víspera de la desbandada de los bancos en el 2008, les habían dado la nota
máxima), que están mucho mejor las grandes potencias industriales. A finales de
abril del 2011, la agencia Standard and Poor's emitía una opinión negativa con
respecto a la perspectiva de un Quantitative Easing no 3, o
sea un tercer plan de relanzamiento del Estado federal norteamericano destinado
a apoyar la economía. En otras palabras, la primera potencia mundial corre el
riesgo de perder la confianza "oficial" en cuanto a su capacidad a rembolsar
sus deudas, si no es con un dólar fuertemente devaluado. De hecho, de forma
oficiosa, esa confianza empieza a fallar con la decisión de China y Japón,
desde el otoño pasado, de comprar masivamente oro y demás materias primas en
lugar de bonos del Tesoro americano, lo que obliga hoy al Banco Federal
Americano a comprar entre el 70 y 90 % de su emisión. Y ésta pérdida de
confianza se justifica perfectamente cuando se constata el increíble nivel de
endeudamiento de la economía norteamericana: en enero del 2010, el
endeudamiento público (Estado federal, Estados, municipios, etc.) representa
cerca del 100 % del PIB, lo que no es sino una parte del endeudamiento
total del país (que comprende también las deudas de las familias y de las
empresas no financieras) que alcanza un 300 % del PIB. Y la situación no
es mejor para los demás grandes países en que la deuda total representa, en la
misma fecha, importes del 280 % del PIB para Alemania, 320 % para
Francia, 470 % para el Reino Unido y Japón. En este país, la deuda pública
sola alcanza un 200 % del PIB. Y desde entonces, para todos los países, la
situación no ha hecho sino agravarse con los diversos planes de relanzamiento.
Así, la quiebra de los PIIGS no es sino la punta
saliente de la quiebra de una economía mundial que no puede sobrevivir, desde
hace décadas, mas que por una huida desesperada en el endeudamiento. Los
Estados que disponen de su propia moneda como el Reino-Unido, Japón y evidentemente
los Estados Unidos, pudieron enmascarar esa quiebra haciendo funcionar la
máquina a hacer billetes a todo vapor (contrariamente a los de la zona Euro,
como Grecia, Irlanda o Portugal, que no disponen de semejante posibilidad).
Pero ese trampeo permanente de los Estados, que se han convertido en verdaderos
falsificadores tras su jefe de banda que es el Estado norteamericano, no podrá
proseguir indefinidamente del mismo modo; así como no pudieron proseguirse las
trampas al sistema financiero, como lo demostró su crisis en el 2008, que casi
lo hizo estallar. Una de las manifestaciones visibles de esta realidad está en
la aceleración actual de la inflación mundial. Al volcarse de la esfera de los
bancos a la de los Estados, la crisis del endeudamiento no hace sino marcar la
entrada del modo de producción capitalista en una nueva fase de su crisis aguda
en la que se van a agravar, aún más considerablemente, la violencia y la
extensión de sus convulsiones. No hay "salida del túnel" para el capitalismo.
Este sistema no puede sino arrastrar a la sociedad hacia una barbarie siempre
creciente.
cci, mayo del 2011
Con profundo dolor comunicamos a nuestros lectores y contactos que nuestro compañero Enzo ha muerto el pasado domingo 15 de mayo. Nada hacía presagiar un final tan trágico
y repentino. Por eso la noticia de su muerte nos ha golpeado a todos como un
rayo, dejándonos aturdidos y al mismo tiempo con la amargura de no haber estado
junto a él los últimos días de su vida.
Algunos contactos de la CCI en Italia han conocido a Enzo y han expresado el mismo aturdimiento y dolor
por su pérdida, no sólo como militante comunista, sino también porque en su
actividad política, en sus intervenciones en las reuniones públicas y en las
discusiones en general, expresaba todo su dolor frente al sufrimiento que el
capitalismo hace padecer al género humano, hasta conmoverse con lágrimas en los
ojos mientras hablaba. Enzo era un joven proletario, que había sufrido en su
propia piel la explotación, el desempleo y finalmente el despido; pero al mismo
tiempo estaba convencido de que se puede reaccionar, se puede luchar contra
esta barbarie y construir una sociedad humana. Su militancia en la CCI ha
estado siempre caracterizada por esta convicción y por su determinación de,
incluso en los momentos más difíciles, contribuir a ese combate. Por eso su
muerte es una pérdida para la CCI y para el conjunto de la clase obrera.
Queremos expresar nuestra solidaridad a la familia de Enzo, a sus parientes y amigos, en un momento que
nos une en el dolor, e insistir en nuestra determinación de llevar adelante la
lucha por una sociedad humana por la cual Enzo ha combatido junto a nosotros.
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¡Indignaos! y Comprometeos!, de Stéphane Hessel - Indignarse, ¡sí!, pero ¡contra la explotación capitalista!
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Grecia - La miseria y la cólera estallan
La izquierda al poder en Perú con Ollanta Humala… - La dictadura del capital cambia de máscara
La Comuna de París, primer asalto revolucionario proletariado
Luego de sufrir el gran colpaso recesivo que explota en diciembre del 2007 y que se prolonga en realidad hasta 2010, la clase dominante insistía que todo había pasado y convocaba a confiar y hacer renacer la esperanza en la inmortalidad del sistema capitalista.
Pero ni un par de años siquiera han pasado de sus declaraciones alentadoras cuando el escenario económico internacional muestra que lejos de haber encontrado una fase de “estabilidad y crecimiento”, se abre un nuevo período de aceleración de la crisis capitalista. La economía capitalista, desde finales de la década de los sesenta del siglo XX, se desbarranca en una crisis y cada proceso recesivo que pasa la profundiza aún más. No han valido las diversas políticas económicas que la clase dominante ha invocado a lo largo de cuatro décadas para intentar solucionarla, lo único que ha resultado de ellas es la agudización de sus problemas y contradicciones internas y, por supuesto, el incremento de la explotación de los trabajadores.
Para crear un clima de confusión o tal vez para consuelo de la clase dominante, o quizá simplemente porque la visión mistificada de la burguesía no puede entender el desarrollo de la realidad, se lanzan discursos alegando que “todo va bien”, pero luego al desatarse los conflictos económicos fingen asombro y buscan señalar a un “culpable” que les permita cubrir la realidad que vive el sistema. Así, cuando la quiebra de los gigantes financieros de norteamérica y el subsecuente “rescate” por parte del gobierno, se afirmaba que la culpa era de los “banqueros irresponsables”, luego cuando los problemas se extienden y la insolvencia empieza a afectar a los Estados en Europa, como en Grecia, Italia y España, el discurso se ajusta y ahora los culpables son los “gobiernos irresponsables”… de manera que nunca, para la clase dominante, los orígenes de los problemas económicos se encuentran en el capitalismo.
Al concentrar la atención en los llamados “PIIGS” (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) la burguesía y sus “expertos” pretendían hacer creer que la profundidad de la crisis se concentraría solamente en algunas regiones “frágiles” que habían sido “víctimas del capital financiero”, en tanto la masa de deudas se volvían impagables. Lo que han “olvidado” decirnos esos “expertos”, es que la deuda a que se ha recurrido por todos los Estados ha sido justamente lo que ha permitido sobrevivir al sistema, y particularmente construir proyectos como la creación de la “zona Euro” que otrora presentaban como ejemplo del fortalecimiento del capitalismo; pero además, otra vez, han de buscar ocultar que es el capitalismo, como sistema el que crea sus propias crisis y no sólo son los sectores financieros y especuladores los creadores de los males del este modo de producción. Justamente, el desarrollo monstruoso de las finanzas especulativas, no es sino el producto de la dificultad creciente del capitalismo para impulsar el proceso de acumulación.
Pese a los discursos de animo y de fanfarroneo sobre el “blindaje” de las economías, el verano de 2011 ha dejado ver que la crisis sigue avanzando y profundizándose por todo el mundo y el epicentro de los conflictos no son los “países frágiles” sino son nada menos que los EUA y las principales economías de Europa.
Las políticas de “urgencia” sustentadas en emisión monetaria (y que el gobierno de los EUA ha denominado QE1 y QE2, siendo la finalidad de QE1 el rescate de los gigantes financieros Fannie y Freddie, mientras que el QE2 tiene como base una creciente emisión de bonos del Tesoro) aunque son paliativos que tuvieron efecto de corto plazo, desató problemas mayores, que se perciben por las mismas instituciones financieras, primero definiendo como riesgoza la deuda norteamericana y luego, como lo han hecho en los primeros días de agosto los bancos estadounidense JP Morgan Chase y Citigroup, declarando que “… los Estados Unidos y Europa se encuentran peligrosamente cerca de una recesión”.
A lo largo del planeta se asiste a un pánico generalizado de los gobiernos, de los dirigentes, de los bancos centrales y otras instituciones financieras internacionales. Los amos de este mundo parecen haber perdido completamente la brújula, incluso sus más “connotados” economistas ofrecen “soluciones” díficiles de ver con seriedad. Ejemplo de esto se encuentra en la propuesta del premio nobel de economía en 2008, Paul Krugman, que plantea como solución abrir aún más la llave del gasto público e incrementar aún más la deuda… Esta idea de Krugman se vuelve aún más ridícula por el tono que usa para presentarla: “… si descubriéramos que los extraterrestres estaban planeando atacar y necesitáramos una inversión masiva para contrarrestar la amenaza, la inflación y el déficit presupuestario serían un problema secundario y esta recesión podría terminar en 18 meses”.
Con actuaciones igual de erráticas responde la burguesía en Europa. Actualmente, el Banco Central Europeo (BCE) se ve obligado a comprar diariamente deuda italiana y española por una suma de cerca de 2 mil millones de euros, so pena de que estos países se hundan. Pero si estas medidas son irremediablemente indispensables para la supervivencia del sistema, no tiene ni efectos de largo plazo, ni capacidad para solucionar los problemas de insolvencia de esos países y menos aún de impulsar el proceso de acumulación.
El sistema capitalista se sustenta sobre la explotación del trabajo asalariado, son los trabajadores los creadores del valor y la base de la ganancia capitalista, por eso su situación es la de vivir en un sometimiento continuo y sin la menor posibilidad de mejorar su situación de vida, pero la crisis económica acelera aún más la degradación de su vida. Las medidas y programas que la clase dominante presenta para responder a la crisis (y que las llaman “reformas estructurales”) son a fin de cuentas instrumentos destinados a facilitar la aceleración de la explotación, lo que implica, para los asalariados una pauperización superior.
Por esa razón la agudización de la crisis va asociada con el ataque en contra de los salarios, las pensiones y la ampliación del desempleo; la realidad ha mostrado que esto ha sido la respuesta de la clase dominate en todos los países del mundo, buscando con ello cargar el peso de la crisis sobre la espalda de los explotados. Y si hasta ahora la vida de los trabajadores soporta niveles de degradación increíbles, la aceleración de la crisis anuncia mayores golpes. Pero si la misería habrá de extenderse, también la reflexión sobre lo que significa y ofrece el capitalismo debe de expandirse, los trabajadores ante los ataques a sus condiciones de vida no tienen más camino que la reflexión, la organización y la movilización.
Tatlin, 24/8/2011
Elecciones presidenciales 2012
Se acercan ya los próximos “comicios” y todos sabemos lo que eso significa… Acoso hasta la náusea. Todos los partidos y coaliciones, sin distinción, van a atascar con propaganda electoral hasta el más mínimo reducto del campo visual y auditivo. Saldrá lo peor de la “cultura política mexicana” caracterizada por su vulgaridad y corruptelas, evidenciando claramente su complicidad directa o indirecta con el narcotráfico y la violencia. Un verdadero circo infame para hacer tragar al proletariado y a la población entera el cuento de que cada uno en su rincón puede, mediante el ejercicio del “derecho al voto”, escoger si no al mejor, por lo menos al “menos peor” de los fantoches que cada facción lanza al ruedo. Intentarán desviar la atención del desprestigio en el que actualmente está el conjunto del espectro político burgués y su mecanismo electoral, enterrando bajo capas y capas de spots y espectaculares la intuición que recorre las mentes de la mayoría: que las elecciones no sirven para nada, que todos los partidos son lo mismo y que seguramente gane quien gane la cosa será igual o peor.
Si esto es lo que muestra la realidad, entonces ¿por qué la burguesía permite la existencia de una bola de parásitos inútiles que sólo sirven para dar pena?, ¿por qué los mantiene y los aglutina en diversos partidos políticos si éstos no pueden tener más que el mismo programa?, es más, ¿por qué si se supone que es una clase “buena para los negocios” despilfarra millones y millones en un sistema electoral, “garante de nuestra democracia”, cuando sería más barato ahorrarse el numerito y designar pura y llanamente al siguiente gobernante?
Estas preguntas son muy válidas y detrás de ellas se agazapan dudas profundas como las que han desatado “huracanes” debido a las recientes movilizaciones de explotados en Grecia y España. Por ello la burguesía tiene toda la razón del mundo para temer que estas dudas arraiguen e irrumpan en las masas explotadas. Por eso siempre tiene fieles servidores que están ahí recordándonos que es mejor una “democracia inmadura” a las “dictaduras”, que sólo es cosa de seguir “madurando”. Otros aceptan que esto es un asco pero ufanos concluyen: “claro, ¡¿y qué querían después del PRI!?”. Otros dicen que debemos aspirar al “menos peor” porque ese “salvador” algún día sentará las bases de una “verdadera democracia”. Total, que los sesudos intelectuales de la burguesía son incapaces de concebir nada fuera de los estrechísimos muros de la sociedad capitalista, y no es de extrañar…
Pero nosotros, el proletariado, tenemos que hacer el esfuerzo para dar respuesta a estas interrogantes y otras más que surgen conforme avanzamos más y más en el camino hacia nuestra emancipación y la de la humanidad toda. No podemos dejar que los compañeros que se plantean estas dudas se queden sin una respuesta, que si no les satisface, por lo menos les permita seguir reflexionando.
Que no nos vengan con el chisme de que lo que se entiende por democracia ha sido siempre lo mismo. Desde sus orígenes la palabra democracia –“gobierno del pueblo”– ha revestido la más dispar serie de significaciones y prácticas políticas, pero es una vil mentira que la democracia burguesa sea la forma de gobernar “más acabada y mejor”, la última posible. En el periodo ascendente del capitalismo, la democracia, expresada en el parlamentarismo, era la forma en la que se organizaba la vida política de la burguesía, “… jamás ha sido un terreno predilecto para la acción de la clase obrera… Sin embargo… cuando el proletariado podía aún arrebatar reformas favorables dentro del sistema, tal participación en el parlamento permitió a la clase hacer presión a favor de reformas y utilizarlo como tribuna para denunciar la ignominia de la política burguesa… Cuando el sistema entró en su fase decadente, el parlamento dejó de ser un instrumento para las reformas (y) el único papel que podía jugar desde aquel momento y que explica su supervivencia, es la mistificación” ([1]). Por ello desde entonces, después de 100 años de decadencia burguesa, su democracia, el parlamento y las elecciones sólo muestran la pestilencia y putrefacción de su muerte.
Ahora la función ideológica de las elecciones es mistificar –mentir y manipular– al conjunto de la población y en particular al proletariado. Las elecciones existen para hacernos creer que el capitalismo es una sociedad de “iguales”, de ciudadanos que “deciden su destino”, para ocultar las obvias diferencias de clase, haciéndonos creer que la vida de explotación es “natural” y que nosotros hemos elegido con el voto las calamidades que este sistema agónico nos ofrece y que no hay otra opción, sino seguir escogiendo entre sus inmundas “opciones”. Las elecciones existen para hacernos creer que así podemos cambiar y mejorar la situación presente. La realidad es que no hay opciones en el capitalismo decadente, todos los partidos políticos de la burguesía, en todo el mundo, tienen los mismos objetivos: ocultar la bancarrota económica, política y moral de su clase y tratar de sobrevivir a costa de los trabajadores aumentando la explotación para mantener a flote su sistema descompuesto. ¡No hay ninguna diferencia si el partido es de derecha, de izquierda o del centro; son la misma puerca, pero revolcada!
Para probar que todos los partidos son lo mismo, sólo como botones de muestra, recordemos que el PRD surge como hijo no tan bastardo del PRI. Cuauhtemoc Cárdenas, después de aplicar su política antiobrera en el PRI, sale de éste para “rescatar los principios nacionalistas y revolucionarios” y se apoyó en el Frente Democrático Nacional para la candidatura presidencial, ese sería el origen del PRD. Pero no es el único que ha salido del PRI para construir una opción creíble de izquierda: Camacho Solís, hoy operador político de Marcelo Ebrard y, este último, titular del GDF y potencial candidato del PRD, fueron fieles colaboradores de Salinas de Gortari. Porfirio Muñoz Ledo (coordinador del FAP) fue líder nacional del PRI. Dante Delgado, líder de Convergencia, también ocupó cargos relevantes en el PRI; fue colaborador de Mario Moya Palencia (secretario de gobernación con Luis Echeverría) y formó parte del gabinete de Fernando Gutiérrez Barrios (que fue gobernador de Veracruz y secretario de gobernación con Salinas). Arturo Núñez senador del PRD estuvo 37 años en el PRI. Monreal y Leonel Cota dejaron las filas del tricolor para ser candidatos y luego gobernadores por el PRD en Zacatecas y Baja California Sur. Luis Maldonado, fue un connotado colosista ([2]); el mismo López Obrador fue también un connotado priísta que hasta tiene en su curriculum el haber compuesto el himno al PRI.
El PAN, por años la “oposición al caciquismo e ineptitud del PRI”, supuesto crítico del retraso del país y esperanza de cambio ya mostró el “cambio” que podía llevar a cabo: aún más caciquismo e ineptitud sólo que matizado con vetas abiertamente religiosas y fanáticas y un populismo idéntico a las migajas que ofrece el PRD. La agudización de la crisis capitalista no da margen para otra cosa, independientemente del personaje o del partido, la burguesía sólo puede ofrecer unas migajas a cambio de toda la riqueza que es producida por la clase obrera. El PRD, el PRI “renovado” o las “alianzas” mostrarán nuevamente que las elecciones no son la vía del cambio.
La supuesta diferencia entre izquierda, centro y derecha se borra y su naturaleza idéntica sale a luz en las alianzas de todo tipo, donde lo que importan es ganar o no perder el “hueso” de frente a sus contrincantes, para mantener la vida de holgazanería y privilegios, incluso descuidando la imagen que deben presentar ante los explotados y los intereses globales de la burguesía en la dinámica del “sálvese quien pueda” propia de la descomposición capitalista.
Las alianzas “contra-natura” como PAN-PRD en Oaxaca, Baja California y Puebla demuestran claramente que todos son la misma cosa. Los “políticos ortodoxos” critican estas coaliciones pero en esencia éstas no son más que expresiones de su misma naturaleza. El caso de la maestra Gordillo (presidenta del sindicato más grande de América latina) y sus alianzas con el PRI, con el PAN y otra vez con el PRI son muy ilustrativos. También muestran el reciclaje de la misma porquería y que los políticos cada vez son más sinvergüenzas. Agreguemos que el papel de los partidos “chicos” es de aderezo para el plato fuerte. Capitalizan descontentos y preocupaciones genuinas como la preocupación por el medio ambiente pero son en esencia el mismo veneno.
Así, la intuición de que “todos son lo mismo” es correcta. Esta arma ideológica sirve para impedir que el proletariado se reconozca a sí mismo, reflexione sobre su situación real y consiga alzar la cabeza y criticar radicalmente a esta sociedad. Para esto se despliega todo un espectro de “opciones”, de partidos y grupos políticos que permiten mantener la ilusión de cambio, aunque sea un poco, si tal o cual partido asume el poder (recuérdese la idea de que “al menos sean otros los que roben”). He ahí la razón de ser de los sistemas multipartidistas –de izquierda, derecha y centro con matices– o bipartidistas, tan típicos en las democracias burguesas del mundo que sirven sólo para recambiar las mismas aguas negras de un lado a otro. Lo demuestran los casos de España y Grecia, donde el gobierno de izquierda “socialista” es quien lleva la batuta en los criminales planes de austeridad. Se argumenta que la solución en España es dejar de lado el bipartidismo pero casos como el mexicano demuestran que gobierne quien gobierne e independientemente de las opciones, la cosa es la misma. En México han gobernado el centro, la derecha y en el DF, Zacatecas y Michoacán la izquierda, y la cosa no hace sino empeorar ¡no importa quién esté a la cabeza!
Y el problema no es el “fraude”, que los candidatos sean ineptos, corruptos o que los transforme el poder; el problema es que en sí mismo el mecanismo democrático no tiene nada que ofrecer a los explotados ni en este país ni en todo el mundo. La democracia y las elecciones tienen como única función recambiar en el gobierno a elementos de la misma clase, la burguesa. Gane quien gane, lo único que puede hacer en tanto que defensor del capital nacional, será arreciar los ataques contra la clase trabajadora.
La pregunta central es: ¿hay otra opción aparte de la descomposición social que nos ofrece la burguesía? La historia nos dice que sí, que los sistemas sociales no son eternos, que todos nacen, se desarrollan y mueren y al capitalismo ya le llegó su hora. Falta sólo que la clase trabajadora cumpla su tarea histórica y plantee la revolución mundial que ponga fina a este mundo injusto e inhumano.
Caribú-Héctor, 20/8/2011
Las obras ¡Indignaos! y ¡Comprometeos!, del escritor, poeta y diplomático francés Stéphane Hessel ([1]), son ya dos auténticos “best-sellers” y una referencia para aquellos que quieran reflexionar sobre la injusticia de este mundo. Es más, al movimiento de protesta social que recorre España (y en bastante menor medida otros Estados de Europa) se le ha llamado de los Indignados, refiriéndolo explícitamente al primero de estos libros.
¡Indignaos! es un librito de unas treinta páginas que ha sido traducido a varios idiomas y sin la menor duda su título es en sí mismo un grito de rebelión contra la barbarie de este mundo y coincide perfectamente con el sentimiento generalizado, que crece en las filas de los oprimidos, de que los horrores que arrasan el planeta, desde la miseria a la guerra, se hacen cada vez más insoportables y más indignantes. La “primavera árabe”, en Túnez y en Egipto y el movimiento de los Indignados son una clara expresión de ese sentimiento y del hartazgo.
Stéphane Hessel es un hombre de 93 años que saca todavía fuerzas para gritar su indignación frente a este mundo inicuo. Como tal, no nos puede sino inspirar admiración y provocar simpatía; pero al fin de cuentas ¿por qué tipo de mundo quiere Stéphane Hessel que luchemos?
Desde el comienzo de su libro, Stéphane Hessel hace apología de los principios y valores que llevaron al Consejo Nacional de la Resistencia (CNR) ([2]) a desarrollar, al final de la Segunda Guerra Mundial, un programa económico adecuado a las circunstancias.
A la pregunta “¿siguen estando de actualidad estas medidas?”, Hessel responde: “Por supuesto que las cosas han cambiado en sesenta y cinco años; los retos no son los mismos que conocimos en la época de la Resistencia. El programa que propusimos entonces no se puede aplicar plenamente hoy ni tampoco debemos seguirlo a ciegas. Sin embargo, los valores que planteamos son constantes y debemos adherirnos a ellos. Son los valores de la República y la democracia y creo que debemos juzgar a los sucesivos gobiernos en relación a estos valores. En el programa del Consejo de la Resistencia había contenida una manera de ver las cosas que sigue siendo válida hoy: rechazar la dictadura –el diktat– de la ganancia y el dinero, indignarse contra la coexistencia de la pobreza extrema y la riqueza arrogante, rechazar los sistemas económicos feudales, reafirmar la necesidad de una prensa verdaderamente independiente, garantizar la seguridad social en todas su formas... Muchos de estos valores y adquisiciones que defendimos ayer están hoy en dificultades y corren peligro. Muchas de las medidas que han adoptado los gobiernos recientemente les sorprenden a mis camaradas resistentes, ya que son contrarias a esos valores fundamentales. Creo que hay que indignarse, en particular los jóvenes. Y ¡resistir!” ([3]).
¿A quién hace S. Hessel responsable de esta situación? Dice: “... el poder del dinero, tan combatido por la Resistencia nunca fue tan grande, tan insolente, egoísta, incluso en las más altas esferas del Estado. Los bancos, sucesivamente privatizados, están más preocupados por sus dividendos y por los altos salarios de sus dirigentes que por el interés general. La brecha entre los ricos y los pobres nunca ha sido tan abismal; y la carrera tras el dinero jamás tan feroz, tan competitiva” ([4]).
Para Hessel, la democracia debe guiar la acción de los dirigentes; una democracia preocupada por el interés general frente al egoísmo de los financieros y otros banqueros: “los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no deben abandonar, ni dejarse impresionar por la actual dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia” ([5]). He aquí el sacrosanto interés general que uniría a los políticos, a los patrones de la industria codo con codo con los trabajadores, desempleados, estudiantes, jubilados, los precarios... En otras palabras, la democracia de Stéphane Hessel es el mito, la estafa, que iguala a explotadores y explotados que tendrían los mismos “derechos y deberes” y los mismos intereses democráticos, en tanto que ciudadanos, frente a la dictadura de los financieros. ¿Para alcanzar qué y cómo? Hessel nos sugiere: “Confiamos en que reflexionando, escribiendo, participando democráticamente en la elección de los gobernantes es como se puede hacer hoy evolucionar de manera inteligente las cosas... en fin, por medio de acciones a muy largo plazo” ([6]). Y ¿qué campo propone Hessel que hemos de defender? “Siempre me he considerado socialista; es decir, en el sentido que yo doy a este término, consciente de la injusticia social. Pero los socialistas deben ser estimulados. Espero ver surgir una izquierda valiente, contestataria si es necesario, que pueda hacerse fuerte y defender una visión y una concepción coherente de las libertades de los ciudadanos; además, me parece importante que haya Verdes en las instituciones, para que se extienda la idea de preservar el planeta” ([7]). Finalmente, para Hessel nuestra indignación debe conducir a una consigna ya conocida, el famoso “Hay que ir a votar”... por un nuevo programa alternativo (que será objeto de una nueva publicación) inspirado en el CNR, que reúna a toda clase de elementos, desde los de la izquierda radical a los de “otro mundo es posible” pasando por los sindicalistas; en fin, a partidos y organizaciones que asumen como suyo el interés general.
Afortunadamente estos millones de jóvenes han tenido la oportunidad de ver a los gobiernos Socialistas de sus respectivos países manos a la obra; han podido ver qué medidas drásticas de austeridad eran capaces de adoptar los partidos socialistas, de forma totalmente democrática (lo mismo que en Grecia); han probado en sus carnes las porras de la policía ¡del muy democrático Gobierno socialista de Zapatero!...
Sin embargo, Hessel persiste en su apoyo a estos partidos, declarando: “¿Cuál es la tarea que deben imponerse los miembros de la generación más joven? Tomarse en serio los valores sobre los cuales basan su confianza o desconfianza en quienes los gobiernan, este es el principio de la democracia, con el que podemos influir en quienes toman las decisiones” ([8]).
¿Qué influencia puede tener esta joven generación en los Estados democráticos que le imponen tanta miseria? Puede sustituir a un ministro cuya impopularidad es escandalosa... ¿y después qué pasa? ¿Habrá un cambio real? ¡No, ninguno! En todos los países, sean los gobiernos de derechas o de izquierdas (o de extrema izquierda, como en América Latina), la brecha es cada vez más profunda entre la gran mayoría de la población que padece un deterioro generalizado de las condiciones de vida y el poder democrático del Estado burgués, que preconiza duras políticas de austeridad con las que evitar la quiebra económica. No puede ser de otra manera: ¡Detrás de la máscara democrática del Estado se oculta siempre la dictadura del Capital!
“Mi generación ha contraído una verdadera alergia a la idea de la revolución mundial. En parte porque hemos nacido con ella. En mí caso –nací en 1917, año de la Revolución Rusa– es una característica de mi personalidad. Siempre he tenido la impresión, tal vez injusta, que no es mediante la acción violenta, revolucionaria, cómo se puede derrocar a las instituciones existentes ni cómo se puede hacer avanzar la historia.” ([9]) Hessel sigue en sus trece: “En todas las sociedades existe una violencia latente que es capaz de expresarse sin restricciones. Lo hemos conocido con las luchas de liberación colonial. Debemos ser conscientes de que las revueltas, las de los trabajadores por ejemplo, siguen siendo posibles pero es poco probable que resurjan dada la forma en que la economía se ha desarrollado y globalizado. El biotipo Germinal ha quedado ya superado” ([10]). Este es el llamamiento que hace Hessel a la generación más joven: ¡Quitaos de la cabeza cualquier idea de una revolución mundial, la idea de la lucha de clases! ¡Eso está anticuado! En lugar de eso, tratad de mejorar el funcionamiento de este sistema. ¿Cómo? Aquí es donde Hessel dice tener una idea “brillante e innovadora” obviando que ha sido pregonada, una y mil veces, por toda la izquierda desde hace un siglo: la creación de un Consejo de Seguridad Económico y Social, que reúna a los estados más poderosos del mundo; una especie de gobierno mundial. Este organismo mundial tendría como objetivo regular la economía. Y según Hessel esto es lo que evitaría las crisis el ejercer un control eficaz sobre todas las grandes instituciones financieras, ansiosas de ganancias y poder. Simplemente, recordemos que la Sociedad de Naciones (SDN), que más tarde se convirtió en Naciones Unidas (ONU), fue creada tras la Primera Guerra Mundial siguiendo un razonamiento formal casi idéntico al de este ideólogo: impedir el retorno de la guerra por medio de una organización internacional que conciliase los intereses de las naciones. ¿Cuál fue el resultado? ¡La Segunda Guerra Mundial y... 14 días de paz en el mundo desde 1950! De hecho, este mundo está dividido en naciones capitalistas que compiten entre sí; que libran una guerra económica sin concesiones y, cuando es necesario, a punta de pistola. Todos los “gobiernos mundiales” que existen (OMC, FMI, ONU, OTAN...) son refugio de granujas en el que los Estados prosiguen su lucha sin cuartel. Pero admitir esto significaría reconocer lo que quiere eludir a toda costa Stéphane Hessel: ¡la necesidad de un nuevo sistema mundial y por lo tanto una revolución internacional!
“La historia está hecha de conflictos sucesivos y hay que contar con los retos que plantean. Las sociedades progresan con la historia y al final el hombre alcanzará su plena libertad; es el Estado democrático en su forma ideal”, nos dice Hessel en ¡Indignaos!. Sí, es cierto, la humanidad se encuentra ante un reto: encontrar la solución a todos los males o desaparecer. En el núcleo de este dilema: la necesidad de transformar la sociedad. Pero ¿qué transformación se necesita? ¿Es posible reformar el capitalismo o hay que destruirlo para construir otra sociedad?
La reforma del capitalismo es una ilusión, es someterse a sus leyes, a sus contradicciones que llevan a la humanidad a la miseria, la guerra, el caos, la barbarie... ¿Podemos hacer humano un sistema cuyo único propósito es permitir que una clase acumule riquezas en su provecho a costa del esfuerzo de millones de trabajadores? Cuando la competencia entre capitalistas se agudiza efecto de la crisis económica, es la clase obrera quien paga el precio más alto: el desempleo masivo, la inseguridad generalizada, la sobreexplotación en el lugar de trabajo, salarios más bajos...
Por tanto, para que los seres humanos puedan satisfacer sus necesidades elementales deben construir una sociedad sin clases, sin injusticias ni barbarie guerrera, en la que hayan sido abolidas las fronteras. De alguna manera un objetivo así se va gestando en el movimiento de los Indignados: una perspectiva que se expresa en ayudarse mutuamente, en compartir, en la solidaridad, la dedicación y la acción desinteresada, la alegría de estar juntos... El gran movimiento social que hemos vivido en España no es humo de paja, lo que anuncia son las batallas futuras que se desarrollarán en todo el mundo, las luchas en las que la clase obrera estará movilizada masivamente y arrastrará con ella a las capas oprimidas por este sistema. Luchas que van a afirmarse contra la inhumanidad del capitalismo y de donde emergerá una conciencia más clara de un necesario cambio de sociedad para construir una nueva humanidad.
Antoine, 2/7/2011
[1]) Stéphane Hessel es casi tan conocido en España como en Francia. Vive allí y es amigo de José Luis Sampedro, escritor y economista español y, por encima de todo, iniciador de Democracia Real Ya. José Luis Sampedro ha escrito un folleto inspirado por su alter ego y prologado la edición en español de ¡Indignaos!.
[2]) Para Stéphane Hessel el CNR es la referencia histórica, el ejemplo a seguir. Vamos a volver pronto y con más detalle sobre este tema.
[3]) ¡Indignaos!, p. 15.
[4]) Ídem, p. 11.
[5]) Ídem, p. 12.
[6]) ¡Comprometeos!, p. 16.
[7]) Ídem, p. 43 y 44.
[8]) Ídem, p. 22.
[9]) Ídem, p. 20.
[10]) Ídem, p. 21.
El área de Xintang Zengcheng, en el sur de la provincia china de Guangzhou, produce anualmente 260 millones de pares de jeans (pantalones vaqueros), que son el 60 % de la producción de China y un tercio de la producción mundial que implican más de 60 marcas internacionales. Conocida como la “capital mundial de los jeans” es en algunos aspectos un símbolo del desarrollo económico de China durante los últimos treinta años ([1]).
En junio, las manifestaciones y enfrentamientos con la policía en protestas de miles de trabajadores furiosos por el maltrato y agresión hacia una mujer embarazada de 20 años de edad ([2]), apuntan a la realidad que viven los trabajadores en el corazón de un “milagro económico” ([3]). Los trabajadores atacaron edificios gubernamentales, volcaron autos policiales y se enfrentaron con la policía. El Estado chino envió contra los manifestantes 6 000 policías paramilitares con vehículos blindados, desplegando un ataque con gases lacrimógenos contra más de 10 mil trabajadores ([4]).
Después de las huelgas en Honda acontecidas a lo largo del año pasado, la empresa concedió un aumento sustancial de salarios. En vista de estas protestas recientes de los trabajadores, muchos de los cuales eran inmigrantes rurales, el Estado ofreció los derechos de residencia a cualquier persona que identifique a los manifestantes. En las ciudades chinas, aquellos quienes no tienen registro domiciliario no tienen derecho a la salud, la educación y otros beneficios sociales.
Los días de protestas en Zengcheng no son incidentes aislados. Una semana antes “migrantes de Sichuan se enfrentaron con la policía y volcaron coches en Chaozhou, unos 210 kilómetros al este de Guangzhou, después de que un trabajador fuera agredido por el jefe de la fábrica de cerámica donde había trabajado al exigir dos meses de salarios atrasados” (Los Angeles Times 13/6/11) ([5]).
Tal como el Financial Times (17/6/11) lo dijo “A pesar de que manifestaciones similares son relativamente comunes en China, en ambos casos un enfrentamiento entre policías y ciudadanos furiosos devino rápidamente en violencia.” La prensa burguesa ha puesto de relieve el hecho de que los trabajadores migrantes han estado involucrados en estos conflictos. En China hay 153 millones de trabajadores migrantes que viven fuera de sus lugares de origen. Abandonan las zonas rurales para trabajar en obras de construcción, fábricas, restaurantes y nuevos proyectos a medida que aparecen. El sesenta por ciento de ellos son menores de 30 años, y, cuando se les preguntó en las encuestas, los trabajadores más jóvenes son mucho más propensos a decir que iban a participar en acciones colectivas a diferencia de los trabajadores de mayor edad.
Ya se trate de huelgas y otras protestas, la primera reacción del gobierno de China, tanto a nivel local o nacional, es el uso de la fuerza. La supresión puede funcionar por un tiempo. Bloomberg (6/3/11) informó que “China gastó más en su fuerza interna policial que en sus fuerzas armadas en 2010, y planea hacer lo mismo este año, el gobierno desplegó fuerzas de seguridad en todo el país para controlar el creciente malestar social”. Como continúa el artículo “El aumento en el gasto de seguridad pública se presenta al mismo tiempo que los llamados ‘incidentes de masas’, de todo tipo desde huelgas, disturbios y manifestaciones, están en aumento. Hubo por lo menos 180 mil incidentes de este tipo en 2010, el doble que en 2006”, según Sun Liping, un profesor de sociología en la Universidad Tsinghua de Beijing. La preocupación de la clase dirigente china se debe en parte a la proliferación de los “incidentes de masas”, pero también a que “La percepción de que las protestas locales podrían estar ganando una amplia coherencia nacional lo que resulta ser profundamente amenazante para el Partido Comunista Chino” (FT, 19/6/11).
Esto no significa que la burguesía china puede hacer frente a las “causas subyacentes” de los disturbios. ¿Qué se esconde detrás de las protestas y las huelgas?, fundamentalmente, son las condiciones en que trabajan y viven los trabajadores chinos. Sin la imposición de estas condiciones al proletariado el crecimiento económico de China no habría sido posible.
El capitalismo chino no puede ofrecer significativas mejoras materiales a los millones de trabajadores, y por eso corre el riesgo de una “explosión”. Pero sabe que necesita algo más que la represión. Tal como señala el artículo de Bloomberg, “Zhou Yongkang, miembro del Comité Permanente del Politburó del gobernante Partido Comunista que supervisa las fuerzas de seguridad del país, dijo el 21 de febrero en el artículo del Diario Popular, vocero oficial del partido, que el gobierno debe calmar los conflictos y controversias sociales en cuanto estos “germinen”.”
En general la burguesía china carece de medios para resolver los conflictos en sus primeras etapas. Los sindicatos oficiales son inflexibles, se confía muy poco en ellos ya que los trabajadores correctamente los consideran como parte del Estado. Los “sindicatos independientes” han existido a una escala muy limitada. Es interesante, también, tener en cuenta que Dongfan Han, un activista que creó un sindicato durante las protestas de Tiananmen en 1989, está revisando su punto de vista acerca de los sindicatos oficiales.
En The Guardian (26/6/11) un artículo dice que las recientes protestas y demandas por mejores salarios y condiciones muestran que “sin un sindicato que verdaderamente pueda articular estas demandas, los trabajadores no tienen sino la pequeña opción de tomar las calles”. El autor del artículo cree que “esta nueva era de activismo ha forzado al sindicalismo oficial chino, a toda la Federación de Sindicatos Chinos a reexaminar su rol y buscar maneras de convertirse en una organización que realmente represente los intereses de los trabajadores”. La clase gobernante china ciertamente desea que los sindicatos oficiales tengan más influencia en la clase obrera, pero para los trabajadores no hay ninguna forma de organización sindical que pueda responder a sus necesidades.
Para la clase obrera no es una cuestión de intercambiar un tipo de sindicato por otro, sino de encontrar los medios para una acción colectiva más eficaz. El hecho de que las huelgas y manifestaciones tan rápidamente terminan en enfrentamientos con la policía es una pieza de evidencia que demuestra a los trabajadores, en definitiva, la necesidad para sus luchas de crear una fuerza que sea capaz de destruir el Estado capitalista chino.
Car, 1/7/2011
[1]) También es conocida por sus altos índices de contaminación ambiental producida por los desechos de las fábricas de jeans. Los trabajadores de esta zona mueren literalmente sumergidos y envenenados por los desechos de la industria:
www.madeinprc.es/2010/12/la-contaminacion-en-xintang-jeans-capital-of-th... [31]
[2]) La joven era una mujer inmigrante que trabajaba como vendedora ambulante, quien fue arrojada al suelo por los cancerberos a pesar de estar conscientes de su estado grávido.
www.irishtimes.com/newspaper/world/2011/0614/1224298864155.html [32].
[3]) Ver video de la carga policial contra los manifestantes:
[4]) Ver video en el que los habitantes de la ciudad hablan de los hechos, estableciendo parangones con la represión vivida en Medio Oriente, llamando mentiroso al PCCh y ubicando el origen de los choques en la gran pobreza de la población trabajadora:
En Grecia la miseria y la injusticia empiezan a rozar cotas verdaderamente insoportables para los explotados. Los planes de austeridad de una ferocidad brutal se suceden unos a otros cada vez más frecuentemente. Cada nueva tanda de medidas para aplazar, aunque sea provisionalmente, la quiebra del país supone en realidad, más y más sacrificios para toda la población. Pero eso no pone fin al hundimiento de la economía. De ahí que estallen su miseria y su cólera.
Aplastado por el peso de una montaña de deudas, el Estado griego, así como los bancos y las empresas, están al borde la asfixia. Y todas las medidas adoptadas por el gobierno del “socialista” Papandreu para evitar la suspensión de pagos solo sirven para empeorar la situación y adentrarse aún más en un porvenir cada vez más oscuro. Así, para poder obtener de la Unión Europea el dinero necesario para garantizar un mínimo funcionamiento del Estado, el gobierno griego debe inmolar las condiciones de vida y trabajo de la población: reduciendo continuamente las plantillas de funcionarios, recortando todos los salarios, eliminando pensiones de jubilación, subsidios de desempleo, así como otros gastos sociales en sanidad, etc. Pero este tsunami de miseria hunde al país aún más profundamente en la recesión, lo que conlleva... ¡mayor necesidad de endeudamiento! Se trata de un verdadero círculo vicioso del que Grecia no podrá escaparse.
La burguesía griega dirige su dedo acusador sobre el FMI, la Unión Europea, las agencias de calificación, Alemania... queriendo hacernos creer que éstos y sólo éstos son los verdaderos responsables de esta desastrosa situación económica. En el resto del mundo tratan de convencernos de lo contrario: que Grecia estaría en una situación “excepcional” y “particular”, debida a la falta de rigor de sus dirigentes, a la corrupción generalizada en la sociedad helénica (se presenta el fraude fiscal como un auténtico deporte nacional), incluso a la pereza de los trabajadores griegos (tal y como declaró a mediados de junio la canciller Angela Merkel). Esta propaganda nauseabunda y falsaria ha tenido, sin embargo, cierto impacto que se ha traducido en una exacerbación del nacionalismo, tanto en las manifestaciones de Atenas en las que ondeaban banderas nacionales griegas y en las que se coreaban consignas “FMI go home” o “Alemania go home”, o en Alemania donde se desliza la idea de “¿por qué hemos de pagar nosotros lo que han ocasionado los griegos?”.
En resumidas cuentas: la burguesía quiere enfrentar a unos explotados contra otros.
Pero Grecia simboliza en realidad la quiebra histórica del capitalismo. En el terreno económico, señala el camino que aguarda una tras otra a las distintas economías nacionales: Portugal, Irlanda, España, etc.
Pero si bien el nacionalismo es un veneno que afecta hoy en gran medida a los trabajadores en Grecia, no es menos cierto que, en los movimientos de protesta que se están desarrollando, aparecen también líneas de fuerza.
En particular entre los jóvenes precarizados se ha sabido levantar la vista más allá de las fronteras nacionales para inspirarse en el movimiento de los “indignados” de España. Y así, desde finales de mayo, y en la plaza Syntagma de Atenas, miles de Aganaktismeni (palabra griega que significa tanto indignación como cólera ([1])) han comenzado a reunirse para debatir y construir colectivamente la lucha. Como en España, este movimiento también está muy marcado por una enorme desconfianza hacia los partidos (sobre todo en el Partido Socialista que, aquí también, detenta el poder), y en los Sindicatos (en particular al GSEE, el principal sindicato del país, al que muchos denuncian como agente de la burguesía). La similitud entre la reflexión que está teniendo lugar entre los jóvenes precarizados que viven en España y los de Grecia es asombrosa. El pasado 25 de Mayo, en la mencionada Plaza Syntagma, tuvo lugar una asamblea de más de 3 horas de duración, en la que más de 83 personas tomaron la palabra. Algunas de estas intervenciones han destacado la importancia de la auto-organización de la clase obrera y la necesidad de una lucha revolucionaria. Esta reflexión aunque, por el momento, sea expresada únicamente por una ínfima minoría es, sin embargo, muy significativa. El simple hecho de que algunos postulen públicamente una revolución es indicativo de un cambio en el clima social, ya que sienten que están proclamando alto y claro lo que muchos están pensando de forma más o menos difusa o tímida. Por otra parte, en todas las asambleas de Indignados en Europa, tanto en Grecia como en España, en Francia o en Inglaterra, esas intervenciones a favor de la auto-organización de las masas y de la abolición del capitalismo son, a menudo, de las más aplaudidas.
Así pues Grecia no es, en absoluto, un caso aparte. La crisis que la devasta es la misma que sacude a todo el sistema capitalista mundial. Y la lucha que se desarrolla contra sus efectos es un eslabón más de la cadena del combate internacional de la clase obrera.
Laurence, 1/7/2011
[1]) Una cólera creciente pues a la miseria se le suma una represión feroz y sanguinaria.
La dictadura del capital cambia de máscara
Este 28 de julio asumió la jefatura del Estado peruano Ollanta Humala, líder de la alianza “Gana Perú” (apoyada por el expresidente Toledo y el “premio Nobel” Vargas Llosa). ¿Se abre una esperanza, los explotados de Perú cambiarán su destino con Ollanta? o ¿será “pan con lo mismo”?
Tinta corre a raudales para tratar de machacarnos la noble idea de un coronel retirado que, por medio de un misticismo propio del esoterismo, de dio cuenta que el camino al poder no son los golpes de Estado como el que Ollanta organizó contra Alberto Fujimori en el 2000 sino la democracia, las urnas electorales. La trayectoria personal de este exmilitar se basa en su educación en la Escuela de la Américas, bastión de los USA para la lucha contrainsurgente en este continente durante la “guerra fría”, combatió a la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso por ejemplo. Hay una tenebrosa historia de Ollanta (“Comandante Carlos”) en la “guerra sucia” en Perú pues a pesar del fracasado golpe de Estado a Fujimori, fue mandado como agregado militar a Corea y Francia, en el 2004 dice “adiós a las armas” y decide “tomar la vía política” fundando un nuevo partido. En 2006 intentó llegar al poder compitiendo con Alan García… tuvo que esperar 6 años más.
A pesar de lo que se dice sobre lo “acertado” de su decisión de adoptar la “vía política y pacífica”, el ser un gobernante militar o civil no ha representado nunca un cuestionamiento del trabajo asalariado. Lo podemos ver desde Pinochet, Getulio Vargas, Videla, Strosner, etc., hasta el bolivariano de Hugo Chávez pasando por el aprista Alan García o el indigenista de Toledo, todos sin excepción defienden esta sociedad basada en la explotación del trabajo asalariado, todos protegen a los capitalistas y están listos para aplastar cualquier movimiento que intente rebelarse contra la opresión.
La estructura militar, el ejército y sus jerarquías, forman parte completa del estado capitalista. Su función es “mantener la paz social” y “defender la patria ante las amenazas extranjeras”. ¿Qué es la paz social bajo el capitalismo?...que el capital siga explotando en paz y sin disturbios a los trabajadores, la defensa de la “paz social” es la defensa del actual estado de cosas, es decir, la defensa de esta sociedad de explotación. Las “amenazas extranjeras” no es otra cosa que las pugnas entre burguesías nacionales donde la clase obrera no tiene nada por ganar y sí todo por perder. Es por ello que es falso equiparar una dictadura a un gobierno militar y la democracia a un gobierno civil. Es un lugar común decir que cuando hay un gobierno militar “no hay democracia”, por tanto, estaríamos diciendo que los gobiernos civiles serían sinónimo de “libertad”. Lo cierto es que ambos son expresión de la misma sociedad, ambos son dos caras de una misma moneda. La única diferencia sería que los militares imponen por la fuerza su poder mientras que un triunfo electoral esconde su imposición detrás de una supuesta “voluntad popular”. Que un militar aplaste una protesta desde su tanqueta o que encuadre las ilusiones de los explotados creando un nuevo partido para el capital cumple una función valiosa. Si bien Ollanta Humala dejó las armas para fundar un partido que hoy lo llevó al poder en el marco de una alianza eso no significa que ahora, ni mucho menos, defenderá a los explotados contra la sed de ganancia de los capitalistas.
Las campañas alrededor de las elecciones nos presentan a la izquierda del capital como una opción mejor o “menos mala” que la derecha. La función social de la izquierda es presentarse como los defensores de los pobres, como los defiende obreros y los partidarios del “enfoque social” de todos los programas de gobierno. Sin embargo, una vez en el poder deben llevar a cabo las mismas medidas contra los trabajadores como bien lo hemos podido constatar con los socialistas en España, en Gracia o los demócratas en EUA. Si volteamos a ver nuestro continente veremos rápidamente que las cosas no son diferentes. Bajo esta sociedad capitalista cuando un país presume de crecimiento y desarrollo no nos dicen que eso siempre es a costa de un empobrecimiento y explotación mayores de los trabajadores, el Brasil de Lula está ahí para confirmarlo. El “bolivariano” Chávez, el más cercano a la “revolución cubana de Fidel castro”, parece ver desinflarse sus ínfulas de bienestar a una población sometida a la mayor inflación del continente; el Ecuador de Correa, Uruguay, el sandinista Daniel Ortega en Nicaragua, etc., caso por caso nos encontramos con una situación de miseria creciente. México y Colombia estarían derechizados y sería “normal” que decidan a favor de los ricos… ¡menuda ironía para engañarnos a todos! Tanto unos como otros no están del lado de los explotados, todos los Estados son Estados capitalistas, defienden las ganancias de los empresarios y legislan y trabajan para someter y engañar a los trabajadores. La democracia no es neutral, es el engaño más colosal que permite que el capitalismo siga explotando y oprimiendo hasta la indecible a la clase trabajadora bajo la cobertura de procesos electorales que supuestamente recogerían la voluntad popular para perpetuar hasta el infinito este sistema inmundo.
El caso de Ollanta Humala es significativo, su discurso de 2006, cuando perdió con Alan García, era un discurso al puro rancio estilo del bolivarismo, del “antiimperialismo yanqui”, de las camisas rojas, de los ataques a la “economía de mercado”, de la beligerancia contra los vecinos (Chile)… ¡Ese Ollanta cambió! Hoy la ONG Transparencia lo pone como un hombre que busca “la unión, el progreso, la justicia, la redistribución del ingreso”; el mismo Ollanta declaró que “emplearemos los mecanismos propios del TLC para defender los intereses nacionales”… ¡lejos estamos de los ataques de Ollanta contra los socios de Washington! La alianza de Ollanta Humala se emparenta más con los proyectos de Brasil y Uruguay que con los de Hugo Chávez o Correa. No es casual que hoy, a diferencia del 2006, los asesores de Ollanta vengan directamente del PT brasileño, es decir, de un “modelo exitoso” de la gestión de la economía… la camisa roja se convirtió en traje de saco y corbata, juró sobre la Biblia defender la Constitución y la democracia. En su “Hoja de ruta” promete Humala “mantener la apertura económica y resguardar la estabilidad macroeconómica”, el mismo Ollanta aseguró, después de la primera vuelta, “continuar con el rumbo económico de Toledo y Alan García”. El “primer gobierno de izquierda en Perú” está a todas luces prometiendo continuar trabajando por mejorar la economía capitalista, es decir, “Gana Perú” va a tratar de mejorar esta sociedad basada en la explotación y la ganancia. Sería una ilusión terrible el suponer que un día los capitalistas compartirían sus ganancias con los trabajadores… Esta fracción de la burguesía que asciende al poder en Perú muy pronto demostrará que se debe al capital contra los trabajadores, a pesar de su lenguaje engañabobos tan característico de la izquierda burguesa.
Muchos periodistas hablan de una “pérdida de memoria” de la sociedad peruana al comparar al Ollanta Humala del 2006 y al del 2011, su plataforma ultranacionalista a la Hugo Chávez cambió por una de “centro izquierda” sin explicación pública alguna. En realidad, de nuevo, buscan descargar en las espaldas de las masas trabajadoras la “culpa” pues si las cosas van mal (lo que no puede ser de otra forma para los explotados) la clase obrera tendrá que aguantarse pues su voto fue, al final de cuentas , lo que encumbró al gobernante en turno. Lo que nunca dirán es que los mecanismos estatales de la democracia electoral y representativa están tras la inducción del voto masivo hacia tal o cual opción que el mismo Estado ofrece glorificando a uno y satanizando a otro, como acaba de pasar efectivamente en Perú donde la otra candidata fuerte Keiko Fujimori (hija del expresidente Alberto Fujimori) fue presentada como lo peor del pasado corrupto del país frente a la opción “menos mala” (el mismo cuento) del indígena Ollanta Humala, una caracterización que usa mucho la burguesía para ganar adeptos aprovechando la carga histórica que tiene el indigenismo en esta región.
Nos han hecho creer, y es justamente el trabajo del mito de la democracia, que no tenemos más remedio que elegir a alguien que imponen los grupos de la burguesía cada seis o cuatro años, dependiendo de los plazos. Toda nuestra libertad se reduce a eso, a hacernos elegir a nuestros verdugos por medio de una papeleta electoral y eso después nos los restriegan en la cara como una “voluntad de todos, de las mayorías”. La democracia culpabiliza a todo mundo, a los que ganaron porque ganaron y no hicieron lo correcto, a los que no votaron por fulano por no haberlo hecho, a los que se abstuvieron por haber “regalado su decisión a otros”… en fin, la democracia es la expresión pura de personas aisladas, atomizadas y bajo la ilusión de que deciden su destino cuando en realidad solo estamos legitimando a los futuros explotadores.
Es por ello que los trabajadores debemos voltear a otro lado, no a las urnas de la democracia sino a las luchas de nuestros hermanos en otras partes del mundo. Las luchas desarrolladas en diversas partes del mundo como en el norte de África, Grecia, Inglaterra, Francia o España son la perspectiva a seguir, rebelarse contra las condiciones inhumanas existentes pasa por rechazar los “medios” que la burguesía nos ofrece, pasa por rechazar sus cantos de sirena y desarrollar medios propios como las asambleas generales done todos podemos discutir, hablar, decir lo que sentimos, pensar juntos en cómo cambiar el mundo, eso es altamente peligroso y opuesto a una urna electoral donde estamos divididos y contrapuestos los unos contra los otros. Por ello, el camino es la lucha de clases. “La crisis va a seguir atacando cada vez más cruelmente a la clase obrera mundial. Sean cuales sean las trampas de la burguesía, sean cuales sean las vacilaciones que tendrá frente a la inmensidad de la tarea que ha de cumplir, el proletariado será llevado a luchar de forma siempre más masiva y consciente. Toca a los revolucionarios tomar todo su lugar en esos combates que se anuncian para que el proletariado logre cumplir con la tarea que la historia le ha confiado: el derrocamiento del capitalismo y su barbarie, la edificación de la sociedad comunista, la salida de la humanidad del reino de la necesidad para entrar al de la libertad” (Resolución sobre la Situación Internacional, XIX Congreso de la CCI).
Marsan, 16/8/11
Hace 140 años, con la matanza de más de 20 mil trabajadores durante la Semana Sangrienta, la burguesía ponía fin a la primera gran experiencia revolucionaria del proletariado. Con la Comuna de París, era la primera vez que la clase obrera se manifestaba con tal fuerza sobre la escena de la historia. Por primera vez mostraba su capacidad de afirmarse como la única clase revolucionaria de la sociedad. La formidable experiencia de la Comuna de París está allí para testificar que, a pesar de la falta de madurez de las condiciones históricas de la revolución mundial, el proletariado se mostraba ya en 1871 como la única fuerza capaz de poner en tela de juicio el orden capitalista.
Tras la guerra de 1870 entre Prusia y Francia, la Comuna de París se constituye siete meses después de la derrota de Luis Napoleón Bonaparte en Sedán. El 4 de septiembre de 1870, el proletariado parisino se subleva contra las condiciones de pobreza impuestas por la aventura militar de Bonaparte. La república se proclama mientras las tropas de Bismarck están a las puertas de París. La Guardia Nacional, compuesta originalmente por tropas pequeño burguesas, ahora asegurará la defensa de la capital contra el enemigo prusiano. Los trabajadores, que empiezan a sufrir hambre, se enrolan en masa y pronto constituirán el grueso de sus tropas. Pero, al contrario de las mentiras de la burguesía que quiere hacernos ver en este episodio la resistencia del “pueblo” de París contra los invasores prusianos, muy rápidamente, esta lucha por la defensa de París asediado dará lugar a la explosión de antagonismos irreconciliables entre las dos clases fundamentales de la sociedad, el proletariado y la burguesía. De hecho, después de 131 días de asedio de la capital, el Gobierno capituló y firmó un armisticio con el ejército prusiano. Al final de las hostilidades con Bismarck, Thiers, nuevo jefe del gobierno republicano, comprende que debe desarmar inmediatamente al proletariado parisino porque constituye una amenaza para la clase dominante. El 18 de marzo de 1871 Thiers intentará utilizar la astucia para lograr sus fines: con el pretexto de que las armas son propiedad del Estado, envía tropas a robar la artillería de la Guardia Nacional, conformada por más de 200 cañones, que los trabajadores habían escondido en Montmartre y Belleville ([1]). Pero esta tentativa fracasa gracias a la feroz resistencia de los trabajadores y el movimiento de fraternización entre los soldados y la población parisina. Es el fracaso de este intento de desarme de la capital lo que prende fuego a la pólvora y desencadena la guerra civil entre los trabajadores parisinos y el gobierno burgués refugiado en Versalles. El 18 de marzo, el Comité central de la Guardia Nacional, que asumía provisionalmente el poder, declara: “Los proletarios de la capital, en medio de los fracasos y traiciones de la clase gobernante, han entendido que ha llegado el momento para ellos de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos. (...) El proletariado ha entendido que era su deber ineludible y su derecho absoluto tomar en sus manos sus destinos y para asegurar el triunfo asume el poder.” El mismo día anuncia la celebración inmediata de elecciones por sufragio universal. La Comuna, elegida el 26 de marzo y compuesta por delegados de los diferentes distritos, será proclamada dos días más tarde. Varias tendencias estarán representadas en su seno: la mayoría, donde dominan los blanquistas y la minoría, cuyos miembros son sobre todo socialistas proudhonianos pertenecientes a la Asociación Internacional de Trabajadores (la Primera Internacional). Inmediatamente, el Gobierno de Versalles toma represalias para retomar París ahora en manos de la clase trabajadora, esa “vil chusma”, según términos de Thiers: el bombardeo de la capital, que denunciara la burguesía francesa cuando éstos eran obra del ejército prusiano, no cesaron durante los dos meses que durará la Comuna. Así, lejos de haber sido un movimiento por la defensa de la patria contra el enemigo exterior, realmente fue para defenderse contra el enemigo interior, contra “su” propia burguesía representada por el gobierno de Versalles, que el proletariado de París se negó a entregar las armas a sus explotadores e instaura la Comuna.
La burguesía siempre ha tenido necesidad, tergiversando la historia, de apoyarse en apariencias para destilar las peores mentiras. Por lo tanto, basándose en el hecho de que la Comuna se reclamaba realmente de los principios de la revolución burguesa de 1789 siempre ha tratado de degradar esta experiencia revolucionaria del proletariado al nivel de una vulgar lucha por libertades republicanas, por la democracia burguesa, contra las tropas monárquicas detrás de las cuales estaba alineada la burguesía francesa. Pero no fue en la vestimenta con la que se había cubierto la joven clase trabajadora de 1871 donde estaba el verdadero espíritu de la Comuna. Es lo que ya portaba como perspectiva para el futuro lo que hace de este movimiento un paso de gran importancia en la lucha del proletariado mundial por su emancipación. Fue la primera vez en la historia que, en una capital, el poder oficial de la burguesía había sido derribado. Y esta lucha gigantesca fue obra del proletariado, de un proletariado sin duda todavía muy poco desarrollado, apenas recién salido del artesanado, cargando todavía con el peso de la pequeña burguesía y con múltiples ilusiones emanadas de la revolución burguesa de 1789. Pero fue esta clase, y no otra, la que había sido el motor y el elemento dinámico de la Comuna. Así, mientras que la revolución proletaria mundial todavía no estaba al orden del día (debido tanto a la inmadurez de la clase obrera como a una situación donde el capitalismo aún no había agotado todas sus capacidades para desarrollar las fuerzas productivas en el mundo), la Comuna anunciaba ya con nitidez la dirección en la cual debían comprometerse los futuros combates proletarios.
Y si la Comuna ha podido retomar por su propia cuenta los principios de la revolución burguesa de 1789 no es, sin duda, para darle el mismo contenido. Para la burguesía, “libertad” significa libertad de comercio y de explotar el trabajo asalariado; “la igualdad” no es otra cosa sino la igualdad jurídica entre capitalista y contra los privilegios de la nobleza; la “fraternidad” es interpretada como la armonía entre el capital y el trabajo, es decir, la sumisión de los explotados a sus explotadores. Para los trabajadores de la Comuna, “Libertad, igualdad, fraternidad” significaba la abolición de la esclavitud asalariada, de la explotación del hombre por el hombre, de la sociedad dividida en clases. Así, dos días después de su proclamación, la Comuna afirma su poder arremetiendo inmediatamente el aparato de Estado a través de la adopción de una serie de medidas políticas: eliminación de la policía, del ejército permanente y del servicio militar obligatorio (la única fuerza armada reconocida era la Guardia Nacional), la eliminación de todas las administraciones del Estado, confiscación de bienes del clero, declarados propiedad pública, destrucción de la guillotina, escuela gratuita y obligatoria, etc., sin contar las diferentes medidas simbólicas tales como la demolición de la columna de Vendôme, emblema de chauvinismo de la clase dominante erigida por Napoleón. El mismo día, la Comuna afirma su carácter proletario declarando que “la bandera de la Comuna ([2]) es la de la República Universal”. Este principio del internacionalismo proletario se muestra claramente por el hecho de que los extranjeros elegidos a la Comuna (tales como el polaco Dombrowski, responsable de la defensa y el húngaro Frankel, encargado del trabajo) serán confirmados en sus funciones.
Y entre todas estas medidas políticas, hay una que viene particularmente a desmentir la idea según la cual el proletariado parisino se habría sublevado para la defensa de la República de democrática: la revocabilidad permanente de los miembros de la Comuna, responsables ante la asambleas que los habían elegido. Así, antes de surgir con la revolución rusa de 1905, los consejos de los trabajadores, esa “forma que finalmente encontró la dictadura del proletariado”, como dijo Lenin, este principio de la revocabilidad de los cargos que se dio el proletariado para la asunción del poder confirma una vez más la naturaleza proletaria de la Comuna. En efecto, mientras que la dictadura burguesa, cuyo gobierno “democrático” es la variante más perniciosa, concentra todo el poder del Estado de la clase explotadora en manos de una minoría para oprimir y explotar a la inmensa mayoría de los productores, el principio de la revocabilidad permanente es la condición para que ninguna instancia de poder se imponga por encima de la sociedad. Y precisamente porque las medidas políticas adoptadas por la Comuna reflejaban claramente el carácter proletario de este movimiento que las medidas económicas, aunque limitadas, podrían ir en el sentido de la defensa de los intereses de la clase obrera: alquiler gratuito, abolición del trabajo nocturno para ciertas empresas como la de panaderos, abolición de las multas patronales y reducciones a los salarios, reapertura y gestión por parte de los propios trabajadores de los talleres cerrados, remuneración a los miembros de la Comuna equivalente al salario del obrero, etc..
Por lo tanto, es evidente que este modo de organización de la vida social no iba en la dirección de la “democratización” del Estado burgués, sino de su destrucción. Es esta enseñanza fundamental la que legó la experiencia de la Comuna para todo el movimiento obrero del futuro. Esta es la lección que el proletariado en Rusia, bajo el liderazgo de Lenin y los bolcheviques, iba a implementar de una forma mucho más clara en octubre de 1917. Como Marx señaló ya en 1852 en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “todas las revoluciones políticas hasta el momento no han hecho otra cosa que perfeccionar la máquina del Estado en lugar de romperla.” Aunque todavía las condiciones para el derrocamiento del capitalismo no se hayan reunido, esta última revolución del siglo XIX que fue la Comuna de París, ya anunciaba los movimientos revolucionarios del siglo XX: mostró en la práctica que “la clase obrera no puede simplemente contentarse con tomar tal cual la máquina del Estado y de hacerla funcionar por su propia cuenta. Porque el instrumento político de su sometimiento no puede servir como un instrumento político para su emancipación” (Marx, La guerra civil en Francia).
La clase dominante no puede aceptar que el proletariado se haya atrevido a desafiar su orden. Es por esto que retomando París por medio de las armas, la burguesía se dio como objetivo no sólo el restablecer su poder en la capital, sino especialmente el de infligir un durísimo e inolvidable castigo dentro de las filas obreras para dar una lección final al proletariado. Y la furia que desató en la represión de la Comuna estaba a la altura del miedo que le inspiraba la clase obrera. Desde los primeros días de abril se organiza, para aplastar a la Comuna, la santa alianza entre Thiers y Bismarck, cuyas tropas ocuparon los fuertes del Norte y del este de París. Así, ya en ese momento, la burguesía mostró su habilidad para relegar a segundo plano sus antagonismos nacionales para hacer frente a su enemigo de clase. Esta estrecha colaboración entre el ejército francés y prusiano permitió de entrada el establecimiento de un doble cordón sanitario alrededor de la capital. El 7 de abril, los Versalleses habían capturado los fuertes en el oeste de París. Ante una feroz resistencia de la Guardia Nacional, Thiers obtiene de Bismarck la liberación de 60 mil soldados franceses que había hecho prisioneros en Sedán, lo que dará al Gobierno de Versalles una superioridad decisiva desde principios de mayo. En la primera quincena de mayo el frente sur capituló. El 21, los Versalleses, dirigidos por el General Galliffet, entran en París por el norte y es gracias a una brecha abierta por el ejército prusiano. Es entonces que se va a desatar toda la furia sangrienta de la burguesía. Durante ocho días, los combates hacen estragos en los barrios de la clase obrera; los últimos combatientes de la Comuna caerán como moscas en las colinas de Belleville y Ménilmontant. Pero la represión sangrienta de los comuneros no podía parar allí. Faltaba todavía que la clase dominante pudiera disfrutar de su triunfo desatando su odio vengativo contra un proletariado desarmado y vencido, contra esta “vil chusma” que había tenido la audacia de rebelarse contra su dominación de clase: mientras que las tropas de Bismarck recibieron la orden de no dejar pasar ningún fugitivo, hordas de Galliffet perpetraban masacres masivas de hombres, mujeres y niños indefensos: cientos fueron fríamente asesinados bajo metralla incluso sin previo aviso.
Así terminó la semana sangrienta en una atroz carnicería que sumó más de 20 mil muertos. Luego vinieron las detenciones en masa, las ejecuciones de prisioneros “como escarmiento”, deportaciones a las prisiones en las colonias y varios cientos de niños fueron enviados a las correccionales.
Con el aplastamiento de la Comuna, que condujo a la desaparición de la Primera Internacional después de 1872, la burguesía ha logrado infligir una derrota a los trabajadores del mundo. Y esta derrota fue aplastante especialmente para la clase obrera en Francia, ya que dejó de ser, después de esta tragedia, la vanguardia de la lucha del proletariado mundial, como había sido el caso desde 1830. Esta posición de vanguardia, el proletariado de Francia la reencontrará en ocasión de la masiva huelga de mayo de 1968, que abrirá una nueva perspectiva al afirmar la reanudación histórica de la lucha de clase después de cuarenta años de contrarrevolución.
Avril, 15/5/91
[1]) De hecho, estos cañones habían sido comprados con el dinero de los miembros de la Guardia Nacional.
[2]) El hecho que desde su proclamación la Comuna ondeó sobre París la bandera roja en detrimento de la tricolor, símbolo de la ideología nacionalista de la burguesía, revela el carácter proletario y no patriótico de ese movimiento. Habría que esperar hasta la década de 1930 para que, con la traición de los partidos comunistas, los estalinistas (e incluyendo el PCF) envilecieran la bandera del internacionalismo proletario al asimilarlo con la bandera nacional de la burguesía.
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¡Ocupa Wall
Street!
El propio sistema capitalista es el enemigo
Movilizaciones
en Chile
Qué lecciones ofrecen para la lucha
Cambios de
look de la izquierda burguesa en América Latina
De las camisas rojas a los sacos y corbatas
Reunión
Pública en México D. F.
La clase obrera reflexiona sobre las experiencias y los problemas
de sus hermanos de clase
Para cambiar
la sociedad
¿El Estado democrático es la solución o el problema?
La circunstancias en que los asalariados viven en el capitalismo expone la mayor tragedia que ninguna otra clase explotada haya vivido en la historia, porque en cada jornada que cubre el trabajador deja una proporción de su vida y a cambio recibe un salario que tiene por único objetivo recuperar las fuerzas que le permita retornar al siguiente día a cumplir las mismas rutinarias tareas, y así al reproducir su existencia y la de su descendencia, asegura la reproducción del sistema. Por ello todo trabajador al cumplir su cotidiana jornada pierde su condición humana, pero más grave es su situación cuando se ve desempleado… entonces su existencia y la de su familia se vuelve más frágil porque al no contar ni siquiera con la posibilidad de vender su fuerza de trabajo se le condena a la degradación de su vida y acelera el proceso de su pauperización. La crisis que somete al capitalismo desde fines de los años sesenta, y que se profundiza más en cada recesión, lleva no solo a que el trabajo se vuelva más intenso y al ampliarse los niveles de explotación haga de cada jornada un verdadero infierno, sino además, cada día son lanzados a la calle grandes capas de asalariados.
La recesión que se abrió en diciembre del 2007 y las secuelas que dejó, hacen que las condiciones de vida de los trabajadores continúen empeorando; ejemplo claro del significado de esta degradación se percibe en los despidos masivos presentes en todas las ramas de la economía y por todo el planeta. Las mismas instituciones de la burguesía, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señalan que se tiene en los últimos años los niveles más altos de desempleo, para 2011, informa, se sobrepasan ya los 200 millones de cesantes en el mundo, lo que significa que por cada 7 trabajadores en activo en el planeta hay uno que está sin empleo.
El capitalismo basa su existencia en la explotación del trabajo asalariado por eso cuando el sistema ve atrofiada su capacidad de reproducción, a quien primero golpea son a los trabajadores, reduciendo la plantilla laboral e intensificando la explotación. La existencia misma del capitalismo representa de por sí una carga insoportable, pero cuando la crisis toma una forma profunda y crónica se multiplica por mucho la degradación de vida de los explotados en tanto son obligados al desempleo y a la pauperización… por eso, aunque la burguesía destile palabrería en las que aduce que estos problemas son pasajeros y tendrán solución, la realidad expone que cada día la situación de los explotados es más difícil y que el capitalismo no puede ofrecer sino penurias.
En los años setenta, cuando reapareció la crisis y se extendía por todo el planeta, se decía por los gobiernos que se trataba de un problema coyuntural provocado por el incremento de los precios del petróleo; luego una década después presentaban a la crisis como problemas propios de las economías no industrializadas afectadas por el proteccionismo y bastaba con dirigir las economías al mercado externo y desregular el aparato financiero y todo mejoraría. Sustentados en esa mentira pedían a los trabajadores se sacrificaran estoicamente y esperaran los frutos que esas “milagrosas” medidas traerían para el futuro, pero ha pasado el tiempo esas mejoras nunca llegan… ni llegarán. Un día nos dicen que los causantes de la crisis y de todos los “males económicos” son los altos precios del petróleo, años después dirán que son lo bajo que han caído. En otra ocasión nos dijeron que las presiones recesivas surgieron por la excesiva regulación del sistema financiero y no pasó mucho tiempo para plantear lo contrario y entonces aducir que la crisis fue motivada por la falta de leyes y regulaciones en ese mismo sector. Pero sea cual sea su justificación, los trabajadores son los que han de cargar el peso de la crisis. Marx explicaba adecuadamente que “la razón última de todas las crisis es siempre la pobreza y la capacidad restringida de consumo de las masas” (El Capital, T.III), y eso todos los trabajadores lo sienten al ver que con su salario compra cada vez menos; por ejemplo la investigadora Laura Juárez, analizando lo que sucede con el salario en México, concluye que, entre 1994 y 2011, ha perdido 75.6 % de su capacidad de compra (La Jornada, 18-10-2011). Pero los golpes dirigidos al salario no es una estrategia que la burguesía tiene como exclusiva para los países de la denominada periferia, en los países de Europa los trabajadores ven también aplastado su salario, la misma consigna que los jóvenes asalariados lanzan en las manifestaciones callejeras: “600 euros al mes, ¡eso sí es violencia!”, revela la magnitud de ese problema.
Pero la afectación directa al salario es apenas una de las medidas que la burguesía ha utilizado para cargar los efectos más severos de la crisis sobre las espaldas de los asalariados y buscar con ello un apuntalamiento a sus ganancias. El “ajuste” que hacen de su plantilla y la elevación de las cadencias productivas en cada jornada, aunada con la afectación del salario indirecto representado en los servicios de salud y en las jubilaciones crea todo un escenario imposible de soportar para los explotados... por eso el capitalismo es el reino de la necesidad, no importa si en una país gobierna la izquierda o la derecha, los ataques en contra de los trabajadores en todos lados son los mismos.
Los mecanismos técnicos y legislativos que desde la última década del siglo xx se han venido implementando para crear una “flexibilidad laboral” tenían como objetivo, nos decían, crear una “cultura laboral” que mejorara la producción y ampliara las posibilidades de empleo. Todas esas medidas que se implementaron en todas las ramas de la economía solo trajeron aumento de la intensidad de las jornadas y con ello la ampliación de los niveles de explotación. Con estas medidas se aseguraba que mejorarían las condiciones de los capitalistas y entonces trasladarían los beneficios obtenidos hacia la creación de empleos con mejores salarios, lo cual, por supuesto, nunca llegó… de forma opuesta a lo prometido la crisis se agudizó y trajo con sigo más desempleo y mayor pauperización de todos los explotados. Y de nuevo la burguesía repite otra vez su discurso promoviendo profundizar la “flexibilidad laboral”, para ahora sí, nos aseguran, poder ampliar la inversión, el empleo y los salarios; aduciendo además que si antes no tuvieron todo el efecto prometido se debió a que quedó inconclusa y dejó aspectos creadores de “costos para los empresarios”, como los que impiden despedir fácilmente a un trabajador.
Economías como las europeas que no hace mucho, con la formación de la zona euro, eran presentadas como ejemplo vivo de las “grandes capacidades del capitalismo”, hoy exponen lo que realmente ofrece el capitalismo: explotación y miseria. Si se busca evidencia, basta ver el desempleo que se vive en esos países industrializados: Alemania con una tasa del 7.4 %, España del 20.4 %, Grecia del 15 %. No obstante que estas cifras son altísimas hay que considerar que el método para cuantificar a los desempleados expone de por sí trucos que provienen de su propósito de bajar las magnitudes, pero sobre todo de su visión mistificada de la realidad. Solo para mostrar un poco de esto tomemos el caso de lo EUA que tienen una tasa oficial de desempleo de 9.8 %, pero si se considera a aquéllos que no reciben más el pago por desempleo porque ha pasado el tiempo y no han conseguido vender su fuerza de trabajo, o a los que han trabajado al año dos semanas y por ese motivo oficialmente no son considerados como cesantes, entonces la tasa de desempleo se eleva a cerca del 20 %. Algo similar ocurre con las cifras para México en donde la tasa oficial de desempleo abierto presenta un nivel de 5.79 %, lo cual esconde la precariedad de los asalariados y que queda expuesto en cierta medida si cruzamos ese dato con lo que el sindicato patronal, CONCANACO, presenta; nos dice que del total de la Población Económicamente Activa (PEA, es decir las personas que entre 12 y 65 años que tienen empleo o que no teniéndolo están buscando o a la espera de alguno) el 48 % labora en condiciones desfavorables, dentro de lo que denominan el sector informal.
La expansión del capitalismo en el siglo xix creaba una “masa excedentaria de trabajadores” (que Marx definió como Ejército industrial de reserva) que estaba asociado con la ampliación de la acumulación, de manera que aún cuando había una expulsión del trabajo vivo por efecto del dominio de la maquinización activa de la producción, el capitalismo con su crecimiento y expansión, engendraba a la clase proletaria, lo que significa que imponía (y ampliaba) como condición productiva al trabajado asalariado.
Pero la expulsión creciente del trabajo asalariado del proceso productivo es una muestra evidente de la aberración que constituye el capitalismo y de su quiebra como sistema.
La profundidad de la crisis ha conducido a que los ataques se acrecienten y que la precarización de la vida de los explotados se magnifique, pero no nos quedemos –como decía Marx– en la “ilusión que no permite ver en la miseria nada más que la miseria”. El desempleo, la pauperización y las penurias en general que el capitalismo viene ahondando entre los proletarios deben de ser elementos que permitan echar a andar la reflexión sobre lo que significa el capitalismo, pero ante todo sobre la necesidad que existe de la unidad de las fuerzas de todos los explotados que están sufriendo esta realidad basada en la existencia de este sistema de explotación del trabajo asalariado.
El capitalismo no puede ofrecer ninguna mejora a los trabajadores, ninguna promesa de redención puede ser cumplida por los gobiernos (ya sean de derecha o de izquierda), los trabajadores deben de reflexionar sobre ello, pero además deben de tomar en consideración que ante las agresiones que reciben de forma cotidiana no cuentan con más armas que su capacidad de reflexión colectiva que permita fortalecer su conciencia, pero también deben de recuperar la confianza en sus fuerzas y reconocer la capacidad que tienen sus movilizaciones cuando son masivas y sustentadas en la unidad y solidaridad. Ningún partido de los que nos llaman a votar, ningún sindicato nos ayudarán o acompañarán al combate, no contamos con ellos, son armas de la clase dominante… solo contamos con nuestras propias fuerzas.
Tatlin (octubre 2011)
Ya sea en México o en el resto de América Latina, las personas comentan en cualquier lugar y en todo momento lo insoportable en que se ha convertido su vida y la de sus familias debido a la inseguridad en que se vive por la explosión generalizada y sin freno de la delincuencia tanto la llamada organizada como aquella considerada menor a cargo de pandillas o grupos dedicados también al robo y aunque sin aparentes ligas con aquél aprovechan la cobertura para incrementar sus actividades. Los asaltos perpetrados cada vez con más violencia y saña se suceden tanto en las calles como en el transporte público, como en los hogares, etc., sumiendo en una pesadilla angustiante sobre todo a las familias de los trabajadores que se encuentran sobre manera expuestas debido a sus condiciones de vida y de trabajo. Además, son ellos los que sufren cotidianamente los abusos de las policías de los diferentes niveles de gobierno y del ejército, los cuales se justifican con la “batalla contra la delincuencia”.
Ya es del dominio público el que la llamada delincuencia organizada es un producto orgánico del propio Estado capitalista como lo ejemplifica el negocio del narcotráfico que abarca ya una gran variedad de rubros ampliamente redituables aparte del tráfico de drogas (secuestros, trata de personas, piratería…) y que está directamente conectado con las estructuras de la clase dominante (el incendio del casino Royal en Monterrey lo ha probado por enésima vez). Sin embargo, a pesar de que esta certeza es ya vox populi todavía existe la peligrosa ilusión de que no es todo el aparato el implicado y que todavía quedan personas buenas y honestas.
Esta situación de caos debe entenderse en el marco de la degradación acelerada producida por el fenómeno de la descomposición social generalizada del capitalismo que desde hace ya más de un cuarto de siglo ha venido pudriendo los mínimos fundamentos de las relaciones humanas. En este caso, “el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana, en la que se han ido metiendo cada día más y más niños, los cuales acaban siendo víctimas de la prostitución (…) la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez más la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio (…) Estas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no solo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria” (“Tesis sobre la descomposición: fase última de la decadencia capitalista”, Revista Internacional No. 62).
Esta situación irracional de la cual es responsable este sistema de explotación se ha convertido en un verdadero peligro para el proletariado pues a la incertidumbre en que vive por la espantosa inseguridad económica que lo condena a soportar salarios de hambre, un creciente desempleo y, en general, una miseria horrorosa, el capitalismo suma una degradación inédita de sus condiciones de vida al grado de amenazar su vida misma y la de sus familias. La situación ha llegado al grado de que sectores enteros de la clase trabajadora están siendo extorsionados, bajo amenazas de muerte, para pagar una gran parte de sus raquíticos salarios a cambio de no asesinarlos a ellos o a sus familiares.
Esto se está convirtiendo en un desafío para los trabajadores que ya han empezado a enarbolar como demanda condiciones mínimas de seguridad y hasta de supervivencia física en el empleo, diferenciándose desde el principio de aquellas exigencias de seguridad en general puestas por organizaciones ciudadanas que no van más allá que lloriquear por más Estado, más presencia policiaca, más represión y todo lo cual se condensa en la reaccionaria ilusión de la “paz social” del capitalismo. En Guerrero, por ejemplo, miles de trabajadores del sector educativo, sobre todo en la región de Acapulco, han parado labores durante más de un mes por esa causa dando una idea de que en el futuro este tipo de demandas puede convertirse en una exigencia proletaria al lado sus necesidades salariales, de empleo, etc.
Efectivamente, no se trata ni mucho menos, como oímos decir a varios personajes que gustan de las mesas de análisis de toda suerte de programas en los medios, de acciones irresponsables de los profesores quienes además “serían insensibles pues todos los ciudadanos estamos sufriendo lo mismo” o que serían casos aislados pues tal fenómeno está muy localizado en una región. Al contrario, cualquier trabajador podrá dar cuenta de la generalización de este fenómeno y, además, que no se trata de un movimiento ciudadano sino de una respuesta de clase contra estas manifestaciones de la barbarie capitalista que seguramente se multiplicarán y los trabajadores tendrán que movilizarse también contra ellas.
La burguesía, aprovechando la preocupación genuina de la población, hace constantemente llamados a alinearse tras el Estado para hacer frente a la delincuencia generalizada e incluso es evidente cómo los medios de difusión se encargan de amplificar esa histeria para hacer ver como necesaria esa “unidad nacional” por encima de las divisiones de clase. Además, este tipo de campañas trata también de hacer aceptar, en particular a los trabajadores, mayores y mejores métodos de control policiaco y un incremento de los gastos en equipo de represión; todo esto con la justificación que da el estallido del llamado “flagelo” de la delincuencia. Un fortalecimiento de los mecanismos estatales (sus cuerpos policiacos, sus cárceles, sus jueces y magistrados, sus cuerpos de inteligencia, etc.) es en realidad una preparación del Estado contra las movilizaciones obreras que se perfilan de manera inevitable en el futuro como respuesta al deterioro inédito de las condiciones de vida y de trabajo del proletariado.
Frente a esta realidad de horror que ofrece el capitalismo los trabajadores tienen que integrar a su conciencia como clase la reflexión sobre este ataque adicional del capitalismo al lado de los golpes provenientes de la crisis económica y debe convencerse de que no hay otra alternativa ante estas manifestaciones de barbarie que la lucha en defensa de sus intereses como clase. La inseguridad y la delincuencia que devoran las entrañas de la sociedad son una enésima demostración de la quiebra del capitalismo, una dramática expresión de la degradación de las condiciones de vida de todos los trabajadores. Cuando los revolucionarios dicen que el capitalismo es la muerte no estamos exagerando sino planteando la disyuntiva histórica que se plantea agudamente: socialismo o barbarie.
RR (octubre de 2011)
Desde mediados de septiembre, miles de manifestantes del movimiento Occupy Wall Street (OWS), ocuparon el Parque Zuccotti, a unas cuadras de Wall Street. Las manifestaciones se extendieron a cientos de ciudades a lo largo de los Estados Unidos. Decenas de miles de manifestantes tomaron parte en plantones, manifestaciones y asambleas generales que mostraron cierto nivel de auto-organización y participación directa en actividad política nunca vista en Estados Unidos desde hace muchas décadas. Las poblaciones explotadas y molestas alzaron sus voces y mostraron su indignación contra los males del capitalismo. El impacto internacional del movimiento OWS a lo largo del mundo, tampoco puede ser subestimado: los manifestantes se reunieron en los centros más importantes del capitalismo mundial, mostrando consignas y frustración que hicieron eco a aquellas levantadas en diferentes partes de Europa y el Norte de África.
La CCI y simpatizantes cercanos intervinieron en estos acontecimientos en Nueva York, discutiendo con los manifestantes y participando en las asambleas generales. Además, simpatizantes de la CCI enviaron informes sobre estos movimientos en sus ciudades. También se inició una animada discusión en nuestro sitio web (1). Este artículo es una contribución a ese debate del cual saluda las intervenciones de nuestros lectores.
El movimiento en Estados Unidos, surge por la frustración y desesperación de la clase trabajadora, en particular de los jóvenes que están siendo golpeados fuertemente por el desempleo ([2]); es decir, por los mismos motivos que han surgido las movilizaciones sociales masivas que hemos presenciado a lo largo del 2011: en Túnez y Egipto, los indignados en España, la tomas de plazas en Israel y las movilizaciones contra la austeridad y el cordón sindical en Wisconsin y otros estados.
El movimiento OWS no es una campaña burguesa para desviar y controlar la lucha de clases. Por el contrario, es el último de una serie de movimientos, ampliamente organizado a través de internet –fuera del sindicato y los partidos políticos– por medio del cual la clase trabajadora está tratando de responder a los ataques masivos que se están desencadenando contra ella tras la agudización de la crisis del capitalismo.
Quizá el aspecto más positivo de las protestas OWS ha sido la emergencia de asambleas generales (AGs) como órganos soberanos del movimiento, lo que representa un avance sobre las movilizaciones en Wisconsin, que a pesar de su espontaneidad inicial y mayor masividad, fueron rápidamente tomadas por el aparato sindical y de la izquierda del Partido Demócrata. La emergencia de AGs en el movimiento OWS señala la continuidad con el movimiento en España, Francia y otros países, y se sitúa como una evidencia clara de la capacidad de la clase trabajadora para tomar el control de sus luchas y aprender de los acontecimientos en otras partes del mundo. La internacionalización de las AGs como una forma de lucha es uno de los aspectos más impresionantes de la fase actual de la lucha de clases. Las AGs son, sobre todo, un intento de la clase trabajadora para defender su autonomía al involucrar a todo el movimiento en el proceso de la toma de decisiones y asegurar la discusión más amplia posible en su seno.
Sin embargo, como en España ([3]), las AGs en el OWS sufrieron la distorsión y manipulación de los activistas profesionales e izquierdistas que tomaron el control de grupos de trabajo y comités que supuestamente eran responsables ante las asambleas. Esto contribuyó a dificultar que el movimiento mantuviera una discusión abierta y que ésta se extendiera más allá de los plantones para alcanzar a la clase trabajadora como un todo.
Al principio del plantón, en repuesta a persistentes peticiones por los medios de comunicación para que el movimiento identificara sus objetivos y demandas, se formó un comité de prensa con el propósito de publicar un periódico del OWS. Cuando fue presentado el primer número del periódico –que había sido producido y distribuido a los medios de información por el comité de prensa, el sentimiento predominante de la AG fue de enojo por que el periódico había sido producido con un contenido que no reflejaba el punto de vista consensuado del movimiento, sino que reflejaba un punto de vista político particular. Se tomó la decisión de quitar a la persona responsable de la producción y difusión del periódico del comité de prensa por excederse en el mandato de la AG. Esta acción representaba el poder de la Asamblea General para afirmar su soberanía sobre los comités y los grupos de trabajo. Una expresión embrionaria del “derecho de revocabilidad o destitución inmediata” característico de las AGs.
Sin embargo, varias semanas más tarde –en vísperas del desalojo de los ocupantes del Parque Zuccotti que anunciara el alcalde Bloomberg–, había un ambiente mucho muy diferente. La AG había sido prácticamente desprovista de cualquier discusión significativa. La AG estaba bloqueada por los informes de los grupos de trabajo y comités presentados sin discusión. El único debate que fue permitido por los organizadores fue sobre una propuesta para limitar las actuaciones de los bateristas móviles. Esta AG nunca sacó a colación la cuestión del futuro del movimiento. Incluso no consideró la cuestión de cómo desarrollar una estrategia y formular tácticas para extender el movimiento más allá de sus límites actuales y evitar su decadencia en el Parque Zuccotti.
En esta AG, uno de nuestros compañeros propuso que los ocupantes miraran hacia el futuro traspasando los límites del parque para llegar a la clase obrera de la ciudad, donde había probabilidades de recibir una calurosa acogida. Respondieron a nuestro camarada que su intervención no era sobre el tema de limitar los tamborileos y que había excedido el límite de tiempo para las intervenciones (fijado arbitrariamente por los organizadores en un minuto). Otra propuesta fue hecha por un participante para formar una delegación para hablar sobre el movimiento de estudiantes en varias universidades y colegios de la zona. Su propuesta fue también rechazada, con muchos manifestantes indicando que no tenían ningún deseo de extender el movimiento y que si los estudiantes querían apoyar la ocupación, ellos debían venir al Parque Zuccotti. ¿Cómo, entonces, podemos explicar la tendencia de los grupos de trabajo, comités y organizadores a ejercer un control sobre el movimiento conforme el tiempo pasaba?
El movimiento OWS se ha caracterizado desde el principio por un cierto espíritu “anti-político” que ha servido para amortiguar la discusión, evitar la polarización de ideas en conflicto y el desarrollo de las demandas de clase. Esto ha sido posible gracias a los izquierdistas, celebridades y políticos de todas las tendencias que hablaban del movimiento y permitieron a los medios de información presentar al movimiento OWS como las primeras etapas dadas por un “ala izquierda del Tea Party” ([4]).
La negativa del OWS a abordar la cuestión de los objetivos y demandas, que creemos representa una reticencia general a considerar la cuestión del poder, se presenta como un enigma para los revolucionarios. ¿Cómo entender este fenómeno que también ha estado presente en otros movimientos? En cuanto al OWS, pensamos que influyen en gran medida los siguientes factores:
Si bien es cierto que la principal fuerza social detrás de estos movimientos parece ser la joven generación de trabajadores, muchos de los cuales nacieron después del colapso del estalinismo en 1989, sigue existiendo un verdadero miedo en la clase trabajadora para abordar la cuestión del comunismo. Aunque Marx puede estar en proceso de rehabilitación debido a su crítica del capitalismo, todavía hay un gran temor que identifica al comunismo con un sistema que muchos siguen creyendo, “ya se intentó y falló” y que está en contradicción con el objetivo de establecer la “verdadera democracia”. Si bien es posible ver muchos signos y consignas en estas ocupaciones citando a Marx en el sentido de que el capitalismo se ha hecho inviable, permanece una total confusión sobre lo que puede reemplazarlo. Por otro lado, la perspectiva a largo plazo –debido al peso de las “pesadillas” que dejó el estalinismo– es despertar y librarse de esas cadenas lo que permitirá el encuentro del genuino contenido del comunismo, para que florezca el replanteamiento de la futura sociedad.
Por lo general, estos movimientos son animados por la generación más joven de trabajadores. Aunque también están presentes en los movimientos los trabajadores de más edad, afectados por la destrucción masiva de puestos de trabajo que se ha producido en los Estados Unidos desde 2008, la fuerza impulsora de estas protestas son trabajadores entre 20 y 30 años. La mayoría tienen algún tipo de formación laboral, pero muchos nunca han tenido un trabajo estable y seguro en toda su vida. Son de los más profundamente afectados por el desempleo masivo y a largo plazo que ahora se extiende sobre la economía estadounidense. Pocos tienen la experiencia del trabajo en una empresa y la tienen de solo de forma tenue. Su identidad no está arraigada al lugar o categoría de trabajo. Si bien estas cualidades pueden hacerlos más abiertos a una amplia solidaridad abstracta, significa también que la mayoría carece de la experiencia de las luchas en defensa de las condiciones de vida y de trabajo a través del planteamiento de objetivos y demandas específicas. Al haber sido, en gran parte, exiliados del proceso de producción, ¡no encuentran otra cosa que defender más que su dignidad como seres humanos! Por lo tanto, la necesidad de desarrollar objetivos y demandas específicas no les es tan evidente. En un mundo donde realmente no se puede ver ningún futuro, no es sorprendente que las generaciones más jóvenes tengan dificultades para pensar concretamente cómo desarrollar la lucha por y para el futuro.
Así, el movimiento se presenta atrapado en el presente, la celebración del proceso, de las ocupaciones mismas, que se convierten en una comunidad, y, en algunos casos, incluso en un hogar ([5]). Otro aspecto que no puede ser ignorado es el peso del discurso político postmodernista, particularmente en aquellos que han pasado por el sistema de la universidad estadounidense, que inculca una desconfianza y rechazo de la política “tradicional” de la clase en favor de perspectivas individualistas, casi nihilistas.
Dicho esto, repetimos: la mera existencia de asambleas generales es una victoria en sí misma, y éstas proporcionan excelentes escuelas donde los jóvenes pueden desarrollar su experiencia y aprender a luchar contra las fuerzas de la izquierda de la burguesía.
El movimiento OWS permanece obstinadamente atrapado en el contexto de la historia y la política estadounidense. Hay poca mención de las raíces internacionales de la crisis capitalista y de los movimientos sociales en otros países. La creencia predominante del movimiento sigue siendo que los inmensos problemas que enfrenta el mundo pueden ser debidos al comportamiento inmoral de los banqueros de Wall Street, ayudados e instigados por los partidos políticos de Estados Unidos.
Claramente, la ética anti-política del movimiento OWS ha servido para obstaculizarlo, para evitar que vaya más allá del nivel del propio proceso. Esto debe servir como una poderosa lección para futuros movimientos. Mientras que el movimiento tiene razón en ser escéptico de frente a todos aquellos que tratan de hablar por ella, la clase trabajadora no puede rehuir a un debate abierto y la confrontación de ideas. El proceso de polarización, de construir objetivos y demandas concretos por difícil que sea- no puede evitarse si lo que el movimiento persigue es avanzar. Al final, un movimiento dominado por un eclecticismo extremo de ideas donde “todas las demandas son igualmente válidas” garantizará que solo avancen las demandas que son aceptables para la burguesía.
Los objetivos de regulación del capitalismo, de mayores impuestos a los ricos y de romper el cerco de dinero corporativo en el proceso electoral, ¡son realmente los objetivos compartidos por muchas facciones de la burguesía de los Estados Unidos! ¡Qué coincidencia que Obama quiera pagar su plan de trabajo con un aumento en los impuestos a los millonarios! Existe un gran riesgo de que las principales facciones de la burguesía, en lucha entre ellas, dirijan este movimiento en la dirección que sirva a sus propios intereses. Sin embargo, en última instancia, la incapacidad completa de la burguesía para resolver su crisis mortal verá las ilusiones en el “Sueño americano” despedazadas, reemplazadas por la pesadilla, ahora visible, del capitalismo en crisis.
Reconocer las debilidades es sacar lecciones profundas que las protestas OWS tienen para el desarrollo de la lucha de clases. La aparición de AGs –probablemente por primera vez en décadas en suelo norteamericano– representa un importante paso adelante para la clase trabajadora que busca desarrollar su lucha más allá de los límites de los sindicatos y la izquierda burguesa. Sin embargo, debemos afirmar que un movimiento que se atora en sí mismo, en lugar de buscar su extensión a la clase como un todo, está condenado al fracaso, ya sea que el fracaso venga como resultado de la represión, la desmoralización o de su eventual adhesión a las campañas de la izquierda de la burguesía.
Si no hay que minimizar las enormes dificultades que hoy enfrenta la clase trabajadora para encontrar el terreno de clase y la voluntad de luchar contra los ataques del capitalismo, y si a primera vista el movimiento OWS ha permanecido atrapado en el terreno de la retórica burguesa, bajo un análisis profundo, este movimiento es de inmenso valor para sacar lecciones de cómo la clase trabajadora puede tomar el control de su propia lucha.
Internationalism
(octubre de 2011)
[2]) Ver nuestro artículo sobre el Movimiento de los Indignados en https://en.internationalism.org/icconline/2011/september/indignados [41]
[3]) Ver nuestro artículo “¡Democracia Real Ya!: una dictadura contra las asambleas masivas”, https://en.internationalism.org/icconline/2011/special-report-15M-spain/real-democracy-now [42]
[5]) Los medios de comunicación han informado sobre varios casos de jóvenes que dejaron trabajos remunerados o abandonaron la escuela para participar en las ocupaciones.
El mundo entero esta sufriendo una severa crisis económica, los gobiernos de derecha o de izquierda implementan medidas consistentes en topes a los salarios cuando no su reducción directa o a través de la elevación (o creación de nuevos) impuestos, así como por recortes a los servicio de educación y salud principalmente, y un incremento en el costo de estos servicios. Además miles de trabajadores son despedidos, afectando sobre todo a las jóvenes generaciones.
Esta crisis abierta ha generado movimientos sociales como respuesta a estas draconianas medidas estatales. Y precisamente por ser los más afectados, a escala internacional los jóvenes proletarios han protagonizado importantes luchas colocándose a la vanguardia de los movimientos que se han desarrollado en el último lustro, lo mismo en Europa, en el norte de África o en el Medio Oriente. En ese mismo proceso se enmarcan las movilizaciones en Chile, las cuales se han extendido por más de cinco meses, despertando una amplia solidaridad de grandes sectores de la población, en particular de los trabajadores. Es sin duda una lucha inscrita en las respuestas a la crisis que se vienen presentando por el mundo.
La gratuidad del trasporte para los estudiantes y la gratuidad de la educación han generado una amplísima aceptación y solidaridad en todos los estratos no explotadores de la sociedad chilena, y ha logrado concentraciones masivas como no se habían visto en décadas. La respuesta del Estado chileno por un lado ha sido incrementar sus campañas nacionalistas y democratistas, y por otro a recurrido a la represión de las manifestaciones. Sin embargo, estas represalias estatales solo han logrado que las movilizaciones se hayan acrecentado.
Estas movilizaciones igual que en otras regiones del mundo comparten el hecho de que su inicio y desarrollo recae en las generaciones jóvenes, y por lo mismo han desplegado una gran combatividad y creatividad en las formas de manifestarse, así como el uso de las nuevas tecnologías para comunicarse y llamar a las concentraciones, y esto es su fortaleza, pero a diferencia del Magreb y Europa, en Chile no se ha expresado la tendencia de las masas por tomar a cargo su propio movimiento, a través la autoorganización de asambleas generales y la creación de instancias de conducción del movimiento basada en la revocabilidad de los representantes, lo que implica una fuerte limitante para la construcción espacios de decisión, organización y aprendizaje de experiencias nuevas de lucha.
Esta gravísima debilidad ha evitado que se haya expresado la dinámica vista en momentos en España, donde se posibilita la reflexión colectiva, esto significa que las asambleas convocadas por las organizaciones estudiantiles en Chile son dudosos espacios de organización y discusión, porque en ellas se validan las consignas sindicalistas y gremialistas previamente discutidas por los sindicatos y partidos burgueses (como el PCCh), dinámica que acrecienta la atomización sectorial de estudiantes y trabajadores, de ahí que veamos siglas de organizaciones estudiantiles, magisteriales, y trabajadores, y padres de familia, discutiendo por separado, generalmente obstaculizando la expresión real de minorías que están en desacuerdo.
Salvo pocas minorías que surgen de los estratos de los jóvenes estudiantes secundarios (equivalente al nivel bachillerato) y técnicos, que provienen de las provincias más pobres, los estudiantes sobre todo universitarios responden a las convocatorias de estructuras anquilosas (como lo es la FECh) y dominadas por la izquierda del capital plegándose a la lógica del engranaje estatal, en la cual toda organización que carezca de personalidad jurídica no es considerada por el Estado como un interlocutor.
Esta debilidad del movimiento en Chile que lo ata de pies y manos presagia un futuro poco esperanzador para el movimiento que tanta simpatía ha despertado tanto dentro como fuera de Chile. Esta seria debilidad es agudizada por los sectores de trabajadores que han participado junto a los estudiantes tales como el sector minero, cuya participación se encuadra en un marco igualmente atomizado que impone el sindicato.
Esto no es de extrañar, Chile es un país que, habiendo pasado por un feroz dictadura militar, tiene una gran tradición en la ilusión democrática ([1]) y en el encuadramiento electoral que tiende a dividir a los proletarios generándoles una vana confianza en los partidos burgueses de derecha o de izquierda. Esta esperanza en la democracia constituye igualmente un poderoso factor de individualismo, atomización y dispersión orillándoles a aceptar, en todo los ámbitos de la vida, el delegar a “minoría de expertos” las negociaciones y la organización de los movimientos, dinámica que afecta negativamente al proletariado especialmente en lo concerniente a la constitución de grupos organizados que contribuyan al desarrollo de su conciencia, y a la creación de estructuras unitarias y asamblearias de masas.
Por esta razón los partidos de izquierda y extrema izquierda del Capital así como los sindicatos en Chile se muestran como los más fuertes cohesionados, y disciplinados de toda América Latina.
El discurso de la izquierda del capital que domina la dirección del movimiento expone como culpable de todos los males que viven los explotados al “neoliberalismo” implementado en Chile, planteando en los hechos un falso dilema que nos lleva al terreno sin salida de elegir entre privatización y estatización, como si la actuación del capitalismo mediante acciones estatizadoras representaran una alternativa real a la explotación. El peligro de este tipo de argumentación, induce a pensar que lo que hace falta solo es un cambio que permita a sectores más nacionalistas llegar al gobierno, y por ello a la idea de esperar a magnas elecciones donde se pueda elegir esta vez a los candidatos adecuados, es decir, ya desde el inicio el movimiento está en un atolladero pues de lo que se trata no es de elegir quien será nuestro verdugo sino de tomar a cargo la lucha para que el movimiento gane confianza en sí mismo y pueda cambiar la relación de fuerzas y poder revertir las medidas estatales, así como acumular experiencias de autoorganización para futuras y más grandes luchas, y poder ampliar el horizonte de los objetivos.
Esta ambiente mistificador permite que la izquierda del capital (entre otros las juventudes comunistas que dominan la FECh), pueda desvirtuar el movimiento llevándolo de la gratuidad de la enseñanza a la defensa del Estado como representante de los intereses colectivos. Es decir que de la anulación de las deudas y los créditos individuales para el pago de la educación por parte de las familias y la gratuidad de la educación se pase a la exigencia del impedimento del lucro en el ámbito educativo; olvidando que en el capitalismo se basa en el lucro.
Una de las cuestiones que es tratada muy ampliamente en las actuales movilizaciones de protesta contra el capitalismo es la cuestión del cómo luchar más eficazmente. En ese sentido, aún con muchas debilidades ([2]) es de rescatar las expresiones que se han dado en otras latitudes del planeta:
– la tendencia a la autoorganización expresada en la creación de estructuras “de delegados” de las asambleas de masas como lo fue el caso de la plaza Tahrir, Egipto o la Plaza del Sol en España, así como la libre revocabilidad de estos delegados, que respondan solo a los requerimientos de las asambleas;
– la comprensión de la necesidad de autodefensa masiva de estos espacios, al mismo tiempo rechazando actos de violencia ciega de minorías que terminan en destrucción y saqueo más en beneficio propio que en el colectivo, que sustituyen el accionar colectivo de la clase instaurando una ambiente donde las provocaciones del Estado tienen un terreno fértil para prosperar;
– el esfuerzo consciente por romper con el sectarismo auspiciado por todo tipo de ideologías, feministas, ecologistas, autonomistas, partidistas de derecha o izquierda, o religiosas.
Por lo tanto la movilizaciones en Chile deben recobrar estas experiencias pues solo así se posibilitaría la extensión del movimiento bajo causes de una clara emergencia de métodos de lucha realmente proletarios. Las asambleas no debe ser gremiales o sectorizadas, no debe haber asambleas de profesores, trabajadores o estudiantes por separado, sino asambleas abiertas a todo mundo, evidentemente esto puede generar dificultades en cuanto al manejo de las mismas pero lo que se pierde en este aprendizaje se gana en la fortaleza de la unidad, confianza y solidaridad, permitiendo la extensión de las asambleas directamente en los barrios obreros.
De otro modo a pesar de su gran combatividad, toda extensión del movimiento bajo la lógica gremialista nacionalista, dará a la larga facilidades al Estado para maniobrar con las ilusiones democratistas, y acrecentar las confusiones sobre los métodos de lucha, aceptando por un lado la generalización de una violencia ciega y desesperada y por otro la aceptación de la lógica electoralista, que reforzaría la permanencia del movimiento como una retaguardia con mucho retraso en su conciencia y organización.
Es necesario que los sectores más claros rompan su aislamiento contactándose entre sí e impulsen la discusión sobre las lecciones que dejarán estas movilizaciones, integrándose al debate internacional que las luchas a escala mundial están propugnando. Es importante que se rompa con la idea burguesa del impulso de “movimientos ciudadanos” y se reconozca la existencia de la lucha de clases, que se reflexione si el movimiento se debe de perder en la búsqueda de la democratización del Estado o en el impulso de la defensa de las condiciones de vida, en fin empujar al debate franco y abierto que impulse una toma de conciencia y ayude a preparar los combates de nuestra clase.
Vania (19 de octubre)
[1]) Para prueba un botón de su confianza en la mistificación burguesa de la democracia:
– “…se ha planteado la necesidad urgente de estructurar un Nuevo Modelo Educativo, en que entendida la educación como derecho social y humano universal, garantizada constitucionalmente...”
– “… hoy nos hacemos cargo además, de reivindicaciones políticas e históricas que buscan conquistar un sistema político, económico, social y cultural democrático, cuyo eje principal de construcción de nuestra historia recaiga en el conjunto del pueblo trabajador explotado y excluido de nuestro país.
En ese marco y con esas perspectivas, es que hoy levantamos las siguientes reivindicaciones:
– Renacionalización del Cobre y de todos los recursos naturales, bajo control directo de los trabajadores y el pueblo en su conjunto, con el objeto de financiar con ellos los distintos derechos y necesidades sociales.
– Nueva institucionalidad y carácter del Estado a partir de un proceso popular constituyente que elimine el Estado subsidiario reemplazándolo por uno Garante de los derechos y necesidades sociales: Cambio constitucional.” (Manifiesto por la educación –FECh, 2011–, los subrayados son nuestros)
[2]) Véase la Revista internacional nos 145 y 146 que trata sobre las luchas recientes en España y el Norte de África.
Aparentemente el mundo de la moda es imprevisible, nunca se sabe qué tendencias se mantienen, cuáles pasan de moda o cuáles regresan. Pero esta industria capitalista, como todas las demás, solo sigue los dictados de la cada vez más estrecha dinámica del capitalismo que se asfixia bajo el peso muerto de sus mercados saturados. Ayer como hoy, “todo es vender”, reciclando la basura si es necesario. Por eso, si el dinero no alcanza para seguir las últimas tendencias y se opta por vestirse siempre con las mismas prendas con hoyos, no hay por qué angustiarse pues con seguridad por lo menos, cada cierto tiempo, esos ropajes estarán de moda. Es más, desde hace varios años hay ciertos detalles del diseño persistentes: las prendas nuevas y carísimas pero deshilachadas y gastadas que las grandes casas de haute-couture ponen de moda para hacerse a la ilusión de tener gran éxito entre las masas cada vez más harapientas.
El principio del reciclado y las modas cíclicas son los elementos que animan a las opciones de la “oferta política” presentes en la democracia burguesa. Siempre encontramos que cada 6 años –o los que sean, según los diferentes calendarios electores– hay una opción de derecha estándar bien empolvadita, con su conservadurismo sacado del vetusto ropero. Luego tenemos a la izquierda estándar, “socialdemócrata”, o despeinada porque es “contestataria” y “populista”. Y podemos seguir con esta analogía para ilustrar la “novedad” y “diversidad” de las opciones burguesas. La falsa novedad es otro principio de la moda. Del mismo modo, la burguesía no hace más que refreírse en su aceite ya negro. Cada determinado tiempo hay que “cambiar” un poco, “pa’ seguir vigentes”: mucho make-up (maquillaje), mucha producción y la misma mierda. Las innovaciones se limitan al juego de las tendencias que son vulgares refritos y variaciones de refritos. Se trata de la falsa diversidad, otro principio de la moda y de la política burguesa que explica la variedad en las opciones de izquierda y de derecha así como el carácter ecléctico del “centro” y todas las periféricas tendencias ecologistas y demás.
Asistimos hoy en día a un cambio de look entre la izquierda en América Latina (AL). Mientras la derecha sigue optando por el uso de accesorios, la izquierda se decide por un nuevo look más moderado que hoy modelan algunos personajes de la izquierda latinoamericana. La burguesía de estos lugares ha decidido comenzar a pasar de las camisas rojas a los sacos y corbatas.
“Lo de hoy” son dos estilos bien propios del periodo de descomposición capitalista, remendados con retazos viejos: el chavismo y el lulismo. Esas son las dos grandes tendencias de la izquierda. Ambas están de moda y hacen sombra a las otras tendencias periféricas que probablemente aguardan “su momento” de retorno en la cíclica moda burguesa. Así, ya no están de moda los accesorios zapatistas: el pasamontañas, la pipa y el gorrito militar deshilachado; tampoco están de moda los accesorios más radicales que definían al guerrillero urbano o rural de los años 70; adiós también a la ya lejana época de oro de los generales populistas bonachones: Cárdenas, Perón, etc. En fin, también andan deslucidas las tendencias democráticas propias de las “transiciones” tan de moda en AL cuando la “caída de los regímenes dictatoriales militares” en Brasil, Argentina, etc.
Desde principios de los 90, justo en pleno desmoronamiento de los regímenes falsamente llamados comunistas, el chavismo se propagó desde su cuna, Venezuela, y se puso de moda en su esfera de influencia regional –Ecuador, Nicaragua, Bolivia–. Se trata, como ya hemos señalado en diversas ocasiones, de una tendencia aberrante, adornada con la ideología del Socialismo del Siglo XXI –mezcolanza de disparates y discursos pseudo marxistas acomodados de un modo “altisonante”– y aderezada con populismo de baja estofa, nacionalismo bolivariano, antiimperialismo yanqui y petrodólares.
El chavismo causa una cierta repulsión e incomodidad pues es difícil concebir algo tan monstruoso –si no se tiene claridad del terreno descompuesto en el que se desarrolla la vida burguesa de hoy– como un militar que tras ser golpista y estar en la cárcel llega al poder en elecciones libres avaladas por el conjunto de la burguesía y luego “se viste de rojo” y comienza a armar un desastre que ha generado reclamos y malestar entre los sectores burgueses más recatados que critican su “política” irracional basada en nacionalizaciones repentinas que incomodan a capitalistas propios y extraños; esto sin contar con las consecuencias nefastas de su “proyecto” entre la población de Venezuela y su fracaso creciente en términos de popularidad.
Fuera de las fronteras venezolanas también comienza a resquebrajarse el apoyo que otros gobiernos e intelectuales le dieran cuando la “novedad” del chavismo generaba cierto interés. Poco a poco el modelo chavista va desgastándose y mostrando su carácter contraproducente. Su utilidad para encuadrar las ilusiones de las masas no explotadoras se ve comprometida ante la avalancha de “excesos” e imposturas de un Chávez que resultó ser “pura llamarada de petate” “a precio de oro”… Visto en perspectiva su discurso no ha logrado mantener el impacto que había tenido pues como modelo izquierdista es demasiado burdo, demasiado incoherente, explosivo y torpe. El golpe de Estado en Honduras contra su amigo Manuel Zelaya marcó el fracaso de la extensión de su influencia fuera del ALBA (“Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América”) y le hizo comenzar a perder fuerza como opción de izquierda radical.
Como relevo de esa moda, los diseños de la tendencia de la izquierda moderada, mejor conocida como “centro izquierda” –el lulismo y el Partido de los Trabajadores brasileño (PT)–, están a la alza. Ollanta Humala en Perú es un reciente alumno que muestra el camino de esa izquierda impoluta, comprometida con el “desarrollo, estabilidad y paz sociales”, de traje y corbata, curtidos “en la lucha” pero “maduros” y libres de toda “debilidad de juventud”… Quizá fueron golpistas, quizá fueron guerrilleros, quizá “rojillos”. No importa. Hoy son respetables políticos moderados, la crema y nata de las tendencias “con visión y compromiso sociales”. Son la síntesis por fin alcanzada entre “lo mejor” de esos “dos mundos” –la izquierda y la derecha– que nos venden como diferentes pero que no lo son. Todos tratan de reforzar la democracia, esa máscara que oculta la dictadura del capital; todos hablan de “revolución y socialismo”, ¡pero para que aceptemos de buen grado esta miseria que no pasa de moda!
Humala cambió de look luego del fracaso de su anterior vestuario (ver Revolución Mundial No. 124) –muy colorado, altisonante y chavista en 2006–, en esta ocasión sus nuevos asesores de la tendencia lulista supieron hacer su trabajo y en fin, cosecharon sus frutos. Pero ahora se trata de ir más lejos y preguntarnos por las razones “de fondo” que dan a este cambio de maquillaje concreto el carácter de una necesidad general aparentemente en el resto de la región latinoamericana. ¿Por qué Humala se esforzó por alinearse con la tendencia lulista?, ¿es ese caso un caso aislado o una tendencia más general ilustrada por otros casos?
Todos los gobiernos de centro izquierda han puesto en marcha la vía de un capitalismo más “social y humano” –lo que Lula llamó “el mercado con corazón”– éstos han resultado ser un verdadero golpe de suerte para las burguesías regionales para hacer aceptar a las masas empobrecidas de América una explotación rapaz y una vida miserable bajo la divisa de un capitalismo de “rostro humano”. El desarrollo de la descomposición en este territorio y el acicate de la crisis mundial, catapultaron a los partidos de izquierda al poder en medio de un “sálvese quien pueda” y de un resonar estruendoso de las botas militares por todos lados. Este golpe de suerte de la izquierda se ayudó del pasado que les proporciona una aureola de oposición, ilegalidad, clandestinidad e incluso persecución; arraigo en los sindicatos y presencia de apoyo en movimientos sociales. Esta ala política del Estado, la izquierda, se sitúa hoy como un gran rescatador de la democracia y feroz defensora del fortalecimiento del débil juego político en esta región del planeta. Chile es un buen ejemplo de cómo después de dos periodos de centro izquierda hoy regresa con calma una derecha fuerte que tendrá que imponer las medidas de austeridad necesarias. Hoy el 60 % de la población de América Latina vive bajo gobiernos que se reclaman de “la izquierda”. Esta izquierda de saco y corbata ha sido efectiva hasta hoy.
El caso de Brasil es elocuente, el overol del obrero metalúrgico Lula se transformó en un bonito traje “Hugo Boss”. Brasil es de lejos el capitalismo más desarrollado en la zona de AL y hoy marca su influencia en la región.
La izquierda de “línea dura”, la chavista y bolivariana “vestida de verde olivo” (Ecuador con Rafael Correa, Nicaragua con Daniel Ortega, Evo Morales en Bolivia, Cuba y la misma Venezuela que posee el más alto índice de inflación del continente) con sus discursos encendidos antiimperialistas no apagan el hambre de millones y se ha estado desprestigiando aceleradamente en la medida en que han tenido que aplicar las medidas anticrisis requeridas por la burguesía.
La corriente de centro izquierda al estilo Lula se está revelando como una fracción del capital que puede encargarse de la gestión económica y hacer aceptar los ataques bajo una promesa de “mejor futuro”. A plazo es un debilitamiento ya que los peores ataques tienen hoy que ser concretados por esa “izquierda de rostro humano”. Por ahora la burguesía no tiene opción y el “look” brasileño lo necesita en el presente y eso hace que se ponga de moda.
Ahora bien, la verdad es que los cambios de vestuario según las temporadas del año sí tienen algún sustrato “real”. A veces hace más frío o más calor. Y para la burguesía y sus modas políticas este determinante también opera.
Tres hechos son incontestables: la agudización de la crisis, la incapacidad de contenerla por parte de cualquier opción política y el agotamiento de la paciencia del proletariado mundial. No es casual que ante el quiebre irremediable de todo modelo de gobierno que pretenda gestionar la crisis –ya no digamos “superarla”–, la burguesía se vea obligada a desplegar una “diversidad” mayor de “opciones” para hacer tragar las políticas más atroces a la clase trabajadora. Si el espectro de derechas y de izquierdas del mundo entero aplica las mismas medidas, entonces –ese es su mensaje– “deben ser las correctas porque todos están de acuerdo”. La burguesía cree que tragaremos mejor su estiércol si lo pintan de azul, de rojo, de amarillo o de verde.
Pero más allá de la aplicación de esta “lógica” burguesa, la verdad es que el clima está cambiando. La temperatura comienza a subir y los burgueses tienen que reforzar sus mecanismos de encuadramiento en previsión de las posibles oleadas de calor que se van gestando. Los izquierdistas burdos tienen que “pulirse” o dejarán de cumplir su función de contención. Y en el futuro nos encontraremos con más modelitos vestidos a la usanza lulista, cada uno aderezado con sus “accesorios exclusivos”. Sin embargo, todos tendrán que arremeter contra los trabajadores y deberán de defender este sistema moribundo. En esa infame tarea, sus ropajes ocultarán cada vez menos su verdadera naturaleza capitalista.
Caribú-Marsán
(20 de octubre)
El pasado 13 de agosto se ha llevado a cabo una Reunión Pública en la ciudad de México, la cual tuvo como tema las movilizaciones de España y dado que unos días antes se habían desatados disturbios sociales en Gran Bretaña, la discusión también se dirigió hacia este aspecto. El conjunto de la Reunión ha reconocido la importancia de las Asambleas Generales presentes en España, aunque algunas intervenciones se lamentaban de que éstas se estancaran quedando solo en discusiones sin plantearse ir más allá. Esta última idea se acompaña de un argumento que conduce a igualar los sucesos de España y Gran Bretaña, incluso en cierto nivel se le considera superior. Esto ha permitido una profundización sobre el significado que tiene la discusión y reflexión masiva para el proletariado y las acciones desesperadas a las que se puede empujar a los explotados.
El camarada Daniel que ha estado presente en la Reunión Pública ha expuesto su punto de vista (que reproducimos abajo) sobre la discusión que se llevó a cabo, en estos comentarios aclara algunos de sus argumentos y resalta otros más en los que explica sus discrepancias. Se resalta inicialmente su postura en relación a los saqueos: “… los disturbios como se dan hoy no marcan una perspectiva netamente proletaria. Pero ante ello, no se puede negar que ALGO está ocurriendo en Gran Bretaña y algo más puede ocurrir tarde o temprano.” Estamos de acuerdo en que los saqueos son formas por las cuales se expresa el descontento y no pensamos que todo quede diluido por ese par de días de saqueos, la agudización de la crisis y el accionar represivo del Estado engendra por supuesto descontentos que pueden explotar en ciertos momentos, pero tampoco eso significa que toda respuesta de la masa permita un fortalecimiento de su conciencia y un impulso hacia prácticas que forjen los lazos solidarios y de unidad. En nuestro artículo “Los disturbios en Gran Bretaña y la perspectiva sin futuro del capitalismo”, exponemos justamente esa idea: “Muchos de los que participaron en los disturbios han expresado claramente su ira contra la policía y contra los propietarios de la riqueza que son considerados como la causa esencial de su miseria.”
El camarada Daniel asegura estar de acuerdo con el conjunto de ideas presentes en el artículo, no obstante considera que “… los disturbios y los saqueos no son simplemente expresión individual de la desesperación y una trampa para el proletariado.” La clase obrera en su respuesta a la explotación y la represión no sigue un esquema o una rutina salida de un manual. La historia no es producto de planes preestablecidos, pero el contar con un método para seguir los hechos nos permite advertir las dificultades que nuestra clase enfrenta y sin pretender asumir la misión del “maestro” que califica, sino como parte del mismo proletariado, poder hacer un balance, resaltar las experiencias positivas sin dejar de exponer los problemas que determinadas acciones pueden generar. El mismo camarada Daniel lleva a cabo ese proceso reflexivo cuando afirma: “Ciertamente los saqueos como tales no implican un ascenso de la organización del proletariado.
Y aún cuando considera que los saqueos “… pueden ser el preludio de manifestaciones donde el proletariado actúe como clase...”, no da elementos para considerar que en este caso particular así será, en cambio el camarada no deja de señalar el problema que significan estas prácticas, justamente por ello indica que “… este tipo de expresiones no son las deseables ni las que debemos empujar.”
En lo general parece que compartimos ideas con el camarada Daniel, solo habría que aclarar que no hacemos un juicio moral de estas expresiones o que esperamos la manifestación “pura” y siempre clara de los explotados. No sabemos los caminos que el descontento de los explotados ha de tomar, ni siquiera suponemos que hay una forma única de cómo se ha de expresar, pero sabemos que no toda expresión de descontento permite avanzar la conciencia y la organización obrera y nuestro papel como revolucionarios nos exige tomar posición en torno a ello, sin que por esto juzguemos o despreciemos a los proletarios que han participado.
En los primeros renglones de la toma de posición del camarada se puede leer: “… no correspondía a la clase proletaria, y en especial a las minorías revolucionarias, hacer una condena de tipo moral respecto a los saqueos o robos de tiendas o almacenes que de manera individual se pudieran estar dando. Es decir, no denunciar el robo por “inmoral”, sino primero denunciar que el mayor robo lo hace la burguesía en todo el mundo y que estas expresiones de desesperación tienen su origen precisamente en esa violencia inicial que implican tanto la explotación como la represión.” Efectivamente, y nuestra posición no es una condena moral por el saqueo y el robo en sí mismos, sino sostenemos que el robo no es una práctica de los obreros para lograr sus emancipación. El desarrollo de la conciencia obrera de ninguna manera se ve fortalecida si un obrero de forma individual se apropia por el robo de una mercancía, por más vitrales que rompa y lo mismo da si otros trabajadores de forma individual son arrastrado en acciones de este tipo. Si el robo fuera una práctica revolucionaria, los ladrones que roban a los trabajadores e incluso a las casas y negocios de la burguesía serían un ejemplo para los explotados, y no es así, por eso el señalar que son acciones desesperadas propias de los desclasados, no significa que estemos juzgando bajo percepción moral, estamos señalando los peligros a los que se enfrenta el proletariado. Hay una diferencia muy grande entre los saqueos empujados por la desesperación y la discusión y reflexión colectiva llevada en las Asambleas Generales que permiten tener una práctica consciente, que si bien hoy puede ser aún modesta, no deja de tener importancia para que el proletariado construya los lazos de solidaridad y fortalezca su conciencia y unidad.
RM, septiembre-2011
En una reciente reunión pública de la CCI en territorio americano, hemos abordado el asunto en algunos de sus aspectos, pues la reunión estaba dedicada originalmente a discutir el asunto de los indignados en España.
De nuestra parte, por lo que respecta a los disturbios, tratamos de plantear que no correspondía a la clase proletaria, y en especial a las minorías revolucionarias, hacer una condena de tipo moral respecto a los saqueos o robos de tiendas o almacenes que de manera individual se pudieran estar dando. Es decir, no denunciar el robo por “inmoral”, sino primero denunciar que el mayor robo lo hace la burguesía en todo el mundo y que estas expresiones de desesperación tienen su origen precisamente en esa violencia inicial que implican tanto la explotación como la represión.
Aclarado este asunto, pues con la lectura de su artículo parece haber mayor coincidencia que discrepancia, es necesario plantear un segundo aspecto que no fue abordado ampliamente en la reunión –al menos no con la claridad debida de parte nuestra–, sea por la falta de tiempo, sea por el apasionamiento o simplemente por la dificultad para expresarnos en ese momento.
Nos referimos al asunto de que, efectivamente, los disturbios como se dan hoy no marcan una perspectiva netamente proletaria. Pero ante ello, no se puede negar que algo está ocurriendo en Gran Bretaña y algo más puede ocurrir tarde o temprano. Es decir, que los disturbios y los saqueos no son simplemente expresión individual de la desesperación y una trampa para el proletariado.
La CCI afirma: “Los saqueos no son un paso hacia una forma de lucha superior, sino un obstáculo en este camino.”
Ciertamente los saqueos como tales no implican un ascenso de la organización del proletariado. Pero nuestra impresión es que incluso los disturbios sí pueden ser el preludio de manifestaciones donde el proletariado actúe como clase. Es decir, que este tipo de expresiones no son las deseables ni las que debemos empujar. Pero que aún así, no podemos elegir siempre cómo reventará el descontento, pero incluso en ocasiones estas manifestaciones (desesperadas y con métodos sin perspectiva) si son catalizadores en una posterior irrupción de las masas en escena. Lo decimos por que lo ocurrido en Francia y Grecia años atrás, han sido disturbios no menos violentos y no menos “antiproletarios” que los que hoy vemos en GB.
Esto nos lleva a plantear una cuestión para nosotros elemental, aunque quizá no sea compartida por la CCI como no fue tampoco compartida abiertamente en la reunión pública referida. Y es la cuestión de que el proletariado no se haya siempre en la disyuntiva de elegir entre los métodos que le son propios y tienen perspectiva y los que no. Es decir, por la heterogeneidad de la conciencia, por el peso de la ideología, y por el peso de la desesperación (que no desesperanza) misma, la clase proletaria (o individuos de esta clase si se quiere), se pueden ver de pronto involucrados en asuntos tan lamentables como el verse enfrentados a otros miembros de su clase (o a otros proletarios en lo individual, si es que los dueños de tiendas lo fueran, cuando al menos seguramente algunos de los habitantes o empleados en los edificios incendiados si lo son).
Si los saqueos simplemente son obra de “antisociales”, entonces no hay ahí nadie a quien decir que ese no es un camino con perspectiva. Basta pues con ignorar la presencia de proletarios en dichas manifestaciones.
Si asumimos que individuos pertenecientes (o potencialmente pertenecientes) al proletariado (que aun no se ha constituído en clase, al menos no aparece como tal) participan incluso de los disturbios y saqueos, la obligación de las minorías revolucionarias es dirigirse a ellos.
Sin embargo la alternativa planteada a esos proletarios involucrados en acciones sin perspectiva, no puede ser simplemente oponer el ejemplo de las asambleas que se han dado en España, o de los movimientos masivos en Tunez y Egipto, por ejemplo. No basta con decir “pórtense bien y hagan asambleas, dejen de portarse mal y ser nilhistas antisociales”. Es necesario hacer ver que esas asambleas sí tienen una perspectiva, no solo futura sino inmediata.
Y aquí entra la capacidad o no de las minorías de esbozar un programa táctico. Pues ademas de “la propuesta de la cuestión de la revolución” y de como organizarse para defenderse de la policía (si acaso eso es posible), es necesario proponer un programa para enfrentar la crisis.
Los proletarios no se organizarán en asambleas abiertas –simplemente porque estas sí le son un método propio– si en dichas asambleas no encuentra ninguna resolución que efectivamente le sirva para defender o mejorar sus condiciones de vida. Y si estas asambleas surgen y prevalecen como instancias permanentes, abiertas, proletarias y todo, pero sin claridad, pueden degenerar en simple burocracia o bien en que las decisiones ahí tomadas conduzcan a iguales o peores trampas que los métodos “antisociales” de los disturbios, a falsas salidas: como sería la “auto defensa” armada contra la policía en el caso de GB.
Es decir el proletariado en Gran Bretaña hoy es testigo o participe atomizado de los disturbios, porque no puede trasladar mecánicamente la experiencia de lo ocurrido en España, Egipto o Túnez. No organizará sus propias asambleas y sus propios movimientos masivos hasta que no haya aprendido lo suficiente para ello, incluso equivocándose. Y no lo hará tampoco mientras no tenga ante sus propios ojos una alternativa mas concreta que la de “robar zapaterías” por un lado o “tomar bates de béisbol” por el otro, desafortunadamente.
Daniel (septiembre 2011)
Las asambleas del 15M han planteado en todas partes una reflexión sobre la democracia. Detrás de la consigna de ¡Democracia Real Ya! caben, desde los planteamientos reformistas parlamentarios del PSOE, IU y consortes, hasta una verdadera voluntad de cambiar el mundo, de buscar una perspectiva revolucionaria. El movimiento de los indignados ha desencadenado un torrente de discusiones, de reflexión, de búsqueda de claridad, sobre si es posible cambiar la sociedad y cómo habría que organizarla. La experiencia colectiva de las acampadas, las asambleas, las manifestaciones, empuja a tomar a cargo la organización de las protestas y a pensar si sería posible igualmente tomar a cargo la organización de la sociedad. ¿Se puede construir la sociedad que queremos, sin explotación, donde “la vida se antepone a las necesidades de la economía” –como decían algunas consignas–, sin clases, de educación y cultura, simplemente reformando las leyes electorales para que se nos escuche? ¿O se debería entrar a formar parte del Estado, formando una candidatura a la conquista de los órganos de gobierno? ¿O en realidad el Estado democrático es el enemigo y hay que acabar con él para tomar a cargo la organización revolucionaria de la sociedad?
Este año se cumplen 140 años de La Comuna de París de 1871, cuando en una verdadera revolución popular, las capas oprimidas, dirigidas por la clase trabajadora, se lanzaron a “asaltar el cielo” (como dijo Marx), desafiando a la República democrática, destruyendo el Estado burgués y organizando la Comuna. La revolución terminó aislada en París y fue derrotada, y la burguesía reprimió con saña brutal de venganza a los obreros, hasta el punto que tuvo que ser interrumpida so pena de diezmar la mano de obra en Francia. En nombre del partido del proletariado, la AIT, Marx redactó varios Manifiestos, que son la base del libro conocido como La Guerra civil en Francia, que trataba de sacar lecciones de este episodio heroico. Este es un buen ejemplo y materia de reflexión sobre cómo, por primera vez en la historia, en la práctica, los trabajadores se planteaban tomar a cargo la organización de la sociedad, frente a una República democrática mucho más llena de vitalidad política y social que cualquier Estado en el periodo actual. Es pues, un buen ejemplo para reflexionar sobre la democracia, el Estado y la revolución.
Pero no publicamos aquí el libro de Marx, sino extractos de dos capítulos (III y IV) de otro libro, precisamente El Estado y la Revolución, de Lenin, donde, en vísperas de la otra gran tentativa revolucionaria de nuestra época, la Revolución rusa de 1917, éste reflexiona sobre la experiencia de La Comuna y las lecciones de la AIT, justamente preguntándose qué hay que hacer para desarrollar una revolución y polemizando contra las “viejas glorias” de la socialdemocracia como Kautsky o Plejanov, que defendían la conquista parlamentaria del Estado, apoyada por la “huelga general”. A nadie se le escapa la actualidad de estos planteamientos, que son una contribución a las reflexiones que bullen estos días en muchas discusiones.
La única “corrección” que Marx consideró necesario introducir en El Manifiesto comunista fue hecha por él a base de la experiencia revolucionaria de los comuneros de París.
El último prólogo a la nueva edición alemana de El Manifiesto comunista, suscrito por sus dos autores, lleva la fecha de 24 de junio de 1872. En este prólogo, los autores, Carlos Marx y Federico Engels, dicen que el programa de El Manifiesto comunista está “ahora anticuado en ciertos puntos”.
“... La Comuna ha demostrado, sobre todo –continúan–, que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”...”.
Las palabras puestas entre asteriscos, en esta cita, fueron tomadas por sus autores de la obra de Marx La Guerra civil en Francia.
Así, pues, Marx y Engels atribuían una importancia tan gigantesca a esta enseñanza fundamental y principal de la Comuna de París, que la introdujeron como corrección esencial en El Manifiesto comunista.
... El pensamiento de Marx consiste en que la clase obrera debe destruir, romper la “máquina estatal existente” y no limitarse simplemente a apoderarse de ella.
El 12 de abril de 1871, es decir justamente en plena Comuna, Marx escribió a Kugelmann:
“... Si te fijas en el último capítulo de mi “18 Brumario”, verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como se venía haciendo hasta ahora, sino romperla [subrayado por Marx; en el original “zerbrechen”], y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto, precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París” (pág. 709 de la revista Neue Zeit, t. XX, I, año 1901-1902).
En 1847, en El Manifiesto comunista, Marx daba a esta pregunta una respuesta todavía completamente abstracta, o, más exactamente, una respuesta que señalaba las tareas, pero no los medios para resolverlas. Sustituir la máquina del Estado, una vez destruida, por la “organización del proletariado como clase dominante”, “por la conquista de la democracia”: tal era la respuesta de El Manifiesto comunista.
Sin perderse en utopías, Marx esperaba de la experiencia del movimiento de masas la respuesta a la cuestión de qué formas concretas habría de revestir esta organización del proletariado como clase dominante y de qué modo esta organización habría de coordinarse con la “conquista de la democracia” más completa y más consecuente.
En su Guerra civil en Francia, Marx somete al análisis más atento la experiencia de la Comuna, por breve que esta experiencia haya sido. Citemos los pasajes más importantes de esta obra:
En el siglo XIX, se desarrolló, procedente de la Edad Media, “el poder centralizado del Estado, con sus órganos omnipresentes: el ejército permanente, la policía, la Burocracia, el clero y la magistratura”. Con el desarrollo del antagonismo de clase entre el capital y el trabajo, “el poder del Estado fue adquiriendo cada vez más el carácter de un poder público para la opresión del trabajo, el carácter de una máquina de dominación de clase. Después de cada revolución, que marcaba un paso adelante en la lucha de clases, se acusaba con rasgos cada vez más salientes el carácter puramente opresor del Poder del Estado”. Después de la revolución de 1848-1849, el poder del Estado se convierte en un “arma nacional de guerra del capital contra el trabajo”. El Segundo Imperio lo consolida.
“La antítesis directa del Imperio era la Comuna”. “Era la forma definida” “de aquella república que no había de abolir tan solo la forma monárquica de la dominación de clase, sino la dominación misma de clase...”
¿En qué había consistido, concretamente, esta forma “definida” de la república proletaria, socialista? ¿Cuál era el Estado que había comenzado a crear?
“... El primer decreto de la Comuna fue... la supresión del ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado...”
“... La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de París. Eran responsables y podían ser revocados en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera...
“... La policía, que hasta entonces había sido instrumento del gobierno central, fue despojada inmediatamente de todos sus atributos políticos y convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ésta y revocable en todo momento... Y lo mismo se hizo con los funcionarios de todas las demás ramas de la administración... Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos lo hacían por el salario de un obrero. Todos los privilegios y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron junto con éstos... Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, instrumentos de la fuerza material del antiguo gobierno, la Comuna se apresuró a destruir también la fuerza de opresión espiritual, el poder de los curas. ... Los funcionarios judiciales perdieron su aparente independencia ... En el futuro debían ser elegidos públicamente, ser responsables y revocables...”
Por tanto, la Comuna sustituye la máquina estatal destruida, aparentemente “solo” por una democracia más completa: supresión del ejército permanente y completa elegibilidad y movilidad de todos los funcionarios. Pero, en realidad, este “solo” representa un cambio gigantesco de unas instituciones por otras de un tipo distinto por principio. Aquí estamos precisamente ante uno de esos casos de “transformación de la cantidad en calidad”: la democracia, llevada a la práctica del modo más completo y consecuente que puede concebirse, se convierte de democracia burguesa en democracia proletaria, de un Estado (fuerza especial para la represión de una determinada clase) en algo que ya no es un Estado propiamente dicho.
Todavía es necesario reprimir a la burguesía y vencer su resistencia. Esto era especialmente necesario para la Comuna, y una de las causas de su derrota está en no haber hecho esto con suficiente decisión. Pero aquí el órgano represor es ya la mayoría de la población y no una minoría, como había sido siempre, lo mismo bajo la esclavitud y la servidumbre que bajo la esclavitud asalariada. ¡Y, desde el momento en que es la mayoría del pueblo la que reprime por sí misma a sus opresores, no es ya necesaria una “fuerza especial” de represión! En este sentido, el Estado comienza a extinguirse.
En vez de instituciones especiales de una minoría privilegiada (la burocracia privilegiada, los jefes del ejército permanente), puede llevar a efecto esto directamente la mayoría, y cuanto más intervenga todo el pueblo en la ejecución de las funciones propias del Poder del Estado tanto menor es la necesidad de dicho Poder.
En este sentido, es singularmente notable una de las medidas decretadas por la Comuna, que Marx subraya: la abolición de todos los gastos de representación, de todos los privilegios pecuniarios de los funcionarios, la reducción de los sueldos de todos los funcionarios del Estado al nivel del “salario de un obrero “. Aquí es precisamente donde se expresa de un modo más evidente el viraje de la democracia burguesa a la democracia proletaria, de la democracia de la clase opresora a la democracia de las clases oprimidas, del Estado como “fuerza especial “ para la represión de una determinada clase a la represión de los opresores por la fuerza conjunta de la mayoría del pueblo, de los obreros y los campesinos.
... La completa elegibilidad y la movilidad en cualquier momento de todos los funcionarios sin excepción; la reducción de su sueldo a los límites del “salario corriente de un obrero”: estas medidas democráticas, sencillas y “evidentes por sí mismas”, al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros y de la mayoría de los campesinos, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo. Estas medidas atañen a la reorganización del Estado, a la reorganización puramente política de la sociedad, pero es evidente que solo adquieren su pleno sentido e importancia en conexión con la “expropiación de los expropiadores” ya en realización o en preparación, es decir, con la transformación de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción en propiedad social.
“Al suprimir las dos mayores partidas de gastos, el ejército y la burocracia, la Comuna –escribe Marx– convirtió en realidad la consigna de todas las revoluciones burguesas: un gobierno barato”...
“La Comuna –escribió Marx– debía ser, no una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, legislativa y ejecutiva al mismo tiempo...”
“... En vez de decidir una vez cada tres o cada seis años qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar [ver-und zertreten] al pueblo en el parlamento, el sufragio universal debía servir al pueblo, organizado en comunas, de igual modo que el sufragio individual sirve a los patronos para encontrar obreros, inspectores y contables con destino a sus empresas”.
Esta notable crítica del parlamentarismo, trazada en 1871, figura también hoy, gracias al predominio del socialchovinismo y del oportunismo, entre las “palabras olvidadas” del marxismo. Los ministros y parlamentarios profesionales, los traidores al proletariado y los “mercachifles” socialistas de nuestros días han dejado íntegramente a los anarquistas la crítica del parlamentarismo, y sobre esta base asombrosamente juiciosa han declarado toda crítica del parlamentarismo ¡como “anarquismo”!
... Decidir una vez cada cierto número de años qué miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el parlamento: he aquí la verdadera esencia del parlamentarismo burgués, no solo en las monarquías constitucionales parlamentarias, sino también en las repúblicas más democráticas.
Pero si planteamos la cuestión del Estado, si enfocamos el parlamentarismo como una de las instituciones del Estado, desde el punto de vista de las tareas del proletariado en este terreno, ¿dónde está entonces la salida del parlamentarismo? ¿Cómo es posible prescindir de él?
... La salida del parlamentarismo no está, naturalmente, en la abolición de las instituciones representativas y de la elegibilidad, sino en transformar las instituciones representativas de lugares de charlatanería en corporaciones “de trabajo”. “La Comuna debía ser, no una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, legislativa y ejecutiva al mismo tiempo”. “No una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo”: ¡este tiro va derecho al corazón de los parlamentarios modernos y de los “perrillos falderos” parlamentarios de la socialdemocracia! Fijaos en cualquier país parlamentario, de Norteamérica a Suiza, de Francia a Inglaterra, Noruega, etc.: la verdadera labor “de Estado” se hace entre bastidores y la ejecutan los ministerios, las oficinas, los Estados Mayores. En los parlamentos no se hace más que charlar, con la finalidad especial de embaucar al “vulgo”... La Comuna sustituye el parlamentarismo venal y podrido de la sociedad burguesa por instituciones en las que la libertad de crítica y de examen no degenera en engaño, pues aquí los parlamentarios tienen que trabajar ellos mismos, tienen que ejecutar ellos mismos sus leyes, tienen que comprobar ellos mismos los resultados, tienen que responder directamente ante sus electores. Las instituciones representativas continúan, pero desaparece el parlamentarismo como sistema especial, como división del trabajo legislativo y ejecutivo, como situación privilegiada para los diputados. Sin instituciones representativas no puede concebirse la democracia, ni aun la democracia proletaria; sin parlamentarismo, sí puede y debe concebirse, si la crítica de la sociedad burguesa no es para nosotros una frase vacua, si la aspiración de derrocar la dominación de la burguesía es en nosotros una aspiración seria y sincera y no una frase “electoral” para cazar los votos de los obreros...
... Organizaremos la gran producción nosotros mismos, los obreros, partiendo de lo que ha sido creado ya por el capitalismo, basándonos en nuestra propia experiencia obrera, estableciendo una disciplina rigurosísima, férrea, mantenida por el Poder estatal de los obreros armados; reduciremos a los funcionarios del Estado a ser simples ejecutores de nuestras directivas, “inspectores y contables” responsables, movibles y modestamente retribuidos (en unión, naturalmente, de técnicos de todas clases, de todos los tipos y grados): he ahí nuestra tarea proletaria, he ahí por dónde se puede y se debe empezar al llevar a cabo la revolución proletaria. Este comienzo, sobre la base de la gran producción, conduce por sí mismo a la “extinción” gradual de toda burocracia, a la creación gradual de un orden –orden sin comillas, orden que no se parecerá en nada a la esclavitud asalariada–, de un orden en que las funciones de inspección y de contabilidad, cada vez más simplificadas, se ejecutarán por todos siguiendo un turno, acabarán por convertirse en costumbre, y, por fin, desaparecerán como funciones especiales de una capa especial de la sociedad.
... ¿Cómo Engels, veinte años después de la Comuna, resumió sus enseñanzas para el proletariado militante?.
He aquí las enseñanzas que Engels destaca en primer plano:
“... Precisamente la fuerza opresora del antiguo gobierno centralista: el ejército, la policía política y la burocracia, que Napoleón había creado en 1798 y que desde entonces había sido heredada por todos los nuevos gobiernos como un instrumento grato, empleándolo contra sus enemigos; precisamente esta fuerza debía ser derrumbada en toda Francia, como había sido derrumbada ya en París.
“La Comuna tuvo que reconocer desde el primer momento que la clase obrera, al llegar al Poder, no puede seguir gobernando con la vieja máquina del Estado; que, para no perder de nuevo su dominación recién conquistada, la clase obrera tiene, de una parte, que barrer toda la vieja máquina represiva utilizada hasta entonces contra ella, y, de otra parte, precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos a todos, sin excepción revocables en cualquier momento...”
Engels subraya una y otra vez que no solo bajo la monarquía, sino también bajo la República democrática, el Estado sigue siendo Estado, es decir, conserva su rasgo característico fundamental: convertir a sus funcionarios, “servidores de la sociedad”, órganos de ella, en señores situados por encima de ella.
“... Contra esta transformación del Estado y de los órganos del Estado de servidores de la sociedad en señores situados por encima de la sociedad, transformación inevitable en todos los Estados anteriores, empleó la Comuna dos remedios infalibles. En primer lugar, cubrió todos los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza por elección, mediante sufragio universal, concediendo a los electores el derecho a revocar en todo momento a sus elegidos. En segundo lugar, todos los funcionarios, altos y bajos, solo estaban retribuidos como los demás obreros. El sueldo máximo abonado por la Comuna no excedía de 6 mil francos. Con este sistema se ponía una barrera eficaz al arribismo y la caza de cargos, y esto aún sin contar los mandatos imperativos que introdujo la Comuna para los diputados a los organismos representativos...”
Engels llega aquí a este interesante límite en que la democracia consecuente se transforma, de una parte, en socialismo y, de otra parte, reclama el socialismo, pues para destruir el Estado es necesario transformar las funciones de la administración del Estado en operaciones de control y registro tan sencillas, que sean accesibles a la inmensa mayoría de la población, primero, y a toda la población, sin distinción, después. Y la supresión completa del arribismo exige que los cargos “honoríficos” del Estado, aunque sean sin ingresos, no puedan servir de trampolín para pasar a puestos altamente retribuidos en los Bancos y en las sociedades anónimas, como ocurre constantemente hoy hasta en los países capitalistas más libres.
El desarrollo de la democracia hasta sus últimas consecuencias, la indagación de las formas de este desarrollo, su comprobación en la práctica, etc.: todo esto forma parte integrante de las tareas de la lucha por la revolución social. Por separado, ningún democratismo da como resultante el socialismo, pero, en la práctica, el democratismo no se toma nunca “por separado”, sino que se toma siempre “en bloque”, influyendo también sobre la economía, acelerando su transformación y cayendo él mismo bajo la influencia del desarrollo económico, etc. Tal es la dialéctica de la historia viva. Engels prosigue:
“... En el capítulo tercero de La guerra civil se describe con todo detalle esta labor encaminada a hacer saltar [Sprengung] el viejo poder estatal y sustituirlo por otro nuevo realmente democrático. Sin embargo, era necesario detenerse a examinar aquí brevemente algunos de los rasgos de esta sustitución, por ser precisamente en Alemania donde la fe supersticiosa en el Estado se ha trasplantado del campo filosófico a la conciencia general de la burguesía e incluso a la de muchos obreros Según la concepción filosófica, el Estado es la “realización de la idea”, o sea, traducido al lenguaje filosófico, el reino de Dios sobre la tierra, el campo en que se hacen o deben hacerse realidad la eterna verdad y la eterna justicia. De aquí nace una veneración supersticiosa del Estado y de todo lo que con él se relaciona, veneración supersticiosa que va arraigando en las conciencias con tanta mayor facilidad cuanto que la gente se acostumbra ya desde la infancia a pensar que los asuntos e intereses comunes a toda la sociedad no pueden gestionarse ni salvaguardarse de otro modo que como se ha venido haciendo hasta aquí, es decir, por medio del Estado y de sus funcionarios retribuidos con buenos puestos. Y se cree haber dado un paso enormemente audaz con librarse de la fe en la monarquía hereditaria y entusiasmarse por la República democrática. En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática que bajo la monarquía; y en el mejor de los casos, un mal que se transmite hereditariamente al proletariado que haya triunfado en su lucha por la dominación de clase. El proletariado victorioso, lo mismo que lo hizo la Comuna, no podrá por menos de amputar inmediatamente los lados peores de este mal, entretanto que una generación futura, educada en condiciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de todo ese trasto viejo del Estado”.
En las consideraciones corrientes acerca del Estado... se olvida constantemente que la destrucción del Estado es también la destrucción de la democracia, que la extinción del Estado implica la extinción de la democracia.
A primera vista, esta afirmación parece extraordinariamente extraña e incomprensible; tal vez en alguien surja incluso el temor de si esperamos el advenimiento de una organización social en que no se acate el principio de la subordinación de la minoría a la mayoría, ya que la democracia es, precisamente, el reconocimiento de este principio.
No. La democracia no es idéntica a la subordinación de la minoría a la mayoría. Democracia es el Estado que reconoce la subordinación de la minoría a la mayoría, es decir, una organización llamada a ejercer la violencia sistemática de una clase contra otra, de una parte de la población contra otra.
Nosotros nos proponemos como meta final la destrucción del Estado, es decir, de toda violencia organizada y sistemática, de toda violencia contra los hombres en general. No esperamos el advenimiento de un orden social en el que no se acate el principio de la subordinación de la minoría a la mayoría. Pero, aspirando al socialismo, estamos persuadidos de que éste se convertirá gradualmente en comunismo, y en relación con esto desaparecerá toda necesidad de violencia sobre los hombres en general, toda necesidad de subordinación de unos hombres a otros, de una parte de la población a otra, pues los hombres se habituarán a observar las reglas elementales de la convivencia social sin violencia y sin subordinación.
Para subrayar este elemento del hábito es para lo que Engels habla de una nueva generación que, “educada en condiciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de todo este trasto viejo del Estado”, de todo Estado, inclusive el Estado democrático-republicano. n
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[16] http://www.informador.com.mx/jalisco/2010/224117/6/los-problemas-de-la-generacion-ninis.htm
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[18] https://tvconsentido.com/archives/1377
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[28] https://www.eluniversal.com.mx/notas/473203.html
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[31] http://www.madeinprc.es/2010/12/la-contaminacion-en-xintang-jeans-capital-of-the-world
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[40] https://en.internationalism.org/forum/1056/beltov/4515/occupy-wall-street-protests#comment-3866
[41] https://en.internationalism.org/icconline/2011/september/indignados
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[43] https://News.yahoo.com/occupy-protests-Seismic-Effect-062600703.html
[44] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica