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Con el abaratamiento del despido, la universalización de los contratos eventuales y el ninguneo de los acuerdos salariales que supone la Reforma laboral, la "expropiación" del 5% de los salarios de los trabajadores públicos seguida de una congelación que incluye las pensiones, el proyecto de alargar la edad de jubilación a los 67 años, etc.[1], el gobierno "socialista y obrero" del PSOE desencadena el mayor ataque a las condiciones de vida de los trabajadores de todo el periodo democrático; con la leal oposición del PP, que niega la mayor echándose las manos a la cabeza ante la ineficacia de las medidas mientras su base social, mayoritariamente banqueros y empresarios, son sus principales inspiradores; y de IU y los sindicatos, que tan celosamente han salvaguardado estos años la "paz social", al mismo tiempo que, como siempre, pactaban los despidos y los recortes salariales de los que las medidas actuales no son más que la continuidad que exige "el interés nacional"[2].
¿Cómo podemos luchar contra estos ataques orquestados por el conjunto del Estado contra nuestras condiciones de vida?
De entrada no son ataques frente a tal o cual sector de la clase obrera, jóvenes, pensionistas o funcionarios, sino frente al conjunto de la clase obrera; No son ataques "a la industrialización de tal o cual región o comarca", porque todas las empresas, de todas las regiones, se ven afectadas; No son ataques de los espectrales "mercados financieros" contra el "interés nacional", sino del capital contra los trabajadores, igual que en Grecia, o en Turquía, o en Gran Bretaña, o cualquier otra parte del mundo
Frente a la agravación sin precedentes en toda la etapa democrática de los ataques a nuestras condiciones de vida, en todos los sectores, categorías y tipos de centros de trabajo, la indignación es evidente y va creciendo la convicción de que hay que responder, oponerse a las medidas, hacer fuerza, porque si no es así, a estos ataques seguirán otros peores. Pero la cuestión es cómo luchar, cómo conseguir una fuerza y un control de la lucha que nos permita comprender lo que está en juego, ganar confianza en la lucha y en nosotros mismos y nuestros compañeros, desarrollar una solidaridad.
Frente a estos ataque necesitamos una respuesta unida,
consciente y masiva, que defienda nuestros intereses como clase frente al
"interés nacional". Una respuesta que agrupe generaciones y sectores, que se
identifique con las luchas en Tekel[3]
(Turquía) y Grecia[4], más allá de las
fronteras; que reflexione sobre los ataques y los medios de lucha, sobre cómo
organizar la lucha.
Los sindicatos mayoritarios, que durante los últimos años estaban instalados en
la "paz social", mientras crecían los despidos (En los dos años anteriores se
han perdido dos millones de puestos de trabajo[5]), y
los salarios permanecían prácticamente "congelados"; que hasta este mismo Mayo
negociaban con el gobierno y la patronal la forma de llevar a cabo los ataques
(de alrededor de los 4 millones de contratos firmados en el primer
cuatrimestre, los fijos no llegan al 5%[6]), en
menos de un mes se levantan de la mesa y se tiran a la calle. El discurso de la
solidaridad, en nombre del que se nos exigían sacrificios "para apoyar a los
más desfavorecidos", se ha convertido en el de la confrontación ante la
envergadura de los sacrificios, que ya no pueden camuflarse detrás del
"arrimemos todos el hombro". Ahora nos proponen una huelga general para el
29-S.
¡No! En lugar de la unidad, provoca la división; aunque aparentemente se trata de una "huelga general" y por tanto de una lucha unida, no expresa la unidad de la clase, sino la división por sindicatos, sectores, regiones o empresas, cada uno bajo su bandera. Si se mira la gira de preparación de la huelga que están haciendo Toxo y Méndez, se puede ver que van de empresa en empresa, tratando de vincular la lucha en cada una a sus reivindicaciones particulares, "la defensa de la empresa o del sector", para que cada uno al final vaya "a lo suyo".
Pero además, la decisión de hacer huelga o no, es individual, la toma cada uno desde el aislamiento, como "ciudadano", completamente separado de la fuerza del colectivo, como si se tratara de votar en unas elecciones.
¡No! Porque no permite que tomemos a cargo la lucha, que reflexionemos sobre cómo desarrollar una lucha que realmente tenga fuerza, ni sobre la naturaleza de los ataques a los que nos enfrentamos. No refuerza la confianza en nuestras propias fuerzas. Al contrario, nos arrastra pasivamente a seguir las convocatorias sindicales o quedarnos en casa, en ambos casos como espectadores, aturdidos por los mensajes de propaganda y narcotizados por los videos de chiquilicuatre. ¡Como en una campaña electoral!
¡No! Porque lo que reivindican los sindicatos "en un ejercicio de responsabilidad", no es la defensa de nuestras condiciones de vida, sino la defensa de los intereses de la economía nacional[7]; pero ¿No es precisamente por esos intereses por lo que se cierran empresas y se nos despide "para sanear la economía", o se congelan los salarios y se aumenta la carga de trabajo para que los productos españoles sean más competitivos?
¡No! Porque aunque la convocatoria de huelga incluye el paripé de movilizaciones sindicales a escala europea, no nos olvidamos de que estos señores "internacionalistas" son los mismos que frente a la reconversión industrial nos decían en Nissan que la culpa de los despidos la tenían "los japoneses", o en SEAT "los alemanes", o los "checos", que quitaban mercado al capital español. O sea, gente de la misma calaña de los que dicen en Grecia que "los alemanes" son culpables de la crisis por haber robado parte del patrimonio histórico en la 2ª guerra mundial, o en Alemania que a "los griegos" no les gusta trabajar y se la pasan tumbados al sol.
La nueva radicalidad sindical no es producto de una adhesión a la defensa de los trabajadores (ya han demostrado de sobra cómo se las gastan firmando acuerdos antiobreros[8]), sino de un cálculo y una estrategia política. No convocan movilizaciones, jornadas y la huelga general para promover la lucha de los trabajadores; sino para tratar de impedirla, No pretenden reforzar la confianza de la clase obrera en su lucha, su movilización, como dicen; sino su pasividad y su desconfianza. Como han avisado, hay que prevenir la lucha obrera,: "que no crean que porque no hay una respuesta inmediata se van a tolerar los ataques" (Toxo); o "en lo que queda de legislatura se va a tener que coexistir con un malestar social que se va a seguir manifestando" (Méndez).
Todos tenemos una desconfianza en que las acciones que promueven los sindicatos sirvan realmente para defendernos. La experiencia de más de 30 años de movilizaciones sindicales así lo confirma. Las otras huelgas generales, del 14D (1988) o el 27E (1994), o el 20J (2002) mostraron que desde el día después de la huelga, los mismos sindicatos se sentaron a negociar por otra vía lo que rechazaban tajantemente en la calle, y que la movilización sindical no reforzaba la combatividad y la confianza en la lucha; sino que la entregaba a los sindicatos desmovilizando a los trabajadores.
Del 29S no podemos esperar otra cosa que más de lo mismo. La ruptura de las negociaciones de la Reforma laboral y el escenario que ha planteado de llamamientos sindicales a la movilización, huelga del sector público del 8 de Junio y huelga general del 29S es una representación teatral para intentar recredibilizar ante los obreros a los sindicatos. Sus propuestas y alternativas significan como siempre una defensa de la economía nacional contra los trabajadores.
Pero sería un error pensar que el 29S no tiene un impacto frente a la clase obrera, creer que simplemente la mayoría de los obreros no van a secundar las movilizaciones, de forma similar a lo que ocurrió el 8 de Junio, y que todo esto no cuesta ningún precio a la verdadera dinámica de la reflexión y de combatividad obrera.
En realidad harán todo lo posible para que el "éxito" de la huelga sea fundamentalmente mediático, mientras al mismo tiempo se empuja a los trabajadores a la pasividad, o bien de quedarse en casa, o de dejarse llevar por los sindicatos. Un ejemplo de esta estrategia lo vimos en la convocatoria de 16 mil delegados sindicales en Madrid el día 9 por la mañana; la plaza de Vistalegre rebosaba de banderas y entusiasmo sindical; pero en los centros de trabajo nada perturbaba la rutina laboral cotidiana.
Una de las curiosidades que genera la situación actual es la de ver "en directo" como el aparato sindical despliega en poco tiempo toda su estrategia, con una serie de movimientos perfectamente escalonados para dar la impresión de que los sindicatos rebosan de confianza obrera y combatividad; mientras los trabajadores permanecen ajenos a todo este espectáculo.
La otra cara de la preparación de la huelga es que la convocatoria ha puesto en marcha una enorme red de iniciativas sindicalistas promovidas por todo tipo de siglas, detrás de las que hay, desde organizaciones sindicales como CGT o CNT, hasta grupos izquierdistas como el PCPE, trotskistas, etc., que prácticamente ocupan todo el terreno de la iniciativa de la lucha, a favor o en contra de las propuestas de CCO y UGT. En esas condiciones es francamente difícil impulsar una lucha autónoma.
De esta forma los sindicatos hacen para el Estado el trabajo de balizar todo el terreno social, para que nada pueda salirse de "los cauces legales" y "democráticos", es decir, del terreno del Estado.
Precisamente por eso la alternativa frente al 29S es una postura activa pero respaldada por una reflexión, por una perspectiva de cómo avanzar hacia una verdadera lucha obrera.
Podemos buscar agruparnos con otros compañeros que piensan que la huelga es un fraude, convocar reuniones para preparar asambleas que discutan sobre los ataques y cómo defendernos; ir tejiendo una red de contactos de obreros de diferentes empresas, sectores y ciudades, que sean la simiente de una búsqueda de la solidaridad y la lucha unida contra la división sindical. En las luchas de los años 70 y 80 existían algunas de estas agrupaciones antes de las luchas, para prepararlas, para buscar la confianza y no dejarse arrastrar por las consignas sindicales, durante las luchas, para preparar las intervenciones en las asambleas, hacer propuestas conjuntas, etc y después de las luchas, para sacar lecciones; aunque a diferencia de las agrupaciones sindicalistas, su vocación no era persistir desvinculadas de la lucha obrera, respaldadas únicamente por los cauces del Estado.
Podemos editar y distribuir hojas para dar a conocer nuestras discusiones, para impulsar una reflexión y un debate en el conjunto de la clase.
Podemos acudir a las manifestaciones, pero no encuadrados bajo las banderas sindicales, o "empaquetados" en el cortejo de nuestra empresa; sino a encontrar compañeros de otros centros con los que discutir, con los que establecer lazos de unidad.
Estas iniciativas, y todas las que pueda generar la creatividad de la lucha obrera que vayan en este sentido, son una aportación en la preparación de luchas masivas, donde podamos ver la fuerza que tenemos como clase y ganar una confianza en que podemos confrontar los ataques.
Recientemente una compañera decía a propósito de la huelga del Metro de Madrid en un blog de Internet que "había visto a la clase obrera"; el 29-S nadie podrá decir lo mismo, precisamente porque está convocado y organizado para dificultar y tratar de impedir la lucha obrera. Nuestra aportación es combatir para poner las bases que permitan que se desarrolle una verdadera lucha obrera.
Hic Rhodus
[1] Ver: /content/2901/reforma-laboral-2010-un-criminal-hachazo-mas-contra-todos-los-trabajadores [2]
[2] Para un análisis de la crisis económica actual ver: /content/2903/las-ensenanzas-de-la-fase-actual-de-la-crisis [3]
[3] Ver : /cci-online/201002/2777/turquia-solidaridad-con-la-resistencia-de-los-trabajadores-de-tekel-contra-el [4]
[4] Ver: /accion-proletaria/201003/2825/grecia-espana-portugal-estados-en-quiebra [5]
[5] Fuente: https://www.solidaridadobrera.org [6]
[6] Idem
[7] Como se puede leer en el Manifiesto que han hecho para la huelga general, «Convocamos una huelga general para exigir: una política... que planifique el cumplimiento de los objetivos de déficit del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea en plazos compatibles con la reactivación económica y la creación de empleo». ¿No son los mismos términos en los que habla cualquier empresario o banquero?
[8] Ley Básica de Empleo en 1980; ANE (Acuerdo nacional por el Empleo) en 1982; AMI (Acuerdo Marco Interconfederal) -esta vez CCOO se desmarcó y sólo firmó UGT- en 1984; contratos de inserción en 1988, etc, etc.
[9] En unas declaraciones, Toxo ha dicho que el 29-S era "una putada" , refiriéndose a lo que le dolía tener que convocar una huelga general contra un gobierno de izquierdas. A los líderes sindicalistas "les duele" el gobierno socialista; pero son indolentes para atacar la lucha obrera.
Sea cual sea el nombre que se le dé a la avalancha de golpes que el Gobierno "socialista" de Zapatero está descargando sobre los trabajadores de toda condición, en base a sus programas de austeridad, lo cierto es que a estas alturas la botella de los ataques a los obreros esta casi llena.
Sea cual sea la situación particular de todos aquellos que sufren la opresión de la explotación capitalista, ya sean los trabajadores en las pequeñas o grandes empresas, precarios, a tiempo parcial o completo, trabajadores sociales, funcionarios, ingenieros, estudiantes, desempleados, jubilados... todos estamos atrapados por los efectos de la crisis capitalista.
Si los efectos del ataque a las pensiones no son visibles hoy día, (pensiones de jubilación, pero también de viudedad, invalidez, orfandad, no contributivas, etc.) tendrán un gran peso en los próximos años para todas las generaciones de proletarios. Pero hoy, la amplitud, profundidad y simultaneidad de los ataques a los obreros en activo, son gravísimas.
Los presupuestos y servicios sociales han sido pulverizados o están en un irreversible proceso de degradación y retroceso. La no sustitución de los funcionarios que se jubilan, especialmente en el área de la salud y la enseñanza, recortes de recursos respecto a hospitales o escuelas, la congelación y reducción de los salarios, justificándolo en base al ahorro presupuestario y para dar confianza al mercado de la deuda pública, se está traduciendo en situaciones dramáticas para las clases populares, en cuyos sectores más castigados se están dando situaciones extremas como cortes por falta de pago en el suministro de agua y fluido eléctrico.
En muchas empresas, cada vez más, se ejerce el chantaje de despedir a los trabajadores y volverlos a recontratar con salarios más bajos, este es el caso, a título de ejemplo, del 10% de la plantilla de General Motors en Estrasburgo, pero que es extensivo a España y a toda la industria automovilística del mundo. Esto muestra, con centenares de ejemplos que podríamos poner, que los sacrificios de los trabajadores en general durante los últimos años no han servido para nada, que son sacrificios inútiles para los trabajadores, que los sacrificios, traducidos en peores condiciones salariales y de vida, no son temporales sino a perpetuidad.
Las condiciones draconianas impuestas a los desempleados, con requisitos administrativos de lo más estrictos y humillantes para tener derecho a la prestación por desempleo o, una vez agotado, al subsidio, son insoportables. Los desempleados son brutalmente arrojados a la soledad, al aislamiento de la vida social, poco más o menos a una especie de muerte civil, inmersos, contra su voluntad, en la ociosidad y condenados a una miseria rigurosa tanto material como espiritual. Tanto en el sector público como en el privado la sobrecarga de trabajo, a raíz de que las jubilaciones y despidos no son cubiertos, es la causa de que los trabajadores sufran un agotamiento y un estrés insoportables. El sufrimiento que esto produce, y que la burguesía y sus lacayos silencian de forma consciente, es de tal magnitud que está dando lugar a un fenómeno cada vez más extendido como son los suicidios de trabajadores, incluso en las llamadas "empresas de elite" y de supuesta "aristocracia obrera"[1]. Cada vez más estos hechos se están convirtiendo en un fenómeno social, frecuente y generalizado, un verdadero genocidio anónimo; cada vez más los ataques sociales realizados por el capital mediante su instrumento favorito, el estado democrático, llevan a los trabajadores y sus familias a no poder pagar la prestación de servicios básicos, como la hipoteca o el alquiler de la vivienda, el gas, la electricidad, el transporte público, los alimentos básicos, vestirse y no echemos en el olvido la subida de precio de las mutuas privadas por la utilización de los servicios, etc.
La ofensiva recaudatoria y de bajos costes del gobierno capitalista de Zapatero se centra, como no podría ser de otra manera, no en atacar los intereses capitalista vitales como el sector financiero, el monstruo estatal, la corrupción desvergonzada tanto pública como privada, etc., sino en un torrente de medidas antiobreras, que a la hora de ser aplicadas por las distintos entes del Estado, sean locales o autonómicos no les ha temblado la mano ni a la izquierda ni a la derecha, es decir al PSOE y al PP. Como siempre, y con la complacencia de toda la inmundicia burguesa, se ha declarado una verdadera guerra social al proletariado, hoy desorientado, inseguro, indiferente o reclutado en cien frentes ajenos a sus intereses de clase, consistente en eliminar a cara de perro, sin ninguna mesura, condiciones sociales que hasta ahora parecían intocables y que de un día para otro están desapareciendo: agilización legal de los desahucios de viviendas, aumento de las causas de despidos, más requisitos para cobrar las prestación por desempleo, dificultades de las familias para hacer frente al pago de las matriculas universitaria, el material escolar etc., etc. Para que no quede ninguna duda de quién son los "amigos" de los obreros, la flamante "reforma" laboral que Zapatero quiere implantar, ha tenido que buscar una política de alianzas antiobrera en el parlamento , su aliado natural sería el cavernícola PP, (por cierto que retozan en la misma cama en el Gobierno del País Vasco) pero resulta que no, por razones de correlación de fuerzas burguesas y de imagen electoral, la alianza para la última contrarreforma laboral la está buscando con los nacionalistas catalanes de ERC (Esquerra republicana de Cataluña), también con el PNV, (Partido Nacionalista Vasco) y con los ex estalinistas de Izquierda Unida uno de cuyos jefes, el Sr, Saura, es el jefe de la policía en la comunidad de Cataluña.
El aumento de la ira y la indignación son atizados por un profundo sentimiento de injusticia. La burguesía sigue mostrando una arrogancia increíble en medio del vendaval que ha desatado la crisis, con un ejemplo basta: La "candorosa" Ministra de defensa, Sra. Carmen Chacón, ha adquirido una mansión en uno de los sitios más exclusivos en Santo Domingo (Republica Dominicana) por un importe de 600.000 €, pero según parece se le ha quedado pequeña y ya está pensando en adquirir otra más suntuosa y precio de 1,4 millones de euros[2]. .
Las ilusiones de que un cambio del personal político sería una manera de afrontar la aguda crisis social, prácticamente han desaparecido. Cambiar el sentido del voto no impedirá los ataques, la eventualidad de un Gobierno del PP es más de lo mismo; los palos sobre las costillas de los trabajadores y de la población llueven por la izquierda y la derecha, la prueba es que en todos los países el proletariado se enfrenta a ataques similares y en todas partes se confronta a las mismas perspectivas de condiciones de vida todavía más miserables. En Grecia o en España, además del ataque a las pensiones, son los gobiernos de izquierda los que están imponiendo recortes salariales del 20 o 10%. Esto es claramente lo que nos espera en el futuro y en todas partes: de peor en peor.
Todo esto sucede no porque se gobierne de esta o aquella manera, o que los políticos estén podridos o sean malintencionados, sino que el sistema capitalista en todo el mundo está abiertamente en quiebra y la burguesía hace pagar al proletariado mundial un alto precio por su crisis..
El capitalismo no nos dará nunca un gobierno más social o más equitativo. En España, es el gobierno " socialista " de Zapatero quien, en concierto con la derecha, ha lanzado a final de junio principios de julio, una enorme campaña ideológica difamatoria para desacreditar y aislar la valiente huelga de los trabajadores del metro de Madrid, en lucha contra una rebaja del 5% de su salario.
Tarde o temprano, la clase obrera deberá defenderse y no puede posponer por mucho tiempo una confrontación inevitable, contra un sistema que sólo nos puede sumir a todos en una profunda miseria material y moral. No podemos esperar ni dudar.
Esto también significa, que la clase obrera en España debe tomar conciencia de que no está sola para afrontar esta terrible realidad, que en todos los países se trata de la misma lucha para hacer frente a los mismos ataques de los explotadores de todo el mundo a las condiciones de vida. De la China a Panamá, pasando por Bangladesh y Cachemira, la clase obrera demuestra que es capaz de desarrollar masivamente y con determinación su combate de clase contra clase a escala mundial.
No hay ninguna perspectiva que no sea la de luchar masivamente para defenderse de la avalancha de ataques que nos lleva a unas condiciones de vida cada vez más miserables. Luchar de manera masiva significa luchar juntos y con determinación, buscando, de la manera más amplia, la extensión y la unidad del combate. Solo la movilización masiva frente a los ataques masivos, será capaz de frenar a la burguesía; aún así, el proletariado no puede ganar la batalla en un solo acto. La burguesía, porque no tiene otra solución, volverá a la carga; pero es la única manera de impedir mediante la movilización nuevos ataques complementarios. Acordémonos como en 2006 los estudiantes franceses, las nuevas generaciones, lograron que el gobierno Villepin retirase el CPE (contrato de primer empleo) mediante una lucha masiva y solidaria, igual que en España, el sector del metal en Vigo ese mismo año, mostró cual es el camino a seguir. No es a través de sucesivas y episódicas jornadas de acción esterilizantes, o recurriendo a los especialistas del sabotaje y la división obrera, entre ellos los sindicatos, como lograremos detener los ataques; solo los trabajadores, organizando y dirigiendo colectivamente sus propias luchas, con llamamientos generalizados a la participación de todos en las asambleas y no solo de los "afectados", o sea sin tener en cuenta el sector económico, o si son activos o desempleados, pensionistas, estudiantes, etc. Solo así y verdaderamente haremos una demostración de fuerza contra la clase dominante. Paralelamente con esto, se debe mantener el control permanente de las luchas en manos de la asamblea, cosa que se consigue, como ha demostrado la historia de movimiento obrero, con la elección directa de delegados por la asamblea y su revocación por la misma en cualquier momento, es decir, sin mandato por un tiempo determinado (como en las elecciones), según los método de la burguesía y sus asistentes. No hay otro camino para expresar el rechazo de la clase obrera frente a los ataques y la inhumanidad de un sistema capitalista podrido hasta el tuétano, solo así la burguesía verá un enemigo serio y fuerte, que lleva en sus entrañas un futuro diferente. Lo demás no es otra cosa que pólvora mojada.
Adaptado de R.I., publicación en lengua francesa de la CCI 11-09-10
[1] Sin ir más lejos, ya hace tiempo que en la "aristocrática" telefónica francesa, France Telecom, se han producido una serie de suicidios de trabajadores que hemos recogido en nuestra prensa internacional. Pues bien, a la hora de escribir este artículo nos enteramos por la prensa económica de España ("El Economista" 10-09-10, edición digital) que en los últimos días se han suicidado cinco trabajadores más.
[2] La Gaceta 30-08-10
Mientras que hace algunos años la burguesía y sus medias presentaba a los trabajadores de la periferia como "enemigos con los cuales no se puede competir", hoy con sus valientes luchas aparecen cada vez más claramente como lo que son: hermanos de clase víctimas del capital y su crisis. Por eso son raras las noticias que aparecen en la prensa o en los informativos de la TV sobre sus luchas. La burguesía sigue ejerciendo un verdadero black-out (una censura) sobre ellas, porque sobre todo necesita encubrir la principal lección de estas luchas: la de la realidad de un desarrollo que crece de la solidaridad en las filas de la clase obrera. En este proceso de lucha internacional, corresponde a los proletarios de los países desarrollados ampliar ese combate, mostrando el camino para llevar las luchas actuales hacia una perspectiva revolucionaria; favorecer la unidad internacional del proletariado, desarrollar la conciencia del objetivo final y hacer de su experiencia histórica acumulada e irreemplazable, una verdadera arma para una nueva revolución mundial.
Desde Junio pasado y durante todo este verano se han venido sucediendo huelgas espontáneas de miles de trabajadores en Bangladesh, hartos de soportar unas condiciones de vida y de trabajo deplorables, unos salarios miserables y una implacable subida de los precios de los alimentos básicos como el arroz. Estos trabajadores se han enfrentado tanto a las fuerzas del orden como a la acción combinada del triunvirato patronal-gobierno-sindicatos cuya oferta de subida de un 80% del salario fue masivamente rechazada.
Las huelgas se extendieron a las fábricas de la periferia de la capital, pero también al resto del país, en solidaridad especialmente contra la feroz represión. La cólera y la indignación de los trabajadores se han extendido rápidamente, a menudo tomando la forma de destrucción de las máquinas, verdaderos símbolos de su condición de galeotes. La rabia contenida ante las vejaciones que sufren los obreros en las fábricas, estalla. Los obreros levantan barricadas, cortan autopistas, en varias ocasiones toman el centro de la ciudad para hacerse oír colectivamente y defenderse. Ante ello los patrones cierran las fábricas y llaman a la policía. La represión es brutal: varios muertos, miles de heridos por las cargas policiales, por gases lacrimógenos, balas de goma, cañones de agua a presión... contra obreros desarmados que en el mejor de los casos a falta de algo mejor, lanzan sus sandalias contra la policía. Trescientos obreros tachados de "lideres" por las fuerzas del orden son detenidos, muchos de los cuales aún están en prisión.
Desde la explosión de cólera de los trabajadores del textil en 2006, varias huelgas salvajes duramente reprimidas han sacudido Bangladesh. Tres millones y medio de obreros trabajan en el sector textil, principal industria del país que exporta el 80% de su producción fabricada para grandes empresas mundiales y famosas marcas occidentales de ropa. Esas mismas empresas que cara a la galería nos sueltan sus discursos moralizantes sobre "un salario decente" y "contra la explotación infantil" son las mismas que presionan ferozmente a la baja los precios de la mano de obra al subcontratar sus pedidos en unos mercados donde la fuerza de trabajo es ya la más barata del mundo. ¡En un contexto de crisis y superproducción aguda, incluso los salarios mensuales de 19 euros se vuelven demasiado costosos a los ojos del capital y los patronos!
Los obreros del textil hacinados en chabolas casi siempre inundadas en los barrios miseria de Dacca, la capital, no pueden sobrevivir con tales salarios de miseria. Sus condiciones de vida y trabajo son inhumanas, peores aún que las de los trabajos forzados de los principios de la industrialización en Europa. Además la mayoría de esta mano de obra son mujeres que trabajan más de diez horas al día, otras de noche, con ritmos infernales y soportando un calor asfixiante. Víctimas de toda clase de brutalidades, aguantan diariamente amenazas físicas y los abusos sexuales de los jefes. ¡Uno de cada 5 trabajadores tiene menos de 15 años!. Además el mal estado de los locales e infraestructuras donde se les obliga a trabajar multiplica los accidentes, de hecho cientos de obreros murieron en 2009 en incendios en fábricas.
Ante las cada vez más vivas y visibles expresiones de cólera por parte de los trabajadores en los países pobres, la burguesía empieza a comprender que la represión no es la respuesta más eficaz; por eso trata de dotarse de un aparato sindical de encuadramiento de los obreros. Así, como en Bangladesh los sindicatos oficiales tienen muy poca influencia sobre los obreros, los sindicatos no oficiales se presentan como una alternativa real y radical, como una verdadera oposición, denunciando el "incumplimiento del derecho sindical". Como decía un sindicalista recientemente en Bangladesh, «puesto que los recursos legales son prácticamente imposibles, a menudo las manifestaciones espontáneas son la única opción» (http ://www.lemonde.fr [10]) . Por su parte el sindicato local BGWUC consciente de su responsabilidad a la hora de encuadrar a los trabajadores afirma « la mínima represión debería dar a los líderes sindicales la posibilidad de intervenir rápidamente en los centros de trabajo para evitar que los conflictos que surgen degeneren en violencia como está pasando habitualmente» (http ://dndf.org/ ?p=2801 [11]). Los sindicatos locales piden que les dejen hacer su trabajo de obstaculizar la lucha de clases antes de acudir a la represión masiva; apoyados por sindicalistas occidentales (del sindicato británico Unidad y del americano United Steel Workers) que se desplazaron a Bangladesh para trasmitirles las lecciones de su larga experiencia en el sabotaje de las luchas obreras en occidente. Esto no es ninguna novedad, en 1980 ante la formidable oleada de huelgas en Polonia acudió la flor y nata del sindicalismo europeo para adiestrar a Solidarnosc en el arte de sabotear y desactivas las huelgas. Frente a ello, el proletariado cuenta con su vigilancia, con su capacidad para aprender de su experiencia histórica e internacional y con su solidaridad.
Las huelgas y manifestaciones, cada vez más combativas, masivas e incontrolables, se inscriben en efecto en un extenso movimiento internacional que se inició en 2003, cuya dinámica se confirmó por todas partes, en particular, en los países del sur, como prueban otros combates que se desarrollaron en Argelia, en Turquía, o más recientemente en China.
WH.
Entre las luchas más difundidas están las que se desarrollaron en varias plantas de Honda que hasta ahora han sido golpeadas por tres olas de huelgas, aún después de obtener un aumento salarial del 24 % en las primeras huelgas. En Foxconn, fabricante de IPods donde ha habido muchos suicidios recientemente, la huelga logró un aumento salarial del 70 %. En la fábrica de maquinaria KOK ha habido choques entre las fuerzas de seguridad y los trabajadores cuando estos intentaron llevar su lucha a las calles.
Estas huelgas no han sido bloqueadas por los medios de comunicación chinos porque las empresas son de propiedad extranjera y las disputas laborales han sido usadas como propaganda contra los rivales regionales de China: japoneses y surcoreanos. En realidad, el movimiento de huelga también ha implicado a los trabajadores en muchas empresas y varias ciudades de China. El empleo de la policía y otras fuerzas de seguridad ha sido en vano.
Los medios de comunicación fuera de China han sido rápidos para identificar que algo significativo está sucediendo. Con titulares como "el surgimiento de un movimiento obrero chino" (businessweek.com), "la nueva generación sacude el paisaje laboral de China" (Reuters) y "las huelgas ponen a China en las noticias del descontento laboral" (Associated Press), la burguesía reconoce, a su modo, que si bien ha habido pruebas en el pasado del descontento creciente en la clase obrera en China, el movimiento actual significa algo más.
El artículo de AP (11/6/10) dice "las autoridades por mucho tiempo han tolerado protestas limitadas y locales por parte de los trabajadores descontentos por sus salarios u otras cuestiones, quizás reconociendo la necesidad de una salida para tales frustraciones" pero el Financial Times (11/6/10) agrega que "Aparecen señales en el sentido de que las protestas laborales en China son mucho más extendidas y coordinadas de lo que se pensaba, provocando temores de acciones industriales que podrían aumentar los costos de las empresas multinacionales." Un economista de Hong Kong citado por el Daily Telegraph (10/6/10) repite esto: "Lo que pasa ahora no es más que una sola chispa y las noticias se extenderán por todas partes de China, lo que podría conducir a acciones industriales similares en otras fábricas."
Los motivos de las luchas y su tendencia a inspirar y extenderse a otras es algo que los "expertos" tratan de explicar. "Los trabajadores se informan sobre las acciones de huelga vía teléfonos móviles y QQ, un instrumento de mensajes inmediatos. Ellos comparan a menudo los salarios y las condiciones de trabajo, con trabajadores de sus provincias y usan los resultados para negociar con los patrones, dijo Joseph Cheng, un profesor en la Universidad de la ciudad de Hong Kong. ‘[las protestas laborales] se han estado sucediendo a través del delta del río Perla y el delta del Yangtse desde principios del año debido a los recortes laborales."(PT 11/6/10) Como resume otro "experto": "Una de las huelgas estalló cuando los trabajadores se reunieron solamente a partir del envío de mensajes de texto entre ellos," dijo Dong Baohua, profesor de derecho en la Universidad del Este de China. la tecnología moderna hace más fácil que las huelgas se produzcan" (ibíd).
Es cierto que las innovaciones tecnológicas son usadas por los trabajadores, pero esto no explica por qué luchan los trabajadores, por qué ellos quieren unirse en la lucha. Las razones para ello descansan en las condiciones materiales en las cuales viven y trabajan los obreros. De acuerdo a las estadísticas oficiales los salarios representaron el 56% del PIB chino en 1983, pero bajó al 36% en el 2005. En los pasados cinco años uno de cada cuatro trabajadores en China no ha tenido aumento de salario. Quien haya estado beneficiándose del milagro económico chino no ha sido la clase obrera. Los aumentos recientes del salario mínimo en provincias industrializadas importantes como Guangdong, Shandong, Ningxia y Hubei han sido explicados como tentativas de compensar los efectos de la inflación, pero aún en los medios de comunicación estatales se admite que también se deben a la prevención del malestar social.
En el diario oficial People´s Daily Online (9/6/10) en un encabezado "los expertos prevén mayor descontento laboral", se puede leer "El creciente malestar de los trabajadores que proviene del sur de China puede hacer que se produzca una tendencia al alza en los salarios en un futuro próximo". Tratan de presentar esto como una ‘oportunidad' y no da ninguna explicación al ‘malestar'. Sin embargo, como los capitalistas de cualquier parte, pueden hacer los cálculos, como un funcionario explicó los proyectos de inversión de negocios de Hong Kong: "Si los costos de la mano de obra se incrementan, sus ganancias caerán y aún pueden cambiar sus fábricas a otros países que puedan proporcionar mano de obra más barata."
En China durante mucho tiempo ha habido una frustración y una impaciencia creciente con los sindicatos. Estos órganos claramente estatales no sólo desalientan y tratan de evitar las huelgas, en Honda usaron la violencia física contra los trabajadores, quienes a su vez se defendieron contra los funcionarios sindicales. No es ninguna sorpresa que los trabajadores hayan intentado otras alternativas. Un artículo en The New York Times (10/6/10), por ejemplo, mientras informa que "huelgas dispersas han comenzado a definirse en provincias chinas antes intactas por el malestar laboral", también mostró lo que pasó en Honda durante una de las huelgas. "los huelguistas aquí han desarrollado una sofisticada organización democrática, en efecto eligiendo representantes para representarlos en la negociación colectiva con la dirección. Ellos también exigen el derecho de formar un sindicato separado de la federación nacional controlada por el gobierno, que se ha abocado por mucho tiempo a mantener la paz laboral para los inversionistas extranjeros."
Al mismo tiempo que se deben entender las causas en este país es también necesario recordar la experiencia de los trabajadores en Polonia de 1980-81. Aquí había un movimiento de huelga en todo el país en el cual las asambleas de los trabajadores crearon sus propios comités y otras formas de organización. La fuerza entera de este movimiento fue debilitada por la idea de crear ‘sindicatos libres' opuestos a los del Estado. Esta idea tomó forma material en la aparición de Solidarnosc, un sindicato cuya trayectoria fue desde la derrota del movimiento a principios de los años 80 hasta el gobierno de austeridad con Lech Walesa como Presidente a principios de la década de 1990.
Los intentos de los trabajadores a tomar las luchas en sus propias manos pueden tomar muchas formas, o con representantes, comités elegibles, delegaciones a otros trabajadores, o mítines populares donde los trabajadores toman sus propias decisiones sobre la organización de la lucha.
Durante la primera huelga de Honda había una declaración de una delegación que claramente tenía ilusiones en las posibilidades de los sindicatos, pero había también otras ideas bastante sanas. Por ejemplo: "No estamos simplemente luchando por los derechos de 1800 trabajadores, sino por los derechos de los trabajadores del país entero". Estos trabajadores podrán hablar de ‘derechos' más que de liberación, pero ellos muestran claramente una preocupación por un movimiento mucho más amplio que una fábrica.
Hay también un pasaje que, forma parte de un documento que afirma "Es el deber del sindicato defender los intereses colectivos de los trabajadores y proveer el liderazgo en las huelgas de los trabajadores" mostrando que hay otras ideas que se están desarrollando también. "Todos nosotros compañeros de trabajo en la Compañía de Fabricación de Auto Partes de Honda, Ltd, deberíamos unirnos y no dividirnos por la dirección. Entendemos que hay, inevitablemente opiniones diferentes entre nosotros. Apelamos a todos los compañeros de trabajo a expresar sus opiniones a los representantes obreros. Aunque estos representantes no cubran a los trabajadores en todos los departamentos, ellos toman las opiniones de todos los trabajadores en la fábrica de manera seria y equitativa. A los trabajadores de la cadena de producción que están motivados y les gustaría participar en la negociación con la dirección puede unirse a la delegación por medio de la elección.... Sin el respaldo dado por la asamblea de los trabajadores, los representantes no decidirán unilateralmente ninguna oferta que quede por abajo de las demandas indicadas arriba" Esto es de la traducción que aparece en libcom.org. Es interesante notar que el pasaje sobre la necesidad de la unidad de los trabajadores es traducido en businessweek.com como "Llamamos a todos los trabajadores a mantener un alto grado de unidad y no permitir que los capitalistas nos dividan".
Cualquiera que sea la más exacta, la necesidad de la unidad de los trabajadores, contra la ‘dirección' o contra los ‘capitalistas', es fundamental para la lucha de la clase obrera. En China la situación material que estimula la lucha y la cuestión de cómo organizarse es la misma que enfrentan los trabajadores en todo el mundo.
Car 11-06-10
En diferentes lugares de todo el mundo, la población, este verano, ha estado especialmente machacada por violentas catástrofes: en Rusia y Portugal los incendios provocados por las canículas han arrasado miles de hectáreas; los devastadores monzones han anegado Paquistán, India, Nepal, China... donde sus habitantes y millones de seres vivos se mueven dentro de inabarcables riadas de lodo[1]. Las inundaciones han cubierto también amplias zonas de Europa del Este y parte de Alemania. La lista es larga...
La multiplicación de estos fenómenos y su creciente gravedad no es fruto del azar (de la suerte o la desgracia) ni una fatalidad contra la que no habría nada que hacer y de la que nadie es, por lo tanto, culpable; todo lo contrario, tanto del origen como de la gestión y las consecuencias de las catástrofes, el capitalismo y sus leyes fundamentales tienen una enorme y grave responsabilidad.
Según los pronósticos de numerosos científicos, el calentamiento del planeta influye decisivamente en la multiplicación de fenómenos climáticos extremos; es el caso de las canículas, de las lluvias torrenciales, los ciclones, etc. «Son fenómenos que se reproducirán e intensificarán en un clima alterado por la polución que producen los gases de efecto invernadero»[2]. Desde1997 a 2006, periodo en el que la temperatura del planeta no ha parado de subir, el número de catástrofes, cada vez más violentas, ha aumentado el 60% en relación a la época precedente. Como un símbolo de este recalentamiento global del planeta, el mes de agosto un gigantesco iceberg de 250 Km2 se ha desprendido del océano Glacial Ártico. Este suceso, que con mayor o menor dimensión viene ocurriendo consecutivamente desde hace cuatro años, ha reducido la dimensión del Glacial a menos de 4 millones de Km2. Este verano han sido registradas temperaturas récord, tales como la alarmante cifra de 53,5ºC en Paquistán el día 26 de mayo: «La temperatura media del planeta muestra, según las anotaciones y análisis del equipo de James Hansen del Goddard Institute for Espace Estudies (NASA), que los seis primeros meses del año 2010 detentan el récord de calor en ciento treinta años»[3].
Los científicos de las compañías petroleras, los políticos y los cronistas de TV pueden discutir entre ellos sobre si el calentamiento planetario es o no resultado de una polución masiva de la atmósfera, pero el conjunto de los descubrimientos científicos serios demuestran una correlación evidente entre el vertido a la atmósfera de gases de efecto invernadero, el calentamiento climático y la multiplicación de catástrofes naturales. Sin embargo, los científicos se equivocan cuando afirman que un poco de voluntad política de los gobiernos podría cambiar las cosas. El capitalismo es incapaz de limitar los vertidos de gases de efecto invernadero, porque entonces tendría que oponerse a sus propios principios: el del beneficio, el de la producción con gastos menores, el de la competencia,... La burguesía tiene, necesariamente, que polucionar para satisfacer estas leyes. La industria pesada es un ejemplo; otro, el transporte para desplazar sus mercancías a miles de kilómetros.
La responsabilidad del capitalismo en la magnitud de estas catástrofes no se limita sólo a la polución atmosférica y al desorden climático: la destrucción metódica de los ecosistemas por medio de la deforestación masiva, por ejemplo; el almacenaje de desechos en las zonas naturales de drenaje o la urbanización anárquica -ocupando incluso lechos de ríos desecados- ha agravado enormemente la intensidad de las catástrofes.
Mientras escribimos estas líneas cientos de fuegos continúan ardiendo en una amplia región alrededor de Moscú, quemando cientos de miles de hectáreas de bosque, de turberas, de sembrados, de urbanizaciones, etc. El fuego ha matado ya más de cincuenta personas y dejado a miles sin hogar[4]. Una espesa humareda, de consecuencias catastróficas para la salud, hasta el punto de doblar la tasa de mortalidad, ha invadido la capital durante muchos días. Hay que añadir a todo esto los riesgos nucleares y químicos que amenazan a la población más allá de las fronteras rusas, a causa de los incendios en tierras contaminadas por la explosión de la central de Chernóbil; las propias nucleares amenazadas por las llamas; los depósitos de armas y de productos químicos abandonados en el campo sin control; que no han gozado, curiosamente, de la misma atención por parte de prensa, radio y TV.
Estos incendios han dado ocasión para mostrar toda la negligencia de la burguesía y el desgarro de la sociedad capitalista. Uno de los aspectos más sorprendentes de estos sucesos es la incapacidad del Estado ruso para dominar los incendios. ¡Ya le vale! al Primer ministro, V. Putin, jugar a los superhéroes delante de las cámaras de TV pilotando un camión de bomberos; el hecho es que este desastre es el resultado de décadas de políticas típicamente burguesas, cegadas cínicamente por las ansias de beneficio.
Un elemento esencial para comprender el papel de la burguesía en la envergadura de los incendios es el alucinante estado de abandono de los bosques. Rusia es un país inmenso dotado de un parque forestal muy denso e importante que necesita un cuidado particular para cercar rápidamente el foco inicial de los incendios, medida con la que se evitaría su rápida extensión y que acaben siendo incontrolables. Pero muchos de estos macizos forestales carecen de vías de acceso, lo que imposibilita que los camiones de bomberos puedan acceder al núcleo de la mayoría de los incendios. Rusia cuenta únicamente con 22.000 bomberos, menos que un país tan pequeño como Francia, para luchar contra fuegos tan devastadores; además, sus gobiernos regionales están tan corrompidos que prefieren emplear los pocos medios de que disponen para el cuidado de los bosques en la compra de coches de lujo, como se ha visto en numerosos escándalos difíciles de ocultar.
El mismo cinismo lo vemos ante los famosos incendios de las turberas, zonas en las que el suelo está formado por materia orgánica en descomposición particularmente inflamable -sobre todo en épocas de sequía y calor intenso[5]: además de dejarlas abandonadas, la burguesía rusa ha favorecido la construcción de casas en estas zonas donde los incendios habían hecho ya grandes estragos, en 1972.
Las cuentas son bien simples: en estos espacios tan peligrosos las promotoras inmobiliarias han podido comprar terrenos, declarados por Ley urbanizables, a precio de ganga. Esta es la manera en que el capitalismo transforma fenómenos naturales humanamente controlables en verdaderas catástrofes.
En Paquistán está lloviendo torrencialmente desde el pasado mes de Julio[6] ocasionando grandes inundaciones, deslizamiento de tierras, millones de víctimas, más de 20 millones de siniestrados y estragos materiales considerables. El hambre y la propagación de enfermedades, especialmente el cólera, han venido a empeorar esta situación ya de por sí desesperada. Durante más de un mes, en medio de este horrible cuadro, la burguesía paquistaní y su ejército han mostrado su incompetencia y un cinismo espantoso, acusando a la naturaleza de implacable mientras que lo mismo que en Rusia, entre urbanismo anárquico y servicios de socorro impotentes, las leyes del capitalismo aparecen claramente como el elemento esencial para comprender la dimensión de la catástrofe.
Un aspecto particularmente repugnante en esta tragedia es la manera en que las grandes potencias imperialistas intentan sacar provecho de la situación, en detrimento de las víctimas, utilizando las operaciones humanitarias como pretexto: Estados Unidos (USA), que sostiene al Gobierno (un gobierno puesto ampliamente en cuestión) de Yousaf Raza Gillani, ha aprovechado rápidamente los acontecimientos para desplegar un importante contingente militar formado por portahelicópteros, naves de asalto anfibias, etc. En nombre de la lucha contra el terrorismo[7] EEUU ha dividido Paquistán en franjas, controlando en todo momento la llegada de la "ayuda internacional" enviada por otros países, "ayuda humanitaria" constituida también por militares, diplomáticos, inversores sin escrúpulos,...
Como en cada catástrofe de grandes dimensiones. todos los Estados ponen en funcionamiento todos los medios para defender sus intereses imperialistas; entre estos medios, la "promesa de ayuda" se emplea de modo sistemático: todos los Gobiernos anuncian oficialmente una sustanciosa ayuda financiera que es oficiosamente acordada a cambio de satisfacer las ambiciones particulares de los donantes. Por ejemplo, a día de hoy sólo el 10% de la ayuda internacional prometida en enero de 2010 después del terremoto en Haití ha sido entregada en efectivo a la burguesía haitiana. Paquistán no ha sido la excepción a la regla, los millones prometidos sólo se darán a título de Comisión al Estado por los servicios prestados.
El capitalismo y la burguesía son, sin duda, directamente responsables de la multiplicación y la amplitud mortífera de las catástrofes climáticas.
La clase obrera no debe hacerse ninguna ilusión de la capacidad que dice tener la clase dominante para proteger a la humanidad de los fenómenos naturales violentos: sustituir a los gobiernos corruptos en el poder por dirigentes más "verdes" o legislar reformas ecológicas que salven el planeta -opciones que nos vende la burguesía-, no lograrán librar ni a la humanidad ni al planeta del caos medioambiental. Las bases del capitalismo: búsqueda del beneficio, la competencia,... están, a todos los niveles, en el núcleo del problema. Necesitamos destruir este sistema bárbaro y atroz.
V. 25 de agosto de 2010.
[1] Además de numerosas inundaciones y riadas de lodo en numerosas provincias, China padeció una gigantesca marea negra derivada de la explosión de un oleoducto
[2] Jean-Pascal van Ypersele, vicepresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos en Evolución del Clima (GIEC). AFP-noticias.
[3] Sylvestre Huet (periodista científico) en Liberatión; 12 de agosto de 2010.
[4] Estas cifras hay que leerlas con mucha precaución porque el Gobierno ruso es maestro insuperable en el arte de la desinformación. Pero mentir sobre las cifras no es una especialidad eslava, hay muchos testimonios de que en las inundaciones en el Var (Sur Este de Francia), que tratamos en RI nº 314, hubo más víctimas y daños que los que comunicó el Gobierno francés.
[5] Las autoridades rusas se han limitado a esperar que el hielo del invierno extinga a fondo los incendios de las turberas.
[6] Afganistán, China, India y Nepal están igualmente duramente afectados.
[7] El Gobierno paquistaní, que pasa por una situación particularmente inestable, ha advertido rápidamente de la inminencia de una insurrección de los talibanes refugiados en la frontera de Afganistán, para justificar numerosas medidas represivas. Lo ocurrido: a finales de agosto, a modo de insurrección, una banda de merodeadores islamistas vinculados a Al Qaeda ataca (¡vaya, por fin!) a una oscura milicia a sueldo del Gobierno, causando dos muertos.
En la primera parte de esta serie de artículos hemos intentado poner de manifiesto puntos de acuerdo fundamentales que aproximan a los anarquistas internacionalistas y a la Izquierda Comunista. Para la CCI, sin negar que existan divergencias importantes, el aspecto crucial es que defendemos con determinación la autonomía de la clase obrera rechazando «dar apoyo o sostén del tipo que sea ("crítico", "táctico" o en nombre de cualquier "mal menor") a un sector cualquiera de la burguesía: "democrática", "fascista", de izquierdas o de derechas; o a la burguesía palestina, o a la israelí -enfrentadas o no; etc.,...». Se trata pues, concretamente, de:
1) Rechazar todo tipo de apoyo electoral, cualquier colaboración con los gerentes del capitalismo o con los defensores de cualquiera de las formas de este sistema (social-democracia, estalinismo, "chavismo", etc.);
2) Mantener un internacionalismo intransigente, negándose a aceptar cualquiera de los campos imperialistas enfrentados en una guerra.
Todos los que defienden teórica y prácticamente estas posiciones esenciales deben ser conscientes de que pertenecen al mismo campo: el de la clase obrera, el de la revolución.
Aunque en el seno de este campo hay, necesariamente, diferencias de opinión y de posición entre los individuos, grupos, tendencias,...; los revolucionarios, a través del debate a escala internacional -fraternal, abierto, con franqueza, sin falsas concesiones, lograrán participar, de la mejor de las maneras, en el desarrollo general de la conciencia proletaria. Para conseguirlo tendrán que comprender el origen de las dificultades que todavía hoy entorpecen este debate.
Estas dificultades son fruto de la historia. La oleada revolucionaria que, partiendo de 1917 en Rusia y siguiendo con 1918 en Alemania, acabó con la Primera Guerra Mundial fue vencida por la burguesía. A partir de entonces, una terrible contrarrevolución se abate sobre la clase obrera de todos los países; siendo las expresiones más monstruosas de esa barbarie el estalinismo y el nazismo; implantados justamente en los dos países donde el proletariado había sido la vanguardia de la revolución.
La instauración, por un partido que se reclamaba del "marxismo", de una aterradora dictadura militar en el país de la Revolución de octubre de 1917 ha sido considerada por los anarquistas como una confirmación de las críticas que ellos habían mantenido durante mucho tiempo contra las concepciones marxistas. Concepciones a las que les han reprochado: su "autoritarismo", su "centralismo", el hecho de que no llamen a la abolición inmediata del Estado desde el día después de la revolución, el hecho de no tener como principio fundamental la libertad,...
Al acabarse el siglo XIX, el triunfo del reformismo y del "cretinismo parlamentario", en los partidos socialistas, fue considerado por los anarquistas como la confirmación de la validez de su rechazo a cualquier participación en las elecciones[1]. Es un poco lo que se produjo después del triunfo del estalinismo: para el movimiento anarquista este régimen no era sino la consecuencia lógica del "autoritarismo congénito" del marxismo; es más, entendían que había una particular "continuidad" entre la política de Lenin y la de Stalin, puesto que después de todo la policía y el terror políticos se desarrollaron cuando el primero aun estaba vivo y justamente poco después de la revolución. Evidentemente, uno de los argumentos empleados para ilustrar esta "continuidad" es el hecho de que desde la primavera de 1918 algunos grupos anarquistas de Rusia fueron reprimidos y su prensa amordazada. Pero hay un argumento que consideran "decisivo": el aplastamiento sangriento de la insurrección de Kronstadt, en marzo de 1921, por los bolcheviques, con Lenin y Trotsky en cabeza. El episodio de Kronstadt es sin duda muy significativo ya que los marinos y los obreros de esta base naval constituían, en octubre de 1917, una de las vanguardias de la insurrección que derrocó al gobierno burgués y facilitó la toma del poder por los soviets (Consejos de obreros y soldados). Y es justamente este sector, de los más adelantados de la revolución, quien se revela en 1921 con la consigna: «el poder a los Soviets, sin los partidos».
En el seno de la Izquierda Comunista hay un total acuerdo, entre sus diferentes tendencias, en torno a puntos que son evidentemente esenciales:
1) El reconocimiento de la naturaleza contrarrevolucionaria y burguesa del estalinismo.
2) El rechazo de toda "defensa del ‘bastión obrero' " que conformaría la URSS y particularmente de cualquier participación en la Segunda Guerra Mundial en nombre de esa "defensa" (o de cualquier otro pretexto).
3) La caracterización del sistema económico y social de la URSS como una forma particular de capitalismo, un capitalismo de Estado bajo su forma más extrema.
Sobre estos tres puntos decisivos la Izquierda comunista está de acuerdo con los anarquistas internacionalistas pero se opone totalmente al trotskismo que considera: al estado estalinista como un "Estado obrero degenerado", a los partidos "comunistas" como "partidos obreros" y que en su gran mayoría enroló a sus seguidores en la Segunda Guerra Mundial (concretamente en las filas de la Resistencia).
Hay sin embargo, en el seno mismo de la Izquierda Comunista, notables diferencias en la comprensión del proceso que llevó la Revolución de Octubre de 1917 a desembocar en el estalinismo; por ejemplo, la corriente de la Izquierda Holandesa ("Comunistas de Consejos" ó "consejistas") considera que la Revolución de Octubre fue una revolución burguesa cuya función era reemplazar el régimen zarista feudal por un Estado burgués, mejor adaptado para desarrollar una economía capitalista moderna. Al Partido bolchevique, que estaba a la cabeza de esta revolución, lo consideran un "partido burgués de tipo particular" encargado de dirigir la instauración de un capitalismo de Estado, aunque sus militantes y dirigentes no fueran verdaderamente conscientes. Para los "consejistas" hay una continuidad entre Lenin y Stalin, siendo este último, de alguna manera, el "ejecutor testamentario" del primero. En este sentido podemos decir que, aunque hay cierta convergencia entre los anarquistas y los consejistas, estos últimos no han rechazado su referencia al marxismo.
La otra gran tendencia de la Izquierda Comunista, la vinculada a la Izquierda Comunista de Italia, considera que la Revolución de Octubre y el Partido bolchevique eran de naturaleza proletaria[2]. El marco en que esta tendencia inserta su comprensión del triunfo del estalinismo es el del aislamiento en Rusia de la Revolución de octubre; a causa, fundamentalmente, de la derrota de las luchas revolucionarias en otros países, en primer lugar en Alemania. Poco antes de la Revolución de octubre el conjunto del movimiento obrero, y los anarquistas no eran una excepción, consideraba que si la revolución no se extendía a escala mundial sería derrotada. El hecho histórico fundamental que ilustra el trágico destino de la Revolución rusa es que esta derrota no vino del "exterior" (los ejércitos blancos, sostenidos por la burguesía mundial, fueron derrotados) sino del "interior", a través: primero, de la pérdida del poder por la clase obrera -especialmente del control sobre el Estado surgido a raíz de la revolución; y segundo, de la degeneración y la traición del partido que, tras haber conducido la revolución, acabó integrado en ese Estado.
En este marco, los diferentes grupos que se consideran de la Izquierda Italiana no comparten los mismos análisis sobre la política de los bolcheviques en los primeros años de la revolución. Para los "bordiguistas", el monopolio del poder por un partido político, la instauración de cierto monolitismo en este partido, el empleo del terror, incluso la misma represión sangrienta de la sublevación de Kronstadt, no son criticables; muy al contrario, todavía hoy lo asumen plenamente. Por eso durante mucho tiempo, en la medida en que la corriente de la Izquierda Italiana era conocida a escala internacional esencialmente a través del "bordiguismo", esos principios han actuado, entre los anarquistas, como repelente de las posiciones y principios de la Izquierda Comunista.
Pero, la corriente de Izquierda italiana no se reduce al "bordiguismo". La Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia (más tarde Fracción Italiana de la Izquierda Comunista) elabora en los años 30 todo un trabajo de balance de la experiencia rusa (Bilan era entonces el nombre de su revista en francés). Entre 1945 y 1952 la Izquierda Comunista de Francia (que publicaba Internationalisme) prosigue este trabajo y la corriente que se constituyó en 1975, la CCI, recogió esta antorcha en Venezuela en 1964 y en 1968 en Francia.
Esta corriente (y en parte igualmente la que se relaciona con el Partito Comunista Internazionalista en Italia) considera necesario la crítica de algunos aspectos de la política de los bolcheviques tras la revolución. En particular la de muchos de los aspectos que denuncian los anarquistas: la toma del poder por un partido, el terror y, especialmente, la represión de Kronstadt son considerados por nuestra organización (en continuación con Bilan y la GCF) como errores, fallos cometidos por los bolcheviques que pueden ser criticados perfectamente en el marco del marxismo y de las mismas concepciones de Lenin; especialmente las que se expresan en su obra El Estado y la evolución, redactada en 1917. Estos errores pueden explicarse por numerosas razones que no podemos desarrollar aquí pero que forman parte del debate general entre la Izquierda Comunista y los anarquistas internacionalistas. Diremos simplemente que la razón esencial es el hecho de que la revolución Rusa ha constituido la primera (y única hasta hoy) experiencia histórica de una revolución proletaria momentáneamente victoriosa. Corresponde a los revolucionarios sacar las enseñanzas de esta experiencia; como hizo, desde los años treinta, Bilan para quien «El conocimiento profundo de las causas de la derrota» era una exigencia primordial: «Y este conocimiento no puede tolerar ninguna prohibición ni ningún ostracismo. Hacer el balance de los hechos de posguerra es establecer las condiciones para la victoria del proletariado en todos los países» (Bilan nº 1. Noviembre 1933)
Los periodos de contrarrevolución no favorecen en absoluto la unidad, ni la cooperación entre fuerzas revolucionarias. El desarraigo y la dispersión que afecta al conjunto de la clase obrera repercuten también en las filas de sus elementos más conscientes. De igual manera que no fue fácil el debate, en el seno de los grupos que habían roto con el estalinismo y sin embargo asumían la Revolución de octubre, ni durante los años 20 ni a lo largo de los 30; fue también particularmente difícil el debate entre anarquistas e Izquierda Comunista a lo largo de todo el periodo de la contrarrevolución.
Debido al hecho de que la suerte de la revolución parecía llevar agua al molino de sus críticas al marxismo, la actitud en el seno del movimiento anarquista fue la de rechazar cualquier discusión con los marxistas, "forzosamente autoritarios", de la Izquierda Comunista; y esto tanto más cuanto que, en los años de 1930, la popularidad de ese movimiento era muy superior a la de los pequeños grupos de la Izquierda Comunista. Gracias, fundamentalmente, al importante papel que llegaron a desempeñar los anarquistas en un país, España, donde tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más decisivos de este periodo.
Recíprocamente, el hecho de que, de manera casi unánime, el movimiento anarquista considerara que los acontecimientos de España constituían una especie de confirmación de la validez de sus concepciones y que la Izquierda Comunista los viera sobre todo como la prueba de su fracaso ha sido, durante mucho tiempo, un obstáculo para la colaboración de ésta con los anarquistas. Hay, no obstante, que señalar que Bilan se negó a poner a todos los anarquistas en el mismo cesto y publicó, tras su asesinato por el estalinismo en mayo de 1937, un homenaje al anarquista italiano Camilo Berneri, quien había acometido una crítica sin concesiones de la política llevada a cabo por la dirección de la CNT española.
Más significativo aún es el hecho de que se realizara en 1947 una conferencia que agrupó: a la Izquierda Comunista Italiana (Grupo de Turín), la Izquierda Comunista de Francia, la Izquierda Comunista Holandesa y a cierto número de ¡anarquistas internacionalistas¡ Uno de los cuales copresidía esta Conferencia. Esto muestra que, incluso durante la contrarrevolución, a cierto número de militantes de la Izquierda Comunista y del anarquismo internacionalista les animaba un verdadero espíritu de apertura, una voluntad de debatir y una capacidad para reconocer los criterios fundamentales que unen a los revolucionarios más allá de sus divergencias.
Estos camaradas de 1947 nos dan una lección y una esperanza para el futuro[3].
Es evidente que las atrocidades cometidas por el estalinismo, usurpando el nombre del marxismo y el comunismo, pesan todavía hoy, actuando como una barrera emocional que obstaculiza, siempre poderosamente, el debate sincero y la colaboración leal.
«La tradición de todas las generaciones muertas {asesinadas.Ndlr} pesa fuertemente sobre el cerebro de los vivos.» (Marx en su 18 de Brumario de Luis Bonaparte). Este muro que nos impide actuar no puede ser demolido de un día para otro, pero comienza a desquebrajarse. Debemos cultivar el debate que nace poco a poco ante nuestra vista, animados por un espíritu fraternal, teniendo siempre en la cabeza que todos intentamos sinceramente trabajar por llegar al comunismo, a una sociedad sin clases.
CCI (agosto 2010)
[1] Para Lenin; "En Europa occidental el sindicalismo revolucionario apareció en numerosos países como el resultado directo e inevitable del oportunismo, el reformismo, el cretinismo parlamentario." (Prólogo al folleto de Bóinov (A. V. Lunacharski): "Sobre la actitud del partido ante los sindicatos" (1907). Obras completas. Tomo XIII, página 156. Akal Editor). El anarquismo, que existía antes del sindicalismo revolucionario pero que le es próximo, se ha beneficiado también de esta evolución de los partidos socialistas.
[2] Es necesario resaltar que en Rusia existían muchos grupos, desgajados del partido bolchevique, que compartían sus análisis. Ver sobre este tema nuestro folleto La Izquierda Comunista en Rusia.
[3] En efecto, el debate, la cooperación y el respeto recíproco entre anarquistas internacionalistas y comunistas no era en aquel tiempo ninguna novedad.
Además de otros ejemplos se puede citar lo que escribía la anarquista americana Emma Goldman en su autobiografía (publicada en 1931, diez años después de Kronstadt):
"...el bolchevismo era una concepción social sostenida por el espíritu brillante de hombres animados por el ardor y el coraje de los mártires. (...) era de la mayor urgencia que los anarquistas y otros auténticos revolucionarios se implicaran resueltamente en defensa de estos hombres difamados y de su causa, en los acontecimientos que se precipitaban en Rusia." (Living my Life).
Otro anarquista muy conocido, Víctor Serge, en un artículo redactado en agosto de 1920 "Los anarquistas y la experiencia de la Revolución rusa" tiene una opinión muy similar y aunque continúa considerándose anarquista y criticando algunos aspectos de la política del Partido Bolchevique sigue dando su apoyo a este partido.
Por otra parte, los bolcheviques invitaron a una delegación de la CNT española anarco-sindicalista al Segundo Congreso de la Internacional Comunista. Juntos Mantuvieron debates realmente fraternales e invitaron a la CNT a incorporarse a la Internacional.
En 2009, esta periodista se hizo pasar por una parada a la busca de un empleo en la Baja Normandía (Caen). ¿Su motivo?: «La crisis. Sólo se habla de esto, pero sin saber realmente lo que se dice ni qué medidas tomar. Todo da la impresión de un mundo en vías de derrumbarse. Y sin embargo a nuestro alrededor, las cosas parecen siempre en su lugar». ¿Su objetivo? Lograr un CDI (contrato de duración indefinida). Finalmente sólo lo obtendrá después de 6 meses de galeras: «las condiciones son milagrosas...: un contrato de 5,30 a 8 horas de la mañana, pagado con la tarifa del convenio colectivo, 8,94 euros por hora». Esto nos da el tono de las condiciones de vida de millones de parados o trabajadores precarios: lo que se viene a llamar "milagroso" ¡es un pobre contrato que sólo permite trabajar 2,30 horas por día, cobrando apenas algo más que el salario mínimo interprofesional!
Su recorrido comienza "ingenuamente" (según sus propias palabras) por las agencias de empleo temporal. Florence Aubenas llega precisando orgullosamente: "aceptaré todo". "Aquí, todo el mundo acepta todo" le respondieron. Rápidamente comienza la búsqueda por todas las ETT. Pronto comprende que no tiene ninguna posibilidad de obtener un empleo en estos tiempos de crisis: no ha trabajado desde los 20 años... no tiene ninguna experiencia profesional... no tiene un perfil fiable para la contratación temporal...
A continuación Pôle emploi, una experiencia de las más traumatizantes. Los locales son tristes, se está mal instalado para las búsquedas de empleo, hay pocos ordenadores y sólo uno tiene una impresora que funcione. Una pantalla de televisión difunde en cadena el mismo eslogan inmundo: "Tenéis derechos, pero también deberes. Podéis ser excluidos". Excluido... El estado quiere grabar esta amenaza en las mentes, como verdadera espada de Damocles... Nada subsidios, nada de derechos, nada de nada... el vacío... la nada... Todo está preparado para culpabilizar a los obreros, para hacerles creer que si son excluidos, es enteramente por su culpa. "Tenéis deberes". Escuchad: "Es normal hacer un esfuerzo para buscar un empleo, vosotros que vivís a costa de los honestos trabajadores y cobráis por no hacer nada". ¡No! Todas estas coacciones impuestas por el gobierno no tienen más que un solo objetivo: borrar el máximo de parados, para falsear las cifras de paro y contar de menos.
A lo largo de las páginas del libro, la búsqueda de empleo se convierte en un recorrido agobiante y asqueroso.
Todo comienza con la primera cita. El funcionario anuncia a Florence Aubenas que ha tener la segunda cita en las próximas 24 horas, porque sino... La segunda cita no dura más de veinte minutos; nuevas instrucciones "de arriba". Los funcionarios hablan entre ellos de "escabechina".
Y además está la cita o revisión mensual, "una obligación fijada por la administración", que obliga a desembolsar un importante gasto en transporte. «Ante la recepción, una parada espera, indignada por todo como cabe esperar, pero en silencio, con mirada de reproche. Se puede sentir que está inflada de quejas que no se atreve a expresar y que aumentan desde hace tiempo. Debe pensar sin cesar en estas convocatorias en la agencia, sobretodo por la noche. Son obligatorias una vez al mes, te pasas todo el día como bien sabe y después hay que volver en autobús. Todo para ser recibida veinte minutos en la oficina de empleo (a veces sólo diez como la última vez). En una oficina descubierta, donde un funcionario suspira porque otra vez no puede ofrecerle nada .Y durante todo este tiempo, en todas las cadenas, oye a los políticos explicar que las cifras de paro no son malas. Es para volverse loca».
Además están los cursillos de búsqueda de empleo[2] que acaban "siendo peor que un trabajo". Allá, donde se presenta cada uno en su turno, cuenta su doloroso recorrido, y no mucho más... Cuando se termina el cursillo "aprender a redactar un Currículum Vitae (CV)", no hay previsto ningún material para registrar ni imprimir los nuevos CV redactados. Cuando hay que desplazarse a "una reunión especial de información", se descubre rápidamente que la oficina de empleo no tiene en realidad nada que anunciar en esta reunión. Uno de los funcionarios acaba explicando que tienen la consigna de bajar las cifras de paro y que esta reunión es uno de los medios: «Se convoca una categoría de parados, cuadros, perceptores del subsidio mínimo de inserción, poco importa. Una parte no vendrá, y sin justificante serán borrados de las estadísticas».
El personal de la oficina de empleo por otra parte no se hace ninguna ilusión sobre su propio papel: «Durante mucho tiempo ha estado constituido por trabajadores sociales. Posteriormente, el reclutamiento ha tenido como objetivo en primer lugar a los comerciales». Ya no hay que decir "demandantes de empleo" sino "clientes". Ya no se trata de "trabajo social" sino de "trabajo de cifras". "Ganar en productividad es la prioridad" del gobierno... So pena de supresión de las primas colectivas por agencia. Por consiguiente, la duración de las entrevistas no puede exceder de los 20 minutos. «En ciertas agencias, cada funcionario tiene a veces más de 180 demandantes en su cartera, cuando debía tener 60. La región tiene más de 4000 expedientes con retraso. El personal no llega nunca a conseguir el ritmo adecuado».
Y las personas se desmoronan: las tentativas de suicidio aparecen, a veces con un triste éxito: «Parece que se ahorcó en las escaleras de la oficina de empleo». Los usuarios son cada vez más agresivos. Los funcionarios de las oficinas de empleo lo tienen claro: «...un día, tendremos un drama, alguien entrará en la oficin, y nos partirá la cara o nos disparará». No, las oficinas de empleo no ilusionan a nadie, sobre todo a las personas que trabajan allí.
Al final, entonces, Florence Aubenas tendrá que decidir; decidir y aceptar un trabajo en menos de veinte minutos: "¿Quiere empezar una nueva vida? Personal de mantenimiento, ¿qué le parece?". En realidad para su perfil no corresponde ninguna gran cosa. Acepta. En cuanto al CDI que se fijó como objetivo, se trata de una misión imposible: «Este tipo de empleo no existe en vuestro circuito. Pronto no existirá por ninguna parte».
Después de 15 largos días de búsqueda, Florence Aubenas encuentra su primer empleo, aunque, un "empleo" que no quiere nadie, de los más precarios: personal de mantenimiento en un ferry en Ouistreham.
Sin embargo, todos la habían prevenido: si ves un anuncio para el ferry, «no hagas caso. No respondas. No te lo pienses lo más mínimo. Olvídalo...Ese sitio es el peor de todos». Ouistreham, es peor que "el presidio y las galeras juntos". "Por hacer la limpieza durante la escala" entre las 21,30 y 22,30, todas las tardes, te sacarás «un poco más de 250 euros por mes, con las primas de los festivos o de los domingos», y es un contrato por 6 meses. Has de tener un medio de transporte. Florence Aubenas encuentra uno por casualidad: una amiga conoce alguien que le puede prestar un vehículo durante algún tiempo... El trayecto de ida dura 1 hora: «como sólo se paga el tiempo a bordo, se pierden dos horas para cobrar una». Florence Aubenas pregunta a una colega: ¿No piensas que es demasiado tiempo malgastado por el salario que pagan?" La colega no comprende nada. De dónde sale ésta que «no sabe que eso es lo normal. Para su trabajo de la mañana, tiene tres horas de trayecto».
En el tajo, tiene que limpiar en tiempo récord los baños y camarotes del ferry: por ejemplo 3 minutos máximo para las duchas. El trabajo es duro, penoso y sin interrupción. Todo debe estar perfecto. Si no lo está, hay que volver a hacerlo. «En un cuarto de hora, mis rodillas han doblado de volumen, mis brazos son devorados por el hormigueo y chorreo de calor... La hora de trabajo dura un segundo y una eternidad».
Además de este trabajo, Florence Aubenas encuentra un CDD (contrato de duración determinada) todos los sábados por la mañana para limpiar los bungalows en un camping. Es una agencia de limpieza quien la emplea, La Inmaculada.
Para lograr sobrevivir, tiene que acumular muchos empleos, muchos contratos, muchos lugares, muchos horarios y las horas de desplazamientos. Florence tiene «la impresión de pasar su tiempo rodando, pensando sin pensar, la cabeza atravesada por las combinaciones complicadas de horarios, de trayectos, de instrucciones». La Inmaculada le "propone" también hacer sustituciones. Las llamadas se efectúan de un día para otro, en el último minuto. Tiene que aceptar. Es la única forma de esperar obtener algo más que pequeños contratos. Vive en la precariedad, y duerme poco. Las condiciones de trabajo serán siempre las mismas: lavar, limpiar el polvo, aspirar en un tiempo récord una superficie inacabable, sin parar. Y si excede sus horarios, nada de cobrar horas suplementarias.
Para el empleador, dar un trabajo agotador y mal pagado es poco más o menos presentado como un favor... "si no estás contenta, hay miles fuera dispuestos a coger el puesto". Entonces la cosa es simple: los obreros no tienen elección. Tienen que aceptar todo: ser explotados sin contemplaciones, trabajar horas no remuneradas, estar siempre a disposición... El chantaje es insidioso, pero Florence sabe bien que si ella lo rechaza o se planta, "no tendrá una segunda oportunidad".
Los contratos de limpieza son disputados ásperamente por muchas empresas, que negocian los horarios siempre a la baja: «la empresa de limpieza precedente aseguraba la prestación en dos horas, La Inmaculada le quitó la plaza bajando quince minutos». Florence empezará de nuevo con tres cuartos de hora de retraso... El camping es peor. El patrón anuncia orgullosamente: «ya veréis que es verdaderamente tranquilo. Lo haréis en 3 horas máximo y vuestro contrato prevé 3,15 horas». Al final el equipo de 5 personas tarda 5 horas. «Terminamos hacia las 15,30 horas de forma penosa. No hemos comido nada durante toda la mañana, no tenemos fuerza ni para llevar los cubos, no hemos tenido tiempo de ir a los aseos, sientes que se apodera de ti una rabia loca y explosiva». Las semanas siguientes son parecidas a ésta: nos pasamos del tiempo entre 2 y 3 horas. ¡Jamás se pagará ninguna hora suplementaria!
Con otra empresa Florence tendrá la experiencia del trabajo gratuito: «¡los periodos de prueba no se os pagarán»!
Durante su periplo, Florence Aubenas conoció a Victoria, septuagenaria que había hecho toda su carrera de mujer de la limpieza y combatiente sindicalista desde siempre. El encuentro se produjo a la salida de la manifestación contra la crisis el 19 de marzo de 2009. Victoria le explicó más tarde que ella tenía 22 años cuando se sindicó: "parecía evidente". Pero «el sindicalismo no es un asunto fácil dentro de este mundo de hombres, organizado alrededor de grandes secciones, los metalúrgicos, los astilleros navales, los carteros... En las manifestaciones algunos tienen vergüenza de estar al lado de las cajeras de Continente o de las mujeres con una escoba. Es su huelga, su manifestación, su banderola, su sindicato». Victoria está en la sección de los precarios. En las reuniones no comprende todos los términos empleados. Pero si alguien pide explicaciones, los responsables sindicales se enervan: "¿no ves que enmierdas a todo el mundo con tus preguntas? Algunos se mosquean abiertamente si un precario toma la palabra. La redacción de hojas se desarrolla siempre de la misma manera. Las chicas comienzan pero como tarden mucho tiempo, un responsable escribe la hoja en su lugar. Nadie "tiene la paciencia de escuchar lo que tienen que decir". Al final, las chicas no distribuyen la hoja porque no corresponde a sus ideas. «Las tratan de "tocapelotas"». «Carecen definitivamente de "conciencia de lucha"». En los años 1980, un amigo sindicalista de Victoria le cortó la palabra en plena reunión cuando ella daba el punto de vista de las mujeres de la limpieza: «me doy cuenta que los militantes no pasan nunca la escoba a los locales. Buscamos a alguien para hacerlo ¿Puedes ser tú, Victoria, algunas horas por semana? Tendrás un salario». Nombran entonces un responsable para dirigir la sección de "precarios", "un verdadero erudito, lleno de diplomas", porque «hace falta un intelectual para representar dignamente el sindicato... No se puede enviar una cajera o una mujer de la limpieza a las reuniones». A finales de los años 1980, el sindicato no tiene dinero para Victoria, la despiden. «Ese día, ella los vio salir de la sala riéndose... No pudo contenerse más. Gritó: "banda de puercos».
Para su amiga Fanfan, también sindicada durante el mismo período, es la misma historia. Ella fue despedida injustamente por el hipermercado donde trabajaba porque estaba a la cabeza de una pequeña sección sindical. «El sindicato no hizo nada para ayudarla. Fanfan dejó el militantismo».
El sindicalismo, órgano permanente de lucha, aparece como lo que es verdaderamente: un órgano separado de los intereses de la clase obrera, un órgano elitista donde se defiende un solo punto de vista: el de la central sindical, de los que son pagados por pretendidamente "representar a los trabajadores". Es un órgano que decide por la clase obrera en contra de los intereses de la clase obrera.
Florence Aubenas ha elegido contar la vida de los trabajadores y parados de Caen pero la misma historia se hubiera podido desarrollar en cualquier lugar. El balance hubiera sido el mismo, las experiencias narradas y el dolor por la falta de futuro idénticas.
Dicho esto, si la imagen del estado de las relaciones de explotación capitalista y la descripción del trabajo de los sindicatos son implacables ("¿A qué se debe esto? Los sindicatos han negociado durante años en Caen y las fábricas han cerrado igualmente?"), este libro finalmente no deja más salida que la desesperación. Cuando el lector termina sus casi 300 páginas, es fácil imaginarlo silencioso, descorazonado, triste y asustado por la situación dramática descrita por la periodista. Porque, a fin de cuentas, no se puede entrever ninguna perspectiva de porvenir. En la región de Caen, como en otros muchos sitios, «en menos de un siglo, no se ha creado ninguna industria, pues ha estado totalmente abandonada» y no hay más que desolación y sentimiento de "no futuro". «Francia se transformará en otro Brasil... donde se va a buscar en los vertederos de basura, tratando de sobrevivir con lo que se encuentra».
Florence Aubenas no va más allá de sus razonamientos, no saca las conclusiones que imponen sus propias descripciones.
Sí, ¡el capitalismo siembra la miseria! Sí, ¡la suerte de la clase obrera es indigna! Pero todo esto es también y sobre todo indignante. Frente al horror de la esclavitud asalariada, no es el miedo y la desesperación lo que debe animar a la clase obrera sino ¡la combatividad y la convicción de que ella puede construir otro mundo! Es justamente esta confianza en ella la que le falta actualmente y la que tanto la inhibe... hasta ahora.
Traducción de Révolution Internationale (órgano de la CCI en Francia).
[1] agencia de empleo pública relacionada con el Ministerio de Economía de Francia
[2] "Carta de candidatura espontánea", "como redactar una carta de respuesta a un pequeño anuncio", "poner en valor su saber hacer", "utilizar el teléfono en la búsqueda de empleo"...
Links
[1] https://es.internationalism.org/files/es/AP215.pdf
[2] https://es.internationalism.org/content/2901/reforma-laboral-2010-un-criminal-hachazo-mas-contra-todos-los-trabajadores
[3] https://es.internationalism.org/content/2903/las-ensenanzas-de-la-fase-actual-de-la-crisis
[4] https://es.internationalism.org/cci-online/201002/2777/turquia-solidaridad-con-la-resistencia-de-los-trabajadores-de-tekel-contra-el
[5] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201003/2825/grecia-espana-portugal-estados-en-quiebra
[6] https://www.solidaridadobrera.org/
[7] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/espana
[8] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[9] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/huelga-del-29-s
[10] https://www.lemonde.fr/
[11] https://dndf.org/?p=2801
[12] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/huelgas-salvajes-en-bangladesh
[13] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/china
[14] https://es.internationalism.org/en/tag/3/50/medio-ambiente
[15] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/izquierda-comunista
[16] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/anarquismo-internacionalista
[17] https://es.internationalism.org/en/tag/cuestiones-teoricas/desempleo