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Revolución mundial nº 106, septiembre-Octubre 2008

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Ante el aumento de precios y la recesión… ¡Todos los trabajadores necesitamos luchar juntos!

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Siguiendo el ejemplo de los maestros, los empleados públicos (abril) y los despachadores de gasolina de la empresa Shell (junio), cientos de miles de trabajadores municipales estarán en huelga el 16 y 17 de julio en exigencia de un aumento salarial del 6%. Sin duda alguna serán seguidos por otros trabajadores pues existen señales de descontento entre los trabajadores de los servicios de salud, los servidores públicos y los empleados de los comercios.

A los trabajadores, el aumento de los precios no les deja otra opción que la lucha. En los últimos años -durante los cuales la economía supuestamente iba bien-, la situación ha empeorado en los hogares: un aumento del 110% en los cobros por energía, un 45% más por el costo de la vivienda, un incremento del 29% en la gasolina desde 2003 a la fecha. Nos estamos enfrentando a un dramático empeoramiento de la situación que se ha agravado aún más con el estallido de la "burbuja inmobiliaria" del año pasado, y son los productos más esenciales como los alimentos, la vivienda y los combustibles, donde los precios están aumentando más rápidamente.

En el último año, 4 millones de hogares se han visto forzados a recurrir a los carísimos préstamos a corto plazo o a las tarjetas de crédito para pagar sus hipotecas, mientras que las personas que no pueden pagar las deudas y el número de desalojados prácticamente superan a los de los años 90.

La recesión (la caída de la "actividad económica") va acompañada de la inflación (el aumento constante de los precios). El sector de servicios, que representa alrededor del 80% de los empleos, se contrajo en mayo; los empleos se están dirigiendo al sector financiero y de la construcción. Sin embargo, a principios de julio, 2000 trabajadores quedaron sin empleo en la construcción, y Barratt, una de las mayores inmobiliarias del Reino Unido, anunció 1000 despidos más, es decir, el 15% de la fuerza de trabajo. En abril, las cifras oficiales del desempleo superaron los 1.64 millones, es decir, el 5.3%, pero es bastante sabido que esas cifras no cuentan los millones que se ven obligados a demandar seguro de desempleo u otras "prestaciones".

Al mismo tiempo, el crecimiento de los ingresos no ha podido seguirle el paso a la inflación, y más bien se ha venido abajo. Esto es exactamente lo que quiere la clase gobernante. Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha dicho que los empleados no deben responder a la caída del poder adquisitivo exigiendo aumentos de sueldo porque eso "avivaría la inflación". Nos dicen que no debemos volver a la estanflación y a las reivindicaciones salariales de los años 70. En otras palabras, nos dicen que los trabajadores debemos pagar la crisis, porque la estanflación estará presente si luchamos por un aumento salarial.

Pero la crisis económica no es algo exclusivo de Gran Bretaña, es mundial, y no sólo Brown o King intentará hacernos aceptar recortes en nuestras condiciones de vida. Éste es el papel de toda la máquina del Estado, y no sólo de este país, pues a nivel internacional todos los trabajadores de los Estados Unidos a China, de Francia a Venezuela, enfrentamos los mismos ataques.

¿Cómo podemos defendernos?

Todos los trabajadores tenemos el mismo interés al resistirnos a los ataques contra nuestras condiciones de vida, pero es imposible hacerlo de frente a un ataque centralizado por parte del Estado si vamos divididos sector por sector. Si lo vemos bien, ya sea con los trabajadores postales el año pasado, los profesores (en abril), los despachadores del combustible de Shell (en mayo) o los empleados estatales ahora, en todos ellos existe la misma lucha, y los trabajadores demuestran esto cada vez que expresan su solidaridad. Los trabajadores estatales votaron en asambleas masivas apoyar las manifestaciones del 24 de abril y las huelgas. En la huelga del servicio postal, los choferes se rehusaron a romper los piquetes y hubo huelgas salvajes para defenderlos cuando quisieron imponerles "disciplina". De manera semejante, los conductores de otras compañías rechazaron romper los piquetes de los despachadores de Shell. En ambos casos, la solidaridad de los trabajadores preocupó tanto a los jefes y a los sindicatos que éstos últimos se apresuraron a negociar un acuerdo entre ellos.

Las luchas son debilitadas cuando son divididas. Cuando los profesores y los funcionarios fueron a la huelga el 24 de abril fue denominada como un "miércoles de lucha" para todo el sector público, pero incluso dentro de una misma escuela los trabajadores seguían divididos - los miembros de la NUT[1] separados de los miembros de la NAS[2]los profesores de preparatoria separados de los del resto de las escuelas, algunos profesores que iban a huelga en abril y otros trabajadores en las mismas escuelas que lo hacían hasta julio... La única forma de responder a esto es rechazando las divisiones que imponen los sindicatos, demostrando solidaridad con las brigadas de trabajadores en huelga, y discutiendo con otros trabajadores como ha sucedido en las huelgas del servicio postal y de los despachadores de combustible.

Los trabajadores en Francia demostraron la misma tendencia a luchar juntos el pasado mes de noviembre cuando los trabajadores de ferrocarriles y los estudiantes tomaban la palabra en las asambleas de unos y otros o salían a marchar juntos, sin importar el enojo de los sindicatos. Y en el 2006, el hecho de que los estudiantes comenzaran a reunirse con los trabajadores fue lo que obligó al gobierno francés a retirar el Contrato de Primer Empleo, un ataque contra las condiciones de trabajo de los trabajadores más jóvenes. En 1980, los trabajadores en Polonia, todos juntos aquella vez, se fueron masivamente a la huelga en respuesta al alza de precios, poniendo de cabeza todo el país y forzando al gobierno a retirar el aumento de precios.

La solidaridad no se puede organizar a través de los sindicatos

Desde el Times al Socialist, la burguesía está aguardando un verano del descontento. Unite junto a Unison, han llamado a los trabajadores a la huelga, sumando 40.000 a los 600.000 que irán a huelga. El PCS[3] ha enviado una "carta de solidaridad". Unison ha hablado de abrir de nuevo el Servicio Nacional de Salud, y el PCS está pidiendo un reparto similar en el departamento de trabajo y de pensiones. ¿Esto no demostraría la combatividad de los sindicatos? ¿Y qué hay sobre la fusión de Unite con el sindicato norteamericano de los trabajadores siderúrgicos? ¿Acaso eso no demostraría que los sindicatos pueden organizar la solidaridad internacional mejor que los trabajadores ordinarios por sí mismos?

Todo esto demuestra que los sindicatos están alertas al descontento que hay en la clase obrera, pero únicamente para controlar la lucha, no para animarla. El NUT llamará a los profesores a sabotear los piquetes de ayuda, limpieza y de abastecimiento, tal como Unison esperaba que sus miembros rompieran los piquetes de huelga en el mes de abril. En cuanto a la "carta de solidaridad" del PCS, es simplemente una ilusión para sustituir la verdadera solidaridad que el Estado ha hecho ilegal proscribiendo a los trabajadores en huelga que apoyaban las demandas de los trabajadores de otras empresas. Los sindicatos mantienen a los trabajadores divididos haciendo cumplir las leyes burguesas. La fusión internacional de los sindicatos no escapará a esta lógica, pues no hará nada para unir a los trabajadores internacionalmente.

Los trabajadores pueden desarrollar la fuerza para resistir a estos ataques si se unen con otros trabajadores, si pasan por encima de las divisiones sindicales y sectoriales, y si discuten juntos cómo oponerse a estos ataques. Esto significa tomar la lucha en nuestras propias manos, y no dejarla en la de los "expertos" sindicales, pues todos los trabajadores pueden participar y decidir cómo desarrollar la lucha. Esto significa también unirse con otros trabajadores que luchan contra los mismos ataques en otros lugares de trabajo e industrias enviando delegaciones a otras asambleas masivas, piquetes o manifestaciones. Aunque esto sea ilegal, y parezca un paso difícil, es la única manera en que los trabajadores pueden tener la fuerza para defenderse y llevar la lucha más lejos.

Ésta es la única perspectiva que nos permitirá defender realmente nuestras condiciones de vida y desarrollar la confianza para echar abajo el falso futuro que el sistema capitalista, con su crisis económica, sus guerras y sus desastres ecológicos, tiene para nosotros.

Corriente Comunista Internacional, 5 de julio de 2008

 

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[1] National Union of Teachers, Sindicato Nacional de Profesores

[2] National Association of Schoolmasters, Asociación Nacional de Maestros

[3] PCS, Public and Commercial Services Union, Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Lucha de clases [2]

Represión, aumento de precios, ataque a pensiones y jubilaciones… la única salida es la lucha

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La crisis que afecta desde hace cuatro décadas al capitalismo toma cada día dimensiones mayores y se expresa de forma abierta en las medidas desesperadas y agresivas que la clase dominante toma para intentar defender su ganancia, estas estrategias, cualquier que sea su tipo: promotora de la intervención estatal o neoliberal, se fundamentan en el incremento de los niveles de explotación de los trabajadores. Es por ello que a medida que la crisis se agudiza, las políticas se vuelven más duras, no es por que un tipo de gobierno o modelo económico sea mejor o peor, cualquier medida que lleve a cabo, al procurar salvar la ganancia tiene forzosamente que golpear las condiciones de vida de los asalariados, pero de la misma manera engendra nuevas secuelas o la repetición de aquellas que creía haber dejado atrás, en tanto que la crisis que enfrenta el sistema no tiene solución por más ilusiones que se construyan en las medidas económicas milagrosas que en cada momento se presume haber encontrado. Por eso cada acción tomada por la burguesía a través de sus gobiernos, muestran que el capitalismo no puede ofrecer a los trabajares otra cosa sino más explotación y mayor miseria.

No hay un solo país en el que la inflación no avance tomando el dominio del escenario económico y extienda la amenaza del hambre entre los trabajadores y demás capas de explotados, de la misma manera la restricción a las pensiones y jubilaciones que son aplicadas lo mismo por los gobiernos de izquierda que los de derecha, conduce a la compresión del salario directo e indirecto y con ello a la elevación de la explotación y de la miseria. Ante una realidad de este tipo, hay un despertar del descontento de los trabajadores, pero la clase dominante para evitar que se exprese con toda su fuerza lo mismo usa el accionar represivo que la aplicación de trampas que distraiga y desvíe el coraje, impulsando por ese motivo la presencia del sindicato y de su aparato de izquierda.

 

Gobiernos de izquierda y de derecha enemigos de los trabajadores

La ampliación de los años de trabajo para la jubilación y la modificación de las condiciones de retención y pago para esa misma prestación (es decir incremento de los descuentos y disminución del pago), es una medida que se ha impuesto por todo el planeta. El argumento que utilizan es que hay un cambio en el comportamiento de la población, de manera que los gobiernos de derecha y de izquierda amplían a 60 y 65 años la edad para la jubilación. Ese argumento es el que el gobierno de Felipe Calderón utilizó para la aplicación de la ley del ISSSTE, es el mismo que Lula, en Brasil, usó en 2003, y es el mismo que Cristina Kirchner en Argentina, Raúl Castro en Cuba y Evo Morales en Bolivia vienen utilizando para justificar dichas políticas y así encubrir la realidad, es decir que la agudización de la crisis hace que la seguridad social (que es sostenida con parte de la plusvalía social retenida por el Estado y retornada como un servicio que forma parte del salario) se convierta en una carga para el capital por lo cual, sin importar el color del gobierno, tienen que incrementar los ataques en contra de los trabajadores.

Para acallar el descontento entre los trabajadores en Cuba, Raúl Castro utiliza todo el aparato de Estado e impone a la fuerza estas medidas, y aunque lo adorna con el cuento de que hará un referéndum para su validación, las amenazas se dejan ver desde sus discursos, al señalar que la economía requiere incrementar la productividad y disminuir los subsidios, por lo que requiere a toda costa imponer mayores niveles de explotación.

Repitiendo la retórica demagógica de Castro, los gobiernos de Argentina y Bolivia llaman a la aceptación de los dictados, invocando el bien de la nación, no obstante no tienen el mismo control, lo que hace que el descontento brote, y aunque con dificultades[1], salen a las calles a manifestarse, razón por la cual estos gobiernos democráticos y de izquierda lanzan a las hordas policiales para reprimir, como lo han hecho contra los trabajadores argentinos de la provincia de Córdoba (30-julio-08), que se manifestaban en contra la "ley de previsión social y jubilación" (que entre otras agresiones contempla la reducción entre 22 y 27% de las jubilaciones), y contra los trabajadores de la mina de Huanuni, en Bolivia (5-agosto-08), que se manifestaban por aumento salarial y en contra de la que llaman "ley neoliberal de pensiones", resultando de ese ataque dos mineros muertos y cerca de media centena de heridos.

 

Con amparos y desmovilización el sindicato ayuda para hacer pasar la ley del ISSSTE

En México la afectación de las condiciones jubilación y pensión se presenta primero mediante la creación de las AFORES (englobando primero a los afiliados al IMSS), y este golpe tiene una continuación con la ley del ISSSTE.

Por esta última medida se despertó un gran descontento entre los trabajadores, al grado que hubo momentos en que logran reconocer al sindicato como un instrumento de la burguesía que trabaja para contener la movilización, sin embargo logra recuperar el control mediante una astuta distribución del trabajo entre la vieja estructura sindical (charros) y el sindicato renovado (independientes). Mientras que la vieja estructura lanza amenazas contra los que buscan movilizarse o dar cualquier tipo de respuesta, los nuevos sindicalistas se presentan convocando a la democratización del sindicato, prometiendo que sólo así se podría lograr la movilización y la lucha contra esta ley, así enfrasca a los trabajadores en una movilización que logra desviar el descontento y nulificar el coraje... durante este proceso el sindicato logra renovar su careta, en tanto algunas carteras pasan a manos de "independientes" (como en el SNTE y el STUNAM), atrayendo así la confianza en estas renovadas estructuras sindicales, asegurando un mejor control con el que impone la desmovilización[2]. A esto hay que agregar la labor de confusión que realizaron el mismo sindicato, el PRD y asociaciones de abogados, llamando a entablar amparos jurídicos para detener así esta ley.

La aplicación de amparos jurídicos, decían sus promotores, era otra forma de lucha, sin embargo al extender la idea que las instituciones jurídicas podían dar un dictamen favorable, van tejiendo la ilusión de que las leyes impuestas por el Estado pueden ser usadas para la defensa de los explotados, pero además al plantear que el problema de la jubilación es un asunto personal al que hay que defender individualmente y que basta argumentar adecuadamente los lineamientos jurídicos para lograr una solución, rompe los lazos solidarios que durante las movilizaciones y en asambleas se iban construyendo. La burguesía pudo ver que los amparos eran una buena jugada para contener la combatividad que los trabajadores venían expresando, por eso para impulsarlos el mismo director del ISSSTE amenazaba con negar el servicio a los que se ampararan y los magistrados aparentaban estar preocupados por tantos amparos, y para dar muestras de que la desmovilización y la confianza en las leyes sí da frutos, ofrecen algunas concesiones mínimas, no sustantivas, a los amparados.

Tan buenos servicios le ha dado este mecanismo de confusión y contención de la combatividad, que el aparato sindical busca renovar su campaña, llamando a una "tercera fase de amparos". En esta ocasión cuando el descontento vuelve a avivarse entre los trabajadores por verse obligado a elegir en la forma de jubilación, el sindicato se adelanta a posibles movilizaciones llamando a entablar un nuevo juicio de amparo, de esa manera rompe cualquier posibilidad de que la reflexión colectiva vuelva a prender en asambleas y movilizaciones, y sobre todo les preocupa que al descontento por la jubilación le agreguen el coraje por el aumento de precios y que esa reflexión se extienda hacia otros sectores de asalariados y que entonces la fuerza de los trabajadores tome una gran dimensión por su unidad... Por eso ante los incrementos de precios, la afectación de la jubilación y las trampas sindicales el único camino que tienen los trabajadores es la reflexión colectiva que les permita hacer un balance del papel que partidos y sindicatos han jugado en la contención de la movilización, y así preparar los nuevos combates.

Tatlin/agosto-08



[1] Las dificultades quedan expuestas, por ejemplo, en el manejo que hacen las estructuras sindicales de este descontento para desviarlo, e incluso la actitud de sectores burgueses, que como en el caso de Bolivia, buscan ganar el coraje obrero para engordar sus filas y enfrentar a la otra fracción burguesa que está en el poder y que representa Evo Morales.

 



[2] Si alguien duda del trabajo de sabotaje del sindicato, basta ver el "plantón" de la CNTE, que mantuvo encerrados durante 14 meses a los maestros, desgastando e impidiendo que realizaran un proceso de reflexión y extensión de la movilización. Ahora al levantar el "plantón", los dirigentes sindicales buscan remachar su trampa mintiendo que "lograron arrancar a la nueva ley del ISSSTE las partes lesivas..." y seguros del control que tienen preparan la "3ª ola de amparos", la apelación en Ginebra ante la OIT y la desviación del descontento hacia la defensa de PEMEX, mediante un "paro cívico".

 

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Lucha de clases [2]

México 68: 40 años de la masacre de Tlatelolco

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Las movilizaciones que los estudiantes en México realizaron entre julio y octubre de 1968, son, sin duda, la expresión de una fuerza social en descontento, aún cuando el significado político que las sostuvo haya estado restringido por la añoranza de las "libertades democráticas" y el respeto a la constitución. A diferencia del mayo francés, las movilizaciones de México no tuvieron un eco y extensión masiva entre los trabajadores, no obstante el descontento que expresa tiene cierta continuación de las huelgas de los ferrocarrileros de 1958 y de los médicos de 1965. No son continuación, ciertamente, en cuanto al terreno reivindicativo de las huelgas de asalariados, sí lo son en cambio en el espíritu solidario que esos movimientos construyeron en sus combates, y del coraje ante un sistema que se empeña en hablar de progreso económico y social, pero que sólo ofrece opresión. Esa misma vocación solidaria de las movilizaciones se reflejan también en la preocupación por incorporar en la lucha a los trabajadores, como se nota en la intervención continua que tuvieron mediante piquetes y brigadas de información a las zonas fabriles, y que consiguió una importante respuesta de los asalariados, mostrada no sólo por la presencia en los mítines de algunos grupos de trabajadores, sino por la simpatía que exponen abiertamente, ejemplo de ello, es la huelga solidaria de los médicos del Hospital General el 27 de agosto, la creación por los profesores universitarios de la Coalición de Maestros en apoyo a los estudiantes, y la actitud de los trabajadores del gobierno del DF cuando son llevados por la fuerza al "acto de desagravio" (28-Agosto) que el gobierno organiza, para repudiar el hecho de que la manifestación estudiantil del día anterior hubiera izado en el asta central del zócalo la bandera roja y negra; estos trabajadores expresan su solidaridad coreando "somos borregos", en el sentido de afirmar que eran una masa obligada a estar presentes y no aceptaban los argumentos oficiales.

El origen de estas manifestaciones se encuentra muy alejado de la explicación que el gobierno de Díaz Ordaz daba en ese entonces, es decir, simplificaba todo a una imitación ciega del mayo caliente parisino, o bien como producto de instigaciones de agentes extranjeros. Un mes antes de que el gobierno llevara a cabo la masacre en contra de los estudiantes, la central sindical oficial, CTM, repitiendo la consigan declaraba: "Extranjeros y malos mexicanos, actuando como activos agentes comunistas, aprovecharon reyertas sin importancia de dos pequeños grupos de estudiantes, para desatar la más grave acometida en contra del Régimen y de las Instituciones del país, adoptando para el caso, tácticas que son un remedo de sistemas adoptados por extremistas de esas tendencias, en otros confines y, muy recientemente en los disturbios de París..." (Manifiesto a la Nación, 2-09-68).

Aunque había efectivamente un ambiente agitado en el mundo por las movilizaciones parisinas, resulta falso suponer que las manifestaciones se expanden como la moda, en una imitación irreflexiva. Ese ambiente combativo y reflexivo que se animó con las jornadas de mayo en París, pudo abrir una extensión de la reflexión y de la combatividad, porque el anuncio de la reapertura de la crisis a nivel internacional generaba las condiciones objetivas, incluso en regiones como México. Es cierto también que en el marco de la "guerra fría", las fracciones imperialistas dominantes en pugna (EUA-URSS) usaban el espionaje y la conspiración como armas, pero los datos desclasificados de la policía de los EUA señalan que no había elementos para afirmar que detrás de las manifestaciones se encontraba la embajada cubana o la de la URSS; así mismo el Partido "Comunista" Mexicano (PCM) de corte estalinista, acusado por el gobierno como el brazo externo de la conspiración, aunque tuvo presencia no logró imponer su control. Por ello para explicar la movilización de miles de estudiantes de la UNAM, Poli y Normal, apoyados por universidades e institutos de otros estados, e incluso por universidades privadas (llegaron, entre agosto y septiembre, cuando alcanzan su punto más alto de combatividad, a declarar la huelga más de 70 planteles en todo el país) hay que entender que pese a las limitaciones de sus perspectivas políticas defendidas, había detrás un descontento.

 

"Desarrollo estabilizador" y desestabilización social

La ideología dominante durante los años 50 y 60 que se centraba en México en hacer creer de la existencia de un "bienestar social" generado por el llamado "desarrollo estabilizador" (período en el PIB de la economía mexicana crecer consecutivamente sin contar con inflación) y la promesa hacia los jóvenes de la "escala social" alcanzada por la "superación" mediante el estudio. Esto logra marcar una cultura un tanto conservadora entre la generalidad de los jóvenes de ese entonces. Incluso la "contracultura" del rock y el hippismo, eran expresiones muy marginadas que no lograban ser referencia por la prohibición, la persecución y represión policial que se desataba en contra de las expresiones definidas como "exóticas"; había, por ejemplo, una aversión y agresión expuesta mediante redadas policiales en contra de los "melenudos".

Por otro lado existía una muralla ideológica difícil de enfrentar, dado que, por una parte está toda la tradición nacionalista impulsada desde el gobierno y su partido (PRI), ensalzando los "logros" de la "revolución mexicana", y secundada fundamentalmente por el Movimiento de Liberación Nacional (que agrupaba al conjunto del aparato de izquierda del capital y era encabezado por el ex presidente Lázaro Cárdenas) y por el estalinismo, representado por el PCM (los "pescados", como se les apodaba en ese entonces, aún cuando no tenía registro y reconocimiento legal, mantenían una presencia que les permitía contar con cercanía -léase control y apoyo logístico- de los gobiernos en turno).

De manera que fenómenos como la guerra de Vietnam y el accionar belicista de los EUA frente a América Latina (por ejemplo la invasión de Bahía Cochinos en 1961, o la de República Dominicana en 1965), generaban sin duda procesos reflexivos entre los trabajadores, muy particularmente entre las generaciones jóvenes, pero el mismo dominio de la ideología patriotera no permitía ir más allá de alentar una actitud "anti-imperialista", más concretamente anti EUA, por eso hay una facilidad para atrapar la simpatía hacia Castro y el che Guevara (que en 1967 había sido abatido en Bolivia). El peso de la contrarrevolución, como en el resto del planeta, pesaba sin duda y se acrecentaba en regiones de la periferia en las que la tradición y la experiencia de combate son menores...

Aunque había un ambiente ideológico lleno de dificultades, los problemas económicos de ese sistema que aseguraba haber desterrado la crisis de manera permanente y que había alcanzado la creación de un sistema de "beneficio compartido", se va agrietando, dando muestras de lo falso que resultaba el "desarrollo estabilizador". Las movilizaciones de los maestros y de ferrocarrileros en 1958[1], así como de los médicos en 1965, se convierten en respuestas, un tanto aisladas, de un proceso que va anunciando el avance de la degradación de la situación económica, de manera que una gran combatividad obrera queda expuesta, pero también se expone la brutalidad del sistema que acalla a todo descontento imponiendo la fuerza. Ante todas estas movilizaciones el gobierno no tuvo más respuesta que la represión, usando lo mismo a la policía que al ejército, y abarrotando las prisiones con trabajadores.

Los estudiantes no son un cuerpo social homogéneo, no obstante, desde los años 50, con la ampliación de la matricula universitaria por la necesidad del capital de fuerza de trabajo calificada, hay un crecimiento de hijos de trabajadores que van incorporándose a los centro de estudio superiores, y por tanto esa masa vive de forma directa las penurias y opresión de sus padres, y que se refleja en su preocupación por asuntos sociales y políticos, que va transformando ese ambiente conservador que la ideología dominante se encargó de crear, para alentar un proceso reflexivo, que por su retrazo se detiene en lo contestatario y en exigencias democráticas, que no ponen en duda al sistema dominante, pero expresan su rechazo a la opresión que se percibe.

Este ambiente opresivo (y su rechazo) fue el mismo que hizo crecer un conflicto de poca importancia como lo fue la pelea callejera (del 23 de julio del 68) entre grupos de jóvenes y que abre una represión exagerada, golpeando y deteniendo estudiantes incluso dentro de la propia escuela. Más aún, el acto de aparente protesta del 26 de julio que convoca la FNET (grupo afín al gobierno, y que es antecedente de las actuales federaciones de estudiantes, conocidos como "porros", que aún actúan en el Poli, y que sirven como grupos de choque) salen de su control, por lo que la misma FNET solicita a la policía la represión, que sin tardanza llega, arrasando incluso con la manifestación de apoyo a Cuba organizada por el P"C"M. Esa misma noche la Escuela de Economía del IPN declara la huelga en repudio a la represión.

La ferocidad de la actuación policial destapa un ambiente solidario que se esparce con gran velocidad, de manera que al día siguiente las preparatorias 1, 2 y 3 (de la UNAM) son tomadas por los estudiantes exigiendo la libertad de sus compañeros detenidos... por la noche de ese día se lanzan nuevamente a los granaderos, pero esta vez los estudiantes responden, prolongándose los combates por varias horas, resultando de ello heridos y más detenidos. Por primera vez, El jefe de la policía del DF, general Luis Cueto en conferencia de prensa expone la explicación a la que recurrirán constantemente: se trata de "un movimiento subversivo" que "tiende a crear un ambiente de hostilidad para nuestro gobierno y nuestro país en vísperas de los Juegos de la XIX Olimpiada" (El Universal, 28-07-68).

Se abre así un período de combates callejeros continuos, en los que por lo masivo de los contingentes estudiantiles logran derrotar a la gendarmería, motivo por el cual lanzan a las tropas del ejército a respaldar los ataques de la policía antimotines, respondiendo con mayor brutalidad, al grado que la noche del 30 de julio, disparan un proyectil de bazuka sobre las puertas de la preparatoria 1.

Pero si la agudización de la represión iba tomando mayor dimensión, los lazos solidarios en la masa estudiantil se acrecentaban también, no así su claridad política, tal afirmación es comprobada por el pliego petitorio levantado por el Consejo Nacional de Huelga (CNH, creado el 2 de agosto), el cual no refleja sino reivindicaciones democráticas y "mejoramiento" de las leyes y las instituciones: 1. Libertad de los presos políticos; 2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del código penal y que referían al delito de disolución social; 3. Desaparición del cuerpo de Granaderos; 4. Destitución de los jefes de la policía del DF; 5. Indemnización a los familiares de heridos y muertos en los enfrentamientos de los días anteriores; 6. Deslinde de responsabilidades de los funcionarios culpables de la represión.

Estos puntos que definieron el programa del CNH, muestra el respeto que guardan al sistema, y es representativo el hecho de que la masa de estudiantes que fueron capturados el 18 de septiembre, cuando el ejército toma la Ciudad Universitaria, cantaran el himno nacional, como intentando conmover a la soldadesca con su patriotismo. Es evidente que las dificultades del momento impedían llevar más adelante la reflexión, algunos sectores intentaron llevarla más allá, por ejemplo, el núcleo encabezado por José Revueltas logra criticar al estalinismo y busca dar una orientación de clase al movimiento, sin embargo se quedan atrapados en una maraña ideológica, lo mismo sucederá en años posteriores: queriendo superar la esperanza en la democracia y demostrar el carácter burgués del P"C"M, todo el coraje se perderán en la creación de grupos guerrilleros.

 

La masacre de Tlatelolco

En el mes de septiembre las respuestas del Estado eran cada vez más agresivas: ataques con grupos paramilitares, toma militar de la UNAM y el Poli, con lo que preparaban la masacre...

Luego de la toma de las instalaciones de la UNAM, la actividad política se concentra en el IPN y los barrios que circundaban esas escuelas, por ello no tardan en arremeter contra los politécnicos, tomando sus instalaciones, no sin que se dejaran de desarrollar los más feroces combates, en los que la solidaridad toma una presencia destacable, incorporándose incluso estudiantes adolescentes de secundaria, y creciendo el apoyo de los habitantes de los barrios que lanzaban agua caliente y objetos desde sus ventanas en contra de la policía.

Pero la preocupación del gobierno era controlar las movilizaciones antes del 12 de octubre, día que darían inicio las denominadas "Olimpiadas de la paz".

De manera que, como lo han confirmado las investigaciones recientes de periodistas, a través del Estado Mayor Presidencial se crea un plan denominada "Operación Galeana" con el objetivo de detener a los representantes ante el CNH, y cortar las movilizaciones mediante una brutal lección, haciendo aparecer esta acción como una respuesta al ataque de los estudiantes. Así, en la concentración masiva convocada el 2 de octubre en la plaza de Tlatelolco, entra en acción, vestidos de civil, el "Batallón Olimpia", continuando la operación 3 batallones más del ejército (con tanquetas y helicópteros), asesinando a un número indeterminado de jóvenes (algunos datos refieren entre 350 y 400 los muertos) y deteniendo a más de 2 mil. A lo largo de los meses seguirán siendo detenidos más estudiantes y profesores, abriendo así una política sistemática de represión y exterminio de toda disidencia, vale recordar la masacre estudiantes el 10 de junio de 1971 y la actuación de grupos paramilitares (Brigada Blanca y el Grupo Jaguar) que hacen de la desaparición política, la tortura y el crimen, medios predilectos de acción.

Esta ferocidad del Estado y la pobreza del proceso reflexivo condujeron a un accionar desesperado y romántico, que alentó la formación, durante los años 70, de grupos guerrilleros, y que trunca la posibilidad de dar corrección, continuidad y avance a la experiencia combativa desplegada durante las movilizaciones del 68.

Dicho esto, no significa que se valide la argumentación que de estos hechos sangrientos el Estado presenta, en el sentido de señalarlos como simple respuesta de un gobierno insensible, y que por ello el Estado actual recoge el espíritu del 68 y lo refleja en la democracia que se vive hoy. Hipócritamente la burguesía afirma que tales sucesos son cosa del pasado, inclusive se ha levantado un museo en honor a los masacrados, y el PRD ha informado que solicitará que en el Muro de "Honor" de la cámara de diputados se ponga en letra de oro la leyenda: "Movimiento Estudiantil de 1968", con ello pretenden ocultar que el terror del Estado no hace sino presentar el verdadero rostro del capitalismo y de la democracia, porque crímenes como el del 2 de octubre, mientras el capitalismo subsista, no son asuntos del pasado.

Rojo/abril-2008



[1] La influencia del estalinismo -PCM y Partido Obrero Campesino (POC)- siguiendo su vieja estrategia desvían la lucha de los trabajadores de los ferrocarriles por aumento salarial hacia la "democratización del sindicato, terminando en una derrota de la huelga.

 

Geografía: 

  • Mexico [3]

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1968 - Mayo francés [4]

Asunto PEMEX: Derecha e izquierda atacan al proletariado

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Desde que el Estado mexicano inicio con su famosa "reforma energética" se desato una verdadera avalancha de veneno nacionalista contra la clase obrera, tanto por parte de la derecha que llama a defender la economía nacional a través de la "modernización" de la paraestatal; como por parte de la izquierda que llama a "defender a Pemex" y defender también al "petróleo que es nuestro" (sic!). Estas posturas se han desarrollado a través de una guerra mediática y una costosa y ensordecedora campaña.

 

Reforma del Estado: derecha e izquierda defienden al capital

En nuestras páginas hemos ya abordado el asunto de las nacionalizaciones y las razones a las cuales responde el fenómeno de las privatizaciones. Recordemos simplemente que tanto la derecha como la izquierda son parte indefectible del sistema capitalista y que ambas expresiones políticas defienden un solo campo: el de la burguesía. "Esta diferencia FORMAL entre proyectos, no significa que se presente una fracción burguesa «progresista y nacionalista» y otra «liberal y entreguista» (como lo pretende mostrar la prensa), ambas fracciones son igual de reaccionarias, sin embargo no definen un acuerdo que les permita establecer una propuesta homogénea para encarar a la crisis y con ello pretender relanzar el proceso de acumulación (y que les permitiría cumplir así con sus sueños de crecimiento continuo del PIB), pero además se enfrentan por definir cómo ha de distribuirse entre sus diferentes fracciones la renta generada por el petróleo" (RM 105). El aspecto de enconada oposición que se aprecia entre la "reforma calderonista", los "matices del PRI" y la reforma que presentará la izquierda (en particular el Frente Amplio Progresista (FAP) de López Obrador) esconde en realidad una pugna terrible por ver qué fracción de la burguesía sale más beneficiada de este asunto. Todos los discursos sobre los "beneficios para los mexicanos" son sólo manipulaciones ideológicas para disfrazar sus pugnas internas.

Recordemos que en el marco de la famosa "Reforma del Estado" la burguesía mexicana emprendió, desde la década de los 80, una serie de esfuerzos para adaptar su aparato estatal al desarrollo de la crisis mundial y a una situación social donde los trabajadores empezaron a desarrollar protestas importantes. En este sentido se planteó una reforma electoral (la creación del IFE) para reforzar una democracia asentada sobre una credibilidad ya casi nula, se reformó también el marco sindical (creación de la UNT -Unión nacional de trabajadores- y se destituyó a viejos caciques sindicales: La "Quina" en Pemex, y Jongitud Barrios en el magisterio) para adaptar y flexibilizar su aparto de control sindical, existe también la reforma laboral, reforma de la seguridad social, reforma económica y energética. No debemos perder de vista que este proyecto de "reforma del Estado" encierra varios aspectos en los que sobresalen dos: necesidad para la burguesía mexicana de enfrentar la crisis mundial y necesidad de reforzar sus instrumentos de dominio contra el proletariado. La burguesía, con sus resistencias y dramáticas convulsiones (asesinatos de Estado, escándalos de corrupción, ajustes de cuentas, etc.) venía avanzando en ese trayecto; sin embargo, la última década está marcada por serias dificultades de la burguesía para consolidar su proyecto. Por ejemplo, los esfuerzos alrededor de la reforma electoral han sido cuestionados abiertamente por una de sus fracciones y la credibilidad en el IFE es atacada por los mismos partidos políticos (el PRD en primer lugar) acusando abiertamente a este "organismo ciudadano" de corrupto y fraudulento. Por otro lado la reforma sindical se ha visto entorpecida por la mezcla de intereses de unas fracciones que sacan provecho del apoyo electoral de ciertos caciques sindicales (la maestra Gordillo , lideresa vitalicia de los maestros, vaya ejemplo de modernización!!).

Por otro lado a nivel económico, la burguesía había avanzado sin mucho tropiezo por el camino de la privatización de sectores enteros de la economía: ferrocarriles, puertos, televisoras, teléfonos de México e incluso petroquímica secundaria, todo ello sin provocar la rasgadura de las vestiduras de alguna fracción. Evidentemente, salvo el griterío y la simulaciòn de la izquierda que siempre asume su función de «oponerse» a las medidas como estas para después legitimar ante los trabajadores su labor al lado de la defensa del capital. A finales de los 80 y principios de los noventa la burguesía estaba de acuerdo, globalmente, con estas medidas y todas las fracciones, con sus diferentes lenguajes, apoyaban las privatizaciones ya que les permitía:

-aliviar un poco el alto déficit en el presupuesto estatal, les permitía mantener la nariz fuera del agua;

-rentabilizar ramas de la producción que habían caído en el abandono casi total;

-evitaba así que el Estado apareciera directamente como el "patrón" en los conflictos sociales que la misma crisis anunciaba.

Las divergencias entre las fracciones de la burguesía empezaron a agudizarse conforme la crisis y la descomposición social han avanzado a pasos acelerados y donde la misma reforma del estado planteaba reacomodos y redistribuciones de las fracciones del capital. Los beneficios se reducen y los beneficiarios también, cada gobierno en turno saquean porque sabe que tal vez no regrese al poder o para cuando lo haga sabe que habrá menos. Las disputas electorales no son por ver "quién sirve mejor al pueblo" sino que representan verdaderas pugnas por ver que fracción toma el timón del Estado y con ello, beneficiará a una parte de capitalistas.

Desde la transición de Fox a Calderón las cosas se dividieron al extremo y las fracciones se disputan cada coto de poder. Es por ello que la reforma de Pemex (luego vendrá la inversión privada en la generación de energía eléctrica) ha generado tantos dimes y diretes, el contexto es diferente a los 80 y hoy el descontento social está al borde de la explosión.

 

La consulta del FAP: la izquierda del capital en acción

El descontento social es innegable y la burguesía es capaz de aprovechar hasta sus pugnas para revertir lanzar contra el proletariado una campaña nacionalista de dimensiones que sólo se pueden explicar por las necesidades de control y mistificación del capital. "La burguesía requiere afianzar su control mediante la extensión de una campaña de confusión, para ello viene alentando un ambiente nacionalista, para que en nombre del rescate de la nación se someta el descontento proletario, evitando entonces que los asalariados y las clases no explotadoras (como los campesinos pobres) que también se han visto afectadas por las medidas gubernamentales, desplieguen movilizaciones en defensa de sus condiciones, quedándose atadas a las consignas como la defensa de PEMEX y del mercado nacional, esterilizando así cualquier movilización" (RM 103). En esta tarea la izquierda es una herramienta fundamental en el arsenal del Estado.

Recientemente el FAP ha empezado a desplegar una serie de campañas a través de las famosas "consultas ciudadanas", bajo la forma de preguntas cerradas que impiden cualquier reflexión la izquierda ha iniciado una campaña para involucrar a los trabajadores en la defensa de la economía nacional, este "programa" se reforzará con "movilizaciones pacíficas" (en agosto la primera), el objetivo: defender PEMEX!. Recordemos que la función social que el capital ha dado a la izquierda es el encuadramiento de la clase obrera  y para ello es importante que lo haga desde la oposición. A nivel de su lenguaje si bien ya no hay un lenguaje "marxista y obrero", éste se ha convertido en un lenguaje democrático y de defensa de las causas ciudadanas. Sin embargo, en momentos en que las luchas obreras se desarrollen y radicalicen no deberá sorprendernos que ese lenguaje cambie y le salga lo "proletario".

Detrás de la consulta del FAP está un ataque brutal contra la conciencia de los trabajadores:

-elimina la noción de clase explotada y la sustituye por ciudadanos, atacando la identidad del proletariado;

-mete a los obreros en una lucha por reformar al capital para ocultar así la necesidad de su abolición;

-alimenta la defensa de la democracia y sus instituciones para enterrar la idea de revolución. AMLO defiende abiertamente la idea de un cambio "a través de las elecciones";

-la defensa de PEMEX y "nuestro petróleo" conduce a la defensa de la nación, a la defensa de la economía nacional, es decir, mientras la clase obrera a nivel mundial hace esfuerzos por reconocerse como una clase mundial, el FAP y la derecha se encargan de hundir al proletariado en la ciénaga nacionalista lo cual evita que los trabajadores de la región se reconozcan en sus hermanos del resto del mundo.

Los ataques contra nuestras condiciones de vida van a continuar; los esfuerzos de la burguesía para impedir que los trabajadores reflexionen sobre cómo y con qué medios responder se van a potenciar. El camino de la discusión y de la reflexión colectiva es un instrumento que los trabajadores debemos  poner en marcha para empezar a crear las condiciones de una respuesta colectiva y unida a estas  embestidas del capital.

Marsan. 13-08-08

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Lucha de clases [2]

PRD: ni la fracción de López Obrador ni la de Jesús Ortega representan al proletariado

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En RM N° 104 (may-jun 2008) recordábamos el origen burgués del PRD como un baluarte del proyecto político "modernizador" de la "transición democrática" "que daría un impulso al nuevo juego de partidos y representó hace casi veinte años (mayo de 1989) el intento más serio de la burguesía para darse una izquierda más fuerte frente a las carencias perennes de tantos partidos que no habían logrado cuajar un producto aceptable hasta ese momento. Recuérdese cómo sus antecesores inmediatos el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) se habían fusionado en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y luego, en 1988, este último devendría en el Partido Mexicano Socialista (PMS), pero sin consolidar un partido y un liderazgo aceptable para arrastrar a las masas tras la mistificación electoral. El parto esperado fue en mayo de 1989 cuando buena parte del PMS junto con la "disidencia" del PRI (los Cárdenas, los Muñoz Ledos...) dieron lugar al PRD, registrándose en la Comisión Federal Electoral. La burguesía cantaba loas al nuevo partido de izquierda que vendría a renovar su fachada democrática tan desdibujada con más de sesenta años de partido único de Estado". Establecíamos también que el PRD experimentaba, en los últimos meses, una de sus peores crisis desde su creación, conflictos perenes determinados precisamente, primero, por la competencia capitalista por la parte del león y luego, por la descomposición social generalizada de la sociedad capitalista que es desde hace ya casi tres décadas la tendencia dominante manifestada por la impulsión profunda e irrefrenable al "sálvese quien pueda", al "cada quien a lo suyo. Una situación repetitiva como lo demuestran las pugnas electorales internas del PRD como las de 1999 y las del 2002 cuando ese partido se vio envuelto también en las mismas disputas que anunciaban ya la ruptura pronunciada de hoy.

 

Efectivamente, este partido se encuentra en serias dificultades y en riesgo de desaparecer por sus disputas internas pero también por las acciones de otros grupos de la burguesía que han trabajado para debilitar su principal liderazgo, los amlos y encinas, como un medio para sacar adelante sus propios planes, por ejemplo, aquéllos que están pugnando por la privatización de PEMEX (y a quienes les estorban las acciones nacionalistas igualmente burguesas de la fracción de AMLO que enarbolando esta supuesta defensa del "interés de las mayorías" esconde sus propios apetitos por ese pastel), y apoyando al mismo tiempo al grupo de los chuchos como una estrategia para llevar adelante sus planes. Es decir, estamos ante un escenario particularmente ilustrativo de lo que significa la tendencia al "cada quien a lo suyo", pues en aras de favorecer sus planes, esos grupos antagónicos a AMLO no tienen en cuenta la necesidad de apuntalar también a su izquierda, sobre todo a aquella parte que puede cumplir mejor la función de encuadramiento de los trabajadores por su imagen de "independiente", de "radical". Una situación que el Estado burgués, como un todo, está obligado a tratar de corregir pues esta tendencia irracional que se manifiesta en algunas de sus fracciones enquistadas en el gobierno federal no calcula en su real dimensión el daño que causa al aparato político de mistificación en su ala de izquierda, la cual requiere de inmediato un reforzamiento urgente[1]. Una necesidad cuya solución no es tan fácil debido, precisamente, al estrechamiento del margen de maniobra provocado por la agravación sin precedente de la crisis capitalista que condiciona de manera brutal la competencia económica y política entre los diversos grupos capitalistas por imponer su hegemonía en el control del Estado.    

 

Amlos contra chuchos: un terreno de pugnas burguesas   

Últimamente se ha insinuado (sobre todo en el medio universitario, aunque también se puede sentir en las discusiones de la calle, en los centros de trabajo) que esta pugna polarizada entre los amlos-encinas-ebrards por un lado y los chuchos-zavaletas-cárdenas por el otro, alineaciones tras las cuales se agregan otros grupos menos fuertes dentro del partido, expresa una lucha entre proyectos de clase distintos, es decir entre la burguesía y el proletariado, las dos clases fundamentales de la sociedad capitalista. Esta idea ha sido inducida por años en la cabeza de la clase trabajadora por los medios de difusión de la burguesía para desvirtuar completamente la propia historia de aquélla. Pero es una mentira en toda la línea y se trata, pura y llanamente de un enfrentamiento entre diferentes bandos burgueses por el control del partido, lo que les brinda la plataforma para influir en las grandes decisiones económicas y políticas del país en beneficio de sus promotores; si hubiera alguna duda, sólo bastaría una somera revisión de la historia del PRD[2] para verificarlo, lo que en buena medida ha contribuido, sin que el Estado pueda apenas disimularlo hasta ahora, al gran desprestigio de su ala de izquierda. Es pues esta opción, la cual requiere urgentemente de un tratamiento cosmético imprescindible para seducir a la clase obrera, pues es insustituible en el juego político de la burguesía (división del trabajo contra el proletariado entre la derecha y la izquierda principalmente, pasando por los otros partidos complementarios de "centro", los "socialdemócratas" -¡el PRI se autodenomina así últimamente! y va, con fuerza creciente, en pos de recuperar sus privilegios perdidos hace casi una década-; la "chiquillada" -partidos que funcionan como fieles de la balanza en determinada coyuntura política-; etc.

 

Pero mucho menos debe confundirse esta pugna interburguesa con aquella épica lucha que la clase obrera libró, al nivel del partido proletario, entre los bolcheviques (la mayoría) consecuentes con el programa comunista contra el oportunismo de los mencheviques (la minoría) en el segundo congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en 1903. ¡NADA QUE COMPARAR! Aquélla fue esencialmente un episodio protagonizado entre dos corrientes políticas pertenecientes al proletariado, una de las cuales (los mencheviques) se desbarrancaba aceleradamente hacia el abismo de la conciliación de clases frente a las nuevas exigencias que brotaban del periodo revolucionario donde la clase obrera estaba llamada a protagonizar un rol central como el agente del cambio radical hacia el comunismo. Efectivamente, los bolcheviques plantearon un combate de tipo político donde la cuestión central versaba tanto en torno a cuestiones programáticas (la naturaleza de la revolución que se avecinaba) como organizacionales (qué tipo de organización de partido se necesitaba para el nuevo periodo)[3]; nada que ver con la competencia capitalista descarnada entre estos grupos de la burguesía de izquierda, los cuales disfrazan sus pugnas como una lucha entre diferentes alternativas.  

 

RR/Agosto del 2008



NOTAS:

[1] Algunos ideólogos de la burguesía ("especialistas" economicistas, politicólogos, historiadores...) hablan claramente de la necesidad imperiosa de una izquierda fuerte, más aún frente a la aceleración, profundización y extensión de la crisis capitalista que está condenando a la clase trabajadora a la mayor degradación de su historia, lo cual puede detonar una respuesta como clase por parte del proletariado. Ellos recomiendan a la burguesía fortalecer a esta fuerza con la que cuenta el abanico de mistificación y encuadramiento del aparato estatal para que contenga los posibles intentos por buscar alternativas propias a su situación de miseria insoportable. 

[2] No aludimos a los otros partidos (PRI, PAN, PT, Convergencia, Alianza, Verde Ecologista, principalmente) pues es al PRD al que los medios de difusión de la burguesía han promovido desde mayo de 1989 como "el partido de los pobres", cuyos liderazgos han cambiado según las circunstancias y las necesidades del Estado capitalista. ¡Un engaño colosal!  

[3] Ver www.internationalism.org [5]

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Conflictos interburgueses [6]

Terror de Estado, terrorismo guerrillerista: El proletariado entre la espada y la pared

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Después del bombardeo a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, desde el aparato de la izquierda radical del capital se había denunciado este bombardeo calificando como un "crimen de Estado", exaltando y justificando la actuación de las FARC diciendo que es una respuesta "legitima" a la represión.

Anteriormente hemos dicho que el mensaje gubernamental y guerrillero, uno y otro asocian a las FARC con el marxismo, por tanto el accionar de la guerrilla y la campaña del Estado se combinan y complementan para denigrar el marxismo acusándolo de terrorista. Pero además de tal campaña de confusión, ambas fuerzas en disputa colocan a los trabajadores en medio de una guerra que cobra cientos de muertos y en la que ninguno de los bandos les puede ofrecer eliminar su condición de explotados.

Más tarde el rescate de Betancourt ex candidata a la presidencia de Colombia, cautiva por la guerrilla colombiana, ha dado paso a una intensa campaña sobre las atrocidades guerrilleras. Sin embargo estas denuncias olvidaban sospechosamente, el terror de Estado colombiano ejercido sobre la población trabajadora de ese país.

El Estado colombiano, como todos los Estados, instrumento de la burguesía

Marx y Engels dejaron muy claro que el Estado capitalista es una junta de la clase burguesa para defender sus intereses comunes. Así pues, el Estado es el garante que permite mantener las condiciones de acumulación del capital, es decir, mantener las condiciones que permitan proseguir la explotación de los trabajadores y opresión de otras capas no explotadoras, y para ello cuenta con importantes armas, por un lado están la leyes, el engaño a cargo del parlamento, sindicatos y todo el aparato de difusor de su ideología, por otro lado, las cárceles, jueces, policía y las fuerzas militares y paramilitares. Estas sirven para buscar que los explotados y oprimidos acepten su propia condición de explotación, pero también para reprimir todo tipo de descontento y todo tipo de organización de los explotados. Ese es el papel del Estado en todo el mundo, controlar, engañar y reprimir.

En Colombia, no encontramos un gobierno propiamente "fascista", la práctica sistemática de represión se cumple lo mismo por un gobierno de derecha como por uno de izquierda (como lo hizo Salvador Allende en los 70s del siglo XX o como lo hizo hace pocas semanas Evo Morales). Aunque se acuse al marxismo de tener una visión utilitarista y anticuada del papel del Estado capitalista, la realidad muestra que más allá de las modas sociológicas, el Estado sigue siendo la espada desenvainada de la clase burguesa contra los trabajadores. Por ello las fuerzas estatales tanto oficiales como las extraoficiales (por ejemplo las llamadas "Águilas negras") tendrán el mismo papel que en cualquier parte del mundo, asesinos al servicio de la burguesía.

Ni Uribe, ni las FARC...

Las condiciones de miseria y explotación y opresión han generado en Colombia un creciente descontento en los trabajadores, los cuales buscan la forma de expresar este descontento emprendiendo luchas reivindicativas, la respuesta de los gobiernos democráticos ha sido sangrienta: más de 2 mil 554 trabajadores asesinados por el delito de luchar por mejores condiciones de vida. La población rural no lo pasa mejor ante sus demandas de lucha, mil 700 indígenas han sido masacrados, y despojados de sus tierras.

Además de centenares de montajes judiciales contra hombres y mujeres que son perseguidos y acosados por emprender una lucha mínima de sobre vivencia. Miles de presos políticos que sufren torturas en las cárceles, que a veces se transforman en asesinatos, que los carceleros disfrazan como "suicidios".  Huyendo de esta represión estatal y paramilitar, la cuenta alcanza 4 millones de personas desplazadas, que se amontonas en los cinturones de miseria de las ciudades colombinas y los países vecinos, y que son presa de todo tipo de delincuencia. Desplazamiento humano estadísticamente solo por debajo de Sudan.

En las dos últimas décadas son cerca de 15 mil asesinados y desaparecidos (la desaparición y la tortura no sólo la aplican a guerrilleros sino de manera generalizada contra cualquier expresión de descontento), la desaparición tiene su objetivo sicológico de sometimiento pues el Estado busca que el terror perdure, prolongando así la angustia en los sobrevivientes.

Sin duda la realidad superara con mucho este breve listado, no podemos describir el drama que sufren los explotados, viviendo en la angustia constante que desgarra el corazón y la conciencia. Pero precisamente esta situación predispone a tomar medidas de respuesta que tienen una lógica infernal de la cual es muy difícil escapar. Todas estas atrocidades de la represión capitalista, provocan coraje y rabia e indignación, y se corre el riesgo de no encontrar una respuesta proletaria, que puede conducir unos cuantos a dar  una respuesta en un marco minoritario y falso.

Ese ambiente de coraje presente entre los explotados por la acentuación de la explotación y la represión es complementada por la guerra (principalmente las FARC), por una parte el coraje real es desviado al canalizarlo hacia las respuestas militaristas, que consume, desgasta y lanza a batallas en las que pierden la vida cientos de explotados por intereses que son ajenos a su clase, pero además, no se puede olvidar que las FARC desarrollan enrolamientos forzosos (o con engaños) de la población campesina lanzándola como carne de cañón en una guerra que no es la suya, colocando así a los trabajadores y campesinos depauperados entre dos fuegos.

... La verdadera respuesta de los trabajadores está en su unidad

La respuesta de los trabajadores en un ambiente de represión y violencia dirigida lo mismo por el Estado que por la guerrilla es sumamente difícil, pero es fundamental que tome claridad que no tiene ningún interés que lo una a la democracia que pregona el gobierno, ni a las promesas pretendidamente liberadoras de la guerrilla. Por eso hay que dejar claro que manifestaciones "antiviolencia" organizadas por la burguesía como la del 20 de julio, que fue encabezada por el presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez y la cantante Shakira, no son un marco en el que los trabajadores puedan actuar. Por el contrario, si bien es preciso tener una práctica alejada de los programas y métodos de las FARC (sustentados en la violencia ciega y desesperada, pero sobre todo en la alianza directa o diplomática con sectores de la clase dominante, como lo es el narcotráfico o gobiernos como el de Venezuela), la respuesta no se encuentra tampoco en el pacifismo hipócrita que promueve el gobierno.

La respuesta de los trabajadores esta en su unidad y su autonomía política, una respuesta real consiste mantenerse en su verdadero terreno de lucha: el de la solidaridad entre hermanos de clase, el de la huelga de masas, creando formas de organización fuera del parlamento y sindicatos. La respuesta de los trabajadores consiste en la creación de grupos de discusión, comités de lucha, llevando la lucha por mejores condiciones de vida como consigna de combate y aglutinación de fuerzas, arrastrando tras de sí a las otras capas no explotadoras de la sociedad. Ante la represión e hipocresía del gobierno y la violencia ciega de la guerrilla la clase obrera debe hacer ver su fuerza mediante su unidad expresada en asambleas generales, que permitan controlar sus movilizaciones y sus huelgas.

Vania/agosto-2008

Geografía: 

  • Colombia [7]

El Partido es una necesidad para el triunfo de la revolución

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En este periodo, caracterizado por el surgimiento de minorías en búsqueda de las posiciones proletarias y con iniciativas de agruparse y discutir sobre ellas, uno de los temas planteados alredor de todo el mundo es el del Partido. La comprensión de esta cuestión es fundamental para el triunfo de la revolución y por ello también todo el medio internacionalista siente la necesidad de profundizar sobre este tema tan basto. Como parte de este esfuerzo de la clase, plantearemos muy brevemente algunos puntos sobre la función del partido.

 

El partido es parte vital de la clase

La historia nos muestra que el movimiento obrero tiende a generar su partido. Esto se ve ejemplificado por el agrupamiento de revolucionarios a lo largo de la historia: La Liga de los Comunistas, las Internacionales I, II y III, las fracciones de Izquierda, las organizaciones del medio internacionalista actual, etc. El carácter mundial del proletariado determina que su organización revolucionaria tenga un carácter unitario, expresión de la unidad de la clase y de su programa, que en la práctica se traducen en la tendencia histórica a la formación de un partido centralizado a nivel internacional.

 

El surgimiento permanente de organizaciones revolucionarias del proletariado, de forma general, es expresión de la vitalidad del movimiento de la clase, como clase histórica y revolucionaria, y es expresión del desarrollo de la conciencia que se da en ella. El carácter heterogéneo del desarrollo de la conciencia en la clase hace surgir minorías de elementos que se cuestionan, antes y de manera más profunda que otros, sobre las condiciones de explotación en que viven y la posibilidad de terminar con esa explotación y que buscan agruparse para esclarecer los objetivos y medios de lucha de la clase y actuar conforme a éstos. El partido se construye en momentos de auge de la lucha proletaria a partir de esas organizaciones y elementos que trabajan concientemente para su formación.

 

De esta forma, las organizaciones revolucionarias, y en su momento el partido, surgen como una necesidad de la clase y son parte ella, su fracción más consciente y más activa. "Así, el objetivo comunista del proletariado engendra una organización política que, en la teoría (el programa) y en la práctica (la actividad) defiende las metas generales del conjunto del proletariado... Expresa la tendencia permanente al resurgir de una conciencia unitaria de clase... Como memoria de la irremplazable experiencia del movimiento obrero pasado, es la expresión más consciente de las metas generales e históricas del proletariado mundial...Sin ella la vida de la clase se vería privada de una de sus funciones vitales... Por eso renace de manera constante esa función..."[1].

 

El partido dirige hacia el triunfo revolucionario

A diferencia de otras revoluciones, la revolución proletaria exige la participación directa, constante y activa de toda la clase, de sus organizaciones unitarias o consejos obreros en relación estrecha y permanente con su partido. La relación del partido con el resto de la clase es una relación compleja que se puede entender analizando profundamente el papel de las organizaciones revolucionarias a lo largo de la historia. Es una relación dialéctica en que ambas partes se retroalimentan para hacer avanzar el movimiento proletario hacia su objetivo histórico. El partido es un factor activo en la vida de la clase. Tie­ne como principal función la de contribuir en el proceso de toma de conciencia en la clase y ser el crisol de la elaboración programática. El partido analiza amplia y profundamente las condiciones de la lucha en cada momento, y bajo este análisis dirige el movimiento de la clase porque tiene una visión más completa de éste. A su vez, este análisis no puede partir más que del movimiento real de la clase que analiza y reconoce como suyas las consignas del partido. La función de éste, de manera concreta, se desarrolla a través de un esfuerzo constante de elaboración teórica, de intervención decidida en las luchas de clases mediante la propaganda y la agitación, de actividad organizativa por el desarrollo cuantitativo y cualitativo del propio partido.

 

La función del partido evoluciona necesariamente con los cambios históricos y con la relación de fuerzas entre el proletariado y burguesía. En la ascendencia del capitalismo la función política del partido se vio relegada a un segundo plano, detrás de la lucha sindical; la posibilidad de reformas económicas y políticas inmediatas primaban sobre la lucha por el comunismo. La entrada del capitalismo en la decadencia, marcada por el estallido de la Primera Guerra Mundial, puso al orden del día la Revolución comunista y por ello el partido del proletariado desarrolla funciones acordes a la nueva situación.

 

En poco más de 10 años, a partir de 1914, las organizaciones revolucionarias de la clase tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones: el movimiento obrero se vio enfrentado a la traición de la Socialdemocracia, a los efectos de la guerra, al peso de la época reformista en sus partidos, en fin. al aislamiento de la revolución rusa y la derrota de este primer intento de revolución mundial. Sin embargo, las Izquierdas en la Segunda Internacional y en el inicio de la Tercera Internacional cumplieron su función defendiendo los principios proletarios y la perspectiva revolucionaria. El Partido bolchevique, fue la fuerza  fundamental en la izquierda internacional, la vanguardia de la Revolución rusa que marcaba el primer jalón decisivo de la revolución mundial y el impulsor de la Internacional Comunista.

 

El partido también combate a la ideología burguesa en su seno

Pero entender que el Partido es parte de la clase, significa entender que éste también sufre la presión y la penetración en su seno de influencias de la clase enemiga. El Partido tiene que luchar contra el conservadurismo y enfrentarse constantemente a problemas nuevos ante los que no siempre tiene una respuesta inmediata y puede equivocarse. En el caso de una derrota grave de la clase puede degenerar, pasarse al enemigo o desaparecer momentáneamente. Por ejemplo, a pesar del importante papel que jugó en la preparación de las fuerzas revolucionarias, la Izquierda Alemana vaciló para romper organizativamente con la social-democracia y para denunciar claramente las maniobras de estos verdugos del proletariado, que después de haberlo llevado a la carnicería imperialista, en 1919 se ponían "al frente de la revolución" para controlarla y ahogarla en sangre. Esta unidad entre la clase y el partido también está ejemplificada en la degeneración del Partido bolchevique y de la Internacional Comunista que se da fundamentalmente por aislamiento de la revolución rusa, y la derrota de la oleada revolucionaria del 17-23. Las valiosas experiencias de este periodo nos han mostrado cómo es necesaria una relación más estrecha, más dinámica entre los consejos obreros y el Partido para evitar errores de una y otra parte y sobrepasar las dificultades que necesariamente se agudizan con el desarrollo de la revolución.

 

El que en determinado momento histórico el partido haya degenerado o traicionado no significa que éste sea innecesario o aún nocivo para la lucha de clases, como piensan los consejistas, que hacen una interpretación equivocada de la historia. Los errores de las organizaciones revolucionarias y en especial la degeneración del Partido bolchevique no invalidan el reconocimiento de la necesidad del Partido mundial para el triunfo de la revolución, sino que por el contrario, reafirman la necesidad de la construcción de un partido fuerte, unitario, centralizado a nivel internacional y surgido en íntima relación con el resto de la clase mucho antes que se produzcan los combates decisivos contra el sistema capitalista. Para el proletariado, que avanza sacando lecciones de sus derrotas, la oleada revolucionaria ha esclarecido la función del partido: la dictadura del proletariado no es la dictadura del partido; el partido no organiza a la clase ni mucho menos la revolución, como piensan los bordiguistas; esta última es tarea del proletariado entero; no sustituye a la clase, la cual no le da ni poderes para mandar, ni poder estatal que recibir.

 

"La Revolución Socialista no es comparable a la acción militar. Su realización está condicionada por la conciencia de los obreros, lo cual dicta sus propias acciones y decisiones. El partido no ocupa pues el lugar que corresponde a la clase. No reclama la ‘confianza' en el sentido burgués de la palabra, es decir, el de constituir una delegación a la que se confía la suerte y el destino de la sociedad. Tiene únicamente como función histórica intervenir en la perspectiva de que la clase tome conciencia por sí misma de su tarea, sus objetivos y los medios que constituyen los fundamentos de su acción revolucionaria." (Internationalisme num. 38, órgano de la Izquierda Comunista de Francia, 1948).  

 

De allí se entiende que el partido no se forma ni actúa de forma voluntarista o automática, como efecto del inmediatismo, activismo o idealismo. La función del partido no es llamar a luchar cuando se le ocurra, ni una organización revolucionaria se puede autonombrar ‘Partido' nada más porque así se le antoja. Los bolcheviques vivían y se desenvolvían en la clase como "pez en el agua" porque esta unidad fue forjada durante años y años, a través de un paciente trabajo de explicación, de propaganda, de agitación, de situar en primer plano el objetivo final de las luchas. Esta unidad fue posible porque el partido dio a las necesidades, a las tendencias concretas que existían en el seno del proletariado, una formulación política más general.

 

El nuevo periodo histórico hacia la huelga de masas, pone a todo el medio internacionalista, incluidas las minorías de la clase que están surgiendo, el reto de avanzar hacia la comprensión de la función del partido de la clase proletaria y de su necesidad absoluta para el triunfo de la revolución comunista. Esa comprensión que se seguirá desarrollando en un debate a escala planetaria y que integrará la creatividad y energía de las nuevas generaciones, llevará, llegado el momento, a la construcción del partido que cumpla la función histórica para la cual la clase trabajadora lo crea.

Héctor/agosto de 2008.



[1]  Informe sobre la función de la organización de revolucionarios, Revista Internacional 29, CCI.

Cuestiones teóricas: 

  • Partido y Fracción [8]

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