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Revista Internacional nº 46-47 segundo semestre 1986

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1986: segundo semestre

Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial

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Introducción de la CCI

Acabamos de recibir desde Argentina una "propuesta internacional" que se dirige a los elementos y a los grupos revolucionarios. En ella se llama a la discusión y al reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias hoy débiles y dispersas por el mundo. Esta propuesta, que presentamos aquí con nuestra respuesta, es claramente y sin equívoco alguno proletaria: en ella se denuncia la democracia burguesa, cualquier tipo de "anti-fascismo" y nacionalismo; en ella se defiende y afirma la necesidad del internacionalismo proletario frente a la guerra imperialista.
Saludamos el espíritu  y el camino del que los compañeros dan prueba con su documento: necesidad de la discusión abierta, de la "polémica", de la confrontación de las diferentes posiciones políticas, de la lucha política fraternal para construir un polo de referencia política internacional. Un polo de referencia que sea capaz  de reagrupar y ayudar a surgimiento de elementos y grupos revolucionarios. No podemos más que apoyar el espíritu y la preocupación de estos compañeros, pues nosotros desde el primer número de nuestra Revista Internacional de Abril de 1975 lo afirmamos: «Concentrar las débiles fuerzas revolucionarias dispersas por el mundo es hoy, en este período de crisis general, de grandes convulsiones y tormentas sociales, una de las tareas más urgentes y más arduas que enfrentan los revolucionarios. Esta tarea sólo puede ser emprendida si se sitúa directamente y desde el principio sobre el plano internacional. Esto ha sido el centro de las preocupaciones de nuestra corriente. A esto, igualmente, responde nuestra Revista y al sacarla hacemos un instrumento, un polo para el reagrupamiento internacional de los revolucionarios». Incluso, si los resultados han sido, hasta el momento, modestos, nuestra ambición sigue siendo la misma y en este sentido publicamos esta "Propuesta Internacional" firmada por dos grupos: "Emancipación Obrera" y "Militancia Clasista Revolucionaria".
Este último grupo es desconocido para nosotros. En cambio, sabemos que "Emancipación Obrera" es un grupo que surgió tras la guerra de las Malvinas. No enlaza con ninguna organización existente. Se constituyó poco a poco durante los terribles años 70 en Argentina. Se ha enfrentado a la represión del Estado burgués bajo todas sus formas:
la oficial: democrática: democrática, peronista, sindical y por supuesto lo policial y militar.
La oficiosa, para-estatal: de un lado la de los tristemente célebres "Triple A" y de otro a la del ..... trotskysmo cuando nuestros camaradas denunciaron el apoyo y la participación de éstos en la guerra de las Malvinas, y defendieron una política de "derrotismo revolucionario".
En 1978 cuando la represión alcanzaba su cumbre durante el Mundial de Fútbol en Argentina, estos camaradas decidían «empezar a realizar un trabajo de lucha ideológica, sacar una publicación clandestina (...) Es esta actividad lo que ha permitido, cuando el Gobierno militar invade las Islas Malvinas, sacar hojas contra la guerra y difundirlas en la calle desde el segundo día. A partir de entonces nuevos y viejos conocidos nos reagrupamos en la lucha contra el nacionalismo y la guerra interburguesa. Durante estos dos meses han surgido pequeños grupos que realizan una actividad internacionalista» (Emancipación Obrera). Tras la guerra estos grupos se han reunido y «decidido continuar el proceso de lucha política y discutir del futuro» fruto de esa discusión ha aparecido un documento sobre las futuras elecciones que firmaba "Emancipación Obrera".
Aunque parezca falta de pudor, saludamos con emoción y alegría a estos camaradas y publicamos su "Propuesta Internacional". En un país donde el proletariado ha sufrido una feroz represión, la aparición de una voz proletaria es una promesa más (tras México, India...) para una salida victoriosa a los gigantescos enfrentamientos de clase que se preparan.
También supone la promesa de un mayor trabajo y responsabilidad de los grupos del Medio Revolucionario Internacional ya constituidos. Por nuestra parte, la CCI nos esforzamos en cumplir lo mejor posible la tarea que nos corresponde.

A LOS GRUPOS Y MILITANTES QUE LUCHAN POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL

El 22 y 23 de Febrero de 1986, un grupo de militantes de algunos países (especialmente de Argentina y Uruguay) se reunieron en Uruguay para discutir sobre la situación mundial y las tareas del proletariado revolucionario.
Entre ellos hubo el consenso generalizado de que ante los ataques que la burguesía mundialmente da contra el proletariado y ante la actual situación de debilidad, dispersión y aislamiento de las pequeñas fuerzas clasistas y revolucionarias es necesario trabajar mancomunadamente para revertir la situación, combatiendo el sectarismo y el nacionalismo implícitos en ciertas concepciones del trabajo internacional, y como un intento de aportar a modificar esta situación, las compañeras y compañeros presentes dan a conocer las siguientes ideas y propuestas internacional.

ALGUNAS CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS PREVIOS

Puede parecer extraño que desde aquí y "de golpe", unos pocos grupos y activistas seguramente desconocidos en general, lancen un llamado, una propuesta a todos aquellos que en diversas partes del mundo, con mayor o menor fuerza, con mayor o menor claridad, ponen en alto la bandera del internacionalismo proletario, de la revolución proletaria mundial.
Pero no es "de aquí" ni "de golpe" que surge una y otra vez el grito angustiante de minorías revolucionarias que buscan romper el cerco tendido por el capital, que asisten impotentes a los terroríficos golpes que la burguesía descarga sobre el proletariado y sobre ellas mismas, que tanto en los momentos de alza de la lucha de clases como en los momentos de la contrarrevolución más violenta "descubren" una y otra lo que significa el aislamiento, la debilidad de sus pequeñas fuerzas; debilidad no solo numérica, sino fundamentalmente política ya que es imposible local o nacionalmente resolver los problemas que el momento actual impone a los revolucionarios.
Estamos convencidos de que en distintos lugares han surgido grupos, activistas, que no encontrándose identificados con la izquierda tradicional (estalinistas, trotskistas y sus variantes), con las políticas de ayudar a la burguesía a resolver sus problemas, con los planteos de cambiar la forma estatal de la dominación burguesa o con apoyarla en sus guerras, han tratado de elaborar una política distinta, que reivindicarse la autonomía de la clase obrera frente a la burguesía y la lucha para destruir su dominación y su Estado, sin admitir falsos pasos previos (democráticos).
Y sabemos lo que es ir contracorriente, sin ningún apoyo a quien recurrir, sin posibilidades inmediatas de reapropiación de experiencias históricas del proletariado revolucionario, sin materiales teórico-políticos fundamentales y en un ambiente represivo y peligroso.
Si para algunos ciertas definiciones o posturas son el "ABC" algo de lo cual no se habla o escribe de tan obvio, para cada uno de nosotros llegar  a escribir , la palabra A significó un largo proceso de luchas, desgarramientos, miedos e incertidumbres.
Aquí, en las escuelas, enseñan la frase de un   "prócer" del siglo pasado: "Las ideas no se matan". Sin embargo, hemos aprendido que se mata a quienes tiene ciertas ideas (y posiciones), y que la clase dominante puede obstaculizar por un largo período la reabsorción, conocimiento, vinculación y desarrollo de las experiencias, ideas y posturas que en las diferentes áreas del mundo vive y constituye el proletariado revolucionario.
Es así que, paradójicamente, fue menester una monstruosa represión (con la consiguiente diáspora) y una guerra (Malvinas) para saber aquí que existieron en el mundo diversas corrientes y grupos radicalizados; para conocer -y todavía muy poco- las experiencias de Alemania y otros luego de la primera guerra; para saber de otras posturas en la guerra civil española que no fueran las franquistas y republicanas. Y que hay otra historia (que casi no conocemos) que nos es más cercana.
Y no solo eso, a partir de ahí tuvimos la confirmación de que en la actualidad existen grupos que no se inscriben en las variantes tradicionales, muchos que aún no conocemos y otros de los cuales no sabemos aún ni cuanto ni como han roto con el capital y sus fracciones, pero que expresan en diverso grado distintos momentos de ruptura con la política del capital.
Pero si hoy conocemos que ello existe, eso no significa que la actual situación de aislamiento y debilidad, haya cambiado. Por el contrario, ni siquiera llegamos a saber lo que está ocurriendo no ha  en un país lejano o limítrofe, sino siquiera en una ciudad cercana, hasta en un barrio vecino. Y no se entienda esto como una curiosidad o una cuestión periodística: en Argentina, por ejemplo, hay continuamente días en que hay varios millones de obreros en conflicto..... Sin que entre ellos exista ningún tipo de coordinación, a veces sin que se sepa siguiera de su lucha, lo que ocurre en todos lados. Y si esto es así con movimientos relativamente masivos, peor aún con el contacto y conocimiento de las vanguardias que surgen durante esas luchas o bajo su influencia.
Y estamos convencidos de que en los países donde vivimos, como en otros lados del mundo, surgen grupos obreros o de activistas que tratan de romper con las políticas de conciliación, de subordinación a la burguesía, pero que, a falta de un referente internacional, con la fuerte presencia de la burguesía en el movimiento obrero, termina sucumbiendo absorbidos por alguna fracción del capital o simplemente disgregados, extinguidos.
Pocos son los que logran superar los primeros golpes, y los que lo hacen, tiene ante sí una perspectiva incierta, donde la soledad política, el tener que andar y desandar los pasos, recorrer callejones sin salida, el partir casi de cero en numerosos temas que se transforma en una realidad cotidiana, sangrante, que mina las pequeñas fuerzas, ya de por sí golpeadas políticas y económicamente. ¿Es que la gestación de una política internacionalista revolucionaria, o al menos esbozos de la misma, será así, paso a paso, grupo a grupo, ciudad por ciudad, nación por nación, generación por generación? ¿Todos y cada uno deben recorrer los mismos pasos; enfrentar los mismos problemas, darse los mismos golpes, deletrear las mismas letras, elaborar las mismas palabras, para después de un largo tiempo y camino, ya fuertes y "partido", confluir con otros "iguales" o, en su defecto, "extenderse" a otras naciones.?
No creemos que esa sea la única opción, ni siquiera creemos que pueda salir algo bueno de ella. Por el contrario, pensamos que la única alternativa es la internacional. Así como una mistificación hablar de Sociedad Comunista mientras exista un solo país capitalista en el mundo, lo es hoy hablar de internacionalismo proletario concibiéndolo a éste como la solidaridad con las luchas obreras en el mundo o frases pomposas de vez en cuando contra la guerra, el armamentismo o el imperialismo.
Internacionalismo proletario tiene para nosotros una significación e implica hacer un esfuerzo para superar la genérica solidaridad ya que las dimensiones internacionales de la revolución proletaria exigen entrelazar y unificar los esfuerzos para delinear una estrategia única a nivel mundial, y su contrato práctico en las tareas que enfrentamos en las diversas tareas y países.
Naturalmente no se resolverá ello con voluntarismo ni de hoy para mañana, tampoco será obra de un largo y prolongado trabajo "educativo" o "científico", como lo concebía la Segunda Internacional (y no solo ella), de "acumulación de fuerzas" ("ganar militantes uno a uno", "Elaborar La Teoría" y estructurar La dirección que en su momento Deberá ser Reconocida) para un futuro enfrentamiento, demasiado lejana, mientras que en la realidad cotidiana se daba la resistencia y la lucha del proletariado contra el capital. (La que en los hechos, para estas variantes, hay que controlar, tapar, aislar de manera tal que esté adecuada para las "tareas" de siempre: apoyar a alguna fracción de la burguesía contra otra supuestamente peor).
Si el partido de la clase obrera no es un grupo político que en un país o varios se pone tal nombre, si desacordar con "el partido para la clase obrera" y reivindicar "La clase obrera organizada como clase, es decir, como Partido" no es un simple juego de palabras, si rechazamos las ideas socialdemócratas (stalinistas, troskistas, etc) del Partido como el aparato (intelectuales, obreros, etc.) portavoz de la Verdad que se constituye voluntariamente y en una nación que espera el reconocimiento de las incultas masas y de la Internacional como una federación de partidos (o de uno que se extiende a otras naciones), ello implica romper con esas concepciones y prácticas totalmente contrapuestas con el internacionalismo proletario y que sólo son formas de manifestar y defender el nacionalismo.
Entre ellas son las más evidentes concebir el desarrollo del propio grupo (o de los propios grupos) como una cuestión local o nacional, con el objeto de conseguir una determinada fortaleza para luego si, dedicarse a tomar contactos con otros grupos de otros países a los cuales hay que absorber o desenmascarar  generalmente mediante discusiones y declaraciones.
Los contactos internacionales se consideran como cuestión de "propiedad privada" e implica la práctica de la bilateralidad, la que incluye cada "x" años momentos de encuentro para reunirse en unas "naciones unidas" de "revolucionarios". La práctica de los partidos de la Segunda Internacional es un buen ejemplo de esto.
Pensamos que ese camino sólo conduce a nuevas frustraciones y mistificaciones, por lo que se hace necesario luchar contra todos los intereses, concepciones y sectarismos que producen y reproducen las divisiones creadas por la burguesía en la defensa de sus mercados internos, de sus estados, de "sus" proletarios, es decir, de la plusvalía que les extraen.

SOBRE ALGUNAS PREVENCIONES

No sabemos si lo escrito alcanza para presentar esta propuesta y fundamentarla o si se requería mayor desarrollo. Creemos sí, que es necesario hablar sobre algunas prevenciones.
Seguramente muchos preguntarán ¿Quiénes, hasta donde y como confluyen en la perspectiva internacionalista proletaria? ¿Cómo determinarlo? ¿Quién lo hace?. Es evidente que nadie piensa en hacer un trabajo común, ni siquiera un volante, con alguien a quien define enemigo. Y con el enemigo de clase no cabe conciliación o entrismo. Pero no solo existen enemigos. Y no se puede negar que entre grupos y personas que no lo son, muchas veces hay intolerancias, visiones estáticas, sectarismo. Hay una política de las diferencias, una disputa de la "clientela" común, un nacionalismo o "un cuidado de la quinta (parcela) propia" maquillada de intransigencia.
En una propuesta internacional no podríamos eludir este problema. Es evidente que a nadie se le ocurrirá trabajar en una perspectiva común con un grupo de la IV Internacional o con el maoísmo tercermundista. Pero si el carácter de clase enemiga es evidente en ciertos casos, en otros es más sutil, por lo que establecer una línea de demarcación no siempre es sencillo y mucho menos cuando buscamos un punto que implique un paso adelante en la actual situación de debilidad, aislamiento y dispersión.
Creemos que es posible elaborar un conjunto de puntos "programáticos" que sean a prueba de oportunistas, salvando que sea algo tan definido y profundizado que sólo pueda acordar el propio grupo, y en una de esas, ni siquiera.
Tampoco se puede pretender que en cada país del mundo, grupos o singulares militantes hayan madurado del mismo modo que en otras zonas y que tengan tales o cuales definiciones, que por extendidas que estén en ciertos lugares, son producto de una historia no compartida y de la cual, como ya señalábamos, poco o nada se sabe en otras áreas.
En contrapartida, la huelga de casi un año de los mineros ingleses, sin que hubiera un intento serio de tratar de coordinar una respuesta conjunta de diversos grupos y militantes desparramados por el mundo, no sólo habla de debilidad y limitaciones. Habla de sectarismo, de aquellas concepciones sobre la lucha de clases y del partido que ha elaborado tan bien la socialdemocracia. ¿Y ante la guerra entre Irán e Irak? ¿Y ante Sudáfrica? ¿Y Bolivia y tantos otros lugares donde el proletariado se bate o recibe los golpes más fuertes? ¿Qué respuestas aunque sean mínimas se han tratado de integrar a nivel internacional?
¿Cómo aportar a resolver esto? ¿Cómo definir los discriminantes para reconocernos de manera tal que impedir que desde el inicio la propuesta para comenzar a superar la situación actual nazca muerta? (Porque es tan ambigua que sería una bolsa de gatos o porque es tan estricta que sólo "entraran" quienes ya vienen realizando un trabajo juntos?).
Para nosotros ese criterio de reconocernos es la práctica y sobre ella tratará la segunda parte de la propuesta en sí. Aunque ni ella ni nada puede eludir lo fundamental, la única "garantía": la lucha.

PROPUESTA INTERNACIONAL

Con el objetivo de: Contribuir a modificar la actual situación de debilidad de las pequeñas fuerzas revolucionarias y clasistas desparramadas por el mundo, potenciando las posibilidades de acción en la lucha de clases.
Y de ir consolidando y ampliando lo que hoy son convergencias esporádicas, en la perspectiva de organizar y centralizar una tendencia internacionalista proletaria que, hoy, con limitaciones y seguramente errores, existe:
Proponemos promover:
Una respuesta coordinada ante ciertos ataques del capital (p.e. en la cuestión de los mineros ingleses, de los trabajadores de Sudáfrica, Irán-Irak, etc.): volantes, campañas comunes, indicaciones políticas, momentos de efectivo enlace y orientación ante cuestiones concretas y graves que afectan al proletariado mundial.
Una información internacional
a-    de las luchas obreras, propagandizando, de acuerdo a las posibilidades, sobre las más importantes que se realizan en cada región (o país) para repercutirlas en otras e ir afianzando la realidad del internacionalismo proletario y el compañerismo proletario.
b-    de los diversos grupos políticos, no sólo de los participantes en la propuesta, sino también en los enemigos, pues es un elemento necesario para la lucha política contra ellos
c-    de la experiencia histórica, de los materiales producidos en la larga lucha el proletariado contra el capital y toda la explotación.
La polémica teórico-política en vistas a toma de postura conjuntas y como contribución al desarrollo de una política revolucionaria.
Entre aquellos que no sólo comparten un conjunto de puntos sino que efectivamente coinciden en la práctica y llevan adelante todos los puntos de ésta propuesta, en particular el punto 1 (acción común), se hace vital organizar la polémica y sólo para ellos proponemos dos cosas:
La organización internacional de la correspondencia, lo que conlleva la creación de una red fluida de intercambio y comunicaciones que debe ser una de las bases materiales para el punto 7.
Una revista internacional, que no es concebida como un conjunto de posturas políticas de los diversos grupos abrochadas bajo una tapa "colectiva". Por el contrario debe ser un instrumento para consolidar la actividad común realizada, para profundizar y fundamentar las posturas compartidas y, por supuesto, para dar la necesaria polémica pública sobre las cuestiones vitales que hacen a las tareas del momento, las actividades propuestas y sobre temas "abiertos" que de común acuerdo se considere necesario incluir.
En la medida que los acuerdos así lo posibiliten, estimular la participación de otros grupos en la propia prensa y viceversa, así como la difusión de materiales de los grupos intervinientes.
Propender a crear una polémica "interna" común es decir, no limitarse a la polémica "oficial y pública" de grupo a grupo, sino también la polémica de los comunistas ante problemas "abiertos".
Todas las actividades y decisiones que tomen los grupos intervinientes serán de común acuerdo, es decir, por unanimidad

¿A QUIENES HACEMOS ESTA PROPUESTA?

A quienes en el mundo realizan una lucha contra los ataques del capital, contra todas las guerras imperialistas o interburguesas, contra todos los Estados burgueses (cualquiera sea su forma y color) con el objetivo de que la clase obrera imponga su dictadura contra la burguesía, su sistema social y contra toda forma de explotación.
A quienes no apoyan a algún sector burgués frente a otro, sino que luchan contra todos ellos. Por eso no propician frentes policlasistas ni adhieren o participan en ellos.
A quienes asumen prácticamente que "los obreros no tiene patria"; consagrada frase que no sólo dice que los obreros no pueden defender lo que no tienen sino que "se puede" y debe "intervenir" en las luchas y tareas planteadas en los diversos países del mundo, a pesar de que ello, desde el punto de vista burgués, pueda ser considerado como una intromisión y contra de "el derecho de las naciones a la autodeterminación". Derecho este que es reivindicado y defendido cada vez que el proletariado revolucionario o sus vanguardias estrechan las filas internacionales frente a su enemigo de clase, derecho que es pisoteado cada vez que se trata de reprimir y masacrar los movimientos revolucionarios.
Justamente por ello luchan contra las políticas de "defensa de la economía nacional", de "reactivación", de "sacrificarse para resolver la crisis" ni avalan políticas expansivas de la propia burguesía, ni siquiera cuando esta sufre ataques económicos, políticos o militares contra sus propios estados. Siempre luchan contra toda la burguesía, tanto la local como la extranjera.
A quienes combaten a todas las fuerzas e ideologías que pretenden encadenar a los proletarios a la economía y política de un Estado nacional, y desarmarlo, con el pretexto del "racismo" o del "mal menor".
A quienes no se proponen "recuperar" o "reconquistar" los sindicatos. Por el contrario, los caracterizan como -instrumentos e instituciones de la burguesía y de su estado. Por ello no pueden, de ningún modo, representar hasta el final los intereses inmediatos de la clase obrera y mucho menos los intereses históricos del proletariado. Tampoco son permeables, de modo alguno, a los intereses revolucionarios de la clase.
A quienes están de acuerdo que una de las tareas sobre ese terreno es llevar hasta el fondo la batalla contra la línea política de colaboración de clase sostenida por los sindicatos y contribuir a tornar irreversibles la ruptura entre la clase y los sindicatos.
A quienes en la medida de sus posibilidades contribuyen a reforzar todas las tentativas el proletariado de asociarse para enfrentar, incluso parcialmente, al capital. A extender, generalizar y profundizar las luchas de resistencia y contra el capital.
A quienes promueven la lucha contra todas las variantes de la represión capitalista, tanto la que ejercen las fuerzas militares oficiales (estatales) del orden, como sus colegas civiles de izquierda y derecha del capital. Y dentro de sus posibilidades colaboran con los grupos hermanos que sufren los embates represivos.
En la lucha contra la burguesía y su estado, estas vanguardias combaten implacablemente a quienes se dedican a criticar simplemente una de las formas que asume la dictadura de la burguesía (la más violenta, militar) y defienden la democrática o luchan por su ampliación.
Por ello, en la opción burguesa de fascismo-antifascismo, denuncian el carácter de clase burgués de los frentes antifascistas y de la democracia y plantean la necesidad de luchar por la destrucción del Estado burgués, no importa bajo cual forma se presente, con el objeto de abolir el sistema de trabajo asalariado y eliminar mundialmente la sociedad de clases y toda forma de explotación.
A los que el internacionalismo proletario implica, en primer lugar, luchar contra la propia burguesía, derrotismo revolucionario en caso de cualquier guerra que no sea la guerra de clases del proletariado contra la burguesía por la revolución proletaria mundial.
A los que, más allá de las diferentes teorizaciones sobre el Partido, coinciden en que el mismo será internacional desde su inicio, o no será.
En fin, a los que, de acuerdo a sus fuerzas y condiciones, definen sus tareas en la lucha contra la burguesía orientadas en dos aspectos fundamentales:
a)    Impulsando el desarrollo de clase del proletariado y
b)    Contribuyendo a la construcción y desarrollo de la política internacionalista proletaria y su partido mundial.
Es decir, si bien en función de las situaciones particulares los medios, tareas y prioridades pueden adoptar formas diferentes, todas ellas se relacionan con una única perspectiva: la constitución de la clase obrera en fuerza mundial para destruir el sistema capitalista.

ACLARACIONES FINALES

Creemos que las anteriores formulaciones pueden y deben ser mejoradas, corregidas, completadas: No nos aferramos a defender al pie de la letra esta propuesta sino su sentido general.
En discusiones previas que dimos sobre la actual situación y como comenzar a modificarla, hubo compañeros y compañeras que manifestaron un cierto pesimismo sobre la receptividad con que será acogida la misma y las posibilidades de realización.
Creemos que ante los terribles golpes que la burguesía da contra el proletariado en su búsqueda, a veces desesperada, de resolver  sus problemas, ante las posibilidades (y realidades) de la guerra interburguesa, ante las masacres contra trabajadores, trabajadoras, niños, ancianos que se repiten en diversas partes del mundo, y ante la montaña siempre creciente de tareas que a los revolucionarios impone la hora actual, no cabe la política de sectas, las mezquindades, los "dejar para después", ni la defensa implícita o explícita del actual "status quo".
El reconocimiento de la actual situación debe traducirse en una iniciativa política capaz de recuperar terreno perdido y superar las graves limitaciones. Por ello, el empeño común, debe ser la lucha por un cambio radical en las relaciones internacionales entre los revolucionarios, es decir, pasar de simples pasadas de posiciones (a veces, ni eso) hacia la toma de posturas comunes ante el ataque que la burguesía hace contra el proletariado, hacia coordinaciones imprescindibles, dirigiéndose la reflexión y el debate hacia cuestiones que consoliden una perspectiva común.
Entre las "objeciones" que pueden hacerse con respecto a la viabilidad de esta propuesta, está la de ¿cómo se concretaría?
Allí están los cinco puntos para, acordando con todos ellos, estudiar cómo organizar su realización. No pretendemos aquí dar una respuesta a cada uno de los interrogantes y problemas, sino manifestar un compromiso de lucha por su concreción.
Es evidente que para contar con una ejecutividad y rapidez para ciertas cosas, implicaría encuentros físicos. Creemos que no necesariamente, es decir, en la actualidad nos parece muy difícil lograr, al menos para los que vivimos por esta zona del mundo.
En estos momentos no vemos condiciones para organizar una reunión genuinamente internacional: el viajar al extranjero para nosotros está (económicamente vedado. Un viaje de más de 8.000 km equivale a más de 15 sueldos mensuales. (Más de 20 si tomamos el mínimo definido por el Gobierno).
Por ello estimamos que en un primer momento las conexiones, las discusiones, al menos entre los no europeos y con ellos, se harán por correspondencia. Ello alargará los tiempos, hará más dificultosa la tarea, pero no es imposible ni mucho menos. (Una carta a Europa aquí, por ejemplo, si no hay huelga, tarda de 15 a 20 días)
Las condiciones de seguridad (quien confía en la legalidad no sólo es un ingenuo sino un peligro para los revolucionarios) también incorpora trabas, pero pueden y deben ser resueltas.
El lenguaje también presenta inconvenientes. Por nuestro lado, y hasta este momento, el único en que podemos llegar a escribir es el español. Y leer solo muy minoritariamente y con limitaciones el italiano, portugués o inglés. Con imaginación alguien podrá captar algo de francés, pero nada que hacer con el alemán. Los otros "no existen". Teniendo en cuenta esto, no tendrá la misma circulación y rapidez lo que venga en castellano que en los restantes idiomas en el orden planteado.
Para terminar, la iniciativa que presentamos está expuesta en su parte fundamental. Aquellos que se muestren interesados o acorde con ella recibirán una parte diríamos "mas organizativa", es decir, como vemos nosotros que puede ser la operatoria para ir realizándola, concretizándola.
A todos aquellos que nos escriban les garantizamos que recibirán una copia de todas las respuestas recibidas. La organización posterior de la correspondencia, discusiones, etc.,  ya formará parte de quienes acuerden con ello y de la manera que acuerden entre sí.
A los que estén de acuerdo con el espíritu de la propuesta les solicitamos su divulgación y el detalle de que grupos (y si se puede; con sus direcciones) les han hecho llegar esta convocatoria.
Uruguay, Febrero de 1986

Respuesta de la CCI

Queridos camaradas;
Acabamos de conocer vuestro folleto-llamamiento "propuesta Internacional a las y los partidarios de la Revolución Proletaria Mundial". Tras la primera lectura y discusión queremos, antes que nada, saludar el espíritu que anima vuestra "Propuesta" a la que nos adherimos con determinación.
No podemos más que suscribir la constatación que se encuentra hoy día el movimiento revolucionario -su extrema debilidad numérica, política, y aún  más, organizativa- sino, sobre todo, la inmensa dispersión y aislamiento de los pocos grupos que de él se reclaman. Al igual que vosotros, nosotros pensamos que una de las primeras tareas -incluso la primera hoy- de cada grupo que se sitúa realmente en el terreno revolucionario del proletariado consiste en dirigir todas sus fuerzas hacia poner fin a este lamentable estado de cosas, y reaccionar vigorosamente contra la dispersión y el aislamiento, contra el espíritu de secta, y desarrollar las relaciones, los contactos, las discusiones, el reagrupamiento y las acciones en común entre los grupos, tanto a escala nacional como internacional.
El que haya grupos que no sientan esta necesidad (cosa que desgraciadamente ocurre) muestra la incomprensión de la situación en la que estamos y con ello su tendencia a la esclerosis.
El que un grupo en Argentina descubra esta urgente necesidad -el mérito es suyo- no es sorprendente:
porque el hecho de sentir esta necesidad prueba la voluntad revolucionaria, de la que participan
porque hemos visto esta misma preocupación en otros grupos que han surgido recientemente, como el Colectivo "Alptraum" en México y más aún en los "Comunistas Internacionalistas" de India.
¿Por qué constatamos esta necesidad precisamente hoy? Para comprenderlo no basta repetir que no surge de un "plumazo" el grito ansioso de las minorías revolucionarias que tratan de romper el cordón sanitario que crea el capital; no basta decir que tanto en los momentos de la más violenta contra-revolución como en los períodos de ascenso de la lucha de clases, estas minorías «descubren , una tras otra , lo que significa el aislamiento, la fragilidad de sus escasas  fuerzas, una fragilidad no solo sino  fundamentalmente política» Si bien es cierto que en todo momento los revolucionarios se esfuerzan por romper el "cordón sanitario" que la burguesía levanta para dispersarlos y aislarlos de su clase,  no se puede meter en el mismo saco «los períodos de ascenso de la lucha de clases» y «los momentos de contra-revolución más violenta»
Sin caer en el fatalismo, la experiencia histórica de la lucha de clases nos enseña que un período de retroceso y de derrotas profundas del proletariado entraña inevitablemente una dispersión de las fuerzas revolucionarias y una tendencia a su aislamiento. La tarea que se impone entonces a los grupos revolucionarios es la de limitar lo más posible la avalancha del enemigo de clase con el fin de evitar que ésta los arrastre hacia la nada. En cierta medida, en estas condiciones el aislamiento no solo es inevitable sino necesario para poder resistir mejor la virulencia momentánea de esa corriente que podría arrastrarlos.
Fue el caso por ejemplo de la actitud política de Marx y Engels disolviendo la Liga de los Comunistas tras las violentas derrotas sufridas por el proletariado durante la tormenta social de 1848-51, disolviendo la Iº Internacional tras el sangriento aplastamiento de la Comuna de París, al igual que Lenin y Luxemburgo en el momento de la muerte de la IIº Internacional durante el desencadenamiento de la Iº Guerra Mundial.
Al igual se puede citar el ejemplo de la constitución y la actividad de la Fracción de la Izquierda Comunista Italiana tras la debacle de la IIIº Internacional bajo la dirección estalinista.
De forma muy distinta se presenta la actividad de los grupos revolucionarios en los períodos de aumento de la lucha de clases. Si en un período de retroceso los grupos revolucionarios navegan contra-corriente, forzosamente por las márgenes y en pequeños grupos, en los períodos de aumentos de las luchas su deber es estar en la corriente de forma masiva y los más organizados a nivel internacional posible. Los grupos revolucionarios que no lo comprenden, que no van en ese sentido, es porque no comprenden la situación, el período en que se encuentra la lucha de clases y las perspectivas de su dinámica, es porque aunque hayan sobrevivido difícilmente al período de retroceso y dispersión, están ahora más o menos esclerotizados y son incapaces de asumir la función para la clase que los ha hecho surgir.
El sectarismo que tan justamente denunciáis no es otra cosa que la subsistencia de esa tendencia replegarse en sí mismos que corresponde a un período de retroceso... elevar esa tendencia a teoría y práctica, a espíritu de secta, sobre todo en períodos de aumento de las luchas, es síntoma de un proceso de esclerosis extremadamente peligroso y, finalmente, mortal para todo grupo revolucionario.
Solo un análisis y una comprensión justos del período abierto desde finales de los años 60, con el estallido de la crisis mundial del capitalismo decadente y el resurgimiento de la lucha de clase con una nueva generación de proletarios que no han conocido la derrota y conservan toda su combatividad y sus potencialidades, permite comprender la imperiosa necesidad que se plantea hoy a los grupos revolucionarios que existen en el mundo y a los que surgen en diferentes países: comprometerse conscientemente en el camino de la búsqueda de contactos, de información, de discusión, de clarificación, de confrontación de posiciones políticas, de toma de posición y acciones en común entre grupos que se comprometen resueltamente en un proceso de decantación y reagrupamiento.
Esta vía es la única que conduce a la perspectiva de la organización del futuro Partido Mundial del Proletariado. Esta comprensión del período y de sus exigencias es la mejor condición para combatir eficazmente el sectarismo y sus manifestaciones que aún subsisten en el Medio Revolucionario.
Si nos hemos detenido ampliamente sobre esta cuestión no es para criticar sino para apoyar vuestra "Propuesta" y aportar una argumentación que pensamos susceptible de reforzar más aún sus fundamentos. La lucha contra la dispersión y el aislamiento, la lucha contra el sectarismo siempre ha sido y es una de las mayores preocupaciones de la C.C.I. des de su constitución. Reencontrar hoy esta preocupación partiendo de un grupo tan aislado como vosotros no hace más que regocijarnos y reforzar nuestra convicción de su validez. Por eso traducimos y publicamos sin tardanza vuestro texto en nuestra Revista Internacional. Estamos convencidos de que no pondréis ningún inconveniente a su publicación (bien entendido que, por motivos de seguridad, no facilitaremos vuestra dirección sin una autorización explícita vuestra).
Esta preocupación sobre la necesidad de romper la dispersión y el aislamiento de los grupos revolucionarios, al igual que la convicción de su validez, han cimentado las tentativas de las tres Conferencias  Internacionales de grupos revolucionarios impulsadas por nosotros y Battaglia Comunista durante los años 77 y 80. Estas Conferencias, que habrían podido convertirse en un lugar de encuentro y un polo de referencia para los nuevos grupos que surgen en los diferentes países, se frustraron al chocar precisamente con el sectarismo de grupos como Battaglia Comunista, para quienes éstas Conferencias debían ser mudas, un lugar únicamente de confrontación de grupos con afanes de reclutamiento.
Por nuestra insistencia se han publicado en francés, inglés e italiano las actas de estas Conferencias. Os las facilitaremos rápidamente.
La urgente necesidad de romper la fragmentación y el aislamiento no es una tarea fácil ni se puede hacer de la noche a la mañana. Por tanto, esto no puede constituir una razón para abdicar sino, al contrario, esta dificultad debe estimular los esfuerzos de cada grupo revolucionario, digno de ese nombre, para resolverlo.
En el marco de este texto no podemos detenernos en analizar en detalle cada párrafo, y menos aún cada formulación. Como vosotros mismos decís el texto no pretende ni ser completo ni definitivo. Tendremos tiempo suficiente para discutir sobre tal o cual formulación, tal o cual argumento. Por el momento lo importante, lo principal, es la vida que cimienta vuestra "Propuesta". Sobre ella estamos de acuerdo. Hay dos cuestiones fundamentales que plantea esta "Propuesta":

1) ¿A quién se dirige?

Para contestar a esta cuestión, es evidente que buscamos la participación más amplia posible de los grupos auténticamente revolucionarios, incluso si existen entre ellos divergencias sobre puntos particulares pero secundarios. Sin embargo no se trata de reunir  a no importa quién, lo que daría una imagen de "jaula de grillos" y constituirla un paso negativo, una traba y no un reforzamiento del movimiento revolucionario. No hay, y menos en el estadio actual del movimiento -con la dispersión y los diferentes grados de madurez de los grupos existentes- criterios delimitadores o selectivos que puedan garantizar de buenas a primeras, de forma absoluta, esa selección.
Pero hay -y se deben poder formular- un mínimo de criterios que permiten establecer un cuadro general en el cual los grupos que se inscriben puedan adherirse manteniendo las posiciones que le son propias pero a la vez siendo compatibles con el cuadro.
Hay que rechazar tanto el monolitismo como la reunión de fuerzas fundamentalmente heterogéneas sobre la base de posiciones políticas vagas e incoherentes.
En vuestro capítulo: "¿A quién hacemos esta propuesta?" tratáis  de dar una respuesta enumerando exhaustivamente (puede que demasiado) ciertas posiciones que deben de servir de criterios.
Cualquiera que sean las mejoras siempre posibles a sus formulaciones, estas posiciones son en su fondo político absolutamente justas a nuestro entender.
Sin embargo, la falta de una toma de posición clara y explícita sobre cuestiones muy importantes puede inquietar. Citaremos algunas:
el rechazo de toda participación en las campañas electorales en el período actual del capitalismo decadente.
La necesidad de concebirse y situarse en la continuidad histórica del movimiento obrero, de sus adquisiciones teóricas y políticas (una continuidad dinámica y de superación, estrechamente ligada a las experiencias y a la evolución de la exacerbación de todas las contradicciones del sistema capitalista que ponen al orden del día la necesidad objetiva de su destrucción).
Esto implica el reconocimiento del marxismo como la teoría revolucionaria del proletariado, reivindicarse de las aportaciones sucesivas de la Iª, IIª y IIIª Internacionales y las Izquierdas Comunistas que de ellas surgieron.
- el reconocimiento sin ambigüedad  de la naturaleza revolucionaria del Partido Bolchevique (antes de su bancarrota y su paso definitivo al campo de la contra-revolución) y la Revolución de Octubre.
Sorprende no encontrar en vuestro texto ninguna referencia a estas cuestiones, solo el reconocimiento de los Consejos obreros "forma al fin encontrada" de la organización unitaria de la clase para la realización concreta de la revolución proletaria. Sorprende también no encontrar ninguna mención al problema del terrorismo, de las guerrillas (urbanas o no y sobre el rechazo categórico de éste tipo de acciones (armas propias de las capas no explotadoras de la pequeña burguesía, del nacionalismo, y que son eficazmente fomentadas y manipuladas por todos los Estados) no en nombre del pacifismo que es la otra cara de la misma moneda, sino por su ineficacia y su pretensión de sustituir a la única violencia de clase adecuada: la de la lucha obrera, masiva y generalizada de las grandes masas obreras. Vuestro silencio es más sorprendente pues vivir en un país y en un continente que ha conocido tristemente este tipo de acciones aventuristas, los Tupamaros y otras guerrillas guevaristas.

2) La segunda cuestión se refiere a vuestras posiciones relativas a la realización de ese gran proyecto, particularmente a la publicación de una revista común a los grupos adherentes y al modo de funcionamiento de esa coordinación.

Comencemos por éste último punto. Proponéis la unanimidad como regla de toda actividad y decisión. Esta regla no nos parece forzosamente la más adecuada. Implica el riesgo o de exigir un acuerdo constante -y por tanto el monolitismo- o la parálisis del conjunto de grupos participantes cada vez que alguno esté en desacuerdo. El punto 5 de vuestra "Propuesta" se refiere a la eventualidad de una publicación común. Es inútil abrir una discusión sobre la estructura de tal publicación (división en tres partes, etc.) porque el proyecto mismo nos parece muy prematuro. Una publicación común a varios grupos presupone dos condiciones:
un conocimiento más profundo de la trayectoria política de los otros grupos y de sus posiciones actuales, la constatación de la integración efectiva de estas posiciones en el cuadro de criterios elaborados, al igual que una tendencia a converger a más o menos largo plazo.
y sobre esta base, un avance serio de la experiencia de una actividad común permitirá a estos grupos afianzarse en el plano organizativo para poder enfrentar verdaderamente las dificultades inherentes a una publicación (cuestiones políticas y técnicas de la nominación de una redacción responsable, cuestiones de idiomas en los que tiene que ser publicada, y en fin, cuestiones de distribución y recursos financieros).
Ninguna de estas condiciones se cumple actualmente y, este punto de la "Propuesta" nos parece, por ello, irrealizable por el momento y, en consecuencia, sería erróneo querer hacer de ello un punto central. Sería más juicioso y ventajoso, a nuestro modo de ver, contentarnos por el momento con lo realizable que consiste en la circulación de textos de discusión entre los grupos adherentes sobre los temas importantes y, a ser posible, convenidos en común.
Queda la propuesta de información recíproca, intercambio de publicaciones, favorecer recíprocamente la distribución de la prensa de los distintos grupos adherentes, la posibilidad de publicar artículos en la prensa de otros grupos, en fin, la eventualidad de tomas de posición común sobre sucesos importantes y por tanto la eventualidad de una intervención común.
Esta parte de vuestra propuesta general puede realizarse en un plazo relativamente breve, siempre bajo la preocupación de romper el aislamiento, de estrechar los contactos entre los grupos revolucionarios existentes y los que surjan, de desarrollar la discusión y favorecer el proceso de decantación de reagrupamiento de los revolucionarios.
En una palabra, más vale empezar con prudencia y llegar hasta el final que arrancar a toda prisa y desinflarse  a mitad de camino.
Con nuestros saludos comunistas
C.C.I,

Nota de la C.C.I:

No publicamos por falta de espacio la "Nota de aclaraciones" que aparece a continuación de la "propuesta Internacional)". Esta nota se redactó tras la reunión de Marxo-86. En ella los compañeros precisan su posición en cuanto al aspecto "técnico" y al reparto de artículos. Proponen dividir la revista en tres partes: "Una común a todos los grupos intervinientes, elaborada de común acuerdo entre ellos, que explicitaría y/o fundamentaría posturas compartidas. Una segunda parte donde el tema es elegido libremente por cada participante, donde se puede impulsar la discusión de temas que considere importantes y que -a su juicio- no son tomado o valorados correctamente por los demás. O un tema "nuevo", o una argumentación distinta. Y consideramos fundamental la inclusión de las tres partes en esta propuesta internacional" (Emancipación Obrera y Militancia Clasista Revolucionaria).

Corrientes políticas y referencias: 

  • Area de influencia de la Izquierda Comunista [1]

Cuestiones teóricas: 

  • Internacionalismo [2]

Zimmerwald (1915-17): De la guerra a la revolución

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¿Quién se acuerda hoy de Zimmerwald, aldea suiza en la cual, en Septiembre de 1915 se reunió la Primera Conferencia Socialista Internacional desde que había comenzado la Primera Guerra Mundial? Y, sin embargo, ese nombre volvió a dar confianza a millones de obreros sometidos a los horrores de la guerra imperialista. Alistada en la guerra por los partidos obreros que ella había creado durante años y años de evolución pacífica del capitalismo, traicionada, obligada a matarse entre sí por los intereses de las potencias

¿Quién se acuerda hoy de Zimmerwald, aldea suiza en la cual, en Septiembre de 1915 se reunió la Primera Conferencia Socialista Internacional desde que había comenzado la Primera Guerra Mundial? Y, sin embargo, ese nombre volvió a dar confianza a millones de obreros sometidos a los horrores de la guerra imperialista. Alistada en la guerra por los partidos obreros que ella había creado durante años y años de evolución pacífica del capitalismo, traicionada, obligada a matarse entre sí por los intereses de las potencias imperialistas, la clase obrera internacional se había sumido en la crisis más profunda bajo los efectos del trauma más rudo y violento de su historia.

Zimmerwald fue la primera repuesta de amplitud internacional del proletariado ante la matanza de los campos de batalla, ante la inmunda carnicería en la que el capital la obligaba a participar. Fue el símbolo de la protesta de todos los explotados contra la barbarie guerrera. Fue la preparación de la respuesta revolucionaria del proletariado a la guerra en Rusia y Alemania. En Zimmerwald volvió a izarse la bandera del internacionalismo proletario que la unión sagrada había arrastrado por el lodo. Fue la primera etapa del agrupamiento de revolucionarios en el camino hacia la IIIº Internacional. Pro eso Zimmerwald forma parte de nuestra herencia y sigue siendo algo preñado de lecciones para el proletariado, lecciones que hay que recuperar para la revolución de mañana.

Las primeras reacciones

La Primera Guerra Mundial provocó la crisis más profunda del movimiento obrero. Esa crisis divide en dos a los Partidos Socialistas: una parte se pasa directamente a la burguesía adhiriéndose a la Unión Sagrada, la otra se niega a comprometerse en la guerra imperialista. La guerra plantea la cuestión de la explosión de esos Partidos y de una escisión. La formación de nuevos partidos revolucionarios y de una nueva Internacional que excluya a las fracciones pasadas al enemigo es algo que se plantea desde que la guerra estalla.

El 4 de Agosto de 1914, la votación de los créditos de guerra por los partidos socialistas alemán y francés, partidos determinantes en la lucha contra la guerra, fue el acta de defunción de la IIª Internacional. Las direcciones de esos partidos así como las de otros, como el belga o el británico, tuvieron la responsabilidad directa del alistamiento de los proletarios tras los estandartes del capital nacional. En nombre de la "defensa de la patria" y de "la unión sagrada contra el enemigo" arrastraron a millones de obreros a la primera gran carnicería mundial. Las resoluciones contra la guerra de los anteriores Congresos de la Internacional, en Stuttgart y Basilea, fueron pisoteadas y la bandera de la Internacional manchada con la sangre de los obreros enviados al frente. En la putrefacta boca de los social-patriotas, la consigna "proletarios de todos los países, uníos" se convirtió en "¡proletarios de todos los países, mataros los unos a los otros!"

Nunca antes la infamia de la traición había aparecido con tanto impudor. De la noche a la mañana, Vandervelde, presidente de la Internacional Socialista, se convertía en ministro del gabinete belga. Jules Guesde, en Francia, dirigente del partido socialista, se convertía en ministro. La dirección del Partido Socialista británico (BSP) llegó incluso a organizar por cuenta del gobierno la campaña de alistamiento militar.

La traición de los dirigentes de esos partidos no fue consecuencia de una traición de la Internacional, Sí esta se quebró fue a causa de su dislocación en partidos nacionales autónomos que apoyaron a sus burguesías respectivas en lugar de aplicar las decisiones de los congresos contra la guerra. Al dejar de ser un instrumento en manos de todo el proletariado internacional no era más que un cadáver. Su quiebra fue el remate de todo un proceso en el que el reformismo y el oportunismo acabaron por triunfar en los partidos más importantes. La traición de los dirigentes fue el remate de una larga evolución que no habían podido impedir las tendencias de Izquierda de la Internacional.

Fue la resistencia, limitada en un principio de algunos partidos, pero también dentro de los grandes partidos cuyas direcciones se habían vuelto social-patriotas, contra la Unión Sagrada, lo que había de plantear en los hechos la cuestión de la escisión. Algunos partidos fueron capaces de ir contra la corriente de histeria nacionalista, separándose con claridad de la corriente chovinista. El partido socialista serbio, desde el principio de la guerra, se declaró contra los créditos militares, rechazando de plano las ideas de la posibilidad de una guerra "nacional defensiva" para las pequeñas naciones. Como uno de sus dirigentes afirmaba: "Para nosotros... el hecho decisivo fue que la guerra entre Servia y Austria no era más que una pequeña parte de un todo, ni más ni menos que el prólogo de la guerra europea universal, y esta no podía tener otro carácter que claramente imperialista, y de ese estábamos profundamente convencidos"

Igual de significativa fue la actitud del SDKPIL de Rosa Luxemburgo, que llamó a la huelga en cuanto estalló la guerra, rechazando la idea de posibles guerras nacionales ó de "liberación nacional".

Pero el ejemplo más conocido de intransigencia internacionalista es el del partido bolchevique, cuyos diputados en la Duma, junto con los diputados mencheviques, votan en contra de los créditos de guerra, siendo deportados inmediatamente a Siberia. Desde el principio, se ponen de hecho en cabeza de la oposición más resuelta a la guerra, pues son casi los únicos que proclaman, en plena desmoralización de todas las fracciones revolucionarias, la necesidad de "transformar a guerra imperialista en guerra civil" como única consigna proletaria justa.

Es la única oposición de izquierdas que desde el principio muestra la perspectiva de la revolución y, para que sea posible, la necesidad de un agrupamiento de todos los internacionalistas en una nueva Internacional: La 2ª Internacionalistas ha muerto vencida por el oportunismo... A la 3ª. Internacional le incumbe organizar las fuerzas del proletariado para el asalto revolucionario de los Gobiernos capitalistas, para la guerra civil contra la burguesía de todos los países, por el poder político, por la victoria del socialismo" (Lenin, 1º de Noviembre de 1914).

Sin embargo, ningún partido, ni siquiera el bolchevique, pudo librarse de la crisis profunda del movimiento obrero que el trauma de la guerra había creado. En París, por ejemplo, una minoría de la sección bolchevique se alistó en el ejército francés.

Menos conocidas que los bolcheviques, otras organizaciones revolucionarias intentaron, a costa de una crisis más o menos grande, ir contra la corriente, consiguiendo mantener una actitud internacionalista. En Alemania:

  • el grupo "Die Internationale", formado de hecho en 1914, en torno a Rosa Luxemburgo y Liebknecht.
  • los "Litchtstrahlen", ó socialistas internacionalistas, de Borchardt, ya constituidos desde 1913.
  • la izquierda de Bremen (Bremenlinke) de Johan Knief, influenciada por Pannekoek y los bolcheviques.

La existencia de esos tres grupos muestra que la resistencia a la traición fue desde el principio muy fuerte en Alemania en el seno del mismo partido socialdemócrata. Fuera de Alemania y Rusia y de Servia y Polonia, hay que mencionar la importancia que tendrían en el futuro:

  • el grupo de Trotsky, concentrado primero en torno a la revista de Martov, "Golos", con su propia revista después, "Nache Slovo" en la emigración rusa en Francia, influenciada en un sentido revolucionario de parte del sindicalismo revolucionario francés (Monate y Rosmer) y la socialdemocracia rumana de Racovski.
  • El Partido Tribunista de Gorter y Pannekoek en Holanda, el cual desde el principio se adhiere a las tesis de los bolcheviques, llevando a cabo una vigorosa campaña contra la guerra y por una nueva Internacional.

Además de los social-patriotas y de los revolucionarios, se fue desarrollando una tercera corriente, producto también de la crisis de todo el movimiento socialista. Esta corriente, a la que se puede denominar de centrista, se expresa en toda una serie de actitudes de balanceo y vacilación; hoy radical de discurso, mañana oportunista, mantenedora de la ilusión de una unidad del partido que la lleva a intentar reanudar lazos con los traidores social-chovinistas. Los mencheviques, el grupo de Martov en París, conocerán esas vacilaciones, oscilando entre llamamientos a la revolución y posiciones pacifistas. Significativa es la política del Partido Socialista Italiano, intentado reanudar los lazos internacionales rotos por la guerra y votando en Mayo de 1915 contra los créditos de guerra. Y sin embargo se proclama "neutral" en la guerra con su consigna de "ni adhesión ni sabotaje". En Alemania, los mejores revolucionarios como Liebknecht, justifican todavía su ruptura con la Unión Sagrada ("Burgfriede") con consignas pacifistas: "por una paz rápida, que no sea humillante para nadie, una paz sin conquistas"

Será progresivamente y con gran trabajo como se desarrollará el movimiento revolucionario, recorrido también por dudas y vacilaciones, pues se encontraba confrontado a un Centro ("los indefinidos") que estaban todavía en el terreno del proletariado. La lucha contra a guerra iba a iniciarse con esos grupos que venían de ese centro y mediante la confrontación con éstos. El agrupamiento internacional de los revolucionarios que habían roto con el socialpatriotismo para formar una nueva internacional exigía la confrontación con los vacilantes y los centristas.

Esa fue la razón profunda de las conferencias de Zimmerwald y de Kienthal: primero volver a izar la bandera de la Internacional por el rechazo de la guerra imperialista y preparar las condiciones subjetivas, mediante la inevitable escisión en los partidos socialistas, de la revolución, lo único que podía acabar con la guerra.

La Conferencia Internacional de Zimmerwald

En medio del fragor de la guerra imperialista, que arrastraba a la muerte a millones de obreros, frente a la miseria espantosa que imperaba en una clase obrera sobreexplotada y poco a poco reducida al hambre, la Conferencia de Zimmerwald es el grito de convocatoria de los explotados víctimas de la barbarie capitalista. Al ser faro del internacionalismo, por encima de fronteras, de frentes militares, Zimmerwald es símbolo del despertar del proletariado internacional, traumatizado hasta entonces por la guerra; es estímulo de la conciencia del proletariado, el cual, una vez disipados los gases mortíferos del chovinismo, irá pasando poco a poco de la voluntad de paz a la toma de conciencia de su meta revolucionaria. A pesar de todas las confusiones en su seno, el Movimiento de Zimmerwald va a ser una etapa decisiva en el camino que lleva a la revolución rusa y a la fundación de la 1ª 3ª. Internacional.

En su origen, la idea de reanudar relaciones internacionales entre partidos de la 2ª. Internacional que rechazaban la guerra, había surgido en los partidos de los países "neutrales". Ya el 2 de Septiembre de 1914 se había desarrollado en Lugano (Suiza), una conferencia entre los partidos socialistas suizo e italiano, con el propósito de "combatir por todos los medios de extensión de la guerra a otros países". Otra conferencia de partidos "neutrales" tuvo lugar en Copenhague el 17 y 18 de Enero de 1915, con delegados de los partidos escandinavos y de la socialdemocracia holandesa (la misma que había excluido en 1909 a los revolucionarios tribunistas). Ambas conferencias, que no encontraron el mínimo eco en el movimiento obrero, se proponían reafirmar "los principios de la Internacional", una Internacional definitivamente muerta. Pero, mientras que los escandinavos y los holandeses, dominados por el reformismo, hacían un llamamiento al Buró Socialista Internacional, para que éste organizase una conferencia por la "paz" entre partidos social-chovinistas, los partidos italiano y suizo, en cambio, se comprometían, aunque tímidamente hacia la ruptura. Por eso, en Enero de 1915, el partido socialista suizo decidía dejar de pagar cuotas a la difunta 2ª. Internacional. Ruptura muy tímida, ya que en Mayo del mismo año, la conferencia de esos dos partidos, en Zurich, pedía en una resolución "que se olvidaran las debilidades y los errores de los partidos hermanos de otros países"; y eso por no hablar de las consignas de "desarme general" en plena carnicería guerrera ó de "ninguna anexión violenta (sic)" en plena guerra de latrocinio mutuo.

En realidad, será el renacer de la lucha de clases en los países beligerantes y el despertar de las minorías hostiles a la guerra en los partidos sociapatriotas, lo que impulsará el movimiento hacia Zimmerwald. En Gran Bretaña, en Febrero de 1915, comienzan las primeras grandes huelgas de la guerra. Al mismo tiempo estallan en Alemania los primeros motines contra el hambre, organizados por mujeres obreras que protestan contra el racionamiento. Las posturas contra la guerra se vuelven cada vez más determinadas. El 20 de Marzo de 1915, Otto Ruhle-futuro teórico del consejismo y diputado del Reichstag -que hasta entonces había votado por los créditos de guerra "por disciplina", vota ahora en contra junto con Liebknecht, a la vez que 30 diputados abandonan la sala del Parlamento. Más significativo es el desarrollo de las fuerzas revolucionarias. Junto a los "socialistas internacionales" que publican "Lichtstrahlen" (Rayos de luz) y cercanos a los bolcheviques y los "radicales", Spartacus, el grupo de Rosa Luxemburgo difunde cientos de miles de octavillas contra la guerra y publica la revista "Die Internationale". Es una actividad revolucionaria así lo que podría poner realmente las bases de un agrupamiento internacional.

Incluso en Francia, en dónde el chovinismo era particularmente fuerte, las reacciones contra la guerra comienzan a emerger. Es significativo que esas reacciones se debieran, a diferencia de Alemania, a la labor de los sindicalistas-revolucionarios, en torno a Monate, influenciado éste por Trotski y su grupo. En las federaciones del Isére, Ródano, entre los metalúrgicos y los maestros, estaba afirmándose una mayoría en contra de la Unión Sagrada. En el partido socialista mismo, fracciones significativas como la de la Haute-Vienne, seguían ese camino. Esas eran las premisas de Zimmerwald. Una escisión de hecho se estaba realizando progresivamente sobre la cuestión de la guerra y, como consecuencia de ello, sobre el apoyo a las luchas que inevitablemente iban a ser las premisas de la revolución. La cuestión de la ruptura con el social-chovinismo se estaba planteando. Las dos conferencias internacionales que hubo en Berna en la primavera de 1915 lo plantearon. La primavera, de mujeres socialistas, el 25-27 de Marzo, aunque declarara "la guerra a la guerra", lo planteó negativamente: la conferencia se negó a condenar a los socialpatriotas y a encarar la necesidad de una nueva Internacional. Por eso, la delegación bolchevique se negó a avalar esas ambigüedades y abandonó la Conferencia. La segunda, la de las Juventudes Socialistas Internacionales, lo planteó positivamente: Decidió fundar un buró Internacional de las Juventudes autónomas y publicar una revista "Jugend Internacionales", de combate contra la 2ª. Internacional. En un manifiesto sin ambigüedades, los delegados afirmaron su apoyo a "todas las acciones revolucionarias y a las luchas de la clase". "Es cien veces mejor morir en las cárceles como víctimas de la lucha revolucionaria que caer en el campo de batalla luchando contra nuestros camaradas de otros países, por las ansias de ganancia de nuestros enemigos".

Por iniciativa del comité director del partido italiano y de los socialistas suizos como Grimm y Platten, fue convocada para Septiembre de 1915 la primera conferencia socialista internacional. Sorteando y encarando a la policía, las calumnias de los socialpatriotas y la histeria nacionalista, treinta y ocho delegados procedentes de doce países se encontraron en la aldea de Zimmerwald, en las cercanías de Berna. El lugar de la Conferencia se había guardado en secreto para librarse de los espías de las diferentes potencias imperialistas. Es significativo que las delegaciones más numerosas fueran las de los emigrados de Rusia, bolcheviques, mencheviques y socialistas-revolucionarios, y de Alemania, los dos países claves de la revolución mundial.

La conferencia cobró una importancia histórica decisiva para la evolución de la lucha de clases y la formación de una izquierda comunista internacional.

En efecto de la conferencia salió una "Declaración común de socialistas y sindicalistas franco-alemanes", firmada por los sindicalistas franceses Merrheim y Bourderon y los diputados alemanes Lebedour y Noffman. Al llamar al "cese de la matanza", al afirmar que "esta guerra no es la nuestra", la declaración tuvo un efecto impresionante tanto en Alemania como en Francia. Iba mucho más allá que las intenciones de los firmantes, quienes no tenían mucho de revolucionarios sino que eran más bien elementos pusilánimes del centro, como Ledebaur, quien a pesar de los firmes llamamientos de Lenin, se negaba a votar en contra de los créditos de guerra, optando por "abstenerse". Pero, al proceder de socialistas de países beligerantes, la declaración apareció como una incitación a la fraternización entre los soldados de ambos lados.

Y, por fin, el Manifiesto redactado por Trotsky y Grimm, dirigido a los proletarios de Europa, por haber sido adoptado por socialistas de 12 países, iba a tener un impacto considerable entre los obreros y los soldados. Traducido y difundido en varias lenguas, en folletos clandestinos, el Manifiesto apareció como la protesta y oposición enérgica de los internacionalistas contra la barbarie: "Europa se ha convertido en inmenso matadero de hombres. Toda la civilización, fruto del trabajo de generaciones, se ha hundido. La barbarie más bestial planta su pie triunfante sobre todo lo que era orgullo de la humanidad". Denunciaba a los representantes de los partidos que "se han puesto al servicio de sus gobiernos, intentando, mediante su prensa y sus emisarios, ganarse el apoyo de los países neutrales a la política de sus gobernantes", y al Buró socialista internacional el cual "ha incumplido totalmente sus tareas". Por encima de las fronteras, por encima de los campos de batalla, por encima de los campos y las ciudades devastadas, ¡proletarios de todos los países, uníos!"

Series: 

  • Guerra y proletariado [3]

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1917 - la revolución rusa [4]

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • El movimiento de Zimmerwald [5]

Cuestiones teóricas: 

  • Guerra [6]

Source URL:https://es.internationalism.org/en/revista-internacional/200808/2333/revista-internacional-n-46-47-segundo-semestre-1986

Links
[1] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/area-de-influencia-de-la-izquierda-comunista [2] https://es.internationalism.org/en/tag/3/49/internacionalismo [3] https://es.internationalism.org/en/tag/21/546/guerra-y-proletariado [4] https://es.internationalism.org/en/tag/historia-del-movimiento-obrero/1917-la-revolucion-rusa [5] https://es.internationalism.org/en/tag/desarrollo-de-la-conciencia-y-la-organizacion-proletaria/el-movimiento-de-zimmerwald [6] https://es.internationalism.org/en/tag/3/47/guerra