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Durante varios años, Révolution Internationale (Francia), Internationalism (EE.UU.) y World Revolution (Inglaterra) han estado organizando reuniones y conferencias internacionales con el fin de desarrollar la discusión política sobre las perspectivas de la lucha y hacer posible una mayor comprensión de las posiciones de clase en la actualidad. Este año, además de los grupos mencionados, dos nuevos grupos de nuestra corriente asistieron a la Conferencia Internacional: Acción Proletaria (España) y Rivoluzione Internazionale (Italia). También pudo asistir una delegación de Internacionalismo, el grupo de nuestra Corriente en Venezuela. Esta conferencia se centró en la necesidad de organizar la intervención y la capacidad de los revolucionarios para actuar dotados de un marco internacional.
Incluso cuando nuestra corriente consistía en sólo uno o dos grupos en diferentes países (al final del período de reacción y al comienzo del nuevo período que se abre en 1968), la naturaleza de la lucha proletaria y las posiciones de clase que defendíamos, nos impusieron una coherencia política internacional. Hoy, ante el agravamiento de la crisis y el auge de las luchas, esta unidad política fundamental y años de trabajo conjunto, nos han permitido crear un marco organizativo internacional para nuestra corriente, que nos permite concentrar nuestros esfuerzos en varios países.
En el contexto de la confusión política actual y dadas las fuerzas muy débiles de los revolucionarios, creemos que es muy importante insistir en la necesidad, más apremiante en periodos de luchas crecientes, de realizar un trabajo de reagrupamiento de los revolucionarios. Por esta razón, hemos invitado a los grupos cuyas posiciones políticas los acercan a nuestra corriente: Pour une Intervention Communiste (Francia), Revolutionary Workers' Group (EE.UU.), Revolutionary Perspectives (Gran Bretaña), a participar en nuestra conferencia. La confrontación de ideas entre los grupos de nuestra corriente y estos que han sido invitados, ha ayudado a clarificar los análisis y orientaciones defendidas por los diferentes grupos frente a las tareas políticas actuales.
La situación actual
Durante los largos años del período de reconstrucción de la posguerra, los marxistas revolucionarios repitieron que el sistema capitalista, que había entrado en su período de decadencia desde la Primera Guerra Mundial, "prosperó" temporalmente solo gracias a los diversos paliativos de la reconstrucción, las medidas estatales, la economía de armas y que a pesar de esas medidas las contradicciones internas del sistema estallarán sin remedio en una crisis abierta aún más profunda que la de 1929. Hoy, la crisis ya no es un misterio para nadie y la realidad del sistema en bancarrota ha barrido del escenario a los burgueses exaltados y a los marxólogos eruditos como “Socialismo o Barbarie” que aseguraban llegado "el final de las crisis", la "superación del marxismo" o como Marcuse, proclamando “el aburguesamiento del proletariado”. Nuestra corriente ha estado analizando durante 7 años las vicisitudes de la crisis que va profundizándose: en este curso general, el año 1974 marcó un deterioro cualitativo y cuantitativo de la situación económica del capitalismo (tanto en el Este como en Occidente) y mostró el carácter efímero y engañoso de la reactivación de 1972.
La inflación, el desempleo, las crisis monetarias y las guerras comerciales, la caída del mercado de valores y las tasas de decrecimiento de las economías avanzadas, son signos de la crisis general de sobreproducción y de la saturación del mercado que está socavando el sistema capitalista mundial desde sus cimientos.
A diferencia de 1929, el capitalismo de hoy intenta en la medida de lo posible mitigar los efectos de la crisis a través de las estructuras estatales. Pero, a pesar de la intensificación de las rivalidades interimperialistas (como lo demuestra la continua guerra en Indochina, los enfrentamientos en Medio Oriente y Chipre) y el fortalecimiento de los bloques imperialistas y que el curso hacia la guerra es inherente en las crisis económicas del capitalismo decadente, hoy no puede imponérsenos una guerra generalizada, dado que la combatividad de la clase obrera continúa manteniéndose y desarrollándose. En la conferencia, los grupos de nuestra corriente elaboraron la perspectiva defendida en nuestra prensa, a saber, que la lucha de la clase obrera se intensificará en resistencia a la crisis y volverá a ponernos ante la alternativa histórica de “socialismo o barbarie”, después de 50 años de repliegue a causa de la contrarrevolución.
La burguesía atraviesa un período de convulsiones y profundas crisis políticas. En una situación así, busca presentar su máscara de "izquierda" que le permite reclutar mejor a la clase trabajadora, ya sea a través del Partido Laborista y el "contrato social" en Inglaterra, los partidos socialdemócratas en Alemania y en otros lugares, o el PS y el PC en Portugal, y pronto en España e Italia y los intentos para conseguirlo también en Francia. En la crisis actual, una de las armas más peligrosas de la clase capitalista es su capacidad para desarmar a la clase obrera mediante las “radicales” mistificaciones de las fracciones de "izquierda" de la burguesía. Económicamente, todas las fracciones de la burguesía serán inducidas a abogar, de una manera u otra, por medidas de estatalización para fortalecer el capital nacional. Pero políticamente, especialmente en áreas donde la crisis ya está golpeando duramente, son sus partidos de izquierda los que la burguesía necesita para poder llamar a la unidad nacional y al trabajo gratis los domingos. Estos partidos tendrán su lugar en el sol capitalista (ya sea en el gobierno o en una oposición "constructiva"), porque todavía pueden, junto a los sindicatos, encuadrar a la clase obrera y su lucha en apoyo del capital nacional.
Frente a este análisis, nos pareció que el PIC subestima el peso de las mistificaciones de la “izquierda” sobre la clase obrera, cuando mantiene que estas mistificaciones ya no tienen efecto. Por el contrario, creemos que una comprensión más objetiva de la situación nos muestra que actualmente el "antifascismo" y la "unidad nacional" aún están lejos de agotar su capacidad mistificadora. Aunque la clase muestra una creciente combatividad, no podemos subestimar el margen de maniobra de la clase enemiga. La burguesía ya no puede resistir en ciertos países, como España o Portugal, solamente con la represión de la derecha, sino que necesita recurrir a la izquierda, que demostrará ser mucho más efectiva, en estos y otros países, para la mistificación y masacre de los trabajadores.
Intervención de revolucionarios
La lucha de clases surge hoy como resistencia al deterioro de las condiciones de vida que produce la crisis y que se impone a la clase obrera. Es por esta razón que nuestra corriente ha rechazado el análisis del RWG que decía que las luchas "reivindicativas" son actualmente un callejón sin salida para la clase. Por el contrario, en un período de crisis y luchas crecientes, las llamadas luchas "reivindicativas" forman parte de todo un proceso de maduración de la conciencia, la combatividad y la capacidad organizativa de la clase. Los revolucionarios deben analizar el desarrollo de estas luchas y contribuir a su generalización y al desarrollo de una conciencia más clara de los objetivos históricos de la clase. Al rechazar las maniobras trotskistas que anclan a la clase en las demandas parciales y las mistificaciones de un capitalismo decadente, los revolucionarios no deben rechazar al mismo tiempo el potencial de desbordamiento y superación que contienen las luchas actuales.
El análisis de la crisis y su evolución determina en gran medida las perspectivas que los revolucionarios ven para el desarrollo de la lucha de clases. En la conferencia internacional, nuestra corriente defendió la tesis de que la profunda crisis del sistema se está desarrollando de manera relativamente lenta, aunque con agravaciones repentinas, a modo de dientes de sierra, pero en un curso cada vez más profundo. La lucha de clases se manifiesta de manera esporádica y episódica, mostrando todo un período de maduración de la conciencia, con importantes enfrentamientos entre el proletariado y la clase capitalista. Este análisis no fue completamente compartido por los otros grupos presentes en la conferencia. "RP", basándose en otras explicaciones económicas (rechazo de la teoría luxemburguista) ve la crisis como un largo proceso bastante lejano; para ellos, la lucha de clases está estrictamente determinada por los datos económicos y dado que la crisis catastrófica está lejos, un llamamiento a la generalización de las luchas actuales es solo voluntarismo. El "PIC", por su parte, cree ver ya que la crisis económica terminará en forma de peligro inmediato de guerra mundial (lanzando un "grito de alarma" sobre los recientes acontecimientos diplomáticos en Oriente Medio) o el de enfrentamientos de clase capaces de decidir la evolución de la historia actual. Hemos criticado estos dos casos de exageración señalando el hecho de que los revolucionarios deben ser capaces de analizar una situación contingente dentro de un período general, sin caer en una subestimación o sobreestimación que conduzca a caer en el vacío o a permanecer al margen de la realidad actual de la crisis y la lucha de clases.
Todavía no ha llegado el momento de embarcarse en un trabajo de agitación y los intentos del PIC que propone campañas (ver en nuestra revista Révolution Internationale) fuera de toda finalidad práctica, entre otras propuestas, no han encontrado mucha respuesta. Por otro lado, tras los informes de actividad de las diferentes secciones de nuestra corriente y de otros grupos, los camaradas de la corriente han señalado la necesidad de ampliar nuestro trabajo de intervención y publicación en todos los países, de una manera más organizada y sistemática. Sobre todo, asumiendo colectivamente la responsabilidad política de la intervención en países donde la corriente aún no tiene un grupo organizado, mediante la orientación de la publicación de periódicos en los países donde esto fuera posible. Para nosotros, es inútil plantear la cuestión de la intervención como una abstracción: a favor o en contra. La voluntad de actuar es la base misma de cualquier formación revolucionaria. No se trata de hablar de boquilla de la palabra "intervención" sin abordar la situación objetiva precisa, descuidando la necesidad misma de darnos los medios para intervenir mediante la organización de los revolucionarios a escala internacional. Debemos ver que el alcance de la intervención de los revolucionarios puede variar según las necesidades de la situación, pero no todos los gritos de intervención pueden llenar el vacío. La cuestión del nivel de intervención es un problema de análisis y apreciación del momento, mientras que la cuestión de la organización es un principio del movimiento obrero, un fundamento sin el cual cualquier posición revolucionaria sigue siendo letra muerta. Es por esta razón que rechazamos la propuesta de Acción Proletaria de plantear la cuestión de la intervención como una cuestión que debería prioritaria ante la necesidad de organizarse.
La Organización de revolucionarios
El trabajo militante es, por definición, un trabajo colectivo: no son los individuos los que asumen la responsabilidad personal dentro de la clase, sino los grupos basados en un cuerpo de ideas que están llamados a responder a la tarea de los revolucionarios: ayudar a la clarificación y la generalización de la conciencia de clase. En la conferencia internacional como en nuestras revistas, insistimos en la necesidad de comprender las razones de la aparición de grupos dentro de la clase y las responsabilidades que se derivan de ella. Tras 50 años de contrarrevolución, se produce la ruptura completa de toda continuidad orgánica en el movimiento obrero: la cuestión de la organización sigue siendo una de las más difíciles de asimilar por los nuevos elementos.
Un grupo revolucionario se basa fundamentalmente en posiciones de clase y el trabajo en grupos separados sólo puede justificarse por una divergencia de principios. Lejos de idealizar o querer perpetuar el estado actual de dispersión de esfuerzos, los revolucionarios en nuestro período de luchas crecientes deben ser capaces de distinguir cuestiones secundarias de interpretación o análisis de cuestiones de principio, y poner toda su fuerza en el esfuerzo de reagruparse en torno a posiciones de principio superando las tendencias a defender su "tienda" y su "libertad" de aislamiento.
Desde los debates de la 1ª Internacional, se ha convertido en una adquisición del marxismo que la organización de los revolucionarios debe tender hacia una centralización de los esfuerzos: Frente a los bakuninistas y las falsas teorías del federalismo pequeñoburgués, los marxistas han defendido la necesidad de la centralización internacional del trabajo militante: solo hemos querido traer al día este debate, para diferenciar la idea de la centralización de las desviaciones leninistas (centralismo democrático) y de las bordiguistas (centralismo orgánico). Queríamos insistir en la necesidad de un marco organizativo coherente para el trabajo de los revolucionarios, contrariamente a las diversas teorías de los grupos "anti- grupo", de los "libertarios" y otras fórmulas anarquistas actualmente en boga. El RWG era bastante escéptico sobre el esfuerzo por organizar una corriente internacional; este grupo, además de las diferencias secundarias que nos separan, parece estar traumatizado por las aberraciones de la contrarrevolución (especialmente el trotskismo) sobre la cuestión de la organización. Al querer huir de la contrarrevolución y optar por su contrario, los militantes corren el riesgo de caer en una idealización de la fragmentación y confusión actuales del medio revolucionario y nunca ser capaces de superar los errores y los fetiches organizativos del pasado de una manera positiva, mediante la contribución a su continuidad histórica.
Si observamos el desarrollo del movimiento proletario en la historia, vemos que la formación del partido de clase se produce tras el surgimiento de períodos de luchas. Hoy, en que la lucha se desarrolla a través de la resistencia a la crisis económica, la formación de los núcleos del futuro partido está siguiendo un camino de lenta maduración. El esfuerzo de nuestra corriente por constituirse como un polo de reagrupamiento en torno a posiciones de clase es parte de un proceso que va hacia la formación del partido en el momento de intensas y generalizadas luchas. No pretendemos ser el "partido" y tenemos cuidado de no sobreestimar el alcance de nuestros esfuerzos organizativos en el período actual. Sin embargo, el partido de mañana no surgirá un buen día de la nada; por el contrario, la experiencia nos muestra que la coherencia política sirve como polo esencial de reagrupamiento para los elementos revolucionarios del proletariado en el momento de los acontecimientos decisivos.
El reagrupamiento de los revolucionarios tiene lugar en torno a las fronteras de clase y los principios básicos de la perspectiva revolucionaria; cuestiones políticas secundarias no pueden obstaculizar un proceso general hacia la concentración de fuerzas, frente a las exigencias de la situación presente y futura. Aquellos que están a favor de una agrupación "en teoría" y en palabras, pero más bien para un futuro lejano, mientras elevan las cuestiones secundarias al mismo nivel que las fronteras de clase para justificar sus resistencias o su confusión, solo retrasan el proceso y hacen de obstáculo a la necesaria toma de conciencia.
Creemos que hoy es esencial dar el primer paso hacia una mayor organización internacional de revolucionarios y de traducir nuestro internacionalismo en términos organizativos para solidificar nuestro trabajo. Esto es lo que la conferencia se ha fijado como su tarea principal. La conferencia internacional de este año se destaca de las otras en que hemos querido que los militantes fueran más conscientes de los medios necesarios para garantizar la discusión sobre la organización y la situación actual mediante la consolidación de los lazos políticos y los fundamentos teóricos de nuestra corriente.
No pudimos abordar en la conferencia, por falta de tiempo, la cuestión del período de transición, que actualmente se está debatiendo en la corriente. Pero pensamos que era importante publicar aquí los documentos preparados para la conferencia sobre este tema. El lector podrá ver que esta cuestión teórica está lejos de estar resuelta tanto dentro de la corriente como en el movimiento obrero en general. Sin embargo, este debate ofrece un gran interés, incluso estando sin terminar, para los revolucionarios que están tratando de trazar las líneas generales para la orientación del movimiento del mañana.
La conferencia terminó su trabajo con la formación de la Corriente Comunista Internacional (que incluye Révolution Internationale, World Revolution, Internationalism, Internacionalismo, Acción Proletaria y Rivoluzione Internazionale), y por la decisión de publicar una Revista Internacional. en inglés, francés y español para difundir y desarrollar mejor las posiciones de nuestra corriente.
JA, por la Corriente Comunista Internacional.