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Por todos lados del planeta, la agravación de la crisis viene haciendo que los programas de los Estados sean más agresivos, arreciando los ataques contra los trabajadores, y la estrategia que se aplica es la misma para regiones industrializadas que para la periferia, siguiendo el mismo mandato tanto los gobiernos de izquierda como de derecha. Así en 2003 en Francia, Austria y Brasil se modifican las condiciones de pensión. Para 2004, en Alemania, Holanda y México las condiciones de vida de los trabajadores se afectan gravemente con los planes de austeridad aplicados contra la salud y pensiones y para 2005, ya se anuncian mayores ataques. Es en ese marco que, para México se establece la llamada “Ley del ISSSTE”, que no tiene otro objetivo que completar la agresión iniciada contra los trabajadores del IMSS, y así poder profundizar y extender los niveles de explotación…
Pero estos golpes contra los asalariados no son vistos ya con pasividad, la miseria que acarrea no es sólo miseria, es también un factor de reflexión que desenmascara al capitalismo y muestra que no hay un futuro prometedor en el capitalismo y que lo único que puede ofrecer es más explotación, desempleo y mayor miseria. Las movilizaciones que los trabajadores de la industria automotriz llevaron a cabo en Alemania en julio y octubre, aún cuando expresan muchas dificultades para manifestar su fuerza, son ya ejemplos claros de que la solidaridad en el interior de la clase y la manifestación masiva y conciente, son las armas principales que los trabajadores tienen para enfrentar las agresiones de la burguesía.
Las “Reformas a la seguridad social”, ataques directos contra los trabajadores
Luego de imponer una modificación a las condiciones de pensión y jubilación contra los trabajadores del IMSS, la burguesía se prepara para generalizar el ataque hacia los trabajadores que laboran para el Estado, imponiendo una pretendida reforma al ISSSTE.
Estos ataques son presentados como reformas, pero es preciso señalar que la época en que era posible la aplicación de reformas que ofrecieran una mejora al conjunto de la población, corresponde a la fase de desarrollo del capitalismo. Actualmente, en la fase de decadencia (abierta desde las primeras décadas del siglo XX) no hay posibilidad alguna de la aplicación de reformas, si se les denomina de esta forma es con el fin de hacerlas aparecer como medidas de beneficio social, que combatirán la actitud egoísta y de privilegiados de algunos sectores de los trabajadores (como lo sugería la campaña desatada contra los trabajadores del IMSS). Sin embargo. estas acciones no expresan un mejoramiento colectivo, sino la quiebra del capitalismo, que no tiene más camino que comprimir aún más las condiciones de vida de los asalariados. Por eso la “Ley del ISSSTE” no es una medida que beneficiará a los trabajadores, sino es un programa que busca reducir la parte del salario que los trabajadores reciben de forma indirecta (en servicios médicos, así como de pensión); es un mecanismo desesperado de la burguesía para proteger su ganancia incrementando la miseria de los trabajadores.
La burguesía de la región, anuncia para el 2005 el avance de la agresión por medio de sus “reformas”(al ISSSTE y la laboral), para lo cual viene ya preparando el accionar de su principal arma de ataque: el sindicato. El sindicato oficialista o “independiente”, “charro” o democrático, cumple siempre el papel de saboteador, por ello los trabajadores para poder enfrentar las seudo reformas del Estado, requieren ante todo reflexionar sobre las trampas que el sindicato prepara para maniatar el descontento. El ejemplo más cercano es la acción del SNTSS, que con su actuación hipócrita haciéndose pasar como combativo, logró enredar a los trabajadores del IMSS en una dinámica de desgaste y desmoralización, para, al final dejar pasar la agresión, presentándose incluso como una víctima. Es este ejemplo el que los trabajadores deben de tomar en cuenta en su proceso de reflexión para asegurar que las movilizaciones logren exponer su verdadera potencialidad e impongan su fuerza y sometan a estos saboteadores de las luchas.
La agudización que se presenta en la crisis es ya anunciada con el incremento de los niveles de inflación en cerca del 6%, pero sobre todo con el ridículo aumento al salario mínimo de 1.7 pesos (aproximadamente ¡14 centavos de dólar!) y las llamadas reformas a la seguridad social que se buscan imponer; ante ello el único camino para los trabajadores es el de la lucha, pero para que ésta sea un verdadero combate que enfrente la degradación de sus condiciones de vida y sea preparación de los que serán los enfrentamientos decisivos que pongan fin a este sistema de explotación, es necesario, ante todo, que reflexionen sobre el significado de la solidaridad proletaria, de la potencia que significa y de cómo el sindicato trata de eliminarla o falsificarla para evitar que la fuerza organizada y expresada masivamente de la clase actúe como un solo puño.
Tatlin / diciembre-2004