Juegos Olímpicos de París: esplendor indecente a imagen del sistema capitalista en descomposición

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Una auténtica “limpieza social”

Para no empañar la “imagen de Francia” y el gran espectáculo programado a orillas del Sena, la burguesía expulsó sin contemplaciones a los “indeseables”. Asistimos así a un “ desplazamiento masivo y forzado de poblaciones altamente precarisadas. Desde 2021-2022, hemos observado un aumento del 40 % de los desalojos en lugares informales (okupas, barrios marginales, campamentos de tiendas de campaña, etc.) situados en las cercanías de las sedes olímpicas de París y Saint-Denis, así como de los 25 espacios de entretenimiento paralelos a las competiciones, esparcidos por toda la capital. Esto incluye a inmigrantes, menores no acompañados, personas sin hogar e incluso trabajadoras sexuales” ¡Para el Estado sólo cuenta su imagen en la escena internacional!

El número de expulsados incluso se aceleró brutalmente a medida que se acercaba los Juegos Olímpicos. La “caza de los pobres” llevó a la apertura de los hipócritas “centros de acogida temporal” en algunas regiones (Lyon, Marsella, Toulouse, Burdeos, Besançon, Rouen, Orleans, etc.) A hurtadillas,los autobuses se suceden para trasladar a los indeseables a estos lugares deliberadamente apartados. Al final, muchos de ellos se encuentran de nuevo en la calle… ¡pero lejos de la “fiesta del deporte”!

Fortalecimiento de la vigilancia y la represión

Esta empresa bárbara e inhumana está estrechamente ligada a una obsesión por la seguridad que también lleva al Estado a incrementar, de forma inaudita, su sistema de vigilancia y represión. A medida que la crisis del sistema capitalista y las tensiones sociales que la acompañan se exacerban, este tipo de manifestaciones, como los Juegos Olímpicos u otras grandes competiciones internacionales, llevan a las fuerzas de represión a recorrer el espacio, a desplegar medios de proporciones sin precedentes, abiertamente totalitarios.

Ya durante los anteriores Juegos Olímpicos en Europa, los de Londres en 2012, el sistema de seguridad era similar a una auténtica operación militar: “había 12 mil policías de servicio y 13 mi 500 soldados disponibles, es decir, más que las tropas inglesas desplegadas en ¡Afganistán (9mil 500 soldados)! ¡Más de 20 mil soldados de la Wehrmacht en Munich en 1936! ¡A esto hay que sumar otros 13 mil 300 agentes de seguridad privada! Se había instalado un dispositivo de misiles tierra-aire ultrarrápido en un edificio, en una zona densamente poblada, cerca del principal recinto olímpico para completar el escudo antiaéreo

Sin embargo, los recursos desplegados para estos nuevos Juegos Olímpicos serán mucho mayores. Se calcula que la necesidad diaria de agentes de seguridad es de 22 mil a 32 mil y ¡se habla incluso de movilizar al ejército! Pero la novedad es, el uso de la videovigilancia algorítmica, es decir, la explotación de la inteligencia artificial para una vigilancia policial extraordinaria. Esto, con cerca de 15 mil cámaras de video. Estas cámaras son capaces de analizar el comportamiento de las personas e incluso potencialmente recopilar datos biométricos. No hay duda de que estos dispositivos se perpetuarán después de los Juegos Olímpicos, como después de cada evento “excepcional”, preparando así en última instancia la formalización del reconocimiento facial (por el momento practicado pero no autorizado). Lo que China ha hecho para vigilar a su población hace que todos los Estados “democráticos” se pongan verdes de envidia. Además, esta tecnología tan intrusiva ya ha sido probada en varias ciudades de Francia: el ejemplo más conocido es el de Niza.

No hay que hacerse ilusiones: estos dispositivos “probados” están claramente destinados a ser establecidos y ya se anticipan a cualquier movimiento de protesta social. ¡Las Olimpíadas son una bendición para preparar la represión de las futuras luchas obreras!

Mala gestión y corrupción

Por supuesto, ante las preocupaciones y las críticas, la burguesía afirmó que estas Olimpiadas eran beneficiosas para el empleo y la economía. La realidad es mucho menos halagüeña. Si algunos buenos negocios permiten a las empresas llenarse los bolsillos, gran parte de la actividad corresponde a la movilización de sectores improductivos, sin mencionar los escándalos de corrupción que ya han comenzado a surgir. Gran parte de la actividad también se generará mediante el trabajo gratuito de los 45 mil voluntarios durante toda la duración de los Juegos Olímpicos. Como es habitual, veremos florecer un montón de eslóganes publicitarios y los espectadores serán sometidos al tradicional bombardeo publicitario. Pero el empleo real no será sostenible ni estará a la altura de las expectativas.

Contrariamente a la idea de un posible impulso de la economía, no podrá contarse más que con “beneficios económicos muy limitados, o incluso nulos a mediano plazo […] no se espera ningún impacto macroeconómico significativo”. En general, los Juegos Olímpicos han lastrado las economías, en lugar de favorecerlas. El ejemplo de los Juegos de Río es muy significativo a este respecto: además de los escandalosos desplazamientos forzosos de poblaciones y de una huella de carbono negativa [residuos de gases de efecto invernadero], con algunos escándalos financieros, los resultados de estos Juegos de Río provocaron un déficit abismal (equivalente a 130 millones euros).

Un enorme megáfono para la propaganda nacionalista.

Entonces, ¿cuál es el objetivo de los Juegos Olímpicos? La visión compartida por toda la burguesía se puede resumir en esta intervención de Christophe Lepetit, jefe de estudios económicos del Centro de Derecho y Economía del Deporte (CDES) de Francia: “No organizamos un evento deportivo para generar crecimiento económico, sino por razones geopolíticas y sociales, por el posicionamiento internacional de Francia. ¿Qué deberíamos entender por “razones geopolíticas y sociales”? Ni más ni menos que propaganda nacionalista destinada a reforzar el sentimiento de pertenencia a una “patria”. Pero a través de la exaltación y las efusiones nacionalistas aparentemente “inofensivas” y “alegres”, a través de la celebración de la “unidad” y la “grandeza” nacionales, la burguesía intenta sobre todo promover la adhesión a sus propios intereses económicos e imperialistas, así como a los sacrificios que ellos exigen. De ahí esta enésima ceremonia grandiosa. “La puesta en escena de deportes con fines propagandísticos, contrariamente a lo que sugiere la historia oficial, no es una particularidad del nazismo o del estalinismo, sino una práctica generalizada en todos los países. Basta recordar los protocolos y la fastuosidad inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 o Londres en 2012, o incluso la entrada de las selecciones nacionales de fútbol en los partidos importantes, para convencerse de ello. Los grandes espectáculos deportivos pueden provocar fuertes emociones colectivas, guiando fácilmente las mentes hacia un universo de códigos y símbolos nacionales […]. A menudo acompañados de música militar, los concursos internacionales están sistemáticamente precedidos o cerrados por himnos: “Estas relaciones son las de enfrentamientos de todo tipo donde está en juego el prestigio nacional; el ritual deportivo es, por tanto, a este nivel un ritual de enfrentamiento entre naciones”. En estos breves momentos de uniones sagradas, las clases sociales se “funden”, se niegan, los espectadores son llamados abiertamente a levantarse y cantar con los ojos fijos en la bandera nacional o en el equipo que la encarna con sus colores”.

En realidad, es por estas razones principalmente ideológicas que se organizan los Juegos Olímpicos, con el objetivo de promover el veneno nacionalista y, para el país organizador, “mantener su rango internacional”. En este caso, para el Estado francés, la oportunidad de mejorar su imagen como líder europeo dentro de la tambaleante pareja franco-alemana y de olvidar temporalmente su decadencia militar y política en la escena imperialista, tras los reveses en África y las numerosas presiones experimentadas en el Pacífico. Estos Juegos también tienen como objetivo marginar y aislar aún más a Rusia ejerciendo presión política contra ella.

En el momento de escribir este artículo, el gran revuelo mediático, aparte del ridículo seguimiento de la llama olímpica, todavía no ha comenzado realmente. Pero no hay duda de que habrá un gran revuelo patriótico. Frente a esta nueva campaña ideológica, en un contexto donde el militarismo es omnipresente, no podemos más que recordar las palabras de Rosa Luxemburgo durante la Ia Guerra Mundial, ante las primeras hecatombes sangrientas: “Los intereses nacionales no son más que una mistificación que pretende situar a los masas populares trabajadoras al servicio de su enemigo mortal: el imperialismo ¡Efectivamente, éste es uno de los principales objetivos de estos Juegos!

WH , 11 de julio de 2024

El deporte en el capitalismo decadente (de 1914 a la actualidad)  (Historia del deporte en el capitalismo , parte  II)  ”, CCI on line (abril-2013)

Según Katia Roux, de Amnistía Internacional-Francia , esta vigilancia automatizada “  nunca ha demostrado su eficacia contra la delincuencia y el terrorismo, aunque sus consecuencias sobre las libertades fundamentales están probadas  ”

 

“Los Juegos Olímpicos, ¿un pozo financiero para Francia? », Euractiv (10 de mayo de 2024). [solo en francés]

 

El deporte en el capitalismo decadente (de 1914 a la actualidad)  (Historia del deporte en el capitalismo , parte  II)”  CCI on line (abril-2013)

 

Folleto de Junius (1915).

 

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