Dos años después de la Declaración Conjunta de la Izquierda Comunista sobre la guerra en Ucrania.

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A finales de febrero de 2022, la CCI propuso a los demás grupos de la Izquierda Comunista una declaración internacionalista conjunta contra la guerra imperialista en Ucrania. Estos grupos son los descendientes actuales de la única corriente política proletaria que luchó contra los dos bandos imperialistas, tanto el fascista como el democrático, durante la Segunda Guerra Mundial. Son, por tanto, los únicos que pueden reivindicar una continuidad, en palabras y en hechos, con el internacionalismo proletario.

 

En los dos años transcurridos desde esta Declaración, la CCI propuso también a esos mismos grupos la realización de un “Llamamiento” similar, esta vez respecto a la guerra en Gaza que estalló a finales de 2023 (para abreviar denominaremos a ambos Declaraciones conjuntas).

 

¿Qué lecciones podemos aprender de esta iniciativa que puedan guiarnos en un período en el que la carnicería imperialista inevitablemente va a más? expandirá?

De los seis grupos a los que se propuso la declaración conjunta, dos la aprobaron y uno más – el PCI (Corea), cuyos orígenes no están en la izquierda comunista -, la apoyó.

A primera vista, estas iniciativas internacionalistas de la CCI no parecen haber tenido éxito, ya que no condujeron a una respuesta unitaria de todas ni siquiera de la mayoría de las corrientes de la izquierda comunista, una respuesta que habría proporcionado un faro de internacionalismo auténticamente comunista a todos los trabajadores que buscan una alternativa de clase a la masacre imperialista.

La falta de éxito inmediato de estas iniciativas de la CCI convencerá, sin duda, a quienes, burlándose de ella, creen que se dirige únicamente a los “adeptos”, y que piensan más bien que es posible crear un “movimiento contra la guerra” más amplio, que se podría acabar con el imperialismo “haciendo algo ya”, reuniendo al mayor número posible de participantes sin que importen ni sus convicciones políticas, ni su integridad, en un período de desorientación de la clase obrera sobre esta cuestión de la guerra. El fiasco en que terminan estas ilusiones y campañas conduce o conducirá inevitablemente a la pasividad, la confusión y el agotamiento, o peor aún, a la opción por uno u otro campo imperialista, de forma crítica por supuesto.

En realidad, la experiencia de las iniciativas planteadas por la CCI nos permite extraer lecciones importantes a largo plazo, para avanzar en una línea de trabajo político que debe conducir al futuro partido de la clase obrera y al derrocamiento del capitalismo global, la única manera de poner fin a la guerra imperialista. En otras palabras, el éxito o el fracaso se miden en última instancia por la historia y no por las impresiones a corto plazo.

Comparemos estas dos iniciativas de la CCI de los últimos dos años con los llamamientos internacionalistas similares para un trabajo conjunto de la izquierda comunista, y que se remontan a 1979 en el momento de la invasión rusa de Afganistán. En todas las ocasiones anteriores, las propuestas internacionalistas comunes de la CCI jamás pudieron despegar más allá de nuestra propuesta, ya que el principio mismo de hacer una declaración pública unitaria fue rechazado sumariamente o ignorado por los otros grupos.

En cambio, en esta ocasión y por vez primera, la propuesta de una declaración conjunta sobre Ucrania suscitó respuestas positivas de dos grupos. Y cuando uno de esos grupos, el Instituto Onorato Damen (IOD), propuso a la CCI redactar una declaración conjunta de este tipo, ésta fue aceptada, impresa y distribuida por la prensa de los tres grupos en forma de volante.

Este paso adelante, por pequeño que parezca, ha provocado otros avances que no deben pasar desapercibidos:

- Uno de los grupos que rechazó el trabajo conjunto - la Tendencia Comunista Internacional - entabló por primera vez una larga correspondencia con la CCI sobre los motivos de su negativa, que se transformó en una especie de polémica que mereció ser publicada para clarificar ante un mayor número de lectores la responsabilidad de la izquierda comunista en su conjunto frente al desarrollo de la guerra imperialista.

- Los signatarios de las declaraciones conjuntas acordaron elaborar un boletín de discusión en el que se pudieran desarrollar y confrontar las diferencias de análisis entre los cuatro grupos. Hasta ahora se han publicado dos ediciones de estos boletines y se han incluido contribuciones de un grupo relativamente nuevo de la izquierda comunista:  Voz Internacionalista.

- Se ha examinado más a fondo la importancia de Zimmerwald y de la llamada izquierda de Zimmerwald durante la Primera Guerra Mundial, así como conexión con el internacionalismo actual.

- Las declaraciones conjuntas resaltaron la naturaleza de una intervención internacionalista basada en principios dirigida hacia individuos y grupos que no forman parte de la Izquierda Comunista pero que, sin embargo, buscan una orientación política clara y una ruptura con el izquierdismo y la confusión.

- El ambiente de solidaridad creado entre quienes nos sumamos a la iniciativa permitió también organizar dos Reuniones Públicas on line, una en italiano y otra en inglés, para discutir y clarificar la necesidad de la Declaración Conjunta y las tareas de los revolucionarios frente a la guerra imperialista y las nuevas condiciones mundiales. Estas reuniones públicas también dieron lugar a un artículo de balance sobre ellas: ver Balance de las reuniones públicas sobre la Declaración conjunta de los grupos de la Izquierda Comunista sobre la guerra en Ucrania.

Correspondencia entre la CCI y la TCI

 

Puede leerse íntegramente – en francés - en el artículo: “La Izquierda Comunista ante la guerra en Ucrania” . Por tanto, bastará resumir los principales argumentos. En primer lugar, la TCI insistió en que las diferencias sobre el análisis de la guerra imperialista (es decir, sobre la explicación marxista de la guerra imperialista y sus perspectivas actuales) entre los grupos eran demasiado importantes para que firmaran la declaración conjunta con la que, por lo demás, estaban de acuerdo. En segundo lugar, cuestionaron la invitación hacia los grupos bordiguistas (PCI - Programa Comunista), PCI (El Comunista - El Proletario), PCI (El Partido Comunista) a la declaración conjunta y, por otro lado, lamentaron la ausencia de ciertos grupos en la lista de invitados. En tercer lugar, pretendían un movimiento más amplio contra la guerra, lamentando que la declaración conjunta se dirigiese tan sólo a la Izquierda Comunista.

La CCI respondió que, en lo que respecta a las diferencias de análisis, que son ciertamente importantes, siguen siendo secundarias respecto al acuerdo fundamental sobre un programa de acción internacionalista común entre los grupos de la izquierda comunista. Hacer de estas diferencias secundarias un obstáculo para tal trabajo común es, por lo tanto, elevar los intereses del propio grupo por encima de las necesidades del movimiento en su conjunto; siendo por lo tanto clásicamente sectario. De hecho, la versión final de la declaración conjunta pudo acomodar una diferencia en el análisis del imperialismo entre el IOD y la CCI para enfatizar la posición de clase esencial. Una diferencia bastante similar a la que la TCI consideró un motivo esencial para no firmar la declaración.

En cuanto al segundo punto, resulta irónico que la TCI se quejara de que cada uno de los grupos bordiguistas invitados se consideraba el único partido comunista internacionalista del mundo. Podría decírseles eso de “¡mira quién fue a hablar! puesto que la TCI, aunque se define a sí misma como una “tendencia”, considera que su principal componente, Battaglia Comunista es también el Partido Comunista Internacionalista y, por tanto, hostil a todos los demás pretendientes al trono.

En cuanto a los grupúsculos parásitos que dicen ser parte de la Izquierda Comunista y que no fueron invitados a firmar la declaración conjunta, era completamente lógico excluirlos ya que, en la práctica, estas diversas camarillas y cenáculos se dedican a vilipendiar todo lo que pueden a la Izquierda Comunista. La TCI, al pretender invitarlos, se abría de forma oportunista a asociarse con calumniadores parásitos e incluso soplones que nada tienen que ver con el internacionalismo en acción. El sectarismo de la TCI hacia el resto de la Izquierda Comunista -sus hermanos bordiguistas y la CCI- ha encontrado así su complemento natural en un oportunismo hacia los que están fuera de la Izquierda Comunista e incluso le son hostiles.

Por lo tanto, el deseo de la TCI de un “movimiento más amplio, más allá de la izquierda comunista” se precipitó enseguida en una exclusión de la mayoría del medio verdaderamente internacionalista que existe hoy, y en el lanzamiento de un “frente” (“No a la guerra, sí a la guerra de clases”, NWBCW por sus siglas en inglés) con criterios de participación más elásticos que los de la declaración conjunta y, por tanto, más accesible a un entorno heterogéneo de anarquistas, parásitos e incluso izquierdistas. Sus reuniones públicas no traspasaron los límites de este entorno. De hecho, dicho sea de paso, las delegaciones de la CCI que hablaron en estas reuniones públicas fueron el componente más importante en ellas. Los NWBCW resultaron ser un farol oportunista cuyo verdadero propósito es servir como correa de transmisión para la TCI en lugar de ampliar el eco del auténtico internacionalismo.

Boletines de debate de la izquierda comunista

 

La declaración conjunta proporcionó un cuadro de base  de unidad internacionalista en acción, parámetros marxistas para discutir y clarificar las diferencias teóricas y analíticas entre los grupos. Los Boletines, por tanto, no son una compilación aleatoria de posiciones e ideas, sino esencialmente un foro para la confrontación de argumentos, es decir polémicas, en el seno de la Izquierda Comunista.

De momento los dos boletines han incluido: la pertinente correspondencia entre los grupos que participamos en la declaración conjunta, tomas de posición de las respectivas organizaciones analizando la situación actual de las guerras imperialistas en Ucrania y Gaza. Y, lo más importante, una controversia en curso sobre cómo las contradicciones del capitalismo se traducen en conflictos imperialistas, y si éstos son el resultado directo de ambiciones económicas -tales como la preservación de la hegemonía del dólar o el control de la producción y la distribución del petróleo- o, en cambio, el producto de una dinámica autodestructiva resultante del impasse en que se encuentra la decadencia capitalista en este momento histórico. Esta controversia es de gran interés e importancia para comprender las perspectivas y condiciones del militarismo actual. Y hay que continuarla.

La relevancia de Zimmerwald

 

La Izquierda Comunista partiendo de la historia del movimiento revolucionario de la clase obrera ha de analizar, lógicamente, la naturaleza y el significado de la Conferencia de Zimmerwald durante la Primera Guerra Mundial.

¿Acaso Zimmerwald pretendía crear un movimiento contra la guerra lo más amplio posible, como afirma la TCI, una especie de antecedente de los actuales NWBCW? Zimmerwald significó, de hecho, el primer indicio de que la clase obrera se desengañaba de la guerra imperialista y ponía de manifiesto su anhelo de encontrar otra salida. Pero la importancia real y duradera de Zimmerwald reside en el desarrollo de una ala internacionalista intransigente en esa pequeña minoría llamada la Izquierda de Zimmerwald. Esta última comprendió que la Primera Guerra Mundial era sólo el comienzo de todo un período histórico dominado por la guerra imperialista que requeriría un programa máximo para la clase trabajadora: guerra civil, derrocamiento de los regímenes burgueses, dictadura del proletariado con una nueva Internacional Comunista para reemplazar a la fallida Segunda Internacional chovinista.

La mayoría de Zimmerwald, en cambio, se mantuvo en la ambigüedad o se opuso a este programa, considerando que la Primera Guerra Mundial sería, más bien, una aberración temporal y esperando una reconciliación o reconstitución de la Segunda Internacional que se había derrumbado en 1914, pretendiendo la exclusión de los “alborotadores” y “escisionistas” de la izquierda. Finalmente, las fronteras de clase que separan ambas posturas se pusieron en evidencia en 1917 durante la Revolución de Octubre.

La intervención de los internacionalistas en el movimiento contra la guerra hoy

 

Sólo la gran burguesía y los Estados que defienden sus privilegios sacan partido de la guerra imperialista que es el resultado inevitable del desarrollo capitalista. Para la sociedad en su conjunto, la guerra imperialista tiene un efecto devastador. La clase obrera es quien más sufre el imperialismo pues la apisonadora del militarismo amenaza con dividirla, arrastrarla a una masacre fratricida y llevar su pobreza hasta la indigencia. Pero también una capa intermedia - la pequeña burguesía -, situada entre la burguesía y el proletariado, ve en peligro su estatus, relativamente más seguro, debido a la vorágine imperialista. Por ello esta capa anhela un retorno a la “normalidad” y la paz, pero ve la lucha de la clase obrera como otra amenaza de desaparición de su estatus, otra fuente de perturbaciones y conflictos.

En esta situación es cierto que surgen sentimientos contra la guerra tanto en el proletariado como en esta capa media, pero en esta reacción, aparentemente común al imperialismo, hay ocultos intereses de clase diferentes y antagónicos. Para defender sus intereses, la clase obrera debe luchar por desentenderse de las “soluciones” pacifistas (por muy radicales que aparenten ser como es el caso del antimilitarismo) que están muy extendidas entre las capas intermedias. Debe situarse, por el contrario, en el terreno de su propia lucha de clases que conduzca a los proletarios a una guerra civil contra la burguesía y el capitalismo en su conjunto. La pequeña burguesía, en cambio, carente de una perspectiva histórica que oponer al capitalismo, sólo puede, y eso en el mejor de los casos, reaccionar con impotencia ante la guerra imperialista, quedando atrapada en una permanente ambigüedad. Esta amalgama entre una clase que lucha por la conciencia de sus intereses internacionalistas y una capa intermedia que simplemente reacciona con horror ante la barbarie imperialista, es la base social para el crecimiento de un pantano político entre la Izquierda Comunista y el izquierdismo de hoy, que no pertenece a ninguno de los dos, y que vive en constante contradicción y agitación.

Por tanto, la intervención de los internacionalistas comunistas en este entorno es vital para acelerar el desarrollo de la conciencia de la clase obrera. Por definición, las organizaciones internacionalistas no surgen a partir de ese pantano que, globalmente, representa esencialmente una confusión política en el camino hacia la conciencia de clase. Las organizaciones internacionalistas son, más bien, el producto de una experiencia histórica del movimiento revolucionario que se remonta a la Primera Guerra Mundial y aún antes. La existencia y la intervención de la Izquierda Comunista, su presencia política, son, pues, vitales no sólo para combatir la influencia de la burguesía, sino también para sacar a la luz la diferencia de intereses de clase entre el proletariado y las capas intermedias que, a pesar de su oposición radical a la gran burguesía, son reaccionarias.

Ésta es la importancia de la declaración conjunta que, al definir la posición común de la Izquierda Comunista, comenzó a delimitar, en un ambiente de confusión política, un punto de referencia internacionalista.

Conclusión

Por la experiencia de los dos últimos años y vistas las reacciones a la Declaración Conjunta se constata que la corriente histórica de la Izquierda Comunista continúa estando fragmentada y que muchos de sus grupos no se suman a propuestas internacionalistas unitarias contra la acentuación de la guerra imperialista. Sin embargo, sí se han dado pequeños pasos en esta dirección, como se ha visto. Sólo sobre la base de esta perspectiva política y la clarificación de las diferencias, el proletariado podrá armarse en la eventual transformación de la guerra imperialista en una guerra civil.

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