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A finales de la década de los ochenta, con la caída del bloque encabezado por la URSS, se rompió también el motivo que cohesionaba y ordenaba al bloque opositor, abriendo la fase de descomposición del capitalismo, fase que se caracteriza por la presencia dominante del caos, revelado en la ampliación de las tensiones imperialistas y en la dificultad de la burguesía para controlar la dirección de su política interna. En la década actual, esta tendencia se ha acelerado, ampliando y agudizando las tensiones imperialistas, como se expone con las guerras de Ucrania, Sudán o el Medio Oriente, donde, cada día que pasa, se profundiza y complejiza el conflicto. Pero cuando se ve la amenaza de guerra entre Venezuela y Guyana, o el conflicto entre Ecuador y México, notamos que también América Latina se vuelve un territorio donde crecen las rivalidades que pueden llevar a desestabilizar a la región.
Ecuador: de “isla de paz” a país dominado por la descomposición
De forma similar a lo que ha pasado en México, en Ecuador, la fractura de la clase en el poder se ha agudizado por la ampliación de la presencia del narcotráfico, ya que al fundirse desordenadamente con los grupos empresariales y los sectores que controlan los diversos niveles de gobierno, tensan sus relaciones, en tanto cada grupo defiende sus intereses, presentándose por ello un enfrentamiento de “todos contra todos” e imponiéndose la actuación del “cada uno para sí”. Este ambiente caótico le impide a la burguesía cohesionarse en torno al Estado, resultando en dificultades para asegurar el orden y control de su política interna. Las acusaciones de colaborar con mafias de la droga al expresidente Carlos Lasso, el asesinato del candidato a la presidencia, Fernando Villavicencio, por parte de sicarios de las mafias, así como los motines y fugas de las cárceles de operadores de los grupos del narcotráfico, son algunos hechos que muestran la presencia dominante de estos grupos y el grado de pudrimiento de las relaciones internas de la burguesía, que ya de por sí se encontraban afectadas por la polarización presente entre “correistas1” y “anti correistas”.
Las fracturas presentes al interior de la burguesía, provocan que se vuelva más violenta y destructiva su actuación. Esto no es solo en el caso de la burguesía ecuatoriana, por todo el mundo los métodos gangsteriles se vuelven de uso común por todas las facciones de la clase dominante y no solo por parte de las bandas mafiosas; el conjunto de la burguesía avanza rompiendo sus propias reglas y protocolos diseñados para regular sus relaciones. El avance de la descomposición vuelven inoperables sus acuerdos preventivos o regulatorios, como el protocolo de Minsk (firmado en 2014 para detener la guerra en el este de Ucrania), el acuerdo Abraham (firmado en 2020 con el fin de “normalizar” las relaciones de Israel y los Emiratos Árabes) y ahora, con el ataque de Israel al consulado de Irán en Damasco (a inicios de abril de 2024) y el asalto a la embajada de México en Ecuador, se pone en cuestión a la convención de Viena y con ello otros preceptos que son definidos por las leyes de la burguesía, como la garantía del derecho al asilo, la impunidad diplomática y la inviolabilidad de las embajadas… Es cierto que estos preceptos son mecanismos leguleyos construidos por la burguesía, pero justamente por eso, su negación y violación es significativa, en tanto muestra la dificultad, de la clase en el poder, para evitar el caos y la desestabilización de sus relaciones.
El proletariado no tiene patria
Este conflicto, lo aprovecharon los gobernantes de ambos países. Noboa, presidente de Ecuador, utilizó al asalto a la embajada de México para mostrarse como el hombre que no “negocia la justicia”, y con ese perfil, llamar a votar a favor en la consulta del 21 de abril, para ampliar sus facultades en el uso de la fuerza policial y militar (y con ello asegurar su reelección en los próximos comicios). Por su parte, López Obrador, el presidente de México, lo usó para mostrarse como defensor de la legalidad y la “solidaridad”, pero también para mostrarse como víctima de la irracionalidad de la derecha, aprovechando para exponer que la candidata presidencial de su partido, defiende esos mismos principios… Pero lo medular en ambas respuestas de los gobiernos, se encuentra en la campaña nacionalista.
En las campañas llevadas al interior de Ecuador como en México, se fomentó (y aún perdura fomentándose) el “espíritu nacionalista”, de manera que en este conflicto que expone una rivalidad entre Estados burgueses, ambos con intereses imperialistas belicosos, pretenden involucrar a los trabajadores, llevándolos a tomar partido por uno de los bandos. El aparato de izquierda de la burguesía se integra de forma entera en esta campaña de confusión, aun cuando pretenden ser críticos, por ejemplo, la posición de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), al condenar la actuación de Noboa y tomar partido por el gobierno de México, no hace sino fortalecer la campaña patriotera de la burguesía, porque no se trata de rechazar a un Estado para abrazar a otro, se trata de tomar conciencia que los trabajadores no comparten ningún interés con la clase dominante, ni con alguna de sus facciones, ni con alguno de sus Estados, después de todo, como lo exponían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista: “Los trabajadores no tienen patria.”
Tatlin, 8-mayo-2024
1 Se refieren a seguidores y detractores de Rafel Correa, presidente de Ecuador de 2007-17, promoviendo en su gobierno la “Revolución Ciudadana”. Al ser acusado de corrupción huye a Bélgica, donde se encuentra en condición de refugiado.