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carta_a_la_cci_frente_a_la_falsa_izqcom_y_por_la_verdad.pdf | 141.33 KB |
Gracias a extraer las lecciones de la lucha del movimiento obrero en su historia, la CCI ha sido capaz de sistematizar el modo en que distinguir entre la verdadera Izquierda Comunista y la falsa “izquierda comunista”, compuesta básicamente por grupos parásitos y elementos aventureros.
Esta no es una cuestión que, al contrario que otras, se pueda resolver por intuición, sentido común o como “asuntos privados”, desde la ingenuidad de respirar la atmósfera de la ideología burguesa. La Izquierda Comunista debe recuperar, mantener y desarrollar la continuidad histórica y experiencia sobre los comportamientos comunistas coherentes, la coherencia comunista en las relaciones entre militantes y con el conjunto de la organización. Es así, de modo que se arme para combatir los peligros de la duplicidad, de los peligros más indirectos y poco aparentes en la organización de la vanguardia política de la clase obrera. Peligros que, con el avance de la descomposición del capitalismo, se hacen más y más peligrosos.
Un principio de método de pensamiento, en el núcleo del método marxista es y era, citando a Marx: “no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política). “Aunque en la vida cotidiana todo tendero sabe distinguir entre lo que un individuo dice ser y lo que realmente es, nuestra historiografía todavía no ha adquirido este banal conocimiento. Se cree palabra por palabra lo que cada época afirma y se imagina de sí misma.” (La Ideología Alemana). Es decir, no podemos confiar en alguien, o un grupo, simplemente por lo que éste reclama ser (i.e., parte de la Izquierda Comunista). Los marxistas no podemos basarnos en este método, típico de la burguesía, que espera que la clase obrera se crea palabra por palabra las promesas y las apariencias con las que se presenta, secuestrándola en su juego idealista.
Los marxistas, por el contrario, deben “explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política). Es decir, sólo un método de pensamiento histórico y materialista puede enfrentar este juego de apariencias.
Debemos pues, plantearnos la siguiente pregunta: ¿de dónde proviene aquello que un grupo o individuo hace en la práctica? ¿cuál es el origen y el desarrollo de estos comportamientos en la historia? ¿a la influencia de qué tendencia social y de qué clase han correspondido en su historia? Debemos discutir las lecciones y experiencias pasadas del movimiento obrero en este tipo de situaciones, cuando comportamientos como las acusaciones mutuas, las acusaciones de lucha de poderes, las denigraciones, las ambigüedades, la búsqueda de alianzas, los gritos de socorro, reclamarse víctima de un abuso, etc., aparecen. Si nos quedamos en la superficie de una situación en la que la IGCL acusa a la CCI de emplear métodos estalinistas, y la CCI denuncia una tendencia destructiva hacia la Izquierda Comunista por parte de la IGCL (¡y la IGCL también denuncia algo parecido!), … si lo miramos en las apariencias la cuestión parece un puzle digno de un tribunal burgués. ¡Esto solo beneficia a los parásitos, los aventureros y todo el medio de la falsa “izquierda comunista” que reproduce la ideología burguesa de las apariencias!
Para impedir que la imaginación enrevesada domine la realidad debemos proceder:
- Apropiándonos de la experiencia de la clase obrera en situaciones históricas similares. Por ejemplo, en el combate de la I Internacional contra la llamada “Alianza Internacional de la Democracia Socialista” (Alianza de Bakunin), o en el combate contra las figuras de Lassalle o Schweitzer, entender los comportamientos de estos grupos y elementos y a qué corresponden.
- Proceder con una profunda investigación por desenredar los hechos del pasado y establecer la verdad de los hechos en la Izquierda Comunista, aparte de las lecciones que cada organización revolucionaria del medio pueda sacar de aquellos. Que toda la Izquierda Comunista lucha por esto es la fuerza que hace que la verdad de los hechos no se pierda como Trotsky desapareciendo de la revolución proletaria en la historiografía estalinista.
- Analizar la práctica histórica de aquellos que se reclaman de la Izquierda Comunista, su reputación y sus orígenes, no cada pequeña situación de conflicto de manera inmediatista, donde los textos que se producen se analizan en abstracto, como testimonios donde lo importante es que se halle finalmente un culpable de cada pequeña batallita.
La mayor dificultad para desenmascarar al parasitismo es que algunos de sus procederes más poderosos son:
- Atacar y acusar con el espíritu de su propia lógica. Por ejemplo, cuando la Alianza de Bakunin fracasó en su dinámica de lucha por el poder en la I Internacional, proyectó su propia lógica sobre una Internacional supuestamente autoritaria y dictatorial. Así, los parásitos de la IGCL dicen también, a pesar de rechazar la teoría del parasitismo como un supuesto “veneno para la Izquierda Comunista” que “la CCI está lanzando ahora un verdadero ataque parasitario – por utilizar sus propias palabras – contra estas fuerzas, en particular el Gulf Coast Communist Fraction, tratando de convencerles de que debaten en prioridad del parasitismo”. Además, la CCI tendría un supuesto “satélite en parasitismo, Internationalist Voice”. Y para colmo “si la noción de parasitismo tuviera algún valor político, entonces la CCI del siglo XXI, y en particular la actual, sería su expresión y encarnación más peligrosa”[1]. En resumen, para la IGCL la noción del parasitismo no tiene ningún valor político y es solo veneno para la Izquierda Comunista, pero la CCI sería el parásito más peligroso.
- El camuflaje en la ambigüedad, la confusión, donde todos los actores parecen estar rodando la misma película.
- Despertar los fantasmas del pasado: explotar miserablemente los traumas de la contrarrevolución estalinista de manera sentimentalista.
La historia del IGCL, y lo mismo ocurre en este caso con NC y el aventurero Gaizka, se sumerge escondida en un lugar que “nadie tiene por qué saber” y “no es excesivamente importante”, no necesita estar clara ni debatirse. Deberíamos confiar ciegamente en lo que ellos dicen ser. El caso del blog de Nuevo Curso, que adopta la forma de un periódico burgués, es especialmente ilustrativo: ha tenido tantos cambios de imagen que de no ser porque la CCI siguió en su desarrollo su turbia historia real parecería inaccesible (no hablamos aquí de la historia que se creó a posteriori). Qué decir del aventurero Gaizka, que volvió a una reunión pública de la CCI en Madrid como si en el pasado no hubiera sido descubierto por la CCI en sus relaciones y comportamientos de aventurero. Realmente Gaizka conoce de sobra su pasado, no se ha olvidado, y no tiene ningún interés en ventilarlo, ya que no puede limpiarlo, porque los mismos métodos le sirven en el presente.
La IGCL huye a toda costa de las “divergencias fundamentales” que les hicieron constituirse como falsa fracción (no hablamos aquí tampoco de las “divergencias” de las que se dieron cuenta a posteriori que tenían).
En coherencia con lo dicho antes sobre el método histórico, debemos armarnos con la necesidad de unos principios éticos proletarios y unos principios de organización, que vayan más allá de unos principios políticos en abstracto que fácilmente se puedan convertir en meras apariencias. Necesitamos encontrar esta ética en la historia de nuestra clase y apropiarnos de ella para luchar contra la ambigüedad y la duplicidad. Debemos luchar contra la evidente situación, el hecho evidente e innegable, de que nuevos elementos que se acercan a la Izquierda Comunista no distinguen bien y perciben el mismo olor a putrefacción de la política burguesa (lo cual ocurrió en la desmoralización de los miembros del NCI en 2005, por ejemplo). La función para el capitalismo de la falsa “izquierda comunista”, es que aquí tampoco se distinga bien entre el bueno el feo y el malo.
En relación con la ética proletaria tenemos también una serie de hechos que, en el conjunto de su historia, caracterizan a la IGCL como un grupo totalmente ajeno a la clase obrera. Algunos de estos comportamientos, que son hechos:
Cuando eran una “organización dentro de la organización”:
-El rechazo al pago de las cuotas
-El rechazo de la defensa de su comportamiento cuando este fue criticado
-El desarrollo de reuniones secretas
Antes y después de su exclusión se comportaron como espías:
- Dentro, circularon rumores de que un camarada era un agente policial
- Tras su exclusión, indirectamente dieron a entender que había un topo en la CCI, ya que les llegó mágicamente (nunca han dicho cómo) información interna de la CCI, que hicieron pública, incluyendo relaciones familiares entre militantes y las iniciales reales de algunos militantes.
- Hacer pública la fecha de una conferencia de la CCI en México
- Difundir información irrelevante como “la CCI está alquilando una habitación de lujo” que solo puede tener el fin de atacar a la CCI diciendo “mirad, la CCI es rica y despilfarradora”
- Robo de material
- Hablar de Marc Chirik como si hubiera sido un gurú, o un rey con herederos
- Difundir que una persona concreta está dirigiendo la CCI
- Decir que la tradición de la Izquierda Comunista de la búsqueda de la verdad de los hechos es “propagar la desconfianza”.
- Actitud del vendedor e intimidación: Insistir en enviar su Boletín a pesar de las protestas, tanto a militantes de la CCI como a los contactos cuyas direcciones robaron. ¿Para qué sería? Entre otras cosas, para hacer huir a los contactos de esta atmósfera intimidante.
- Mentiras ridículas, por ejemplo, que la CCI “oculta sus problemas internos”. Cuando está claro que es la única organización que actualmente saca lecciones abiertamente de dichos problemas.
La solución a los serios problemas por los que pasa la Izquierda Comunista, agravados por la falta de claridad frente al parasitismo y el aventurismo, no puede pasar por esconder la ropa sucia debajo de la cama, cavarle una tumba al pasado, sino entender por qué estaba sucia y ventilarla con el debate bajo principios éticos proletarios, para limpiar la verdad. No olvidando, sino desarrollando lecciones claras para la lucha. Las falsificaciones y la ambigüedad sobre la historia comienzan por un primer paso de esconder la ropa sucia como si fuera algo de lo que avergonzarse (el otro lado de la lógica de la vergüenza sería presentar los errores como si estos fueran una vergüenza…y así entrar en el círculo de la vergüenza, la envidia y la revancha). Esta actitud oportunista que ha demostrado la TCI (ver carta “For a factual history of the communist left”), una organización de la verdadera Izquierda Comunista, corre el peligro de llevar poco a poco a la Izquierda Comunista a un terreno donde es difícil distinguir la confusión real y los errores de los actos deliberados de confusionismo en el que proliferan los elementos y grupos con intereses ajenos a la clase obrera. Por ejemplo, si la TCI no lucha claramente por la verdad de los hechos, los elementos ajenos a la clase se pueden disfrazar en un terreno poco claro donde no hace falta aclarar este tipo de cosas.
Con esta carta quiero expresar mi solidaridad con la lucha de la CCI, y su lucha por la verdad de los hechos, la claridad de la tradición de la Izquierda Comunista, y la ética proletaria. Lo hago así en respuesta a los dos últimos textos que me habéis hecho llegar para la discusión.
Fraternamente,
Teivos 10-4-21
[1] https://igcl.org/Balance-y-perspectivas-del-23o IGCL, Julio 2019 “Balance y perspectivas del 23o Congreso de la CCI: Introducir el veneno de la teoría del parasitismo entre las nuevas fuerzas revolucionarias”