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A principios del verano, la prensa internacional publicó “en pequeñito” la noticia de una iniciativa de lucha de los pensionistas en Nicaragua para reivindicar sus pensiones y la represión que habían recibido del gobierno sandinista. Los titulares decían: “el gobierno sandinista reprime a los viejitos”. El gobierno de Ortega se ha defendido diciendo que se trata de una campaña de la oposición.
Publicamos a continuación un artículo que nos envía el Núcleo de Discusión Internacionalista de Costa Rica, grupo muy próximo a la CCI, que incluye militantes de nuestra organización y elementos que discuten nuestra plataforma con vistas a la integración. El artículo denuncia la trampa en la que se pretende cazar esta lucha de los pensionistas, para desvirtuarla como una mera campaña de la oposición, o para utilizarla de estandarte de la lucha entre fracciones de la burguesía, y defiende la naturaleza espontánea y obrera de la lucha.
Justamente por eso ha recibido la brutalidad de la represión oficial y de los “cuerpos francos” del sandinismo, y el cinismo de la oposición, que intenta utilizarla como bandera de su lucha para desalojar a los sandinistas del gobierno y ocupar su lugar.
El texto compara esta lucha con las manifestaciones en Brasil y Turquía, para señalar que, si allí se trata sobre todo de la lucha de los jóvenes, aquí son los viejos, y que la lucha obrera es una lucha unida; y estamos de acuerdo. Pero es evidente que existen diferencias. En primer lugar la masividad. Las explosiones de los indignados o las luchas desencadenadas por el precio de los transportes en Brasil, o las de Turquía, movilizaron cientos de miles de personas en las manifestaciones en los diferentes países, incluyendo diferentes sectores de la población. Y esta es la segunda diferencia. En esas luchas masivas de los indignados, de Brasil y Turquía, la clase obrera ha participado junto a otros sectores de la población; pero aunque sus iniciativas y sus tradiciones de lucha han impregnado los movimientos, particularmente las asambleas en España, y la solidaridad en Brasil y Turquía, no ha reunido la confianza y la fuerza suficiente para tomar la dirección de la lucha, para poner por delante sus reivindicaciones como clase, para plantear su perspectiva de lucha, etc.
La lucha de los “viejitos” no es ni de lejos tan masiva como aquellas, pero es una expresión genuina de la lucha obrera de cabo a rabo.
El gobierno sandinista reprime a los trabajadores
que reclaman por pensión de hambre
Así como en todo el mundo el capitalismo y su crisis siguen atacando a la clase trabajadora con una miseria cada vez más profunda y una represión brutal ante cualquier intento de lucha. El sandinismo, vendido históricamente como alternativa y como socialista muestra una vez más la verdadera cara como parte de la burguesía mundial reprimiendo a la clase trabajadora. En este caso la manifestación de los adultos mayores se ubica en el marco de luchas que se desarrollan alrededor del mundo, donde la clase trabajadora no quiere seguir poniendo su carne para enriquecer a unos cuantos capitalistas y no quiere seguir aguantando llevar el peso de la crisis de este sistema ya desde hace mucho más que podrido y decadente. El gobierno sandinista no se queda atrás haciendo pagar a los explotados su crisis. Aunque estas manifestaciones no lleguen al desarrollo y la amplitud de luchas como las más recientes en Turquía y luego en Brasil, son parte de la misma lucha de la clase obrera en el mundo entero. La lucha de estos adultos mayores no sólo concierne a ellos sino a los jóvenes y a toda la clase, pues así como atacan las pensiones atacan las condiciones de vida del conjunto de la clase trabajadora y los sectores explotados.
Un ataque coordinado entre la policía y los simpatizantes sandinistas
Un grupo de adultos mayores ocupó en el pasado mes de Junio, por varios días, las instalaciones del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS) exigiendo una pensión mínima para los trabajadores que no pudieron cumplir con el mínimo de 750 cuotas. Lo que piden es que se les dé una pensión en base a un salario mínimo de $140 y algunos otros beneficios médicos. Sólo 8 mil de los 54 mil trabajadores en estas condiciones reciben un "bono solidario" de $50 que no alcanza para sobrevivir. Los demás no reciben nada.
Según los datos del INSS 71,658 personas cotizaron entre 250 y 750 cuotas, de estas, sólo 54,872 continúan vivas. La respuesta de los funcionarios fue que "no hay dinero", que "se lo llevó Anastasio Somoza en 1979".
La represión vino en dos sentidos: mediante fuerzas de choque y la policía. Durante la ocupación, la policía impidió el acceso a familiares y amigos que daban suministros a los protestantes, algunos manifestaron que se les impidió el acceso al agua. Días después algunos jóvenes simpatizantes se sumaron a las protestas. El Gobierno, por otro lado, organizó fuerzas de choque con el barniz de "organización espontánea popular" en la cuales la policía se hace de la vista gorda, permitiendo una represión más agresiva ya que lo reprimidos no pueden hacer una denuncia formal debido a que los "civiles" que atacan no son detenidos por las autoridades. Se hizo un desalojo forzoso con el supuesto fin de "llevarlos a un chequeo médico preventivo", después de que la misma policía impidió el ingreso de alimentos comprometiendo sus vidas. Fueron acusados de "causar destrozos" a las instalaciones.
Días después, las autoridades convocaron a una "contra manifestación" para demostrar la "solidaridad con el gobierno", y como es característicos, movilizaciones patrocinadas por el Gobierno Sandinistas, que brinda todas los facultades técnicas para garantizar cierta convocatoria.
El discurso de la oposición al gobierno sandinista y de la burguesía internacional sigue siendo el mismo: "El Gobierno de Izquierda de Nicaragua reprime a los viejitos", mientras por otro lado el Gobierno Sandinista dice ,"La derecha quiere manipular a nuestros viejitos", como se puede leer en los medios de la burguesía internacional y en los medios sandinistas. Claro ese es el juego para confundir a la clase y esconder que no hay diferencia entre esas tendencias y son ambas parte de la misma clase explotadora.
Es justo que estos adultos mayores quieran luchar por sus pensiones, y debemos defenderlos, así como denunciar la represión del gobierno a la clase trabajadora que se encuentra en las peores condiciones vida, como es el caso de los trabajadores con pocas cuotas. El hecho de no cumplir con las cuotas de pensión, se debe más que todo a la precariedad del trabajo al cual se han dedicado, sin contar con los trabajadores que se han ido a Costa Rica y que vuelven sin ni siquiera una sola cuota debido a la ilegalidad de su trabajo en ese país.
El discurso del gobierno de Ortega apela a un patriotismo seudo-socialista que divide a la clase. Ellos dicen que "la derecha" está detrás de las luchas, mientras que a nivel internacional, se acusa a "la izquierda" como la causante de estas medidas en contra de "los viejitos". Sea cual sea la escusa que pongan, "que no hay plata por culpa de Somoza", "que la izquierda reprime a los viejitos", el asunto es que tanto la llamada "izquierda" o "derecha" no son más que la misma cosa y todo su discurso oculta una relación más profunda, que lejos de ser "antagónica", es la misma: la opresión del capital a la clase trabajadora, no importa cual forma tenga.
Es importante desenmascarar este falso dualismo que sólo sirve para dividir a la clase trabajadora, enfrentado los que están engañados por la" izquierda" del capital con su supuesto "socialismo del siglo XXI" que no es más que el mismo capitalismo y la misma explotación.
Un horizonte es posible
El camino de las luchas de los indignados, ahora en Turquía y Brasil, donde se empieza a plantear una lucha más general contra el capitalismo, demuestra como la única alternativa para la clase es luchar unida, para lo que debe enfrentar a los sindicatos que sólo busca dividirla para que sea derrotada en luchas aisladas y sectoriales o gremiales. Es esta visión que ha permitido a que de luchas muy concretas la conciencia evolucione y pueda plantearse una lucha como clase, defendiendo los intereses comunes, planteándose un futuro. El capitalismo en la crisis actual muestra de una manera cada vez más evidente su realidad histórica y como sólo una nueva sociedad puede sacar a la humanidad de su abismo en el que se sumerge hoy. No hay una salida a la crisis más que con la destrucción del capitalismo de la derrota de todos sus gobiernos aunque estos falsamente se hagan llamar socialistas. Sólo la clase obrera unida puede asegurar el futuro a la humanidad y frenar la destrucción misma del planeta.
Núcleo de Discusión Internacionalista en Costa Rica Julio 2013