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Cincuenta y cinco muertes en los tres últimos días en las llamadas "Rutas de la Muerte" de las pateras (desde Africa a las costas andaluzas o canarias). Si el año pasado casi 1000 personas murieron en el mar tratando de alcanzar dichas costas, la cifra puede dispararse este año como resultado no sólo del aumento de la desesperación de la población de esos países que les lleva a arriesgarse con medios y condiciones cada vez más precarios, sino también por tener que hacer frente a un endurecimiento de la persecución de estos emigrantes por parte de los Estados "más civilizados del mundo". No en vano la organización que recoge a la "créme" de esta elite humanitaria, la Unión Europea, anuncia para Octubre la llamada "Directiva de la Vergüenza" consistente en aumentos del período de retención, reducción de las posibilidades de reagrupamiento familiar y, en última instancia, expulsiones masivas.
Para el proletariado de todo el mundo estos ataques a los trabajadores emigrantes van a plantear la necesidad de una acción solidaria y de un fortalecimiento de la conciencia no solo de pertenecer a una misma clase explotada, sino también de comprender que el pozo de miseria y barbarie al que el capitalismo arroja a estos compañeros anuncia el único futuro que el capitalismo puede ofrecer a la humanidad.
El repugnante cinismo de la burguesía.
Las escenas de los recientes desastres de Motril, Almería o la Gomera son sobrecogedoras e indignantes. Decenas de seres humanos que se han dejado no ya sus pocos ahorros sino el endeudamiento de sus familias de por vida por conseguir una plaza hacinados en una patera o un cayuco que les lleve a Europa para, precisamente, tener alguna posibilidad de salvar a su familia del agujero negro en que se ha convertido el Tercer Mundo. Con 1200 euros, como se ha visto recientemente en el drama de Almería, apenas se tiene derecho a una "Zodiac" en mal estado y además sin conductor, pues como mucho se "adiestra" a uno de los pasajeros en el manejo de la "embarcación" en una "charla" pocos minutos antes de la partida. En esas condiciones lo más probable es zozobrar o perderse durante días en mitad del mar, viendo como se acaban los víveres y el agua y teniendo que empezar a arrojar los cadáveres al fondo de la embarcación como ha sucedido en el desastre de la Gomera, o directamente al mar como en el caso de Almería, dándose además la sobrecogedora circunstancia de que gran parte de esos cadáveres eran los propios hijos de las "pasajeras" de la patera. Eso, lo de arrojar a tus propios hijos por la borda, que ha sido uno de los elementos más explotados por el morbo truculento de los telediarios, se explica por el hecho de que muchas pasajeras de las pateras viajan con sus hijos de corta edad o esperan a estar embarazadas para emprender la arriesgada travesía, para tener un medio de presión a las autoridades y evitar ser repatriadas si son descubiertas. Por otra parte, dejar los hijos en Africa equivale también prácticamente a una condena a muerte pues el destino del 25% de los niños africanos está escrito: Morirán antes de los 5 años como consecuencia de la desnutrición o las enfermedades.
Todo esto le parece "insoportable" al presidente Zapatero, que pone su estudiada "faz" de sufrimiento fingido para tratar de ocultar su propia responsabilidad en el drama de la muerte de miles de emigrantes. Lo que resulta cada vez más repugnante e intolerable es su cinismo y el de sus secuaces de los gobiernos "democráticos". El Sr. Zapatero, que se presenta hoy como el más sensible de todos los dirigentes mundiales al drama de la emigración, no vaciló hace menos de 3 años en levantar una "sirga" electrificada para que los emigrantes que trataban de entrar en Ceuta y Melilla quedaran atrapados en las alambradas. Tampoco le tembló la mano a la hora de "subcontratar" a la gendarmería marroquí que no tiene fama precisamente de modales "democráticos" para dispersar en mitad de la nada africana a quienes habían viajado durante meses y años para llegar a "las puertas de Europa" (véanse los artículos que publicamos entonces /accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d). Zapatero que habla hoy de aumentar la ayuda a la cooperación mundial al cabalístico 0'7% del PIB(1), no ha dudado en invertir un chorro de millones de euros en navíos de guerra y sofisticados sistemas de vigilancia electrificada que blinden Europa. Es precisamente este musculoso sistema de represión de la emigración lo que fuerza a los emigrantes - desesperados como están por la situación de hambrunas, epidemias, matanzas tribales y otro tipo de razzias sangrientas(2) que se vive en sus países de origen - a huir por rutas más largas y peligrosas, lo que conduce antes o después a la tragedia.
Denunciamos con todas nuestras fuerzas, por tanto, la hipocresía criminal de la clase dominante pues no sólo busca ocultar su responsabilidad ante tanta muerte y tanta barbarie, sino que quiere, además, convencernos de que las medidas de represión de la emigración "ilegal", y el endurecimiento de las condiciones de residencia en los países "civilizados", se toman pensando en el bien de los propios emigrantes.
En esta carrera de inhumanidad y cinismo la Izquierda no tiene nada que envidiar a la derecha. Es, si cabe, aún más repugnantemente cínica. Así por ejemplo en España es el PSOE el que mientras denuncia la xenofobia del PP y se presenta como "integrador" (ofreciendo a algunos emigrantes el derecho a votar en las elecciones municipales), se encarga por ejemplo de organizar "razzias" para aterrorizar a los emigrantes como la que hemos visto semanas atrás en Torrepacheco (Murcia). Es esa misma izquierda que denuncia el "racismo" larvado de la Derecha, la que suelta euros a los gobiernos de los países de origen de los emigrantes pero no para que estos mejoren la calidad de vida de su población e impidan la emigración (¿se caen ahora del guindo ZP o Moratinos?), si no para que encierren a quienes osan huir de la miseria, como ha puesto recientemente en evidencia Amnistía Internacional que ha denunciado lo que se llama el "Guantanamito" de Nuadibú en Mauritania construido y financiado por el gobierno "socialista". La maquinaria de propaganda que presenta a algunos gobiernos como más sensibles o más "humanitarios" que otros que se demonizan como paradigma del racismo es el viejo truco de utilizar la barbarie de los demás para ocultar la propia. Así por ejemplo, las más "civilizadas" potencias europeas se "indignan" ante la criminizalización que hace Berlusconi de los gitanos como un delito de "lesa humanidad", y tratan con ello de ocultar la prolongación del período de retención de los emigrantes "ilegales" que acaban de adoptar los gobiernos democráticos, o el hecho de que esos Centros de Retención son auténticas cárceles como ha denunciado de los CR españoles la propia Relatora de la UE para la emigración, o verdaderas infraviviendas donde se hacinan indignamente cientos de personas como se ha visto recientemente en el incendio de Vincennes en Francia (véase Revolution Internationale, publicación de la CCI en Francia, nº 392).
Confiar en que un Zapatero o un Obama vayan a proteger más a los trabajadores emigrantes que un Berlusconi o un Bush supone caer en funestas ilusiones en los gobiernos capitalistas y cerrar los ojos a la realidad que se impone con toda su brutal crudeza. Así por ejemplo en la España de ZP, se están impulsando medidas como restringir el reagrupamiento familiar sólo a quienes vengan con un contrato de trabajo, o la segregación en las escuelas catalanas (donde el PSOE gobierna con los restos del PCE y los independentistas de ERC) de los hijos de los emigrantes, Ha sido el nuevo ministro "socialista", el Sr. Corbacho, el que ha propuesto la idea de que a los cientos de miles de trabajadores emigrantes que se están quedando en paro, se les abone el subsidio de desempleo en dos partes, una de ellas cuando ya estén en su país de origen y se comprometan a no volver a España en 3 años. ¿No recuerda esto la vieja práctica mafiosa de los billetes partidos?
Una misma clase, una misma lucha, contra un mismo enemigo: el capitalismo mundial.
Los ataques a los trabajadores emigrantes no son el resultado de una acentuación del racismo de la población en general ni de un triunfo de las tesis ideológicas de Le Pen contra los magrebíes o los africanos,... No. La razón es la crisis económica sin salida en la que se debate el capitalismo desde hace años.
Si estos compañeros han arriesgado sus vidas para llegar a Europa o USA, no ha sido por un afán consumista y egoista, sino por que décadas de crisis capitalista - iniciada, recordemos, a finales de los años 60 - ha dejado como un solar inhabitable regiones enteras del planeta de Africa a Centroamérica. Si estos compañeros han aceptado trabajar en unas condiciones durísimas y vivir hacinados en pisos-pateras o en condiciones muy precarias (3) ha sido por que sólo así podían levantarse al día siguiente para seguir trabajando jornadas interminables y además mandar dinero para la supervivencia de su familia en el país de origen (remesas estas de las que viven en gran parte las sanguijuelas de las burguesías locales que se permiten incluso denunciar el desprecio por el "indio" de los "neoconquistadores" europeos). Desde luego no ha sido su intención contribuir a degradar las condiciones de vida de sus hermanos europeos o norteamericanos, aunque es innegable que los explotadores de las principales potencias capitalistas han aprovechado la necesidad de estos compañeros para abaratar los costes laborales y aumentar los beneficios capitalistas. Pero eso ha estado siempre inscrito en la condición obrera. Como hemos expuesto en artículos que escribimos hace años, la clase obrera es una clase hecha de emigrantes. Fue la presión sobre las condiciones de vida de campesinos y artesanos lo que les obligo a marchar a las fábricas, a las ciudades, a otras regiones y países. Por ello en la solidaridad con los trabajadores emigrantes hay en primer lugar un reflejo de solidaridad de clase.
Pero es que además, las medidas contra estos hermanos son un hachazo más, puede que el más precoz, quizás el más espectacular, de un ataque salvaje y masivo a todos los trabajadores que se deriva de la brutal acentuación de la crisis económica. Creer que la fiera de la recesión capitalista puede ser calmada con los despidos de los trabajadores más recientemente incorporados supone cerrarse de forma suicida los ojos ante los despidos que afectan también a los trabajadores de las grandes fábricas alemanas (véase por ejemplo el caso reciente de Siemens), o los más cualificados del sector bancario.
Hay que evitar a toda costa caer en las trampas de la división y el enfrentamiento entre los explotados. Hay otra vía que refuerza nuestra unidad y nuestro combate: ¡Luchar unidos como hicieron hace unos meses los trabajadores de la limpieza del Metro de Madrid - véase artículo en este mismo número de AP -¡ ¡Luchar solidarios contra los ataques que hoy golpean a unos hermanos pero que mañana se abatirán contra los demás! Ese es el camino para frenar los ataques capitalistas. Ese es el camino para ganar fuerza y convicción en que una verdadera comunidad humana es no sólo necesaria sino también posible.
Etsoem 12 de julio de 2008.
(1) Los dirigentes de los países desarrollados llevan décadas prometiendo esa cifra para la ayuda al desarrollo y nunca se alcanza. Ahora incluso está disminuyendo. De hecho ante las declaraciones del soñador ZP que quiere ser "campeón de Europa" de lucha contra la pobreza en el mundo, y que cual ONG reclama "¡0'7% ya!, ha tenido que salir la "rigurosa" vicepresidenta De la Vega señalando que este objetivo tendrá probablemente que ser retrasado «hasta 2010, cuando salgamos de la crisis». (declaraciones recogidas en el diario El Mundo del 9 de julio).
(2) Como la desatada hace 2 meses contra los emigrantes zimbawuos y mozambiqueños en la Sudáfrica gobernada por el partido de Mandela,
(3) Un reciente informe en España expone que el 43% de las viviendas en las que habitan los emigrantes carece por ejemplo de calefacción.