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Los obreros de Delphi llevan desde Enero movilizados contra el cierre de la factoría de Puerto Real (Cádiz), que supone dejar en la calle a más de 4000 trabajadores entre plantilla y empresas auxiliares. Desde el momento mismo en que la empresa lo anunció, los trabajadores de Delphi han recibido la solidaridad cercana y fraternal, no sólo de las familias de los obreros directamente afectados por el cierre de esta empresa, sino de prácticamente todos los trabajadores, de todos los sectores y de todos los pueblos de la Bahía de Cádiz. Así, por ejemplo, el 1 de Marzo, la solidaridad con los trabajadores de Delphi congregó en Cádiz cerca de 40 mil personas[1], y el 18 de Abril toda la comarca se unió a una huelga general en apoyo de sus compañeros. Más recientemente, en las procesiones del 1º de Mayo, trabajadores no sólo de la comarca o de la provincia de Cádiz, sino de otras provincias andaluzas, se han desplazado para marchar junto a los obreros de Delphi.
Toda esta solidaridad cosechada lo ha sido en realidad como resultado de la búsqueda activa de ese apoyo que han protagonizado los trabajadores de Delphi y sobre todo por parte de sus familias y especialmente del colectivo de las mujeres de los trabajadores que han asumido gran parte de las iniciativas destinadas a ganar la solidaridad, desde concentrarse en todas las poblaciones hasta interpelar al presidente autonómico en gira “pre- electoral” por la zona; desde ir a colegios e institutos a responsabilizar a los jóvenes estudiantes para que se unieran a la lucha por su propio futuro hasta explicar qué significa el cierre de Delphi y el sentido de la lucha a los turistas que visitaban la zona con ocasión de los afamados Carnavales.
¿Qué hay detrás de esa búsqueda y esa formidable cosecha de solidaridad? Hay, desde luego, un sentimiento de hermanamiento, de calor humano, que ya es por sí solo sumamente gratificante frente a la atomización imperante en la sociedad actual. Aquí no se trata de dar unas monedas a una “telemaratón”. Aquí se ha visto por ejemplo a trabajadores con contratos precarios de los hipermercados de la zona, jugarse el “empleo”, y perder el equivalente a dos días de salario por secundar, por ejemplo, la movilización del 18 de Abril. Pero además del desarrollo de ese formidable sentimiento fraternal hay también una cierta toma de conciencia. En primer lugar de la identidad de intereses de todos los que compartimos la condición de explotados. Nadie, ni los parados ni los jóvenes con contratos precarios, ni los temporeros del campo, han visto a los trabajadores de Delphi como “egoístas” que defienden el “privilegio” de un puesto de trabajo fijo, sino que han sentido como suya la reivindicación esencial contra los despidos de Delphi: ¡basta ya de que las condiciones de existencia de los trabajadores dependan de los avatares de los negocios capitalistas!. En segundo lugar, los propios sociólogos y analistas de los medios de comunicación, destacan que si la comarca de la bahía de Cádiz se ha puesto en pie, no es tanto porque los trabajadores de Delphi caigan más simpáticos que los de otros sectores, sino porque los trabajadores de diferentes empresas y sectores de esa zona han soportado durante los últimos treinta años sucesivos planes de despidos que han dejado la zona hecha un auténtico solar desindustrializado a la cabeza del ranking del desempleo español. La rabia por los miles de engaños y promesas incumplidas por los políticos de turno se suma a la inquietud por la desaparición de la «la última esperanza que queda para seguir aquí», como declaraba una compañera y madre de trabajadores de Delphi en la TV. Así pues el coraje y la determinación que han demostrado los trabajadores al solidarizarse con los compañeros de Delphi, indica también, como decíamos, una cierta toma de conciencia de que este sistema de no tiene ninguna "solución" que ofrecer a los trabajadores.
Por ello, las autoridades y las instituciones del Estado capitalista han hecho del sabotaje de la solidaridad de los trabajadores su consigna fundamental, y en cambio han sembrado el terreno con todo tipo de trampas, han tratado de presentar como “amigos de los trabajadores” a quien en realidad ha sido y es el verdugo ejecutor de las dictados de la explotación. Así, por ejemplo, cuando la multinacional dio a conocer el plan de cierre, la Junta de Andalucía y el Gobierno español trataron de apaciguar los ánimos señalando la “ilegalidad” de esta decisión que por tanto podría ser revertida por los tribunales. Tal patraña ha podido mantenerse apenas un par de meses, hasta que los jueces han dicho (¡vaya novedad!) que las leyes del Estado capitalista protegen a los empresarios cuando cierran las empresas que no les son rentables. Se necesitaba pues cambiar de engaño y surgió entonces la búsqueda de un “mirlo blanco” que estuviese dispuesto a hacerse cargo de la factoría, pero este señuelo ha resultado igualmente fallido pues estamos asistiendo precisamente a una oleada de cierres de fábricas y despidos en las empresas del automóvil de los países avanzados (como se ha visto en la Volkswagen en Bélgica, o de nuevo la SEAT de Barcelona). Ahora nos vienen con el cuento de que quizás la Junta de Andalucía, o la Diputación de Cádiz pudieran hacerse cargo de Delphi, aunque ya el propio presidente de la Junta de Andalucía, el Sr. Chaves, ha declarado que «no hay soluciones globales para los 4000 trabajadores»,… O sea que no sólo han estado “mareando la perdiz”, como se dice vulgarmente, cansando a los trabajadores, tratando de debilitar su resistencia y su combatividad durante más de dos meses, sino que ahora plantean una “solución”, consistente en enfrentar a unos trabajadores con otros, quebrando precisamente la solidaridad obrera.
Los obreros de Delphi están siendo sometidos a una cruel tortura. Por un lado la propia multinacional colabora en la estratagema aplazando la fecha de cierre definitivo de la factoría, aunque ya no quedan prácticamente trabajos que hacer, lo que acrecienta el nerviosismo y la angustia de los trabajadores. Mientras tanto las autoridades, el comité de empresa, los jefes sindicales se reúnen una y otra vez para analizar “soluciones” que se desvanecen con la misma premura con que se anuncian. Tras dos meses de movilización, y sin que el futuro se aclare, empiezan a aparecer momentos de desánimo que afectan a algunos compañeros. Y de nuevo aparece la solidaridad obrera como si fuera una inyección reanimadora.
Así sucedió el pasado 8 de Mayo, cuando espontáneamente un grupo de menos de 100 trabajadores tomó la decisión, en contra de las directrices del comité de empresa, de cortar una de las carreteras que comunican la factoría. Sin embargo, el número de trabajadores implicados era significativamente menor que en las semanas anteriores. Esto hizo que los trabajadores de las contratas que desarrollan su actividad en la propia factoría, se movilizaran también espontáneamente y reclamaran una mayor implicación de sus compañeros al grito de «¿Dónde están los fijos? ¿Escondidos?», a lo que los compañeros respondieron sumándose masivamente a la manifestación que se prolongó hasta la tarde. Inmediatamente las autoridades convocaron una reunión en Sevilla para el próximo viernes con objeto, como reconocieron abiertamente, de “aliviar” la tensión.
La lucha de los trabajadores de Delphi entra en una fase decisiva de su evolución. A los explotadores no les quedan muchas más patrañas que ofrecer, y aunque la proximidad de las elecciones del 27-M pueda hacer que aplacen unas semanas las decisiones más “impopulares”, se van a ver obligadas, mas temprano que tarde, a desvelar que la amistad de Zapatero y la Junta de Andalucía con los obreros de Delphi, o las rimbombantes declaraciones del Parlamento español en “defensa de los puestos de trabajo de la bahía de Cádiz”, conducen poco más o menos al mismo puerto al que llevó el «yo no os dejaré solos» que les dijo ZP a los del naval.
Los trabajadores deben mantenerse pues en alerta y no consentir caer en las trampas con que intentan dividirnos. Es, por ejemplo, muy peligroso que traten de enfrentar a los obreros fijos y a los de contratas, y ya están intentando hacerlo convocando por ejemplo el mismo viernes a los representantes de los trabajadores de Delphi en Sevilla, y a los de las industrias auxiliares en Cádiz. Solo permaneciendo unidos, sumando nuevos efectivos (por ejemplo en la manifestación inicialmente prevista para la siguiente semana en Sevilla) podemos obtener la fuerza necesaria para resistir los ataques de los capitalistas.
¡Ahora, más que nunca, hemos de estar con los compañeros de Delphi y no dejarlos solos!
¡Luchar con ellos es luchar por nosotros mismos!
¡Frente a la sucesión de planes de despidos y de ataques a nuestras condiciones de vida y trabajo desarrollemos el arma de solidaridad obrera como medio para oponernos con la fuerza necesaria a los planes de los explotadores!
¡Para salvaguardar la unidad de la lucha, esta debe ser organizada por los trabajadores mismos!
¡No dejemos que los tejemanejes sindicales acaben dividiéndonos y enfrentándonos unos a otros!
¡Desarrollemos la organización de la lucha mediante asambleas en las que juntos, “fijos” y trabajadores de contratas, empleados de Delphi y familiares o compañeros de otras empresas o sectores podamos unirnos para sentir verdaderamente la fuerza de la solidaridad!
¡Participemos activamente en las reuniones en las que se decidan las acciones y las movilizaciones contra los despidos!
Acción Proletaria
Corriente Comunista Internacional 10/5/2006
[1] Ver Acción Proletaria nº 194 la hoja que difundimos en Cádiz y en el resto de España sobre la lucha