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A finales del mes de enero, hemos asistido a la Escuela de Formación Obrera (EF0) en Maracay, para participar en una discusión organizada a propósito del documental “Mate y Arcilla”, el cual trató de una empresa de cerámica llamada Zanon, ubicada en Argentina, la cual fue tomada por los obreros después de que fuera declarada en quiebra, con la intención de comenzar una experiencia de autogestión. En vista de que la autogestión y la cogestión, son retomadas hoy por sectores izquierdistas o “anticapitalistas”, pretendiendo darles un carácter “novedoso” y “revolucionario” como ocurre en Venezuela, es necesario desarrollar una posición marxista, acerca del peligro que constituye la mistificación que ambas formas de gestión de la producción encierran ya que significan en realidad una auto-explotación del proletariado, independientemente del país en que pretendan aplicarse. Es importante el desarrollo de este tipo de discusiones, ya que ellas expresan una búsqueda de clarificación por parte de elementos cercanos a las posiciones de clase.
Ya en nuestra plataforma política, hemos tomado posición acerca de la autogestión de la manera siguiente: “Por ello, la autogestión o sea la gestión de la empresa por los obreros en el seno de una sociedad que continua siendo capitalista, si en el siglo pasado era ya una utopía pequeño burguesa, hoy constituye una mistificación claramente capitalista... Arma económica del capital, tiene como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia explotación.”1 .Aunque en el documental mencionado, puede observarse la capacidad de los obreros para organizar asambleas que pusieran en funcionamiento la empresa, lo cual pudiera ser visto como “positivo” o como un “aprendizaje” en función de futuras luchas, tal como afirmaron algunos participantes en la discusión, por ejemplo al afirmar que, “hay que ver la experiencia; hay una dimensión política presente; hay una demostración del poder horizontal, que los trabajadores tomen el control de la producción”, hay que señalar que además de caer en la autoexplotación, la autogestión tiene como fin “dividir a la clase obrera, encerrándola y aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, atar a los obreros a las preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir, desviar al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura del proletariado a escala mundial.”2
Pero no es solamente en Argentina donde se han producido tomas de fábrica. Un ejemplo de esta situación, lo podemos ver con lo que ha ocurrido en la empresa Venepal (ahora Invepal 3), la cual asumirá una estructura cogestionaria 4. La estrategia que ha desarrollado el chavismo, consiste en presentar esta modalidad de cogestión y autogestión como “contrarias al capitalismo”; en este sentido, el mismo Chávez ha afirmado que “estas compañías emergentes no pueden verse a través del lente del capitalismo. Esa no es la forma. Debemos avanzar hacia la cogestión. No debemos temer a los trabajadores ya que son el alma de estas compañías”. El hecho que los trabajadores intervengan de alguna manera en la gestión de la empresa, o que ésta funcione bajo la modalidad de una cooperativa, o que asuman la figura jurídica de “socio”, en nada cambia las relaciones de producción, no elimina ni la ley del valor, ni la propiedad privada, ni la competencia, ni las leyes del mercado, que son las características fundamentales de la producción capitalista. No elimina tampoco, el hecho de que dicha empresa tendrá que funcionar bajo la exigencia de ciertos niveles de productividad, tal como ocurre con cualquier empresa capitalista del mundo. Ellas continuarán operando al interior de la economía nacional, independientemente que el Estado asuma el control de ciertos sectores de la economía nacional a través de expropiaciones o nacionalizaciones, o que compre la totalidad de la producción de la empresa.
Aunque actualmente el gobierno de Hugo Chávez, utilice un lenguaje “radical” que propone el cooperativismo, la cogestión e incluso la autogestión, como modelos que darían mayor participación e incluso control en la dirección de los medios de producción, ello no constituye más que una trampa, ya que el proletariado seguiría sujeto a las leyes del mercado y al más férreo control del Estado capitalista venezolano. De igual forma, en vez de combatir al sector de la burguesía que representa Chávez como clase explotadora, trabajaría con ella codo a codo, perfeccionando los métodos de su propia explotación y luchando por los intereses nacionales, al acompañar a la burguesía en su lucha por hacerse un espacio en el mercado. En cualquiera que sea la modalidad de gestión económica empleada, deben cumplirse las leyes del capital, las cuales obligan a la burguesía a una reducción de costos y a un incremento de los ritmos de explotación; la autogestión y cogestión, constituyen en este sentido, un terreno propicio para aceptar cualquier medida que afecte de manera negativa las condiciones de vida del proletariado; pero también, para que éste quede atrapado entre la necesidad de luchar para defender sus condiciones de vida o defender los intereses de “su” empresa.
Al igual que lo hicieron las facciones de la burguesía que le antecedieron en el poder, el gobierno de Hugo Chávez continuará atacando las condiciones de vida de la clase obrera, bien sea bajo la autogestión o la cogestión, o bajo el ropaje “revolucionario” del “neosocialismo” o “socialismo del siglo XXI” (ver artículo en esta revista). La única forma en que el proletariado logre un control sobre los medios de producción, es destruyendo el capitalismo como sistema social a través de la revolución proletaria, para utilizarlos en función de la satisfacción de las necesidades del conjunto de la sociedad. Si Chávez y sus consortes hablan hoy de autogestión y cogestión como un modelo que “favorecerá” a los trabajadores, sólo lo hacen para apuntalar ideológicamente su proyecto de desarrollo del capital nacional, además de sembrar la confusión y la división entre los trabajadores.
Augusto. 07/04/2005
1Plataforma y Manifiesto de la Corriente Comunista Internacional.
2Idem
3Venepal, empresa venezolana productora de papel, cartón y sus derivados. Detuvo sus operaciones de producción en septiembre de 2004. Posteriormente los trabajadores tomaron la planta, reanudando la producción; sin embargo, la compañía cerró sus puertas en ese mismo mes. En enero de 2005, se emitió un decreto presidencial que nacionalizaba la empresa, asumiendo el nombre de Invepal. Este modelo de cogestión pretende implantarse también en las empresas de Guayana, utilizando como plan piloto a Alcasa (planta procesadora de Aluminio)
4La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), organización sindical oficialista, que apoyó al gobierno en la intervención a Invepal, ha caracterizado el modelo de cogestión de la forma siguiente: “El modelo de cogestión que esta planteado en Invepal es un modelo donde los trabajadores se organizan en una cooperativa. En principio, los trabajadores tienen el 49% y el Estado el 51% (de las acciones), de alguna manera, para garantizar la eficacia de esta cooperativa, pero la perspectiva es que el gobierno, ya puesta en marcha la empresa y viendo su productividad, sus ventas en el mercado, etc, entregue entonces el resto de las acciones para que sea propiedad colectiva de la cooperativa de los trabajadores de Invepal”. UNT: Recuperaremos las empresas cerradas, en manos de los trabajadores, como en Venepal. Documento en línea: [email protected]. 03/03/05.