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Pronunciamiento de la compañera sobre la convocatoria del 25-S
No necesitamos Cortes Constituyentes, ni referéndum de CCOO-UGT, sino avanzar en unificar las luchas, hacer fracasar la estrategia del capital español y europeo (Reforma Laboral, Pacto, Tratado, Ley de Estabilidad, y otras), que ningún otro gobierno ni Cortes tomen el relevo en esa política
Me informan de que la Plataforma ¡En Pie! mantiene su convocatoria y en sus términos, pese a las reuniones e intentos por reconducirla. Aunque no puedo enterarme de más, saco del cajón este texto. Ya no caben más contemplaciones ni esperas con la Plataforma A los Pies del capital.
La Plataforma ¡En Pie!, por medio de internet, ha lanzado un Manifiesto llamando a rodear el Congreso de los Diputados, en Madrid, el día 25 de septiembre, a fin de provocar la dimisión del Gobierno del PP, del Rey, la disolución de las Cortes y la convocatoria de Cortes Constituyentes para elaborar una nueva Constitución, y satisfacer determinadas reivindicaciones. Tras su aparente radicalidad y populismo, tras el atajo, se esconde una trampa. La clase trabajadora no tenemos por qué estar eligiendo entre esta convocatoria aventurera y antiobrera o el sabotaje a la lucha de CCOO y UGT. [Para ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o “Ver imagen” o Copiar o Guardar]
1.- ¿Quién está detrás de esta propuesta? No la clase trabajadora, sino, en el mejor de los casos, pequeños burgueses haciendo el juego a la burguesía. Sienten fobia y tirria hacia la clase trabajadora consciente. ¡Ni se atreven a mencionar las palabras “trabajador”, “clase”, “huelga”!
Enterada por el programa “Al rojo vivo” de la 6ª tv, me han pasado el Manifiesto de la Plataforma y poco más. Es suficiente. Antes de entrar de lleno a analizar sus propuestas (Cortes Constituyentes, etc.), quiero hacer unas observaciones que ayudarán a entender mejor de qué se trata y mi actitud.
No se puede convertir en progresista o revolucionario lo que en sus fundamentos es reaccionario aunque aparente lo contrario, como demostraré. Un movimiento de la clase trabajadora con confusiones se puede superar más allá de su planteamiento inicial. Pero no lo que desde su inicio es una iniciativa aparentemente pequeño burguesa que pertenece al campo de la burguesía y es una amenaza para los trabajadores/as, tanto mayor cuanta más gente confusa quede atrapada en sus redes porque está furiosa y quiere “hacer algo”. Hay que rechazarla, no pretender modificarla y llevarla más lejos. No la necesitamos para nada, podemos impulsar nuestro movimiento. No corramos el riesgo de caer en una trampa. No hay razón para acudir al 25-S. La lucha que nos llevará a la victoria es de corredor de fondo y contra otros objetivos. No nos dejemos llevar por la impaciencia y los falsos atajos que favorecerían nuestra derrota.
En una primera lectura, la indignación y la denuncia de la situación actual recogida en sus dos primeros párrafos, puede dar el pego, aunque no se puede tratar a todas las fuerzas políticas por igual, acusándolas a todas de “enriquecimiento desmedido e ilícito”. Pero cuando lees todo el Manifiesto, te das cuenta de que es un cebo demagógico y populista para que caigamos en la trampa. Porque los intereses que defienden no escapan de los de la burguesía, como lo demuestran sus propuestas. En sus denuncias y objetivos, a pesar de la aparente radicalidad de la exigencia de Cortes Constituyentes, están incluso por detrás de los más conciliadores sindicatos. Y explico y demuestro por qué.
Unos trabajadores/as con una elemental conciencia de clase, y una mínima base teórica socialista (no significa miliar en ningún partido, y menos en el PSOE), nunca habrían escrito este Manifiesto. Unos trabajadores/as se habrían presentado como trabajadores/as y dirigido su llamamiento sobre todo a sus compañeros/as de clase, distinguiéndose de otros ciudadanos como la burguesía y sus servidores en el Estado (partidos políticos burgueses, alta burocracia, militares, policías). Es muy llamativo y revelador que en el Manifiesto no figuren ¡ni una sola vez! las palabras “trabajadores”, “clase”, “huelga”. Aunque exigen “La derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas en contra del estado de bienestar”, la contrarreforma laboral no es exactamente un recorte, ni parte del “Estado de bienestar”, y en todo caso, ningún trabajador/a se habría olvidado de mencionarla expresamente como una gravísima agresión contra nuestra clase a favor de todos los burgueses, sean grandes, medios, pequeños o micros. ¿No será porque los autores del Manifiesto tienen afinidades, cuando menos, con los empresarios micros y pequeños?
Un trabajador/a con una mínima conciencia sabe que los ataques le vienen también de la Unión Europea del Capital, de una estrategia común de toda la burguesía (pactos, tratados, condiciones, rescates) y del papel del Banco Central Europeo. Pero no encontraréis ni una palabra sobre esto, porque no quieren que hagamos fracasar esa ofensiva estratégica, ni nos unamos los trabajadores/as europeos.
Un trabajador/a mínimamente consciente pondrá en el centro de sus denuncias al sistema capitalista, al régimen asalariado del trabajo, y al Estado burgués que lo protege, en lugar de a “los políticos” (a bulto), como rezuma este Manifiesto. Meterse con “los políticos” pero no cuestionar para nada el trabajo asalariado, y ver, como la Plataforma, en el Estado burgués ¡la solución! a los problemas (¡cuando es parte fundamental del problema!), es de lo más burgués y puede llevar a derivas antidemocráticas.
Un trabajador/a consciente no ataca a los banqueros, etc., por su “avaricia”, sino al capitalismo en su conjunto (financiero, agrario, extractivo, industrial, comercial...), por su propia dinámica de funcionamiento basada en la acumulación, en forma de capital, de trabajo no pagado o plusvalía, que hace que la explotación sea inevitable haya más, menos o ninguna avaricia en el burgués. En este Manifiesto, nos encontramos con referencias a los “mercados”, el “poder económico”, la “oligarquía intocable”, la crisis considerada sólo en términos de “estafa”, o de “pretexto” para las agresiones, “la avaricia de los grandes intereses”, la acusación genérica a “banqueros, políticos y empresarios”, pero no al capitalismo y su funcionamiento inevitable.
Un trabajador/a consciente sabe que es precisamente el Estado burgués el encargado hoy de desmantelar el “Estado de bienestar” (los gastos sociales, funcionarios y empleados) como parte de la estrategia conjunta de la burguesía española y europea de abaratar al máximo los costes salariales y sociales de la clase trabajadora y sectores populares, a fin de preservar mejor sus ganancias. Para ello se sirven entre otros del Pacto de Estabilidad y Tratado de Estabilidad de la UE y la Ley de Estabilidad con fecha tope de 2020. Por tanto la solución no puede venir del Estado burgués, sino de la lucha de los trabajadores/as como clase capaz (huelgas, etc.) de derrotar esa estrategia de la burguesía, comprendiéndola a fondo, y derogando sus tijeras y hachas (Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, y derivadas). El Estado tiene una naturaleza de clase burguesa, para proteger el capitalismo, poniendo algo de orden en sus disputas y descarríos, sirviendo de garrote contra los trabajadores/as, y en las luchas contra las burguesías de otros estados (guerras). Pero la Plataforma pretende que el problema del Estado no es intrínseco a su propia naturaleza, sino que esté manipulado por esos sectores como si pudiese ser realmente de otra manera y estar al servicio de la “soberanía popular”, por lo que la solución vendría a través del Estado burgués con una nueva Constitución y representación electoral en las Cortes. Un trabajador/a consciente ve la solución definitiva en la superación del capitalismo y el desmantelamiento de su Estado, no en quitar o poner a unos políticos y hacer nuevas Cortes burguesas, ni en palabras lindas y brindis al sol “por una Sociedad más justa”, “reparto equitativo de la riqueza”, etc., que no son más que un camelo capitalista
Para llegar a la mayoría no se necesita el discurso burdamente populista del Manifiesto. Tal discurso responde a unos intereses de manipulación de masas. Se puede tener un discurso y utilizar un lenguaje al alcance de la mayoría, que sin embargo sea la expresión de un pensamiento social y políticamente profundo y de verdad progresista y revolucionario, y aquí, desgraciadamente, no hay ni lo uno ni lo otro.
Sin embargo, en este Manifiesto, sólo encontramos el más bajo, demagógico y adulador populismo ciudadanista (“nosotros, personas comunes”, “gente común”, “ciudadanos”), dirigiéndose a “toda la ciudadanía” sin distinción de clases; las ilusiones, mitos y fantasías de la clase media radicalizada, de la pequeña burguesía, es decir, sobre todo, supongo, de los profesionales titulados y universitarios que se ven maltratados por el capitalismo, con sueldos bajos, en paro o debiendo emigrar (como en los años 50 y 60 del siglo pasado, los campesinos, trabajadores/as asalariados de baja cualificación o represaliados), pero que siguen depositando sus esperanzas de promoción en papá Estado burgués una vez hecha la limpieza de los actuales políticos.
El populismo y la superficialidad de sus planteamientos, delatan su interés por ocultar las causas profundas de la grave situación y su dinámica, que se encuentran en la naturaleza del capitalismo, en el régimen asalariado del trabajo, en su decadencia histórica, de su crisis actual y de su futuro y de quiénes son los que pueden construir otra civilización: la clase trabajadora. Su anticapitalismo y anti-neoliberalismo son un camelo porque ¡ni mencionan a los trabajadores! Un diagnóstico del todo equivocado, da lugar a remedios peligrosos. Denuncian estafas y fraudes pero no la “estafa” primordial, la del trabajo no pagado como origen de la ganancia gracias al régimen asalariado del trabajo, tal vez porque aspiren a ser “emprendedores”, micro o pequeños empresarios. Pero pretenden haber descubierto las “raíces tan profundas” y plantean unas exigencias que no pasarían de ser como el pastoreo del ganado que come la hierba pero deja sus raíces, de modo que las hierbas (malas en este caso) brotaran con fuerza renovada.
Si Marx y Engels, en su Manifiesto Comunista, parten de y responden a los intereses internacionales de la clase trabajadora y con ella los de la Humanidad; los de Plataforma ¡En Pie!, en su Manifiesto, parten de los pequeños burgueses radicalizados con una perspectiva nacional y, sean o no conscientes de ello, responden a los intereses de la burguesía española y del resto de la Unión Europea, contra la clase trabajadora, como demostraré.
2.- La trampa de las Cortes Constituyentes da la soberanía al Capital. Reivindicaciones subordinadas al programa burgués. Los pequeños burgueses buscan ventajas a nuestra costa. El plan B para derrotarnos
La Plataforma ¡En Pie! no pretende sólo la dimisión del Gobierno, sino la disolución de las Cortes y un nuevo proceso constituyente. Las referencias a las soberanía popular, etc., pueden sonar muy bien, pero son profundamente engañosas. La vida social y política no se mueve según nuestros deseos y discursos, sino según una “leyes” propias de la lucha de clases. Supongamos, y ya es demasiado suponer, que se disolviesen las Cortes y se llamase a un proceso constituyente. ¿Quién constituiría? ¿La voluntad del pueblo, de toda la ciudadanía? ¿Acaso no son ciudadanos y de mil maneras influyentes –poderoso caballero es don dinero– los directivos y propietarios de los grandes paquetes de acciones de los bancos, de las industrias del automóvil, química, armamento, construcción, de las cadenas comerciales, de las fincas agrarias, de las flotas pesqueras, etc.; y dándoles la mano, los altos burócratas del Estado, jueces, generales, jefes de policía, etc.? La sociedad tiene un carácter de clase bien claro: es el capitalismo, basado en el régimen asalariado del trabajo, por el que una clase (la burguesía) se apropia del trabajo no pagado de otra (la clase trabajadora o proletariado) y el Estado que inevitablemente surge de ella protege esta “estafa”. Si no luchas contra el capitalismo y no quieres que la sociedad sea un auténtico caos, debes preservar su funcionamiento. Esto, unido al poder e influencia de la burguesía, se traduce en que el poder constituyente no está en manos del “pueblo”, sino del capitalismo, de la burguesía. Además, tiene el Ejército y la policía, que por su extracción social, organización, disciplina de cuerpo, función e ideología, se identifica y protege los valores del capitalismo, y tiene como su finalidad mantener este orden social. Por eso la Transición resultó lo que resultó, por mucho que desde cierta “extrema izquierda” se reclamase una Asamblea Constituyente más rupturista con el franquismo, pero burguesa, para la que ni siquiera existía la debida correlación de fuerzas porque la burguesía, entre derecha e izquierda, se había decidido por la transición pactada.
Por si fuera esto poco, están los partidos políticos de la burguesía, que bien podrían transformarse camaleónicamente en otros. Y por diferentes que sean, por mucha reforma electoral que se haga de modo que a la izquierda más a la izquierda se le reconozca la representación en votos que tiene, el papel del Estado de gestión de esta sociedad, bajo la presión de “los mercados”, hará que releven al PP en llevar adelante el programa de la burguesía española que es también de la Unión Europea: contrarreforma laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, que suponen derrotar para esta década a los trabajadores/as, abaratarnos y empobrecernos con la reducción de los salarios, el poder totalitario de la patronal en la empresa, y el desmantelamiento efectivo del “Estado de bienestar”.
Las Cortes Constituyentes sólo responde a las pretensiones de unos pocos, para pasar de la Monarquía o a no se sabe bien qué. En cualquier Constituyente, teniendo en cuenta la permanencia del capitalismo y de su Estado burgués (bajo régimen franquista, monárquico constitucional, republicano, presidencialista caudillista…), quien constituye no es “el pueblo”, menos la clase trabajadora, sino quien tiene de verdad el poder para constituir, quien constituye el poder fáctico real, la burguesía con su dominio de los medios de producción, lo que garantiza por el monopolio de las armas a través de los ejércitos y policías. Y quien lo niegue, o es un completo ignorante de la historia real, o un mentiroso.
Para colmo, lo único de verdad organizado y con poder son los partidos políticos que defienden el capitalismo, sea en su versión neo-liberal y cada vez más demo-ultraderechista (PP) o keynesiana de izquierda (Izquierda Unida) o intermedia (el PSOE), y unos sindicatos serviles al capital o que tienen las limitaciones del sindicalismo que los convierten en obstáculos para avanzar en la lucha. Ahora Izquierda Unida (Llamazares, Sánchez-Gordillo) ven con buenos ojos el 25-S (la 6ª tv), sobre todo porque con unas reformas tendrían mayor representación parlamentaria y no importándoles la trampa y los riesgos que supone. Movimientos plurales e interclasistas, con alguna posibilidad de evolución contra el capitalismo, como el 15-M, para nada se pueden equiparar a lo que podría ser un movimiento autoorganizado en base a las asambleas y sus coordinadoras de la clase trabajadora en lucha generalizada por sus reivindicaciones contra el capitalismo y por hacer fracasar la estrategia de la burguesía para derrotarla antes de 2020.
Pretenden hacernos creer los de la Plataforma que son muy listos, que la burguesía y los políticos a ellos no les engañan, y quieren hacernos tragar lo que ellos ya se han tragado: el cebo de la “verdadera democracia”, la “soberanía popular”, el “trabajo justamente remunerado”, el “derecho al trabajo”, con el anzuelo de la democracia burguesa, el Estado burgués, el capitalismo, el explotador régimen asalariado del trabajo. En vez de ir a la raíz y centrarnos en lo que de verdad nos conviene, desviarnos, desperdiciar fuerzas y tiempo mientras la burguesía nos derrota antes de 2020 y tal vez por décadas.
Los partidos se alternan en el gobierno (hoy PP, mañana PSOE u otro), el régimen cambia (franquismo, monarquía constitucional, república, fascismo), pero el Estado burgués permanece (burocracia, jueces y fiscales, cárceles, ejército, policía…), para garantizar la continuidad del régimen asalariado del trabajo (cada vez peor), que otorga a la burguesía su poder en base al trabajo no pagado.
Los convocantes creen y/o quieren hacernos creer que con una nueva Constitución y Cortes, se podrán solucionar los problemas de los trabajadores/as. Estoy de acuerdo con la “derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas en contra del estado de bienestar”. Pero lograr estos objetivos no pasa por unas Cortes Constituyentes ni nuevas elecciones, sino por el fortalecimiento de la clase trabajadora contra la estrategia de la burguesía española y europea, plasmada en la contrarreforma laboral, el Plan, el Tratado y la Ley de Estabilidad, y demás leyes y medidas, para hacerla fracasar con las huelgas y derogarlas, y para ello avanzar en la dirección de la unidad de los trabajadores/as europeos contra esa estrategia conjunta de la burguesía europea. El fortalecimiento de la clase trabajadora y debilitamiento de la burguesía nunca pasará por las alturas, por las instituciones del Estado burgués, sino por abajo, en los centros de trabajo y en la calle, desarrollando la autoorganización y las reivindicaciones de los trabajadores/as, no de los pequeños burgueses desesperados por alcanzar alguna cuota de poder.
Una vez dimitido el PP, y ya que todos los partidos del parlamento son unos impresentables según la Plataforma, con unas nuevas elecciones ¿qué gobierno saldría? ¿un gobierno de concentración de esos partidos? ¿un gobierno con un “tecnócrata” como presidente que ni siquiera habremos elegido? ¿para llevar exactamente qué política? Porque si los partidos incumplen sus promesas electorales, lo mismo ocurrirá con las promesas de este “proceso Constituyente” si es que no tienen ya preparado algún “programa oculto” más siniestro. Sin duda su eje será derrotarnos cuanto antes, con el tope de 2020.
Esta consigna de Cortes Constituyentes puede volver a surgir por iniciativa de partidos reconocidos de la burguesía en el caso de que la crisis del Estado se profundice tanto que, con objeto de “echar un hueso” a los trabajadores/as y sectores populares para que nos entretengamos con él, y de reorganizar sus fuerzas, les convenga realizar cambios institucionales importantes; cambiar lo secundario para que permanezca lo principal, y así asegurar mejor la continuidad de su poder. El Plan B para derrotarnos.
Por mucho que estos pequeños burgueses lo crean, no hay atajos, “trucos de magia potagia”, en la lucha de clases. Los atajos, “la definitiva movilización”, no existen, y demuestran la profunda ignorancia sobre la naturaleza y dinámica de la lucha política en la sociedad de clases en el capitalismo decadente y con las necesidades que tiene el gran capital ante todo de derrotar a la clase trabajadora para 2020.
Los trabajadores/as debemos recomponer nuestra unidad, autoorganización asamblearia y conciencia como clase y fuerza social revolucionaria. Y esto es una labor en profundidad, de corredor de fondo, a veces muy discreta, poco visible, sin efectismos ni espectacularidades, por una vía que no debe dar crédito a las encerronas y los timos que plantean los pequeños burgueses y la burguesía, ni tampoco a sus provocaciones para conseguir una aceleración de la derrota de los trabajadores/as. Porque la lucha, para triunfar, va a ser prolongada; primero hay que salvar hasta 2016 (finales de 2015 término legislatura PP) y 2020 (Ley de Estabilidad) y mirando hacia los 30 con su tremenda crisis. La pequeña burguesía, a diferencia del movimiento de los trabajadores/as asalariados, no puede tener un proyecto propio de sociedad que sea diferente del capitalismo y por eso, en su desesperación, se precipitan y juegan todo a una carta, pero quieren que la carne de cañón la pongamos nosotros.
¿Quieren un verdadero proceso constituyente y que los electos a las instituciones representativas no tengan privilegios y sean revocables en cualquier momento? No será por unas Cortes Constituyentes del Estado burgués, sino por un proceso revolucionario encabezado por la clase trabajadora, para desmantelar el capitalismo y su Estado, e instaurar una nueva civilización, sin régimen asalariado del trabajo, sin explotación, organizada sobre todo a partir de los Consejos de Trabajadores, en base a procesos asamblearios. Este es el único proceso constituyente por el que vale la pena prepararse para luchar y el único del que de verdad cabe esperar soluciones a los problemas llegando hasta la raíz de los mismos.
Pero estos pequeños burgueses no se plantean avanzar hasta ahí, sino cortarnos el camino, porque ven su salvación en el Estado burgués. Con las Cortes Constituyentes y ascendidos al poder los políticos que ellos impulsarán, muchos de los promotores de esta iniciativa se olvidarán de las reivindicaciones que hoy plantean, porque ya no serán los “ingenuos y soñadores” de hoy, se harán “mayores”, “madurarán”, serán “responsables”, “realistas”, y abandonarán las “utopías” que antes defendieron, y lo harán, con la ayuda de la policía y el Ejército, contra los trabajadores/as que quieran de verdad solucionar los problemas. Oiremos de su boca el discurso mentiroso que hoy nos lanza el PP “no nos gusta, no es lo que quisiéramos, pero no hay remedio, es lo que debemos hacer”.
Estoy de acuerdo en que debemos conseguir la dimisión del gobierno, pero no tendrá ningún valor si no es porque estamos comprendiendo bien, desgastando, debilitando, haciendo fracasar la estrategia conjunta de la burguesía española y europea, es decir, echando abajo su contrarreforma laboral, de jubilaciones, sus Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad y demás leyes, porque de lo contrario harán cambios para darnos gato por liebre y cualquier gobierno que les suceda les relevará en esa política. Y para eso necesitamos un largo proceso de huelgas, unificándose, extendiéndose y HG de verdad.
Es justo exigir una reforma fiscal y la derogación de la “amnistía fiscal”, pero si no queremos caer en ilusiones engañosas debemos entender por qué el Estado ni siquiera persigue a fondo el fraude fiscal que sólo de las grandes empresas supone unos 50.000 millones de euros al año y ¡equivale al déficit anual del Estado!. ¿No será porque en las condiciones actuales, el gran capital requiere que se le toque lo menos posible la tasa de ganancia que se vería algo reducida si desapareciese el fraude fiscal y se hiciese una reforma progresiva de la fiscalidad? Porque la cuestión está en a dónde va la plusvalía, el trabajo no pagado, si a las cuentas de la empresa, los bolsillos del empresario o al Estado y vía transferencia en los gastos sociales, encareciendo (para el capital) el coste de mantenimiento de la clase trabajadora. Y la burguesía, empujada por la crisis del capitalismo, ya tiene la estrategia de abaratarnos vía el Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, que son muy rigurosos en el establecimiento de límites de déficit y deuda (a costa de los gastos sociales en la práctica), pero no dan ninguna prioridad a la lucha contra el fraude fiscal y menos a una reforma progresiva de la fiscalidad. Así que si en algún momento se puede conseguir esa persecución y reforma será porque deben hacer una concesión al estar nosotros haciendo fracasar la Ley de Estabilidad, cuestionando por tanto el Tratado de Estabilidad de la UE del que es hija, y el recorte a los salarios y gastos sociales. Pero nuestro objetivo final no es una mayor transferencia de la plusvalía a los trabajadores/as en gastos sociales vía Estado, sino acabar con la producción de plusvalía y por tanto su apropiación por el capital, esto es, suprimir el régimen asalariado del trabajo.
La auditoria de la deuda pública es una reivindicación justa, pero otra ilusión de quienes sueñan con una solución nacional a la crisis. La reforma del artículo 135 de la Constitución, con la iniciativa del PSOE en el gobierno y el apoyo del PP (agosto y septiembre de 2011), ha establecido claramente que el pago de la deuda tiene prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto del Estado (o sea, los sociales y salariales) y que no se discute si se ha aceptado al constituirse, o sea, que de auditorias nada. Esta reforma de la Constitución lo ha sido en previsión del Tratado de Estabilidad de la Unión Europea que la mayoría de los partidos han ratificado el 21 de junio de 2012. Y la deuda ha sido blindada por la Ley de Estabilidad del 27 de abril. No son leyes meramente nacionales, sino que responden una vez más a la estrategia conjunta del capital español y europeo. Por tanto, exige una respuesta no sólo a nivel de España, sino de la unidad de los trabajadores/as europeos que también estarán afectados por sus propias leyes nacionales en aplicación del común Tratado de Estabilidad de la UE. En lugar de perder el tiempo pidiendo una auditoria que no van a hacer, lo que debe exigirse es la derogación de la Ley de Estabilidad, de la reforma del artículo 135 de la Constitución y, de la mano de trabajadores/as de Europa, del Tratado de Estabilidad ratificado, del que todas ellas son hijas obligadas. Una vez derogadas, derrotada la estrategia de la burguesía, tanto en España como en otros países euros, se podría proceder a la auditoria, porque la banca alemana, francesa, etc., ya no podría obligarnos a pagar toda esa deuda, porque tendría también la presión de sus propios trabajadores/as. Pero siendo importante, lo más importante no es la auditoria, sino unir y fortalecer a la clase trabajadora europea, hacer fracasar la estrategia para derrotarnos a todos (también alemanes) para antes de 2020, y entonces ya veremos el paso que más nos conviene dar. [Sobre el Tratado y Ley de Estabilidad, mi texto, desde el mencionado al final]
La creación de nuevos empleos depende de la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora y la estrategia de la burguesía de abaratar los costes salariales y sociales, para lo cual necesita de una gran masa de paro que presione a la baja los salarios. Pero esto no depende sólo ni sobre todo de su voluntad, ni de nuestra presión, pues es una lacra intrínseca al capitalismo, al proceso espontáneo de acumulación de la ganancia, su crisis y decadencia, que seguiremos arrastrando con gran peso cuando menos durante la próxima década de los 20, como anuncian las previsiones del FMI y CES. No hay manera de reducirlo de forma notable si no se consigue un enorme cambio en la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora y la burguesía y esto no ocurrirá tampoco gracias a ningunas Cortes, sino a la lucha de los trabajadores/as españoles cada vez más unidos con los de otros países intervenidos o no, contra la estrategia conjunta de la burguesía europea. Exige derogar la contrarreforma laboral que facilita y abarata los despidos individuales y masivos, y somete a los trabajadores/as a la dictadura de la patronal en la empresa. Pero aun así sería muy difícil, pues depende de la evolución del capitalismo y no tendrá una solución definitiva hasta que no acabemos con el régimen asalariado del trabajo. Por eso, en tanto, teniendo en cuenta que el desempleo no se va a resolver ni en meses, ni en uno, dos, ni cinco años, sino que en plena década de los 20 todavía tendremos como mínimo más dos millones de parados (los correspondientes a la construcción), debemos exigir una prestación por desempleo indefinida. El Manifiesto pretende una ilusoria solución al problema del paro, se refiere a la creación de empleo, pero no denuncia la contrarreforma laboral, ni llama a la lucha de los trabajadores/as por el stop a los despidos y contra el capitalismo mediante la huelga y las huelgas generales. Prefiere quedarse en discursos melifluos y brindis al sol que no llevan a nada. Su pánico a la clase trabajadora es tal que incluso aquí sólo se atreven a hablar de “la gente común” ¡patéticos!
Me parece justa la reivindicación de stop a todos los desahucios. La del parque de viviendas de alquiler social con las de los bancos y cajas ayudados con fondos públicos, choca contra las necesidades de la banca de sanearse cuanto antes vendiendo las viviendas, por lo que es imposible incluso con Cortes Constituyentes.
La Plataforma lanza estas reivindicaciones porque sabe que son brindis al sol, sobre todo si no hay una potente lucha de la clase trabajadora a la que precisamente rehuyen y ponen en riesgo. Y son un gancho pues dependerían de las Cortes Constituyentes, su más serio objetivo (tal vez ni siquiera el verdadero).
El eje que atraviesa todo el Manifiesto es: en lugar de centrarse en constituir una fuerza social en un proceso desde abajo, autoorganizado, dando el protagonismo a la clase trabajadora y sectores populares no explotadores, unificando las luchas, cambiando la correlación de fuerzas con la burguesía en las empresas, centros de estudios, barrios, creando lazos con los trabajadores/as europeos, lo que hace es impulsar un pseudo-proceso de “autoorganización” cuya finalidad no es más que subordinarlo para centrarlo todo en un proceso por arriba, y limitado a España, en las instituciones del Estado burgués, en las Cortes, pretendiendo que podemos hacerlas nuestras, en vez de reconocerlas como las garantes del capitalismo, como el instrumento de la burguesía para derrotarnos, aplastarnos y masacrarnos. Es más, un gobierno de izquierdas que pretendiese resistirse al capital, no tendría ninguna oportunidad si no hubiese previamente una clase trabajadora autoorganizada fuerte. No se puede construir la casa por el tejado. En lugar de liberarnos de ese moderno opio para el pueblo, pretenden engancharnos más a él. Esto no es anticapitalismo, ni anarquismo, ni leches en vinagre. Es un programa burgués, haciendo que esperemos del Estado burgués la solución a nuestros problemas, lo que refleja, en el mejor de los casos, las ilusiones propias de la pequeña burguesía. Pretenden “deconstruir” un régimen, pero sobre todo destruir la conciencia de clase (anticlases) de los trabajadores/as.
No existe para la clase trabajadora la solución nacional y a través de la “democratización” del Estado burgués a la crisis histórica del capitalismo y su deriva a peor. El aislamiento nacional será nuestra derrota (como en Grecia, etc.). Lo que necesitamos es una estrategia local y europea en una lucha prolongada para hacer fracasar la del gran capital español y europeo para derrotarnos antes de 2020 (a poder ser en la actual legislatura del PP). Nuestra esta estrategia pasa fundamentalmente por echar abajo, en Europa el Tratado de Estabilidad, y aquí su versión española, la Ley de Estabilidad, pues es la pieza central de su estrategia para derrotarnos antes 2020 y liquidar después el “Estado de bienestar” e impedir que pongamos límite al Cambio Climático.
3.- La convocatoria de Plataforma ¡En Pie!, supone más un peligro para la HG en Euskadi y el proceso de las luchas que una amenaza para el gobierno. Hagamos fracasar la maniobra de la Plataforma A los Pies del Capital
En Euskadi y Navarra, los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, más CNT, CGT y otros, han convocado Huelga General (HG) para el día 26 de septiembre. Lo mejor sería que se uniesen también CCOO y UGT como hicieron en la Huelga General del 29 de marzo. Por ello CCOO y UGT se vieron obligados a convocarla también para toda España el mismo 29 de marzo. Pero esta vez no están por la labor, y CCOO Euskadi pide a los convocantes que se echen atrás en aras de la “unidad”. Ahora CCOO y UGT pretenden retrasar y eludir todo lo posible la Huelga General (HG) con la convocatoria de un referéndum por el gobierno, y como se negará, con la realización de una consulta por los sindicatos. Proponen un referéndum cuando el único que necesitamos ya es la unificación de las luchas, la HG y la exigencia al Gobierno de dimisión.
Si CCOO y UGT son colaboradores con la burguesía y el Estado y saboteadores de la lucha a la hora de la verdad, la Plataforma ¡En Pie!, cae en el aventurerismo propio de la pequeña burguesía radicalizada, pero con un programa de hecho también antiobrero, incluso más que el de los sindicatos, porque ni atacan a la contrarreforma laboral y evitan como la peste las huelgas de los trabajadores/as.
Todavía no ha madurado ni la conciencia, ni la determinación de los trabajadores/as para llevar una lucha indefinida, mediante una oleada de huelgas, generales y sucesivas, para conseguir la retirada de las políticas antiobreras y antipopulares del gobierno, y la dimisión de cualquier otro gobierno que pretenda relevarle con ellas, buscando la confluencia con los trabajadores/as de otros países, como Portugal, Italia, Grecia, Irlanda, Francia... Una lucha que estaría muy equivocada si tuviese su meta en la exigencia de unas Cortes Constituyentes en el Estado burgués. Las luchas hay que hacerlas para ganar o perder lo menos posible, no para provocar que nos derroten por aceptar la batalla en un campo y términos que les favorecen a ellos, que es lo que hace la Plataforma y su Manifiesto.
El Gobierno de España no es una alcaldía a la que se pueda obligar a dimitir porque se concentren unos cuantos miles de vecinos cerca del Ayuntamiento. Por muchos que se reuniesen cerca de las Cortes, millones de personas apoyan al PP tanto en Madrid como en el resto del Estado y, sobre todo, los poderes fácticos (económicos, militares) tanto en España como en Europa, EEUU, etc. Otros partidos tampoco estarán por la labor, pues sentaría un peligroso precedente de cuestionamiento de las instituciones del Estado. Hay demasiado en juego como para dimitir así de fácil y, menos aun, gastar el cartucho del cambio de régimen que deben reservar para, en una situación más apurada, desviar la protesta.
El gobierno del PP está perdiendo apoyos incluso en sectores sociales que le han votado siempre, como determinadas capas bajas y medias del funcionariado, incluso de la policía, y de los pequeños empresarios y autónomos. Pero no es suficiente. Por sus actos, las denuncias y lucha de los trabajadores/as, debe desacreditarse más, perder más apoyos, verse más aislado, a la vez que lo hace la estrategia del conjunto de la burguesía española y europea, para que sea muy difícil un relevo de esa política por el PSOE o por cualquier otro gobierno o régimen, republicano o lo que sea.
La Plataforma ha estado dando vueltas y rectificando sobre lo que significa “ocupar”, “rodear” y a las formas pacíficas, la legítima defensa, etc. y han surgido sospechosas sobre su verdadera naturaleza, manipulación o intervención de la ultraderecha. También al problema de la ilegalidad o no de rodear el Congreso estando en pleno. Carezco de conocimientos y de información para pronunciarme sobre estos aspectos y no puedo andar buscando en internet. Pero me parece que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y que esta convocatoria, pretendiendo supuestamente empujar al gobierno a la dimisión, como en el judo, el empuje puede ser utilizado para lo contrario, saliendo reforzado y favoreciendo la derrota del movimiento de oposición popular y de los trabajadores/as. Podría ser una provocación para precipitar la derrota, ideada por quien sea.
La concentración en torno a las Cortes, no digamos un intento de ocuparlas (espero que nadie sea tan irresponsable), en lugar de restar apoyo al Gobierno (desgastado por su agresión y el fraude programático electoral), escudándose en que es un “atentado a la soberanía popular representada en el Congreso” en el que está no sólo el PP, sino todos los partidos elegidos en todas las autonomías del Estado, lo puede convertir en el defensor de esa soberanía a los ojos de muchos, dándole más respaldo del que ahora tiene, y la ocasión perfecta al Estado para dar una lección a todos, con la represión policial, detenciones y exigencia de largas penas de cárcel, y así intimidar al movimiento contra el gobierno. No olvidemos que no faltarían a la concentración los exaltados que les faciliten la tarea, incluso los provocadores conscientes, con origen e intenciones inconfesables, pero que no hace falta ser muy lista para imaginar. Excusándose en lo que ocurra, el gobierno tendría pretextos para endurecer todavía más la reforma prevista del Código Penal y empezar a adelantar la reforma de la legislación contra las huelgas, avanzando en el recorte de nuestros derechos y libertades.
Los sindicatos CCOO y UGT han convocado desde la “Cumbre Social” una gran manifestación para el 15 de septiembre en Madrid, con participantes procedentes de muchas partes de España. Visto su programa de referéndum y, en su defecto, consulta, promete tener un contenido muy blando sin concretar en las tijeras y hachas del capital. No aspiran más que a un relevo del PP por otro gobierno que seguirá llevando, sólo que con mayor “consenso” y “mejores” maneras, en lo esencial la misma estrategia del capital español y europeo, pero dándoles a ellos mayor papel en la “negociación” de las agresiones.
Si CCOO y UGT no anuncian antes del 25 cuál va a ser la fecha para su HG, y ya previstos nuevos hachazos con o sin rescate, exigidos o no desde la UE, y contando con la “comprensión” oportunista de personalidades de Izquierda Unida, puede ocurrir que mucha gente, vista la pasividad de los sindicatos, acepte la convocatoria de la Plataforma. De este modo, los sindicatos habrían ayudado a la Plataforma y a las consecuencias que el 25-S puede tener para la HG en Euskadi y posteriormente en España.
Según cómo gestione el Gobierno el 25-S, si se pasasen de rosca dando palos y deteniendo gente, podría tener el efecto de la indignación. Pero el riesgo personal puede ser demasiado y la represión puede, para algunos, dar credibilidad a las Cortes Constituyentes (“si pegan será porque es correcto”) y desviarnos de nuestro verdadero camino. Como en toda España no se habrá convocado HG para el día siguiente, el 26-S, el efecto intimidador puede ser mayor al no poder dar una respuesta inmediata como la HG, y sí más tiempo al Gobierno para tomar medidas y leyes represivas. Podría dar una excusa a CCOO y UGT para retraerse más de la convocatoria de HG y enrocarse en una consulta popular que no irá a ninguna parte. El gobierno, si el 25-S le da argumentos, podría tomar más fácilmente medidas intimidatorias ante la HG en Euskadi y Navarra, apoyándose en que convocan sindicatos nacionalistas, como LAB, ligado a la izquierda abertzale, haciendo amalgamas entre “golpistas antisistema” de Madrid, “radicales” vascos, bla, bla, bla. También influiría el miedo del gobierno a una mayoría nacionalista en las próximas elecciones vascas del 21 de octubre.
La lucha de clases no es un juego, y los trabajadores/as debemos ser capaces de encontrar nuestro propio camino independiente, evitando a Escila y Caribdis de la renuncia a la lucha y su sabotaje por sindicatos como CCOO y UGT, o el aventurerismo y falsas promesas de pequeños burgueses como los de Plataforma ¡En Pie!, o el oportunismo de IU. No se trata de que ellos demuestren lo que son, si es a costa de que salgamos perdiendo, sino de avanzar, fortalecernos, con nuestra propia estrategia.
Los trabajadores/as nos estamos jugando la derrota para esta década, tal vez para antes de 2016 (final legislatura del PP), así que no estamos para propuestas de pequeños burgueses que juegan a rebeldes, que sólo sirven para desviarnos de nuestro verdadero camino, hacernos perder un tiempo precioso, favorecer la estrategia de la burguesía y la provocación que aceleraría la derrota.
El paso a dar para finales de septiembre no es ni el referéndum de CCOO-UGT, ni la convocatoria para el Congreso del 25-S, sino la unificación de las luchas y la HG para todo el Estado y empezar a cuestionar el Plan, Tratado, y Ley de Estabilidad. En cualquier caso, hacer fracasar la convocatoria del 25-S por los enormes riesgos que entraña, por ser una trampa ideológica, y el coste que podríamos pagar.
4- ¿Qué tendrán en la cabeza los de la Plataforma ¡En Pie!? La verdadera tarea central.
El problema fundamental de esta gente no es la ignorancia, sino la posición social que se ocupa, una clase media en proceso de proletarización (asalariados mileuristas o menos), pero que mantiene su mentalidad, psicología y aspiraciones pequeño burguesas y por eso no tienen el menor interés por conocer el mundo capitalista tal cual es, ni acercarse de verdad a la clase trabajadora y su experiencia histórica.
Semejantes fantasías me parece que corresponden a una generación de pequeños burgueses que lo ha tenido “todo” durante su infancia y adolescencia. Llega un momento en que se dan de bruces contra la brutal realidad del capitalismo cuando estalla la crisis mundial y la burbuja nacional, y la burguesía, en su afán por abaratar el trabajo (salarios, gastos sociales del Estado) para lograr más beneficios, está proletarizando a las antiguas clases medias, sobre todo si son asalariadas. Pero lo mismo que les bastaba con pedir para que los padres les diesen todo lo que querían, se creen que, con la actual correlación de fuerzas, basta una concentración “indefinida” (¡!) para llenar de vergüenza a los malos gobernantes, o que se asusten tanto, que se vean obligados a dimitir, y tumbar no sólo un gobierno, sino ¡todo un régimen, Monarquía incluida!, convocar Cortes Constituyentes, nueva Constitución y que todo esto, a través del Estado burgués (el zorro en el gallinero), suponga de verdad una mejora real y radical en las condiciones de existencia de los trabajadores/as y capas populares no explotadoras.
Ni comprenden ni les interesa la verdadera naturaleza de la crisis del capitalismo (se limitan al “neoliberalismo” y al “capitalismo salvaje”, o sea, rascar en la superficie), la estrategia del conjunto de la burguesía española y de la Unión Europea para abaratar la fuerza de trabajo en salarios y en gastos sociales del Estado, sirviéndose para ello de la contrarreforma laboral, del Plan de Estabilidad (déficit máximo inferior al 3% y deuda máxima del 60% del PIB), el Tratado de Estabilidad (déficit para 2020 del máximo 0,5% estructural, deuda máximo del 60%) y, para España, la Ley de Estabilidad (para 2020 déficit del 0%, y llegar a la deuda del 60%, prioridad absoluta al pago de la deuda). Una estrategia, una política a largo plazo, en la que la burguesía, se juega muchísimo, ésta década, la siguiente y los años 30, siendo una prioridad la derrota en ésta década de la clase trabajadora en Europa. Esa estrategia es nuestro enemigo y no van a renunciar a ella por el numerito al que llaman los convocantes. Es más, puede que se sirvan de esa convocatoria para avanzar hacia nuestra derrota.
Los de Plataforma ¡En Pie! dicen ser “anticapitalistas” y estar por la lucha de clases. Hacen un batiburrillo de todas las denominaciones, corrientes y tópicos progres, todos señuelos para enganchar a los descontentos y despistados de izquierdas, a los jóvenes impacientes que “quieren hacer algo” aunque sea meterse en la boca del lobo, porque carecen de una experiencia seria en la lucha de clases, en esa en la que hay hasta muertos y nos jugamos el futuro en una partida estratégica en la sombra. Pero su discurso es tan falso, su propuesta tan burguesa y manipuladora de la clase trabajadora subordinándola al Estado burgués, y su llamamiento tan irresponsable, que sólo puede ser mentira. La burguesía también está por la lucha de clases ¡contra los trabajadores! En su “Definición ideológica” mencionan: “La lucha contra cualquier tipo de explotación de hombres, mujeres, niños y niñas” Cuando se formula así está claro que por explotación no se entiende lo mismo que los trabajadores conscientes (la plusvalía del trabajo asalariado), sino las situaciones extremas, las que denuncian los organismos de defensa de derecho humanos y ONG, las que incluso la misma burguesía reconoce. Lo confirma cuando incluyen “La convicción de la necesidad de conciencia de clase como forma de lucha frente a la oligarquía financiera”. ¡Qué formulación! La conciencia de clase no es una forma de lucha, sino conciencia para la lucha, y limitan esa conciencia, o sea crítica nada más, a la oligarquía financiera, el típico objetivo de la pequeña burguesía que no apunta contra el capital “productivo”, “comercial”, que aspira acumular, sino exclusivamente el financiero que le absorbe una parte de la plusvalía que querría quedarse. Es a lo sumo el “anticapitalismo” al estilo demagógico, de la pequeña burguesía, incluidas sus “nacionalizaciones y control público” de sectores básicos (energía, agua, banca, sanidad, educación) que no son más que Capitalismo de Estado y “Estado de bienestar”. Acumulan los peores defectos de la oposición “radical” y “rupturista” al franquismo y los “post-modernos” del ciudadanismo. Recordemos que los nazis se declaraban partido obrero y socialista, y que los falangistas “auténticos” tenían durante las primeras elecciones democráticas, un discurso más “anticapitalista” que mucha izquierda. Cuidado con los camaleones que dan el pego a tanta hormiguita despistada. Plataforma En Pie, a los pies de la burguesía!
La lucha de clases tiene muchos rostros y el más feroz no está sólo en el pasado, como el golpe militar de Pinochet al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en Chile (11 septiembre 1973, eclipsado interesadamente por el montaje del 11-S de New York), y su dictadura terrorista.
En Alemania, el 17/08/2012, el Tribunal Constitucional, por la puerta de atrás, ha modificado de hecho la Constitución al autorizar la intervención del Ejército en el país en caso de “situación excepcional de naturaleza catastrófica” que excede los desastres naturales ya previstos, dejando la interpretación de tan genérica situación al criterio del Gobierno federal. El SPD y los Verdes, han acogido bien la decisión, aunque algunos ¡hipócritas! lamentan que el Tribunal no haya aclarado lo que entiende con esos términos ¡como si no estuviese claro y lo fuesen a decir con todas las letras para que todos se den cuenta de lo que son! Por eso, el partido La Izquierda (Die Linke), aunque socialdemócrata de izquierda, lo ha rechazado. El gobierno del PP viene preparando la reforma del Código Penal que supondrá un recorte de derechos y libertades, una dinámica de intimidación a las luchas.
En lugar de lo que nos propone la Plataforma ¡En Pie!, la tarea central del momento es: una campaña para que los trabajadores/as comprendan que existe una estrategia de la burguesía española y europea, vía Pacto del euro, Pacto y Tratado de Estabilidad de la U.E, contrarreforma laboral, art. 135 de la Constitución, y Ley de Estabilidad, que exige derrotarnos para antes de 2020 (a poder ser antes de 2016, fin gobierno PP), pues si la “competitividad” sacrifica los salarios, las condiciones de trabajo y el empleo, el objetivo del déficit 0% y la deuda 60% del PIB de la Ley de Estabilidad exige sacrificar los gastos sociales (sanidad, educación, pensiones, etc.), y no tomar las medidas necesarias para limitar al máximo el Cambio Climático. No es cosa sólo del PP. PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN han ratificado el Tratado de Estabilidad de Europa. Si fuésemos lo suficientemente conscientes y listos haríamos un proceso de generalización de luchas y Huelga General, en la que ocuparía un lugar destacado la Ley de Estabilidad, llamando a la unidad de los trabajadores/as europeos contra el Tratado de Estabilidad de la que es hija, la más peligrosa arma estratégica para derrotarnos, abaratarnos y empobrecernos hasta la Mega-Crisis de la década de los 30 con la carestía de la energía. La Ley de Estabilidad es el buque insignia de la flota del capital para derrotarnos y someternos como nunca y por lustros. Hundirlo sería desbaratar su plan estratégico. Este es el camino para vencerles a todos, no el 25-S, ni el referéndum, ni una HG descafeinada.
5.- Plataforma ¡En Pie!, ¡no jugaréis con los trabajadores/as! No os necesitamos para nada, no aportáis nada, sois un obstáculo y un peligro más, apartaos de nuestro camino. Resumiendo, el 25-S merece el rechazo por estas razones básicas:
- Las reivindicaciones que pudieran ser por los trabajadores/as están subordinadas a una estrategia política burguesa (Cortes Constituyentes) y a una falaz salida nacional y “democrática” de la crisis del capitalismo europeo y mundial; son por tanto, de hecho, un cebo.
- Poner por delante las reivindicaciones de los trabajadores/as no es llamar a las Cortes Constituyentes burguesas, sino al proceso de autoorganización (asambleario) y de luchas, cada vez más generalizadas, y unidas a las de los trabajadores/as de toda Europa, contra la estrategia conjunta del capital por derrotarnos para antes de 2020 en aplicación de su Plan y Tratado y Ley de Estabilidad.
- La estrategia independiente de la clase trabajadora contra el capital es la única que de verdad puede acabar poniendo en manos de la clase trabajadora y pueblo trabajador la política, las decisiones sobre nuestro futuro colectivo. Las Cortes Constituyentes las seguirán dejando en manos de los políticos de la burguesía, sean estos los viejos partidos o los aupados por pequeños burgueses como Plataforma ¡En Pie!, o los “tecnócratas”, o los fascistas de nuevo cuño. La “devolución de los poderes al pueblo” sólo vendrá por la supresión del régimen asalariado del trabajo y del Estado burgués. Lo demás ¡mentiras!
- Desvía y pone en riesgo los que deben ser nuestros próximos pasos: avanzar hacia un proceso de unión y extensión de huelgas, más allá de la HG para finales de septiembre u otra fecha.
- La concentración en torno al Congreso puede ser la ocasión perfecta para un reforzamiento del gobierno y paso adelante en nuestra derrota, afilando su arsenal represivo. Una provocación.
- La mejor forma de evitar trampas y provocaciones es disponer de una estrategia correcta que dé respuesta a las necesidades de los trabajadores/as y sus ganas de luchar, que nos permita debilitar las agresiones de la burguesía y su Estado, sea cual sea el gobierno: contra las tijeras y hachas nacionales y de la UE (contrarreforma laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad) y el látigo del BCE.
Mi denuncia ha partido del supuesto más favorable para la Plataforma y aun así sale tan mal parada. Por mis conocimientos no puedo afirmar pero tampoco descartar que sea un montaje de fuerzas nada inexpertas ni ingenuas, con motivos inconfesables. En todo caso ¡Plataforma En Pie, No Pasarás!
Espero quede en casi nada, en un bluff, una fantasmada, pero cuando desde IU les dan luz verde, el riesgo es demasiado grande como para dejarlo a verlas venir en lugar de cortarlo de raíz desde ya. Al menos, sirva de vacuna. Según avance la crisis económica, respondamos los trabajadores/as, y la burguesía se sienta un tanto desbordada, llegarán maniobras más engañosas (lenguaje más proletario y revolucionario, añadir esta o aquella reivindicación). ¡Estad alertas! ¡Estudiad para saber descubrirlas!
Mi petición: no acudáis a la convocatoria, pasad de esa gente, diga lo que diga Izquierda Unida he demostrado su verdadera catadura, no os fiéis un pelo pues en el mejor de los casos son unos pequeños burgueses irresponsables y en el peor unos provocadores (en ambos, un peligro), extended esta denuncia política, haced fracasar la convocatoria, no pongáis en riesgo la HG en Euskadi, y aprended de esta experiencia para sucesivas. Por eso, lector/a, este artículo ¡pásalo! y añade tu denuncia por los medios a tu alcance.
¡Para que no les tomen el relevo: Reforma Laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, al vertedero! ¡Ley 20/2012, de 13 de julio, al gran hachazo, nuestro rechazo, Derogación! ¡Rescate con recortes aprobados en las Cortes, Derogación! ¡BCE, déjate de exigir reducción de salarios, apoya al erario y compra deuda AL Estado, ya! ¡La deuda es de la burguesía, por sus ventajas y fraudes fiscales, por salvar nosotros sus capitales! ¡Constitución, artículo 135, al pie de los acreedores, dejáis a los trabajadores! ¡Ley de Estabilidad, 2020, déficit cero por ciento, menos gastos sociales, mayor empobrecimiento, y del clima calentamiento! ¡Trabajadores europeos, unidos o vencidos! ¡FMI, UE, BCE, dad crédito a Grecia y no el golpe de gracia! ¡Einheit mit den deutschen arbeitern – Unidad con los trabajadores alemanes! ¡Gobierno del capital, gobierno de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡El programa oculto, es de la burguesía! ¡Los trabajadores no estamos de rebajas, Gobierno, date de baja! ¡Gobiernos de la agresión, Dimisión! ¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate! ¡Cortes Constituyentes, siempre de las clases pudientes! ¡[voz solista] De la patronal [coro] Menos salario. [voz] Del Estado [coro] Menos servicios. [voz] Abaratar [coro] Al proletario. [voz] Del capital [coro] El beneficio! [cantarla como “María Cristina me quiere gobernar”] ¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al capital haremos recular! ¡Unid las huelgas, debatid y decidid en asambleas!
Para profundizar en esta línea, mi texto: “Merkel. Mascarón de proa del buque insignia del capital: Tratado de Estabilidad (en España, Ley de Estabilidad)” (03/09/2012) seleccionado como Destacado. kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29504-merkel-mascar%C3%B3n-de-proa-del-buque-insignia-del-capital-tratado-de-estabilidad-en-espa%C3%B1a-ley-de-estabilidad.html Da acceso a otros artículos y libros, todos en Kaosenlared.