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El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte. El "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui".
Los movimientos sociales que se desarrollan desde diciembre pasado en el Norte de África y el Oriente Medio han tenido repercusión a nivel mundial. Estallaron en Túnez y Egipto, y desde allí se regaron como la pólvora. Son la respuesta de las masas explotadas y oprimidas de esa región a la profunda crisis que sacude al capitalismo, que ha llevado a las clases dominantes de esos países (en su mayoría dinastías despóticas) a exigirles más sacrificios y penurias. En estos movimientos ha jugado un papel importante la clase obrera, quien desde hace varios años se ha venido movilizando con protestas y huelgas, principalmente en Egipto y Argelia. Son jóvenes proletarios, afectados por el desempleo y la falta de perspectiva, los que han estado al frente de las revueltas; quienes para manifestarse han asumido métodos de lucha y formas de organización propios de la clase obrera, principalmente las asambleas de calle. En ese sentido, las movilizaciones que sacuden al Norte de África y el Oriente Medio no sólo son el producto de cambios en el mundo árabe, sino también del creciente descontento social y lucha de clases a nivel internacional[1].
Como era de esperarse, las movilizaciones en Túnez y Egipto, que forzaron la salida de las dictaduras de Ben Alí y Mubarck, respectivamente, tuvieron su efecto en Libia. En febrero pasado varios pobladores de la ciudad de Bengasi (la segunda en importancia) y algunos suburbios de la capital, Trípoli, iniciaron protestas contra el régimen de Gadafi; las cuales, al igual que ocurrió en los otros países, fueron duramente reprimidas por las fuerzas militares del estado libio y grupos civiles leales al régimen. A diferencia del giro que tomaron los acontecimientos en Túnez y Egipto, donde el proletariado y el conjunto de las masas explotadas han podido mantener la movilización social pese a toda la represión y manipulación democrática, las facciones burguesas libias han logrado arrastrar al proletariado y las masas libias a una cruenta guerra civil que se ha transformado en una guerra imperialista donde intervienen las fuerzas rebeldes apoyadas por la OTAN y las que respaldan al régimen de Gadafi.
El giro que tomaron las revueltas en Libia se debe principalmente a la debilidad del proletariado libio, expresión del propio atraso del capitalismo libio. El proletariado de ese país no tuvo la fuerza para evitar ser arrastrado por las facciones burguesas confrontadas y de esta manera convertirse en una referencia para las masas explotadas de ese país. Una gran parte de los proletarios que trabajan en la industria petrolera, la principal del país, son inmigrantes de Europa y otros países; quienes, después de intentar algunas huelgas al comienzo de las protestas, no llegaron a identificarse con una "revolución" eminentemente nacional; mas bien, decidieron el éxodo en masa debido al acoso de las fuerzas "rebeldes" a los obreros negros, sospechosos de formar parte de los mercenarios de origen africano al servicio del régimen. En Libia el proletariado y la población se ha visto forzada a tomar parte por uno u otro bando, o a ser presa del fuego cruzado de los bandos en pugna.
Una de las lecciones que arrojan los acontecimientos en Libia para los proletarios del mundo, es la de evitar ser polarizados y arrastrados al terreno de las facciones burguesas que pujan por el poder en tal o cual país. Al final, son los trabajadores y las masas explotadas quienes terminan derramando su sangre en aras de la preservación del estado burgués, que termina siendo controlado por una u otra facción burguesa, o por una coalición de las mismas. Es por ello, que las minorías revolucionarias que militamos en Venezuela hemos insistido en alertar al proletariado venezolano ante la alta polarización que ha existido en el país en los 12 años del régimen chavista, donde se ha acentuado la confrontación entre las facciones oficialistas y de la oposición; polarización que ha ocasionado divisiones en el seno de la clase obrera venezolana, e incluso la muerte de varios proletarios.
El conflicto en Libia sirve de escenario para aguzar la confrontación entre las facciones de la burguesía venezolana
El conflicto libio ha servido de escenario para aguzar las confrontaciones entre las facciones burguesas chavistas y opositoras que pujan por el poder en Venezuela. El gobierno "socialista" de Chávez (junto con sus aliados del ALBA[2]), ha sido uno de los pocos en el mundo que ha dado su apoyo al gobierno de Libia. Por su parte, las facciones opositoras al régimen no han perdido la oportunidad para asimilar al régimen de Chávez con el de Gadafi y exigir al gobierno un pronunciamiento a favor de "la defensa de los derechos humanos" en Libia. En respuesta, el gobierno de Chávez ha denunciado a los opositores como "pitiyanquis", acusándolos de apoyar a los EEUU en su intención de "apoderarse del petróleo venezolano", tal como según él pretenden las fuerzas de la OTAN en Libia. El propio Chávez ha declarado: "Si aquí se generara una violencia como la que está ocurriendo en Libia contra el pueblo y el Gobierno, ¿Ustedes creen que el Gobierno se quedaría de brazos cruzados? No"[3].
Es decir, que ante la emergencia de movimientos sociales masivos, tal como se suceden en el Norte de África y otras partes del mundo, la burguesía venezolana no tendría el menor escrúpulo en llevar al proletariado y al conjunto de la población a una confrontación violenta. En tales condiciones, sin ninguna duda el régimen chavista utilizaría sus fuerzas militares y a sus huestes en nombre de la defensa de la "revolución bolivariana", tal como hoy lo hace el carnicero Gadafi en nombre de la defensa del "pueblo libio". Por su parte, las facciones opositoras aprovecharían tal escenario para unir fuerzas con el fin de intentar derrocar al régimen chavista con el apoyo de la "comunidad internacional". He aquí las lecciones que saca la burguesía venezolana de la situación en Libia.
¿A qué obedece el apoyo de Chávez a Gadafi y a otros sátrapas?
El régimen de Chávez nunca ha ocultado sus simpatías con regímenes de corte dictatorial como el de Gadafi, que ha sometido al proletariado y a la población libia por mas de 40 años a penurias, represión y muerte; no es por casualidad que Chávez haya viajado 6 veces a Libia y el siniestro Gadafi haya visitado a Venezuela en 2009 como invitado de honor[4], en uno de sus escasos viajes a América Latina.
Mas este apoyo no es solamente en el plano ideológico, sino que el "Socialismo del Siglo XXI" que intenta implantar Chávez en Venezuela se inspira en regimenes como los de Corea del Norte, de Pol Pot en Camboya, de Gadafi en Libia, de Fidel Castro en Cuba o la China de Mao. Regímenes que tienen en común, el haber creado un "desarrollo endógeno" basado en una explotación forzada de la fuerza de trabajo, bajo un férreo control social; liderado por élites que la izquierda llama "progresistas" que toman el control del Estado en nombre de la "liberación nacional", la "autodeterminación de los pueblos" y el "antiimperialismo yanqui", para implantar un "socialismo" con particularidades nacionales, regionales y fundamentalistas, como lo pretende Chávez en Venezuela con la ideología del bolivarianismo. En ese sentido, la sustentación ideológica, política y económica de Gadafi expresada en su Libro Verde se da la mano con la ideología del "socialismo bolivariano": no es por casualidad que el PSUV creó recientemente su Libro Rojo[5]. Del régimen libio el chavismo ha calcado algunas enseñanzas: la utilización del petróleo como arma geopolítica; el desmantelamiento progresivo de las fuerzas armadas y la creación de la Milicia Nacional Bolivariana, guardia pretoriana que depende directamente del poder Ejecutivo; polarización de las etnias y la población, entre otras.
Cuando se iniciaron las revueltas contra las dictaduras de Túnez y Egipto, el régimen chavista celebró estos movimientos como el renacer del "socialismo árabe" promovido por el otrora dictador egipcio Gamal Abdel Nasser en los años 50. Es indudable que este apoyo del chavismo a los movimientos en esos dos países se debió a las alianzas de los dictadores Ben Alí y Hosni Mubarack con los EEUU. Pero cuando estas revueltas se extendieron a su aliado Libia, el régimen chavista hizo un giro de 180 grados: dio su apoyo al régimen de Gadafi y justificó la sangrienta represión de sus fuerzas contra la población de Bengasi, ciudad donde se iniciaron las protestas. En esa oportunidad, la televisora de cobertura internacional del gobierno venezolano (Telesur) presentó imágenes de la ciudad de Trípoli para mostrar que el país estaba en calma y que los revoltosos sólo eran unos ladrones y drogadictos apoyados por Al Queda, tal como los calificó Gadafi. De igual manera y sin ningún tapujo, Chávez ha dado su apoyo incondicional al "humanista" Bashar Al Assad de Siria, cuyo régimen ha asesinado a cerca de 2000 personas desde que se iniciaron las protestas en su contra.
Los imperialistas de la OTAN y los imperialistas de menor rango: dos caras de la misma moneda
El chavismo y la izquierda radical condenan la operación "Odisea del Amanecer" emprendida por las fuerzas imperialistas de la OTAN, criticando la inocultable hipocresía de EEUU y las otras potencias, que justifican su acción con la excusa de "proteger el pueblo" libio de las atrocidades del régimen de Gadafi: ¡Viva Libia y su independencia! dijo Chávez por Twitter cuando las fuerzas de la OTAN iniciaron los bombardeos. Pero esas mismas fuerzas de izquierda que condenan las atrocidades de los bombardeos de los imperialistas de las grandes potencias, nada dicen de las atrocidades cometidas por Gadafi en sus aventuras imperialistas en Sudan y otros países del Magreb, que ha diezmado a las etnias bereberes de la región, entre otras. Para ellos hay "imperialismos de derecha", 100% condenables, e "imperialismos de izquierda" al que apoyan al 100%; para ellos, las atrocidades y masacres de los grandes imperialismos son diferentes de las cometidas por los imperialismos de talla menor de los gobiernos "revolucionarios".
Con la misma hipocresía y cinismo de las fuerzas imperialistas de la OTAN, se comporta el "petit" imperialista Chávez, cabeza de "bloque" de los países del ALBA, quien criticó de esta manera las acciones militares aprobadas por la ONU: "...Son los señores de la guerra. Hay que ver que irresponsables y detrás está la mano de Estados Unidos y sus aliados europeos, en vez de tomar el camino que nosotros [los países del ALBA] modestamente venimos proponiendo...cese al fuego y que se retome el camino de la paz y se acabe la imposición de los poderosos"[6]. Pero el "humanista" y "promotor de la paz" Chávez, tal como lo dijimos, no se quedará de "brazos cruzados" ante las amenazas contra su régimen capitalista que intenta implantar un despotismo sobre la población: en nombre de la defensa de la patria y las amenazas del "imperio", se han armado hasta los dientes comprando armamento militar a Rusia, China, España, etc.[7]; armamento exhibido en el imponente desfile militar del 5 de julio pasado para celebrar el bicentenario de la independencia de Venezuela. Ya sabemos contra quienes se utilizará este armamento y los fusiles Kalashnikov que Chávez pide se le entreguen a la Milicia Bolivariana: no será precisamente contra las fuerzas del "imperialismo yanqui" o contra la eventual agresión de la "oligarquía colombiana"; sino contra la población venezolana, chavista y no chavista, ya que las bombas y la metralla no hará distinción entre unas y otras. Tanto los grandes imperialistas de la OTAN, como los pequeños imperialistas como Gadafi o Chávez, son unos hipócritas y asesinos; son las dos caras de una misma moneda.
El proletariado no debe servir de carne de cañón de la burguesía
Ya el régimen chavista ha mostrado su verdadero carácter de clase burgués frente al proletariado venezolano: las luchas y protestas de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida, que se han arreciado con el avance de la crisis mundial del capitalismo, cuando no son reprimidas abiertamente por las fuerzas del Estado o por las bandas de choque promovidas por el gobierno, son amedrentadas o criminalizadas (ver artículos en esta revista). En este sentido, la "revolución bolivariana" responde tal como lo hacen todos los gobiernos del mundo en su defensa de los intereses del capital. De esta situación no escapan otros sectores de la población, que se ven en la necesidad de protestar contra el Estado debido al deterioro de los servicios públicos y el crecimiento de la pauperización, mientras a los altos dirigentes del régimen les es imposible ocultar el crecimiento de su riqueza.
Por su parte, los opositores, de la manera más hipócrita, presentan a diario a través de sus medios de comunicación las protestas de trabajadores y la población; con el fin expreso de mostrarse como los verdaderos demócratas que apoyan al pueblo. Bien sabemos, que de llegar al poder, tampoco dudaran en reprimir las protestas de trabajadores y de la población depauperada.
Es tal el grado de descomposición en las filas de las facciones de la burguesía venezolana, que es impredecible cuál pueda ser el desenlace de su confrontación. En la medida que se acerca la fecha de la contienda electoral por la presidencia, cada bando arrecia sus acciones: el chavismo "radicaliza la revolución" y todo indica que van a hacer lo imposible por mantenerse en el poder (incluso, militares del Alto Mando han dicho que no reconocerían los resultados electorales, de serles desfavorables); por su parte, los opositores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática, apoyados en los desaciertos y en las debilidades del régimen, se han propuesto sacar a Chávez del poder.
Por las alianzas y ambiciones imperialistas del régimen chavista es posible que, de desatarse una confrontación, en ella intervengan fuerzas de otros países, por lo menos de los países del ALBA; de hecho hay "asesores" cubanos a varios niveles del Estado. Sea así o no, el proletariado debe evitar ser arrastrado a una confrontación donde triunfaría una u otra facción del capital, y él sería el gran perdedor.
Los proletarios y sus minorías mas politizadas, debemos tener presente que no hay salidas a este atolladero ni con la continuidad del régimen chavista ni con las "salidas" democráticas que propone la oposición. De hecho, las facciones opositoras seguirán pidiendo nuestro apoyo, mientras el régimen nos somete a la precariedad y desempleo; en un contexto donde existe la posibilidad que nos masacren como en Libia o Siria, mientras ellos preparan "la transición democrática". La necesidad vital del proletariado es mantenerse en su terreno de clase; mientras el proletariado se mantenga en pie de lucha y unifique sus luchas, se transformará en una fuerza esperanzadora para las otras capas no explotadoras de la sociedad.
Otro aspecto crucial que debemos tener presente es que las "guerras de izquierdas" son también guerras imperialistas a las que el proletariado tiene que oponer una guerra de clases contra la burguesía en cada capital nacional.
Internacionalismo
23/07/11
[1] Ver artículo en nuestro sitio en Internet ¿Qué está pasando en Oriente Medio? /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio
[2] Alianza Bolivariana para las Américas, promovida por Venezuela Y Cuba para contrarrestar la influencia del ALCA, promovido por los EEUU. Además de esos países, lo integran Ecuador, Bolivia, Nicaragua y algunos paises caribeños.
[3] El Universal 27/02/11.
[4] Ver artículo "Apoyo de Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega a Muamar Gadafi - Cuando los capos se dan la mano" en el sitio de la CCI en Internet /revolucion-mundial/201104/3093/apoyo-de-fidel-castro-hugo-chavez-y-daniel-ortega-a-muamar-gadafi-cua
[5] Partido Socialista Unido de Venezuela creado por el régimen de Chávez, quien en su congreso extraordinario de 2010 formalizó su creación con el Libro Rojo.
[6] El Universal 20/03/11
[7] Según cifras del "Stockholm International Peace Reserch Institute" de 2010, Venezuela ha destinado $ 33.346 millones en gastos militares durante el gobierno de Chávez, uno entre los más altos de la región. La compra de armamentos a Rusia ha sido de $ 9.400 millones (casi un tercio de los gastos en armamentos).