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Publicamos a continuación la declaración que, a propósito de la guerra en Libia, ha realizado el KRAS, sección en Rusia de la anarco-sindicalista International Workers' Association. La CCI quiere saludar calurosamente el internacionalismo que anima esta toma de posición, que no debe sorprendernos pues, ya en el pasado, el KRAS había dado muestras constantes de su defensa de las posiciones internacionalistas: en 2008 contra la guerra en Georgia y, antes de ello, en sus tomas de posición contra las guerras en Chechenia en los años 1990, oponiéndose a cualquier apoyo político a los diferentes bandos burgueses en conflicto.
Lo que compartimos con ellos, y lo que verdaderamente cuenta para nosotros, es el hecho de que una organización como el KRAS se sitúe, sin ningún lugar a dudas, en el campo internacionalista de la clase obrera ante una cuestión de importancia fundamental como es la guerra imperialista.
Pero si la guerra entre los estados de Rusia y Georgia (una gran potencia y un micro-estado) dejaba claramente entrever el carácter imperialista de la confrontación entre gánsteres burgueses, la naturaleza imperialista de la guerra en Libia queda más camuflada con la mentira de las "motivaciones humanitarias" de la intervención. En efecto, los Estados que llevan semanas realizando incursiones y bombardeos contra el régimen brutal e irracional de Gadafi, se aprovechan de la simpatía de los trabajadores por las revueltas del norte de África para justificar una guerra que tiene como objeto, así nos lo aseguran cínicamente, apoyar la oleada de democracia que está derrocando a los "dictadores" en el norte de África y en Oriente Medio. Pero esto es completamente falso tal y como pone nítidamente de manifiesto la toma de posición del KRAS. Queremos, no obstante, comentar brevemente dos aspectos de esta declaración, con objeto, sobre todo, de animar el debate en el seno de nuestra clase.
Estamos de acuerdo con el KRAS en que las revueltas que han tenido lugar en países del norte de África como Túnez y Egipto, no son revoluciones proletarias del tipo de las que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial, cuando la clase obrera fue capaz de constituirse en clase y, en Rusia, llegar a la toma el poder. Por ejemplo la situación en Egipto, que la prensa burguesa ha calificado como una gran "revolución por la democracia", muestra claramente que la burguesía se ha mantenido en el poder utilizando la manida estratagema de dejar caer al clan Mubarak y ascender a un gobierno con una imagen más democrática. Pero creemos también que aunque la clase obrera de esos países se encuentre todavía muy atrapada en ilusiones sobre la democracia, el nacionalismo e incluso la religión; no es menos cierto que ha vivido una experiencia de lucha de un considerable valor histórico. Los métodos de la clase obrera han tenido un impacto real en las revueltas sociales en el mundo árabe: tendencias a la autorganización, ocupación de las plazas centrales de las ciudades para agruparse y para dotarse de una organización masiva, organización de una autodefensa contra los matones y la policía, el rechazo de la violencia gratuita y los saqueos, un esfuerzo para superar las divisiones religiosas, los intentos de confraternización con los soldados rasos,...: «No es ninguna casualidad que esas tendencias se desarrollaran más fuertemente en Egipto, donde la clase obrera tiene una larga tradición de lucha y que en un momento crucial del movimiento, emergió como una fuerza destacada, desencadenando así una oleada de luchas que, como las de 2006-2007, hay que valorar como "germen" de la futura huelga de masas de la que contiene algunas de las características más importantes: la extensión espontánea de las huelgas y las reivindicaciones de uno a otro sector, el rechazo intransigente de los sindicatos estatales y ciertas tendencias a la auto-organización, la lucha por reivindicaciones económicas junto a reivindicaciones políticas. Ahí podemos ver a grandes rasgos, la capacidad de la clase obrera para emerger como portavoz de todos los oprimidos y explotados y plantear la perspectiva de una nueva sociedad.» [1]
Estas debilidades políticas, y especialmente las ilusiones democráticas y nacionalistas, son las que han desviado a la población de Libia del terreno en que inicialmente se rebelaron contra el régimen de Gadafi, a una guerra entre diferentes bandas de la burguesía por el control del Estado libio. A ésta ha venido a sumarse la acción imperialista de las grandes potencias. Esta transformación de la revuelta social en una guerra entre facciones burguesas se ha visto indudablemente facilitada por el hecho de que la clase obrera en Libia es sumamente débil, compuesta esencialmente de mano de obra emigrada, que se ha preocupado sobre todo de huir de la masacre, pues le era muy difícil identificar sus intereses con los de un movimiento tan dominado por el nacionalismo. Lo que ha sucedido en Libia es un ejemplo trágicamente negativo de la necesidad de que la clase obrera ocupe un papel central en todas las revueltas populares. Su desaparición de la escena social es lo que explica en gran medida los derroteros guerreros por los que ha derivado la situación allí.
En segundo lugar, la declaración del KRAS llama a los trabajadores de Europa Occidental y de Estados Unidos a manifestarse contra esa guerra presuntamente humanitaria. Este llamamiento nos parece fundamentalmente correcto puesto que sólo la clase obrera de los países que están tomando parte en la guerra en Libia puede detener esa masacre. Pero también hay que reconocer que eso, desgraciadamente, es hoy por hoy imposible. Es verdad que ha habido protestas contra la intervención de la OTAN, pero han sido sumamente minoritarias. En Francia, por ejemplo, y a pesar de que es el país que se ha implicado más a fondo en esta guerra, muy poca gente cuestiona abiertamente los bombardeos. No hay que olvidar que esta guerra está siendo apoyada por los partidos de la Izquierda del capital. Por todo ello hay que admitir que a la burguesía le está resultando fácil, por ahora, conseguir la aceptación de esta guerra invocando la solidaridad con los oprimidos por el régimen de Gadafi.
CCI, Julio 2011
¡Abajo la nueva guerra en el norte de África!
Declaración de los anarcosindicalistas rusos de KRAS-IWA contra la guerra en Libia
La "humanitaria" intervención de la OTAN, animando y proporcionando ayuda militar a uno de los bandos de la guerra civil en Libia, demuestra una vez más que no existen "revoluciones" en el norte de África y Oriente Medio. Tan solo una constante y cruel lucha por el poder, el beneficio, la influencia y el control de los recursos petrolíferos y de zonas de importancia estratégica.
El profundo descontento y las protestas socio-económicas de las masas trabajadoras de esa región, aguijoneadas por la crisis económica global (ataques a las condiciones de vida de los trabajadores, aumento del desempleo y la pobreza, extensión de la precariedad en el empleo), han sido utilizadas por los grupos políticos de la oposición para llevar a cabo golpes de Estado en los que zafarse de la tiranía de corruptos y seniles dictadores, y ponerse ellos en su lugar. Movilizando a los parados, los trabajadores, y los pobres como carne de cañón, las fracciones opositoras de la clase dominante, pretenden en realidad distraerles de sus reivindicaciones sociales y económicas, con promesas de "democracia" y "cambio". Lo cierto es que la llegada al poder de este abigarrado bloque de segundones parlamentarios despechados de la élite dominante, liberales, y fundamentalistas religiosos, no supondrá mejora alguna para los trabajadores. Ya sabemos que representa la victoria de los liberales: nuevas privatizaciones, agudización del caos de los mercados, emergencia de nuevos billonarios al mismo tiempo que se agrava la pobreza, el sufrimiento y la miseria de los pobres y los oprimidos. En cuanto al triunfo del fundamentalismo religioso implicará el auge del clericalismo reaccionario, la implacable represión de las mujeres y las minorías, y una inevitable deriva hacia una nueva guerra árabe-israelí, con nuevas cargas para las espaldas de las masas trabajadoras. Ni siquiera en el escenario "ideal" del establecimiento de regímenes democráticos representativos en el norte de África y Oriente Medio, la clase obrera tiene nada que ganar. El trabajador que está dispuesto a arriesgar su vida en provecho de la "democracia" es como el esclavo que se compromete a morir por el "derecho" a elegir su amo. La democracia representativa no se merece ni una gota de sangre humana.
En la lucha por el poder que se está desarrollando en la región, los estados europeos de la OTAN y Estados Unidos han tomado partido descaradamente por los grupos de la oposición política, contando con que una victoria de éstos, y la "democratización" del modelo de dominación política les reporte nuevos beneficios y privilegios. Al respaldar la "democratización" de Túnez y Egipto calculan que podrán reforzar su influencia en esas regiones, librando a sus "inversores" capitalistas de la corrupción de los dictadores, y haciéndoles partícipes, junto a los ricos de los nuevos clanes gobernantes, de las privatizaciones que se avecinan. Con su apoyo a los liberales, los monárquicos y los fundamentalistas religiosos de la oposición en Libia, que actúan además en comandita con antiguos e importantes dirigentes del régimen de Gadafi, aspiran a hacerse con el control de las ricas reservas petrolíferas. Junto a ellos vemos también a algunos estados árabes que pugnan por ganar peso para defender mejor sus propias ambiciones en la región.
Todas esas grandes potencias emplean una y otra vez los bombardeos aéreos y el fuego de artillería para "salvar" la vida de las personas y "liberarlos" de las dictaduras, pero matan más y más gente. Los gobiernos de los países de Europa Occidental y de los EE.UU. son verdaderos campeones de la mentira y la hipocresía. Ayer ayudaban a esos mismos dictadores, les abrazaban y les vendían armas. Hoy les apelan a que "escuchen lo que pide la gente", aunque, eso sí, no dudan en absoluto en reprimir las protestas de la población de sus propios países e ignorar sus reivindicaciones. Hoy, la inmensa mayoría de la gente de Francia o Gran Bretaña, Grecia o España, Portugal o Irlanda, se niega a pagar de su bolsillo las ayudas que se brindan a los bancos y las empresas, y protesta abiertamente contra los planes antisociales de austeridad, de recorte de las pensiones, y las reformas laborales. A ellos les responden esas mismas autoridades que "la democracia no se rige por la calle".
Una intervención con justificación "humanitaria" proporciona a la clase dominante de Europa Occidental y Estados Unidos una gran oportunidad para distraer a la población de estos países de las consecuencias de la crisis actual. La victoria cantada en esta guerra por "la libertad del pueblo" y "la democracia", está diseñada para que los trabajadores europeos y norteamericanos se olviden de las políticas antisociales de sus gobiernos y sus capitalistas, y vuelvan a sentirse orgullosos de lo "humanos" y "justos" que son sus explotadores, reeditando así una vez más la Santa Alianza entre opresores y oprimidos.
Llamamos a todos los trabajadores del mundo a no caer en este fraude "democrático" y "humanitario" y a que se opongan enérgicamente a esta nueva escalada de la barbarie en el norte de África y Oriente Medio.
Si pudiéramos hacer llegar nuestra voz a los explotados y los oprimidos de esas regiones, a pesar de los miles de kilómetros de distancia geográfica y las barreras idiomáticas, les exhortaríamos a que retornaran a las motivaciones sociales y económicas originarias de sus protestas, a rebelarse, luchar, y manifestarse contra el descenso de los salarios y los aumentos de precios y el desempleo; por la liberación social y no por dejarse arrastrar al juego político de las pugnas entre diferentes facciones de la clase dominante.
Llamamos a los trabajadores de Europa y Estados Unidos a que salgan a la calle para protestar contra esta nueva guerra "humanitaria" que se hace en interés de los capitalistas y sus estados. Llamamos a todas las secciones de IWA - International Workers Association (Asociación Internacional de Trabajadores) -, a que acentúen su agitación internacionalista y antimilitarista y que pongan en marcha manifestaciones y luchas contra la guerra.
¡ABAJO LA GUERRA!
¡ABAJO TODOS LOS ESTADOS Y TODOS LOS EJERCITOS!
¡NI UNA SOLA GOTA DE SANGRE PARA LA FALSA ALTERNATIVA DICTADURA O DEMOCRACIA!
¡NO A LOS GOBIERNOS Y TAMBIEN A SUS "OPPOSICIONES"!
¡SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DEL PUEBLO TRABAJADOR POR LA EMANCIPACION SOCIAL!
¡VIVA LA AUTOADMINISTRACION GENERAL DEL PUEBLO TRABAJADOR!
Confederación de Anarco-Sindicalistas Revolucionarios (KRAS),
Sección de la IWA en la región de Rusia
Julio, 2011.
[1] Ver en Revista Internacional nº 145 ¿Qué está pasando en el Magreb y Oriente Medio? /revista-internacional/201104/3088/que-esta-pasando-en-el-magreb-y-oriente-medio