La IIª guerra mundial y el paso de los trotskistas a la contrarrevolución

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Actualmente se tiene acceso a los documentos[1] que dan testimonio del papel contrarrevolucionarios de todas las sectas trotskistas durante la segunda guerra mundial. Pero los hechos superan todo entendimiento, y es con aún mayor vigor y repugnancia que se les debe denunciar cuando se leen sus posiciones políticas.

Sea cual fuera el grupo al que pertenecieran, los trotskistas han renegado, abandonado el campo obrero y el internacionalismo proletario en el curso de la segunda guerra mundial. Las posiciones revolucionarias clásicas del movimiento obrero sobre la guerra imperialista en el siglo XX: derrotismo revolucionario, rechazo de toda consigna nacionalista y combate contra la propia burguesía de su propio país, han sido pisoteadas por todos los trotskistas.

La defensa de un campo imperialista: la URSS les lleva naturalmente al terreno nacionalista y burgués a través de tácticas coyunturales muy diversas, pero todas contra revolucionarias.

Es así que enrolados por los intereses de un campo burgués, han participado en la guerra imperialista y lo que es más dramático, han conducido a los obreros que les seguían a hacerse masacrar por los intereses de un campo imperialista que no son los suyos.

De la ocupación de Francia a la entrada de la URSS en guerra (Junio 1940-Junio 1941)

Las dos fracciones trotskistas existentes en Francia en 1939 (provenientes del ex -POI y del ex -PCI) fueron excluidas una tras otra del PSOP de Marceau Pivert[2]. Los trotskistas después de haber realizado toda una política de entrismo en el campo enemigo de los trabajadores, la socialdemocracia, había en efecto recomenzado las mismas políticas de entrismo con los “socialistas de izquierda” del PSOP. Son excluídos durante el otoño de 1939 después de la declaración de guerra. Toman entonces actitudes opuestas pero que apoyan sin embargo ambas a una fracción de la burguesía:

1) el “comité francés por la IV internacional”, que reagrupa a antiguos militantes del POI de preguerra, sostiene a la fracción “democrática” gaullista.

2) Los militantes del ex PCI de preguerra apoyan a la fracción fascista.

El «comité francés por la IVª Internacional

Este salió de los antiguos militantes del ex POI (fracción reconocida por la IV internacional). Publica en 1940 las “ Tesis nacionales” del comité francés (boletín del comité por la IV internacional” 20 de sep. 1940 por unanimidad del comité central) que consideraba a Francia como una “nación oprimida”, “semicolonial”. Estas tesis conducen a esta fracción a defender la idea de que hacia falta liberar al estado nacional antes que hacer la revolución. Es la posición clásica de los trotskistas, valedera para todas las naciones del tercer mundo. Por esta vía, esta fracción apoyará a lo que llama las “aspiraciones liberadoras de las masas” y de manera “crítica” a la “resistencia”. Aún desde un punto de vista trotskista, estas posiciones van tan lejos en la abyección nacionalista y contrarrevolucionaria que serán enseguida condenadas por las “tesis” de la conferencia europea de la IV internacional de febrero de 1944:

«en lugar de distinguir entre el nacionalismo de la burguesía vencida (...) y el “nacionalismo” de las masas (...) la dirección del POI considera como progresista la lucha de su propia burguesía, no toma distancia frente al gaullismo y se conforma con darle una forma terminología más “revolucionaria”. Poniendo a la burguesía francesa imperialista y vencida al mismo nivel que el de las burguesías coloniales, la dirección del POI adquiere una concepción completamente falsa de la cuestión nacional y difunde peligrosas ilusiones en cuanto al carácter de las organizaciones nacionalistas que, lejos de constituir “aliados” hipotéticos para el proletariado revolucionario, como la vanguardia contrarrevolucionaria del imperialismo»

Esta condena no arregla nada desde el punto de vista revolucionario; por el contrario confirma las posiciones nacionalistas de la IV Internacional y su apoyo “critico” al movimiento de masas de la “Resistencia”.

En efecto, si se prosigue la lectura de estas “Tesis” se constata que critican igualmente la actitud de la otra fracción, el exPCI, conocido a partir de 1943 con el nombre de “Comité Comunista Internacionalista” (CCI), de tener una actitud “sectaria”.

Evidentemente esta fracción no es mejor.

El exPCI publica entonces “La Seule Voie” [“La única vía”]. ¿Por qué la conferencia europea de la IV Internacional critica sus política en las “Tesis”? ¡Porque este se aísla de las masas! ¿Quería decir ello que los primeros en mezclarse con las masas nacionalistas tenían entonces la Razón? ¡Sí!. El texto de condena prosigue denunciando al CCI «que rechaza obstinadamente distinguir entre el nacionalismo de la burguesía y el movimiento de resistencia de las masas».

De hecho la conferencia europea confirma oficialmente en estas “Tesis”, el apoyo del movimiento trotskista a la “Resistencia”.

Las orientaciones políticas de esta fracción (del exPCI) son igualmente nacionalistas y no tienen nada que envidiar a las del “Comité francés”. En efecto, la organización les ha dado “como misión” a Henri Molinier y Roger Foirier la de trabajar «en el interior de una organización fascista y entre sus mejores dirigentes». Henri Moliner jugó un papel relativamente importante en el “Rassemblement National Populaire” [“Agrupación Nacional Popular”] (RNP) de Marcel Deat, que era un movimiento favorable al nazismo. Este “entrismo” sería justificado por esta corriente con la idea de que los alemanes iban a ganar la guerra y que el fascismo se iba a instalar por un largo periodo en Europa. En este contexto las organizaciones fascistas se convertían en organizaciones de masas, y había que aprender a vivir con ellas.

La IV Internacional se hallaba desde su creación gangrenada por el centrismo pero con la guerra mundial pierde todo lo que aún le restaba de orientación marxista.

Tanto al uno como al otro grupo, la defensa del “Programa de transición” y la posición de “no aislarse de las masas” les lleva a sostener a una fracción de la burguesía contra otra y mediante esto, conducen a los obreros a la guerra en favor de un campo imperialista.

Volvamos a las orientaciones del “Comité francés” el más apto para mistificar a los obreros al luchar contra el fascismo, la otra fracción era menos peligrosa desde el punto de vista de los trabajadores porque la clase obrera en Francia no pensaba entonces ¡que Hitler o Pétain defendían sus intereses!

“La Verité” (“La Verdad”-órgano del Comité francés-) escribe:

«Integrarnos en el movimiento de patriotismo popular, ampliar nuestra base de acción, (...) no puede más que permitirnos progresar y enraizar nuestra actividad en las masas (...) E lrenacimiento de nuestro país depende de la iniciativa del pueblo de Francia (...) Sólo la iniciativa popular puede revivir a Francia. Sólo los comités formados para crearla, organizarla, dirigirla, pueden reemplazar los engranajes de la Francia difunta (...) Francia no saldrá del atolladero más que por la iniciativa de las masas populares, unidas en la lucha por una Francia nueva».

No se puede hacer nada mejor en materia de chovinismo y en llamados a los obreros a hacerse masacrar en la guerra imperialista a través de la “Resistencia”. Para culminar, “La Verité” (n° 6, 15 nov 1940) lanza la consigna de creación de “Comités de vigilancia nacional” “para controlar el movimiento”. Se trataba de dirigir, organizar el “movimiento de conmemoración del 11 de noviembre de 1918” (fiesta de la victoria del imperialismo francés durante la primera guerra mundial) después de la manifestación nacionalista en París, bajo el Arco del Triunfo el 11 de noviembre de 1940.

La entrada de la URSS en la guerra (Junio 1941)

Desde la entrada en la guerra por parte de la URSS, la política de los trotskistas evoluciona y tiende a homogenizarse en el apoyo común a la URSS. Porque, claro, “hay que defender a la URSS” y por ello “constituir comités obreros de resistencia”. Pero no se atreven aún a hablar abiertamente de la “Resistencia”: la “Resistencia francesa” gaullista contra el ocupante es caracterizada entonces por el “Comité francés” como un movimiento anti-imperialista de la pequeña burguesía. Pero la creación de los “comités obreros de resistencia” son a pesar de todo la preparación y la puerta entreabierta para defender abiertamente la futura “Resistencia”.

En las tesis adoptadas en 1942 se puede encontrar una expresión adornada de verborrea radical para camuflar de hecho, una política también burguesa, guerrera y chovinista: «En la situación actual, la rabia de la pequeña y mediana burguesía  se dirige naturalmente contra la dominación sobre Europa del capital financiero alemán y de la GESTAPO».

He aquí como a través de este apoyo “critico”, los trotskistas se justifican y se arrojan en la guerra imperialista. La Socialdemocracia francesa durante la primera guerra mundial había justificado entonces, su apoyo a la burguesía francesa por la lucha contra la reacción prusiana.

Los trotskistas adornan su participación en la guerra imperialista con justificaciones igualmente falaces. Para éstos últimos se trataba de luchar contra la Gestapo y el capital financiero alemán ¿Dónde está la diferencia? Lenin y los revolucionarios rompieron con la Socialdemocracia y fundaron la 3ª Internacional para romper contra esta política militarista e imperialista. Es toda esta adquisición del movimiento obrero la que los trotskistas pisotean con estas “Tesis sobre la cuestión nacional”.

Estas tesis fueron criticadas por los grupos que publican “La Lutte de Classes” y “La Seule Voie” (el ex-PCI) quienes las consideran como abandonos del derrotismo revolucionario y “estalinismo de izquierda”. ¿Pero qué hicieron estos grupos?

“La Lutte de classes”

Esta crítica que puede parecer revolucionaria oculta de hecho las mismas posiciones burguesas de fondo. Hemos hablado ya del ex-PCI. La política del grupo “la lutte de classes” (o grupo Barta, ancestro de la agrupación Lutte Ouvriere actual que se había escindido del Comité francés por la IV Internacional” en octubre de 1939 para separarse «de un medio pequeño burgués cuyas prácticas organizacionales proceden más de la socialdemocracia que de un bolchevismo verdadero» no se halla muy alejado fundamentalmente de éstos últimos. Toma partido por la URSS, lo que quiere decir que esta capilla trotskista como las otras encadena a la clase obrera en la defensa de un campo imperialista: el campo estalinista contra el campo fascista:  «Hay que ayudar a la URSS mediante una política independiente de clase. Hay que impedir que la máquina de guerra del imperialismo alemán funcione contra la URSS derribando al capitalismo europeo(...) El Grupo Comunista (IV Internacional) llama a los trabajadores franceses a dar una ayuda acrecentada y sistemática a la Unión Soviética (...) Hay que sabotear al máximo la “rehabilitación” imperialista. ¡Ni un voluntario para prolongar la guerra!”. Este texto termina con: “¡viva el ejercito rojo!» (“La Lutte de classes n° 3, nov 1942).

Este apoyo al campo imperialista ruso es justificado por este grupo con el argumento de que la URSS sigue siendo un Estado “rojo” fundado sobre “la economía planificada”. Y ello justifica entonces acciones de sabotaje y una actividad armada contra el aparato militar alemán. Es así, que este grupo trotskista defendía la necesidad de la lucha contra el STO (Servicio de trabajo obligatorio) en Alemania, y ello, aún por medio de la acción de sabotaje.

«Los obreros concientes deben duplicar las posibilidades mínimas de acción legal, mediante la organización de núcleos clandestinos formados por obreros seguros que considerarán todos los medios de propaganda y de acción (NDLR aún el sabotaje) que permitan a la clase obrera ganar terreno».

Es así, que uno de sus militantes, Mathieu Bucholz que se ocupaba del sabotaje al STO, desapareció victima ciertamente de los estalinistas. El grupo “Lutte de masses” justifica esta forma de “resistencia” a Alemania con la idea de que todo obrero francés que partía al trabajo obligatorio en las fábricas alemanas, dejaba libre entonces a un obrero alemán que podía partir a batirse en el frente del Este contra el ejército rojo y el “Estado obrero degenerado”, la URSS(!). Es claro que esta consigna no tiene nada que ver con la consigna internacionalista de denuncia a todos los campos imperialistas para volver sus armas contra su propia burguesía. Esta consigna se aplicaba otro tanto contra el Estado ruso. Para “Lutte de classes” se trata de sabotear los esfuerzos de un campo imperialista ¡para ayudar a otro, la URSS!

Como lo hemos visto, Lutte Ouvriere que actualmente se vanagloria de un supuesto internacionalismo de sus ancestros no tiene nada que envidiar a los otros grupos trotskistas. La defensa del “Estado obrero degenerado”, la URSS, le ha conducido a enviar a los proletarios a la carnicería imperialista.

Y el colmo de la abyección. Frente a la “Resistencia” no solamente LO jamás la denunció, sino al contrario, impulsó a los obreros a participar activamente en, ella. Es así que el número 24 de “La Lutte de masses” del 8 de febrero de 1944 desarrolla una defensa “radical” y “revolucionaria de la Resistencia: «Donde quiera que estés, en Alemania (...) en el maquis o en los grupos de “partisanos”, si no puedes ocultarte en las ciudades, no olvides que eres hijo de la clase obrera que lucha contra los capitalistas. (...) En los grupos de resistencia, en los maquis, exige tu armamento y la elección democrática de los jefes por los miembros de los grupos».

Durante este periodo, es el “Comité francés por la IV Internacional” quien se lleva la palma del chovinismo. El 31 de marzo de 1943, “La Verité” en un artículo titulado “El segundo frente y el frente obrero” escribe: «Los aliados aportaron de entrada las armas: sería indigno de revolucionarios rechazarlas, porque, sin armas, la lucha contra el imperialismo cualquiera que sea es imposible. Pero no es suficiente charlar sobre “la insurrección nacional”, hay que definir los medios y los objetivos. (Liberación del territorio...)».

He ahí como con una fraseología revolucionaria se llama a la clase obrera a hacerse masacrar y continuar la guerra en favor de un campo que no es el suyo. En claro, se dice a los obreros: “Hay que hacer la guerra primero, hay que hacer la unión nacional con la burguesía, liberar el territorio y después... será tal vez cuestión para ustedes, la revolución”.

Los revolucionarios saben lo que este lenguaje chovinista de llamados a la unión nacional entre todas más clases quiere decir. Es el mismo lenguaje que la Socialdemocracia ha utilizado durante la guerra de 1914 para justificar el enrolamiento de la clase obrera en la guerra imperialista. Los revolucionario no tienen más que una sola política, la defensa de los intereses de la clase obrera que son totalmente antagónicos a los de la burguesía, a los del Estado capitalista. La política de los trotskistas, como la de la socialdemocracia conduce al abandono del proletariado de su terreno de clase, a su derrota y a más masacres de millones de los suyos. Pero en un período en que la clase se halla vencida, como era el caso en el momento de la segunda guerra mundial, tales vuelos “revolucionarios” son entonces aún más graves, porque se empuja a la clase obrera a la mayor desmoralización terminando con la derrota. He aquí cómo bajo un lenguaje radical los trotskistas han tocado el fondo de la abyección y jugado para la clase obrera el papel de reclutadores para los intereses imperialistas de la burguesía.

De la reunificación del movimiento trotskista a la «Liberación» (febrero-verano 1944)

El inicio del año 1944 abre para los trotskistas franceses y europeos un periodo clave: el avance del ejército rojo hace retroceder a las tropas alemanas más allá de las fronteras de los Estados bálticos y Polonia y la situación de lucha de clase en Italia anuncian signos de crisis revolucionaria en Europa. Para enfrentar esta situación, los 2 grupos: el “Comité francés” convertido nuevamente en 1940 en POI (Parti ouvrier internationaliste) y el “Comité Communiste internationaliste” se reagrupan en 1944 para formar un nuevo PCI (Parti Communiste Internationaliste).

Los trotskistas apoyan entonces la “Resistencia” y envían así a los obreros a la masacre aún si no jugaron un papel importante cuantitativamente en los “maquis” debido al hecho afortunado de su pequeño número, salvo en Bretaña (región francesa) donde el responsable era André Calves[3].

En las “Tesis” sobre la liquidación de la segunda guerra imperialista y el levantamiento revolucionario (IV Intetnationale n° 4, 5 de feb-mar de 1944) adoptadas en la Conferencia europea de la IV Internacional, se dice «Ante el carácter, en parte espontáneo del movimiento de partisanos, expresión de la revuelta abierta e inevitable de amplias capas trabajadoras contra el imperialismo alemán... los B-L (bolcheviques-leninistas) están obligados a tomar en consideración esta voluntad de lucha de las masas... Así, los B-L no pueden contentarse con denunciar que estas organizaciones trabajan al servicio del imperialismo... Las secciones de la IV Internacional deben continuar esta política, tanto fuera de las organizaciones de partisanos como en el seno de éstas últimas...». Dicho de otra manera, para ser menos enrevesado que la conferencia europea de la IV, “podemos (en tanto que trotskistas) trabajar en el seno de organizaciones de partisanos aunque sean nacionalistas”.

¡Citemos algunos hechos!

- El 26 de mayo de 1944 “La Verité” (órgano del PCl) demanda a los obreros “establecer relaciones con los partisanos rojos (!), los campesinos pobres...”

. Los trotskistas llegan hasta a publicar una revista dirigida a los partisanos, “Ohé partisans” [¡Hey partisanos!] bajo la responsabilidad de André Calves que había entrado en los FTP (Franco-Tiradores Partisanos: grupos armados paramilitares) de la columna Fabien.

- Yvan Craipeau (miembro del comité central del PCI) entra en contacto con Albert Bayet, presidente de la Federación Nacional de la Prensa Francesa, para la legalización de “La Verité” y estudia con él la posibilidad de volverse miembro del Comité Nacional de la Resistencia (CNR). Este último se muestra favorable y acuerda la autorización a “La Verité” para aparecer desde agosto de-l944 con fondos gubernamentales. Es el PCF quien se opondrá enseguida bajo el pretexto de que “La Verité” no era un órgano de la “Resistencia”.

- Pero es el llamado a la “insurrección nacional” lo que los mete definitivamente en la participación de manera efectiva y física en el enrolamiento del proletariado en un campo imperialista: el de los anglo-americanos y rusos. Los grupos obreros creados desde 1943 (creados por el ex-CCI) sobre todo el de la “sección” de Puteaux-Surennes servirán de masa de maniobra durante la “liberación” de Paris al lado del PCF y otras organizaciones nacionalistas. Bajo consignas “radicales” y de coloración “proletaria” como: “estar con las masas” (boletín interior del POI), “huelga general”, “milicias obreras” por oposición a las “milicias patrióticas” del PCF, los obreros serán empujados a servir como carne de cañón en un combate que no es el suyo. En este registro, los trotskistas se enorgullecen aunque se lamentan... ¡de no haber tenido más que una sola “sección” con una organización militar que representa una milicia armada de 80 obreros.

¡Sus grandes hechos de armas...! El responsable militar del PCI, Henri Molinier es muerto desde el inicio de “La insurrección nacional” por un obús; un grupo de trotskistas participa en el asalto del Senado y otros en la acción de los FTPF. Así André Calvés con la compañía FTPF “Saint-Just” ejecuta al alcalde colaborador de Puteaux, Barthélmy, antes de ser nombrado comisario técnico de su compañía durante “la insurrección”.

Nos limitaremos a esos ejemplos. Es ampliamente suficiente para poner en evidencia su participación efectiva en la segunda guerra mundial, para denunciar su política nacionalista y su paso al campo de la contrarrevolución durante la segunda guerra imperialista. No se trata de “errores” aisladas. Es el resultado de la política seguida por el Secretariado europeo de la IV Internacional y por todas sus secciones europeas.

Es lo mismo en cuanto a la sección griega a pesar de lo que dice Munis (fundador de la sección de la IV Internacional en España). Esta sección habría defendido según él la posición clásica del “derrotismo revolucionario”, la de Lenin y los revolucionarios durante la primera guerra mundial. Pero, estos militantes jamás rompieron con la IV Internacional, ni con la posición de defensa de la URSS como “Estado obrero degenerado”. Esta posición de Munis merece ser denunciada porque la sección griega como lo hace el grupo francés Lutte Ouvriere particularmente bajo la cubierta del purismo, sirve para enmendar al resto de la “familia”. Retomemos el razonamiento de LO

- Por una parte LO se reclama del “purismo” trotskista que desearía no haber tenido una posición de defensa de su burguesía nacional . Toda esta jerga hipócrita no impide a LO reclamarse siempre del trotskismo que ha colaborado en todos sus componentes con la burguesía y mantener siempre buenas relaciones con el secretariado Internacional de la IV Internacional y con su sección francesa actual, la LCR. En claro, LO no tiene nada que replicar en el fondo contra, las posiciones contrarrevolucionarias, burguesas y nacionalistas defendidas por la IV Internacional oficial durante la segunda guerra imperialista mundial.

- Por otra parte, el “purismo” de “La Lutte de classes” (ancestro de LO) no existe. Este grupo no tiene nada que envidiar a sus primos trotskistas: “El lugar de todo obrero conciente es en la milicia del pueblo: es solamente ahí donde puede luchar verdaderamente por si mismo y su clase” (“¡Autodefensa obrera contra las bandas fascistas!” artículo en el n° 13 del 22 de junio 1944).

Hay que afirmar alto y claro que LO ha participado como los otros en la “insurrección nacional” y ha enviado a los obreros a hacerse matar sobre un terreno que no es el suyo. A este respecto hay que denunciarla como a los otras grupos trotskistas.

La política de los trotskistas en Estados Unidos

En los Estados Unidos donde se encontraba el secretariado internacional de la IV Internacional, el partido norteamericano (S.W.P “Socialist Workers Party”) que detentaba la mayoría en el seno del Comité ejecutivo internacional, toma una posición pacifista. Así, cuando los Estados Unidos entran en la guerra en 1941 el SWP “acalla” la posición del derrotismo revolucionario que es en “principio” la suya. El partido no organiza ni manifestación, ni mitin contra la entrada en la guerra de los EUA. La burguesía creyendo vérselas con revolucionarios internacionalistas y temiendo que se levanten contra su política guerrera inculpa a 21 de sus dirigentes. No solamente el SWP no reacciona sino que aún mientras estos 21 dirigentes son acusados por el gobierno de ser “internacionalistas” y de querer transformar la guerra en guerra civil, se defenderían firmemente negando tal acusación en su proceso de Minneapolis. ¡No se puede ser más claro en la sumisión al Estado burgués!.

Natalia Trotski y la sección española de la IV Internacional se indignan entonces ante esta actitud pero mantienen aún la ilusión de que las secciones europeas al final de la guerra, podrán “corregir” la corriente trotskista. Tendrían que volver a la realidad cuando la política chovinista y nacionalista de las secciones europeas fue conocida. Natalia Trotski y Munis rompen entonces con el conjunto de la corriente trotskista (22) (23).

El conjunto de los acontecimientos relatados aquí hablan por ellos mismos y denuncian a la corriente trotskista la que se ha pasado como un todo al campo del capital.

M. Rx octubre 1989.


[1] Cf, libro de Bordiga “Historia de la Izquierda Italiana” (1912-1920).

[2] Cf, folleto de la CCI “Las relaciones entre la Fracción de Izquierda del PC de Italia y la Oposición de Izquierda Internacional 1929/1933”.

[3] Resistente desde los primeros momentos escribió un libro en 1984 (“Sin botas ni medallas”) donde se muestra muy crítico con los compartimientos imperantes en el “movimiento de resistencia” aunque lo haga desde una postura democrática y antifascista.