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El incremento vertiginoso de la delincuencia, la criminalidad, la inseguridad general, es otra lacra cuyas principales víctimas son los trabajadores y sectores oprimidos de la población. ¿Cuales son sus causas? Nuestra sección en Venezuela aporta elementos de respuesta
En opinión de la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia, se produjeron 19.336 asesinatos en el 2011, lo que implica la muerte violenta de 53 personas diarias. Según especialistas en temas de seguridad, 18 mil bandas delictivas operan en el país y 70 mil personas, aproximadamente, se dedican al delitoi. En la mayoría de los casos los afectados son proletarios y sus familias, ya que el hampa actúa fundamentalmente en las zonas populares. Más allá de las lamentaciones hipócritas y de las recriminaciones que mutuamente se lanzan las facciones burguesas del oficialismo y la oposición, es necesario explicar desde un punto de vista de clase, por qué Venezuela se encuentra entre los países más violentos del planeta, incluso por encima de aquellos donde existen enfrentamientos bélicos.
El régimen chavista utiliza y promueve la criminalidad
Debido al inocultable e incontrolable crecimiento de la inseguridad pública y la criminalidad, tanto opositores como oficialistas se apresuran a ofrecer sus "explicaciones". Para el chavismo, la culpa es de los gobiernos anteriores o en todo caso, de sectores de oposición que hoy se le enfrentan quienes, conjuntamente con el "imperialismo norteamericano" o "paramilitares colombianos", promueven el delito para desatar el caos, perjudicar los "logros" de su gobierno "revolucionario" y crear "paranoia" en la población. Por su parte, la oposición asegura que es una acción deliberada del régimen chavista para mantener una especie de "toque de queda" impuesto por la delincuencia; que todo se debe al discurso de Chávez que exalta el odio y la violencia, que existe una incapacidad del gobierno porque otros países como Colombia o Brasil habrían implementado planes "exitosos" para disminuir la delincuencia; que el Estado promueve la impunidad, sea por incapacidad, sea por que protege a aquellos que en nombre de la defensa de la "revolución" están implicados en la comisión de delitos.
La delincuencia ya venía en ascenso progresivo desde inicios de los años 80, pero ha sufrido un acelerón en la última década en la medida en que se ha acentuado la confrontación política entre las facciones burguesas del chavismo y la oposición. La prioridad para el chavismo ha sido cómo proseguir en el poder y para la oposición cómo desplazarlo, lo que ha generado una polarización exacerbada de las facciones de la burguesía, que ha mermado la capacidad de alcanzar una cohesión de sus fuerzas políticas a nivel del Estado que garantice la gobernabilidad. Con el régimen chavista, se ha debilitado la función fundamental del Estado como ente monopolizador de la violencia, debido a: una división y fragmentación de las Fuerzas Armadas y de los distintos cuerpos policiales, debilitamiento del poder judicial, crecimiento de la corrupción en las distintas policías y demás órganos del Estado en materia de seguridad pública. Bajo el amparo del Estado han surgido grupos armados identificados con el oficialismo, que conforman mini Estados dentro del Estado, bandas de choque a nivel social y laboral, y mafias autónomas que delinquen. Aunado a esto, está la pérdida de control del régimen de esas mafias y grupos gansteriles que contribuyó a crear y de los cuáles ya no puede prescindir, dando lugar a una situación de caos y completa impunidad que se ha extendido a nivel de la sociedad en generalii.
Esta situación ha dado forma a un Estado que se comporta como un promotor de la violencia delictiva. El carácter demagógico y populista del régimen chavista, caracterizado por un discurso de confrontación ("pobres contra ricos", "pueblo vs oligarquía") ha propiciado una anarquía en las relaciones sociales, promoviendo por ejemplo la invasión a terrenos en las ciudades y en el campo con el pretexto de "construir viviendas dignas para el pueblo" o "combatir el latifundio". Al querer aparecer como un adalid de los pobres, el propio presidente Chávez ha justificado el robo, ya que éste sería "por necesidad" y en más de una ocasión ha planteado que "no va a reprimir al pueblo" con acciones policiales. Ha aprovechado y aupado el resentimiento social acumulado en los sectores más depauperados, para promover el fanatismo político; se apoya fundamentalmente en las capas más pobres de la sociedad (precisamente las más propensas a la lumpenización) y en sectores resentidos de la pequeña burguesía, para dejar a la población a merced del hampa. De esta manera podemos ver como el régimen izquierdista de Chávez, con el fin de permanecer en el poder, aplica sin el menor escrúpulo la máxima burguesa: ¡el fin justifica los medios!
La descomposición del sistema capitalista: base del crecimiento de la criminalidad
El incremento vertiginoso de la violencia delictiva en Venezuela y otros países de la región responde, en términos históricos, a la descomposición del capitalismo, período en el cual se profundizan todos aquellos fenómenos que muestra la decadencia del sistema: el incremento incesante de la pauperización poblacional como consecuencia de la imposibilidad de ser incorporada a la producción, el deterioro de la solidaridad en las relaciones sociales, la violencia urbana, la criminalidad, la inseguridad, la drogadicción, la formación de mafias y pandillas gansteriles en el seno de los Estados y cuerpos policiales, entre otros. Desde hace ya más de un cuarto de siglo "estas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria"iii. La descomposición afecta a todas las clases y estratos sociales. Va adquiriendo niveles cualitativamente mayores en el tiempo, en la medida en que la burguesía como clase dominante ya no puede ofrecer ninguna perspectiva o solución a las calamidades sociales y por su parte, el proletariado no ha logrado hasta ahora desarrollar una perspectiva revolucionaria que acabe con el capitalismo.
El ascenso de Chávez al poder en 1999 es un resultado de las manifestaciones de la descomposición en Venezuela, ya que las facciones burguesas en el poder se tornaron incapaces de garantizar la gobernabilidad. No pudieron detener el avance del chavismo, quien se vendió como el garante de paz social, la lucha contra la corrupción y del crecimiento económico. Sin embargo, después de 13 años en el poder, el régimen chavista ha sido incapaz de mitigar los efectos deletéreos de la descomposición; más bien, se han multiplicado los males que aquejaban a la sociedad antes de su mandato: gigantescas redes de corrupción a todos los niveles, enquistamiento en el poder de militares y civiles del partido de gobierno, nepotismo descarado, crecimiento de la criminalidad y la impunidad en todos los órdenes.
He allí la verdadera explicación a las más de 150.000 muertes violentas que ha habido en los últimos 10 años, a la proliferación de delitos como el crecimiento del tráfico de drogas dirigido incluso por altos funcionarios del régimen, ajustes de cuentas, asalto a transportistas y pasajeros, secuestros, robo de teléfonos celulares, robos en instituciones educativas donde a plena luz del día docentes y estudiantes son despojados violentamente de sus pertenencias. Este caos en el cual se hunde la sociedad, muestra la incapacidad de la burguesía para controlar la violencia, ya que su prioridad es cómo perpetuar un sistema que se basa en la explotación, el empobrecimiento creciente y la barbarie.
Sólo la lucha revolucionaria del proletariado podrá librar a la humanidad de la violencia y la criminalidad engendrada por el capitalismo
Al igual que ocurre en otros países de la regióniv, los altos niveles de violencia e inseguridad están entre los principales problemas a los que se confrontan diariamente los trabajadores, además del desempleo o la falta de viviendas. En realidad, éste es un componente que se agrega al deterioro permanente de sus condiciones de vida. Ante esta situación, el proletariado mundial, a través de su lucha autónoma, podrá crear las condiciones para desarrollar una revolución que destruya al Estado capitalista, representando así una alternativa de transformación sustentada en la solidaridad, en la recuperación de las potencialidades humanas para el trabajo creador, que instaure, parafraseando a Marx, el reino de la abundancia y no de la precariedad; bases para el establecimiento de una sociedad comunista, minando de esta manera las taras engendradas por el capitalismo, entre ellas la delincuencia y la criminalidad.
Internacionalismo Venezuela, Mayo 2012.
i Según el director del Observatorio Venezolano de la Violencia, en 2009 hubo 16.047 homicidios en el país, mientras que en 2010 ocurrieron 17.600, de ese total entre 4.000 y 5.000 fueron en Caracas, una de las ciudades más violentas de la región con 230 homicidios por cada 100.000 habitantes. Expresa también que 91% de los homicidas queda libre, agregando que en el país hay alrededor de 100.000 homicidas en libertad, a los cuales no se les ha realizado ni siquiera una detención durante el período comprendido entre los años 1998-2009. Informe 21.com, 25-08-2011.
ii Un ejemplo de esta situación puede evidenciarse en la entrevista que a mediados del mes de abril ofreció a un canal de televisión estadounidense (SoiTv) el ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela Eladio Aponte Aponte, hombre de la más entera confianza del mismo presidente y demás ministros del chavismo, ahora en manos de la DEA y las autoridades norteamericanas, quien manifestó seguir las ordenes que desde la presidencia de la República y demás instancias del Poder Judicial se le giraban para armar expedientes y amañar juicios contra disidentes del actual gobierno, pero sobre todo para facilitar la acción del narcotráfico. Agencia EFE: Las declaraciones de Aponte Aponte revuelven a la Venezuela preelectoral. En el mismo sentido, Luís Velásquez Alvaray, también ex magistrado del máximo Tribunal de Justicia y protegido por la justicia norteamericana, ha denunciado la penetración del narcotráfico en el sistema judicial venezolano, señalando la existencia de una "guerra de carteles de la droga". Polémicas declaraciones del ex Magistrado Velásquez Alvaray sobre la justicia en Venezuela. El Impulso.com, 10-05-12.
iii "Tesis sobre la descomposición: Fase última de la decadencia capitalista" (1990), Revista Internacional N° 107.
iv Ver el artículo "La inseguridad social...Un motivo más para luchar contra el capitalismo" Revolución Mundial N°125, noviembre-diciembre 2011. /revolucion-mundial/201111/3241/la-inseguridad-social-un-motivo-mas-para-luchar-contra-el-capitalismo