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Una Reunión de debate
El viernes 5 de febrero tuvo lugar la segunda Reunión Pública que la CCI ha celebrado en la ciudad de Quito. Fue sobre el tema "¿Qué es el marxismo?". Para los compañeros que tratan de reflexionar sobre la perspectiva que puede ofrecernos el capitalismo y la alternativa revolucionaria, éste es un tema que les preocupa: ¿la teoría marxista permite una crítica y una reflexión para plantear una perspectiva revolucionaria? ¿Es un arma de combate? ¿Los principios que defiende el marxismo, sobre la naturaleza revolucionaria de la clase obrera, sobre la perspectiva del comunismo, sobre el internacionalismo, etc., son las bases para desarrollar un proceso revolucionario e intervenir en él?
La burguesía es consciente de que el marxismo suscita el interés de estas minorías que son expresión del esfuerzo de la clase obrera para comprender la situación y organizar su lucha, y por eso hace todo lo posible para presentar a Marx y sus trabajos como algo desligado de la lucha de la clase obrera, como la obra de un "economista" en el mejor de los casos, o de un visionario doctrinario en el peor.
La concurrencia a la reunión fue testimonio del interés que suscitaba. Acudieron compañeros que conocen bien nuestras posiciones y otros que era la primera vez que las escuchaban. Vinieron simpatizantes del medio anarquista y también activistas de las reivindicaciones indígenas en Ecuador. Por invitación expresa nuestra, acudió una representación del Núcleo Proletario en el Perú (NPP); y también llegaron algunos miembros del grupo que envío a la sección de comentarios en nuestra Web el texto "La Reforma no es revolución", los Comunistas Integrales.
El debate fue muy animado y fraternal. Prácticamente todos los asistentes intervinieron para presentar sus posiciones y apoyar o rebatir lo que decían otras intervenciones. Las reuniones de debate en el seno de nuestra clase, no pueden ser como los actos universitarios o los pretendidos "coloquios" a los que estamos acostumbrados, donde un conferenciante no deja de hacer un monólogo durante toda la reunión, para en los últimos minutos, permitir que se le hagan algunas preguntas que sirvan de excusa para seguir con el monólogo. Ahí no hay debate que valga, sino repetición ad nausean de las posiciones de un intelectual o de un partido político. Para que pueda haber una verdadera discusión tiene que haber confrontación de posiciones, argumentación, reflexión, con la participación activa de los asistentes.
Los comunistas integrales, traían al principio de la reunión, ciertos prejuicios sobre el supuesto "dogmatismo" y estrechez de miras de muchos grupos que se reivindican del "marxismo"[1]; sin embargo la reunión acabó ganándolos para el debate y los compañeros escucharon y argumentaron y después de la reunión continuaron la discusión en el ambiente distendido y fraternal de una comida con muchos de los asistentes.
La delegación del NPP tuvo tanto impacto en la reunión como ellos mismos reconocieron haber sido impactados por ella. La presencia de compañeros de otro país, que vinieron expresamente a debatir con las minorías que surgen en Ecuador, su voluntad de argumentar y transmitir su experiencia, mostraban en la práctica qué significa el debate internacional, el reagrupamiento de las minorías que segrega la clase.
La discusión planteó diferentes sujetos de discusión.
Defensa del internacionalismo
Los compañeros que habían estado vinculados a la intervención en la temática indígena, plantearon inicialmente que, según ellos, se deberían abordar las cuestiones partiendo de la situación en Ecuador, que habría que ser más concretos: «Venimos buscando perspectivas, es real, pero hay cosas sueltas. Es mejor ver las cosas desde Ecuador para así hablar del marxismo, ¿qué luchas hay y ha habido en Ecuador?»
Este planteamiento desencadenó un verdadero aluvión de intervenciones en defensa del internacionalismo como un principio básico del proletariado. No se negaba la necesidad de ser concretos y analizar la lucha de clases en Ecuador, pero se insistía en la necesidad de abordarlo desde un análisis internacional de la relación de fuerzas entre las clases.
Se dijo que uno de los grandes errores de los años anteriores había sido considerar la situación en los países latinoamericanos desde el prisma regional, lo que había conducido al "antiimperialismo" y la guerrilla, etc.; mientras que las minorías que surgen actualmente como expresión de la clase obrera se asientan en una visión internacionalista.
Los mismos compañeros negaron la defensa del nacionalismo, aunque insistieron en sus preocupaciones sobre qué hacer en lo inmediato, mostrando así que buscaban realmente posicionarse en un terreno proletario, defendiendo el internacionalismo, sin renunciar a debatir sus convicciones: «No defiendo el nacionalismo, todos sufrimos es verdad. Queremos que se vean las cosas desde nosotros, no desde la huevada crítica sino desde la práctica concreta».
Se hizo una crítica del inmediatismo, que bajo la apariencia de "ser prácticos y efectivos", conduce en realidad a las opciones políticas de la burguesía, porque lo práctico y lo concreto en el totalitarismo estatal es la ocupación de todo el terreno por las fuerzas de la burguesía. Una reflexión e intervención internacionalista no excluye la práctica concreta de participación en las luchas y denuncia de las maniobras de la burguesía, pero parte de un análisis de la relación de fuerzas entre las clases y de la perspectiva.
Las conclusiones señalaron igualmente la defensa del internacionalismo: «Se ha defendido el carácter internacional y revolucionario del proletariado, sujeto de la lucha revolucionaria y portador de la consciencia de clase necesaria a esa revolución». Los compañeros que habían planteado la cuestión "nacional" nunca habían oído hablar del marxismo y del internacionalismo sino por voces de sus mayores enemigos, estalinistas, maoístas e izquierdistas de todo pelo. Así, al final ellos y todos los participantes, manifestaron su entusiasmo por conocer mejor las posiciones y el método de la izquierda comunista.
La lucha revolucionaria de la clase obrera incluye la lucha contra todas las alienaciones
Diferentes intervenciones, desde diferentes puntos de vista, plantearon la cuestión de qué posición tomar ante la lucha de los indígenas, o también de las mujeres, puesto que algunas de las asistentes habían participado antes en movimientos feministas; por otro lado, las intervenciones de los Comunistas Integrales tendían a considerar proletario a cualquier capa o sector social, e incluso individuos aislados, que se opusieran al capitalismo.
Pero como planteó el Manifiesto Comunista y como muchas participaciones expresaron, de todas las clases y capas que se oponen al capitalismo, solo el proletariado es revolucionario, y esto no por capricho de alguien ni por ningún tipo de carácter mesiánico de nuestra clase sino por su concreto papel dentro del proceso de producción; se dijo que otros sectores como los pequeños propietarios pueden estar oprimidos por los grandes capitales, pero que su lucha contra ellos no es más que expresión de la competencia capitalista; o los campesinos, que se resisten a convertirse en proletarios, o los indígenas que viven en comunidades marginadas..., sus luchas no plantean una confrontación y superación del capitalismo, sino una tentativa de aislarse de él o incluso, integrarse.
Durante la reunión varios elementos defendieron la posición de que sólo el proletariado, que es una clase producto del desarrollo histórico -una clase expresión del trabajo asociado y de la naturaleza social de la humanidad, cuya explotación es la negación de toda humanidad, que convierte a los seres humanos en mercancías-, al reivindicar sus necesidades humanas, plantea la negación de la relación mercantil, y por tanto de la apropiación del trabajo ajeno y de la propiedad privada de los medios de producción, para dar paso a su apropiación colectiva social. Sólo la lucha del proletariado contiene una alternativa al modo de producción capitalista.
Por las mismas razones, se argumentó que la lucha obrera contiene igualmente la lucha contra toda forma de opresión y alienación. En este sentido, la lucha parcial contra la opresión de la mujer, o la enajenación religiosa, no cuestiona la causa material, real, de esas alienaciones; es una lucha ideológica, en el terreno de la conciencia personal; mientras que la lucha revolucionaria del proletariado confronta la causa en la práctica de esas opresiones.
«La propiedad privada material, inmediatamente sensible, es la expresión material y sensible de la vida humana enajenada. Su movimiento -la producción y el consumo- es la manifestación sensible del movimiento de toda la producción pasada, es decir, de la realización o realidad del hombre. Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que formas especiales de la producción y caen bajo su ley general. La superación positiva de la propiedad privada como apropiación de la vida humana es por ello la superación positiva de toda enajenación, esto es, la vuelta del hombre desde la Religión, la familia, el Estado, etc., a su existencia humana, es decir, social. La enajenación religiosa, como tal, transcurre sólo en el dominio de la conciencia, del fuero interno del hombre, pero la enajenación económica pertenece a la vida real; su superación abarca por ello ambos aspectos.»
«... y esto es así porque toda la servidumbre humana está encerrada en la relación del trabajador con la producción, y todas las relaciones serviles son sólo modificaciones y consecuencias de esta relación». (K. Marx, Manuscritos de Economía y Filosofía, 1844)
Muchos compañeros mostraron de forma sencilla y clara, que comprendían bien estas cuestiones aparentemente tan complicadas. De hecho se podría decir que este fue uno de los puntos fuertes de la reunión, puesto que mayoritariamente los participantes expresaron una confianza en el proletariado y su naturaleza revolucionaria.
No podemos dejar de citar algunas intervenciones[2], como esta, que planteó «Me he llegado a identificar con el proletariado y los de mi familia que estudian son asalariados también, yo sólo tengo mano de obra para ganarme la vida. El marxismo no excluye, es la totalidad de la transformación, los hijos de los indios vienen a ser asalariados cuando llegan a la ciudad, en el campo mismo hay asalariados del campo. Proletarios hay en todo el mundo, salen de su comunidad y se proletarizan no tienen nada más. Estoy aquí por lo total, por la transformación de todo, no por reivindicaciones parciales sino por cambiar todo el mundo, por eso estoy aquí».
Y también otras que insistían en estas cuestiones:
«Es a partir de que nos reconocemos como explotados que podemos luchar. Este debate y el sufrimiento que vivimos es lo que nos lleva a reconocernos y luchar conscientes. Defiendo el marxismo porque es crítica de la experiencia.»;
«Las etnias son estrategias para negarnos, son falsas identidades».
El NPP contribuyó aportando su propia experiencia: «No hemos podido defender nuestras posiciones, pedimos más tiempo para exponer. Somos una misma clase que lucha, hemos sido engañados con el Maoísmo, con Mariátegui. Hay trabas como la raza, el indio, la mujer. Queremos hacer un trabajo que cambie el sistema y para eso debemos ver la realidad. Hay que romper con todos los grupos traidores.»
También las conclusiones apuntaron en esta dirección:
«La discusión ha concluido que es necesario mirar desde un punto de vista propio de la clase obrera, que recoja la experiencia de su trayectoria histórica de luchas, que analice la realidad para lograr el cambio que queremos. Nosotros y algunos otros compañeros llamamos a ese punto de vista Marxismo, otros prefieren llamarlo teoría revolucionaria»[3].
Marxismo y comunismo "integral"
Las prevenciones de los Comunistas Integrales frente a los fantasmas del dogmatismo en la reunión (y en general en las posiciones de la CCI) provocaron que ésta se iniciara con una primera intervención suya en la que leyeron un artículo del número 2 de la publicación "Cuadernos de la negación"[4] (editada en Argentina): ¿Comunismo? ¿Anarquía?
Los aspectos de la cita que se retomaron luego en la discusión fueron la crítica de los diferentes "ismos" que hacen del marxismo una ideología "de izquierdas" del capital, en lugar de un arma de la lucha revolucionaria, y la cuestión del comunismo "integral".
Lo cierto es que esta intervención provocó un poco de perplejidad en la sala, porque mientras que formalmente se presentaba como una crítica radical, una especie de declaración que habría de servir para separar claramente el terreno de la reunión del terreno en que se situaban los Comunistas Integrales, en realidad se apuntaba y disparaba contra posiciones que, no sólo no eran ni son las de la CCI y que por ello nunca se habrían planteado en la presentación, sino que ésta había combatido expresamente: «El marxismo no es un mero análisis económico, que es a lo que el "marxismo universitario" y la mayoría de autores burgueses tratan de reducirlo... El marxismo tampoco es una doctrina que tiene respuestas para todo. No pretende reglamentar y pontificar sobre todo lo divino y lo humano. Así lo suelen vender los regímenes estalinistas de los Stalin, Mao, Castro, etc., que presentan un "marxismo" en cuyo nombre nos dictan todo lo que tenemos que hacer, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, para mejor sujetarnos con mano de hierro a su régimen de explotación... El marxismo nada tiene que ver con las ideologías de capitalismo de Estado, nacionalismo, control y manipulación de las masas que profesan organizaciones de izquierda y extrema izquierda que exhiben hasta la nausea su etiqueta "marxista" sin haber leído probablemente una línea de Marx».[5]
No era pues a la CCI, ni a la reunión, a quien había que disparar y herir de muerte. Así que no nos queda más que decir que... "los muertos que vos matáis, gozan de buena salud".[6]
Otra cuestión que se planteó fue la referencia al comunismo como un combate permanente en la práctica, como "un movimiento real", que además significa un combate "integral", contra todos los aspectos de la explotación.
Ante esto la discusión expresó que el comunismo como combate permanente en la práctica se ve, en algunas tendencias del medio anarquista en particular, como una actitud personal que parte de la vida de cada uno, y que se plantea la búsqueda de una vida cotidiana liberada, que incluiría desde el rechazo a la explotación (y por tanto, al trabajo asalariado), hasta la "liberación" de la alienación en las relaciones sociales, pasando por una lucha cotidiana de sabotajes a entidades bancarias o firmas comerciales, etc.
Muchas intervenciones argumentaron que el marxismo también plantea el comunismo como un movimiento real y permanente, pero en un sentido distinto. Desde que Marx y Engels se adhirieron al combate del proletariado habían planteado claramente esta cuestión. Incluso algunas participaciones expusieron que, de hecho su evolución desde la democracia radical hacia la lucha de la clase obrera, hacia el comunismo, no fue un gesto romántico ni idealista, sino profundamente materialista, resultado de comprender que sólo la lucha de la clase obrera podía plantear una perspectiva comunista.
«Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente. Por lo demás, la masa de los simples obreros -de la fuerza de trabajo excluida en masa del capital o de cualquier satisfacción, por limitada que ella sea- y, por tanto, la pérdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a través de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado solo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción, solo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal.»[7] (Subrayados nuestros)
Los compañeros señalaron que entendían y compartían la naturaleza histórica y mundial de la lucha revolucionaria. Es cierto que esa lucha tiene que concretarse en combates políticos, huelgas, manifestaciones, discusiones y reflexión..., pero si se pierde de vista esa unidad entre lucha inmediata e histórica, ambas acaban oponiéndose, como en el reformismo, donde "el movimiento lo es todo y el fin no es nada", o en el utopismo, donde el comunismo sólo es una quimera.
La otra cuestión que se desprende de lo anterior y que también fue discutida en la reunión, es que la lucha revolucionaria es colectiva, de clase y que si bien es cierto que en el proletariado se cumple que su lucha por las necesidades más inmediatas plantea en germen potencialmente una perspectiva revolucionaria, esa lucha es asociada, colectiva y solidaria. Sin embargo, si se extrapola esa cuestión a cada uno de los proletarios tomado individualmente, en el terreno en que cada cual es una víctima de la presión de la ideología burguesa, en el terreno de la competencia, entonces su lucha por las necesidades inmediatas, por "buscarse la vida", no conduce a una lucha revolucionaria, sino a menudo a "buscarse un huequito" en el capitalismo. Así, a lo largo del debate se planteó que la entrega a la lucha por el comunismo no es un sacrificio, al contrario, permite llevar una vida lo más humana posible, combatiendo contra la alienación; pero que eso no significa necesariamente que te vaya bien en la vida dentro del capitalismo y el mejor ejemplo es el propio Marx[8].
Por otra parte, respecto al comunismo "integral", el marxismo nunca se ha vuelto de espaldas ante ningún problema humano. Como se planteó en la presentación: «Ciertamente el marxismo no se limita, ni a la política, ni a la economía. Marx hizo suya la divisa del esclavo romano Terencio que dijo que "nada humano me es ajeno". Pero no lo hace para establecer leyes, doctrinas y reglamentos que encadenen a los explotados, sino para animar su reflexión, su búsqueda, su criterio colectivo e individual».[9]
Pero el marxismo, como diversas intervenciones desarrollaron, no parte de las necesidades, o los problemas concretos tal y como se plantean en la vida alienada en el capitalismo, porque en esas circunstancias éstos están completamente desfigurados, sino que parte de la crítica radical al capitalismo, de la lucha revolucionaria, para comprender en ese marco las necesidades humanas.
Marxismo y Anarquismo
Otra cuestión que se planteó por la intervención de los Comunistas Integrales y la presencia de elementos anarquistas fue el tema marxismo-anarquismo. En la reunión se abordó ampliamente el tema para plantear que el proletariado no es obligatoriamente marxista por naturaleza y que en la historia del Movimiento Obrero el anarquismo ha expresado en diferentes ocasiones, la opción política de sectores de la clase obrera.
Preferentemente, se comentó el caso de la Iª Internacional, donde la corriente proudhoniana representaba una tradición histórica en el movimiento obrero, ligada a sus orígenes. También se dijo que frente a la Primera Guerra mundial, a pesar de que minorías como Kropotkin y los firmantes del Manifiesto de los 16 apoyaron la guerra, igual que algunas corrientes anarcosindicalistas como la CGT (que se sumaban así a la ignominia de la traición de la socialdemocracia), una mayoría de grupos anarquistas denunciaron su naturaleza imperialista y se implicaron en la lucha revolucionaria, como la CNT española o la FORA argentina, etc.
De hecho, tanto en Alemania como en Rusia y Hungría, fracciones anarquistas se sumaron a la formación del partido revolucionario, y la misma CNT participó en la IIIª Internacional.
Se concluyó así, que la diferencia esencial entre el anarquismo internacionalista[10] y el marxismo no está pues en su naturaleza de clase, sino en el método para analizar e intervenir en la realidad. Sobre estas diferencias de método, los defensores del marxismo argumentamos que para nosotros, mientras que el marxismo se basa en un análisis materialista histórico, dialéctico, que considera las condiciones de la revolución según la evolución de las contradicciones objetivas del capitalismo y las condiciones subjetivas de la toma de conciencia en la clase obrera, el anarquismo considera que la revolución es posible siempre en cualquier circunstancia y que basta con la voluntad de acción[11].
Muy valiosa fue también en este punto, la contribución del NPP: «Todos luchamos por el comunismo pero sí importa el programa, que es histórico. El capitalismo es en esencia el mismo desde que surge pero hay etapas y se requiere la condición de decadencia para abolirlo. Les invito al estudio y a entender y ver el programa. Nosotros en Perú ponemos todo en duda y desconfiamos de todo, estudiamos a partir de la historia. Hay que debatir, luchar como clase por el comunismo».
Conclusiones
Si hay que destacar algo de esta reunión rica en debates, es precisamente eso, la voluntad de discutir, de participar. Hubo, como dijo alguien, «un verdadero huracán de participaciones y reflexiones entusiasmantes y profundas». Nadie quería separarse ni dejar de discutir. Se invitó a los asistentes a una jornada de discusión para el día siguiente, y la mayor parte de los asistentes fuimos a comer juntos continuando el ambiente fraternal y de compartir y debatir. Algunos compañeros que no pudieron quedarse expresaron que se habían encontrado a gusto en la discusión, que volverían. Nadie tenía apuro de plantear sus preocupaciones como le salían y así, de la manera más sencilla muchas veces, se trataron problemas profundos. Esa humildad, llena al mismo tiempo de coraje y de voluntad de ir al centro de las cuestiones, propia del proletariado, creó un ambiente de entusiasmo y de vida colectiva. Como lo planteó el NPP «Estamos muy emocionados y llevaremos este debate a nuestros compañeros. Hay que fortalecer los lazos de las minorías para la revolución. Nosotros venimos de Perú como proletarios.»
Todo ese ambiente trató de reflejarse en unas conclusiones de la reunión, que son apenas un esbozo de lo que hubo realmente, pero que sirven al menos para que todos los participantes se vean reflejados en ellas:
- «Se destaca la capacidad del debate como instrumento del proletariado en su camino hacia la clarificación, el desarrollo y fortalecimiento de su consciencia de clase necesaria para el asalto revolucionario y el triunfo de la perspectiva comunista»,
- «Se destaca que la reunión de hoy estuvo fuertemente marcada por un interés genuinamente proletario por reflexionar la realidad con miras a su transformación que para todos los presentes se muestra como una necesidad evidente e imperiosa»,
- «Afirmamos que tenemos la necesidad, como proletarios, del debate, de la clarificación y la profundización que sólo pueden ser los resultados del ejercicio colectivo, del desarrollo de un medio de discusión realmente colectivo, fraterno, honesto y comprometido con la transformación de la sociedad, es decir, nuestra reflexión parte de una convicción militante de lucha».
Sin duda la reunión respondió a todas esas expectativas.
CCI, 8 de Marzo 2010
[1] Lo cual es comprensible si se tiene en cuenta que los grupos estalinistas y trotskistas y sus satélites izquierdistas se complacen en llamarse "marxistas", cuando en realidad defienden, con un tono de "oposición radical" las alternativas del Estado burgués, y por tanto representan todo aquello contra lo que Marx y las corrientes que se han mantenido fieles a sus aportaciones, siempre han luchado.
[2] A partir de notas y que por tanto pueden contener imprecisiones.
[3] Esta aclaración final corresponde a los acuerdos a los que nos llevó el desarrollo del debate marxismo-anarquismo que más adelante referiremos.
[4] Se puede encontrar en la Web, https://negacion.entodaspartes.net/
[5] Se trata de una cita del esquema de la presentación. Algunos compañeros nos han pedido que la publiquemos como un artículo; pero para que pueda ser comprensible habría que adaptarla; así que ¡valgan por el momento estos extractos!
[6] Aunque la frase se atribuye al Tenorio de Zorrilla, no se encuentra como tal en el texto original, por lo que ha generado una polémica sobre si se trata de una "interpretación" de la obra, o es la cita de otro clásico.
[7] La Ideología Alemana, escrita en 1845-46.
[8] Marx padeció durante toda su vida una situación de precariedad económica, de destierro y puntualmente, de auténtica miseria.
[9] Ver nota 2.
[10] Empleamos genéricamente este término para referirnos a las corrientes y grupos anarquistas que se han mantenido fieles al proletariado; también existen y han existido grupos anarquistas que nunca han sido una expresión obrera.
[11] A lo largo de esta discusión, los Comunistas Integrales señalaron que para ellos una divergencia importante era la cuestión del Periodo de Transición del capitalismo al comunismo. Para ellos, el desarrollo de las fuerzas productivas al que ha llegado el capitalismo permitiría inmediatamente tras la revolución una sociedad de abundancia sin necesidad de una transición. No se entró en la reunión a discutir estas cuestiones, ni podemos entrar aquí tampoco. Para conocer nuestra posición sobre el Periodo de Transición, ver la Revista Internacional nº 11.