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Publicamos a continuación un artículo de Internacionalismo, nuestra sección en Venezuela, sobre la situación de la lucha de clases en ese país, el cual aunque fechado en marzo tiene plena vigencia. Tal como lo muestra éste artículo, el proletariado en Venezuela intenta retomar las luchas en su propio terreno, después de una década de estar entrampado en la polarización política entre las facciones burguesas chavistas y opositoras.
La respuesta obrera obedece a que el proletariado venezolano ya no soporta años de ataques en sus salarios, beneficios y condiciones de vida; ataques sobre los cuales la burguesía chavista o burguesía "bolivariana" ha montado el tinglado del llamado "socialismo del siglo XXI". También las protestas obreras obedecen a que, como en todos los países, la burguesía venezolana acentúa las medidas antiobreras para que sean los proletarios quienes paguemos los efectos de la crisis que sacude al capitalismo.
Por su parte, el Estado venezolano, con Chávez a la cabeza, responde a las luchas obreras como lo hace la burguesía en todo el mundo: con el amedrentamiento, la represión y la muerte.
Después de marzo de 2009, fecha en que se escribió este artículo, el gobierno "revolucionario" de Chávez ha continuado su arremetida contra los trabajadores en lucha: utilizando la represión a través de los cuerpos represivos del Estado y sus bandas armadas, con el despido indiscriminado, y criminalizando las luchas, abriendo juicios a decenas de trabajadores. Sin embargo, esta arremetida del Estado no ha detenido las luchas de los trabajadores, tal como lo mostraremos en próximos artículos.
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El pasado 29 de enero, mientras las fuerzas burguesas chavistas y opositoras hacían una aturdidora campaña a favor o en contra de la enmienda para la reelección de Chávez, fueron asesinados 2 obreros y hubo varios heridos, uno de gravedad en una acción represiva de las fuerzas policiales de elite del estado Anzoátegui al oriente del país, gobernado por Tarek William Saab, alto dirigente del chavismo. Los trabajadores asesinados y heridos realizaban una toma de la empresa MMC Automotriz (Mitsubishi), exigiendo reivindicaciones laborales y en solidaridad con 135 trabajadores despedidos de la empresa INDUSERVI, quien presta servicios a la Mitsubishi.
Haciendo gala de la hipocresía que caracteriza a la clase burguesa y para intentar resguardar el supuesto carácter "obrero" del gobierno de Chávez, el gobernador William Saab ordenó una "inmediata investigación" de los hechos, mediante la cual apresaron a varios policías que intervinieron en la acción, y solicitaron la destitución de los jueces que ordenaron la intervención de las fuerzas represivas. Vemos como, al igual que los gobiernos burgueses que le precedieron, el de Chávez también aplica la máxima: "disparen primero y averigüen después"; es decir, repriman y después arreglamos el asunto.
El sindicato de la empresa SINGETRAM, afecto al chavismo y con influencia de elementos "radicales", para mantener su cara "obrera" se une a la campaña hipócrita y de confusión, exigiendo "cumplir la ley", así como la destitución del secretario de gobierno, del comandante de la policía y los jueces que intervinieron en el caso. Pura farsa!!
La represión que dejó este saldo de sangre obrera, es la represión del estado burgués que intenta poner el orden a sangre y fuego ante las protestas obreras. Es indiferente si la represión la ejecuta la policía de un municipio o estado, el ejército o la Guardia Nacional; todos son representantes del brazo armado del estado que defiende los intereses del capital contra el trabajo. No se trata de sectorizar la represión, ni de denunciar los ataques de tal o cual funcionario del estado en tal o cual fábrica o sector obrero, materia en la cual los sindicatos son unos maestros; mediante tales acciones se intenta ocultar la política sistemática de amedrentamiento y represión del estado, de la cual los propios sindicatos son corresponsables.
La represión contra los trabajadores de la Mitsubishi no es gratuita; forma parte de la política de chantaje, amedrentamiento y terror que utiliza el chavismo contra los trabajadores desde que está en poder. En el 2001, fueron asesinados varios obreros petroleros por la Guardia Nacional cuando realizaban una protesta en el estado Anzoátegui; el año pasado fueron brutalmente reprimidos los trabajadores de Sidor, acería ahora nacionalizada[1] ; hace pocas semanas fueron reprimidos por la Guardia Nacional, jubilados de la empresa estatal de electrificación en Guayana, ante el reclamo de reivindicaciones laborales; ....Y en todos los casos, se repite el mismo guión: sacar el garrote o disparar y luego denunciar e investigar a tal o cual funcionario, mientras los sindicatos organizan movilizaciones aquí o allá con el fin de ahogar la ira de los trabajadores.
Más, el gobierno no sólo utiliza a sus fuerzas represivas contra las protestas obreras, sino que echa mano a sus bandas armadas, algunas de ellas conformadas por nuevos y viejos guerrilleros de los años 60. También utiliza a miembros de los Círculos Bolivarianos y de los Consejos Comunales (órganos creados por el chavismo inspirado en los Comité de Defensa de la Revolución cubanos) para presionar e intimidar las protestas de los trabajadores; así ha sucedido con los trabajadores de la salud al exigir mejoras salariales, cuando miembros de los Consejos Comunales los acusaron de estar más preocupados por su salario que por la "salud del pueblo"; de la misma manera han actuado contra los trabajadores del Metro de Caracas, quienes al paralizar el servicio como medida de presión contra el estado-patrón fueron confrontados y atacados por "los usuarios", que no son otros que miembros de estas organizaciones mantenidas por el estado: vemos como el chavismo ha aprendido bastante bien de los fasci de Mussolini.
Los sindicatos abonan el terreno para la represión
Pero son las fuerzas sindicales quienes abonan el terreno para que la burguesía asuma sus medidas anti-obreras y luego el estado intervenga con el garrote para reprimir las luchas obreras. Es con este fin que ha existido una especie de "división del trabajo" entre las fuerzas sindicales controladas por los partidos de oposición y las del oficialismo, quienes a lo largo del régimen chavista han logrado polarizar a los trabajadores tras una u otra opción burguesa. Debido al debilitamiento progresivo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), controlada por partidos de oposición, el chavismo conformó varias organizaciones sindicales (entre ellas la Unión Nacional de Trabajadores, UNT o UNETE), que hacen su trabajo a la burguesía nacional para congelar la mayoría de las contrataciones colectivas, mediante las cuales se rigen los salarios y beneficios de los trabajadores. En la medida que crece el malestar laboral y ante el evidente carácter oficialista de la UNT, alrededor y en supuesta oposición a ésta, se han conformado varias organizaciones sindicales que hacen una especie de "apoyo crítico" al chavismo, ya que asumen acciones "radicales" de defensa de los intereses de los trabajadores pero sin dejar de apoyar al régimen, debido al supuesto carácter "obrero" y "progresista" del proyecto chavista. Se observa en estas tendencias la influencia del trotskismo, ya que defienden la bandera del "control obrero" de las fábricas y la nacionalización sin indemnización de las empresas privadas. Precisamente en esta tendencia se ubica el SINGETRAM de la Mitsubishi. De esta manera, la burguesía ha conformado nuevas fuerzas sindicales para intentar controlar el malestar laboral en ascenso ocasionado por la agudización de la crisis capitalista.
Después de finalizado el pasado vendaval electoral del 15F, han emergido una serie de protestas obreras, que en realidad ya se venían dando pero quedaron en segundo plano debido a las campañas electorales, que expresan el malestar e indignación del proletariado. Ya no son las movilizaciones de los estudiantes las que ocupan las primeras planas de la prensa, sino las movilizaciones de los trabajadores; quienes desde hace años sienten en carne propia como se deteriora el salario debido a los altos índices de inflación[2], a la pérdida progresiva de beneficios sociales, crecimiento del empleo precario, etc.; también sienten en carne propia las medidas que asume la burguesía para enfrentar la crisis a través de un incremento del desempleo y de la negativa del gobierno de discutir los contratos colectivos ya vencidos. Es por ello que en los primeros meses del 2009 se han manifestado los trabajadores del Metro, los petroleros, los trabajadores de la salud, del sector eléctrico, de la educación, etc.
Al gobierno chavista lo afecta una marea de luchas de los trabajadores, ante las cuales el propio Chávez ha respondido, cual "guapo de barrio", amenazándolos diciendo que "aquel que pare aquí una empresa del Estado se está metiendo con el jefe del Estado"; o con amenazas de militarizar el Metro de Caracas; o calificando de "voracidad grosera y corrupción del ser humano", las reivindicaciones salariales de los trabajadores; también, ante las luchas reivindicativas de los trabajadores de Guayana ha amenazado con movilizar a la población contra los trabajadores: "si alguien quiere prender un conflicto en Guayana, cuando yo levante el brazo más de 90% de guayaneses y guayanesas se vienen conmigo". Realmente Chávez está haciendo uso de todos los recursos anti-obreros como buen defensor del capital nacional. Sin embargo, los trabajadores no se han dejado amedrentar; por una parte han denunciado la tremenda hipocresía de la burguesía chavista, que niega aumentos de salarios mientras ellos tienen sueldos astronómicos y viven sumidos en el lujo y la corrupción, y han acentuando las protestas.
Ante las luchas de los trabajadores en todo el país y en diversos sectores, a la burguesía chavista le va a ser cuesta arriba aplicar despidos masivos tal como los hizo con los trabajadores petroleros en 2003: en aquella oportunidad los trabajadores estaban entrampados en la polarización interburguesa; hoy, a pesar de que muchos trabajadores simpatizan con el chavismo, intentan colocarse en el terreno de la lucha por sus propios intereses.
Con la agudización de la crisis, cuyos efectos la burguesía intenta descargar sobre las masas trabajadoras, se abre la posibilidad de luchas obreras importantes que marcan un cambio de rumbo en la lucha de clases en Venezuela. Las recientes luchas obreras muestran la indignación a nivel del conjunto de la clase, que abarca a trabajadores chavistas y no chavistas. En ese sentido, se abre la perspectiva de la emergencia de luchas generalizadas; las cuales la burguesía intentará desviar por todos los medios hacia la polarización política a favor de uno u otro bando. La respuesta del proletariado no puede ser otra que su lucha unificada y buscando en todo momento la solidaridad de clase. Es el único camino que nos permitirá superar la miseria y la barbarie a que nos somete el capitalismo, sea en su versión "socialista" o "neoliberal".
Internacionalismo
09/03/09
[1] Ver en nuestro sitio "El estado burgués de Chávez arremete contra los trabajadores del hierro" https://es.internationalism.org/node/2230
[2] La inflación en el 2008 fue de 30,9%, la mayor de América Latina. Se estima que en el 2009 supere el 40%.