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Vamos hacia una degradación brutal de nuestras condiciones de vida
No cabe ilusión alguna. En los próximos meses la humanidad va a vivir una bestial degradación de sus condiciones de vida en todo el planeta. El Fondo Monetario Internacional (FMI) lo dice bien claro en su último informe: "cincuenta países de aquí a principios del 2009" se van a sumar de la macabra lista de países que sufren hambrunas. Entre ellos numerosos países de África, América Latina, Caribe e incluso Asia. En Etiopia hay ya 12 millones de personas que mueren de hambre según cifras oficiales. En India y China, que nos han estado vendiendo como el nuevo Eldorado capitalista, centenares de millones de obreros se verán atrapados en la miseria más negra. En Europa y Estados Unidos una gran parte de la población sufrirá una miseria insoportable.
No hay ningún sector a salvo de la quema. Los despidos lloverán por millones en oficinas, bancos, fábricas, hospitales, en los servicios de alta tecnología como la electrónica, en el automóvil, la construcción o las empresas de servicios. ¡El paro va a crecer de forma exponencial!. Ya, desde principios de 2008 y solo en Estados Unidos casi un millón de trabajadores han ido la calle. Y esto es solo el principio. Esta ola de despidos hace que cada vez sea más difícil a las familias obreras costearse la alimentación básica y la sanidad. Para los jóvenes esto significa que el capitalismo ¡no puede ofrecerles ningún futuro!
¡Los que nos mentían ayer, nos mienten hoy!
Ni los dirigentes del mundo capitalista, ni los políticos, ni los periodistas a sueldo de la clase dominante se atreven a ocultarlo. ¿Cómo hacerlo?. Los mayores bancos del mundo están en quiebra, y solo se han mantenido a flote gracias a centenares de millones de dólares y euros inyectados por los Bancos Centrales, es decir por los Estados. Las Bolsas en América, Asía y Europa se hunden sin remisión y han perdido desde Enero de 2008, 25 billones de dólares, es decir el equivalente a ¡dos años de la producción total de los estados Unidos! Todo ello ilustra el verdadero pánico que sacude a la clase dominante en todo el planeta. Si hoy se hunden las Bolsas no es solo por la catastrófica situación de los Bancos, sino también porque los capitalistas se ven venir una caída vertiginosa de sus beneficios como resultado del retroceso masivo de la actividad económica, la multiplicación de quiebras de empresas y de una recesión mucho peor que las de los últimos cuarenta años.
Los principales dirigentes del mundo, los Bush, Merkel, Brown, Sarkozy, Hu Jiantao, encadenan encuentros y "Cumbres" (G4, G7, G16, G27, G40) para tratar de salvar los muebles, impedir lo peor. Planifican una nueva "Cumbre" a mediados de Noviembre para, según algunos, "refundar el capitalismo". La hiperactividad de los dirigentes mundiales sólo puede compararse a la de los "expertos" y periodistas: televisión, radio, periodismos... la crisis está en primera plana en todos los medios.
¿A qué viene tanto ruido?
La burguesía sabe que no puede ocultar el catastrófico estado de su economía pero trata de hacernos creer que pese a todo ello no hay que poner en cuestión el sistema capitalista, que de lo que se trata es simplemente de limitar sus "excesos" y evitar sus "patinazos". ¡La culpa es de los especuladores!, ¡Es culpa de los patronos sinvergüenzas!, ¡los paraísos fiscales son los culpables! Y, aún más radical: ¡La culpa de todo la tiene el "liberalismo"!
Todos los charlatanes profesionales nos largan sus letanías para que comulguemos con semejantes ruedas de molino. Esos mismos "especialistas" que afirmaban ayer que la economía gozaba de buena salud, que los bancos eran sólidos como robles... se precipitan hoy a los platos de televisión para contarnos nuevas mentiras. Aquellos que nos decían que el "liberalismo" era LA solución, que el Estado debía cuidarse muy mucho de intervenir en la economía, hoy reclaman que los Estados intervengan a tope.
¡Más Estado, más "moral" y el capitalismo podrá salir mejor de lo que entró! ¡Tal es la mentira que nos quieren que nos traguemos!.
¿El capitalismo puede superar su crisis?
La crisis que sacude hoy al capitalismo mundial no data del verano 2007 con la crisis inmobiliaria en USA. Hace más de 40 años que las recesiones se suceden unas a otras: 1967, 1974, 1981, 1991, 2001. Hace décadas que el paro se ha convertido en una lacra permanente en la sociedad y que los explotados sufrimos ataques cada vez más duros a nuestras condiciones de vida. ¿Por qué?
Porque el capitalismo es un sistema que produce para el mercado y el beneficio y no para satisfacer las necesidades humanas. Las necesidades humanas por satisfacer son inmensas pero los seres humanos que las sufren no son solventes, es decir la inmensa mayoría de la población mundial no tiene con que comprar las mercancías que se producen. Si el capitalismo está en crisis, si millones de seres humanos, y bien pronto millones, están sumidos en una miseria insoportable y sufren las peores hambrunas no es porque este sistema no produzca lo suficiente sino porque produce muchas más mercancías de las que puede vender. La burguesía ha salido temporalmente de esas recesiones recurriendo masivamente al crédito y con ello creando un mercado artificial. Por ello esos "relanzamientos" han conducido a despertares dolorosos ya que, a fin de cuantas, hay que devolver todos esos créditos, hay que hacer frente a todas esas deudas. Y eso es justo lo que pasa hoy día. Todo el "fabuloso crecimiento" de los últimos años se basaba única y exclusivamente en la deuda. La economía mundial ha vivido a crédito y ha llegado el momento de devolverlo. ¡Todo se hunde como en vulgar castillo de naipes!. Las actuales convulsiones de la economía capitalista no son el producto de una "mala gestión" de los dirigentes políticos, ni de la especulación de los "magos de las finanzas" ni del comportamiento irresponsable de los banqueros. Lo único que hacen todos esos personajillos es aplicar las leyes del capitalismo y son justamente esas leyes las que conducen al sistema a su perdición. Por eso, los miles de millones inyectados por todos los Estados y Bancos Centrales a los mercados no van a cambiar nada. Peor aún, van a añadir más y más endeudamiento, ¡es querer apagar el fuego con gasolina!.
La burguesía, con tales medidas estériles y desesperadas, demuestra su impotencia. Todos sus sesudos planes de salvamento están condenados, tarde o temprano, al fracaso. No va ha haber un verdadero relanzamiento de la economía capitalista. Ninguna política, ni de izquierdas ni de derechas, podrá salvar al capitalismo porque este sistema está corroído por una enfermedad mortal e incurable.
Al desarrollo de la miseria opongamos nuestras luchas y nuestra solidaridad
Por todas partes aparecen comparaciones con el crack del 29 y la Gran Depresión de los años 30. Aún resuena en nuestra memoria las imágenes de aquella época: colas interminables de parados esperando un trabajo, colas de pobres para obtener un plato de sopa de caridad, los edificios de las fábricas cerradas traduciendo la mayor de las desesperanzas... Pero, ¿la situación actual es igual a la de entonces?.La respuesta es claramente, NO. Hoy es mucho más grave, aunque el capitalismo con su experiencia ha logrado evitar un hundimiento brutal gracias a la intervención de los Estados y a una mejor coordinación internacional.
Pero esa no es la única diferencia. La terrible depresión de los años 30 desembocó en la Segunda Guerra Mundial. ¿La crisis actual puede desembocar en una Tercera Guerra Mundial? La huida hacia delante a la guerra imperialista es la única respuesta que la burguesía es capaz de dar a la crisis insalvable del capitalismo. Y la única fuerza que se puede oponer a ello es su enemigo irreducible: la clase obrera mundial. El proletariado en los años 30 había sufrido una derrota terrible como consecuencia del aislamiento de la revolución de 1917 en Rusia y se dejó alistar en la masacre imperialista. Pero el proletariado actual ha demostrado, desde los grandes combates que empezaron en 1968, que no está dispuesto a verter de nuevo su sangre por sus explotadores. En los últimos 40 años ha podido sufrir reveses dolorosos pero aún está en píe en todo el mundo, especialmente desde 2003, y se bate cada vez más. El recrudecimiento de la crisis del capitalismo provocará terribles sufrimientos en cientos de millones de trabajadores, no solo en los países subdesarrollados sino también en los más desarrollados, paro, miseria, hambre, pero también va a provocar necesariamente luchas de resistencia de los explotados.
Estas luchas son indispensables para limitar los ataques económicos de la burguesía, para impedir que nos hundan en la miseria absoluta. Pero está claro que no podrán impedir que el capitalismo siga hundiéndose cada vez más profundamente en su crisis. Aunque las luchas de resistencia de la clase obrera responden a una necesidad aún más importante. Permiten a los explotados desarrollar su fuerza colectiva, su unidad, su solidaridad, su conciencia, para plantear la única alternativa que puede ofrecer un porvenir a la humanidad: borrar de la faz de la tierra el sistema capitalista y crear una nueva sociedad sobre bases completamente diferentes. Una sociedad que no se base en el beneficio y la explotación, ni en la producción en función del mercado, sino en la que se produzca para satisfacer las necesidades humanas; una sociedad dirigida por los propios trabajadores y no por una minoría privilegiada: la sociedad comunista.
Durante ocho décadas todos los sectores de la burguesía, tanto de derechas como de izquierdas, nos han dicho que los regimenes que dominaban Europa del Este o China eran "comunistas", cuando en realidad no eran más que una forma especialmente bárbara de capitalismo de Estado. Y eso lo decían para convencernos a los explotados que era vano soñar con un mundo diferente, que no había nada salvo el capitalismo. Hoy el capitalismo muestra su quiebra histórica y la perspectiva de la sociedad comunista debe animar cada vez más las luchas del proletariado.
Frente a los ataques de un capitalismo acorralado; para acabar con la explotación, la miseria y la barbarie guerrera del capitalismo:
¡Viva la lucha de la clase obrera mundial!
¡Proletarios de todos los países, uníos!