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Sarkozy proclama que "el capitalismo tiene que refundirse sobre bases éticas". Frau Merkel le echa la bronca a los especuladores. Zapatero apunta el dedo acusador contra los fundamentalistas del mercado que pretenden que este se regula por si solo sin intervención del estado.
Todos nos dicen que esta crisis supone el entierro del capitalismo "neoliberal" y que ahora la esperanza está en "otro capitalismo". Este "nuevo capitalismo" se basaría en la producción y no en las finanzas y se desprendería con mano firme de esa costra parásita de los tiburones financieros y especuladores que habrían florecido como hongos al amparo de la "desregulación", la "inhibición del Estado", la primacía del interés privado sobre el "interés público" etc.
Según ellos no ha fracasado el capitalismo, lo único que habría fracasado es una forma de capitalismo.
Los grupos supuestamente de "izquierdas" (estalinistas, anti-globalización, trotskistas etc.) están exultantes: "los hechos nos han dado la razón. Aquellos polvos neoliberales han traído estos lodos desastrosos", proclaman. Reivindican su oposición a la "globalización" y al "liberalismo desenfrenado" y llaman a la adopción de medidas de intervención del Estado para poner en cintura a las trasnacionales, los especuladores y demás sinvergüenzas que con su avaricia desmedida habrían provocado el desastre. La solución según ellos pasa por el "socialismo", el cual consistiría en que el Estado le pare los pies a los "capitalistas" en beneficio del "pueblo" y la "gente de a pie".
¿Son correctas esas explicaciones? ¿Es posible "otro capitalismo"? ¿Habría una salida dentro del capitalismo mediante una intervención "benefactora" del Estado? Vamos a intentar responder a esas preguntas de la más candente actualidad. Sin embargo, antes es preciso aclarar una cuestión vital:¿Socialismo es igual a Estado?
¿Socialismo = Estado?
Chávez, el paladín del "socialismo del siglo XXI", ha hecho unas sorprendentes declaraciones «El camarada Bush está tomando algunas medidas propias del camarada Lenin. EEUU algún día irá al socialismo porque los pueblos no se suicidan».
Por una vez y sin que sirva de precedente estamos de acuerdo con Chávez. Primero en que Bush es su "camarada". En efecto, aunque mantengan una feroz pugna imperialista ambos son camaradas en la defensa del capitalismo y ambos son igualmente camaradas en la utilización del Estado como tabla de salvación del sistema.
También estamos de acuerdo con él en que "algún día Estados Unidos irán al socialismo" aunque desde luego dicho socialismo no se parecerá en nada al "socialismo" que predica el señor Chávez.
El socialismo no tiene nada que ver con el Estado. El socialismo es la negación del Estado. La construcción de una sociedad socialista necesita en primer lugar la destrucción del Estado en todos los países. Con ello se abre un periodo de transición del capitalismo al comunismo pues es imposible que una sociedad se acueste por la noche capitalista y se levante por la mañana comunista. En este periodo de transición todavía pesa la ley del valor capitalista, la burguesía no ha sido total y definitivamente extinguida y existen otras clases sociales no explotadoras pero distintas del proletariado: campesinos, marginados urbanos, pequeña burguesía[1].
Como producto de esa situación de transición, el Estado es todavía necesario pero no es como los Estados que han existido en la historia, es, como decía Engels, un semi-estado, un Estado en vías de extinción. Para avanzar hacia el comunismo dentro de esa situación histórica de transición, compleja e inestable, llena de peligros y contradicciones, el proletariado debe asestar golpes a ese semi-estado, tiene que desmontarlo paso a paso. De lo contrario, el proceso revolucionario puede bloquearse y alejarse la perspectiva del comunismo o verse definitivamente perdida.
Uno de los autores que más ha abordado este tema dentro del movimiento obrero, Federico Engels, es muy claro al respecto: «Habría que abandonar toda esa charlatanería acerca del Estado, sobre todo después de la Comuna, que no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra. Los anarquistas nos han echado en cara más de la cuenta esto del «Estado popular», a pesar de que ya la obra de Marx contra Proudhon, y luego el "Manifiesto Comunista" dicen claramente que, con la implantación del régimen social socialista, el Estado se disolverá por sí mismo y desaparecerá. Siendo el Estado una institución meramente transitoria, que se utiliza en la lucha, en la revolución, para someter por la violencia a los adversarios, es un absurdo hablar de Estado popular libre: mientras que el proletariado necesite todavía del Estado no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir»[2]
La intervención del Estado para regular la economía, para ponerla al "servicio de los ciudadanos" etc., no tiene nada que ver con el socialismo. En primer lugar porque el Estado jamás estará al servicio de "todos los ciudadanos". El Estado es el órgano de de la clase dominante y está estructurado, organizado y configurado para defender a la clase dominante y para mantener el sistema de producción que la sustenta. El estado "más democrático del mundo" no deja de ser un Estado al servicio de la burguesía y que defiende con uñas y dientes el régimen de producción capitalista.
En segundo lugar, la intervención específica del Estado en el terreno económico no tiene otra finalidad que preservar los intereses generales de la reproducción del capitalismo y de la clase capitalista. Engels, en su obra el Anti-Düring, clarifica que «el Estado moderno no es más que la organización que se da la sociedad burguesa para sostener las condiciones generales externas del modo de producción capitalista contra ataques de los trabajadores o de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, un Estado de los capitalistas: el capitalista colectivo ideal. Cuantas más fuerzas productivas asume en propio, tanto más se hace capitalista total, y tantos más ciudadanos explota. Los obreros siguen siendo asalariados, proletarios. No se supera la relación capitalista, sino que, más bien, se exacerba»[3]
Durante el siglo XX con la entrada del capitalismo en su periodo histórico de decadencia[4] el Estado ha constituido su máximo baluarte frente a la exacerbación de las contradicciones sociales, guerreras y económicas. El siglo XX y XXI se caracterizan por la tendencia universal al capitalismo de Estado. Esta tendencia opera en todos los países sea cual sea su régimen político. Básicamente existen dos vías de realización del capitalismo de Estado:
- La estatización más o menos completa de la economía: es la que existía en Rusia o existe actualmente en China, Cuba, Corea del Norte etc.
- La combinación entre la burocracia estatal y la gran burguesía privada.
En ambos casos es el Estado quien controla la economía. En el primer tipo, ostenta la propiedad de gran parte de los medios de producción y servicios. En el segundo tipo, el Estado interviene en la economía a través de una serie de mecanismos indirectos: presupuestos, fiscalidad, compras a las empresas[5], fijación de los tipos de interés interbancario, regulación de precios, normas contables, agencias estatales de concertación, inspección, inversión[6] etc.
Nos repiten hasta la nausea dos mentiras gemelas: la primera identificar socialismo con estado, la segunda identificar neoliberalismo con desregulación y libre mercado. El capitalismo en su periodo histórico de decadencia (siglos XX y XXI) no puede existir sin las muletas omnipresentes del Estado. El mercado "libre" está guiado, controlado, sostenido, por la mano de hierro del Estado. Adam Smith[7] decía que el mercado estaba regulado por una "mano invisible". ¡Esa mano es el Estado![8].
Cuando Bush acude a la salvación de bancos y compañías aseguradoras no está haciendo nada excepcional ni está tomando "medidas que tomaría el camarada Lenin". Simplemente está continuando la labor cotidiana de control y regulación de la economía que ejecuta el Estado.
¿Ha fracasado el neoliberalismo ...?
En otros textos hemos expuesto nuestra posición sobre las causas de la crisis actual[9]. Tras un periodo de prosperidad relativa en 1945-67, el capitalismo mundial volvió a caer en crisis recurrentes, los episodios convulsos se han venido sucediendo cual seísmos que ponían la economía mundial al borde del abismo. Recordemos la crisis de 1971 que obligó a desvincular al dólar del patrón oro; la de 1974-75 que desembocó en una inflación incontrolable de 2 dígitos; la crisis de la deuda de 1982 donde México y Argentina se declararon en suspensión de pagos; el batacazo de Wall Street de 1987; la crisis de 1992-93 que llevó al derrumbe de numerosas monedas europeas; la crisis de 1997-98 en la que cayeron los tigres asiáticos; la crisis del punto.com en 2001...
«Lo que caracteriza globalmente el siglo XX y XXI es que la tendencia a la sobreproducción -que en el siglo XIX era temporal y se podía superar con relativa facilidad- se vuelve crónica, sometiendo con ello a la economía mundial a un riesgo más o menos permanente de inestabilidad y destrucción. De otro lado, la competencia -rasgo congénito del capitalismo- se hace extrema y al toparse con un mercado mundial que tiende constantemente a la saturación pierde su carácter de estimulo a la expansión para desarrollar únicamente su carácter negativo y destructivo de caos y enfrentamiento»[10]
Los sucesivos episodios de crisis que se han registrado a lo largo de los últimos 40 años son el resultado de la sobreproducción crónica y de la competencia exacerbada. Los Estados han intentado combatir sus efectos aplicando paliativos, aplazando para más adelante sus consecuencias más nefastas, descargando sus peores efectos sobre los países más débiles[11]. El principal paliativo que han empleado ha sido el endeudamiento.
En los años 70 se adoptó una política clásica de endeudamiento estatal respaldado por una intervención abierta del Estado en la economía: nacionalizaciones, control de empresas, rígida supervisión del comercio exterior etc. Se trataba de una política "keynesiana" [12]. Conviene recordar para los desmemoriados que quieren meternos en el falso dilema neoliberalismo - intervención del Estado, que entonces tanto los partidos de derecha como los de izquierda eran todos "keynesianos" y hablaban sin descanso de las bondades de un "socialismo en libertad" etc.
Esta política tuvo resultados desastrosos: la inflación se disparó y con ello la economía se desestabilizó y el comercio internacional tendió a bloquearse. Para remediarlo se instrumentó en los años 80 lo que se llamó retóricamente la "revolución neoliberal" cuyos mascarones de proa fueron la señora Thatcher en Gran Bretaña y el cowboy Reagan en Estados Unidos. Esa política estatal persiguió 2 objetivos:
- soltar lastre liquidando una parte importante del aparato productivo no rentable lo que acarreó una oleada de despidos sin precedentes organizada y planificada por el Estado y abrió un proceso de degradación irreversible de las condiciones de vida de los trabajadores: inicio de la precariedad, desmantelamiento de las prestaciones sociales etc.[13].
- aliviar el endeudamiento que ahogaba al Estado mediante políticas de privatizaciones, subcontratación de servicios y funciones (la "externalización") y titulización sistemática de la deuda pública que era adquirida por "particulares": bancos, especuladores, otros estados etc.
Esta segunda rúbrica de la política "neoliberal" extendió el endeudamiento del Estado a la banca. El mercado financiero se vio inundado por toda clase de títulos, bonos etc., adquiriendo proporciones monstruosas, la especulación se disparó y la economía mundial se parece desde entonces a un inmenso casino donde gobernantes, banqueros y expertos brokers realizan complicadas operaciones que pueden proporcionar ganancias espectaculares pero que dejan una tremenda secuela de quiebras e inestabilidad.
En contra de las leyendas que nos cuentan sobre la "iniciativa privada" que promovería el neoliberalismo, estos mecanismos no nacieron espontáneamente del mercado sino que fueron el fruto y la consecuencia de una política económica estatal dirigida a intentar cortar la inflación. En realidad lo único que se hizo fue aplazarla pero pagando un enorme precio: a través de complicados mecanismos financieros las deudas se transformaban en títulos especulativos con altos intereses que al principio proporcionaban pingues beneficios pero que había que desprenderse lo más pronto posible de ellos pues más pronto o más tarde nadie podría pagarlos... Esos títulos eran al principio las estrellas más disputadas por bancos, especuladores, gobiernos..., pero pronto se transformaban en títulos basura completamente desvalorizados de los que había que huir como de la peste.
El fracaso de esta política se hizo patente con el brutal crack de Wall Street de 1987 y el hundimiento de las cajas de ahorro norteamericanas de 1989. En los años 90 esta política "neoliberal" fue continuada pero, dada la montaña de deudas que pesaba sobre la economía, hubo que aliviar los costes de producción mediante políticas de desarrollo de la productividad y de deslocalización: trasladar partes enteras de la producción a países como China con salarios de hambre y condiciones de trabajo inmisericordes, lo que redundó en un empeoramiento general de las condiciones de vida de todo el proletariado mundial. Junto a ello se desarrolló la llamada "globalización": los grandes Estados impusieron a los más débiles el derribo de sus barreras proteccionistas para inundarles con sus mercancías y así aliviar su sobreproducción crónica y, al mismo tiempo, obligarles a subastar sus empresas más rentables -las privatizaciones- para adueñarse de ellas.
Nuevamente estos remedios no hicieron sino agravar el mal y la crisis de los tigres asiáticos de 1997-98 mostró no solo la ineficacia de esas políticas sino los peligros que estaban incubando. Pero, como si el capitalismo tuviera aún conejos en su chistera, la década iniciada con el nuevo siglo trajo primero lo que se llamó la "nueva economía", el punto.com, una desbocada especulación con las empresas de informática e Internet. Todo eso acabó pronto -en 2001- en un tremendo batacazo[14]. Pero a partir de 2003 el capitalismo remontó el vuelo mediante una desmadrada especulación inmobiliaria que ha llenado de rascacielos y viviendas vacías numerosos lugares del planeta acelerando los problemas medioambientales y provocando una terrible carestía de viviendas especialmente para los trabajadores jóvenes, y que ha desembocado en el fiasco actual.
¿... o ha fracasado el capitalismo?
La crisis actual se asemeja a un enorme y peligroso campo de minas. El primer bombazo fue la crisis de los subprime el verano de 2007 y pareció a primera vista que con el desembolso de miles de millones las cosas saldrían adelante. ¿No había pasado lo mismo con otros episodios similares?. Sin embargo, el derrumbe de instituciones bancarias desde finales de diciembre fue la nueva mina que echó por tierra esas ilusiones. El verano de 2008 ha sido de vértigo con la explosión de bancos en USA y Gran Bretaña. Llegamos a octubre y otro de los consuelos con los cuales querían acallar nuestras preocupaciones se ha venido abajo: nos decían que los problemas eran muy gordos en USA pero que la economía europea no tenía nada que temer. Bien, pues ahora las minas estallan en la economía europea empezando por su principal estado, Alemania, que contempla atónico el desmoronamiento de su primer banco hipotecario.
¿De donde proceden esas minas que cuando parece que todo está "tranquilo y controlado" estallan bruscamente? Pues son sencillamente el resultado de 40 años de acompañamiento de la crisis, de paliativos, que han logrado enmascarar los problemas y mantener más o menos en pie un sistema con problemas insolubles, pero que no solo no han resuelto nada sino que ha agravado las contradicciones del capitalismo hasta límites extremos y es ahora, con esta crisis, donde se están viendo las consecuencias una tras otra.
¿El capitalismo saldrá de esta como ha salido otras veces?
Pensamos que tal aforismo es un mal consuelo:
- los episodios anteriores de crisis se pudieron superar con el desembolso de unas cuantos miles de millones de dólares (unos 100.000 millones en el caso de la crisis de los tigres asiáticos de 1998). Hoy llevan invertidos 3 billones de dólares en año y medio (¡30 veces más que entonces!) y no se ve ninguna salida[15].
- En los episodios anteriores, los peores efectos de la crisis quedaron circunscritos a países concretos (Sudeste Asiático, México y Argentina, Rusia), hoy el epicentro donde se concentran los peores estragos son los principales países del mundo: USA, Gran Bretaña, Alemania... irradiando desde ahí al resto del mundo.
- En los episodios anteriores en general -salvo el estancamiento del último quinquenio de los 70- las convulsiones eran muy cortas y en 6 meses o un año se salía del túnel. Hoy llevamos año y medio y no se vislumbra una salida clara.
Por otra parte, esta crisis ha dejado muy malherido al sistema bancario mundial. El mecanismo del crédito está paralizado debido a la desconfianza generalizada pues nadie sabe si los "activos" que los bancos (y las empresas) exhiben en sus balances no son otra cosa que faroles. Edificios, propiedades, instalaciones, están desvalorizados pese a los valores inflados con los que se contabilizan. En cuanto a los activos financieros son, como les ha llamado Bush, "activos tóxicos", papeles que representan deudas incobrables.
El capitalismo de Estado "liberal" no puede funcionar si no tiene unos bancos fuertes y sólidos, la economía capitalista se ha acostumbrado talmente a la droga del endeudamiento que si el sistema crediticio no es capaz de proporcionar un flujo adecuado de dinero, la producción se paraliza. El grifo del crédito está cerrado pese a las sumas ingentes que movilizan los gobiernos a través de los bancos centrales. No se ve claro cómo van a restablecer un sistema que hoy está lleno de agujeros y del que caen las piezas -los bancos- una tras otra.
La loca carrera que se ha desatado entre los Estados europeos para ver quién daba más garantía a los depósitos bancarios constituye un pésimo augurio que revela una búsqueda desesperada de fondos. Esa sobrepuja en las "garantías" revela precisamente que nada está garantizado.
Pero ¡vayamos a lo fundamental! La vida de millones y millones de personas, trabajadores, se está viendo duramente afectada. El desempleo llama a la puerta de numerosos hogares. 600.000 personas en menos de un año en España, 180.000 durante agosto de 2008 en Estados Unidos. La inflación afecta a los productos alimenticios básicos cuyos precios crecen sin descanso. Los recortes salariales, las suspensiones temporales de producción con su secuela de nuevos recortes, el peligro que corren las pensiones... Está fuera duda que esta crisis va repercutirse con una brutalidad nunca vista en la vida de millones de trabajadores. No sabemos si el capitalismo saldrá de esta pero lo que si sabemos es que habrá muchos seres humanos que no podrán salir, el hambre en el mundo está creciendo desde hace un año a un ritmo vertiginoso.
El "nuevo" capitalismo que "salga" de esta crisis será una sociedad mucho más empobrecida, con muchas más personas en el límite de la supervivencia, con mayor desorden y caos. Cada una de las convulsiones anteriores a lo largo de los últimos 40 años se ha saldado con un deterioro de las condiciones de vida obrera y con una amputación más o menos grande del aparato productivo, la nueva "salida", caso de haberla, agudizará a un nivel muy superior esas tendencias.
Solo la lucha del proletariado puede hallar una salida al túnel donde nos han metido
El capitalismo no va a tirar la toalla. Jamás una clase explotadora ha reconocido la realidad de su fracaso y ha cedido galantemente el poder a los que vengan detrás. Pero lo que vemos es que tras más de 100 años de catástrofes y convulsiones donde solo ha habido un periodo de relativa prosperidad de 30 años, tras 40 años de crisis más o menos abierta, todas las políticas económicas con las cuales el Estado capitalista ha intentado hacer frente a los problemas, no solo han fracasado sino que además han agravado los problemas. Por ello mismo no podemos esperar nada de los nuevos intentos del capitalismo de "salir de la crisis" pues podemos tener la certeza que solo traerán más sufrimientos, más miseria, más convulsiones.
Por eso es una utopía confiar en lo que pueda dar de si una hipotética "salida" del capitalismo a la crisis actual. Lo único realista es que el proletariado aprenda a confiar en si mismo, en la fuerza que puede darle su lucha como clase y vaya construyendo pacientemente a través de luchas, a través de debates, a través de esfuerzos de autoorganización, la fuerza social que le permita erigirse en una alternativa revolucionaria frente a la actual sociedad.
CCI 8-10-08
[1] Todos estos temas no los podemos tratar aquí en detalle. Simplemente expondremos unas ideas breves y sintéticas. Para el lector que quiera profundizar críticamente le remitimos a ¿Qué es el socialismo? /cci-online/200705/1908/que-es-el-socialismo , 5 preguntas sobre el comunismo, https://es.internationalism.org/ap/2005/185_preguntascom.htm . En esos dos textos nos referimos a su vez a artículos más extensos donde hemos expuesto nuestra visión sobre el asunto. Consultar como referencia igualmente el libro El comunismo entrada de la humanidad en su verdadera historia, algunos capítulos están colgados en nuestra Web: https://es.internationalism.org/series/228
[2] Engels: carta a August Bebel, 1875. Se puede encontrar en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e18-3-75.htm
[3] Se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#311
[4] La primera guerra mundial (1914) marca el fin del carácter progresivo del capitalismo y su transformación en un régimen que solo acarrea guerras, crisis y barbarie desbocada. Para profundizar sobre este tema ver: /revista-internacional/200808/2337/decadencia-del-capitalismo-ii-que-metodo-cientifico-debe-usarse-pa
[5] Para hacerse una idea, en la meca del neoliberalismo -Estados Unidos- el Estado es principal cliente de las empresas (más del 50% de su facturación) y las empresas informáticas están obligadas a enviar al Pentágono una copia de los programas que diseñan o de los componentes de hardware que fabrican.
[6] Eso de que la economía norteamericana está desregulada, el Estado se inhibe etc., es un cuento de hadas: la bolsa es controlada por una agencia federal específica; la banca es regulada por el SEC; la Reserva Federal define la política económica a través de mecanismos como los tipos de interés.
[7] Adam Smith (1723-1790): «fue un economista y filósofo escocés, uno de los máximos exponentes, si no el mayor, de la economía clásica. En 1776 publica: Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, en la que sostiene que la riqueza procede del trabajo. El libro fue esencialmente un estudio acerca del proceso de creación y acumulación de la riqueza», tomado de Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Adam_Smith
[8] La lacra de la corrupción no es sino la prueba evidente de la omnipresencia del Estado. Tanto en USA como en España o como en China, el ABC de la cultura empresarial es que los negocios solo pueden prosperar si se pasa por los despachos de la burocracia estatal y se "engrasa" debidamente a los políticos de turno.
[9] Ver en Revista Internacional nº 133: Estados Unidos, la locomotora de la economía mundial se precipita en el abismo, /revista-internacional/200806/2282/editorial-estados-unidos-la-locomotora-de-la-economia-mundial-se-p ; ¿Hay una salida a la crisis? En Acción Proletaria nº 199: https://es.internationalism.org/node/2160 ; ¿Pudo haberse evitado la crisis actual? https://es.internationalism.org/node/2327 y ¿Vamos hacia un crack con el de 1929? /cci-online/200810/2379/vamos-a-volver-a-vivir-un-crack-como-el-de-1929
[10] ¿Hay una salida a la crisis? En Acción Proletaria nº 199, https://es.internationalism.org/node/2160
[11] En la serie 30 años de crisis capitalista aparecida en Revista Internacional números 96, 97 y 98, analizamos las técnicas y métodos a través de los cuales el capitalismo de Estado ha acompañado esa caída en el abismo haciendo que fuera más lento, logrando que se produjera en escalones sucesivos. Ver /revista-internacional/199901/1175/crisis-economica-i-treinta-anos-de-crisis-abierta-del-capitalismo y siguientes.
[12]Keynes: «Es particularmente recordado por su aliento a una política de intervencionismo estatal, a través de la cual el estado utilizaría medidas fiscales y monetarias con el objetivo de mitigar los efectos adversos de los periodos recesionarios de las fluctuaciones cíclicas o Crisis cíclicas de la actividad económica. Los economistas lo consideran uno de los principales fundadores de la macroeconomía moderna» Tomado de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Keynes.
[13] En contra de las mentiras que nos venden es preciso indicar que esta política no era el patrimonio de los gobiernos "neoliberales" sino que era compartida al cien por cien por gobiernos "socialistas" o "de progreso". En Francia el gobierno Mitterand sostenido por los "comunistas" hasta 1984, adoptó medidas tan duras como las de Reagan o Thatcher. En España el gobierno "socialista" del Señor González organizó una reconversión que supuso la pérdida de un millón de puestos de trabajo.
[14] ¿Alguien se acuerda hoy de la "nueva economía"? ¿No nos decían que la "vieja" economía productiva desaparecía con ella y que se entraba en una nueva era donde incluso no habría ni trabajadores? ¡Esos despropósitos nos los contaban hace solo 7 años!
[15] Es además estúpido pensar que ese diluvio de millones no va a tener ninguna consecuencia, sería por así decirlo algo "neutro". Más tarde o más temprano esa locura pasará factura. El escepticismo generalizado con que ha sido acogido el plan de rescate financiero más gigantesco de la historia (¡nada menos que 700.000 millones de dólares!) revela que el remedio está instalando nuevas minas en la maltrecha economía capitalista cuyo estallido será inevitable.