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Desde principios de febrero y a pesar la dispersión debida al periodo de vacaciones escolares, los estudiantes universitarios y los de institutos de la mayoría de las grandes ciudades del país se han movilizado para expresar su cólera contra los ataques económicos del gobierno y de la patronal, contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) La burguesía ha decidido ocultar sistemáticamente los acontecimientos. Ha preferido dirigir día tras día sus cámaras y sus artículos de prensa hacia los “éxitos” siniestros de la “banda de bárbaros”[1].
¡La cólera de los estudiantes es totalmente legítima!
Las instituciones de lo que es la educación nacional (escuelas primarias, institutos, universidades,...) se han transformado en fábricas de parados, en reservas de mano de obra barata. Que los estudiantes han comprendido bien esta cuestión lo demuestra entre otras cosas la decisión que ha tomado la asamblea de estudiantes de Caen de enviar delegaciones a las empresas próximas y a los jóvenes parados de los pueblos cercanos animándoles a que se solidaricen con su lucha.. El CPE es simplemente la precariedad organizada. Y la precariedad no afecta únicamente a los jóvenes. Muy al contrario el paro, la miseria, la precariedad afectan despiadadamente, directa o indirectamente a todas las generaciones obreras. Por eso en algunas universidades -Paris III Censier, es un ejemplo- los profesores, y el personal ATOS[2] se han puesto también en huelga en solidaridad con los estudiantes.
¡El CPE es una expresión del fracaso del capitalismo!
El pasado mes de noviembre, frente a los disturbios en los barrios, la burguesía, su gobierno, sus partidos políticos, impusieron el orden declarando el Estado de Sitio y expulsando del país a los jóvenes emigrantes que no respetan su “tierra de acogida”. Hoy los que nos gobiernan quieren continuar con su sucio trabajo de “librarse de la escoria” a costa de los hijos de la clase obrera. Y lo hacen, en esto el cinismo no puede ser mayor, en nombre de la “igualdad de oportunidades” que les prometen con el CPE. Con el CPE, los estudiantes que tropiecen con la “oportunidad” de encontrar un trabajo al terminar los estudios quedarán a merced de sus patronos; y a partir de ahí, ninguna posibilidad de encontrar vivienda, de fundar una familia, de alimentar a sus hijos. Eso significa ni más ni menos que cada día irán al trabajo con el miedo en el cuerpo, con la angustia de que les den la famosa “carta de recomendación” en la que aparece la siniestra sentencia: ¡DESPEDIDO! ¡He aquí la esclavitud asalariada! ¡He ahí el capitalismo!
La única “igualdad” que contiene el CPE es la igualdad en la miseria: encierro en barrios convertidos en verdaderos ghettos, trabajos precarios, paro, RMI[3], supervivencia diaria, aguantar el día como se pueda,...¡Este es el “radiante porvenir” que la clase dominante, la burguesía, y su Estado “democrático” prometen y garantizan a los hijos de la clase obrera!
Estos jóvenes cuyos padres se movilizaron en 2003 contra la reforma del sistema de pensiones y a quienes el predecesor de Villepin, señor Raffarin, tuvo la geta de decirles: ¡La calle no es quien gobierna!
Tras el duro golpe asestado a los “viejos” y futuros jubilados, los golpes van ahora contra los “jóvenes” y futuros parados. Con el CPE el capitalismo muestra abiertamente su verdadero rostro, la cara de un sistema decadente que no tiene ningún porvenir que ofrecerle a las nuevas generaciones. Un sistema gangrenado por una crisis económica insoluble. Un sistema que desde que terminó la segunda guerra mundial ha gastado sumas inmensas en la producción de armamentos cada vez más sofisticados, mortíferos y destructivos. Un sistema que desde la guerra del Golfo de 1991 no ha cesado de anegar de sangre el planeta. Es el mismo sistema fracasado, la misma clase capitalista contra las cuerdas quien arroja a millones de seres humanos a la miseria y al paro, la que siembra la muerte en Irak, en Oriente Medio, en Costa de Marfil,...
Un día tras otro el sistema capitalista que domina el mundo nos ofrece pruebas clarísimas de que debe ser derrocado. Y porque han comenzado a entenderlas es por lo que en la universidad de Paris Tolbiac, en una asamblea general, los estudiantes aceptaron una propuesta en la que se afirmaba que “es necesario acabar con el capitalismo”. Por lo mismo en Paris Censier, el viernes 3 de marzo, los estudiantes han invitado a una compañía de teatro a venir a cantar canciones revolucionarias. Ondean Banderas rojas y la Internacional es cantada por cientos de alumnos, profesores y personal ATOS. Distribuyen el “Manifiesto comunista” de Marx y Engels. En el recinto de la universidad pronuncian la palabra REVOLUCIÓN y la repiten sin descanso. Cerca de donde está el espectáculo se discute de la lucha de clases, se evoca la revolución rusa de 1917 y las grandes figuras del movimiento obrero, como Rosa Luxemburgo vilmente asesinada como su camarada Kart Liebknecht en 1919 durante la revolución alemana por asesinos a las órdenes del partido socialista que dirigía el gobierno.
Par enfrentar la “banda de los bárbaros” pero con elegante corbata, que nos gobierna, las jóvenes generaciones deben recordar la experiencia de sus predecesores. Rememorar especialmente lo que ocurrió en Mayo de 1968.
La huelga masiva de Mayo de 1968 nos muestra el camino
En la vorágine de movimientos que había alcanzado con anterioridad a las universidades de la mayoría de los grandes países desarrollados, en particular las de Estados Unidos y las de Alemania; los estudiantes de las universidades francesas se movilizaron masivamente también en mayo del 68. Pero esta movilización tomó otra dimensión cuando todos los sectores de la clase obrera entraron en lucha: ¡Nueve millones de trabajadores en lucha! Los estudiantes más conscientes y combativos superaron entonces sus reivindicaciones específicas para proclamar que su combate era el mismo que el de la clase obrera. Llamaron a los obreros a acudir a las universidades ocupadas para discutir de la situación y de sus perspectivas. Por todas partes se discutía de la Revolución, de la necesidad de destruir el capitalismo.
Mayo 68 no desembocó en la Revolución puesto que esta no era todavía posible ya que el capitalismo estaba en el comienzo de su crisis. Pero los burgueses pasaron un susto de muerte. Y sí el gobierno consiguió controlar la situación fue porque los sindicatos hicieron toda lo que estaba en su mano para que los obreros volvieran al trabajo y fue también porque los partido de Izquierda, esos que se presentan como los defensores de los trabajadores, llamaron a participar en las elecciones organizadas por el régimen de De Gaulle.
Mayo 68 ha mostrado que la Revolución no es una vieja y polvorienta pieza de museo, que ella no pertenece a un pasado ya superado sino que representa el único futuro posible para la sociedad. Además, este gran movimiento de la clase obrera, que fue seguido por numerosas luchas obreras en muchos otros países, ha mostrado a la clase dominante que no podía alistar a los explotados tras las banderas nacionales, que no tenía las manos libres para desencadenar una Tercera Guerra Mundial, como lo hizo en 1914 y 1939. Sí en nuestra época, contrariamente a la de los años 30, la crisis económica no ha desembocado en una masacre generalizada es precisamente gracias a las luchas de la clase obrera.
El porvenir está en manos de las jóvenes generaciones
El movimiento de la juventud contra el CPE muestra que los gérmenes de una nueva sociedad empiezan a madurar en las entrañas de la vieja sociedad capitalista agonizante. El porvenir está en las manos de la nueva generación. Los estudiantes de enseñanza media y los universitarios tienden a tomar conciencia de que, como futuros parados y futuros precarios, pertenecen, en su gran mayoría, a la clase obrera. Una clase explotada que el capitalismo tiende a excluir cada vez más de la producción. Una clase que no tendrá otra opción que desarrollar sus luchas para defender sus condiciones de vida y el porvenir de sus hijos. Una clase que no tendrá otra alternativa que destruir el capitalismo para acabar con la explotación, la miseria, el desempleo y la barbarie. Una clase que, sólo ella, puede construir un mundo nuevo, que no esté basado en la concurrencia, la explotación y la búsqueda del beneficio, sino en la satisfacción de todas las necesidades de la especie humana.
En 1914, los hijos de la clase obrera, cuya gran mayoría eran todavía adolescentes, fueron enviados a las trincheras para servir de carne de cañón. La hiena capitalista se revolcó en la sangre de los explotados, había segado las jóvenes generaciones que Rosa Luxemburgo llamó la “fina flor del proletariado”
Frente a este sistema capitalista, que mutiló y masacró a los hijos de la clase obrera enviados al frente en 1914 y que volvió a repetir lo mismo en 1939, la “fina flor del proletariado” del siglo XXI tendrá la responsabilidad de destruirlo desarrollando la lucha junto con toda la clase obrera, junto con todas sus generaciones.
Recientemente en Brasil, en la universidad Victoria de Conquista, los estudiantes han manifestado la voluntad de discutir la historia del movimiento obrero. Han comprendido que solo sumergiéndose en la experiencia de las generaciones del pasado, las nuevas generaciones podrán retomar la llama del combate que llevaron sus padres, sus abuelos, sus tatarabuelos. Estos estudiantes comprendieron que podían retomar este pasado, un pasado que deberá reapropiarse y que gracias al cual las jóvenes generaciones podrán construir el porvenir. Ellos han descubierto que la historia de la lucha de clase, la historia viva que no se aprende únicamente en los libros (y menos aún en los pupitres de la escuela) sino también en la acción. Ellos han osado hablar, plantear cuestiones, expresar desacuerdos, confrontar argumentos.
En las universidades de Francia, como en las de Brasil, hay que abrir los anfiteatros, las Asambleas Generales, a todos los que –obreros, parados, revolucionarios- quieren acabar con el capitalismo.
La única perspectiva: unidad y solidaridad de toda la clase explotada
Desde hace unos meses, en todos los países, el mundo del trabajo se ve sacudido por huelgas tanto en el sector público como en el sector privado: en Alemania, en España, en Estados Unidos, en India, en América Latina. Contra el desempleo y los despidos, por todas partes los huelguistas han puesto por delante la necesidad de la solidaridad entre generaciones, entre activos y parados.
Estudiantes universitarios y de la enseñanza media, vuestra cólera contra el CPE se quedaría en palos de ciego si os quedáis aislados, encerrados dentro de los muros de la universidad o del instituto. Excluidos de los lugares de producción, no tendréis ningún medio de presión sobre la burguesía paralizando la economía capitalista.
Trabajadores asalariados, desempleados, jubilados, es necesario movilizarse pues son ahora vuestros hijos quienes son atacados. Sois vosotros quienes habéis producido o producís todas las riquezas de la sociedad. Sois vosotros el motor de la lucha contra el capitalismo.
Jóvenes parados de las barriadas, vosotros no estáis solos ni excluidos. Hoy os tratan de “canallas” pero esto no es nuevo: en 1968 vuestros padres que se rebelaron contra la explotación capitalista eran tratados de “perros falderos”.
La única perspectiva, el único porvenir, no están en las violencias ciegas o los incendios de vehículos. El único porvenir está en la lucha solidaria y unida de toda la clase obrera, de todas las generaciones. Tenemos que expresar en las huelgas, en las Asambleas Generales, en las discusiones en los lugares de trabajo o de estudio, en las manifestaciones callejeras, TODOS UNIDOS, nuestra cólera contra el desempleo, el empleo precario y la miseria.
¡Abajo el CPE! ¡Abajo el capitalismo! La clase obrera no tiene nada que perder excepto sus cadenas. Ella tiene todo un mundo por ganar.
Corriente Comunista Internacional 6-3-06
[1] Se refiere a unos individuos que secuestraron y torturaron a un joven judío, tema sobre el cual los llamados “medios de comunicación” se han volcado morbosamente.
[2] Personal administrativo y de servicios
[3] Es un tipo de renta verdaderamente miserable para personas en situación de desempleo indefinido