Huelga de la enseñanza en Londres: ¿Por qué no hemos podido unirnos?

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Publicamos a continuación la hoja, traducida, que difundieron nuestros camaradas de World Revolution (WR -sección de la CCI en Gran Bretaña) con ocasión de la manifestación del 28 de marzo.

 

La hoja:

 

El 28 de marzo, miles de enseñantes hicieron huelga para hacer frente a las “reformas” del Gobierno contra las Pensiones. Pero

 

¿Son acaso los enseñantes los únicos que tienen razones suficientes para protestar contra esa “reforma”?

 

No. Todos los trabajadores de los servicios públicos están siendo atacados por las condiciones de jubilación y las pensiones que se cobran en esa situación; de hecho, el golpe dado entonces, con la “granny tax” (un impuesto específico a las personas mayores de edad)[1], a todas las pensiones fue grande y muy duro. ¿Por qué los sindicatos no convocan hoy a la lucha a todos los sectores atacados? Lo mismo cabe decir del conjunto del sector privado, donde un número cada vez mayor de obreros no pueden esperar ninguna clase de pensión, de ayuda o de retiro.

 

¿Se trata únicamente de las pensiones?

 

No. Cada vez mayor número de obreros se ven confrontados a la congelación de su salario, a condiciones de trabajo cada vez más graves –eso si es que tienen empleo pues más del 20% de los jóvenes entre los 16  y los 25 años están en paro.

 

¿Se trata sólo de Londres?

 

No. En estas mismas condiciones se encuentran los obreros de todos los países.

 

¿O de Gran Bretaña?

 

No. Las brutales medidas de austeridad impuestas a la clase obrera y a toda la población en Grecia, Portugal, España,… donde los salarios y las pensiones ya han sido bajados directamente y donde han sido suprimidos cientos de miles de puestos de trabajo, nos muestran hasta qué punto estamos todos implicados pues la crisis de este sistema es mundial e irreversible.

¿Por qué entonces estamos divididos, si estamos ante los mismos ataques y es necesario que resistamos todos unidos?

Hay muchas razones  que nos dificultan el tomar las cosas en nuestras propias manos: domina el sentimiento de que no hay alternativa, la ilusión de que las cosas van a ir mejor, la falta de confianza en nosotros mismos,…

Esta falta de perspectiva y de confianza en nosotros mismos les permite, a esos que dicen falsamente representar nuestros intereses -más que nadie los representantes sindicales “oficiales”-, dividirnos en sectores, en innumerables categorías, llamarnos separados a jornadas de acción o de huelga, anular las huelgas si la Justicia lo decide así y apresarnos en la legislación sindical que hace que vayamos al combate con las manos amordazadas en la espalda.

¿Podemos unirnos, a pesar de todo eso?

. Si pasamos por encima de las divisiones profesionales y sindicales y nos reunimos en asambleas abiertas a todos los trabajadores; si ignoramos las leyes sobre “el voto secreto” y utilizamos sus asambleas para hacer efectivas las decisiones sobre cómo  luchar;  si hacemos caso omiso de las leyes sindicales sobre los “piquetes de huelga”[2] y utilizamos delegaciones masivas para llamar a otros obreros a que se unan a la lucha; si nos abrimos a los obreros en precario, a los estudiantes, a los desempleados, a los jubilados,… Si acudimos a las manifestaciones, a las ocupaciones y a las asambleas en la calle no a escuchar pasivamente los discursos de los expertos sino a intercambiar experiencias de lucha y discutir cómo proseguirlas y ampliarlas; si redescubrimos nuestra identidad de clase –una clase que en todas partes tiene los mismos intereses y el mimo objetivo: ¡Cambiar este sistema podrido por una comunidad auténticamente humana!

Corriente Comunista Internacional, 23/03/2012.

 

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