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La burguesía necesita cada cuatro años legitimar ideológicamente su dictadura de clase frente a toda la sociedad y sobre todo frente a la clase trabajadora. Frente a la teoría del origen divino del poder que proclamaban los señores feudales y los monarcas absolutos (aunque en la decadencia de la sociedad capitalista hasta la propia burguesía ha utilizado también esta engañifa absurda como la burguesía española durante el Franquismo: "Francisco Franco Caudillo de España por la Gracia de Dios"...) la clase dominante elaboró en el siglo XVIII la teoría de que la soberanía reside en el pueblo. Ahora bien los procesos electorales desde hace más de 300 años siempre han sido manipulados, cumpliéndose el viejo dicho de que "quien hace la ley hace la trampa": sólo podían votar los varones que pagaban ciertas cantidades de dinero al fisco, los famosos burgos podridos que hacían que los votos rurales valiesen el triple que los urbanos... Si durante el siglo XIX el movimiento obrero reivindicaba el sufragio universal y participaba en las elecciones no es porque pensase que pudiese cambiar la sociedad capitalista de forma pacífica sino porque estaba interesado en un desarrollo del capitalismo que acelerase la revolución. Ahora bien a partir de la Primera Guerra Mundial el capitalismo entra en su etapa de decadencia, y como decían los revolucionarios "la etapa de las guerras imperialistas y de las revoluciones", y el totalitarismo estatal convierte a los parlamentos democráticos en auténticas marionetas de los gobiernos y de la clase dominante. Esto históricamente tiene miles de ejemplos, pero estas últimas semanas hemos visto a la "superdemocrática" burguesía europea propiciar cambios de gobiernos por ordeno y mando sin haber convocado procesos electorales. Frente a una crisis económica que ya atenaza durante cuatro años a todo el mundo, la única receta de la burguesía son salvajes planes de austeridad que hunden todavía más en la miseria a la mayoría de la población. Los realizan todos los gobiernos "salidos de las urnas" bien sean de centro, de derechas o de izquierdas; pero la última "novedad" son los llamados "gobiernos técnicos" que en realidad son más de lo mismo, pues la bancarrota histórica del capitalismo no tiene soluciones técnicas, la única solución es "para que el capitalismo no acabe con la humanidad, la humanidad tiene que acabar con el capitalismo".
Cada vez un porcentaje mayor de la población va tomando conciencia de toda esta podredumbre, del aumento y enquistamiento de la corrupción en toda la casta política burguesa, de la tomadura de pelo que suponen los procesos electorales donde todos los partidos "dicen lo que no harán, y harán lo que no dicen". De ahí los llamamiento a la participación de los "ciudadanos" en esta engañifa por parte de los farsantes de la clase dominante: Rubalcaba habla de encrucijada histórica, Rajoy dice que está para lo que los españoles quieran, Zapatero que votar es la solución a los problemas, Rosa Díez que hoy toca votar y mañana exigir, Cayo Lara que a más participación más democracia...
El capitalismo está hundido en una depresión económica que hasta la propia burguesía dice que es más grave que la de 1929. Han aflorado simultáneamente todas las contradicciones de los últimos 40 años: endeudamiento galopante que nadie puede pagar, inflación, estancamiento y recesión de la producción, desempleo masivo... como decía el Manifiesto Comunista: "...En las crisis estalla una epidemia social que en todas las épocas anteriores hubiese parecido un contrasentido: la epidemia de la superproducción. Súbitamente, la sociedad se halla retrotraída a una situación de barbarie momentánea; una hambruna, una guerra de exterminio generalizada parecen haberle cortado todos sus medios de subsistencia; la industria, el comercio parecen aniquilados. ¿Y ello por qué? Porque posee demasiada civilización, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone ya no sirven al fomento de las relaciones de propiedad burguesas; por el contrario, se han tornado demasiado poderosas para estas relaciones, y éstas las inhiben; y en cuanto superan esta inhibición, ponen en desorden toda la sociedad burguesa, ponen en peligro la existencia de la propiedad burguesa..."
Frente a los cantos de sirena de la clase enemiga de participar en la farsa electoral y aceptar los planes de austeridad que impondrían los llamados "mercados", a la clase trabajadora y al resto de la población laboriosa no le queda otra solución que luchar en su terreno de clase. La ideología dominante es la de la clase dominante y ésta trata de inocular el veneno democrático haciendo ver que se puede cambiar el rumbo de la sociedad depositando el voto cada cuatro años, para elegir a una de las mafias burguesas que ha de aplastar a los trabajadores... Sin embargo la única solución posible por difícil y dolorosa que sea es que luchemos en nuestro terreno de clase buscando la unidad en los centros de trabajo, mediante las asambleas abiertas en las calles que son posibles como lo ha demostrado el movimiento del 15M, buscando la unidad y la conciencia que son las únicas armas del proletariado, que como decía Marx no tiene nada que perder, nada más que sus cadenas y todo un mundo que ganar. Como decían los estatutos de la Primera Internacional "la liberación de los trabajadores será por obra de ellos mismos o no será".