La fragilidad de los Estados ante la crisis económica mundial

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Publicamos a continuación un articulo elaborado por Revolution Internationale (sección en Francia de la Corriente Comunista Internacional) que trata de explicar, a partir de la respuesta al libro de un reputado economista francés, las razones por las que determinados Estados Capitalistas, de peso en la economía mundial, se encuentran en una situación de debilidad creciente ante los golpes de la crisis económica actual. Podríamos haber elegido, por ejemplo, una serie de los artículos publicados por Joaquín Estefanía en "El País", un resumen de las entrevistas realizadas al Comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, Joaquín Almunia, o las últimas declaraciones de la responsable del Fondo de Garantías de Reservas de los Estados Unidos y, todos, absolutamente todos, nos dirán lo mismo: esta situación tan dramática es un bache pasajero que, antes o después, vamos a superar.

En nuestra opinión, todos estos "sesudos análisis" de "especialistas reputados a nivel mundial" sobre las razones y perspectivas de la crisis, intentan ocultar aspectos muy importantes y novedosos que nos pueden ayudar a comprender la naturaleza, especialmente grave, de la crisis económica actual. Nada volverá a ser como antes de 2007, esa es la dura realidad que nos pretender ocultar.

 Desde el verano de 2007, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria conocida a nivel mundial como la crisis de las "subprime" (préstamos hipotecarios de alto riesgo), la crisis económica mundial no ha dejado de agravarse. Sin duda alguna, en todo el mundo, la burguesía está tratando de responder ante esta situación. Se multiplican las reuniones de todo tipo (los denominados G7, G8, G20, FMI, BCE, y un largo etcétera) y se moviliza a todos los "especialistas", Premios Nobel de Economía incluidos, para tratar de encontrar una solución, una pócima mágica, que reinicie a cualquier precio la senda del crecimiento económico. Prueba de ello es que, los estantes de las librerías no paran de recibir libros que, supuestamente, explican todas las causas de esta crisis brutal y, nos ofrecen cientos de recetas para salir de ella. Hemos elegido uno de ellos para intentar responder a todo lo que, para nosotros, es una enorme mentira repetida mil veces por doquier.

Su titulo es: La Gran Depresión, ¿Por qué hemos llegado aquí? ¿Cuál es la forma de salir?, escrito por el economista francés Michel Aglietta. Este libro, fruto de un "arduo trabajo" ha recibido el premio a la "excelencia económica". En realidad se ha convertido en un libro tan reputado, a nivel de los especialistas burgueses, porque evidencia los límites de las supuestas "soluciones" que nos presenta la parte más "inteligente" de la burguesía y, sobre todo,  nos muestra el tipo de ilusiones que mantienen los "encargados de sacarnos del atolladero" sobre que la situación actual se podría arreglar sin demasiada dificultad.

 

¿Por qué hemos llegado aquí?


En su libro Michel Aglietta  desarrolla, en primer lugar, y de forma muy extensa, los mecanismos financieros y monetarios que han ocasionado  la crisis financiera y la quiebra de bancos en el verano de 2007. Esta parte de su análisis es, sin duda, la más relevante y acertada.

Según él, después de la explosión de la burbuja especulativa de las Punto Com en 2001, «...Estados Unidos se embarcó en una política expansiva para apoyar la coyuntura (...).  Asistimos desde entonces a un crecimiento espectacular de la deuda de las empresas y los hogares... ». En efecto, para  apoyar a cualquier precio la demanda, y por tanto el crecimiento artificial con la preocupación de evitar una grave recesión, las autoridades de EE.UU permitieron la desregularización del  mercado del crédito y, animaron sin reservas a su ¡uso y abuso!

Esta vorágine ganó  todas las voluntades: «...Todo el mundo se benefició del sistema. Los banqueros, reguladores, inversores, políticos, imbuidos por la ideología de la eficiencia del mercado (...), se embarcaron sin reservas en esta huida hacia adelante de los costes de crédito creyendo a pies juntillas en las ventajas de  los riesgos de propagación, la diversificación de los activos y, el aumento de la rentabilidad sobre activos con poca fiabilidad.... ».

Esta "huida hacia adelante" en la deuda generalizada, que no se basa en un desarrollo real de la producción tenía, necesariamente, que acabar mal. El creciente endeudamiento de todos los "jugadores" (en especial los hogares de América) no podía tener más salida que, ¡la bancarrota a medio plazo!

Tras esta descripción justa y detallada, Michel Aglietta, señala con lucidez cómo la crisis financiera se ha extendido a la "economía real" y ha causado una cadena de quiebras, cierres de fábricas, el desempleo en masa...  en fin, toda una serie de consecuencias que la clase obrera vive muy directa y brutalmente.

Hasta aquí podemos seguir, tranquilamente, el análisis de este "brillante economista" burgués, pero no podemos andar ni un paso más en la lógica de su análisis. La razón es muy sencilla. Ni por un solo instante, este "experto" se pregunta con rigor las siguientes cuestiones :

- ¿Cuáles son las causas reales  y profundas de esta crisis generaliza de endeudamiento?

- ¿Por qué el sistema financiero y todas las instituciones políticas (Estados, Bancos Centrales, FMI...) se han visto afectados por esta loca huida hacia adelante "?

- Y sobre todo, ¿la crisis financiera es la causa o el síntoma de una crisis más profunda? 

Por  tanto, al no plantear las preguntas adecuadas, la comprensión de este eminente "especialista" se detiene en la apariencia de los hechos. Su análisis, a pesar de basarse en hechos reales, es esencialmente superficial. Por ello no puede o no quiere ver que la loca huida hacia adelante de todo el sistema financiero mundial, el crédito fácil y la desregulación sin límites, no son la causa sino el efecto. Igualmente no ve, o no quiere ver, que el capitalismo sufre una enfermedad mortal,  y que su economía está profundamente  afectada por el veneno de la sobreproducción. Por eso, no ve, o no quiere ver que  la única "solución" temporal con la que cuenta el capital para evitar la parálisis a que le condena la sobreproducción es precisamente crear un mercado artificial para conseguir que los bienes sean adquiridos a crédito. En consecuencia, Michel Aglietta, no ve, o no quiere ver, que la crisis de sobreproducción no afecta al capitalismo desde 2007 o incluso desde 2001, sino desde hace décadas. Por eso, durante tanto tiempo, la deuda mundial está aumentando y las recesiones y los descalabros financieros se suceden una tras otra vez, siendo a cada cual más grave.

 

¿Cómo hacer frente a esta situación?


Esta visión miope, que impide que un economista burgués pueda mirar cara a cara la realidad cuando se pregunta ¿Por qué hemos llegado aquí?, se convierte en una ceguera total cuando llega la fatídica pregunta de ¿Cómo salir de este atolladero?.

Inicialmente, el analista nos repite las mismas "soluciones" ridículas que todos hemos oído miles de veces. Frente a la crisis, «...es importante adoptar una reglamentación que amortigüe las convulsiones cíclicas (...) Para ello, debemos primero mejorar el control del mecanismo de la deuda en el sistema bancario (...). Es necesario un control más estricto sobre el creciente volumen de crédito...». La lista de reglamentaciones "vinculante" que se han propuesto, podría llenar páginas enteras y, no cabrían en el marco de este artículo.  Algunos jefes de Estado (en particular, N. Sarkozy) ya han dicho en el foro teatral del G-20, lo que Michel Aglietta nos viene a decir: «...Lo más importante es, sin embargo, que para lograr la normalización de las transacciones y créditos...(..) ..Tenemos que reformar las finanzas e impedir que escapen a nuestro control...». Todo esto son, ni más ni menos, palabras que se lleva el viento.

Tras estas propuestas extravagantes y moralistas (por no decir vacías de todo contenido), Michel Aglietta  lanza al mercado una "solución", SU "solución" original: «Es necesario que los poderes públicos actúen de manera coordinada a fin de que la recesión no se convierta en una depresión. Pero esto no será suficiente porque los bancos que, normalmente transmiten los impulsos de los Bancos Centrales están paralizados. Las empresas y los hogares no pueden ni deben aumentar más sus deudas. Por lo tanto, un aumento coordinado de los gastos de los Presupuesto de los Estados, es esencial. Es la deuda pública la que debe reemplazar a la deuda privada para que esta no arrastre a la economía a un pozo sin fondo.  En cualquier caso no se puede escapar de una contracción de la deuda privada y, por ello es necesario, un aumento muy grande, pero legítimo, de la deuda pública... ».

Bravo por el Sr. Michel Aglietta, ¡bien hecho!: Los Gobiernos de  los principales países capitalistas ya han seguido, aunque sin saberlo, las "originales" recomendaciones del Profesor Aglietta. Es cierto que hay algunas pequeñas diferencias entre los discursos y la realidad: cada vez hay menos coordinación económica y más guerra comercial. Declaraciones de apoyo a países en situaciones más grave, buenos propósitos, pero ojo con pasarse en la ayuda a la ....competencia. Pero más allá de los detalles, en unas circunstancias de enorme gravedad, en una situación de insolvencia generalizada, solo los Estados pueden hacer frente, al menos teóricamente, al hundimiento general de la economía. ¿Cómo?: Aumentando enormemente los déficits públicos y, por otra parte, utilizando día y  noche la máquina de hacer billetes (poniendo moneda en circulación), es decir, ¡Ninguna novedad respecto de lo que hace tiempo  nos ha enseñado la historia¡


Solo, en Noviembre de 2009, la deuda pública de EE.UU. ha llegado a 12 000 millones de dólares (Romandía Noticias, 19/11/2009). Ese mismo mes, la zona euro, Gran Bretaña y los Estados Unidos habrían  inyectado 14 000 millones de dólares, o sea el  25% del PIB mundial (Contra-Info, 21/11/2009). Para Michel Aglietta: «...Cuando los hogares dejan de gastar y ya no es posible confiar en el desarrollo del mercado exterior, porque los mercados emergentes están también afectados por la crisis, sólo el Estado puedo actuar de forma adecuada». Y cuando los Gobiernos gastan lo que deben para ir al rescate del sistema financiero, esto es lo que sucede: La deuda en el 2011 será en el mejor de los casos, el 105% del PIB en el Reino Unido, el 125% en los Estados Unidos, 125% en la UE y 270% en Japón (Ambrose Evans Pritchard, "The Telegraph", 18/11/2009 en Contra-Información). Michel Aglietta, tiene razón en este punto: los Estados han apoyado la economía para evitar que esta quebrara. Esta es la única razón por la que la economía mundial, el crecimiento y el sistema financiero no se han hundido después de la crisis de 2007. Nuestro "querido" profesor podrá jactarse ante  sus estudiantes de la Universidad de Nanterre del hecho de que sus recomendaciones han sido seguidas por todos los Gobiernos del mundo. No obstante, le recomendamos que debe darse prisa en celebrarlo porque su "medicina", su "solución" pronto se convertirá en una terrible enfermedad. Hoy en día, visto lo visto en la evolución de la crisis económica mundial la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Cuáles van a ser en los próximos meses y años las consecuencias políticas y sociales que vamos a tener que pagar por la situación de dificultades brutales cuando no de quiebra potencial de muchos Estados a nivel mundial?

 

¿Quién vendrá al rescate de los Estados fallidos?


Michel Aglietta no puede eludir plantearse esta cuestión porque está claro que los Estados están con la espalda contra la pared. No podrán pasar mucho tiempo sosteniendo la economía a costa de elevar sin límites sus déficits, ya de por sí astronómicos.

Consciente de este "pequeño problema", nuestro economista trata de tranquilizar al mundo, ofreciendo una vez más sus "soluciones". Defiende la idea de que los Estados podrán apoyar el crecimiento económico el tiempo suficiente para permitir que el sector privado, incluidos los bancos y los particulares, puedan reducir en gran medida sus deudas y su atonía. También, según él, el crédito privado reiniciará y tomará el relevo de los Estados para apoyar el crecimiento[1]. Más importante aún, establece que el centro de gravedad del mundo económico y financiero pasará de Occidente a los países emergentes de Oriente. «...Para financiar estas operaciones de apoyo del sistema financiero, garantizar los préstamos interbancarios y recapitalizar los bancos, los Estados recurrirán a la deuda. Se emitirán  valores que serán adquiridos por los inversores en el mundo: los países asiáticos productores de petróleo... ». De nuevo nos repiten la quimera de siempre, ¡ya veréis lo que pasa cuando China despierte!.. Pero, ¿cómo podemos tomarnos en serio que China o India serán capaces de evitar una posible quiebra del país más poderoso en todos los sentidos del planeta...los Estados Unidos?  ¿De donde van a sacar esa financiación para soportar el colosal déficit USA si un país como China ha perdido este año el 25 % de sus ventas a la exportación y las burbujas especulativas se desarrollan como en cualquier otro Estado Capitalista?


Llegado al final de su libro, nuestro "especialista" no puede responder a la cuestión que figura en la portada de su libro «¿Cómo salir de la situación actual?».  Aglietta,en el mejor de los casos nos dice cosas que nada tienen que ver con la realidad económica actual o futura. No hay ningún fundamente serio en sus análisis y respuestas. Nuestro eminente interlocutor se convierte en un vulgar economista más del montón.


Podemos entonces, llegados a este punto hacernos una simple pregunta: ¿Cómo es que Michel Aglietta puede explicar acertadamente todas las complejidades del mundo financiero y, como puede ser tan poco  realista a la hora de proponer soluciones al capitalismo para escapar de la depresión?  Simplemente porque él , así como el conjunto de la burguesía, no saben responder a la cuestión de cómo podemos salir de la crisis. Para evitar que la economía capitalista se hunda demasiado rápido en la depresión, la burguesía no tiene otra opción que seguir inyectando dinero, aumentando el déficit y el presupuesto público y, todo ello es como  lanzar sin parar dinero a un pozo sin fondo. Las consecuencias inevitables y visibles de esta política son el avance de los Estados hacia situaciones de insolvencia. Ciertamente  un Estado Capitalista no se declara en quiebra, cierra la puerta de su negocio y se va a su casa. Como sí lo hacen muchas empresas. Las situaciones de "quiebra" de un Estado significan, concretamente, nuevos  y más brutales sacrificios para el conjunto de la sociedad y, en particular, un fuerte deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera. Todos los Estados, frente a una situación de déficit abismal, tendrán que:

- Desarrollar una carga fiscal muy alta (aumento de los impuestos).

- Reducir drásticamente sus costes mediante la eliminación de decenas o cientos de miles de puestos de trabajo, reducir drásticamente las pensiones, las prestaciones por desempleo, la asistencia a las familias y los reembolsos de la asistencia social, etc. ;

- Luchar contra una situación de inflación y de pérdida de poder de sus monedas que a buen seguro no van a poder controlar durante mucho tiempo. Tal es la realidad que podemos observar en  Estados Unidos y Gran Bretaña. Esto se ha traducido en una pérdida del 20% del valor del dólar frente al euro y una continua disminución de la libra esterlina. En concreto, para los trabajadores, el eventual regreso de la inflación supondrá un aumento significativo de los precios con la certeza de que los salarios no aumentarán para nada[2].

Lo que decimos no es de ninguna manera una ficción o una especulación. Es una cruda realidad. A finales de 2008 y  principios de 2009, Islandia, Bulgaria, Lituania y Estonia fueron la imagen por excelencia del "Estado fallido". A finales de Noviembre y principios de Diciembre 2009, la lista se ha ampliado.: «Dubai, el Emir en quiebra» y «Grecia al borde del abismo»,  tales fueron los titulares del periódico Liberación de los días 27 de Noviembre y 9 de Diciembre, respectivamente. Por ahora, todos los países  han  sido rescatados (por otros Estados o el FMI ...). ¿Pero qué sucederá cuando los países más grandes, con un peso más "determinante" en el equilibrio económico mundial, se hundan?, ¿Quién los rescatará?:  ¡Nadie!  En estos países, la economía está paralizada, y por ello  las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera sufrirán un terrible declive aún más dramático del que conocemos hasta hoy. Ya hoy España y Portugal muestran signos de debilidad importante, con su corolario de paro y miseria cada vez más evidente.

En Marzo de 2009, Credit Suisse preparó una lista con  los diez países más amenazados por la quiebra al comparar la importancia de los déficits y su riqueza nacional (PIB). Por ahora, este  "Top 10", que no ha dejado de aumentar está compuesto por: Islandia, Bulgaria, Lituania, Estonia, Grecia,  España, Letonia, Rumanía, Gran Bretaña, Estados Unidos, Irlanda y Hungría.

Gran Bretaña y Estados Unidos se encuentran en una situación muy delicada y el posible empeoramiento del estado de su economía, sin duda, supondrá una enorme aceleración de la crisis mundial.

Cuando el Sr. Aglietta pide que el Estado acuda en apoyo de la economía, hace lo que cualquier burgués que se precie. Lo que se aprestan a realizar es...¡ un viaje a bordo del Titanic !  Ningún Estado del mundo en última instancia, puede impedir que la economía mundial continúe  hundiéndose en la depresión más profunda y grave de la historia del capitalismo.

Artículo traducido de Revolution Internationales nº 408 (Enero 2010).
 

 

 



[1] Pues sí, ... después de haber explicado que la causa de la recesión actual es la loca huida hacia adelante "hacia cualquier crédito" , Michel Aglietta propone como remedio ¡nuevos créditos, primero del Estado y luego privados otra vez! Y ¿cómo no llevaría esto una vez más la economía mundial al mismo callejón sin salida?  Esto no lo explica el Sr. Aglietta

[2] No se excluye que, a pesar de todos los esfuerzos de los Estados para prevenir esta catástrofe, si el crédito privado y la demanda no reaparecieran en la escena económica, la deflación podría establecerse de forma permanente.

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